Relato: Venganza, dulce venganza





Relato: Venganza, dulce venganza

Dulce y placentera venganza



Siempre me ha gustado la computaci�n, me ha ayudado a
adquirir muchos conocimientos en l�nea, sin embargo por esos mismos
conocimientos me di cuenta de que mi esposa Mar�a me las pegaba con su jefe, de
nombre C�sar. Debo decir que Mar�a, a pesar que no tiene una cara tan bonita,
tampoco es fea, sin embargo su cuerpo es toda una maravilla, de 5� 6" de
estatura, de 125 lbs. de peso, cuerpo bien formado y firme, producto de la
disciplina de hacer ejercicio a diario por m�s de 20 a�os, sus blancos pechos,
medianos, siguen siendo firmes igual que cuando nos casamos.



Una tarde que ella ten�a libre dado que era el 7mo.
aniversario de fundaci�n de la empresa donde trabajaba, regres� a la casa de
sorpresa y entr� sin hacer ruido y not� al entrar a la sala de estudio, lugar en
que se encuentra la computadora, que cerr� el Internet notando en ella sorpresa,
susto, en fin en una actitud extra�a.



Me pareci� al haber visto de reojo que estaba en Hotmail, por
lo que al rato abr� los archivos temporales de Internet y los comenc� a revisar
uno a uno. Me di cuenta que ten�a un correo alterno del que yo conoc�a y en
vista que hab�a estado abriendo los correos que hab�a recibido de su amante, los
le� todos, d�ndome cuenta con qui�n me estaba poniendo los cuernos.



Posteriormente esa noche le pregunt� si ten�a una cuenta de
correo alterna y me dijo que no, a pesar de tratarla de convencer que fuera
honesta conmigo siempre neg� que tuviese una cuenta alterna, por lo que la
invit� a que me acompa�ara a la sala de estudio, abr� uno de los archivos
temporales de Internet y le ped� que leyera, volvi�ndole a preguntar si ese
correo era de ella. A lo cual de nuevo me volvi� a contestar que no, entonces
abr� uno en que ambos se hab�an escrito usando sus verdaderos nombres, no
qued�ndole m�s que aceptar que era de ella, dici�ndome la muy desgraciada que no
era nada, que no hab�a pasado nada entre ellos, que solamente eran amigos,
entonces la obligu� a darme su contrase�a bajo amenaza de contarle a nuestros
hijos de lo que estaba sucediendo, me dio la contrase�a. Por Dios!!! Me di
cuenta que era la amante de su jefe desde hac�a 5 a�os y el muy imb�cil jam�s lo
sospech�.



Ahora, lo que les voy a relatar es mi venganza: Cuatro meses
posteriores a lo que les acabo de relatar llam� por tel�fono a la esposa de
C�sar y le dije que necesitaba hablar con ella. Me dijo que con gusto y me dio
cita, llegu� a su oficina a las 11 am. tal como hab�amos convenido, la
recepcionista me hizo pasar a la oficina de ella; al salir de la recepci�n tuve
que recorrer un corredor que lleva a la oficina de Eugenia, ella me estaba
esperando en la puerta, nos saludamos con un beso en la mejilla. Cabe aclarar
que nos conocemos pr�cticamente desde que �ramos unos ni�os. Cuando entr� a su
oficina me impresionaron dos cosas: una que ella cerr� la puerta con llave
despu�s de haber entrado y la otra es que su oficina era algo oscura pero
elegante, con una puerta con grandes ventanales hacia un peque�o patio rodeado
por una barda de concreto. Muebles estilo moderno, bonitos. A trav�s del
ventanal me asom� al patio y observ� que al otro lado del muro que lo rodeaba
quedaban: al este la calle, al sur el garaje y al norte otro patio. Eugenia mide
entre 160 y 165 cm. y debe de pesar unas 120 libras, tiene unos ojos verdes con
una mirada intensa que impresiona, su cuerpo es blanco, es rubia pelo corto y
est� para com�rsela, a pesar de sus 49 a�os actuales, es definitivamente una
mujer, deseable, apetecible. Su cara es bonita, dicen que es parecida a Sharon
Stone y usa unos anteojos peque�os que la hacen ver muy interesante, de ella lo
�nico que siempre he criticado es su car�cter, siempre parece andar del
malhumor.



A pesar de haber planeado un pre�mbulo mi nerviosismo me
impidi� expresarme con soltura y simplemente despu�s del saludo de rigor le
dije: quiero que sepas que Mar�a y C�sar son amantes desde hace cinco a�os y le
pregunt� que si lo sab�a, contest�ndome que no y estoy seguro era cierto por su
cara de sorpresa y estupefacci�n. La forma de c�mo me qued� viendo con esos
ojos, grandes y su mirada intensa, me ruboriz� y ella lo not�. Me dijo que si
ten�a pruebas y le dije que me prestara la computadora, que le iba a ense�ar los
correos que se mandaban.



Me sent� en la silla de su escritorio, ella se puso detr�s
m�o al lado izquierdo y proced� a abrir en Hotmail el correo alterno de Mar�a y
abr� 5 o 6 correos ya escogidos previamente y lo que Eugenia ley� le impresion�,
se le salieron las l�grimas y su cara de tristeza fue tal que no me qued� m�s
que levantarme y abrazarla para brindarle apoyo. Recuerdo entre las cosas que me
dijo, entre sollozos: "jam�s me hubiese imaginado semejante barbaridad". Creo
que lo dijo por un correo que ley� que su marido envi� a Mar�a, estando C�sar y
Eugenia en Julio de 1998 en Grecia, no s� si celebrando uno de sus aniversarios
de boda o paseando con su hija Eugenia, en el que le dec�a a Mar�a que quer�a
estar con ella para siempre.



Me puse nervioso, me pregunt� si no hab�a llegado demasiado
lejos, entonces hice algo atrevido para darme cuenta si continuar�a la cosa o
no. Ten�a mi mano izquierda en la parte trasera de su nuca y mi mano derecha en
su espalda y no sent� que ella se retirara, ni que tuviera intenciones de
hacerlo, entonces iniciamos a conversar de la situaci�n mientras tanto comenc� a
acariciarle la nuca y baj� mi mano izquierda hacia la parte de abajo de su
espalda, sin llegar a sus nalgas y la atraje hacia m� y me sinti� que yo estaba
a mill�n. Sent� tan rico sus pechos en mi pecho, ten�a su cabeza en mi hombro y
de pronto separ� su cara y me qued� viendo y cu�l fue mi susto que me dio un
beso corto, pero muy dulce y significativo. Entonces continu� acarici�ndole la
nuca y baj� mi mano a sus nalgas y de vez en cuando la halaba hacia m� para que
sintiera a�n m�s mi miembro. Le di un beso al lado izquierdo de su cuello, le
acaricie con mi lengua, le bes� el l�bulo de su oreja y al no tener reacci�n
negativa de ella, le separ� la cara y le di un beso profundo, sus labios eran
tan dulces! Le di la vuelta y con ambas manos proced� a acariciarle los pechos y
su vientre y comenc� a desabrochar su blusa, le quit� su sost�n y lo que observ�
me dej� sin habla, unos pechos blancos, firmes, de tama�o entre peque�os y
medianos, con una peque�a aureola rosada y unos pezones erectos que invitaban a
besarlos, lo que hice, intercalando suaves mordiscos y chupeteos, caus�ndole
gemidos de placer. Me separ�, ella not� mi nerviosismo y claro est�, yo notaba
el de ella, me dijo que era la primera vez en 25 a�os de casada que hac�a lo que
estaba haciendo, ser infiel, a lo que yo le contest�: si ellos no tuvieron la
delicadeza de sernos fiel, por qu� nosotros a ellos? Y por su repuesta me di
cuenta que mi venganza se consumar�a. Mi nerviosismo, en parte, era por la
posibilidad de que alguien llegara a buscarla, aunque tambi�n por tener a una
belleza de mujer que no me esperaba tenerla, algo nuevo, algo prohibido y que me
encendi� al m�ximo. Ella me calm� al decirme que nadie se atrever�a a
interrumpirla en una reuni�n. Entonces apart� la silla ejecutiva del escritorio,
le desabroch� su pantal�n, baj� el ziper y la empuj� hasta el escritorio donde
la sent� despu�s de haberle quitado sus zapatos, su pantal�n y sus bragas de
color blanco. Hice que recostara la espalda en el escritorio y subiera las
piernas al mismo, dej�ndome al descubierto toda la magnificencia de su sexo, un
monte de Venus reci�n depilado, blanco, labios vaginales limpios y rosados.
Inici� por darle un masaje en su vientre y en sus gl�teos, intercal�ndolo con
caricias en sus pechos y suaves pellizcos en sus pezones, comenzaba a respirar
aceleradamente, a jadear, le puse mi mano en su entrepierna y estaba caliente y
h�meda, sus fluidos internos comenzaban a emanar de las interioridades de su
cuerpo. Por la posici�n en que ella estaba, acostada con las piernas abiertas
encima del escritorio y yo sentado frente a ella, se prestaba para que mi vista
se deleitara con todo su cuerpo, fue algo que me fascin� y que me ten�a a mil.
Proced� a acariciar sus labios vaginales e introduje uno de mis dedos en su
canal vaginal proporcion�ndole masajes rotatorios muy suavemente y frotando su
punto G, haciendo que el derrame de sus l�quidos fuese cada vez mayor. Con ambas
manos separ� sus labios vaginales y comenc� a deleitar sus jugos brind�ndole
algunos besos a su cl�toris, a veces succion�ndolo, a veces mordisque�ndolo con
mis labios, a veces recorriendo sus labios con mi lengua, a veces succionando
sus jugos, fue una mamada tranquila, sin ninguna prisa, suave, algo encantador.
La escuch� gemir, gritar, decirme ya mi amor, ya, m�temela ya que me estoy
viniendo y se vino en un orgasmo intenso, prolongado. Sent� con mis manos los
espasmos de su vientre y con mi cara el derrame de sus jugos fue algo
inmensamente rico, me hizo sentir incre�blemente lujurioso.



Despu�s del intenso orgasmo, me dijo que hab�a quedado
agotada y que quer�a descansar un momento y solamente le estuve masajeando su
vientre y su est�mago, hasta que ella se incorpor� y me pidi� que me acostara de
la misma manera que ella hab�a estado, quer�a devolverme el favor e inici� a
acariciarme los test�culos con una mano y a masturbarme con la otra, recorr�a
con sus dedos mis test�culos y el perineo con una maestr�a de ensue�o, mientras
que al masturbarme lo hac�a con una delicadeza y suavidad inusual, a veces
acelerando el vaiv�n, a veces ejerciendo algo de presi�n, a veces muy despacio a
fin de poder con la otra mano acariciarme el glande y el frenillo. Pero, lo
mejor vino despu�s cuando se levant� de la silla, se agach� e inici� con su boca
a jugar con mi pene, dando algunos soplidos en la punta, pasando la lengua por
el glande, luego meti� mi pene en su boca, succionando el glande para luego
recorrer con su lengua el frenillo, el tronco y la base de mi pene, los
test�culos, los que me chup� uno por uno y luego recorri� con su lengua el
perineo, sin dejarme de acariciar, caus�ndome una sensaci�n de placer
indescriptible, lo cual me llev� a sentir deseos de eyacular, deseos que me baj�
haciendo presi�n con uno de sus dedos en el perineo. En ese traj�n se mantuvo no
se cu�nto tiempo pero s� puedo asegurarles que fue la mejor mamada que me hayan
dado en la vida. Mis deseos de penetrarla eran tanto que le solicit� que me
dejara hacerlo, ya que de continuar me har�a eyacular en su boca. Recuerdo que
le dije: chiquita d�jame met�rtela, d�jame cogerte que si no me voy a venir en
tu boca y me respondi�: es lo que m�s deseo! sentirla toda adentro, qu�
esperas?. Quer�a penetrarla con lujuria, con fuerzas, hacerle sentir toda mi
verga dentro de ella, no pensaba en esos momentos en hacerle el amor, no pensaba
en la delicadeza, pensaba nada m�s en hacerle sentir mis 26 cm. de gruesa verga.
Seguidamente se dio media vuelta y apoyo sus manos en el sentadero de la silla
dejando sus nalgas totalmente expuestas, sin saber yo si era una invitaci�n a
penetrarla por el culo. Opt� por meterle mi dedo medio en su conducto vaginal,
con el fin de mojarlo con sus l�quidos y poder lubricar la entrada a su culo;
cuando sinti� mi dedo en su culo se incorpor� y sin decir nada se fue a su ba�o
privado y al regresar me entreg� una crema a base de lidoca�na, dici�ndome que
lo hiciese despacio y con suavidad ya que era virgen de all� y adem�s que a
veces padec�a de hemorroides y que no quer�a que la lastimara.



Me unt� crema en uno de mis dedos y comenc� a acariciarle su
culito con el dedo lleno de crema y poco a poco con mucha suavidad se lo fui
introduciendo hasta que calcul� que se hab�a acostumbrado a �l, inici� a
met�rselo y sac�rselo poco a poco, luego le introduje un segundo dedo e
igualmente los met�a y sacaba, d�ndole oportunidad a acostumbrase, con mi otra
mano acariciaba sus labios vaginales, su cl�toris y met�a y sacaba mis dedos,
tratando de tocar los dedos que ten�a dentro de su culito virgen. De nuevo gimi�
y gritando me dijo: qu� esperas? Metela! Metela toda de una buena vez!, Por
favor d�mela ya! Hasta adentro! Entonces saqu� los dedos de su culito y de su
panochita y lo que hice le tom� por sorpresa, opt� por met�rsela en su
panochita, fue una embestida. De una sola vez se la met� toda hasta lo m�s
profundo de su ser, con fuerza, con lujuria, su repuesta a ello fue un grito
combinaci�n de dolor y placer. Fue algo sorprendente, cre� que me vendr�a r�pido
dado el tiempo que ten�amos de pre�mbulo y de las mamadas que me dio, sin
embargo producto de que me hab�a puesto crema a base de lidoca�na en el glande,
me tarde toda una vida en eyacular. Me ped�a a gritos que terminara, dici�ndome:
termin� ya!, eyacul� ya!, qu� esperas? Creo que tuvo dos orgasmos antes de yo
acabara y cuando lo hice, ella se vino al mismo tiempo, agarr�ndome los
test�culos acarici�ndolos y presion�ndolos con suavidad, invit�ndolos a que
derramar�n dentro de ella todo lo que en ellos hab�a. Sent� que mi eyaculaci�n
fue m�s prolongada que lo habitual y sent� sus espasmos internos, en cada uno de
ellos, yo la halaba hacia mi y ella apretaba sus m�sculos vaginales con una
destreza descomunal, caus�ndome un inmensurable placer. Acab� sinti�ndome
sumamente cansado, me retir� de ella y me apoy� en su escritorio, ella
incorpor�ndose de la silla se acost� en el suelo y me invit� a que me acostara
con ella.



Cual fue mi susto que ella se incorpor� y comenz� a limpiar
mi pene con sus labios y lengua, se acomod� en un perfecto 69 y poni�ndome su
panochita en mi boca, me invit� a que yo hiciese lo mismo. Quiero comentarles
que cuando esto sucedi�, a mis 47 a�os, jam�s hab�a hecho el 69 posterior a
eyacular, sin embargo la sensaci�n que me caus� fue de un prolongamiento de la
eyaculaci�n, fue realmente indescriptible, realmente placentero, sabroso.



Al poco rato y cuando ella consider� que me encontraba limpio
se levant�, se puso de pi�, me extendi� su mano para que la siguiera y cuando
estaba a su lado me dio un beso en la boca y simplemente me dijo: No sab�a que
aquello del dicho era cierto. Qu�, pregunt� yo, y me contest�: Que la venganza
es dulce, y me sonre�. Pero adem�s de ello es exquisitamente placentera, agreg�
ella. Le pregunt�: entonces lo hiciste por venganza?, a lo que me respondi�: no,
lo hice por que cuando me abrazaste, te sent� erecto y me dieron unas ganas
incontrolables de hacerlo, aunque s� debo confesarte que lo que me hizo
decidirme a hacerlo fue que pens� que era la oportunidad de vengarme, tanto del
hijo de puta de mi marido, como de la puta de tu mujer. Para que veas que no
solamente me gust�, sino que me encant�, estoy dispuesta a seguirte viendo, me
contest�. Acto seguido me dijo que se dar�a una ducha, me vest�, le di un beso
en la mejilla y sal� de su oficina a la 1:15 pm dejando la puerta con llave.
Sinti�ndome sumamente cansado llegu� a casa y tom� una siesta al lado de mi
mujer que dorm�a placidamente.



De eso ya casi 3 a�os, Eugenia esper� unos d�as y con pruebas
le reclam� al marido. Me imagino el alboroto que le ha de haber armado, ya que
Eugenia siempre ha sido una mujer muy celosa, adem�s de brava y l�gicamente �l
se dio cuenta que yo sab�a toda la historia y que ten�a todos los correos que le
hab�a enviado a mi mujer y eso lo llev� a tenerme un gran miedo, a tal punto que
dej� de ver a mi mujer y cada vez que me ve en la calle sale corriendo como
conejo perseguido, aunque Eugenia y yo nos hemos seguido viendo ocasionalmente,
cosa que nuestros conyugues no lo saben. Pero eso es relato de un nuevo tema,
que otro d�a se los contar�.


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