Relato: Panchi y Gaby se quieren dormir Mi nombre es Rub�n, tengo 35 a�os y vivo en Chile.
Hace 12 a�os que convivo con una mujer, madre de dos bellas
hijas, Francisca (14) y Gabriela (17). He mantenido incesto con ellas desde hace
mas de 4 a�os. Todo comenz� una primavera en que Beatriz (mi mujer) tuvo que
salir de nuestra ciudad por un motivo laboral. Estuve lejos de nosotros cerca de
6 meses. Yo la extra�aba mucho y siempre convers�bamos por tel�fono, pero su
ausencia se notaba mas y m�s.
Una noche, al ir a acostarme, o� un ruido en la habitaci�n de
Gabriela (en ese entonces de 14 a�os). Tengo mucha confianza con las dos, ya que
me ven no como su padre, sino como un amigo. Llame a la puerta pare nadie me
respondi�. Entre ya que segu�a escuchando gemidos. Pens� que ten�an alguna
pesadilla, pero no fue as�. La Gaby frotaba la entrepierna de su hermana. Me
acerque a ella y se asusto mucho. Me respondi� al preguntarle que hacia, que
hace unos meses masturbaba a su hermana para que durmiera mejor, as� como lo
hacia su madre con ella cuando era menor. Me pareci� algo bastante inusual pero
no quise mostrarme alarmado. Le dije que yo continuar�a esta practica, para que
pudiesen dormir bien. Esa noche masturbe a ambas y lograron alcanzar un buen
sue�o sin mas.
Esto lo continu� haciendo noche tras noche, hasta que una
tarde, luego que hicieran sus deberes, Francisca se queda viendo TV a mi lado
mientras su hermana tomaba una ducha, ya que ir�a a una fiesta. Ella comenz� a
arrimarse mas cerca m�o, y apoyaba su cabecita en mi pierna. Me parec�a muy
normal, pero comenz� a tocar mi bulto levemente. Yo di un brinco al o�r a la
Gaby despedirse en la puerta, me puse como nervioso. La Pancha sigui� en eso
pero ahora m�s notorio. Le pregunte que hacia, y ella me respondi�: "lo mismo
que t� haces con nosotras". No pude aguantar mas y saque mi miembro para que
pudiera acariciarlo por completo. Ella no se asust� para nada, como lo hab�a
pensado, es m�s lo tom� del tronco y como si fuera una experta, comenz� a
masturbarme. Yo ya no pod�a m�s, casi dos meses sin tener contacto con una
mujer, y mi hijastra me acariciaba con maestr�a. Le ped� que fu�ramos a mi
cuarto, que estar�amos m�s c�modos viendo la TV. Ella subi� conmigo, nos
tendimos sobre la cama, y comenc� a desnudarla. Era toda una beba, aun no se
desarrollaba por completo. Aunque s�lo pose�a un esbozo de los que serian sus
senos, comenc� a tocarlos y a besarlos. Ella se re�a y dec�a que le daban
cosquillas. Hasta que comenc� a frotar su vulvita lampi�a. Hasta esa tarde, s�lo
la hab�a tocado por debajo de las sabanas, era la primera vez que se presentaba
sin pijama ante m�. Cuando sent� que se ven�a, dej� de tocarla. Me desnud� y le
dije, que no se asustara, que iba a continuar haci�ndolo pero de otra forma que
iba a gustarle mas. Separ� sus piernas y comenc� a frotar mi glande en sus
labios, lentamente sin prisa, acostumbrando su pliegue al tama�o de mi miembro.
As� luego de unos minutos logr� introducirlo hasta tocar su himen. Ella jadeaba
y se retorc�a a gusto. Pero en un arranque de excitaci�n la penetr� con fuerza y
rasgu� en definitiva su virginidad. Ella comenz� a llorar y trat� de escapar,
pero la tom� de los hombros y segu� embisti�ndola a mi antojo. Pronto los
sollozos se transformaron en gemidos. No pod�a creer que la menor me diera tanta
satisfacci�n como su madre o m�s. No tard� en venirme dentro de ella. Mi pobre
chiquita estaba exhausta, y se apeg� a mi lado y comenz� a dormir. Yo la abrac�
y hice lo mismo.
Luego de un par de horas, siento una extra�a sensaci�n que me
hace despertar. La Panchi afirmaba su cabecita en mi muslo y sin quererlo estaba
mamando mi miembro, el cual ya comenzaba a despertar nuevamente. No imaginaba
que a�n le quedara, a esa edad, el reflejo de mamar, como cuando fue beb�.
Tratando de no despertarla fui introduciendo m�s y m�s mi cipote en su boquita,
que cada vez m�s mamaba con mas fuerza. No pude m�s con mi excitaci�n y otra vez
la forc� a chuparla hasta atragantarse. La retir� de su boca y, como si
estuviera enajenado, la tom� de sus caderas y la gir�, haciendo que su culito
quedara frente a m�. Quer�a poseerla por todos sus orificios, como lo hac�a con
su madre. Escup� en su orificio y comenc� a restregar la saliva con mi dedo.
Ella gem�a y lloraba, me dec�a: "D�jame, me duele". As�, alentado con el
sufrimiento de esta criatura, apoy� mi miembro en la entrada de su agujerito y
comenc� a introducirlo cent�metro a cent�metro. Le dec�a que se calmara, que
sino le iba a doler m�s. Ella pareci� entenderlo y trat� de relajarse, aunque
segu�a con su llanto. Pronto tuve todo mi bulto dentro de ella y comenc� a
sacarlo y meterlo. No me di cuenta de nada, pero cuando ya estaba en mi
exitaci�n m�xima me percate que ya no estabamos solos. Gabriela estaba en la
puerta, con los ojos en llanto. No alcanc� a decir nada cuando se alej� a su
cuarto llorando y gritando desolada. A esa altura Panchita estaba adolorida y
conmocionada. Lo �nico que se me ocurri� hacer es llevarla al ba�o y darle un
ba�o de agua caliente en la tina. No dec�a nada, pero no dejaba de mirar mi
miembro. Yo le dec�a que esto era lo que hacia la gente que se amaba y que yo la
quer�a tanto como a su mam�. "�A la Gaby tambi�n la vas a querer?", me pregunta
ella inocentemente, pero no me atrev� a responderle. La sequ� con todo el amor
del mundo y la acost� en el lecho donde se hab�a transformado en mi mujercita.
Casi no pegu� los ojos, pensando en como iba a solucionar
esto. Pensaba que Gabriela me delatar�a con su madre o con alg�n profesor del
colegio. Toda esa semana estuve en un hilo. Casi no cruz�bamos palabra con Gaby,
yo me iba temprano a mi trabajo, y trataba de regresar lo mas tarde posible.
Durante ese tiempo no frecuent� su cuarto para hacerlas dormir.
Era la noche del s�bado, y siento un golpe en mi habitaci�n.
Gabriela estaba en pijama frete a m� con la carita en l�grimas. "Ya no me
quieres. Quieres mas a la Pancha que a m�". "Mi amorcito"- le respond� - "�c�mo
se te ocurre algo as�?. "Ya no vas a la pieza a hacerme dormir, como antes. A m�
me gustaba". "No fui, porque tenia miedo de tu rechazo. Pens� que ese d�a que me
viste con tu hermanita, ya no me ibas a querer" - respond�. At�nito me qued�
cuando me dijo: "Yo quer�a ser la primera en tu cama".
Sin m�s pre�mbulo, la levant� de las caderas y la arroj� a mi
cama. Me lance donde ella y comenc� a besarla en los labios. Ella estaba m�s
desarrollada que su hermanita, con sus curvas m�s delineadas y con un cuerpo mas
de mujer. Rasgu� su pijama y deje al descubierto sus senos. Que espect�culo m�s
maravilloso. Eran muy similares a los de su madre, aunque m�s firmes y
turgentes. Lo bes� con delicadeza y los recorr� con mi lengua hasta llegar al
pez�n, ros�ceo y parado. Apenas lo roce con mis labios ella dej� salir un gemido
lleno de lujuria. Ya no era una nenita, era una mujer reclamando placer. Ya
dejaba de tener el control, ya que ella se aventuraba a desamarrar el pantal�n
de mi pijama, para sacar mi miembro erecto. Ella si se asombr� de su tama�o y
exclam�: "Qu� grande la tienes". Sin m�s, la aferr� con su mano derecha,
mientras con la izquierda se afirmaba el cabello. Me tumb� de espaldas para
facilitar su trabajo. Como una verdadera experta me arranc� un gemido al
introducirse mi cipote en su boca, casi llegando hasta su garganta. Casi se
atragantaba con el esmero que mamaba. Cuando no pod�a respirar, tomaba aliento,
masajeaba mi miembro con su mano, para luego continuar. Yo me jacto de poder
controlar mi cuerpo, y dej� que lo hiciera por cerca de 15 minutos.
Al verla ya algo cansada, le digo que me corresponde a m�
ahora. Le saqu� su calzoncito y vi su vulvita depilada, con un peque�o halo de
vello arriba de sus labios. Separ� sus labios mayores con mis dedos y pas� mi
lengua por toda su rajita, haci�ndola estremecerse de gusto. La lam� toda, a
ratos introduc�a mi �ndice para palpar su interior y as� sacar parte de sus
jugos. Cuando la sent� algo dilatada, me aproxime a su carita y le susurr�:
"Ahora te voy a penetrar". "Ya, siii" � respondi� gimiendo.
Sin esperar la embest� de un solo golpe, hasta sentir mi
pelvis con la suya. Eso le arranc� un alarido de dolor. Yo la arremet�a con
fuerza y le dec�a: "S�, as� me gusta. Quiero que llores, como tu hermanita. A
ella le gusto mucho, a ti tambi�n te va a gustar. Despu�s te voy a penetrar por
atr�s, �me oyes?". Ella se quejaba y me respond�a: "No, no". Eso me alentaba m�s
y le daba con m�s fuerza. En momentos sent�a que se venia en orgasmos, pero no
dejaba de invadirla a golpes de pelvis.
Cuando ya sent� que se desvanec�a, la tome de la cintura y de
dej� con su culito hacia arriba. Ella trat� de zafarse, pero solo consigui�
caerse de la cama. La tom� de las mu�ecas y la at� con el mismo pijama a la
cama, dej�ndome su trasero levantado para mi goce.
"Su�ltame, as� no me gusta" � me gritaba, pero yo no le iba
hacer caso. Aprovech� de masturbarla para que se calmara, y con m� otra mano
logr� hacerme del pote de vaselina que guardo en la mesita de noche. Abr� el
envase y saqu� una buena cantidad que unt� en mi miembro y en su agujerito.
"D�jame, no quiero, su�ltame desgraciado" � vocifer� con fuerza, pero ya nada
pod�a cambiar la situaci�n. "Esto te va a gustar" � le dije mientras apoyaba mi
glande entre sus nalgas. "No, por ah� no" � fue lo �ltimo en decir antes de
aullar de sufrimiento � "Aaaaaah". No fue como a su hermana, ella estaba
conciente hasta donde iba a llegar, un solo golpe y perfor� hasta lo mas adentro
de sus entra�as. Hasta a m� me doli� un poco. La penetr� con fuerza, sin
miramientos. Ya era m�a, todas lo eran. Unos minutos empujando, y as� como su
hermana, comenz� a deleitarse de mis embestidas. Era una perra en celo, y yo su
mast�n enloquecido. Sent� como me estremec�a, y sac�ndola de golpe, alcanc� a
posarla en su boca para que tragase toda mi leche, cosa que ni su madre hab�a
podido hacer. Trat� de escupirla, pero la jal� del pelo y le dije: "Ninguna gota
vas a derramar, �me entendiste?". Gabriela trag� todo y sigui� chupando hasta
que le dije basta.
Solt� sus amarras y proced� a hacer lo mismo que hab�a hecho
con la menor; llevarla a la tina para lavar todo su adolorido cuerpecito.
Mientras acariciaba su cuerpo con la esponja, le dec�a con toda dulzura: "Lo
hiciste muy bien, mejor que tu hermanita y hasta tu mam�. S� que fui un poco
brusco algunas veces, pero tu cuerpecito es tan, pero tan hermoso, que no pod�a
controlarme" � eso pareci� gustarle, ya que sonri� y me beso en los labios.
"�Cote, podemos hacerlo otro d�a que me den ganas?" � a lo que yo respond� con
una sonrisa - "Cada vez que quieras".
As� he mantenido un secretito con mis hijastras por varios
a�os. Su mam� no sospecha nada, y me pide, todas las noches, hacer dormir a las
peque�as. Hay d�as en que me escapo de mi lecho y lo hago con las dos en el
cuarto del fondo, pero esa es otra historia.
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Relato: Panchi y Gaby se quieren dormir
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