Me dejo tocar el culo en el colectivo. 01 Por lindo culo 04.
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Esto ocurri� a la hora pico. El bus ven�a atestado de gente.
Y est�bamos apretados unos contra otros a tal punto que nos sosten�amos
mutuamente, lo cual era una situaci�n en cierto modo agradable, una vez que uno
se resignaba a no tener autonom�a de movimientos. As� que �bamos acunados por la
masa de gente que nos mec�a en sus suaves vaivenes.
Era, pues, una excelente oportunidad para ver de apoyar mi
nabo en alg�n simp�tico trasero femenino, amparado en la excusa de la falta de
posibilidades motrices. Mir� a mi alrededor, pero la f�mina m�s cercana estaba o
seis o siete cuerpos de distancia, en medio de la masa compacta. As� que me
resign� a no tener suerte en este viaje.
Pero tuve la impresi�n de que el hombre que estaba detr�s de
m� estaba teniendo suerte.
Con mi culo.
Yo tengo un culo bastante mullido y redondeado. Y el
caballero que ten�a detr�s parec�a estarlo apreciando. Como de moverme, ni caso,
dej� que el buen hombre continuara apoyando mi trasero, esperando que la cosa no
pasara a mayores, y de paso valorando la presencia que se estaba haciendo notar
en mi culo.
Mi compa�ero de viaje, no presentaba una erecci�n, pero iba
en camino, sin duda.
No obstante, pude sentir que el volumen de su miembro bajo el
pantal�n, ten�a dimensiones bastante considerables, a�n mayores que las m�as,
a�n en su condici�n de semi-relajaci�n. Debo reconocer una cierta sensaci�n de
erotismo, dada la situaci�n, avalada en cierto modo por mi falta de culpa al
respecto. As� que me permit� disfrutar con mi sensibilizado culo, del creciente
cilindro que estaba creciendo contra la uni�n de mis nalgas.
La situaci�n parec�a carecer completamente de peligro, y
todav�a faltaba mucho tiempo de viaje, as� que haci�ndome el distra�do, dej� que
el caballero de atr�s me siguiera apoyando. Me preguntaba si lo estaba haciendo
a prop�sito, o si la temperatura o lo mullido de mi culo, m�s los leves
rozamientos involuntarios, traicionaron su carne m�s all� de su voluntad.
Mientras me entreten�a en estas reflexiones, el bulto del
caballero me estaba entreteniendo a su propia manera. Hermoso tronco cargaba el
caballero. Sent� que mi propio bulto tambi�n estaba creciendo. Y bueno, me dije,
lo justo es justo. Y trat� de distraer mi atenci�n del nabo con que el caballero
me expresaba su involuntaria simpat�a.
Entonces sent� la mano del caballero posarse c�lidamente en
mi carnoso posterior. Experiment� un estremecimiento: �el hombre lo estaba
haciendo a prop�sito! Me di vuelta para echarle una breve ojeada, era un poco
m�s alto que yo. Al ver que yo me dejaba, el hombre volvi� a acariciar mi culo
con su mano grande y fuerte. La situaci�n se hab�a vuelto insoslayable, y ambos
sab�amos que yo me estaba dejando. �Y tan s�lo est�bamos a mitad de camino de la
siguiente parada!
Entonces empez� a darse el gran gusto con su mano. Me apret�
los cachetes con ganas, como para sent�rmelos bien, yendo de uno al otro. Y
volv�a a acariciarme los gl�teos desvergonzadamente, aprovech�ndose de nuestra
situaci�n. Sent� que me sub�an los colores.
La polla se me hab�a puesto a mil. Y cuando sent� su mano en
la base de mis pompis me rend� a esa mano dominante. El caballero parec�a
entusiasmado con mi culo, su respiraci�n se hab�a vuelto m�s fuerte. Y la m�a
tambi�n. Y su mano irreverente me estaba soliviantando el trasero, llen�ndomelo
de sensaciones fuertemente er�ticas. Yo entrecerr� los ojos, en una expresi�n de
abandono, con la boca abierta y entregada. A los cinco minutos de eso, mi culo
volaba de calentura.
Y entonces a�adi� su polla a su mano, empuj�ndola entre las
nalgas. La sensaci�n de tener ese enorme nabo frot�ndose entre mis cachetes, me
provoc� un jadeo involuntario. El hombre lo festej�, poniendo su otra mano en mi
cintura, para poder manejar mejor mi culo. Y me lo restreg� contra su caliente
tranca, haci�ndome contornear con movimientos laterales.
En un momento en que parpadearon las luces del bus, sent� su
caliente boca depositar un h�medo beso en mi cuello. Era el colmo. Apenas
llevar�amos quince minutos desde que comenz� a magrearme el culo, y ya me ten�a
loco de calentura. Entonces no pude aguantar m�s, y a�n aparentando un disimulo
que no sent�a, llev� mi mano atr�s, sobre su polla, y comenc� a acarici�rsela,
apret�ndola con todas las ganas. Siempre a trav�s del pantal�n. Estaba caliente
y era enorme.
Y as� me qued�, manose�ndosela a trav�s del pantal�n mientras
�l me segu�a metiendo mano en el orto.
Y de pronto, metiendo su manota por debajo del el�stico del
n�utico y el calzoncillo, sent� su dedo urg�ndome el ojete. Levant� el culo para
facilitarle la tarea, y entonces tuve el enorme placer de sentir la penetraci�n
en mi culo de ese dedo, grande y fuerte. Me lo meti� hasta el fondo del orto, y
ah� me lo estuvo cogiendo con el dedo, haci�ndo que mis ojos se humedecieran y
la visi�n se me pusiese turbia. Yo segu�a estruj�ndole la polla con mano
apasionada.
De pronto, su otra mano se meti� por la parte delantera del
n�utico, entr� bajo el calzoncillo, y me agarr� la polla. A partir de all�, mi
mente se volvi� un torbellino de sensaciones er�ticas. Su mano atrevida hab�a
comenzado a orde�ar mi polla, y la m�a estaba haciendo lo propio, mientras su
grueso dedo segu�a cogi�ndome el orto. No le dur� mucho, la doble caricia hab�a
demolido lo que pod�a haber sido una tibia resistencia, y yo era s�lo apasionada
calentura en manos del caballero. Tampoco �l me dur� mucho, pronto sent� mis
dedos ba�ados por los calientes chorros de semen caliente que empezaron a
brotarle del enorme glande. Y me vine bajo sus caricias en�rgicas, sin lograr
disimular demasiado los gemidos de calentura. Luego sac� sus dedos embebidos de
mi semen, y me los puso entre los labios para que los lamiera. Yo estruj� su
pantal�n impregnado con una gran mancha de semen y tambi�n recog� lo m�s que
pude, para llev�rmelo a la boca, y chuparlo y tragarlo.
Todav�a faltaban dos paradas del bus. Pero ya nos sent�amos
fraternos. "�Te gustar�a que te invite a tomar un caf�?", me pregunt� con su voz
c�lida y baja. "S�, pero la leche me la das despu�s, en un hotel", le contest�
suavemente.
Y aferr�ndome fuertemente de un brazo, me gui� hasta la
salida, como si fuera su novia.
Yo nunca antes hab�a tenido una experiencia gay, pero
intuitivamente sab�a qui�n manejar�a las cosas en esta relaci�n.
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