Carlitos tiene doce a�os y es un chico de aspecto un poco
rudo, pero en realidad es t�mido. Por eso decid� ayudarlo un poco.
Me hab�a dado cuenta de que yo le gustaba por el modo en que
procuraba no mirarme cada vez que estaba en mi presencia.
Claro, deb�a ser un problema para �l, evitar posar su mirada
en mis pechitos, bueno algo m�s que "pechitos", o en mi cola, o en mis piernas
tan a la vista cuando me siento y se me sube la faldita, que ya de por s� es
breve. Pero creo que tambi�n le cuesta mirar mi carita, y no lo culpo, porque
tengo una carita muy sexy.
Encontr� la posibilidad de comenzar a ayudarlo en la fiesta
familiar de fin de a�o. Como hab�a baile y mucho bullicio, lo saqu� a bailar. El
chico acept�, pero siempre sin mirarme, con gesto hosco. Pero ya sabr�a yo como
sacarle el gesto hosco. Lo primero que hice fue apoyar mi muslo en el lugar del
pantal�n donde deb�a estar su tranca. Y no me equivoqu�, yo nunca me equivoco en
eso, su joven virilidad reaccion� a los roces de mi caliente muslo. Y pronto
estaba frotando un pito duro y excitado. Mi novio estaba por otra parte,
bromeando con sus amigos. Con mi mano atraje la cintura de Carlitos de modo que
su polla estuviera m�s a merced de mis rozamientos. Y de paso le hice sentir
toda la turgencia de mis pechos contra el suyo. El chico estaba envuelto en el
perfume de mi cuerpo. Yo le hablaba con voz c�lida y el tema era su iniciaci�n
con las chicas. �l me contestaba con monos�labos, pero yo comprend�a su
situaci�n. Y se lo hice saber en forma no verbal, acentuando la presi�n de mi
muslo contra su polla. Me di cuenta de que no me iba a durar mucho m�s. Sent�a
su respiraci�n acelerarse a la altura de mis pechos, as� que se los apret� casi
rode�ndole la cara y aument� la presi�n de mi mano sobre su cintura. La fricci�n
del baile hizo el resto. Los monos�labos se hab�an vuelto cada vez m�s roncos y
entrecortados, y cuando con mi otra mano atraje su nuca, sumergiendo su cara en
mi cuello en las c�lidas y perfumadas inmediaciones de mi tetamen, eso fue
demasiado para el pobre chico, y se qued� temblando entre mis brazos, mientras
su polla comenzo a pulsar y pulsar. Eso me calent� un poco Pero bueno, mi
objetivo era altruista: estaba ayudando a un ni�o, y no ten�a importancia mi
propio placer. As� que luego de que lo hice descargarse, continu� bailando con
�l, que se dej� llevar blandamente. Pude sentir en la piel de mi muslo la
pringosidad de su acabada, que hab�a atravesado la tela del pantal�n. Y se la
segu� frotando con el muslo. Cuando terminamos el baile, el chico estaba
nuevamente al palo. Pero yo hice como que no me daba cuenta.
Despu�s me sac� a bailar el padre de Miguel, que anda por los
cuarenta y cinco y por el modo en que apret� mi cintura contra su cuerpo, se
ve�a que me ten�a ganas. Yo hice como que no me daba cuenta. Lo que fue m�s
dif�cil cuando me hizo sentir su dura polla contra mi intimidad. Intent�
separarme un poco, pero la mano del hombre empuj� mi cola hacia su miembro,
acariciando uno de mis gl�teos. Y comprend� que no iba a tener caso oponerme. Y
tampoco muchas ganas, ya que el padre calzaba un pedazo a�n mayor que el de mi
novio. As� que me dije "rel�jate y goza", mientras su dura y caliente polla
comenzaba a restregarse contra mi intimidad. Y mis manitas se crisparon contra
su fuerte espalda. Y restregada tras restregada, su polla fue elevando la
temperatura de mis intimidades hacia el punto de no retorno. Cuando con su otra
mano, tom�ndome por la nuca, apret� mi rostro contra su pecho velludo, el olor
de su piel y el roce de sus pelos me trastornaron, y mis manos comenzaron a
acariciar su espalda. Ya no me importaba donde estar�a su esposa ni mi novio, y
permit� que mi lengua tomara el sabor de esos pelos en el pecho. Eso lo
sorprendi�, pero sin duda muy gratamente, porque su mano acarici� mi nuca y su
otra mano gui� mi cola para aumentar la restregada contra mi intimidad. Yo
comenc� a gemir. Y a eso siguieron los jadeos. A mis diecinueve a�itos el
contacto con su cuerpo viril fue demasiado y sus restregadas me pudieron y me
derret� en sus brazos, sin que su dura polla hubiera soltado sus chorros. "El
padre ha vengado al hijo" me dijo con una amplia sonrisa en su varonil rostro,
que yo ve�a algo desenfocado. Y me dej� ir, media tarumba.
Para disimular mi turbaci�n y tranquilizarme un poco, me fui
hacia los fondos del jard�n. Por suerte mi novio no me sigui�. El que s� me
sigui� fue su primo Roberto, el que siempre festeja con los ojos mis redondeces.
Al notar mi expresi�n algo desmayada, Roberto me tom� en sus brazos,
recibi�ndome con su gran cuerpazo. Me encontr� en un momento de debilidad, sino
no me habr�a abrazado a �l, aunque en m�s de una ocasi�n no me hab�an faltado
ganas, en verdad. Y con dulces palabras animadoras, me fue acariciando la nuca y
la espalda. Muchas veces. Y del alg�n modo algo fue cambiando y mis manos
inconscientemente comenzaron a acariciarle la espalda. Lo que todav�a pod�a
tomarse como un gesto fraternal de afecto. Pero cuando su polla se endureci�,
los sentimientos fraternales pronto fueron virando de color, en direcci�n al
rojo. Y se ve que a �l le estaba ocurriendo lo mismo. Y tomando mi cabeza, la
fue bajando todo a lo largo de su corpach�n, hasta dejarla frente a la parte de
su pantal�n que denotaba su erecci�n. Y �una es humana, despu�s de todo- y mi
boca se abri� para capturar su enorme prominencia. Y sin m�s se la comenc� a
chupar. Creo que la situaci�n lo calent� mucho, pues pronto la cabezota pareci�
hincharse, comenz� a pulsar, y a trav�s de la tela pude saborear su espesa
emisi�n de semen. Totalmente perturbada por su sabor, chup� y chup� hasta
dejarle el pantal�n bien limpio. Y as�, de rodillas frente al primo de mi novio,
me corr�, abrazada a sus fuertes piernas.
Entonces Roberto, conmovido sin duda, sac� su polla
completamente erecta y mir�ndome a los ojos me dijo "dame ese hermoso culo,
prima" "Cola" le correg� mientras me pon�a en posici�n y me bajaba la
bombachita, "pero no le cuentes a Miguel, porque a �l no lo dejo..." Y me call�
porque el primo no estaba para perder tiempo, y lubricando su polla con los
jugos de mi cuevita, me fue penetrando con mucha decisi�n. All� estaba yo, en
los fondos de la casa de mi novio, con las manos apoyadas contra la pared y mi
deliciosa colita ofrecida, recibiendo los enterrones del que con suerte seria mi
primo pol�tico. Digo "con suerte" porque dicen que casarse es una suerte, y
porque yo quer�a volver a tener esa gruesa tranca dentro de mi cola tantas veces
como se pudiera. Roberto me la mov�a con ganas, y yo se la apretaba con las
nalgas, y todo a lo largo de mi caliente agujerito, que en esos momentos no
pod�a llamarse con ese diminutivo. As� que otra vez con los jadeos y gemidos de
placer que surg�an de lo m�s hondo de mi ser, en todo el sentido de la palabra.
A cada enterr�n sent�a los pelos de la base de su tremenda
virilidad, contra las suaves redondeces de mis gl�teos. Al final, al sentir sus
chorros y las pulsaciones contra las tiernas paredes de mi t�nel, las piernas me
empezaron a temblar y me corr�, con Roberto abrazado a mi cintura, ofreci�ndole
mi cola para su m�xima penetraci�n. Nos quedamos as� como por cinco minutos,
mientras su bolla iba perdiendo rigidez y nuestras reparaciones se normalizaban.
Despu�s que me la sac�, me dio vuelta y me planto un cari�oso
beso de lengua que no pude menos que devolver con agradecimiento apasionado. No
son muchos los hombres que tienen ese gesto de ternura despu�s de cule�rsela a
una. Entre beso y beso, y mientras le acariciaba la tranca, nuevamente dura, le
record� a Roberto que no deb�a decirle nada a mi novio, porque nunca le hab�a
dejado que me hiciera la cola. "Ni tampoco le cuentes nada de lo dem�s" agregu�
mientras le pajeaba su hermosa tranca" "No te preocupes, primita, ese ser�
nuestro secreto, ahora dame la conchita" y acost�ndome de espaldas con los
muslos bien abiertos, se enterr� en mi intimidad, haci�ndomela sentir hasta la
garganta. "Lo que pasa..." le expliqu� mientras iba sucumbiendo ante el
entusiasmo del muchacho "es que... Mi... guel... es muy ce... lo... so..."
"Puedo comprenderlo" dijo Roberto d�ndole al serrucho en mis intimidades. "A...
pu... rate... que a lo me� jor vie... ne..." jade�, tratando de hablarle a la
cara, pero la mirada ya se me estaba poniendo turbia, y estaba acabando mientras
la pollota iba escupiendo sus chorros de leche en las profundidades de mi �ntima
cuevita. Me qued� recibi�ndolos tan abierta como hubiera estado si quisiera que
me embarazaran. Me reg� muy bien regada. Y finalmente me la sac�, la guard� en
el pantal�n y se volvi� a la fiesta. Yo me sub� las braguitas, pero me qued�
tendida sobre el pasto, para reponerme. Y me qued� dormida.
Me despert� la voz de Miguel: "�D�nde estabas? �Te estuve
buscando por todas partes, y vos aqu�, durmiendo!" "�Te podr�a haber encontrado
alguno de mis parientes y abusado de vos!"
"�Qu� ideas, Miguel! �No ten�s que ser tan celoso!"
Y volv� con �l a la fiesta, contenta de estar integr�ndome a
su familia. Ese d�a hab�a dado tres pasos importantes. �Y apenas pod�a esperar a
los que seguir�an...!