Jennifer y Janet hab�an sido, y por siempre lo ser�n, las
t�picas zorras colegiales. Vest�an minifaldas blancas que vest�an sus enormes y
deliciosos culos, llevaban abiertas las blusas m�s de lo normal, dejando ver un
lujurioso escote que dejaba ver esos exquisitos senos adolescentes. Siempre
estaban juntas, buscando machos qui�nes las cogieran los fines de semana. Eran
casi unas ninf�manas, a pesar de ser unas simples y vulgares adolescentes
colegiales. Por eso no me extra�� que me pidieran ayuda en una importante tarea
a cambio de una petici�n que cualquiera hubiera deseado: pasar una noche con
ellas.
Y as� fue. La mentada vejeta profesora de Historia encarg�,
para unos pocos d�as, una larga y odiosa tarea que ten�a que ser entregada con
puntualidad y suma calidad, seg�n las palabrer�as del carcamal aquel. Nunca he
sido un buen estudiante, pero soy conocido por mi habilidad en las
investigaciones y tareas manuales, y justamente eso quer�a la condenada maestra
de Historia. Cuantas veces me hab�a masturbado con ese par de putas todas las
noches, cuantas veces hab�a so�ado con pegarles una buena cogida, y cuantas
veces hab�a imaginado aquel momento:
----Hola, �qu� est�s haciendo? ---me dijo Jennifer con
familiaridad, como si toda la vida hubi�semos sido amigos.
---Eh, nada �y ustedes? �no entraron a la clase de �lgebra?
---pregunt� mientras guardaba mi lunch y me limpiaba las boronas de s�ndwich de
la boca.
---No. Necesitamos un favor.
Yo ya hab�a deducido todo. Con mi mente adivina, hab�a usado
la colonia favorita de pap� y me hab�a presentado muy bien uniformado, nada
guapo, pero decente y bien formado.
---�Qu� quieren?
---�Ya hiciste la tarea de Historia? ---me dijo Janet
tom�ndome de la mano, mientras ambas se sentaban junto a m�.
---�Por qu�?
---Queremos que nos ayudes.
Yo re�. �Ayudar a ese par de zorras? Nunca hab�amos
intercambiado palabras hasta aquel d�a, y eso que �bamos en el mismo sal�n.
---No creo poder. ---dije yo muy serio
---Ay, �ndale ---me dijeron a coro mientras me abrazaban y me
rogaban.
Yo sonre� nuevamente, pero esta vez para mis adentros. Lo
�nico que podr�a querer de ese par de lame vergas era su cuerpecito, chiquito,
bien formado, caliente y sabroso por su cualidad de adolescentes.
---Supongan que las ayude, �qu� podr�a yo ganar con eso?
Su reacci�n fue muy interesante. Ambas se miraron a los ojos,
nerviosas, haci�ndose se�as, como si la respuesta ya la hubieran tenido
planeada. Y as� era.
----Bueno, podr�amos darte lo que t� quieras ---me dijo
Jennifer con una mirada atractiva, lujuriosa, mordi�ndose un labio.
Janet casi no hablaba. Yo me qued� pensativo. Y record� lo
�nico que pod�an darme ese par de rameras.
El viernes por la noche, justo cuando mis hermanas salen con
sus novios y mis ancianos y aburridos padres salen a tomar un aburrido caf�, mi
casa se queda sola. Mientras las esperaba, puse m�sica pesada, puse una pel�cula
pornogr�fica y me acost� en la cama desnudo esperando su llegada, tal y como
siempre hab�a so�ado cog�rmelas.
Llegaron vestidas con el uniforme escolar, tal y como se los
hab�a pedido. La mini faldita blanca forraba sus enormes culitos, la blusita
blanca apretaba sus deliciosos senos y sus largos y cabellos negros descansaban
er�ticamente sobre sus ojos, mir�ndome t�midos pero atrevidos.
Jennifer fue la primera en subirse a la cama. La empec� a
desvestir dulce y lentamente, cumpliendo al pie de la letra todas las fantas�as
pasadas que tanto so��, pero que ahora se hac�an realidad.
El cuerpo de Jennifer desnudo era una alegor�a. Algo grueso
pero muy bien formado, sin perder ese hermoso toque femenino. Sus piernas eran
cortas pero bonitas, las cuales acarici� y bes�, subiendo hasta su cuevita, la
cual chup� y com� con ansiedad, sumamente excitado. Los dos desnudos, yo con mi
lengua movi�ndose lujuriosamente en su vagina, y ella gimiendo y retorci�ndose
del placer en una cama extra grande, en una habitaci�n fr�a pero que empezaba a
calentarse y la oscuridad envuelta en un ambiente de org�a adolescente.
Jennifer empez� a gemir y a gemir con m�s intensidad,
envolviendo mi cabeza con sus piernas, moviendo sus caderas violentamente y
apretando las blancas s�banas. Pero yo quer�a que se viniera en mi. No dud� y no
aguant� en montarla y penetrarla vientre a vientre. La abrac� y la comenc� a
penetrar, lentamente, haciendo que cada cent�metro se sintiera lentamente.
Jennifer se mov�a con m�s y m�s violencia, sintiendo ambos su orgasmo acercar.
Yo gem�a y gem�a encima de ella, bombeando, acariciando sus senos, sus piernas,
besando su cuello y sus mejillas, lamiendo sus orejas y oliendo su cabello.
Mientras yo sub�a y bajaba en Jennifer, con una mano met�a
dos dedos en la cuevita carnosa y h�meda de Janet. Ella era extrovertida pero
seria, pero lo seria se le quito cuando mis dos largos dedos encontraron su
cl�toris y lo estrujaron y lo juguetearon, haciendo que Janet gimiera y
gimiera., haci�ndola llorar y revolcarse como la puta sucia que era. El orgasmo
de Jennifer por fin vino, haci�ndola llorar del placer, vini�ndose en mi pene
que a�n entraba y sal�a lujuriosamente de su cuevita convulsion�ndose.
Janet segu�a gimiendo, y a medida que pasaba el tiempo gem�a
y gem�a, revolc�ndose en la cama con mis dos dedos dentro de ella. Decid� que la
har�a terminar su bonito orgasmo que no la dejaba en paz con esa loca idea de
venirse lentamente. Puse en cuatro a Janet y la mont� penetr�ndola por detr�s en
su cuevita que ped�a tener un salvaje orgasmo. Mientras me aferraba las caderas
de Janet y cog�a como animal en celo empujando hacia delante para met�rsela todo
lo que pod�a y hacerla sufrir del placer, Jennifer a�n no se repon�a del inmenso
orgasmo que hab�a pasado. Janet lagrimeaba, jadeaba del placer al sentirme
detr�s de ella bombeando en su cuevita, que por fin se vino en un salvaje y
hermoso orgasmo lleno de �cidos pero exquisitos l�quidos, tal y como lo hab�amos
deseado.
Yo a�n no estaba satisfecho. Me aferr� m�s y m�s a los muslos
de Janet y empec� a penetrar con m�s fuerza. Con mi verga dilatada, no dud� en
probar ese enorme y escondido culito de Janet, ese que tantos hab�amos deseado y
mirado con morbo, y que ahora, estaba a mi plena disposici�n.
Con mi pene escurriendo de los l�quidos de su orgasmo, agarr�
a Janet por el culo y se la dej� ir toda de un jal�n en su anito, chiquito y
tibio. Ella peg� un grito pero a medida que yo met�a y sacaba, el dolor se
convirti� en placer. Aferrado a ella, embest�a por detr�s salvajemente gimiendo
del placer. En la habitaci�n s�lo se escuchaban nuestros gemidos constantes y el
ruido de nuestras carnes chocar. Yo cog�a de atr�s hacia delante salvajemente,
como un verdadero animal. Hasta babe�bamos del placer. La putita s�lo cerraba
los ojos y pon�a duro el cuerpo mientras yo probaba aquel riqu�simo culo. Janet
aguantaba a la bestia que le romp�a su culito de adolescente, mientras
violentamente gem�a envuelta en el placer y el dolor del placer anal. Conmigo
atr�s cogi�ndola, mord�a las almohadas loca de placer y sufrida.
Obedeciendo �rdenes, Janet se recost� boca arriba mientras
Jennifer hund�a su cabeza en medio de las piernas de Janet, d�ndole una buena
chupada y de vez en cuando se daban un apasionante beso para intercambiar agrios
l�quidos. Yo me puse detr�s de Jennifer, meti�ndole mi pene a punto de reventar
en rico semen. El culo de Jennifer era m�s grande, m�s musculoso, un verdadero
deleite. No dud� ni un segundo en penetrar aquel culito y bombear en �l,
rompi�ndolo. Al fin hab�a probado aquel par de culitos ricos, enormes, tibios y
chiquitos, al fin hab�a hecho lo que tantos hab�an deseado. El culo de Jennifer
estaba riqu�simo, mientras lo penetraba con salvajismo adolescente, la tom� de
las caderas y la empujaba hacia m�, mientras levantaba mi cadera y empujaba
fren�ticamente hacia delante, y as� la penetrada era exquisitamente mejor. Cog�
y cog�, hasta quedar sin fuerzas. Janet se hab�a venido dos veces en la cara de
Jennifer mientras yo le romp�a el culo, haciendo una cadena sexual con Janet
abierta de patas mientras Jennifer le com�a la cuevita a Janet y yo detr�s de
Jennifer rompi�ndole su riqu�simo culo.
Agotado, me desplom� en la cama, a un lado de Janet. Yo cerr�
los ojos, estaba muy cansado, dispuesto a dormir como un beb�. Ya hab�a obtenido
lo que quer�a. Ellas ya se pod�an largar, y as� se los hice saber.
----No ---dijo Janet.
----A�n no estamos satisfechas.
Desaparecieron de la habitaci�n y regresaron pocos minutos
despu�s con frascos de miel y de sal. Yo no entend�a nada, estaba muy cansado y
ahora confundido. Me miraron con una lujuria en sus bellos ojos, mir�ndose la
una ala otra destapando los frascos.
----Siempre le quisimos hacer esto a un hombre ----dijeron
---Juntas.
Tomaron mi pene y empezaron a masturbarlo, tal y como ellas
lo hab�an planeado. Tal vez desde un principio. Yo recostado disfrutaba las
caricias que me hac�an. Sacaron miel y sal y se la untaron en los labios. Al
sentirlos en mi verga entend� por qu� eran los condenados frascos. Mamaban tan
bien, era obvio que no era su primera vez. Ambas chupaban y chupaban, con sus
lenguas y sus labios, de arriba abajo, ba�ando mi pene en saliva y en miel y
sal. Esa sensaci�n era maravillosa. Las dos se turnaban para mamar y lo hac�an
bien. No me resist� a tales divinidades y me deslech� en sus senos, en sus
brazos, en sus caras, y en sus cabellos. Las dos abrieron la boca para recibir
una porci�n. Y se lo merec�an. Yo me convulsionaba deslech�ndome en ellas,
alucinado del placer. Cuando termin�, ella recogieron los restos con sus
lenguas, lami�ndose los brazos y los senos la una a la otra.
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