Relato: Mi Tarde de Amor, Semen, Sudor y Gemidos.. y Semen



Relato: Mi Tarde de Amor, Semen, Sudor y Gemidos.. y Semen

*Para mayores de 18 a�os



** � Mi Tarde de Amor, Semen, Sudor y Gemidos� y Semen � An
afternoon of Love, Semen, Sweat and Moans� and Semen




MI TARDE DE AMOR, SEMEN, SUDOR Y GEMIDOS� Y SEMEN por Lisbeth
(KarlaLisbeth22)




Era una linda tarde de domingo, ideal para pasarla con
alguien muy especial. Eso era lo que yo hac�a, disfrutar ese hermoso d�a con el
amor de mi vida. Sin embargo, a diferencia de la gente que afuera se paseaba y
divert�a bajo los rayos del sol primaveral, la diversi�n que yo experimentaba
era de otra clase, la clase de diversi�n m�s propia de un dormitorio. Yo estaba
en mi casa con Jorge, mi novio. Pero no se equivoquen con nosotros, la verdad es
que no le d�bamos excesiva importancia al dormitorio. Qu� va. Nada qu� ver.
Lejos de eso. Tambi�n nos gustaba hacerlo en la sala, el ba�o, el jard�n, la
azotea, etc�



No, en serio, al igual que todas las parejas del mundo,
sab�amos apreciar otras actividades, como escuchar musica, hacer el amor,
platicar sobre nosotros, hacer el amor, ver la tele, hacer el amor, besarnos,
acariciarnos y meternos mano, hacer el amor�



Pero lo que m�s nos gustaba era tener sexo, por si no han
captado el concepto. Para Jorge y yo hacer el amor era muy especial, ya que
ten�amos muy pocas oportunidades de estar solos. Por ello, ten�amos que
aprovechar cualquier oportunidad que se nos presentara, como ahora, cuando
ten�amos todita la casa para nosotros. Mis padres, junto con mi hermana mayor y
mi hermanito, hab�an ido a un balneario en el interior del pa�s y regresar�an
hasta la noche. Tiempo m�s que suficiente para lo que Jorge ten�a en mente, el
muy cochino.



Mi novio vino a verme a eso de las 3:00 y, de inmediato, nos
dedicamos a lo que los novios hacen, especialmente cuando est�n solos. Despu�s
de una media hora de besuqueos y alguna que otra metidita de mano� no, no� es al
rev�s: despu�s de una media hora de metidas de mano y uno que otro besuqueo, las
cosas se pusieron color de hormiga. Los dos est�bamos que ard�amos; no que yo no
hubiera estado caliente antes de que Jorgito viniera, pero con certeza, estar
junto a �l me provocaba realizar una que otra travesura.



En la sala, sentados en un sof�, o mejor dicho, acostados en
un sof�, est�bamos tan inmersos en nuestra pasi�n juvenil que Jorge casi me coge
all� mismo. Naturalmente, a pesar de lo mucho que quer�a sentir y tener a mi
chavo dentro, muy dentro de m�, no pod�a dejar que me cogiera en la sala de mi
bendita casa, para eso hab�a cuartos.



S�, si lo peor suced�a, es decir, si mi familia regresaba
inesperadamente, quer�a tener algunas cartas que jugar. Dentro de mi habitaci�n
pod�a esconder a Romeo (s�, as� se llamaba, Jorge Romeo) y pretender que en la
casa no hab�a nadie m�s que yo. M�s tarde, mi amorcito pod�a salir por donde
Dios lo ayudara, si el perro lo mord�a era su culpa.



�Dios guarde si mi familia me viera teniendo sexo con Jorge!
S�lo de pensar que mi papi pudiera encontrarme en una situaci�n tan
troncometida, digo, comprometida, me llenaba de angustias sin fin. Primero, mi
papi matar�a al Jorge y luego me enviar�a a un reformatorio o a un convento,
despu�s de sacarme el diablo a patadas, por supuesto. O qui�n sabe, tal vez
obligar�a a Jorge a casarse conmigo. �Eso ser�a tan lindo! Era improbable, sin
embargo; a pesar de que amaba con locura a mi novio, no estaba pensando para
nada en el matrimonio. Claro que me encantar�a casarme con �l, pero, digamos,
dentro de unos 5 a�os. Entonces tendr�a 22 y �l 25. En esos momentos, era
impensable.



De todos modos, yo quer�a ahorrarle a mi papi, y a los dem�s,
la sorpresa y el disgusto de verme mientras Jorge me la met�a hasta (o por) la
garganta; o que me vieran corriendo con mis encantos al aire mientras hu�a hacia
mi habitaci�n.



Al imaginarme esos probables escenarios, no me quedaba otra
que detener los avances, sobadas y metidas de mano de mi novio y pedirle que lo
hici�ramos como era debido. Tuve que forzarlo, de hecho. Jorge, como todo
machondo (es decir macho y cachondo, pero lo escrib� as� para ahorrar palabras),
se sent�a inclinado a cogerme en cualquier lugar. No, no me refiero a cogerme
por cualquiera de mis orificios naturales; lo que quiero decir es que le daba
por cogerme en doquiera estuvi�ramos. De hecho, lo hab�amos hecho en algunos
lugares no muy aconsejables, esa vez en la casita del perro viene a la mente,
pero �qui�n de ustedes no ha hecho eso?



El caso es que era yo quien ten�a que detener la escenita,
porque si por �l fuera con gusto me coger�a en el campanario de la iglesia�
Ummm, de veras que ah� no lo hab�amos hecho� Lo cierto es que a �l no le
importaban mucho las consecuencias que sufrir�amos si nos atrapaban; ni modo,
como el muy fresco no ten�a tanto que perder como yo. Mi papi unicamente lo
matar�a, mientras yo tendr�a que acarrear la verguenza y la ignominia toda la
vida, o hasta que me encontrara un nuevo novio.



As� que, noble y valiente como era, le dije al Jorge que
calmara un poco sus instintos primitivos animalescos y que subi�ramos a mi
cuarto. Luego de que accedi�, tuve que subirme la tanguita rosa que llevaba esa
tarde; el cochino de mi novio me la hab�a bajado hasta los muslos. Oh, bueno� me
la sub� de las rodillas� � �Est� bien, me la puse de nuevo! �Qu� m�s da una
pulgada de m�s o de menos? Lo cierto es que bien pude haber omitido ese paso, el
de ponerme de nuevo la tanguita, pero ya saben, �ver eso excita tanto a los
hombres!; adem�s no pod�a arriesgarme a dejarla tirada por all�. Luego me
abroch� el brassiere, ah, no, para facilitarle las cosas a mi novio, esa vez no
llevaba puesto sost�n; en fin, me arregl� la minifalda rosa y la blusita blanca
que ten�a media puestas y, de la mano del Jorge, subimos las escaleras hacia
nuestro nidito de amor. Media hora m�s tarde, llegamos all�. �Al Jorge cochino
le dio por experimentar con el pasamanos de las gradas!



Bueno, despu�s de entrar a mi habitaci�n y de cerrar la
puerta con llave, me la tragu�. No, no la llave, otra cosa. Cuando ya ten�a a mi
hombre donde quer�a, nos arrojamos a la cama, nos desnudamos mutua y lentamente
y nos besamos y acariciamos todo lo que se pod�a besar y acariciar y algunas
cosillas que no tanto. Ambos est�bamos urgidos de sexo candente. Yo tenia tanta
hambre de sexo que ya le estaba viendo cara de pene al lindo de mi novio. Por la
forma en que me miraba, parec�a que �l tambi�n me estaba viendo cara de algo.
�No es lindo estar enamorados?



�Ah! �Qu� bello era mi beb�! A pesar de las innumerables
veces que lo hab�a visto desnudo, igual se me cort� el aliento cuando lo vi
exhibiendo todas sus miserias� (�no, no! Ese era otro novio)� Me qued� sin
respiraci�n, digo, cuando vi al Jorge desnudo, exhibiendo sus glorias, mientras
se me ca�a la baba s�lo de admirarlo. Me fue imposible ocultar mi entusiasmo
cuando vi su pene grueso, largo y ancho y tanto me enloquec� que lo hal� hacia
m�, a Jorge� y lo bes� profundamente, al pene� y me sent� tan feliz de que ambos
fueran m�os, ese enorme y erecto pene y ese enorme y erecto pene� �Jorge!
�Jorge! �Quiero decir ese enorme y erecto pene y Jorge, mi papi chulo!



Sin embargo, a pesar de lo feliz que me sent�a porque ese
pene era m�o, s�lo m�o y nada m�s que m�o, para que mi amorcito lindo no dijera
que s�lo me interesaba su miembro viril (y no veo c�mo podr�a haber pensado
eso), tambi�n lo besaba en otras �reas de su hermoso cuerpo, pero por alguna
extra�a y desconocida raz�n, mi boca siempre regresaba en cosa de segundos a ese
jugoso, chorreante y sabroso salidulce pene. Por ejemplo, Jorge me ped�a que
tambi�n lo besara en las tetillas -no era tan sensible como yo en esa �rea, pero
le encantaba que le pasara la lengua por all�-, mas no pod�a hacerlo m�s que por
breves momentos; ese su pene divino era como un im�n carnoso que atra�a
poderosamente mis labios humedos, mi lengua juguetona y mi boca sensual� O qui�n
sabe, tal vez era que simple y llanamente me gustaba mamar verga.



En fin, luego de lo que pareci� una dulce eternidad, su
miembro termin� todo lleno de mi pintura labial y saliva, mientras mi boca
saboreaba �vidamente sus muestras gratis de leche masculina. Ya no se la segu�
chupando porque mi papi lindo estaba a punto de venirse y yo, ego�sta tal vez y
caliente hasta la madre, quer�a a mi hombre profundamente adentro de m�. Y m�s
que nada, quer�a que acabara dentro de m�. As� que, muy a mi pesar, tuve que
dejar por unos momentos de adorar ese falo divino. En el sexo, como en la
guerra, a veces hay que saberse retirar y hasta presentar la retaguardia. Esto
es por si ACASO hubiera una loquita leyendo este relato.



Y ya que nos ponemos filos�ficos, podr�a decir con certeza
que mi experiencia en hacer el amor, con Jorge por supuesto, era abundante. A
pesar de que hab�a experimentado un par de aventurillas antes de conocerlo, �l
era en realidad mi primer hombre, y, con seguridad, ser�a el ultimo y el unico.
Ese era mi anhelo. Quedarme con �l para toda la vida y hacer el amor con �l
todos los d�as. D�jenme contarles que despu�s de un mes de ser noviecitos, ya no
nos interesaba s�lo andar de la mano y besarnos en los callejones. As� que de
mutuo acuerdo nos convertimos en j�venes sexualmente activos, demasiado activos
dir�a yo.



Ahora ten�amos 4 meses de practicar sexo regularmente;. 4 � 5
d�as a la semana, si bien hab�amos tenido nuestras buenas rachas, cuando lo
hab�amos hecho diariamente, la mayor parte de veces en mi casa o en la suya o en
el auto de su pap�, cuando se lo prestaba, ya que en realidad no pod�amos ir a
un motel con frecuencia. A pesar de que, como he mencionado, �ramos adeptos a
echarnos un rapid�n en donde nos agarrara la urgencia, lo mejor era hacerlo como
lo mandan los c�nones sagrados del sexo. Lo repito, so�aba con casarme con mi
Amado (as� se llamaba, Jorge Romeo Amado) y tener la libertad y la comodidad de
coger cuando nos viniera en gana, todos los d�as, todas las noches, como
seguramente deben hacerlo todas las parejas casadas o que viven juntos. (S�, �ya
vas!).



Mi amor por Jorge era verdadero y realmente quer�a que mi
familia lo conociera. Anhelaba que nuestro noviazgo tuviera una base formal.
Pero viendo c�mo mi novio no ten�a un buen trabajo, que s�lo lo conoc�a desde
hac�a unos pocos meses y que yo era todav�a muy joven, ser�a dif�cil para papi y
mami aceptarlo como mi novio oficial. Por otro lado, si fu�ramos novios formales
tendr�amos que ser m�s cuidadosos. Algunas veces pensaba que era mejor tener a
Jorge a escondidas, porque pod�amos hacer nuestras porquer�as, digo, nuestras
travesuras, sin tanto problema. Pero, oh dilema, a la vez quer�a que fuera parte
de nuestra familia. No sab�a qu� hacer, pero mientras tanto, nos disfrut�bamos
el uno al otro lo m�s que pod�amos. Y no estoy hablando s�lo de la animal
tendencia de los humanos a unir sus �rganos sexuales en asqueroso ayuntamiento
carnal. No. A veces, nos masturb�bamos.



Lo que me lleva a esa primaveral tarde de domingo. Ah,
domingo en Guatemala. C�mo me gusta este pa�s al que por razones del incierto e
insondable destino vine a dar� las nalgas me duelen de tanto escribir, pero, ni
modo, debo proseguir con mi relato. Dec�a que el destino me trajo a vivir a este
hermoso pa�s, s�, aqu� nac� pero me aparto del tema� �en qu� andaba?



Ah, s�, dec�a que ese domingo todo apuntaba a ser un d�a de
amor y aventura. Yo hab�a estado caliente todo el bendito d�a y un poco antes de
que mi novio chulo viniera a verme hab�a tenido que cambiarme el calzoncito, ya
que mis humedades y fluidos sexuales tan calientes y abundantes lo hab�an
desintegrado casi. No me masturb� ni me rend� a mi calentura porque no ten�a
sentido. Ten�a un hombre que se ocupaba de mis necesidades y adem�s esa fiebre
sexual s�lo se me quitaba con una buena y real cogida. Pero igual, no s� c�mo
soport� esa excitaci�n por horas. No s� c�mo la soportaba en ese momento, cuando
nuestros cuerpos desnudos ard�an de pasi�n. Sin embargo, a pesar de nuestra
calentura, aun faltaba un poco de tiempo para nuestra inefable explosi�n
resolutoria org�smica y clim�xica, o como dicen en mi pueblo, ��a la gran puta,
ya acab�!�.



As� que, ahora, mi amorcito dio inicio a una dulce rutina de
calentamiento. Para entonces, no necesitaba tanto mi buena calentadita, pero
igual, le agradec� por su amoroso inter�s en m�. La verdad es que lo quer�a ya
dentro de mi cuerpo, por y en donde fuera, pero tambi�n pod�a gozar de sus
caricias, besos, nalgadas, metiditas de mano, mamadas, caricias, latigazos,
bofetadas�(�ay, no, esa es otra historia!)... en fin, todo lo concerniente al
coito, dec�a, acciones esas que aumentaban mi deseo salvaje y me preparaban para
Le Grand Finale. �Ja, c�mo les qued� el ojo con mi alem�n?



Pero bueno, Jorge bes� todo mi esbelto cuerpo, pero en
especial se concentr� en mi pecho. Mi busto no era el m�s hermoso y voluptuoso
del mundo, pero viendo c�mo mi nene lo disfrutaba, qu� diablos importaba� Jorge
me acariciaba los pechitos y los besaba� me chupaba los pezoncitos endurecidos,
me los pellizcaba, me los mordisqueaba� parec�a un beb� hambriento el condenado,
viendo c�mo me mamaba mis encantos y, en fin, hizo con mi bustito cualquier
cantidad de cosas. Incluso pas� su enorme y bien parada pija sobre mis
limoncitos. Estos no eran, con mucho, suficientemente grandes como para hacerle
una �paja rusa� (masturbaci�n con las tetas, para ustedes que no han viajado a
Rusia), pero a juzgar por el placer que mi novio experimentaba, para �l yo no
era sino Catalina la Grande, y recuerden que no le dec�an La Grande s�lo por lo
putona que era.



La verdad es que disfrut� tanto esos aperitivos sexuales que
casi me olvido de que faltaba el plato principal: Torta a la Penn�. Casi, digo.
Pero igual, cuando puso la cabezota de su exagerado miembro sobre mis
endurecidos pezoncitos, casi me vengo, involuntariamente, por supuesto. Todav�a
quer�a a ese machote en mi interior. Adem�s, otras partes de mi cuerpecito
exig�an su toque masculino, as� que mi macho tuvo que atenderlas, tal vez contra
su voluntad. Indudablemente, las tetas eran el fetiche de Jorge. Pero como todo
buen amante, pod�a y sab�a desempe�arse bien en otras �reas. No, si la
globalizaci�n no es del todo mala.



Y bueno, �l regresaba de vez en cuando a mi pecho, pero se
dedic� m�s al resto de m�. Mi Romeo Amado no dej� parte de m� sin besar y
lenguetear y, especialmente, pas� un buen rato metido entre mis piernas. Eso era
parte integral de nuestros encuentros sexuales: el sexo oral. Nunca hab�amos
dejado de practic�rnoslo. A �l le encantaba mamarme y a m� me encantaba que le
encantara. Yo esperaba un 69 de un momento a otro, mientras su lengua experta me
enloquec�a; pens� que iba a acabar en ese momento, a pesar de lo mucho que
quer�a su vergota en mi interior. Pero despu�s de tanto sexo, ambos nos
conoc�amos bien. Jorge sab�a cu�ndo detenerse; as� lo hizo, un nanosegundo antes
de mi orgasmo. �Ah, qu� dulce tormento ese el de aguantar el final! De posponer
La Petite Morte, como dicen en� �en d�nde era? Ah, s�, en Francia. La Peque�a
Muerte� as� le dicen al orgasmo los muy necr�filos. �Ya les dije c�mo le dicen
al orgasmo en mi pueblo?



El caso es que yo ya no pod�a m�s; nuestros jugos, fluidos,
humedades, efluvios, humores, sudores y otras lindezas hab�an hecho de mi cama
una laguna en la que ambos nad�bamos y buce�bamos. Mi negrito sabroso continu�
con sus besos y toqueteos en todo mi cuerpo y despu�s de que me sob� las piernas
todo lo que quiso, me dio vuelta, de manera que se pudiera ocupar de la parte
posterior de mi terso y ardiente cuerpecito. Un poco m�s y el Jorge me deja sin
nalgas, de tanto mordisco que me propin�; alternando entre sobadas y nalgadas,
me daba besos prohibidos en mi ano coquet�n, lo que casi hizo que me viniera.
Como si mis nalgas fueran una versi�n m�s grande de mis pechitos, Jorge puso
toda su experiencia, deseo y amor en ellas.



Fue mi turno de amarlo, entonces, principalmente porque yo
estaba que me ven�a ya y ten�a que controlarme. Y si bien me podr�a haber dejado
coger justo en ese momento, decid� que a mi macho lo quer�a m�s lujurioso de lo
que ya estaba, si eso era posible. Esta vez realmente se la mam� y aunque no lo
crean y parezca sacado de otra historia, su vergota exuberante me lleg� hasta el
coraz�n, porque �ste me empez� a doler� oh� gracias a Dios descubr� que era una
de sus rodillas la que me hac�a presi�n all�.



La verdad es que le demostr� que ninguna putita en 100 Km. a
la redonda podr�a ser tan mamona como yo; sorry ni�as por quitarles un potencial
cliente. Y bueno, al fin hicimos el 69 que tanto anhel�bamos; tanto goc� estar
encima de �l chup�ndosela que cre� �bamos a terminar de esa manera, dejando la
cogida para m�s tarde. Al igual que �l, yo estaba tan caliente que si me
hubieran puesto dos huevos en las nalgas, huevos de gallina, se entiende, los
hubiera fre�do de inmediato. Pero, de algun modo nos las arreglamos de nuevo
para sobrevivir a tanta calentura y finalmente nos dispusimos a hacer de
nuestros sudorosos y ardientes cuerpos uno solo. Ambos sab�amos que la cogida
iba a ser breve, tan calientes est�bamos. Lo bueno, si breve, dos veces bueno,
dicen los ancianos. �Viejos p�caros!



Mi hombre me la meti� en mi posici�n favorita: yo sobre mi
espalda, mis piernas altas y bien abiertas sobre sus hombros, mis rodillas
lleg�ndome al pecho, mis manos sobre sus hermosas nalgas de macho, tir�ndolo
hacia m� Mi futuro marido me la dej� ir con toda la gana del caso y si bien
debido a lo profundo de la penetraci�n sent� algun dolor, el placer fue
incre�ble. La verdad es que a pesar de tanta masturbaci�n, metida de mano y
cogida, mi canalito del amor no hab�a perdido su elasticidad y, de hecho, era
tan apretadito como el de una virgen. Bueno, casi. Honestamente, no me importaba
si coger tanto con mi novio me aflojaba. De hecho quer�a eso, coger, no que me
aflojara� s�, coger toda mi vida con �l; Jorge era tan grande que siempre iba a
ser virgen para �l.



Cuando mi papi lindo dejaba libre mis labios, qui�n me
aguantaba con mis gemidos y grititos de placer. Y s�, el acto fue r�pido, como
supuse. Nadie en el mundo hubiera aguantado m�s del minuto que los dos
aguantamos. El Rico, s� as� se llamaba, Jorge Romeo Amado Rico, bonito nombre,
�no?, se vino primero, llen�ndome con lo que parec�a un gal�n de semen caliente,
o tal vez haya sido s�lo un vaso de su leche, pero yo sent�a que en mi interior
sus chisguetazos nunca terminaban.



Yo abrac� a mi beb�, mientras con mis piernas y pies lo
halaba instintivamente hacia m�; casi llor� de felicidad al ver cu�nto placer le
pod�a dar a un hombre. No importaba si no hab�amos tenido un orgasmo simult�neo,
ya que al final lo que contaba era que los dos finaliz�ramos plenamente
satisfechos. A m� lo que interesaba era su placer de macho, y vaya si no goz�
conmigo. Ver a un hombre dentro de ti y verlo casi llorar del gusto al momento
de su eyaculaci�n es una experiencia unica. �Ay, c�mo sent�a su dura hombr�a
bombeando su semilla dentro de m�! Como dije, si bien yo no acab� junto con �l,
sent� claramente unos toquecitos divinos en mi sexo y gem� y jade� junto con �l�
hice, en suma, lo unico que pod�a hacer: compartir su placer y hacer m�o su
gozo, porque al final �ramos un solo cuerpo, una sola carne, una sola lujuria�



Despu�s de que sac� su pija chorreada de m�, mi Amado amante
se dedic� a la mano de obra del acto sexual. Diestro en esas lides, o sea que
utilizaba mayormente su derecha, me trabaj� manualmente por unos momentos, para
luego finalizar el trabajito con su lengua. Yo me arque� hacia arriba cuando
sent� llegar mi cl�max, levantando con mi cuerpo la cabeza de mi mamador, �l
agarr�ndome las nalgas como si se aferrara a la vida misma, mientras l�grimas de
puro placer me brotaban de los ojos, no que me iban a brotar de algun otro lado.
Al fin tuve mi tan esperado orgasmo, no me importaba en absoluto c�mo lo hab�a
logrado, si con la lengua, la mano o la cabeza de Jorge. La cabeza de su pene,
quiero decir. No creo que su cabeza peluda pudiera caberme� Ummm� �o s�?�



Y bueno, luego de mi venida tuve que quitarme al chico de
encima, pues continuaba mam�ndome la cosita y ahora que yo hab�a terminado, me
lastimaba un poquit�n. El se coloc� sobre m� entonces y aunque no eramos capaces
de m�s sexo en ese momento, le abr� mis piernas y las coloqu� sobre su cintura,
su fl�cido miembro haci�ndome cosquillitas en el sexo, los dos bes�ndonos y
repiti�ndonos las mismas lindas palabras: �te amo��.



Estas dulces expresiones de amor eran muy importantes para
m�, puesto que quer�a sentir que mi novio realmente me amaba; me gustaba darle
placer, por supuesto, pero tambi�n quer�a que me apreciara como persona; si
quisiera un animal para tener sexo, ya me habr�a comprado un gorila, cr�anme.
Pero el lindo de mi chavo entend�a nuestras diferencias y, como siempre, me
brind� mi dosis post coital de romance.



Luego de esos deliciosos momentos, me levant� para ir al ba�o
y asearme. Sab�a que a mi novio le encantaba esta parte. Mi desnudez y mi
movimiento de nalgas cuando me dirig�a hac�a all� lo enloquec�an. As� que,
haciendo un show de eso, le regal� su postre visual. Sabiendo que me miraba
atentamente, luego de abrir la puerta de mi cuarto me qued� por unos momentos
all�, de espaldas, en el umbral, ya saben, haci�ndome una colita de caballo en
el pelo, estir�ndome, inclin�ndome y otras cosillas m�s que de seguro
disfrutaba, como todo hombre que se precie de serlo.



Regres� al rato con papel de ba�o para limpiar a mi hombre, y
como se imaginar�n ese trabajito lo termin� con mi boquita. A eso se le llama
�limpieza oral�, por si no lo saben. Luego, con la excusa de chequear y arreglar
mi maquillaje, me acerqu� a un espejo y, de espaldas, dej� que observara todos
mis encantos; mientras me cepillaba el cabello y volteando ocasionalmente a
verlo, platicaba con mi amor, logrando que viera lo que reci�n hab�a saboreado y
prometi�ndole m�s para dentro de un rato. De regreso en la cama, me acurruqu� a
su lado, descansando mi cabeza sobre su pecho peludo y musculoso, su brazo
izquierdo sobre m�, mis dedos tamborileando y jugando con sus pectorales� c�mo
admiraba su cuerpo lleno de musculos y vellos, y esperaba que �l hiciera lo
mismo con mi terso y delicado cuerpecito. Era ya momento del segundo cap�tulo de
nuestro encuentro �ntimo�



Como siempre, las ganas de coger las tuve yo antes que �l.
Hab�amos estado en silencio la mayor parte del tiempo, s�lo disfrutando nuestra
cercan�a f�sica y espiritual. Despu�s de un rato fue s�lo f�sica, desde luego.
Yo ya estaba a punto, pero era evidente que mi pareja necesitaba algunos minutos
m�s. Yo podr�a haber acelerado el proceso y lo hice, de hecho. Sab�a que �l
necesitaba un poco de estimulaci�n visual, as� como manual. Empec�, entonces, a
besarlo y a tocarle el pene y los huevos. Eran caricias suaves, destinadas s�lo
a despertar ese poderoso miembro viril que aun en estado de descanso era
impresionante. Luego, me mont� a horcajadas en mi macho, sobre su pecho fuerte,
y extendiendo mis manos hac�a atr�s, tocaba todo su equipo varonil. Mientras le
coqueteaba con mi cuerpo desnudo, le puse mi sexo cerca de su boca y esto hizo
el truco. Mi papi chulo me tocaba los pechitos e incorpor�ndose un poco me los
comenz� a mamar, a la vez que acariciaba con urgencia el resto de m�,
principalmente el culito, al que le dio unas cuantas fuertes nalgadas que me
dolieron, pero que me excitaron hasta la madre, o hasta la abuela, ya que la
excitaci�n que experiment� fue doble.



Ahora que su erecci�n era completa, le ayud� a que me la
metiera; esa era su posici�n favorita: yo sobre �l, cabalg�ndolo por las
llanuras de la pasi�n y la concupiscencia. Mientras �l me tocaba y chupaba los
pechos, y/o me pellizcaba y sobaba las nalgas, yo lo montaba con un ritmo
fren�tico que amenazaba con desquebrajar la cama. �Oh, cu�nto gozamos con esa
cogida! Al fin, luego de una buena seguidilla de mis musculos interiores
apretando, succionando y masajeando su vergota, mi amorcito se vino r�pido; su
semen goteaba de mis interiores y se derramaba sobre su pene, el que parec�a una
vela chorreada, mientras yo gritaba junto con �l, a pesar de que me a m� me
faltaba terminar. Pero bueno, hay que solidarizarse con el pr�jimo.



Luego de que su rictus de placer se convirti� en una sonrisa
de satisfacci�n, me baj� del burro, perd�n, de mi macho y me puse en sus manos,
literalmente. �C�mo disfrut� sus habilidades manuales! La verdad es que me
fascinaba que mi novio me cogiera, por donde fuera, c�mo no, pero a veces me
enloquec�a acabar gracias a sus dedos o lenguas (es que parec�a tener dos). De
hecho, mis orgasmos se hab�an producido tanto gracias a su vergota como a otros
auxiliares; en la variedad est� el gusto, recuerden. Y bueno, despu�s de un
minuto de toqueteo, me corr�. S�, me corr� m�s a su lado para que pudiera
masturbarme mejor. Cuando llegu� al punto de no retorno, puse mi mano sobre la
suya, para hacer un poco m�s de presi�n. Los dos colaboramos para que yo acabara
deliciosa y abundantemente. Me abrac� al Jorge y, en mi locura org�smica, que si
m�s y lo ahorco. Ji, ji� eso si hubiera sido Le Grande Morte� De todos modos,
era divertido. Yo reaccionaba primero y siempre me ven�a de ultimo.



Despu�s de un breve descanso y de mi rutina coqueta de ir al
ba�o y de regresar a limpiarlo, nos quedamos abrazados mientras la tarde
empezaba a caer. En tanto la penumbra nos envolv�a en su manto de intimidad y
quietud, nos jur�bamos amor para siempre o hasta la muerte, lo que sucediera
primero. Luego de un rato, una media hora tal vez, yo ya ten�a ganas de entrar
en acci�n, a pesar de que estar en sus brazos era delicioso. Ahora quiz�
necesit�bamos un poco m�s de preliminares, lo que no estaba tan mal. As� lo
hicimos: jugando con nuestros cuerpos y sexos, reinventando las viejas caricias
y recorriendo con entusiasmo renovado los mismos antiguos caminos. Al fin se le
par� totalmente y a m� se me moj� de nuevo la cosita y fue entonces hora de que
mi hombre me diera de nuevo mis vitaminas. Esta vez lo hicimos al estilo
tradicional, �l sobre m�, yo estrech�ndolo entre mis brazos, mis piernas ya en
sus nalgas, ya en su cintura. Luego de que me la meti� toda, danzamos el baile
�ntimo de la penetraci�n, hasta que ambos nos dejamos ir. Esta vez terminamos
con unos segundos de diferencia. Con su pene dentro de m�, chorreando su escasa
eyaculaci�n, me qued� all� debajo de �l dici�ndole que era el mejor amante del
mundo. Para m�, y eso es lo importante, lo era.



Y bueno, ni que fu�ramos animales, as� que nos dispusimos a
dejarlo all�; pero mientras descans�bamos en la oscuridad, o� sonar el tel�fono;
tuve que correr con mis encantos desnudos para ir a responder; era mi mami, �si
hubiera sabido que yo no ten�a encima nada m�s que mis aretes mientras
habl�bamos! Despu�s de un par de chismes me inform� que apenas estaban
prepar�ndose para salir, as� que llegar�an en un par de horas. Con esas noticias
regres� con mi amorcito y nos quedamos por un buen rato as�, acostados y
desnudos, en silencio y en la oscuridad, felices de amar y ser amados. Dichoso
�l, era amado por partida doble.



Mi satisfacci�n era total, al igual que Jorge, as� que no
estaba pensando para nada en otra revolcadita, pero ese admirable cuerpo
masculino desnudo a mi lado me hizo cambiar de opini�n. �Qu� tal uno para el
camino? As� se lo propuse al macho a mi lado y �ste estuvo de acuerdo en que nos
ech�ramos el del estribo. Sin embargo, a veces la materia es mucho m�s fuerte
que la mente. A pesar de nuestras ganas, casi nada sucedi�. Mi novio s�lo tenia
una media erecci�n, mientras que la sequedad en mis partes �ntimas era evidente.
Como sus caricias all� me causaban algun dolor, me humedeci� con su saliva y as�
estuvo un poco mejor. Aun as�, mi futuro marido no la ten�a tan parada as� que
nos aplicamos ambos a endurecerla. La verdad es que deber�amos haber esperado,
pero como yo no quer�a sorpresitas con la llegada de mis parientes, empezamos de
inmediato nuestro ultimo encuentro.



Sobre nuestros costados, frente a frente, mi pierna derecha
sobre �l, juntamos nuestros sexos. No hubo penetraci�n, ya que fue m�s frotaci�n
que otra cosa, pero ni modo, hay que ver c�mo se saca la tarea. Con una mano
agarr� la cabeza de su miembro y me la pas� sobre mi punto caliente, que para
entonces mostraba una agradablemente dolorosa irritaci�n. La verdad es que no me
importaba si su hombr�a estaba parada o media parada o no, el caso es que
funcion� bastante bien, aunque era diferente a tener a mi hombre dentro de m�.
Igual me vine, segundos despu�s de que las ultimas gotitas de su semen cayeran
sobre mis partes �ntimas. Mi novio se coloc� encima de m� por unos momentos,
mientras yo pensaba en cu�n feliz yo ser�a as�, si pudiera tenerlo as�, y
abrazarlo as� y sentirlo as�, todo el tiempo as�, as� y as� (�oh, estas teclas
que se traban!�).



Luego de un rato, tuve que ir al ba�o, a asearme y a hacer
pip�. Jorge tambi�n necesitaba orinar as� que fuimos juntos. Por supuesto,
�ramos �ntimos -no nos importaba orinar juntos; siempre que pod�amos lo
hac�amos, de hecho. Mientras vaciaba mi vejiga y me re�a con risitas tontas, mi
amorcito Rico se inclin� a besarme. �D�ganme si no me amaba! Cuando se enderez�,
su pene manchado con semen ya seco me qued� a la altura de mi rostro, as� que
hice lo m�s natural, devolverle el beso que su due�o me hab�a propinado. Luego
de secarme all� abajo y de ponerme de pie fue su turno de hacer pip�. Como no
quer�a que mi macho se cansara m�s, yo fui quien le agarr� la verga para que
orinara, mientras nuestros fluidos renales se entremezclaban en el toilet, como
un reflejo de nuestras almas unidas. Bueno, nuestras almas no eran exactamente
como orina, pero ustedes entienden. Por ultimo, le lav� el pene con agua, jab�n
y shampoo y se lo sequ� delicadamente. �Hacen eso por ustedes, amigos lectores?



De regreso en la cama, descansamos abrazados y labio con
labio por un buen rato, disfrutando nuestros ultimos momentos juntos; de
repente, en impulso, mi novio me meti� una mano peluda entre las piernas. A
pesar de la maldita sequedad de mis partes �ntimas, decidimos masturbarnos
mutuamente. Todo es v�lido en el sexo, si la pareja est� de acuerdo. Nos llev�
algun tiempo alcanzar el final pero esta vez lo hicimos simult�neamente. Ya para
qu� putas, como dijo el lorito del chiste, pero igual fue riqu�simo. Nuestro
ultimo ritual consisti� en colocarme en la boca mi mano untada con su semen,
lamer ese delicioso salidulce manjar y ya mezclado con mi saliva, pas�rselo de
lengua a mi amigo, compa�ero, amante y pareja, sellando as� de nuevo nuestro
pacto de amor y sexo. Luego descansamos y debimos habernos dicho que nos
am�bamos unas 1,387 veces. Yo creo que hubi�ramos hecho el amor una vez m�s, no
importaba c�mo ni con qu� ni con qui�n, pero ya no ten�amos tiempo. �C�mo dese�
que estuvi�ramos casados! Sin embargo, el sexo sin matrimonio es mil veces mejor
que el matrimonio sin sexo. Saquen sus propias conclusiones.



Con mucho pesar, entonces, tuve que levantarme y vestirme. No
obstante nuestro tiempo juntos, nuestra cercan�a, que yo era de �l y �l me
pertenec�a, a pesar de haber tenido sexo millones de veces (quiz� exagero un
poco), a pesar de todo eso, dec�a, todav�a me daba algo de verguenza ponerme mis
cositas mientras �l me ve�a desde la cama. Como dec�a mi abuela, nunca hay que
perder el recato y si ya se perdi� hay que aparentar. Pero as� era yo. Luego de
arreglarme el maquillaje, el cabello y las ropas, vi con indiferencia c�mo Jorge
se vest�a; qu� bueno que �ramos diferentes.



Bajamos a la sala y como mi novio estaba hambriento, y adem�s
se lo hab�a ganado, le prepar� algo. Platicamos un poco, nos besamos un buen
rato y lo desped� en la puerta, quedando de vernos el siguiente martes. Nos
besamos otros cinco minutos, deseando ambos poder ser libres de hacer eso todos
los d�as. Nos entristec�a no saber cu�ndo podr�amos revivir esa linda tarde de
domingo. Al fin se march�, perdi�ndose en la oscuridad de la noche. Todav�a
alcanc� a ver cuando encendi� un cigarrillo, antes de cruzar en una calle en
direcci�n hacia su casa. Si bien me sent�a feliz, experiment� un dolor en mi
corazoncito. �Cu�nto habr�a dado porque se quedara conmigo!



Entr� a la casa y, de inmediato, sub� a arreglar mi cuarto.
Ten�a suficiente tiempo pero lo hice lo m�s r�pido que pude. Cambi� las s�banas
y arregl� toda la habitaci�n. Luego tom� una ducha, r�pida pero complet�sima.
Sent�a que ol�a a macho y no quer�a que mi mami detectara eso. Ya saben c�mo son
las madres. Luego de chequear que nada estuviera mal, me sent� en la sala y
fing� ver la tele, la verdad es que la unica imagen que ten�a enfrente de m� era
la de mi novio. Pero ten�a que estar en la sala cuando mi familia viniera, o
despertar�a sus sospechas. 20 minutos despu�s arribaron. O� la voz de pap� desde
la calle:



-�Hey, Carlos, ya llegamos! �dijo antes de entrar cargando a
mi hermanito, quien se hab�a dormido.



-Hola, mi amor, c�mo pasaste el d�a, -me pregunt� mam� al
entrar. Yo le respond� que muy bien, muchas gracias. Luego fue el turno de mi
hermana.



-Carlos, de lo que te perdiste� �deber�as haber ido con
nosotros! Hab�a cientos de lindas chicas all�. Hasta tu podr�as haber
conquistado alguna. Oh, y los chicos� apenas puedo aguantarme las ganas de ir
all� de nuevo� -dijo, subiendo hacia su cuarto y dej�ndome a solas con mam�.



-Nene, ya cenamos, �quieres que te prepare algo?



-No, mam�, gracias� ya com�, -le dije.



-�Carlitos? Te miras tan apacible� tan feliz� hasta te miras
radiante� �Tanto te gusta quedarte en casa?�.



-Si supieras cu�nto, mam� -murmur�, mientras ella sub�a las
gradas sin o�rme. -Si supieras cu�nto�




LE FINALE



(For Mayra D.)




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Relato: Mi Tarde de Amor, Semen, Sudor y Gemidos.. y Semen
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