Relato: La mucama Desde que llego Lucia a nuestra casa las cosas han cambiado mucho.
Tanto Gustavo como yo salimos muy temprano a trabajar, somos una pareja joven,
vital, con proyecci�n profesional y que, de momento, no deseamos ampliar la
familia.
Gustavo est� divorciado, tiene dos ni�as peque�as, �l comenz� r�pido a vivir.
Yo, por mi parte, quitando los novios de juventud no he tenido ninguna relaci�n
superior a 2 a�os.
Debido a lo vertiginosa que resultan nuestras vidas, decidimos contratar a
alguien que nos ayudar� en las tareas dom�sticas. Vivimos en un humilde chalet
adosado a las afueras de la capital, y entre el horario laboral y el tiempo de
transporte es poco el tiempo que nos queda para disfrutar, el cual no
pretendemos dedicar a la limpieza.
Luc�a es una chica joven, de familia humilde que dej� de estudiar para comenzar
a labrarse su propia vida. Quer�a alejarse de su casa donde el ambiente era algo
hostil, problemas sociales con dif�cil soluci�n...
Nosotros encontramos su anuncio en el buz�n, escrito a mano, con una letra casi
infantil se ofrec�a como chica interna o externa. No s� que me motiv� ese d�a y
decid� llamar al tel�fono y concertar una entrevista.
En la cita la chica nos cay� muy bien. Ten�a 19 a�os y un aspecto muy ani�ado,
parec�a dulce y buena gente. Tanto Gustavo como yo la estudiamos detenidamente,
y ellas nos coment� su situaci�n. Le ofrecimos quedarse interna, m�s que por
nosotros por ella misma, que nos dio algo de pena.
Las primeras semanas se hac�a algo extra�o tener a esa chiquilla pululando por
nuestra casa, a pesar de ser muy discreta y educada no dejaba de ser chocante y
de limitar de alguna manera nuestra intimidad.
Gustavo y yo somos personas bastantes liberales, con una activa vida sexual
satisfactoria de la que gozamos pr�cticamente a diario.
Nos agrada caminar escasos de ropa y nos apasiona "el aqu� te pillo aqu� te
mato", de hecho el dormitorio y la cama suelen ser sitios que sobretodo
empleamos para dormir...
Una noche charlando yo le comente a mi pareja el malestar que sent�a por esta
limitaci�n, �l me dijo que tambi�n le pasaba y que nos hab�amos precipitado
movi�ndonos por el coraz�n al contratar a Luc�a como chica interna...
Nos planteamos el echarnos atr�s, pero cada vez que ve�a su dulce cara no me
sent�a capacitada de dejar a la pobre muchachita en la calle.
Ella era muy eficiente, tremendamente ordenada, limpia y responsable y cuando
ven�an las ni�as de Gustavo era capaz de hacerlas sonre�r las 24 horas del
d�a...
Poco a poco nos fuimos acostumbrando a esconder nuestra intimidad, y por las
noches con la puerta cerrada nos envolv�amos en besos, caricias y orgasmos, en
el suelo, en la ducha o sobre la cama de nuestro dormitorio...
Dorm�amos desnudos sintiendo los sexos de cada unos cerca de nuestra piel,
adoramos el erotismo y nuestra desnudez...
Gustavo, es un gran amante, experto por la gran cantidad de experiencias en su
haber. Paciente, nunca tiene prisa cuando se trata de amar, da igual la hora que
sea y que es lo que se haya interrumpido. Creativo, imaginativo hasta su fin,
alimenta mi mente de nuevas pasiones que inundan mis sue�os, cuando entre jadeos
me susurra en los o�dos los m�s bellos y sugerentes cuentos er�ticos. Dulce, con
toda la pasi�n que lo desborda trata mi cuerpo como si fuera el m�s fr�gil de
los objetos y hasta cuando la cosa se pone m�s acelerada, hasta cuando sus
palabras se puedan convertir en insultos, nunca resultan soeces porque retumban
en mi interior como si tocar� el cl�toris de mi cerebro...
Una de esas noches los dos nos encontr�bamos de pie, desnudos, sobre la pared mi
cuerpo con los pechos apretados contra el yeso amarillo del dormitorio. Detr�s,
el cuerpo de Gustavo se pegaba al m�o, su sexo hinchado, inflado de desaz�n y
lujuria se introduc�a dentro de mi sexo inyectado en sangre en un "mete- saca"
constante, r�tmico...
Mis brazos se apoyaban contra la pared, y sus manos se apoyaban sobre las m�as
agarrandolas con fuerza en cada embestida... sus labios jugosos, elegantes y
atractivos me susurraban palabras de amor, de pasi�n y de desenfreno...
Quiz� ese d�a nos dejamos llevar demasiado sin darnos cuenta que alguien nos
pod�a escuchar, bueno m�s que alguien, la �nica que pod�a, Luc�a.... los jadeos
eran crecientes en profundidad...
Yo intentaba girar la cabeza para ver la cara de mi amante, esa que me enloquece
como brilla y se descompone con el placer...
En uno de mis giros de cabeza vi a Luc�a, con una camiseta de algod�n blanca que
le cubr�a una parte chiquitita de los muslos y sus manos entre las piernas. Yo
estaba a punto de llegar al orgasmo, lo sent�a venir, y Gustavo se mov�a
deliciosamente. La cara de la chiquilla manten�a dos c�rculos sonrosados a cada
lado de la mejilla que me indicaban que probablemente fuera bastante el tiempo
que all� permaneci�...
Me excit� saber que alguien nos miraba... quiz� por pillarme a punto de irme no
reaccion�, quiz� por ocurrir en el momento en el que era susceptible de
perversi�n todo ocurri� as�...
Entre jadeos le dije a Gustavo que Luc�a se masturbaba mientras nos miraba...
sin parar de moverse y agarrando mi cadera giro la cabeza y la vi� all�, con las
piernas entreabiertas, la ropa interior por las rodillas y la camiseta que
tapaba con dificultad su sexo sobre el que se agitaba su mano...
Gustavo pareci� enloquecer, nunca me hab�a comentado que le gustaba que le
miraran ni nada parecido...
Se apart� de m� y cogi� mi mano... sent� que entre mis dos labios ca�an gotas de
placer que escurr�an por el interior de mis muslos...
Gustavo me tumb� bocarriba en la cama, abri� mis rodillas y sent� como con sus
dedos abr�a cuidadosamente los labios mayores de mi sexo, dejaba al descubierto
para esa chiquilla mi inflamada vulva llena de excitaci�n y ansiedad por ser
acariciada, mordida, chupada, lamida, penetrada...
La lengua de �l comenz� a recorrerlo entero, toda mi rajita, rosada y empapada
de arriba abajo era acariciada, mi cadera se comenzaba a contonear de arriba
abajo en c�rculos en busca del climax...
Balbuceante, entre toda mi humedad las palabras de Gustavo sonaban con
dificultad, a la segunda pude entender como �l ped�a a Luc�a que se sentar� a
nuestro lado y se quitara la camiseta...
Mi sorpresa fue, cuando ella, obediente, sigui� las indicaciones... a mi lado
saco la camiseta por su cabeza, dejando sobresalir dos abundantes pechos que no
s� donde los tendr�a escondidos hasta ese d�a y un pubis muy bien cuidado.
Se notaba la juventud en su piel, brillante y perfecta.... sentada a mi lado,
observaba con atenci�n mientras se introduc�a uno de sus deditos como Gustavo me
practicaba sexo oral con toda su experiencia y esmer�ndose, presuntuoso y
vanidoso, m�s que muchas otras veces...
Gustavo estaba empleando sus artes de seducci�n con Luc�a emple�ndome a mi, y
generando en ella el deseo de querer ser la protagonista...
La boca de Gustavo fue sustituida de nuevo por su sexo, inhiesto y devorador,
deseoso de disfrutar de las dos hembras... eso a mi no me hac�a mucha gracia...
Pero, �l supo llevar la situaci�n a su terreno, con su sexo dentro, mi voluntad
quedaba reducida a la m�nima expresi�n, mientras sobre mi agitaba sus gl�teos,
sus pupilas se clavaron en las m�as y entonces no supe negarme. C�mplice, me
estaba pidiendo autorizaci�n para dar un paso m�s, y no fui capaz de decir que
no cuando le sent�a casi abrir mi sexo en dos...
Aprovechando sus movimientos profundos y mientras me follaba dio un beso largo e
intenso a la joven, dejo su cuerpo caer sobre el m�o y una de sus manos la
acerc� a la peque�a vulva de "nuestra Luc�a"...
Pude observar su cara, llena de satisfacci�n, empap� sus dedos con los jugos de
la casi adolescente y luego acarici� mi cara, dejando la humedad, sobre mi
rostro, de otra que era tambi�n objeto de su deseo...
El orgasmo como si se tratara de una corriente fr�a se apoderaba de todo mi
cuerpo, tensaba mis piernas, mis brazos... y palpitaba todo mi ser...
Gustavo, trasgresor, pidi� a Luc�a que pusiera la mano sobre mi vulva para notar
las palpitaciones...
Fue especial lo que sent� cuando parec�a acabar mi climax, esa piel tan fina y
diferente, casi como la seda, apretando las palpitaciones de mi cl�toris
mientras que sent�a a Gustavo no parar de bombear...
Alrededor de los dedos de la que parec�a "la inocente Luc�a" contraje mis
piernas cruz�ndolas e impulsando con los m�sculos de mis muslos movimientos
r�tmicos con sus dedos que apretaban y rozaban mi punto m�s sensible...
La cara de Gonzalo esbozo una p�cara sonrisa, me arrebato a Luc�a cogiendola por
las caderas y d�ndole la vuelta... ella no opon�a ninguna resistencia. Qued� a
cuatro patas a mi lado, con sus nalgas redondas y peque�as levantadas mientras
ante mis ojos mi pareja se hac�a con ella.
Antes de penetrarla pude ver como ten�a la polla casi amoratada, inflamada de
placer, en sus ojos se ve�a la lujuria...
Mi sexo se quedo empapado y palpitante, a punto de conseguir el segundo orgasmo
cuanto ante mis ojos iba a ver a quien yo m�s amaba como se lo montaba con una
jovenzuela... lo cierto es que no estaba satisfecha, pero no ten�a fuerzas para
hacerlo parar... Desde el lado de las nalgas de Luc�a vi como se abr�a paso
entre su estrecha vagina y brillante y h�meda iba entrando mientras la chica
jadeaba mostrando el gran placer de la excitaci�n...
Algo ocurri�, algo que no puedo explicar, que racionalmente no tiene sentido...
me encant� ver a Gustavo moviendo sus nalgas con gran excitaci�n, me encant� ver
como era otra a la que se follaba delante de mis ojos... no lo entiendo, pero en
Luc�a me ve�a a mi y me encantaba....
Algo curioso pas� mientras que ellos dos se lo montaron. Gustavo mov�a sus
caderas r�pido y fuerte pero no quitaba su mirada de la m�a, fija y contundente.
Yo por mi parte no pod�a m�s que mirarle a �l, su cara, su vientre, sus
nalgas... su sexo...
Luc�a, ajena a esta complicidad con la cabeza entre sus brazos no paraba de
jadear y pedir que le diera m�s, y m�s y m�s... no miraba a nadie, ni a mi, ni a
�l...
Estuve acarici�ndome sin parar mientras observaba tan erotizante escena, mi
instinto me hizo que entre empuj�n y empuj�n me acercara al cuello de Gustavo y
le suplicar� que no se fuera dentro de ella, que me dejara que fuera yo quien lo
saboreara...
Mis dedos juguetones e inquietos hicieron un buen trabajo, Gustavo me busc�,
quiso irse a la vez que yo, quiso que todo fuera simultaneo. Luc�a por su parte
hab�a tenido su premio unos minutos atr�s y ahora solo parec�a prestar su sexo
para el placer de mi pareja...
Con las piernas abiertas sobre la cama mi sexo comenz� a palpitar, a regarse
de fluidos de pasi�n, a ser una perfecta pista de patinaje para mis dedos, que
palpaban la hinchaz�n de sus paredes con premura...
En medio de mi orgasmo, Gustavo meti� su polla en mi boca, sab�a dulce,
diferente... sab�a a f�mina... mientras disfrutaba de las contracciones, mi
lengua inquieta rodeaba todo su frenillo y dibujaba en su desesperado glande los
rel�mpagos de mi climax....
Mi boca se torn� tibia, muy tibia, tanto como el manantial que brotaba de
entre mis piernas, saboree y en ese momento le ame como nunca...
Pasados los momentos anteriores cuando quisimos darnos cuenta Luc�a no estaba
all�, fuimos a buscarla y dorm�a como una bebe desnuda sobre las s�banas, Se la
ve�a preciosa...
Entre los dos la tapamos... y a la ma�ana siguiente la vida segu�a igual...
Desde ese d�a Luc�a no volvi� a aparecer en el dormitorio, los dos lo
dese�bamos pero por m�s que dej�bamos las puertas abiertas, hasta nos
insinu�bamos en su presencia ella rehu�a de esos encuentros...
Una noche en plena excitaci�n, Gonzalo me estaba enloqueciendo y me susurr�
que deseaba que le viera tirandose a otra ... esa parte masoquista que debo
albergar en mi interior me hizo levantarme desnuda y acudir al cuarto de
Luc�a...
Ella entreabri� los ojos y se dio la vuelta, ignoro mis frases y palabras no
mostrando el m�nimo inter�s...
Me sent� desesperada, la destap� y me encontr� su cuerpo juvenil sobre el
colch�n, desnudo, precioso... le suplique, y ella sin parecer alterada me dijo
que no quer�a volver a repetir, que eso fue por casualidad...
En esos momentos Gustavo bajaba las escaleras, con su sexo semi erecto nos
miro a las dos desnudas sentadas sobre la cama de Luc�a, en cuesti�n de segundos
la ten�a totalmente erguida, algo corvada hac�a dentro y era �l quien tambi�n
suplicaba...
Por favor, por favor le gritaba , venga a cambio de lo que quieras Luc�a, si
quieres te lo pagamos... esa frase fue una forma de hablar, fruto de la
desesperaci�n, fruto de la excitaci�n...
Ella no dudo, r�pidamente dio un "vale" por respuesta, los dos nos quedamos
helados, creo que hasta el sexo de Gonzalo tuvo un peque�o baj�n. Nos dijo que
cada noche, que nos apeteciera compartir, le abonar�amos 60 Euros.
La verdad es que no nos paramos a pensarlo en ese momento, nada m�s que acabo
la frase se puso de rodillas en el suelo del cuarto y se introdujo la cabeza del
sexo de Gustavo entre los labios... sus jadeos fueron inmediatos y yo al verlo
empec� a lubricar y a sentirme el sexo palpitar... evidentemente aceptamos....
Esta vez en el cuarto de Luc�a mi chico nos foll� a las dos, primero a mi
como siempre, y luego a ella, pero jam�s separaba la mirada de mis ojos, ni un
instante... una mirada, ardiente, profunda...
Es curioso, que compleja es la mente humana, nunca pens� que un tr�o pudiera
ser un acto de pasi�n tan c�mplice, intimo y satisfactorio con mi gran amor...
Hace cuatro a�os que empez� esta especial relaci�n, Luc�a sigue en casa,
ahora tiene 23 a�os y hace dos, nos confes� lo que evidentemente Gonzalo y yo ya
sospech�bamos.
Luc�a no era esa chica joven, pobrecita, inocente, y desvalida...
no. Luc�a era una chica de familia bien que a los 17 a�os, cansada de una
familia conservadora y sinti�ndose diferente huy� de su casa y que con
anterioridad a llegar a nuestro hogar ya hab�a ejercido la prostituci�n.
La confianza y el tiempo ha hecho que nos contar� como una vez, por azar, se
encontr� con una situaci�n similar a la que en nuestra casa provoc�, y vi� la
posibilidad de un rentable y placentero negocio formar parte de la vida sexual
estable de una pareja...
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Relato: La mucama
Leida: 1021veces
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