LAS ESTUDIANTES
Esta es una historia real que les sucedi� a unas estudiantes
bolivianas en Francia hace alg�n tiempo.
Tres simp�ticas muchachas fueron becadas por el gobierno
franc�s, para realizar estudios de perfeccionamiento del idioma galo en una
universidad situada cerca de Paris. Ellas ten�an entre 18 y 19 a�os, y se
llamaban M�nica, In�s y Patricia.
Yo conoc�a a las tres chicas, pero la historia la supe a
trav�s de mi sobrina, Patricia.
Ella era una joven muy agraciada, morena de buen cuerpo y de
un car�cter muy alegre. M�nica, era la mejor de las tres, bonito cuerpo, curvas
interesantes, car�cter bonach�n y era muy extrovertida. Ella hacia amistades
f�cilmente y tenia much�simos amigos. In�s tenia un busto impresionante, era muy
estudiosa y la mas t�mida de las tres.
Un fin de semana largo, ellas decidieron dar una pausa a sus
estudios para conocer Paris. Hab�an o�do tanto y le�do tanto sobre la capital
Francesa, que no hallaban la hora de pasear sus calles y parques y conocer
monumentos famosos como la torre Eiffel y el Arco de Triunfo entre otros.
Llegadas a Paris, se alojaron en un peque�o cuarto de un
alojamiento sobre el boulevard Batignolles, durmieron bien y se arreglaron lo
mejor que pudieron para salir a conquistar la ciudad luz. Pasearon por el
Boulevard, vieron los sex shops, restaurants y dem�s locales que se extienden
sobre el mismo, dirigi�ndose a la Plaza Pigalle. En el camino tuvieron la
ocasi�n de observar el famos�simo Moulin Rouge, que, por supuesto estaba
cerrado.
En la Plaza Pigalle tomaron el metro, que en un santiam�n las
llev� al Arco de Triunfo, donde se tomaron much�simas fotograf�as. Fue entonces,
cuando un convertible rojo se acerc� al lugar donde esperaban el bus panor�mico.
Lo ocupaban tres j�venes franceses que oscilaban entre 22 y 25 a�os de edad. Se
presentaron como Jean, Marc y Marcel. Se pusieron a conversar y cuando notaron
su acento les preguntaron de donde eran. Ellas les contaron que eran de Bolivia
y que hab�an ido a Francia a perfeccionar su franc�s. Monica se encargo de
entablar la amistad y los muchachos las invitaron a pasear con ellos, para
conocer Paris mejor. In�s plante� algunas objeciones a la idea de irse con tres
desconocidos, pero M�nica y Patricia se encargaron de disiparle los temores. Se
acomodaron en el auto como pudieron y se dedicaron a pasear la ciudad. Los
muchachos las llevaron a todos los lugares interesantes de la ciudad, las
invitaron a tomar unos helados en una confiter�a del Barrio Latino y despu�s de
unas cuatro horas, cuando ya era tarde, las invitaron al apartamento de uno de
ellos a comer un poco y escuchar m�sica.
Despu�s de dar unas vueltas mas, por la ciudad llegaron a un
edificio antiguo, vetusto, de esos que abundan en cualquier ciudad grande;
entraron los seis, subieron unos escalones y tocaron el timbre. Les abri� la
puerta un hombre de unos 45 a�os. Pasaron y la puerta se cerr�.
Charlaron un poco, comieron y bebieron algo y luego pusieron
algo de m�sica. Cada muchacho bailaba con una de las chicas, mientras el hombre
mayor desapareci� de la escena.
Patricia y M�nica estaban encantadas, los muchachos eran
guapos, no as� In�s que segu�a temerosa y se resist�a a que la apretujen al
bailar.
Despu�s de un tiempo, los muchachos, les dijeron a las
chicas, sin pre�mbulos, que quer�an acostarse con ellas. Hab�an invertido tiempo
y dinero en ellas y era hora de cobr�rselas. Las chicas quedaron paralizadas del
miedo. Trataron de escapar, pero la �nica puerta de acceso al apartamento estaba
trancada. En ese momento sali� el hombre grande con un pu�ado de condones en la
mano y se los ofreci� a los muchachos. Ellos les pidieron a las chicas que no
les obliguen a romperles la ropa y que se la quiten ellas mismas. No van a poder
contra cuatro hombres, les aclararon, mejor hagamos las cosas voluntariamente.
In�s lloraba desconsolada, mientras que Patricia y M�nica no sab�an que hacer y
la consolaban dici�ndole que no le iba a pasar nada.
Vi�ndose perdidas, las dos chicas empezaron a sacarse la
ropa, hasta quedar en pa�os menores. Temblaban e imploraban que las dejaran ir.
Jean agarr� a M�nica y le dijo que nada malo les pasar�a si colaboraban y que
ellas gozar�an del sexo igual que ellos. Se desnud� r�pidamente y acerc� su
miembro erecto a la cara de M�nica para que se lo chupara. Marc hab�a cogido a
Patricia y la empez� a besar y manosear los pechos encima el brassiere. Luego le
pidi� que se lo sacara para poder as� manosearla mejor. In�s segu�a vestida y
aterrada. Marcel se acerc� a ella y le pidi� que por favor se sacara la ropa. Le
meti� la mano bajo la falda y empez� a restregarle un dedo sobre el co�ito. Ella
no atinaba a defenderse de lo asustada que estaba.
Mientras tanto, los otros muchachos ya hab�an desnudado
completamente a las chicas y Monica mamaba la verga de Jean mientras Marc lam�a
la concha de Patricia. Entonces el hombre mayor, se sac� la verga y la puso en
la boca de Patricia para que se la mame, cosa que tuvo que hacer.
In�s ve�a como sus amigas eran obligadas a hacer lo que
estaban haciendo, mientras Marcel le quitaba la ropa, al mismo tiempo que se
desnudaba y le mostraba una verga de tama�o colosal. In�s le ped�a que por
piedad no le haga nada, que era virgen, que se la mamar�a hasta hacerle venir,
pero que no la penetrara.
Patricia y M�nica tambi�n lloraban, ni los lametones de sus
verdugos en sus respectivas conchitas las hac�an cambiar de parecer. No gozaban
en absoluto. El apartamento tenia solo dos recamaras, de modo que arrastraron a
Patricia a una para proceder a violarla sistem�ticamente entre el hombre y el
muchacho. Mientras uno la penetraba, el otro le met�a la verga a la boca y le
pellizcaba los pezones y luego intercambiaban posturas.
Los otros muchachos metieron a las otras dos chicas, ya
desnudas, a la otra rec�mara donde mientras Jean cog�a a M�nica, In�s se la
mamaba a Marcel.
Marcel fue a la cocina y trajo un poco de mantequilla que
restreg� en la conchita de In�s antes de penetrarla brutalmente. La chiquilla
grit� como loca, pero solo le respondieron las risas de los hombres. Estuvieron
en esto variadas horas, las pusieron en una esquina del sal�n, desnudas, y las
hicieron correr en cuatro patas al otro extremo, advirti�ndoles que la que
llegara �ltima recib�a un castigo. Las chicas gatearon como locas para evitar
perder, la que perdi� fue M�nica que tuvo que ofrecer su culito para que le
hicieran una doble penetraci�n entre Marc y Marcel. Tambi�n les hicieron sacar
cartas de una baraja y Patricia sac� la carta mas baja, y tuvo que chup�rsela a
Jean. Hicieron lo mismo con dados y a veces perd�a In�s y otras M�nica�al final,
los cuatro hombres se cogieron a las tres chicas sin contemplaciones por todos
sus agujeros hasta quedar saciados.
Anochec�a ya, cuando les permitieron vestirse y las dejaron
ir. Las montaron en el coche, les hicieron dar unas cuantas vueltas para
marearlas un poco y las dejaron en un lugar desconocido para ellas. De all�,
adoloridas y humilladas, consiguieron un tel�fono, llamaron a su academia para
que las recogieran y llevaran de vuelta al lugar del que nunca debieron haber
salido.
Esto pas� hace bastante tiempo, pero tengo entendido que las
afect� profundamente, especialmente a In�s cuyos dos matrimonios naufragaron a
causa de su aversi�n al sexo. Monica y Patricia lo superaron, se casaron y
formaron sus familias, pero en su mente qued� grabado de por vida lo que les
sucedi� por su imprudencia y exceso de confianza.