Rosa.
La peque�a Rosa estaba lista como fruta madura, esperando que
alguien la tomara. Tube la doble fortuna de llegar a ella y a una playa
paradisiaca en medio de una reserva natural en un solo viaje.
Coincidimos en torno al mismo fuego, y pronto establecimos
una extra�a conexi�n, casi sin hablar, sintiendo una atracci�n magn�tica que
rebasaba las palabras.
Luego de esa primera conexion sutil, de atreverse a mirar en
los ojos y encontrar las pupilas, de permanecer juntos sin decir nada, se dejo
llevar por el misterio de estar cerca y pronto acept� salir a caminar, en medio
de la noche, por la playa desierta.
Nos sentamos en la arena y por primera vez platicamos, le
conte mil historias sobre la espuma de las olas y la arena, tome su mano, luego
la abrac� y ella me dej� estar, recerg�ndose en m�, dejando crecer una sensaci�n
de coincidencia y deseo inocultable, la sent� vibrar, pero apenas comenzaba a
soltar su calor. Nos paramos y caminamos un poco mas, tomados de la mano, ahora
en silencio.
Cuando me detube otra vez, de inmediato se pego a mi cuerpo y
lo rodeo con sus brazos. La mire a los ojos y ella alz� su rostro hacia mi. Tras
un instante en el que me detube a contemplar la fuerza de su deseo, me incline y
la bese en la boca, primero con mucha lentitud, luego explorando con mi lengua
su boca, bebiendo su aliento. Separamos nuestros labios y nos abrazamos con
fuerza, sent� el aroma de su cabello y sus peque�os senos presionando en mi
pecho, le acarici� la espalda.
Caminamos algunos pasos mas y ella me jal� a sentarme en la
arena. Nos empezamos a besar, luego de su boca bes� sus ojos, sus mejillas, su
cuello. Al acariciar su oreja con mis labios ella solto un suspiro tembloroso,
mis manos pasaron de su espalda a su vientre, y subieron para acunar sus senos.
Sent� sus pezones duros tras la tela, y me surgi� un inmenso deseo de
descubrirlos, inhalar su aroma, mamarlos. Ella me dejo hacer mientras yo
acariciaba sus pezones a travez de la tela, y cuando meti la mano por abajo de
su blusa, solo suspiro con mas fuerza.
Pronto tube un seno desnudo en mi mano, recorr� todo su
contorno, disfrutando la suavidad de la piel, sintiendo la areola arrugada en
torno al pezon endurecido. Me decid� a levantar la blusa y sac�rsela por encima
de los hombros, ella solo alzo los brazos para dejarme hacer, y en cuanto tube
sus pechos desnudos ante mis ojos, me incline y tome uno en la boca, mientras
apretaba suavemente el pezon del otro. Sus suspiros se convirtieron en jadeos al
sentir mi lengua, pronto solte el que chupaba para probar el otro y me pareci�
a�n m�s delicioso que el primero.
Ella se recosto sobre la arena, acariciando mi cabello y mi
espalda. Sin dejar de chupar y acariciar con la lengua sus pechos, mi mano
empezo a frotar su vientre, primero en torno al ombligo, luego un poco mas
abajo, en cuanto toque la zona de sus ovarios ella dio un respingo y bajo una
mano para detenerme. Volv� a besarla en la boca, con mucha suavidad, lentamente
mi mano bajo hasta sus muslos y empezo a recorrerlos, deteni�ndose antes de
alcanzar su pubis, desliz�ndose por su cara interior.
Al influjo de la caricia sent� que sus muslos empezaban a
separarse un poco, sus gemidos se hicieron mas profundos y su pubis empezo a
moverse, casi imperceptiblemente, empujando hacia arriba, cuando coloque mi mano
sobre su monte de venus ella solo solto un gemido de satisfaccion. Un suave
movimiento circular de mi parte le hizo perder todas las reservas y jadeando
separo del todo las piernas, tom� mi mano y la baj� hacia los labios de su sexo.
Frot� muy suavemente su vulva sobre la tela, casi sin
apretar, y sus jadeos se intensificaron aun mas, empezo a empujar su pubis
contra mi mano, buscando un contacto mas directo, entonces me hinque entre sus
piernas y substitu� mi mano por mi rostro, frotando mi boca contra su vulva,
inhalando profundamente el aroma de su deseo.
Sent� una mancha humeda en la tela de su entrepierna, sin
dejar de frotar mis labios contra su sexo, busque el broche de su pantalon y lo
abr�, le baj� el cierre, y cuando mis manos empujaron la tela hacia abajo, ella
solo alz� las caderas, y luego las piernas para que le quitara juntos los
pantalones y las bragas empapadas, descubriendo su sexo, hinchado y cubierto de
lubricaci�n. El aroma y el calor de su sexo impregnaron el aire de inmediato,
haciendo subir de golpe mi propia exitaci�n.
Me volv� a inclinar entre sus piernas y bes� su vulva
empapada, sabore�ndola, frotando con mis labios sus labios hinchados,
esparciendo la miel abundante, desliz�ndome hacia arriba hasta encontrar la
suave protuberancia de su semilla secreta, a penas toc�ndola, regresando para
insertar la punta de mi lengua en su vagina.
Sus jadeos indicaban que su exitacion pronto hallar�a el
punto culminante, detuve un poco mi ritmo, y aproveche para desabrochar mi
pantalon y liberar mi muy erecto miembro. Volvi a lamer su vulva a todo lo
largo, esta vez tocando de lleno el cl�toris al subir, e insinu�ndola en su
vagina al bajar. Cuando sus jadeos me indicaron que estaba proxima al climax,
mont� en ella, coloc�ndome entre sus piernas, y con la mano guie mi ereccion
hacia su humedo centro. Al sentir el empuje de mi miembro, abri� los ojos y neg�
con la cabeza, pero mi glande ya se hallaba empujando en el vestibulo de su
estrecha vagina. Empec� a entrar en ella con movimientos cortos, sin forzar. Su
reserva se disolvi� en un largo sonido de placer, y sus manos apresaron mis
nalgas, urgi�ndome a penetrar mas profundo.
Su vagina era extraordianriamente estrecha, y muy lentamente,
empujando un poco mas fuerte cada vez, logr� introducir el glande por completo.
En ese momento ella llego a su primera culminaci�n, y senti su vagina contraerse
aun mas en torno a mi glande, en una serie de espasmos que acompa�� con un largo
gemido. Sin detenerme empuj� aun un poco mas, logrando introducirme mas all� del
glande, y entonces senti la barrera de su virginidad.
Aumente el ritmo, sacando mi pene casi por completo de ella,
y luego introduciendolo hasta antes de tocar la obstrucci�n, ella empezo a subir
la c�spide de la segunda sima y cuando sent� sus primeros espasmos empuje con
toda mi fuerza en ella, sintiendo la breve barrera ceder de golpe y penetrando
profundamente en su vientre. La fuerza de su orgasmo arrastr� el dolor del
desgarre, y el sentirme totalmente adentro de ella prolong� su climax aun mas.
Habiendo pasado la barrera inicial, di rienda suelta a mi
deseo y abrazandola aument� el ritmo de mi movimiento, metiendo todo mi miembro
en cada empuje y sacandolo luego casi por completo. El extraordinario est�mulo
del estrecho canal que me apresaba como un pu�o desencaden� pronto mi propio
orgasmo, y empujando con fuerza en ella, eyacul� un largo chorro de semen en lo
mas profundo de su vientre.
Ella observ� mi orgasmo florecer y bajar, y luego me abrazo
contra su pecho, sintiendo las ultimas palpitaciones de nuestros sexos unidos.
Mas tarde saqu� mi pene, aun erecto, y la ayud� a
incorporarse, observando el rio blanco que man� de su vagina, luego nos volvimos
a recostar, abrazados, acariciandonos con manos lentas, besandonos sin prisa.
Apenas empezamabos a conocernos.