Mi esposa y yo vamos a cumplir 7 a�os de casados y andamos muy enamorados. Llevamos una vida sexual muy activa. Elvira, es muy bonita, de piel canela y sensual. Desde hace alg�n tiempo ella cre� que ha dejado de ser sexy y fantaseo con la idea de que ella sea deseada por otros hombres, idea que me excita mucho a mi pero ella ha sido muy reacia al respecto pero yo le digo que ella es muy bonita y sexy y que se que no solo a mi me gusta ella y que muy seguramente existen hombres que la desean a ella.
Una vez en internet est�bamos juntos y vi un art�culo de unos personajes que hacen masajes er�ticos para parejas, llam�ndonos la atenci�n que no implicaba tener sexo con otras personas. Me qued� sonando la idea y hace un par de semanas, para sorpresa m�a, haciendo el amor un d�a en la noche, Elvira me pidi� que quer�a hacer realidad la fantas�a y que ubicara esos masajistas, permitiendo que se aplicara un masaje siempre y cuando fuera solo er�tico y no tendr�a sexo con nadie. Yo le dije que estos masajes implicaban que deb�a estar totalmente desnuda aceptando ella la realidad y se�alando que primero deb�an hacer el masaje a ella y otro d�a ser�a para mi.
Busqu� por internet el sitio, llamando y haciendo una cita de la fecha, el lugar y, por su puesto, el masajista, quien se mostraba sus fotos de un cuerpo ancho, depilado, y musculoso.
Nos pidieron que nos dirigi�ramos a una especie de club nocturno reservado al norte de la ciudad. Nos ha recibido una especie de ama de llaves, muy respetusoamente llamo al masajista y nos dirigi� a una sala.
Al bajar el masajista, se present� como JIMENEZ y vi como mi esposa se pon�a muy pero muy nerviosa, tanto que pens� que se reusar�a finalmente.
JIMENEZ, quien se ve�a que trabajaba sus m�sculos en gimnasio, comenz� su trabajo lav�ndose y desinfect�ndose las manos, inmediatamente con una risa nerviosa y amable nos dijo a lo que vinimos.
El mirando a mi esposa, se presento d�ndole la mano y le pidi� que se relajara que todo iba a estar bien. Le pregunt� su nombre y mi esposa se lo dijo con voz entre cortada.
Dirigi�ndonos a una salilla privada, se acerco y nos pidi� que nos sentaramos en un sof� ancho que hab�a. Una vez entramos a la salilla �l cerr� la puerta y se meti� a una especie de camerino o ba�o. Nosotros nos mir�bamos con inquietud porque no sab�amos que suceder�a. Tome de la mano a Elvira y not� como estaba sudorosa su mano de lo nerviosa. Nos dimos un beso y nos dijimos que continuar�amos con esto con una simple mirada, en fin , ya est�bamos all� y ya hab�amos pagado.
Al paso de unos 3 minutos, se apagaron las luces, al tiempo se escuch� un estruendo con m�sica trance de fondo. No entend�amos lo que suced�a cuando de repente se encendi� una luz tenue y apareci� el masajista, con una uniforme de marinero muy apretado a su cuerpo.
El strepper empez� una especie de baile, primero siendo una coreograf�a muy r�tmica nada insinuante, que lentamente fue cambiando haci�ndose mas insinuante y atrevido. Lentamente fue quit�ndose la chaqueta blanca y miraba con cierta lujuria a mi esposa. Ella solo observaba en silencio, en cada movimiento o cambio de m�sica el se quitaba una parte de su vestuario quedando en camiseta y una especie de calconcillo b�xer y su gorro. En medio de la canci�n el strepper le pidi� a Elvira que se parara junto a el, sin embargo ella muy temerosa no acepto. El comprendiendo el mensaje no insisti� y respet� la decisi�n (cosa que ya hab�amos hablado).
Al arrancar otra canci�n mas lenta a�n, el masajista se le acerc� a mi esposa y delicadamente le tom� la mano. Elvira, me mir� pidiendo una especie de aprobaci�n y yo simplemente sonre� y la solt�. Tom�ndole �l la mano, se la pas� por sus pectorales, brazos, piernas, y por encima de su camiseta y b�xer que aun quedaba. El se dio vuelta y mi esposa toco su espalda , piernas y su mano se pos� tambi�n sobre sus nalgas, que sobresal�an en el cuerpo. Finalmente, �l se quit� la camisa y al quedar de frente a nosotros, le pidi� a Elvira que jalara el b�xer blanco, quedando el masajista solo con una especie de tanga, que dejaba entrever su entrepierna, pero no la dejaba ver.
Finaliz� la m�sica y se encendi� la luz de nuevo. Nuestro masajista, nos pidi� que sigui�ramos por una pasillo que nos daba paso a un cuarto. R�pidamente obedecimos y entramos a la habitaci�n, que contaba con un ba�o interno y una cama grande muy bien arreglada con un televisor.
Nuestro temporal amigo, le sugiri� a mi esposa entrar al ba�o y quitarse la ropa. Le se�alo que encontrar�a un salida de ba�o ah� mismo. El masajista me invit� un trago, reusando yo la invitaci�n ya que no se sab�a la procedencia de los mismos. Al cabo de un par de minutos que parec�an eternos, sal�o mi esposa como siempre hermosa, casi desnuda, tap�ndose con la salida de ba�o hacia la cama. El masajista le pidi� que se acostara bocaabajo, cosa que hizo lentamente, cuidando que no se le viera nada.
El caballero jimenez dijo que iniciaba la parte del masaje er�tico. Elvira no dec�a nada al respecto, aunque respiraba fuertemente boca�abajo. El empez� a retirarle lentamente la levantadora que se hab�a puesto. Ella se dejaba quitarla lenta y t�midamente y fueron quedando descubiertos su brasier y tanga transparente de color az�l.
Era incre�ble porque a mi siempre me ha exitado su cuerpo, pero ella es muy reservada al respecto. El sr. Jimenez solo se limitaba a decir que tenia un cuerpo y una piel muy delicada y sensual.
El hombre tomo un tipo de gel y empez� a masajearla desde los hombros, bajando por los brazos, espalda, cintura, la cadera, las piernas y los pies. Ve�a como al principio ella se pon�a tensionada en sus m�sculos de la espalda y luego lentamente se fue relajando. Dur� aproximadamente unos 15 minutos, y en ning�n momento toco sus nalgas. Solo se limitaba a pasar su mano desde su espalda hacia sus piernas que yac�an rectas, pegadas muy ajustadas, impidiendo el acceso a su secreto.
El masajista luego de un rato ( unos 5 minutos) le dijo que se diera vuelta y cogiendo tomando su mano le ayudo a voltearse. Al correr su cuerpo sus ojos me miraron con cierta timidez y complacencia, ya que pude reconocer que se encontrada un tanto exitada con dicha situaci�n, esa era nuestra intenci�n, exitarnos con algo diferente sin ir a los extremos.
El masajista se acerc� un poco mas empez� nuevamente desde arriba, hombros, senos, abdomen, piernas, pies. Al acercarse un poco mas su intenci�n rozar no solo con sus manos la de Elvira,, Ella solo cerraba sus ojos, pero sent�a cierta complacencia cuando rozaban su piel desnuda.
Jimenez qued�ndose �nicamente con su tanga roja (la erecci�n y el fluido que se apreciaba evidenciaban que estaba disfrutando de su trabajo) paro por un momento y le pisio a Elvira que retirara lo que quedaba del calz�n. Ella, a este paso olvido que yo estaba all� y, finalmente, ella misma corri� la tanga quedando una depilada verga depilada con una fuerte erecci�n.
Elvira solo miraba muy exitada, sus pezones estaban paraditos, y permiti� que el masajista la pusiera de espaldas nuevamente y le retirara la tanga transparente levantando la cadera para facilitar la operaci�n. Finalmente el toco sus nalgas y acerco su pene erecto a su cuerpo, pero ella en ning�n momento lo tocaba con sus manos. El hizo u masaje por lo que quedaba de las nalgas y pechos.
Ahora empieza de nuevo pero esta vez se concentra m�s en su espalda y gl�teos y cada vez que puede se las ingenia para rozarle un poco por dentro y yo observo sin perder detalle. La voltea y empieza tocarle los senos, ella est� con los ojos cerrados y me aprieta la mano� que en ese preciso momento se han encontrado. Le veo esa cuquita, y reconozco su olor a sexo, pero nuestro masajista no puede hacer mas que verla porque hab�amos hablado que una vez la dejara desuda el masaje terminar�a.
�l masajista se levanta y agradece darle la oportunidad. Nos d� la mano, se despide y sale del cuarto r�pidamente. Yo sin perder tiempo me desnudo, ella se coloca boca arriba y me abre las piernas. Me abalanzo sobre ella y se la introduzco, su vagina est� totalmente empapada y mi pene se resbala con facilidad. La beso fuertemente mientras la culeo y sujeto fuertemente sus nalgas. De tanta excitaci�n no tardo llegar dentro de ella para dejarle la cuca llena de leche. Nos quedamos quietos por unos minutos luego nos ba�amos, nos vestimos y nos retiramos de aquella habitaci�n que hab�a sido mudo testigo del cumplimiento de nuestra fantas�a. Despu�s hablamos de c�mo se cumpli� la otra parte del masaje.
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Relato: Trio de mi esposa y masajista
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