Todas las ma�anas al ir al instituto pasaba por casa de mi
compa�era Sandra para ir juntos. Como a pesar de sus 16 a�os, los mismos que yo,
se comportaba ya como una mujercita, indefectiblemente me hac�a esperar.
Su madre Mercedes, me daba conversaci�n en la cocina y me
ofrec�a una taza de cacao o de caf� con leche para entretener la espera, as� me
hice muy amigo de la agradable y simp�tica se�ora. En vista de que yo quer�a que
Sandra fuese mi novia, procuraba eludir las conversaciones referentes a mi
familia ya podr�a surgir el tema de la fama de descarriado de mi hermano mayor,
Ra�l.
De Sandra solo hab�a conseguido ir cogidos de la mano y
algunos castos besos. Pero yo ve�a el camino ya abierto.
A su padre no lo conoc�a apenas, pues era marino mercante y
pasaba mucho tiempo embarcado. De la antepen�ltima escala le qued� a Do�a
Mercedes el beb� de cinco meses que Sandra dec�a era el del descuido y al que
llamaban familiarmente Bolillo por lo regordete que era.
Un d�a en que, como siempre, pas� por casa de Sandra camino
del Instituto con tiempo sobrado para compensar las esperas de Sandra, Mercedes
me dijo:
- Dani: Sandra ya se fue. �No sab�as que hoy ten�a
competici�n de nataci�n en la piscina municipal?.
- �Ah!, ni me acordaba, como yo hago atletismo. Bueno, pues
nada, hasta ma�ana Do�a Mercedes.
- Llegar�s muy pronto y tendr�s que esperar en la puerta.
Anda pasa a tomar el caf�, no pierdas las buenas costumbres.
Pas� a la cocina y me sent� en el lugar de siempre mientras
Mercedes serv�a el caf�. Desde detr�s de mi me dijo:
- �Quieres leche?
- Si claro, gracias. � me extra�� la pregunta porque siempre
lo tomaba con leche.
- �Del brick o de esta que tengo aqu� y es m�s buena?
Me volv� a mirarla y me qued� pasmado. Mercedes se hab�a
abierto la bata y me ofrec�a sus pechos sosteni�ndolos con las manos.
Nunca hab�a reparado en aquella se�ora. Mi amor por Sandra no
me permit�a fijarme en casi nadie m�s, y menos en su propia madre, una se�ora
que, desde mi edad se me antojaba muy mayor a sus 40 a�os y tan fuera de mis
deseos como mi propia abuela. As� que mi cara de pasmo no se correg�a.
La servicial se�ora se acerc� con sus tetas por delante. No
eran demasiado grandes pero s� apetitosas, m�rbidas, con una deliciosa forma de
pera y hubieran colgado graciosamente de no ser por la sujeci�n de sus preciosas
manos.
-�No te gusto?
Sal� de mi peplejidad.
- No, ... eeeesto si. Quiero decir que si. Pppero ..... no,
..... entiendo.
- �No? �Si?. Dime algo concreto.
-No.
- No te gusto, vaya.
- No, no es eso. Si ... me gusta usted. Pero nnno .... Yo es
que soy virgen todav�a y ....
- Y quieres llegar virgen al matrimonio no me digas m�s.
- Si, .... No, No.
- No te aclaras. Mejor toca mis tetas a ver si el instinto te
hace verlo m�s claro.
- Yo ... es que ... Sandra.
- No me importa que quieras ser novio de Sandra. Y prefiero
que no tenga un novio virgen. Sandra no es problema. Anda, t�calas.
Un poco confuso a�n obedec� a la se�ora y comenc� a tocar sus
tetas t�midamente.
- Apri�talas, toca a gusto, juega con ellas, b�salas. No me
har�s da�o. Seguro que si fueran las de mi Sandrita ya estar�as comi�ndolas
enteras.
Me puse colorado pues esa era una de mis m�s anheladas metas.
Para ocultar el rubor acerqu� mis labios a sus pezones y comenc� e besarlos.
Ella se sent� ante mi y su mano fue a mi bragueta bajando la cremallera y
extrayendo mi pija. Era la primera vez, desde que mam� dej� de ba�arme, que mi
pene estaba en manos de una mujer. La naturaleza venci� mis escr�pulos y el
�rgano se puso duro con gran alivio de Mercedes.
- �Aj�!. Ya veo que si te gusto. Por un momento tem� lo peor.
Hace tiempo que mi marido est� fuera y necesito un alivio a mi calentura. �Me
comprendes Dani?.
- Ah, si, si, la comprendo.
- Y vas a ser bueno y aliviar mis ardores?
- Yo .... eeer .... sssi .... claro.
- Pues vamos a mi cama y estaremos m�s c�modos.
Seg�n sub�amos por la escalera ella, que iba delante de mi,
se despoj� totalmente de su bata dej�ndola caer por el camino qued�ndose
exclusivamente con unas diminutas bragas. Desde atr�s y debajo de los pelda�os
pude contemplar ventajosamente unas poderosas nalgas y unos firmes muslos. Me
imagino que la maniobra hab�a sido bien estudiada para mostrarme sus otros
encantos. Yo iba a�n con la pija fuera de la bragueta gozosamente alzada y al
llegar al final de los pelda�os, ella me la agarr� con sus bonitas y suaves
manos de u�as pintadas en rojo para dirigirme al dormitorio.
Tom� la iniciativa y me desnud�, quit�ndose ella las bragas
mientras yo ca�a de espaldas en la cama como consecuencia del empuj�n que me
dio. Inmediatamente se apoder� de mi pene y se lo meti� tan ricamente en la boca
procediendo a mamarlo con verdadera ansia. Se gir� hasta colocarme su vulva
sobre la boca y me dijo:
- Anda y hazme lo mismo a mi conejito lindo que lo que hago
yo a tu bonita verga.
Pues si era lindo, lo ten�a totalmente depilado y sus labios
aparec�an blanquitos, abultados y brillantes. Yo ya hab�a visto bastantes
pel�culas porno para saber qu� ten�a que hacer con tal don de la naturaleza y,
aunque inexperto, me puse a ello con toda aplicaci�n y deseo de quedar bien.
Do�a Mercedes empez� a soltar mucho flujo y, aunque el sabor me result� extra�o
al principio, acab� familiariz�ndome y me gust�. As� que mi empe�o en agradar su
conejito se acreci� y me com� aquella golosina y sus alrededores, sin olvidar el
ojete del culo, con tal ansia como si en ello me fuese la vida.
Pero ella era m�s eficaz y en poco rato not� que ya no podr�a
aguantar m�s, por lo que le avis� que iba a eyacular sin remedio al tiempo que
intentaba sacar mi polla de su boca. Por toda respuesta, ella se aferr� a mis
test�culos, mordi� ligeramente mi pene en una maniobra que me disuadi� del
esfuerzo. Eyacul� en su boca y ella se bebi� impasiblemente mi vital fluido.
Cambi� de posici�n para sentarse sobre mi cabeza con su
co�ito en mi boca:
- Ahora sigue con mi conejito hasta que me corra como has
hecho tu, cari�o.
Y no par� de hablar mientras me frotaba su vulva contar la
boca:
- �Te gusta mi conejito pelado?. .... A mi marido le encanta
as�. ..... � Y qu� te parece el tatuaje del ancla en mi pubis y el del tim�n
sobre la teta?. ..... Mi marido me los hizo tatuar. ..... Dice que esos tatuajes
indican que mis tetas orientan su rumbo y que mi co�o es su puerto base. .....
Uyuyuyu qu� bien me lo comes amor .... Para mis 40 a�os tengo un culo bueno, �no
te parece?. .... Ayayay qu� bien tu lengua .... A mi marido le encanta mi culo.
..... �Joder qu� bueno! ... y mis muslos..... �Aaaaahhhhhh ..... pppfsssss ....
uuuuuuyyy ya, ya llego! ..... �Ay amor!, �Ay! Sigue, sigueeeee, ..... un poco
m�s .... as�. ASIIIII ...... AAAAYYYY ..... YAAAAA.
Do�a Mercedes se qued� reclinada sobre mi con la cabeza en mi
bajo vientre mientras su vulva soltaba un gran caudal que me beb� mientras
notaba c�mo mi juvenil e impetuosa polla volv�a a querer entrar en juego. La
erecci�n hizo que el pene descansase junto a la mejilla de la se�ora. Lo not�,
lo volvi� a tomar entre sus manos y alborozada dijo:
- Y por un momento cre� que yo no te gustaba. Ahora me la vas
a meter.
Pero no se la met� yo. Cambi� de lugar su co�o desde mi cara
a mi verga y ella sola se empal� comenzando una furiosa cabalgada. Sus
pedunculadas tetas plet�ricas de leche botaban arriba y abajo, a izquierda y
derecha, tan violentamente que empezaron a soltar gotas del blanco l�quido sobre
mi pecho. La visi�n de su bamboleo me arrebat� de tal forma que no dud� en
aferrarlas con mis manos y comenzar a estrujarlas sin pedir permiso. Caudalosos
chorros comenzaron a ba�arme el torso en mis infructuosos intentos de dirigirlos
hacia mi boca.
Por fin nos corrimos los dos y ella, volc�ndose sobre mi sin
desalojar mi polla de su acogedor agujero me ofreci� los pezones para mamar
tomando gentilmente las largas tetas en sus manos. En ello estaba cuando el
leg�timo propietario de ellos. Bolillo, su beb�, comenz� a llorar exigiendo su
desayuno.
De mala gana, Do�a Mercedes fue a buscar a su beb� a la cuna
y comenz� a amamantarlo a�n desnuda ante mi. La visi�n me excit� y nuevamente mi
rabo se puso en disposici�n de servicio con la consiguiente cara de alegr�a de
la se�ora.
- Si�ntate en la silla, amorcito.
Me sent� y ella se sent� de espaldas a mi ensartada
nuevamente en mi incansable, por novata, verga comenzando otra cabalgada y sin
soltar al beb� de sus pezones.
- Dios, dios, dios ... esto s� que es grande. Mmmmmmmm �qu�
bueno!. Lo haremos siempre cari�o.
Debi� ser por el morbo, pero a pesar de los dos orgasmos de
cada uno, en poco rato nos invadi� simult�neamente el tercero. Cre� que Do�a
Mercedes aplastaba al beb� contra su pecho cuando los espasmos se apoderaron de
ella.
Quedamos derrengados sobre la silla sin desacoplarnos hasta
que mi pilila no tuvo capacidad para permanecer dentro de su agujero y Bolillo,
pasado el desconcierto de lo que hab�a hecho su mam� durante el desayuno, volvi�
a reclamar estridentemente.
Pregunt� a la se�ora por el ba�o y antes de dejarme ir, me
dijo:
- Yo te la limpio. Ponla en mi boca.
No obstante tener el pene limpio, ten�a ganas de mear.
Al despedirnos le coment�:
- Esteeee ... yo no quisiera que usted piense que .... ver�
... yo quiero a Sandra y ....
- Te entiendo muy bien y yo pienso igual. Tu amas a Sandra y
yo a mi marido. Entre tu y yo solo habr� sexo. Nada de amores.
- �Habr�?.
- � No quieres m�s?.
- Siiii.
- Pues an�tame ah� el n�mero de tu m�vil.
. . . . . . . .
Cuando Sandra regres� al Instituto despu�s de las pruebas de
nataci�n, donde por cierto consigui� dos medallas, una de oro y otra de bronce,
me sent� incapaz de sentarme en el mismo pupitre como hac�amos siempre y alegu�
un trabajo que ten�a que hacer con otro compa�ero para no sentarme a su lado.
A la ma�ana siguiente volv� a pasar a buscar a mi Sandra para
ir al instituto como siempre pero esta vez en lugar de conversar con su madre
como siempre. La com� la boca y beb� parte del desayuno de Bolillo.
A la otra ma�ana, Do�a Mercedes hab�a colocado un muelle en
una de las puertas que tendr�a que atravesar Sandra antes de llegar a la cocina
de tal manera que el portazo avisase para darme tiempo a sacar mi cabeza de bajo
su bata. Otra ma�ana tuvimos el tiempo suficiente para apartar su boca de mi
polla y resguardarla en el pantal�n.
El viernes por la tarde, estando con Sandra y la pandilla me
llam� do�a Mercedes al m�vil para decirme que ten�a la tarde absolutamente y
libre y que me esperaba. Tuve que disculparme con mi casi novia cont�ndole sabe
dios qu� est�pida disculpa y me fui para su casa. Me fastidiaba enga�ar a mi
chica de esa manera, y sobre todo con su propia madre, pero una vez que mi polla
hab�a probado conejo experto ya no me pod�a resistir a la tentaci�n.
Esa misma tarde, ya que le gustaba a su marido, mi polla
entr� por primera vez en su ano. Cuando llegu� estaba dando de mamar a Bolillo
para que no nos interrumpiese como la otra vez. Mientras terminaba y le pon�a a
eructar yo la puse a cien comi�ndome su pelado chumino y bebiendo los agradables
n�ctares que segregaba. As� estuvo preparada de inmediato y tras aplicarse un
lubricante para, a cuatro patas recibir mi polla en su negro agujero que mis
dedos exploraron previamente a conciencia al igual que el delantero.
- �Te gusta darme por el culo, amor?. A mi marido le encanta
y a mi tambi�n. Por eso siempre que voy a follar me pongo un enema para tenerlo
limpito. Yo soy una mujer muy limpia, como le gusta a mi marido. Y a Sandrita la
he educado igual. El d�a de ma�ana no podr�s quejarte de tu suegra.
- A qui�n no le va a gustar usar su culo Do�a Mercedes. Sus
nalgas son de lo m�s hermoso que hay. Me gustar�a com�rmelas enteras, pero tedr�
que conformarme con taladrar el prieto agujero.
- Dani, creo que deber�as tutearme y llamarme Merche. �no te
parece?.
- Me parece de perlas Merche, pero date la vuelta que ahora
te voy a perforar el culo desde delante y quiero mamarte la leche al tiempo.
- Anda, cari�o, date gusto, vac�ame los c�ntaros. A Bolillo
no le hacen falta de momento y yo fabrico la leche r�pido. A mi marido tambi�n
le gustaba compartir mi leche con Sandrita cuando era beb�. Y hablando de leche,
no te me corras en el culo porque quiero beber la tuya. A mi marido le gusta
correrse en mi boca y que me lo beba. �No te lo he contado ya?.
- No s� Merche, pero me pregunto c�mo consigues concentrarte
en el sexo hablando tanto.
- Mi marido dice que es bueno hablar durante el sexo porque
compenetra a la pareja.
- Pues a mi me distrae.
- Mi marido �.
. . . . .
Durante a�o y medio, exceptuando cuatro meses en dos etapas
que su marido recal� en casa, tuve relaci�n con Merche. Y ya la ten�a casi todos
los d�as, puesto que me pidi� que acudiese a buscar a Sandra un cuarto de hora
antes de lo necesario. Como la chica no se enteraba de mi temprana llegada por
estar en sus abluciones, hab�a tiempo para un polvo completo o una buena
sodomizaci�n. Para entonces Bolillo ya iba a la guarder�a y mis grifos de leche
gratuita se hab�an agotado. Pero el marino mercante hab�a pedido a su esposa
otro beb� durante la primera estancia y Merche ya presentaba una hermosa tripa
de seis meses.
Merche era muy complaciente. Aunque ya estuviese fatigada y
harta de sexo me permit�a seguir jugando con su cuerpo. No ten�a reparo alguno a
que le dejase las tetas secas de tanto mamar su leche siempre y cuando mi futuro
cu�adito Bolillo se hubiera saciado. Me permit�a follarla por donde quisiera
aunque estuviese a punto de dormirse. M�s de una vez se durmi� con mi polla
dentro de alguno de sus agujeros o entre el canal de sus el�sticas tetas. Jam�s
puso inconveniente a que indagase en sus orificios, permiti�ndome abrirlos con
los dedos y mirar dentro con una linterna. Yo me convert� en su peluquero en
cuanto a afeitarla el chumino. Estaba deseando que el vello creciese para
emplearme en tan grata labor. Otra labor que asum�a encantado era la de
administrarle los enemas si pens�bamos tener sexo anal. A veces simplemente
dormit�bamos y especul�bamos sobre lo que hubiera sido de nosotros si ella no
estuviese enamorada de su marido y yo de Sandra. Yo tomaba su linda mano y
miraba dubitativamente el brillo de su alianza de matrimonio.
Tanto Sandra como yo hab�amos aprobado el ingreso en la
Universidad, ya se acab� el instituto y el curso siguiente ya no nos sentar�amos
juntos en un aula. Ella cursar�a Matem�ticas y yo Ingenier�a Industrial.
Sandra y yo ya sal�amos solos, al margen de la pandilla, en
muchas ocasiones. Aunque no hab�a declaraci�n formal, en la pr�ctica ya �ramos
novios. Pese a que me dejaba besarla a discreci�n y sobar todo su cada vez m�s
esplendido cuerpo de nadadora, e incluso me hac�a alguna paja con sus dulces
manos cuando yo estaba muy caliente, no me dej� nunca follarla.
Quiz� esa circunstancia fue la causa de todo lo que
sobrevino. Si yo hubiera podido follar con mi hermosa novia no hubiese seguido
acudiendo a los brazos de su madre por muy tripona que estuviese.
. . . . . . .
Un buen d�a Merche me sorprendi�:
- Lo que no he hecho nunca con mi marido ha sido un tr�o.
Alguna vez lo hemos hablado y todo se qued� en futurible. Tu tienes un hermano
mayor �no?.
- Eeer � Merche, �No pretender�s que traiga a mi hermano para
hacer un tr�o?.
- Pues si. Me ha pasado por la cabeza.
- Mira, si quieres eso busco otro amigo, pero con mi hermano
no.
- Pero a mi me pone a cien pensar en hac�rmelo con dos
hermanos. Y m�s estando pre�ada.
- Pues te buscas otros, pero no es buena idea meter a mi
hermano en esto.
- �Por qu�?
- Mi hermano no es trigo limpio. Anda con mala gente. Ha
tenido problemas con la polic�a. De hecho est� pendiente de tres juicios, uno de
ellos por robo, otro por tr�fico de estupefacientes y el tercero por presunta
violaci�n a una menor. Mis padres est�n a punto de expulsarlo de casa.
- O sea, un osado aventurero canalla, me gusta.
- No. No es un simp�tico truh�n de pel�cula. Es un tipo
peligroso y malvado.
- Tr�elo.
- Ni hablar.
. . . . . . .
Pero me comi� el coco tan insistentemente con su verborrea
cada vez que nos ve�amos que acced� en la presunci�n de que nada m�s conocer al
despreciable hermano que la suerte me hab�a proporcionado lo sacar�a de nuestro
entorno.
As� que un mal d�a acud� a la cita con mi hermano Ra�l con
quien no hab�a necesitado muchas palabras para convencerlo de que participase en
poner los cuernos a un desconocido marido.
Nada m�s abrirnos la puerta Merche, mi desagradable hermano
ya se estren�:
- Holaaa put�n. Yo soy Ra�l. �Te has preparado los agujeros
para mi gran rabo?. Estar�s encantada de conocerme, dice mi hermano que eres una
zorra muy caliente y mi verga es un buen calmante. �Joder, vaya bombo que
tienes!. Te atasc� tu cornudo el �tero. No te preocupes, a mi me gustan todas
las putas.
- Vaya hermano que tienes Dani. Muy fino.
- Ya te dije. Ahora no te quejes.
- �Qu� te dijo este gilipollas de mi?
- Nada, exactamente lo que noto. Que no eres precisamente un
dechado de cortes�a.
- No s� lo que es un dechado. Yo he venido a follarte y nunca
he necesitado esa cosa para follar y dejar satisfecha a la puta.
- Y no soy una puta.
- Bu�. Una ad�ltera es una puta como otra cualquiera. Solo
que se cobra en orgasmos y no en dinero. Pero pal caso ... Venga, vamos a lo que
hemos venido y menos palabrer�o.
Ra�l ech� sus zarpas a Merche, la atrajo hacia si y empez� a
sobarla.
- Ondi� que est�s buena aunque sea con el bombo. Vaya pandero
y vaya muslazos. Nos lo vamos a pasar de miedo. A ver esas tetas. Bueno, no son
grandes pero son blandas y colgantes, como me gustan. No me gustan las
siliconadas ni las duras. No s� por qu� atraen tanto. �Tienes ya leche?. D�jame
probar.
En menos de lo que tard� en decir lo anterior, hab�a sacado
los pechos de Merche, la hab�a subido la falda a la cintura, le hab�a bajado las
bragas a las rodillas y la estaba estrujando las tetas y pellizcando los pezones
y las oscuras y amplias ar�olas. Merche levant� una pierna para desprenderse
totalmente de las bragas y aprovechando el movimiento Ra�l tom� su pierna y la
coloc� con el pi� sobre una silla forz�ndola a inclinarse para examinar su
entrepierna.
- Veamos jaca, c�mo tienes los agujeros. Bien, bien, bien, ya
tienes el conejo pelado. Me gusta. Si no lo llegas atener lo primero que hago es
pel�rtelo yo.
Ra�l se escupi� en la mano y restreg� la palma por la vulva
de la se�ora para lubricarla, cosa in�til porque conoci�ndola seguramente estaba
ya soltando flujo. Mi hermano amas�, frot�, apret�, restreg�, y retorci� el
monte de venus. Despu�s empez� a follarla el co�o con dos dedos mientras otros
dos dedos de la otra mano invad�an su ano.
- Bien, bien, jaca. Holgados y el�sticos. Te voy a hacer un
destrozo.
Sac� los dos dedos del ano para meterlos tambi�n en la vulva
y estirar hacia lados opuestos para abrirla brutalmente d�ndome un buen plano de
las profundidades de mi madura amante y futura suegra. El agujero del culo
recibi� el mismo tratamiento y cuatro escupitajos dentro.
- �Ah, golfanta!, Ya tienes el culo limpio �eh?. Pues yo te
lo voy a ensuciar con mi lefa. Y dices que no eres una puta. Si tienes todo el
conejo hinchado, caliente y mojado. Menudo pend�n.
Volvi� a restregar y amasar la vulva con toda brutalidad y
meti� dentro tres dedos foll�ndola a una velocidad de v�rtigo, los tres dedos
fueron cuatro y, repentinamente meti� el pu�o entero al tiempo que le arreaba
fuertes manotazos en las nalgas con la otra mano.
- �Por dios cabr�n, no me rompas el beb�!.
- Ra�l, por favor, est� pre�ada. Se m�s amable.
- Tu calla, ni�ato y pon tu verga en mi boca. Deja que tu
hermano haga. Esto si es un hombre hecho.
Me qued� de piedra y lentamente me desnud� para cumplir su
deseo. La l�brica se�ora estaba descompuesta, gem�a como loca y se apretaba
contra el invasor pu�o de Ra�l frot�ndose y pellizc�ndose ella misma el cl�toris
con una asombrosa violencia. Repentinamente le sobrevino un explosivo orgasmo
que manifest� imp�dicamente con unos tremendos alaridos.
- Siiii, cabr�n siiiiiiii, maaaas, maaaas, hazme el destrozo.
Hijoputa r�mpeme el co�o y el culo. Soy tuya. Cerdo hazme lo que quieras.
- Tranqui zorr�n, queda mucho tiempo. Ma�ana no te levantar�s
del catre. Ni en una semana. Te voy a romper el bombo con mi garrote.
- Hijoputa, no hables tanto y r�mpeme ya el culo.
Con su pu�o a�n metido en el co�o de Merche, la empuj� hasta
la mesa en una postura absolutamente humillante, inclinada, sujeta del pelo por
la otra mano de Ra�l y con unos pasos cortitos incomodada por la barriga y el
invasor pu�o de su cavidad.
Llegados a la mesa la sac� el pu�o del co�o, la tumb� de
espaldas, se baj� el pantal�n, puso sus piernas sobre los hombros y la enchuf�
su respetable polla en el culo sin contemplaciones.
- Joder Ra�l, el cond�n. �Exclam�.
- Dani, p�nmela en la boca y deja a tu hermano trabajarme el
culo. �Ah! C�mo me llena.
Me puse sobre la mesa con una rodilla a cada lado de su cara
y le ofrec� mi carajo a su boca que lo atrap� golosona.
Ra�l la sodomizaba violentamente y en profundidad. Los golpes
de los encharcados pubis entre si sonaban por encima de los gemidos y gru�idos
de la se�ora y de las imprecaciones e improperios de mi hermano. Repentinamente
Ra�l se sali� de su culo y dijo:
- Cambio de agujero hermanito. Pa ti el culo y pa mi la boca.
Mi verga hab�a sido mamada por Merche, pero ahora las cosas
cambiaron. Ella no mamaba verga, ella era follada en la boca. Ra�l la sujetaba
del pelo o de las orejas y le introduc�a el vergajo entero que se ve�a
puntualmente abultando el cuello de mi futura suegra al superar el glande la
garganta e invadir el es�fago. Ella lo pas� muy mal en principio, tuvo arcadas y
la boca llena de saliva que rebosaba por su cara, cuello y pechos. Pero pronto
acopl� su respiraci�n al ritmo de Ra�l. Yo me dedique a alternar entre los dos
agujeros de abajo.
Ra�l se aburri� de la boca y desmont� de la mesa. Tom�ndola
de los pelos la puso en pi� dej�ndome hu�rfano de agujeros. La levant� en vilo y
la ensart� por el co�o sujet�ndola de las nalgas.
- Dani, m�tesela por el agujero de la mierda.
Los dos de pie, con ella en el medio aferrando sus muslazos a
las caderas de mi hermano, la hicimos un s�ndwich que volvi� a regalarle otro
orgasmo. Cuando regres� a este mundo, Ra�l volvi� a follarle la boca otra vez
con la misma brusquedad hasta que eyacul� en su garganta mientras yo me hab�a
colocado en el suelo para hacerla empalar por el culo. A�n estaba entrando el
esperma de Ra�l en su est�mago cuando el m�o inund� el otro extremo de su
aparato digestivo.
Merche qued� tirada en el suelo extenuada, pero Ra�l no era
persona de muchas contemplaciones.
- Anda golfa barrigona, danos algo de beber para reponernos,
que te vas a acordar de mi.
- Qu� quer�is.
- Yo una cerveza. Ya voy a buscarla Merche.
- Que vaya la puta �Que cojones!. Encima que nos ha exprimido
se har� la cansada, no te jode. Yo quiero un g�isqui. Trae la botella.
Cuando Merche regres� con las bebidas Ra�l la meti� dos dedos
por el co�o y tirando de ella, la tumb� en el sof� entre nosotros boca arriba
con los hombros sobre el asiento, la cabeza torcida y las piernas en el
respaldo. La meti� el vaso en el co�o y se sirvi� en �l los hielos y el g�isqui.
Se puso a juguetear con sus tetas, amas�ndolas, estir�ndolas, retorci�ndolas,
pellizcando los pezones y de cuando en cuando sacaba el vaso de su alojamiento,
le pegaba un lingotazo y volv�a a encaj�rselo en la vagina. Cuando se cans� de
martirizar las tetas de abri� el agujero del culo con dos dedos de cada mano y
verti� dentro mi lata de cerveza.
Merche no se opon�a a nada. Ten�a todo el rato una cara de
beat�fica placidez con los ojos entrecerrados y las manos sobre su pre�ado
vientre. Tomados varios vasos de alcohol, Ra�l tom� la mano de la se�ora y la
llev� a su polla para que le hiciese una reanimadora paja que pronto se demostr�
eficaz.
Tal y como estaba tumbada, mi hermano tir� de sus tetas para
bajarla hasta tener la cabeza colgando del borde del sof�, volvi� a penetrarle
la boca y a follarle la garganta con la misma desconsideraci�n que las veces
anteriores. La mujer segu�a con el vaso encajado en el co�o, aunque su l�quido
se hab�a derramado por la nueva posici�n, y el recto lleno de cerveza. Yo
acariciaba dulcemente sus enrojecidos pechos y su barriga.
La cerveza hizo efecto y Merche empez� a quejarse, as� que
Ra�l dej� de follarle la boca, la recoloc� a cuatro patas y se la enchuf� en el
culo con la cerveza dentro. La mujer no pudo m�s y comenz� a expulsar el l�quido
que saltaba impetuosamente cuando la polla de Ra�l se retiraba moment�neamente
del agujero. Cuando sali� toda la cerveza, Ra�l se sent� en el sof� y la oblig�
a empalarse por el ano de espaldas a �l. La agarr� fuertemente las tetas para
volcarla sobre su pecho y me dijo:
- Hermanito, que tu polla haga compa��a a la m�a. Compartamos
el agujero.
Tard� en conseguir meterla tras numerosos esfuerzos y cuando
Raul marc� el ritmo a mi se me sali� varias veces, pero al final cog� el paso. A
pesar del brutal castigo de su ano Merche estaba en la gloria y lo atestiguaban
las soeces expresiones que usaba para excitarnos a sodomizarla con m�s energ�a.
Nos corrimos los tres al mismo tiempo y as� acab� el
encuentro. Al despedirnos afectuosamente Merche le hizo prometer a Ra�l que
habr�a m�s encuentros.
- �Cag�en mi alma, put�n! Tienes m�s madera que muchas
profesionales. Te volver� a hacer un destrozo. Mereces la pena, vieja.
- Gracias por tus delicados piropos, Ra�l.
. . . . .
Volvimos a tener otra cita con Merche tan bestial, si no m�s,
que la primera. Y lleg� la tercera y con ella, como era de prever, siendo mi
hermano como era, el desastre.
Al entrar en casa de Merche Ra�l y yo, �l puso el pie entre
la puerta y el marco impidi�ndome cerrarla. De inmediato me empujaron y pasaron
dentro de la casa cuatro tipos m�s.
- Hermanito, Merche, estos son amigos m�os que nos van a
ayudar a hacerte feliz.
- Encantado se�ora. La haremos feliz, no lo dude. �corearon
los cuatro.
- Vamos coleguis, os voy a ense�ar las dotes de la zorra.
Sentaos en los sof�s y tomad lo que quer�is del mueble bar. La casa es vuestra.
- Oye Ra�l, te pasas � dijimos Merche y yo al un�sono.
- Muy bien Merchitas, nos vamos.
- Bueno. Espera. Pero comportaos y no ensuci�is la casa.
�dijo Merche
- �Hab�is o�do socios?. La casa limpia.
- �Pues vaya tonter�a! �solt� uno- si ella es una guarra para
que quiere una casa limpia. A ver si la voy a tener que mear en el retrete.
- �Queee�? �Exclam� Merche.
Yo me ve�a venir la tragedia.
- Nada, pendona, cosas del Chacho cuando esta colgao. Ven que
les ense�emos tus tetas.
Ra�l la desnud� en un santiam�n delante de los cuatro
impresentables amigos suyos. Uno de ellos, para colmo, era un enorme negro
travestido con unas tetas monumentales y unos modales totalmente amanerados. Los
otros tres eran unos truhanes sin remedio.
- Qu� os parece la vieja calentorra. �Est� rica pa darle unos
viajes guarros?
- �A mi no me gusta!. �Grit� el negro travest�. Sois unos
asquerosos. No s� c�mo os pueden gustar las tetas ajadas de esa vieja y no las
m�as gordas y turgentes. Adem�s, vaya barrig�n que ti� la vieja. Yo cre� que
- �Bah! Cretino. Las tuyas las consigue cualquiera de un
vendedor de globos en una feria. �P�drete mam�n!. �. O mamona, vete a saber.
- �Envidioso!. Machista. Racista. Degenerao.
- Degenerao me dice el cabr�n. �Cag�en mi alma!. D�jame a la
puta Ra�l que la rompo el co�o pelao que tiene.
- Anda con ella.
Pero a Merche no le entr� solo el que hab�a hablado. Dos se
lanzaron por ella. La hicieron arrodillar en el suelo del sal�n y mientras uno
se la hac�a mamar el otro la magreaba tan burda y brutalmente como era de
esperar de aquel grupo de drogatas. Le rogu� a mi hermano:
- Ra�l, por favor. Aqu� tengo condones. Que se los pongan.
- �Anda ya ni�ato!. Que disfruten de la vieja. Voy a
administrarla. Tu dale pol culo al negro travest� si te gusta.
. . . . .
!!!!!!!!!!! La debacle.
- �Eeeeehhh! �. �Mamaaaaa! �. �Est�s? �. Vengo a buscar algo
de ropa y el cepillo de dientes. Marta me invita el fin de semana en su casa de
la playa. ......... Pppeeero mam� qu� es esto �.. �Dios que pasa!. �Mam�! �Qu�
te hace esta gente!
El negro travestido, el otro cabr�n que miraba y yo nos
lanzamos de inmediato hacia Sandra. Por supuesto con intenciones contrarias.
Pero ellos fueron m�s r�pidos. El travest� me puso la zancadilla, ca� boca abajo
traspasando la puerta de la siguiente habitaci�n d�ndome con la cabeza en la
pata de un aparador y se sent� sobre mi. Por unos segundos perd� el
conocimiento. Cuando lo recobr� me encontraba esposado a la pata del pesado
aparador. Desde luego los hijoputas de ellos ya iban provistos de medios para
sus delictivas actividades.
Sandra se debat�a entre los brazos de los dos energ�menos con
la ropa medio destrozada y la metieron las bragas en la boca para impedir sus
gritos de auxilio. Cuando yo comenc� a gritar pidiendo socorro apareci� mi
hermano, que lo �nico que hizo fue palpar las tetas de Sandra.
- �Bah!, son duras, no me gustan. Pa vosotros entera
coleguis.
Y se larg� a la otra habitaci�n dej�ndome estupefacto.
Incre�ble. El perfecto cuerpo de nadadora de Sandrita no le impresionaba lo m�s
m�nimo. Era evidente que a alguno de mis padres se le escap� un gen maligno
cuando le engendraron. Sandra era una diosa como hab�a visto pocas yo. Ten�a mil
admiradores que trataban por todos medios de quit�rmela. Y aquel degenerado la
arrojaba a otros dos degenerados como �l. Nada m�s reanudar mis gritos el
travest� se acerc� a mi, me quit� la camiseta para meterme un buen trozo en la
boca y acallarme y, visto que le pate� lo que pude, me baj� los pantalones y los
calzoncillos para inmovilizar mis tobillos con ellos y la correa del pantal�n.
Los dos pervertidos se dedicaron a mi Sandrita. Mientras el
travestido la sujetaba, el otro energ�meno escupi� en su ano y, sin m�s
pre�mbulo, la taladr� su virgen agujerito. Vi a Sandra debatirse, sus l�grimas y
su mirada implorando auxilio.
Hice lo posible por levantar el aparador para sacar la cadena
de las esposas pero no pude. Sandra era sodomizada por el desgraciado
cambi�ndola continuamente de postura y ofreciendo a la boca del travestido su
dulce co�ito rodeado de suave pelusa rubia que alguna vez me dej� palpar.
El silencio a que est�bamos sometidos mi novia y yo nos
permiti� escuchar los rugidos y obscenas expresiones de Merche. Ella, al
contrario que su hija y yo, estaba disfrutando como una perra en celo.
Yo ve�a desesperado e impotente c�mo el culito de mi Sandra
se ensangrentaba bajo las acometidas del demente sodomizador. Y como el negro
travestido sac� un enorme pene, de la misma proporci�n que sus siliconadas
tetas, y lo meti� en el virgen agujero que quedaba y que le ofreci� el otro
cabr�n con Sandrita en vilo, empalada por el sangrante ano y sus macizos y
perfectamente delineados muslos bien abiertos para la recepci�n de la verga.
Incomprensiblemente ver a Sandra en aquella tesitura hizo que
mi pene se empalmara involuntariamente. El degenerado negro que estaba
perforando el co�ito de mi Sandra con su enorme garrota si preservativo percibi�
mi erecci�n.
- �Macho! �le dijo al otro- el noviete se empalma viendo
aprovecharse de su nena. �T�, putita!. Mira a tu chorbo c�mo le gusta ver que te
follan debidamente.
Nunca olvidar� la expresi�n de Sandra al mirarme y ver mi
pene empalmado. Primero de incredulidad, despu�s de tristeza y por �ltimo de
asco y odio. Se agarr� voluntariamente al cuello del travestido y ella misma se
empal� hasta los voluminosos test�culos de aquel engendro movi�ndose como si
disfrutase. Y dudo mucho que no disfrutase cuando los dos eyacularon casi al
tiempo y ella se puso roja como un tomate buscando aire con las aletas de la
nariz dilatadas.
Le sacaron a ella las bragas de la boca y la dejaron tirada
en el suelo. Me miraba fija e impasiblemente con la cara llena de mocos y
l�grimas mientras mi pene segu�a involuntariamente erguido. Repentinamente se
irgui� su cuerpazo de atleta y se dirigi� a la habitaci�n vecina mientras yo
ve�a como por la cara interna de sus muslos resbalaba una mezcla de flujo
vaginal, esperma, sangre y heces.
En voz bien alta para que no se me escapase nada dijo:
- Falta que me follen la boca. �Un voluntario?. Mam�: �Te
ayudo?.
El negrazo travest� y su colega me expulsaron de la casa con
los pantalones por la rodilla.
. . . . . . . .
Bajo el influjo de las �ltimas palabras de mi Sandra ni se me
ocurri� ir a la comisar�a. Me met� en la cama y no sal� de ella en 24 horas. Mi
verg�enza era infinita. Tres d�as m�s tarde, tras tres horas para armarme de
valor, llam� a casa de mi novia. Se puso Merche.
- No. Sandrita dice que no quiere saber de ti. �. No � No ha
habido denuncia. Adi�s.
Y llamaba y llamaba.
- No Dani, Sandrita tiene otro novio.
- Y tu Merche. �Dime algo?.
- Si no te importa, Do�a Mercedes. No tengo nada que decirte.
- Por favor.
Clik � piiiiiiiiiiiii
. . . . . . .
Siete meses pas� en el infierno. Un curso perdido. Mis padres
diciendo:
- Ahora que nos libramos del mayor, va nuestra esperanza y no
aprueba ni una.
Efectivamente. Ra�l ya no paraba por casa. Se acabaron las
broncas por pedir dinero o por sustraer cosas de casa para venderlas. Ahora la
bronca era conmigo, ni un solo aprobado en los trimestrales. Cara de no dormir.
Para mis padres cara consecuente a vicios.
- Con lo majo que era. La universidad nos lo ha desgraciado.
�En qu� habremos ofendido a Dios!
. . . . . . . .
Desesperado, una ma�ana me acerqu� por casa de Merche y
atisb� sobre la alta tapia. Una mujer estaba de espaldas a mi sentada en una
silla del jard�n escuchando una m�sica aberrante y estridente. Alguien me cogi�
de la cintura del pantal�n y del cuello.
- �Vaya, hermanito, vaya!. �Cotilleando?
- Eessss � bu� �. Quiero saber de Sandra �. Porfa � eres mi
hermano � porfa � dime algo. Joer Ra�l, con lo que pas� �.
- Pasa y ver�s. Pero no me vengas con reclamaciones depu�s.
Gilipollas. Que ser�s un pringao toda tu vida. No te enteras de n�, y menos de
las cosas de las zorras. Te dije que tu Merche era una puta y no me cre�ste.
Pues su nena es un put�n peor. All� t� si quieres verlo. �quieres verlo, idiota?
- No te creo. Quiero verlo.
- Despu�s no me vengas con milongas, ni�ato. �c�mo andan los
viejos?
- Desde que no vas por casa, mejor.
- Cabrones. �.. ya pueden tener enchufe con la beneficencia
cuando les entre la vejera � porque lo que es el menda �. Que les folle un pez.
Entramos en la casa que Ra�l abri� con una llave y nos fuimos
por el jard�n rode�ndola. La mujer que estaba sentada de espaldas era
efectivamente Merche. Su primera intenci�n, con cara de alegr�a, fue acercarse
para darme un beso al verme. Ra�l la cerr� el paso. Ella qued� un poco cortada,
pero reaccion�. Le entreg� a mi hermano una cadena que ten�a en las manos y que
estaba trabada a un collar de cuero con argollas.
Ra�l se sent� repanchingado en la silla y Merche se recogi�
en el suelo, a sus pi�s, abrazando sus piernas y reclinando su mejilla en un
muslo de mi hermano. Entonces me fij� en sus pechos y sus caderas.
Sus largos pechos colgantes y con forma de pera ostentaban en
su estrecha base unas argollas met�licas que, si bien no constre��an la
circulaci�n de la sangre, acentuaban la singular diferencia entre la delgadez de
su base y la opulencia de su globo, orgullosamente rematado por las extensas
ar�olas hinchadas y sus gruesos pezones. En una primera apreciaci�n me
parecieron m�s voluminosas que las �ltimas veces que las disfrut�, pero record�
que Merche deb�a estar nuevamente en per�odo de lactancia.
Las caderas de Merche se guarnec�an de un cintur�n met�lico
que derivaba por su pubis y ano para regresar en la espalda. Era un cintur�n de
castidad. De dise�o moderno, c�modo, flexible, pero un cintur�n de castidad.
- �Ah!. Te has fijado. Se lo tengo que poner porque la ramera
esta se tira a todo lo que tenga una polla. Ya te predije que ten�a instinto de
puta.
- Ya � eeeeh �. eeste � �Sandra?.
- Tardar� un rato. Est� arriba. �. Trabajando.
- �En sus asignaturas?
- No exactamente. �quieres una birrita?.
- Si gracias.
Ra�l devolvi� a Merche el cabo de la cadena y ella se levant�
para ir a buscar la cerveza. La insinuante forma de andar distaba mucho de la
del ama de casa que yo conoc�a. Tampoco se parec�an las pr�cticas zapatillas que
yo la conoc� calzar con las sandalias de tiras y portentosa plataforma y tac�n
que ahora la obligaban a moverse con cautela.
- �Est� mejorada la zorra vieja, verdad?. Me ha costado poco
amoldarla. Tiene buena madera de puta. No se imagina uno cu�nta. Me he
enganchado tanto a su leche como a la coca. Y la putita igual de guarra. De tal
palo, tal astilla, ya lo dice el refr�n.
- Qu� pasa con Sandra.
- Ya lo ver�s. Tranqui colegui.
- D�nde est�n Bolillo y el otro beb�.
- Mete el hocico en tus asuntos, tarao.
- T� s� que tienes bastantes taras, canalla degenerado.
Merche regres� con las bebidas. Las sirvi�. Entreg� otra vez
el cabo de la cadena de su cuello a mi hermano y volvi� a recogerse a sus pies.
Ra�l la estrujaba la parte maciza de las tetas de las que flu�an gotas, y a
veces chorros de leche.
Poco despu�s apareci� un hombre viejo, calvo y gordo, de unos
sesenta a�os, sudoroso.
- Bien Ra�l. No me has defraudado. Ten�as raz�n: Sumisa y
aplicada. Antes de que desinfle la barriga volver� bastantes veces. Ciao.
No quise ni preguntar lo que poco despu�s se confirm�.
Apareci� Sandra vestida incongruentemente con unas medias de ancha malla blancas
cuyos el�sticos no eran ocultados por una �nfima faldita de cuadros escoceses.
Una blusa blanca, casi transparente, delataba de forma rara sus pezones. Unos
zapatos de plataforma y tacones tan vertiginosos como los de su madre
completaban la absurda vestimenta. Pero lo m�s notable para mi era su prominente
barriga de pre�ada. Dese� no haberme aventurado en aquella casa de la que tan
gratos recuerdos ten�a.
Sandra tuvo un segundo de desconcierto al verme all�. Pero se
sobrepuso de inmediato. Mir�ndome impasible y fijamente, le entreg� a mi hermano
un fajo de billetes dici�ndole:
- Poco le cobras al tipo. Es asqueroso e impotente.
- Anda, nenita, ac�rcate. Y te recuerdo: No hables mal de tus
clientes nunca. Te mereces un castigo.
- Lo siento Ra�l. Tienes raz�n. Lo merezco.
- Bueno nenita, acepto tu disculpa, ya se que el tipo es un
gorrino, pero eso no te libra del castigo. Ya conoces a mi invitado.
- Si. Cast�game delante de �l.
Ra�l, con Merche a la izquierda a sus pies, besando y
acariciando sus piernas, y Sandra a la derecha, levant� la min�scula faldita de
mi novia y expuso su amado co�ito a mi vista ya que no vest�a bragas. Pero �ste
ya no era lo que yo hab�a acariciado con infinito amor. No ten�a rastro alguno
de la rubia pelusilla que yo recordaba. Estaba absolutamente depilado y la
desnudez hac�a bien visible la palabra "RA�L" tatuada cinco cent�metros por
encima del v�rtice de la vulva que se percib�a herm�ticamente cerrada por los
labios mayores, salvo justamente en su cl�toris que sobresal�a por causa de una
gruesa argolla que lo traspasaba y de la cual pend�a una cadenita de unos ocho
cent�metros acabada en una bola met�lica que exteriorizaba imp�dicamente por su
peso el delicado �rgano. Ra�l tir� de la bola bruscamente y Sandra flexion� sus
musculosas piernas por un instante en reacci�n a la agresi�n, pero de inmediato
se enderez� y me mir� con altaner�a pese a que su cl�toris destacaba de su vulva
extendido bestialmente al l�mite de su resistencia.
La repulsi�n y la ira me impidieron expresar lo que mi
indignaci�n me dictaba. Mi hermano fue m�s r�pido que yo. Le meti� tres dedos en
la vulva a mi novia y empuj�ndola con ellos le orden�:
- Anda nenita, �ste es tu castigo. S� amable con el invitado.
Y t�, Merchitas, ay�dala. A fin de cuentas es mi hermano y debe irse contento de
nuestra hospitalaria acogida.
Sandra se despoj� de su escasa ropa mostrando que, adem�s del
cl�toris perforado, tambi�n ostentaba en las ar�olas de sus perfectas y duras
tetas de nadadora unas descomunales argollas. No se priv� de exhibirse
totalmente, gir�ndose me mostr� el arabesco tatuaje que adornaba su ri�onada y
se extend�a por la columna vertebral bifurc�ndose en el cuello para rodear los
espl�ndidos pechos que ya evidenciaban la proximidad de la lactancia por el tono
e hinchaz�n de las ar�olas.
Sandra se arrodill� ante mi mir�ndome a la cara
impasiblemente y su madre hizo lo mismo. Me desat� el cintur�n y me baj� los
pantalones con habilidad. Se apoder� de mi polla y comenz� a friccionarla con
una maestr�a que no ten�a cuando me hac�a las pajas para calmar mi calentura.
Me fij� en que sus manos, de dedos largos que la ayudaban a
impulsarse en el agua al nadar, y que siempre hab�a llevado libres de joyas y
con las u�as recortadas, presentaban ahora las u�as largas y lacadas en rojo y
varios anillos plateados. En cada pulgar resplandec�an unos muy anchos y
ajustados con una argollita soldada cada uno. Al fijarme en que tambi�n llevaba
un collar met�lico aparentemente macizo pero flexible gracias a un desconocido
engranaje de piezas con dos argollas, deduje que el objeto de los anillos era
trabar los dedos al collar para tenerla indefensa.
Sandra ofreci� mi polla a la boca de su madre mientras ella
se dedicaba a lamerme el ano y los test�culos. Ten�a un piercing en la lengua
con una bola que aumentaba el placer de las lamidas. Despu�s cambiaron de
papeles y Sandra me hizo una mamada de impresi�n. Alojaba mi verga completamente
en su boca sin mostrar el menor atisbo de arcadas pese a que el glande entraba
m�s all� de la garganta. En poco tiempo me corr� dentro pese a que hice el
intento de sacarla, pero ella me sujet� de las nalgas. Cuando termin� abri� la
boca para mostr�rmela llena de mi semen y despu�s lo escupi� a mis pies.
Estaba a punto de marcharme cuando llamaron a la puerta y
Ra�l fue a abrir. Regres� con el maldito negro travestido amigo suyo y otro de
los degenerados que estaban en la casa el d�a de la violaci�n. Me iba a por el
negro para matarlo a ostias pero Ra�l me detuvo.
- Sin jaleos, �eh?. Ahintela, pese a su afeminamiento maneja
el pincho que no veas.
- Si nenito. Te puedo rajar la cara antes de que te des
cuenta de que he sacado el pincho. �Ah Sandrita, putita guarrona!. Que tal est�
nuestro beb� marroncito.
- Bien Ahintela. Hoy est� un poquito agitado y dando patadas.
Es tan malo como su mam� negrita.
- �Qu� te parece ni�ato?. Un beb� con dos mam�s. Qu�
suertudo. Aunque solo mamar� de una.
- Hijodeputa.
- �Bah!. Anda Sandrita chochona, pon el culito para mi que
hoy quiero marcha doble y he pillado de buenas al mal�n del Chotas. Vamos
Chotas.
Sandra se inclin� para ofrecer su adorable trasero separando
sus nalgas para permitir ver c�modamente sus agujeros. Sus hermosos dedos
acentuaban su atractivo sobre los redondos y musculosos gl�teos de deportista.
Despu�s se introdujo un dedo en el ano y comenz� a sodomizarse ella misma,
despu�s fueron dos dedos y por �ltimo otros dos de la otra mano. Finalmente
empez� a estirar el esf�nter desde cada lado para dilatarlo. Cuando el
travestido enfil� en cerradito ano de mi exnovia, ella se agarr� a la barra del
toldo del balanc�n para soportar las embestidas que el degenerado la empez� a
propinar sin m�s tr�mite que un escupitajo para lubricar. Se par� un poco y
exclam�:
- Vamos Chotas. R�mpemelo.
El tal Chotas empez� a dar por el culo al travestido, que
dej� de ser activo con Sandra, recibiendo esta la polla del negro con
movimientos transmitidos por el Chotas.
- Ra�l, dile a la zorra vieja que haga algo payud�.
Merche se incorpor� al grupo poni�ndose bajo el voluminoso
vientre de Sandra y lamiendo la vagina de su hija. Ra�l se acerc� para estrujar
las tetas de la chica y estirar de las argollas de los pezones. El negro
Ainthela la sac� del culo de Sandra avisando de que se corr�a y la chica se puso
velozmente de rodillas ante �l con la boca abierta para recibir la abundante e
interminable descarga que le dej� la boca llena de semen y que, al contrario que
hizo con el m�o, se trag� con cara de deleite y su mirada puesta en mis ojos.
Era indignante contemplar la degradaci�n de Sandra.
Arrodillada con su abultada barriga a los pies de un negrazo con un pene
descomunal que chorreaba en su boca y unas tetas impresionantes que eran
aferradas por El Chotas que a�n segu�a con la polla en los intestinos del
travestido. Ra�l estrujando a�n los pechos de la chica y Merche lamiendo el ano
del Chotas.
A continuaci�n Sandra se tumb� boca arriba sobre una mesa y
tom�ndose de los tobillos con las esbeltas piernas abiertas invit� al Chotas a
penetrarla donde quisiera. El patibulario individuo decidi� alternar los dos
agujeros hasta que se corri� sobre la gran barriga. Sandra reba�� lentamente con
sus dedos el esperma y se lo llev� a la boca para saborearlo y tragarlo mientras
volv�a nuevamente su mirada hacia la m�a.
Entonces intervino mi hermano Ra�l. Hizo arrodillar a la
chica con el co�o sobre la cara de su madre, que empez� a lamer sus jugos
vaginales, la agarr� de los pelos con ambas manos y comenz� a follarla la boca
con verdadera brutalidad. De repente, de la boca de Sandra sal�an efusiones de
l�quido amarillo cuando �l retra�a el miembro. El muy canalla la estaba meando
dentro mientras la penetraba la garganta.
Me march� asqueado para no volver jam�s.
- �Eh, Don Sensible!: Qu�date a ver el resto. Hoy vienen a
implantarle una argolla en el tabique nasal a la putita y a afeitarle la cabeza.
�Eh! Y adem�s le vamos a poner el sacaleches a ver si esas tetas producen ya de
una vez. �Eh! Y la zorra vieja se lo va a montar con perro delante de toda la
basca. �T� te lo pierdes, idiota!.
. . . . . . . .
Casi un a�o m�s tarde me encontr� al mierda de negro en un
local de mala muerte al que hab�a acudido con unos amigos para celebrar una
victoria del Bar�a. Me quiso provocar y lo consigui�.
- Tu hermano se ha deshecho de tus queridas putas, nenito.
- Qu� dices degenerado de mierda. Mejor estar�n.
- No creo. Las embarc� en un avi�n con la excusa de un viaje
de turismo a Egipto, donde se les reunir�a dos d�as despu�s porque ten�a que
terminar un asunto, pero el avi�n ten�a destino Beirut y les solt� la milonga de
que el viaje sal�a m�s barato con esa escala. �l se fue con una brasile�a a su
pa�s y no sabemos nada de �l ni de ellas. As� que imagina por donde est�n ellas
y a qu� se dedican. Me jode el asunto porque mi polla le hab�a tomado cari�o al
culo de la putita joven.
- �Cabr�n repugnante!, te voy a moler a ostias.
El tipo sac� r�pido una navaja pero yo fui m�s r�pido
asest�ndole un patad�n en los huevos y, gracias al dolor le arrebat� el pincho,
que utilic� para rajarle las repulsivas tetas de silicona.
Me tuve que mudar de ciudad ya que el negro perdi� los
test�culos y tuvo un estropicio sin remedio en las tetas, por lo que me buscaba
para vengarse.
Con el tiempo, cuando ya trabaj� y tuve dinero, encargu� a
detectives investigar el paradero de Merche y Sandra sin ning�n �xito. Al menos
fue un alivio saber que los tres beb�s estaban con el marido de Merche,
divorciado de ella desde antes de ver yo a madre e hija por �ltima vez en tan
lamentable estado de degradaci�n.
FIN