Җ La novata Җ
A las mujeres nos gusta buscar amos a quienes esclavizar. Liz Spett. (Psic�loga
especialista en temas de la mujer y la pareja.)
Y tambi�n todo lo contrario. Vascopais3 (Autor del relato que vas a leer.)
--�---�---�---�---�---
Sobre m�
Todos mis clientes suelen ser mujeres
inteligentes, adineradas y muy importantes, algunas hasta famosas p�blicas.
Mi nombre es Rafael, amo y cruel hasta
la m�dula. Me consideran un alma pecadora que ofrece servicios a gente todav�a
m�s vil y pecadora que yo, claro que solamente en los corrillos eclesi�sticos,
donde los rumores hicieron que colgara los h�bitos definitivamente.
A mis 45 a�os y como quien dice, reci�n
salido a la calle, mis fantas�as dominadoras, me llevaron a establecer un
servicio muy especial, para gente que mediante la fantas�a y la libertad
personal recrean un estilo de vida basado en la sumisi�n m�s absoluta, en la
m�xima humillaci�n posible y siempre bajo mis �rdenes.
Tengo, lo que se conoce, como un local
bajo las sombras. En una angosta e inusualmente transitada calle, aneja a una
mugrienta y desangelada barriada Bilba�na, se ubica mi maravillosa recreaci�n.
Lugar de trabajo y vivienda, d�nde nadie podr�a imaginarse lo que dentro yace,
una ultra-bondage house. Local personalizado para la esclavitud y la servidumbre
sexual, bajo mi poder absoluto, mediante t�cnicas de bondage extremas.
Lo que implica el ultra-bondage, no es
materia de profanos, hay que dominar el arte de las ataduras, el control de la
tensi�n de las sogas, y saber hasta cuanto puede un cliente soportar el rigor.
Pero mi local no es exclusivo de estas
t�cnicas, el uso final, lo m�s preciado y solicitado por la clientela vasca, es
la transformaci�n en mobiliario, en integrarse al resto de la casa como un
mueble m�s. As�, los clientes, son humillados extremamente, maniatados,
imposibilitados de todo movimiento, reconversionados a meros objetos: mesas,
sillas, camas, l�mparas, reposa pies, alfombras�un sinf�n de utilidades.
Se podr�a considerar que no es normal ni
cuerdo, que una persona se deje llevar por tal desviaci�n, la completa sumisi�n,
el dejar de sentirse persona, ya no hablamos de relaciones amo-esclavo, sino de
p�rdida absoluta de la identidad como ser humano, mucho m�s cruel que el BDSM
m�s fuerte que exista, peor que la tortura si cabe. Pero no hay que olvidar que
las personas faltas de estima, escasa en recursos emp�ticos, y frustradas
sexualmente o incluso traumatizadas en la infancia, son una golosa y sustancial
presa para mis prop�sitos. Quiz� t�, lector, s�, t�, que a cada rengl�n de este
relato, sientes m�s y m�s excitaci�n, puede que, oh s�, lector, seas una de
tantas y tantos clientes que pasaron por aqu�, o pasar�n, quien sabe, solamente
el tiempo lo dir�.
Abril
Todo comenz� una ma�ana de Abril. Bajo la tenue lluvia
que empapaba el asfalto, una mujer de aspecto elegante y lustroso, se aproximaba
a pasos largos hacia un local. Apenas le dio tiempo para ir a recibirla, ella ya
estaba llamando al timbre, y �l todav�a en bata de estar por casa, sin
afeitarse, medio dormido y con ojeras hasta los pies.
-Buenos d�as.
-�Usted cree qu� estas son horas de venir a molestar a
este pobre trabajador?
-Mmm, perdone se�or, pero es que quien me dijo de venir,
no me advirti� que su due�o, trabajase por las noches.
-Yo trabajo cuando me da la gana, oiga, y pase de una
vez, que a cada rato que pasa est� usted m�s y m�s empapada, y no quiero que me
moje la alfombra.
-�Acaso le he dicho que deseo entrar?
-Todas las clientas igual de t�midas�ejem. No es una
muestra de amabilidad, se trata de una orden directa �entiende?
-En ese caso, no me negar�.
-�Estas novatas, siempre lo mismo- pensativo Rafael.
El interior de la estancia estaba equipado con tapices
medievales, las paredes con g�ticos relieves, y el techo negro. Tambi�n hab�a
unos ventanucos en una de las paredes, claro que el sol no se filtraba por all�,
ya que daba a la parte de un oscuro callej�n.
La chica se aproxim� a una de las sillas que adornaba el
recibidor.
-Veo que te interesa mi �ltima creaci�n- sonri� Rafael �
se trata de mi clienta de anoche, todav�a permanece en esa posici�n, y no ser�
liberada hasta las 12 del mediod�a, si deseas, puedes descansar tu cuerpo sobre
ella.
La joven observ� con detenimiento aquel mueble tan
extra�o, se trataba de una mujer atada convenientemente y embutida en l�tex
negro, de los pies a la cabeza. Apenas unos orificios nasales y otro peque�o
para la boca eran visibles a sus ojos, estando el cuerpo totalmente enfundado
opacamente. La postura en forma de silla deb�a ser muy inc�moda, ten�a las
piernas y los brazos unidos, de tal forma que su culo y parte del est�mago y
pecho, permanec�an a disposici�n, como si de un asiento se tratase. De esta
forma, la chica, se hab�a convertido en una extra�a composici�n, un mueble
simple como una silla, pero hecho de ella.
La chica, no dej� de darle vueltas, mirando las
ataduras, la posici�n de la mujer, y decidi� probar a sentarse. Al hacerlo, su
culito resping�n top� con el de la otra mujer atada, y sinti� la dureza de los
gl�teos de �sta, daba la sensaci�n de un aut�ntico y c�modo asiento, al que
tambi�n le hab�a incorporado unos reposabrazos. Ahora su cuerpo descansaba sobre
los muslos y el culo de la silla, y ella se sent�a muy c�moda.
-Ejem- interrumpi� Rafael- si desea la se�orita, podemos
ahora tratar el tema de los honorarios por el servicio.
-Perdone se�or, todav�a no me he presentado, y no sabe
usted el porqu� de mi visita. Mi nombre es Abril, como este mes que acaba de
comenzar-sonri� a los ojos de Rafael- Me gustar�a ser su aprendiz, en esto del
bondage.
-�C�mo? �mi aprendiz? �no es usted una cliente, dice?
-Efectivamente, no lo soy.
- Pues la dej� pasar porque cre� conocerla.�Y quien le
habl� de este sitio? Aqu� la discreci�n es la primera regla.
-No se preocupe, Rafael- sorprendi� a �ste, pronunciando
su nombre- Soy la hija de su �ltima cliente- mirando de soslayo hacia abajo.
-Vaya, esto s� es una sorpresa. As� que tu madre
es�.-dej� que ella terminase la frase, no se fiaba todav�a.
-La Se�ora sobre la que me asiento, jejeje, Do�a Isabel
Goikaechea, mi madre � triunfante Abril.
Rafael se qued� un poco helado, nunca le hab�a pasado
nada parecido, por lo visto la Se�ora Isabel, hab�a descuidado su discreci�n,
dejando a la vista de su hija la direcci�n de su local.
-Se�orita, mmm, �su madre sabe que usted conoce este
sitio, o ha venido por cuenta propia?
-Ya se lo dije antes, me dijeron que viniese,
concretamente mi madre me lo pidi�.
-Sabr� entonces que ella no puede escuchar nada de esta
conversaci�n, antes de atarlas y enfundarlas en l�tex, les coloco a las esclavas
unos tapones en los o�dos, permaneciendo en total desvinculaci�n con el mundo
exterior, a excepci�n, l�gicamente de la presi�n que sobre su cuerpo ejerzan los
clientes.
-Por supuesto, mi madre, por si no se hab�a percatado,
es una zorra de mucho cuidado, es muy pervertida, y de hecho ahora que se
divorci� del cabr�n de mi padre, lo es todav�a m�s. A m� siempre me coment� que
le gustar�a verse bajo m�, y yo nunca lo comprend�, hasta hoy.
-�Y te agrad�?
-Me encant�, por eso mismo me gustar�a aprender a
dominar este arte de la dominaci�n, quiero ser como usted, quiero que los
hombres se humillen ante m�, que se conviertan en mis esclavos y sirvan de
muebles para la casa que pretendo construirme, por eso necesito su ayuda.
A medida que hablaba, Rafael iba comprendiendo las
fantas�as sadomasoquistas de Abril. Ella, v�ctima de un hogar destrozado, con
una madre dada a la lujuria y la obsesi�n por el bondage, con un marido que lo
m�s seguro es que le pusiera los cuernos harto de sus paraf�lias, desencaden� un
cruel comportamiento, lo que la llev� a odiar a los hombres, a querer
desposeerlos de su dignidad, se trataba por supuesto de una clara venganza
contra su padre.
-Muy bien se�orita Abril. La cre�a una sumisa abnegada,
pero veo que es como yo, un ser cruel, dominante, jajaja, y muy s�dica por lo
que veo. Yo nunca podr�a sentarme sobre mi madre, por mucho que ella insistiera.
-Eso es lo que nos diferencia Rafael, que yo soy m�s vil
que usted.
-Bueno, eso se ver�, de momento lev�ntese de ah�, que
tiene muchas cosas que aprender todav�a, antes de poder usar a los clientes.
A las 12, Rafael liber� a la madre de Abril, que se fue
a casa, no sin antes abonar el servicio, que eran 20 � por hora.
Abril, joven rubia de 21 a�os, se dispon�a a recibir las
lecciones de Rafael. �l le hab�a dicho que no le cobrar�a a ella, ya se
encargar�a su madre de abonarle las tasas por la educaci�n de su hija, por lo
que las clases comenzaron ese mismo d�a.
Las lecciones
-Lo primero que debes aprender, es la relaci�n pactada
entre amo y sumiso. Siempre debe ser hecha bajo un contrato y por supuesto con
la firma del sumiso. En el contrato debe especificarse lo que se le puede hacer
y los l�mites de lo que se puede o no puede hacer. Lo normal en el
ultra-bondage, es dar completa libertad al amo para todo tipo de ataduras y
posiciones, siempre que no provoque lesiones o heridas.
-El esclavo o sumiso, no podr� hablar nunca mientras
dure su servicio, puesto que llevar� mordaza y tampoco oir� nada del exterior
(esto ya lo sabes,) por ello es importante observar cualquier tipo de
anormalidad en su pose o su respiraci�n. De todas formas, cada 15 minutos se
comprobar� la presi�n arterial, para evitar riesgos innecesarios.
-Siempre que alg�n cliente te lo pida, puedes usarlo
como mueble para otro cliente, aunque siempre deber�s tapar su cara y cuerpo
totalmente, la discreci�n es lo primero, y muchos de los clientes no desean ser
reconocidos.
-Nunca debes humillar m�s de lo estipulado, y se proh�be
en todo momento del servicio el uso personal de los clientes, si ellos no te lo
piden expresamente. Comprendo que estando ciegos y sordos, adem�s de
imposibilitados de movimiento alguno, pueda surgir en ti la necesidad de
hacerlos servir para fines personales, pero la �tica profesional te lo debe
impedir. Esta norma es tajante, y si la vulneras, puedes verte metida en un l�o
si te descubren.
-El material que debes usar, siempre se basar� en tiras
de goma el�sticas, rojas o negras, de gran flexibilidad y otras cuerdas m�s
estrechas para nudos en zonas concretas, como pies, manos, cuello. Para embutir
a los clientes, se usar� l�tex negro o rojo igualmente, y siempre tapando todo
el cuerpo, dejando los necesarios orificios en la caperuza, para poder respirar.
Si alg�n cliente no desea ser tapado en la cabeza, all� �l, esos son los m�s
humillados, y es lo que les gusta a algunos.
-Las diferentes creaciones que se pueden conseguir son
casi infinitas, pero te ense�ar� las m�s solicitadas, y las �nicas que trabajo:
1) La silla com�n: Es la que has visto, tu madre siempre
pide la misma.
2) La silla balanc�n: Es una variante de la silla, pero
que se mueve balance�ndose adelante y atr�s, muy solicitada tambi�n.
3) El perchero: Se trata de colocar al esclavo en
posici�n con los brazos extendidos y horizontales, a modo de perchero. Se coloca
atado a una tabla recta, y se usa en la entrada de la estancia, d�nde los
invitados (clientes), colocan sus abrigos. En esta creaci�n, la cabeza tambi�n
puede servir como sombrerero.
4) El reposa pies: Se coloca dentro de una caja
rectangular al esclavo, dejando su culo en el exterior mediante un orificio. La
caja tapizada, se cierra con candado y se coloca al lado de una silla. La
utilidad es simple, su culo sirve de reposa pies a los clientes. Lo normal en
este caso es no enfundar en l�tex al cliente, ya que al quedar dentro de la
caja, es imposible que nadie lo reconozca. Su culo puede quedar al aire libre
sin m�s, o enfundarse en cuero, siempre a solicitud del cliente.
5) La l�mpara: No tiene m�s misterio. Se coloca al
cliente atado a un palo vertical y sobre su cabeza la l�mpara aut�ntica,
permaneciendo atado muy fuertemente y embutido en l�tex totalmente. Esto tambi�n
lo piden mucho.
6) La mesita: El cliente se pone a cuatro patas, y sobre
su espalda se coloca un fino cristal. Puede ser mesita m�vil o fija, atando sus
piernas y brazos a unos anclajes en el suelo, y en casos necesarios, acoplando
una madera rectangular entre el suelo y el cliente, facilitando la postura, ya
que as� su cuerpo descansa sobre el bloque rectangular. Esto �ltimo, suelen
pedirlo mucho para despedidas de soltera, siendo la novia, la que debe
permanecer en tal humillante postura para con sus amigas de org�a.
7) El W.C: Algunos clientes desean ser usados como
water, aunque no es mi especialidad, si el cliente paga un extra, se le permite.
En estos casos, coloco al cliente en un agujero que hice a medida para tal fin.
La cavidad en el suelo, a modo de pozo, imposibilita que el cliente salga de
ella sin ayuda externa. La cabeza siempre sobresale, quedando el cuello a ras
del suelo. Sobre la cabeza coloco la bandeja del water, apenas un cilindro de
m�rmol grueso, con tapa y todo, donde los clientes se sientan para evacuar. El
cliente siempre queda empapado de pis y heces, aunque nunca permito que abra la
boca, dej�ndola mediante bola de goma convenientemente cerrada. Supongo que el
cliente se sentir�a mejor si pudiese tragar algo, pero por razones de seguridad,
no lo considero nunca.
8) La alfombra: Esta es la �ltima recreaci�n que uso en
mi negocio. Es la m�s cl�sica y simple de todas. Se coloca al cliente a ras de
suelo, extendido y boca arriba, atado convenientemente, juntando sus piernas y
dejando los brazos tambi�n atados y extendidos junto a las piernas y el pecho.
Se le enfunda con l�tex rojo, y se le sit�a en la entrada al sal�n o debajo de
la mesa principal. Los dem�s clientes lo usan para pisotearlo, reposar los pies,
o escupir sobre �l. Nunca en la cabeza debe ser pisado, eso s�.
Una lecci�n pr�ctica
- Y bueno, creo que hasta aqu�, ya te expliqu� un poco
mi �mobiliario�- Abril asent�a con la cabeza, mientras su excitaci�n comenzaba a
dejarse evidenciar. Sus lindos pezones puntiagudos dejaban marcarse sobre
aquella blusa blanca, y sus dilatadas pupilas, reflejaban y recreaban escenas de
ultra-bondage. Mov�a incipientemente los dedos de las manos, y o�a atenta los
consejos de su maestro, las lecciones que la convertir�an en un ama estricta.
Comenz� a lubricar r�pidamente y su respiraci�n se hizo m�s entrecortada,
Rafael, que la observaba, no dej� pasar la ocasi�n y la agarr� fuertemente por
las mu�ecas, dej�ndoselas atr�s en la espalda. Despu�s la mir� fr�amente a los
ojos y le susurr� algo al o�do: ��Quieres una clase pr�ctica?�. Ella apenas
asinti�, y Rafael ya estaba preparando una de las muchas recreaciones
mobiliarias, en este caso, la silla balanc�n-. Abril, quiero que sepas, que
ahora voy a explicarte in situ, c�mo hacer un buen trabajo- La agarr�
fuertemente de las manos y la llev� a otra estancia, all� hab�a un armario del
que extrajo un traje negro de l�tex. El traje tra�a cremallera por atr�s, la
abri� y lo dej� colgado en el perchero- Creo que se nos olvida algo, Abril.-le
susurr�.
-�El qu�?- extasiada ella.
- Para introducirte aqu� dentro, debes antes desnudarte,
no sea que tengas demasiado calor, con esas ropas que traes.
Abril comprendi� en seguida y comenz� por la blusa, que
se sustrajo al momento, dejando su sujetador rosado, a la vista de Rafael. Su
delicada piel blanca, fue vista al completo, al quitarse la falda que tra�a, y
esta vez, Rafael le pudo ver el tanga rosado, conjuntado del sost�n. All�, en
pie, Abril se mostraba en ropa interior, delante de Rafael, y completamente
excitada y a su merced. Lo siguiente fue el sujetador, y mostrando unos duros,
aunque peque�os pechos, Rafael no pudo evitar babear con el espect�culo. En
seguida se baj� el tanga y all� apareci� una linda rajita apenas sin pelos, y
empapada de sus jugos.
Rafael la cogi� y la enfundo en el traje, no sin antes
ponerle una mordaza con bola en la boca.
-Ahora no puedes hablar, si deseas continuar, puesto que
esto es solamente para tu aprendizaje y no hay contrato formalizado, deber�s
asentir con tu cabeza para que continuemos- ella asinti� con la cabeza, pero
antes quiso hablar y solamente unos dulces �mmm� con babeo incluido salieron de
su boca. Rafael prosigui� y le advirti� que ahora le colocar�a los tapones para
los o�dos, le dijo que desde que se los pusiera, ya no podr�a o�r nada, que
estar�a totalmente a merced de �l, y que era el �ltimo momento para parar todo.
Ella volvi� a asentir, inclinando la cabecita, y �l le cerr� bruscamente la
cremallera, dejando solamente su cabeza al aire. Acto seguido le introdujo unos
tapones para los o�dos y le puso la caperuza, que le tapaba la cabeza
totalmente. Ahora ni pod�a hablar, ni o�r, ni ver nada, apenas unos orificios
para respirar.
La condujo torpemente hasta la silla balanc�n, que
apenas era una estructura met�lica. La coloc� de tal forma que sus pies toparan
con sus brazos, quedando la parte de su culito y sus muslos en la parte
superior. Acab� la faena atando todo el conjunto con tiras anchas de goma, y
comprobando que el asiento era s�lido y resistente al peso de su cuerpo. Se
sent� lentamente sobre ella, y apenas ejercer presi�n al levantar los pies del
suelo, oy� como un �mmm� apagado, y supo que ella ya lo sent�a encima. Movi� el
balanc�n hacia delante y atr�s, acomodando su trasero sobre Abril, mientras ella
permanec�a del todo r�gida, inamovible, convertida en un balanc�n, en una
mecedora humana.
A los 15 minutos, se levant� para comprobar su presi�n
arterial, con un aparato especial que la media a trav�s del l�tex de su brazo.
Estaba bien, y decidi� merendar algo, dejando a Abril en aquella posici�n, un
ratito a solas.
Al momento llamaron a la puerta de su local.
-�Vaya! �Y ahora quien ser�? � se olvid� por un momento
de Abril, que estaba en el sal�n convertida en mecedora, y abri� la puerta al
cliente. Se trataba de un joven de apenas 19 a�os, que a trompicones llegaba a
su local, por lo visto sus amigos, situados detr�s de �l, le empujaban e
incitaban para entrar a su local.
-Buenas- dijo uno de los amigos que tra�a detr�s-
Resulta que es la despedida de soltero de nuestro colega, y quer�amos saber si
pod�a pasar para �sentarse en alguna silla disponible, jejeje�.
-A ti te conozco, eres el hijo de Do�a Paquita �verdad?-
le pregunt� al joven casadero.
-Oh, s�, vaya, es mi madre, una de sus clientas, es por
ella que he venido aqu�- le contest� algo nervioso.
-En ese caso, s�, de acuerdo, t� puedes pasar, y
vosotros- mirando a los dem�s por encima de sus cabezas- esperarlo aqu� en la
salida, el servicio se lo har� gratis por 15 minutos- todos asintieron y el
joven, entr� en el local.
-Bueno, muchas gracias por dejarme el servicio gratis.
Pero diga, �qu� tiene disponible ahora mismo?
-Jejeje, creo que te encantar�, se trata de una
jovencita de casi tu misma edad, claro que no puedo decirte de quien se trata.
El joven se puso a mil, su pene comenz� a crecer, y
crecer, y casi se corre all� mismo, si no llega a ser porque estaba m�s nervioso
que excitado.
Pasaron al sal�n, y all� estaba, Abril, la mecedora
humana.
-Muy bien, tienes 15 minutos, ni uno m�s, te dejar� a
solas, pero no cometas estupideces, que vigilo- A todo esto, se alej� a otra
estancia, dejando al joven de pie en frente de Abril.
El chaval comenz� a desnudarse, quer�a sentir su cuerpo
desnudo sobre el caliente l�tex que formaba aquel asiento. Se sent�
nerviosamente sobre Abril, que sinti� la presi�n, y not� que era distinta a la
de antes (este joven pesaba menos que Rafael). Ella no sab�a bien que pasaba,
pero como tampoco pod�a hacer nada para evitarlo, se dispuso a disfrutar del
momento, dejando el anterior orgasmo para volver a tener otro. El joven se
balance� fuertemente, apoyando su cuerpo de forma normal a como lo har�a en una
aut�ntica mecedora. Se corri� sin querer, levant�ndose antes del culo de Abril,
y empapando el l�tex que la cubr�a en semen. Ella apenas not� nada de eso,
solamente la presi�n al levantarse. Al momento el chaval, ya m�s relajado y sin
excitaci�n, quiso tocar aquel lindo trasero de veinte a�era, y pos� sus manos
sobre �l, acariciando y pellizc�ndolo. Abril sinti� ahora unas punzadas en su
culito embutido, y solt� un �mmm�, que junto a babeos se hac�an m�s intensos,
conforme el joven llegaba a o�rlos, forzando m�s la situaci�n, y apretando con
m�s virulencia el trasero de la joven Abril.
Despu�s de pasar los 15 minutos, entr� Rafael en la
estancia, y pill� desnudo al joven, que se tap� r�pidamente y se alej� a toda
prisa, evit�ndolo en el dintel de la puerta.
-Maldito pervertido, deber�as saber que est� prohibido
desnudarse- le gritaba desde lo lejos, mientras se alejaba con el resto de sus
amigos.
Rafael, dio por concluida la sesi�n pr�ctica con Abril.
Comienza el espect�culo
Rafael liber� a Abril de aquella posici�n sumisa
extrema, y la dej� sola en la habitaci�n para que se vistiese, las clases de ese
d�a hab�an concluido.
-Bueno, hasta ma�ana- espet� Abril, sonriente.
-Por supuesto, adem�s ma�ana t�, ser�s clienta, tengo
unos servicios que atender y estoy falto de clientes para ello.
Rafael no solamente sacaba dinero de los servicios a sus
clientes por convertirlos en mobiliario durante unas horas, sino tambi�n por
dejar usar el mobiliario, de esta forma, ten�a clientes para usar y ser usados,
ganando siempre mucho m�s dinero. Si alguna vez hab�a demasiados clientes
pasivos (muebles), �l mismo deb�a ser cliente activo, lo cual era sencillo, pero
otras veces hab�a demasiados clientes activos, por lo que perd�a dinero, no
pudiendo ofrecer servicio.
Pero el d�a de ma�ana se presentar�a muy bien, ten�a 4
clientas pasivas, y 2 clientas activas, claro que con Abril y �l mismo, ya eran
4 para 4. Una medida perfecta para la sesi�n. Adem�s todos a la misma hora, como
era habitual, en servicios colectivos.
Las 4 clientas pasivas eran de la misma familia, 2
hermanas y sus 2 primas, todas de la misma edad, unos 30 a�os, y con unas ganas
de marcha incre�bles. A una de ellas la hab�a tenido en anteriores sesiones como
alfombra humana, y a otra como perchero, de las otras 2, no conoc�a nada
todav�a. Las dos hermanas, hijas de un respetado juez vasco, eran unas pijas de
mucho cuidado, dadas al vicio y al desenfreno. Sus primas, igual de pijas que
ellas, era de suponer. Las 2 clientes activas eran habituales de su local. La
primera, una mujer de 40 a�os, empresaria, muy adinerada y due�a de una
constructora important�sima. La segunda, otra mujer, esta vez m�s joven, de la
edad de Abril. Una chica maltratada por sus padres, que gan� en la loter�a una
fortuna considerable.
El escenario se presentaba fuerte y con el plato de
tener a Abril, su ya querida y hermosa aprendiz, que esta vez aprender�a a estar
como ama, y no como sumisa.
Las primeras en llegar fueron, l�gicamente las 4
treinta�eras. La m�s alta de todas, tambi�n era la que mejor figura ten�a, unos
enormes y abultados senos, unas largas piernas y un culo muy sugestivo. Su
hermana, no era para menos, algo m�s bajita, pero con unas enormes tetas y un
culo muy redondito. Las dos primas resulta que eran gemelas, o eso le pareci� a
Rafael, porque adem�s de ir igual vestidas, ambas con minifalda roja muy corta y
unas botas de tac�n de aguja a juego con sendas blusas muy ajustadas, que
marcaban sus pezones, se parec�an como dos gotas de agua. No fue precisamente en
sus cara en lo primero que se fij� Rafael, (observe el lector que Abril se
conjunt� esa ma�ana muy escotada y con unos pantalones que le resaltaban, por lo
ajustados sus labios vaginales, por lo que Rafael ya iba muy caliente para la
recepci�n de aquellas 4 hermosas hembras.)
Tras las oportunas presentaciones y unas copitas de
vodka con ginebra, comenz� la sesi�n, y ser�a la primera que ver�a in situ y
como ama, nuestra querida Abril:
-Amo Rafael- pregunt� en representaci�n de las dem�s una
de las cuatro- �Puede hacernos hoy un servicio especial?
-�Qu� especialidad?
-Pues, mis primas y mi hermana, hab�amos pensado en que
hoy podr�amos ser no solamente atadas, tambi�n podr�amos servirles a los dos
para lo que deseen � con la cabeza gacha.
-Pero que zorritas sois �eh?, menudas est�is hechas.
�Qu� dir�an vuestros padres�?
-No creo que deba preocuparse por ellos- respondi� una
de las primas- ya sabe que no les toca sesi�n hasta dentro de un mes m�s o
menos.
Parec�a que aquella sesi�n, iba a convertirse en mucho
m�s de lo que estaba pactado de antemano.
-Est� bien, pero mi nueva ayudante, tambi�n participar�,
esa es mi condici�n. Ya sab�is que los extras los pago aparte- seriamente
Rafael.
-S� se�or- respondieron al un�sono las cuatro.
Rafael les orden� que se desnudaran completamente all�
mismo, y �stas lo hicieron de buena gana. Al poco rato, ya mostraban sus
encantos a ambos amos. Abril no pudo resistirse al encanto de una de las gemelas
y comenz� a lubricar, aunque no era lesbiana, la situaci�n le pon�a por
momentos, y no sab�a que pasar�a despu�s.
Una vez desnudas, Rafael las fue atando una tras otra
por las mu�ecas en la espalda, y los tobillos entre s�, despu�s a todas por
igual siempre, las coloc� a cuatro patas en c�rculo en torno a ellos dos (Abril
y �l), acto seguido le recomend� a Abril que se desnudara tambi�n, porque era su
trabajo y ellas le iban a chupar lo que pidiese, �l tambi�n se desnud�
enseguida. Las 4 hembras comenzaron a excitarse y mojarse todas, las gemelas se
fijaron en el vello p�bico de Abril y se dirigieron lentamente hacia all�.
Mientras, las dos hermanas, ya chupaban la enorme polla que mostraba Rafael, a
dos bandas, mamada tras mamada, un leng�etazo tras otro, Rafael se
corri� en la boca de una de ellas. En ese momento las gemelas ya acariciaban con
sus respectivas lenguas los labios vaginales de Abril, que frot�ndose los
endurecidos pezones, solt� un gemido de placer, al tiempo que las gemelas se
corr�an solas y tambi�n gem�an.
Cuando Abril termin� por correrse, Rafael se inclin�
sobre una de las gemelas y la enganch� fuertemente del cuello. Como pudo, la
pobre gemela casi sin respiraci�n, intent� liberarse de �l, pero atada como
estaba, le result� in�til la tarea. Acab� enganchada por el cuello mediante una
cuerda gruesa, a un eslab�n colgado del techo. No la dej� m�s que de puntillas,
no pudiendo tocar los talones el suelo, o se ahogar�a con la soga. Una vez la
dej� en tal posici�n, enganch� raudo a su prima, y con soltura, le coloc� unas
pinzas en los pezones que at� a los de su hermana por otras pinzas, dejando a
ambas una enfrente a la otra y tensa la cuerda que las un�a. El dolor que les
produc�a no era mucho, comparado con el que la otra gemela que quedaba iba a
sufrir.
Esta vez fue Abril, la que mediante consejo de Rafael,
at� convenientemente por el cuello, y �ste a su vez a los tobillos que ya ten�a
atados, y as� boca abajo en el suelo, y doblando el cuerpo como una barca, le
enganch� sendos pesos en ambos pezones, quedando �stos en el aire. Despu�s
comprob� que su culito estaba demasiado blanquito y comenz� a fustigarlo con
crueldad y vileza, mediante un l�tigo que le trajo Rafael de una de las
habitaciones de material.
Al ratito, Abril se dirigi� a donde estaba su hermana
gemela, atada por el cuello, enganchada al techo. �sta comenzaba ya a temblar,
casi sin poder aguantar m�s la postura de puntillas, aunque con unos duros y
enhiestos pechos, lo que le delataban su excitaci�n.
-�Te gusta eh zorrita? � le dec�a c�lidamente a la
gemela. � Menuda putita eres. Ahora no eres nadie, aqu� t� dinero ya no sirve,
ni tus comentarios, yo soy ahora quien tiene el poder sobre ti, la �nica persona
que puede liberarte o dejarte as� como est�s por siempre, jejeje.
La gemela iba a decir algo, cuando desde atr�s, se oy�
un chasquido, �Zas!, era el l�tigo, esta vez manipulado magistralmente por
Rafael. La preciosa gemela solamente pudo ponerse a suplicar.
-Piedad, por favor, m�s no, no aguanto m�s de puntillas,
voy a ahogarme.
Sus s�plicas sonaban como entrecortadas, seguramente por
la tensi�n en el cuello y el cansancio acumulado. Rafael le propin� m�s fuerte
esta vez, �Zas!, y Abril casi se deja llevar por la tensi�n del momento y la
libera de la soga, pero entonces, Rafael, le comenta:
-Tranquila aprendiz, jejeje, ahora tienes que aprender a
comportarte con extrema crueldad, has de saber, ante todo, que un esclavo
disfruta realmente con el juego creado, y t� has estado a punto de romperlo.
-Pero�est� realmente sufriendo � exclam� ella.
-Eso es lo que imagina una mente �no acostumbrada�, pero
en este trabajo has de tener los pensamientos fr�os, y ser muy sensible a los
indicios que muestren tus esclavos. Esta zorrita se lo est� pasando de miedo- le
comentaba al o�do, sin que la gemela se pudiese enterar.
Mientras tanto, las dos hermanas, atada por los pezones,
una frente a la otra, comenzaban realmente a cansarse de la postura, y debido al
narc�tico efecto del alcohol, una estiraba a la otra, produci�ndose ambas un
dolor insoportable en los pezones.
Rafael sigui� azotando en el culo y la espalda a la
gemela, hasta que se percat� de la otra gemela, que luchaba por desatarse sin
�xito de sus ataduras, que la manten�an doblada en el suelo como una barquita.
Las pesas en los pechos de �sta, le estiraban mucho, y se visualizaba un tono
rojizo en �stos. Fue entonces cuando Rafael, dio por concluida la sesi�n extra.
Una habitaci�n, muy coqueta
Pasaron unas horas antes que llegaran las 2 �ltimas
clientas, y tan solamente media hora para comenzar a preparar a las otras
cuatro.
Abigail, que aprendi� muy bien las t�cnicas, solamente
necesitaba saber en qu� tipo de mueble iban a ser transformadas.
-�Lo acordado? � pregunt� en el aire a las cuatro,
Rafael.
-Mmm, esta vez con una
novedad si es que puedes. Deseo servir de mueble bar- profiri� una de las
gemelas. Y adem�s no quiero que me tapes la cara completamente. Me gustar�a ver
quien toma las bebidas, no s� si me entiendes.
-Eso va a ser algo complicado, no tengo ese tipo de
mueble habilitado.
-Pagar� lo que me pida, lo que me pida- concusa ella.
-Mmm, el caso, es que ahora que lo pienso, un mueble bar
tengo. Claro que lo tendr�a que apa�ar antes.
-Esperamos lo que haga falta.
-Est� bien. �Y vosotras tres?
Una tras otra fueron coment�ndole la fantas�a. Las dos
hermanas ser�an transformadas en silla y l�mpara respectivamente, mientras que
la otra gemela, su prima, ser�a un reposa pies.
Cuando termin� la charreta, Rafael ya estaba ingeniando
el modelo de mueble-bar. Para ellos us� un antiguo mueble del tama�o de una
persona, que serv�a para revistas y libros. Lo vaci� y le a�adi� unos puntos de
sujeci�n para las cuerdas.
Lo de la l�mpara ya estaba arreglado, as� como la silla,
y para el reposa pies, adorn� con un mantelito blanco, la parte superior del
mueble, quedando adem�s de decorativo, una especie de mesita, d�nde colocar las
bebidas, que tomar�an gustosas las pr�ximas clientas del local.
Abigail se encarg� de colocar a las hermanas, una de
l�mpara, con l�tex negro y gomas el�sticas a juego, negras tambi�n. Como no
quiso ser tapada de ojos, la dej� con media caperuza, y a su hermana de l�tex
negro pero con cintas rojas. A �sta �ltima, al no tener m�s caperuzas, le coloc�
una m�scara negra, que hac�a las veces de caperuza. Si todo iba bien, aquella
silla humana, deber�a poder girarse en 360�, porque la estructura met�lica as�
lo permit�a.
Rafael se encarg� de las otras dos. Primero de la
gemela, que a prop�sito, ten�a el culo m�s apto para lo que iba a ser usado, un
reposa pies. �ste era rojo, con el mantelito arriba y la gemela, dentro de �l,
solamente mostraba su lindo trasero, que luc�a con unas medias de lycra
transparente y un tanga negro por dentro.
Tan solo quedaba su hermana, la otra gemela que quer�a
ser convertida en mueble-bar.
Por lo visto tambi�n dese� no ser embutida en l�tex,
�sta vez bast� con un corpi�o negro muy ajustado a su cintura, un violeta
conjunto de lycra corporal, y ya que no iba a ser ocultado su rostro, eso s�, le
coloc� la bola de goma en la boca; adem�s de todo esto, todas, las cuatro, iban
a permanecer sensorialmente inhabilitadas, al menos por lo que a sonidos se
referir�a.
Tuvo que usar la habitaci�n de descanso para acoplar
todo el conjunto. Aunque no quedaba nada g�tico, debido a su suelo gris y una
amplia cortina blanca en el fondo, resultaba muy coqueto. Adem�s las coloc�
sobre una alfombra marr�n a cuadros, lo que agradar�a a las visitas futuras, ya
que pens� usar esa distribuci�n como pr�ximo reclamo de nueva clientela.

Tanto Abril como Rafael, se felicitaron
por tan espl�ndida labor de bondage art�stico, y decidieron esperar en el sal�n
a las dos clientes.
Tras casi dos horas de tensa espera, y
cansado de tener que comprobar la tensi�n arterial de sus clientas, Rafael oy�
el esperado timbre de la puerta.
-Buenos d�as- se present� la cuarentona
empresaria.
-Encantada- hizo lo mismo la joven
millonaria.
-Es un honor y un placer tener conmigo
esta tarde, tan refinadas visitas- sigui� el juego Rafael.
Las hizo pasas a la habitaci�n, mientras
Abril esperaba all�, pendiente de las otras cuatro.
-�Les gusta la decoraci�n?-
pregunt�ndole Abril a ambas, al entrar en la dependencia.
-�Oh, caramba!, es incluso mejor que mi
sal�n de visitas de la casa de campo. Claro que all� no tengo este tipo de
mobiliario, jejeje- ri� la m�s mayor.
-S� querida, y es m�s, estoy por comprar
alguno de estos muebles- arrogante la m�s joven.
Rafael hizo sentarse a la mayor en la
silla, mientras encend�a la l�mpara y Abril invitaba a la m�s joven a una copita
en el mueble-bar.
-Realmente c�moda esta silla giratoria,
claro que el reposa pies es todav�a m�s blandito- dec�a la mujer mayor.
La presi�n era notada por la prisionera
de la silla, que se excitaba tan solo de pensar que era usada por alguien, que
ni siquiera sab�a quien era.
La gemela, que era humillantemente
pisada con los tacones de aguja en su culo, puesto que ahora solamente era un
reposa pies, se sent�a igual o m�s excitada que su prima.
La l�mpara humana, se corri� dos veces
al ver a las invitadas, que apenas le mostraban atenci�n, como si de una
aut�ntica l�mpara se tratara.
Lo mejor se lo llevar�a el mueble-bar.
-Esto si que no lo hab�a visto nunca-
dijo la joven al lado de Abril.- nunca entender� porqu� se dejan ver la cara
estas putas sumisas de medio pelo- refiri�ndose a la gemela, que atada,
permanec�a obligadamente en el interior del mueble.
Ella, aunque no pod�a o�rla, s� pod�a
leerle los labios, aunque su cansancio por la actuaci�n de antes y su
musculatura ya flojeante, no la ayudaron demasiado para tal tarea, que unida a
unos ojos cansinos, m�s cerca de la inconsciencia estaba que de otra cosa.
Todos bebieron mucho alcohol en la
velada, que transcurr�a entre cr�ticas a ver quien de todas cuatro, era m�s
zorrona, puesto que ellas dos, nunca se consideraban putas. Pasaba el tiempo y
Rafael se olvidaba a ratos de comprobar la presi�n, por lo visto, el alcohol esa
tarde-noche estaba algo fuerte, ten�a un sabor algo extra�o. El caso es que al
ratito, todos se quedaron dormidos, todos menos los muebles, que sin saber que
ocurr�a, permanec�an obligados en humillante pose.
Tan solo, la l�mpara y el mueble-bar
pod�an ver lo que ocurr�a, y fue entonces cuando asustada, la gemela y su prima,
comenzaron a gritar, aunque solamente unos �mmmm� era lo que sal�a de sus bocas.
Las otras dos, no pod�an ni ver ni o�r, por lo que no se enteraron de nada. Tras
muchos �mmm� de ambas, ya cansadas, una de ellas cay� desmayada, mientras la
otra, impotente no tard� en desmayarse tambi�n.
La situaci�n parec�a estar algo
descontrolada, cuando Abril, despert� de pronto, y algo mareada se dio
cuenta de la situaci�n. Corri� a despertar a Rafael y a las otras dos mujeres,
pero nada, segu�an inconscientes. Entonces decidi� desatar a las cuatro de sus
prisiones. Comenz� por la silla, levantando previamente a la mujer que dorm�a
sobre ella. Una vez desatada, comprob� su estado y vio que se encontraba
tan sumida en la inconsciencia como el resto. Lo mismo pas� con las otras tres,
y cuando casi de llorar se ahoga, Rafael se despert� s�bito del fr�o suelo donde
yac�a.
-�Qu� pasa?- pregunt� de pronto Rafael.
-�Rafael! � Exclam� Abril � nos quedamos
dormidos, y casi matamos a estas personas por nuestra culpa.
-�Qu� personas?
Abril se qued� extra�ada ante tal
respuesta, y fue cuando al mirar a su alrededor se dio cuenta que se hallaba en
otra habitaci�n bien distinta, -�acaso he so�ado esto?- se pregunt�.
-Pero, pero�c�mo es posible, si hace un
momento�aqu�esta habitaci�n es diferente�balbuceaba sorprendida.
-�Diferente?, pero si es la misma d�nde
has estado todo el d�a metida, embutida en l�tex, convertida en mesilla de cama.
-�C�mo?.....ahora estoy mareada�me duele
la cabeza.
-Eso es por querer probar a estar toda
la noche, te recomend� que si era la primera vez, ser�a mejor poco a poco, pero
t� nada de nada, quer�as toda la noche, en fin, por lo menos, est�s bien.
-Pero si eras t� el que estaba en el
suelo inconsciente�-confusa Abril.
-Jajaja, si que has so�ado nenita. Acabo
de sacarte, y te he dejado sobre la cama, por lo visto te desmayaste mientras
iba al lavabo, y al volver me encuentro con este panorama. Creo que por hoy ya
habr�s aprendido que esto se ha de querer con el coraz�n, y no por probar, que
eres una novata.
Abril al o�r lo de novata, record� como
en r�fagas, lo sucedido aquella ma�ana tan extra�a.
Por lo que parec�a, Abril, una joven
veintea�era, fue a solicitar los servicios del amo Rafael, maestro en
ultra-bondage, y con especialidades por la mueblef�lia. Ella nunca hab�a hecho
eso antes, pero aquella ma�ana y tras leer unos relatos de cierta web, sinti� la
curiosidad. Busc� una gu�a fetish de Bilbao, su ciudad y dio con aquel
esperp�ntico local.
Al llegar all�, su due�o le abri� la
puerta, fue entonces cuando y tras decirle que ella era demasiado novata para su
local, se encoleriz�, empuj� al due�o al interior y ya dentro, le asegur� que
deseaba probar la humillaci�n, convertida en lo m�s humillante para una chica de
su edad. Rafael le dijo que se desnudara, lo hizo, que se pusiese a cuatro
patas, lo hizo tambi�n, y entonces la llev� a una mesita de cama, la puso de
rodillas y le introdujo su cabecita por una agujero ex profeso, la tap� los
o�dos, la boca, y le puso una l�mpara sobre la cabeza, despu�s �l se acost� en
la cama a seguir descansando.
Llamaron al timbre, era un chaval, �l
acept� que entrase y la us� a ella para satisfacer al joven. �l se la sac�, se
la meti� en la boca y se corri� dentro de ella, que permanec�a con los ojos
cerrados e inmovilizada. M�s tarde llegaron 4 chicas m�s, �sta vez le quit� la
caperuza, y resultaron ser sus cuatro primas, las dos primas gemelas y las otras
dos mayores. Se mor�a de verg�enza, pero tuvo que soportar la humillaci�n, fue
despu�s que entraron 2 mujeres m�s, que resultaron ser su madre y una t�a de
ella. Fue entonces cuando se desmay� por primera vez, y Rafael le dio un vaso de
agua con cierta dosis de cafe�na. Al irse su madre y t�a, Rafael tuvo que ir al
ba�o a orinar y ella volvi� a desmayarse, mezclando en sue�os toda aquella
aventura. Rafael la sac� de all� y ella jur� no volver jam�s a su local.
Realmente era demasiado fuerte para ella.
En la puerta de entrada al local reza lo
siguiente:
Solamente permitida la entrada a mujeres
mayores de edad, el due�o del local se reserva el derecho de admisi�n.
Si es tu primera vez, te lo hacemos
gratis.
BDSM extremo � local de ambiente.
F I N