Esta historia es real. Por razones
de seguridad no daré el nombre real de ninguno de los personajes
de esta historia y cambiaré algunos datos.
Diré que mi nombre es Pedro,
tengo 22 años y soy estudiante de la facultad de medicina de la
Universidad de Nariña.
Vivo con mi familia en la ciudad
de San Juan de Pasto. Lugar donde también estudio. Mi familia es
relativamente pequeña, por parte de madre tengo un tío y
una tía, por parte de padre tengo sólo una tía. Es
talvez esta la razón que ha hecho que siempre haya tenido un especial
aprecio por toda mi familia.
Mi tía Julia es la hermana
de mi padre y vive con su esposo Humberto y sus hijas Claudia (28) ya casada,
Gracia(20) y Maria (17) en Barranquilla, un famoso balneario de mi país.
Como la distancia entre estas ciudades
es grande no veía a mi tía ni a su familia desde hace unos
cuatro años aunque siempre nos hablábamos por teléfono.
Mi tía Julia ha sido siempre
mi tía preferida, tal vez por que no nos vemos para nada seguido,
y a mis primas las considero mis mejores amigas.
Se acercaba la temporada de verano,
yo ya había terminado mis exámenes cuando recibí por
teléfono la invitación de mi tía para ir a visitarla.
Acepté de inmediato pues ya corrían unos cuatro años
desde su última visita a San Juan de Pasto (última vez que
la vi). Estuve planeando una visita de dos a tres semanas, y el día
que llegué a Barranquilla encontré a la prima Gracia esperándome
en la estación de buses. De camino a casa de mi tía charlamos
mucho, y me pareció una muchacha bastante lista y bonita. Al llegar
a casa todos salieron a recibirme con grandes abrazos.
Luego de charlar con todos por más
de una hora nos dirigimos a la mesa para la comida. La charla continuó
normalmente, con preguntas acerca de mi familia y de las cosas que hablan
ocurrido en estos años.
Por la noche salí con mis
primas menores Graciela y Maria al centro de la ciudad y aprovechamos de
conversar de todo los pudimos.
En este punto debo indicar que siempre
había sido muy respetuoso con la familia y de las costumbres, siempre
había visto a mis primas como primas y amigas, nunca imaginé
lo que ocurriría en unos días más. Me consideraba
una persona moralmente normal.
Por alguna razón siempre
he tenido mucho gancho con la gente que me rodea, y es por eso que nunca
le di vueltas al asunto de que mis primas me tomaran de la mano.
A medida que pasaban los días
fui notando sobre todo en Gracia una predisposición a pasar ratos
a solas conmigo, aunque la presencia de Maria hacía que esos ratos
fuesen pocos.
Ya transcurría una semana
desde mi visita a Barranquilla, y como casi todos los días anteriores
me disponía a buscar mis pantaloncillos de baño para dirigirme
a la playa junto a la familia, al ver esto mi tía me dijo que hoy
no podría ir a la playa pues debía llevar a Maria al dentista,
por lo tanto tendría que ir solo, Gracia tampoco se encontraba en
casa pues había ido donde una de sus amigas. Le dije a mi tía
que no se preocupara , que iría solo a la playa.
Una vez que mi tía se marchó
con Maria quedé sólo en casa, habían pasado unos quince
minutos y ya estaba listo para marcharme a la playa cuando llega Gracia.
Al ver la casa tan sola ella me preguntó por el resto de la familia
y le respondía que hablan salido con Maria al dentista. Ella hizo
una mueca y dijo que iban a llegar tarde. Le dije que iba a nadar al mar,
si me quería acompañar a lo que respondió que si,
que le esperara mientras se cambiaba de ropa.
Luego de unos minutos salió
de su habitación sólo con su bañera puesta, una bañera
de dos piezas que le quedaba divina y sin pensar en lo que podría
ocasionar dije GUAU!, que mujer. Esto lo dije más como broma y sin
malas intenciones pues ya éramos bastante amigos, sin embargo debo
reconocer que lo que veía era espectacular. Y es aquí donde
queda la escoba. Su primera reacción fue normal, luego puso cara
de seria por lo que pensé que se había enojado, acto seguido
guiñó un ojo y me dijo -¿Por fin lo notas?. Su comentario
me dejó helado, me disponía a elaborar una frase para alivianar
el ambiente y bajarle el perfil a mi comentario pero se acercó y
preguntó. -¿Te gusto?. Le respondí que era mi prima,
pero fue mas lista y se abalanzó sobre mi dándome un enorme
beso. La impresión de lo ocurrido no me dejaba hacer nada, y así
veía como cada vez se aferraba más a mi. En un momento no
pude más con sus avances y tropecé con el sillón de
dos plazas. Caímos juntos al sillón y ella aprovechó
para recorrer todo mi pantaloncillo. Dentro de mi cabeza la moralidad batallaba
fuertemente contra mi lujuria pero fue esta última la que finalmente
ganó la batalla. Con un débil "Gracia, qué estás
haciendo..." comencé a besarla y a tocarla. Sin pensar en nada
me levanté y la llevé de la mano a mi habitación.
Una vez que llegamos a la habitación
se soltó de mi mano y separándose un poco me dijo que esto
no era lo que yo creía..., acto seguido se comenzó a sacar
la parte de arriba de la bañera dejándome ver unos pechos
pequeños y hermosos, se acercó nuevamente a mi y me dio un
gran beso, esta vez con una delicadeza que me impactó, yo respondí
aquel bello beso y comencé a tocar todo su cuerpo. Al cabo de un
rato la tenía tendida en la cama y besaba su hermoso y virgen sexo,
me decía frases que confundían como te quiero... te amo...
quiero ser tuya. Sus jugos me indicaban que ella estaba completamente excitada,
introducía una y otra vez mi lengua dentro de su vagina, a cada
uno de mis ataques se retorcía de placer, en mi mente la moralidad
aparecía débilmente pero la situación no estaba para
moralidades. La excitación no me dejaba ver más allá
de ese hermoso cuerpo. Adentro..., esa palabra me indicó que ya
era hora de darle a probar de mi sexo, así que me tendí de
espaldas y le indiqué que debía ser ella quien pusiera inicialmente
la marcha, en la primera oportunidad apuntó mi pene en la estrecha
entrada de su vagina, con cuidado... le dije, ella respondió NO!
y dejó caer su cuerpo casi con demencia, su grito de dolor fue enorme,
y de sus ojos se asomaban lagrimas..., estuvo quieta unos cinco segundos,
para luego comenzar a moverse lentamente arriba y abajo, con los minutos
la velocidad de sus movimientos comenzaron a hacerse más y más
rápidos, y luego de unos diez minutos arqueó su cuerpo en
señal de haber llegado al orgasmo, yo llegué al orgasmo casi
junto con ella y luego nos quedamos abrazados unos cinco minutos.
Luego de esos cinco minutos, su
cuerpo comenzó a moverse nuevamente, yo deseaba hace algún
rato seguir teniendo sexo, pero no quería dañar más
aún su herido sexo.
La segunda vez la tomé por
las caderas y la coloqué de espaldas. Comencé mis movimientos,
con una velocidad leve, pero la excitación y los minutos vieron
como luego ya estaba golpeando mis testículos contra su culo. Gracia
no decía nada, solo respiraba fuerte, con la boca abierta, y me
miraba a ratos. Luego de terminar nos duchamos, examiné su sexo
para verificar que el daño no hubiese sido muy grande.
Al salir de la ducha nos vestimos
y salimos a caminar para conversar de lo que habíamos hecho.
En mi garganta y en mi mente paseaba
una sensación extraña, entre arrepentimiento y alegría,
entre cariños e indiferencia hacia ella. Cuando al fin estuve en
condiciones de hablar puso delicadamente su dedo sobre mis labios y me
dijo. -Sé lo que vas a decir... esto lo hice yo, para mi, necesitaba
hacer esto contigo, porque te amo, desde siempre, si te sientes mal por
lo que hicimos piénsalo como un favor hacia mi.
Si tenía planeado decir algo,
pero eso ya no importaba porque ella no lo veía como lo sentía
yo. ¿Cómo podría decirle algo si en mi mente se paseaba
la palabra incesto, mientras que en la de ella la palabra amor.
Después de una media hora
de estar ahí sentados frente al mar me propuse a pedirle que revisara
sus sentimientos hacia mi, seguramente estaba confundiendo las cosas. Y
se lo dije, pero ella movió su cabeza negándolo, y diciendo
"eres tú el que debe darse cuenta, estamos hechos el uno para
el otro, te amo y lo sabes, me amas y no lo sabes". Le dije que las
cosas no eran así, que un hombre sabía cuando estaba enamorado,
y que no estaba bien enamorarse de una prima.
Se levantó para ir a comprar
unos refrescos, momento que usé para pensar en lo que estaba ocurriendo,
cuando volvió se lo dije nuevamente, pero me respondió que
sólo debo pensarlo para darme cuenta.
En los próximos dos días
sólo nos saludábamos, yo decidí inventar una excusa
para volver a mi ciudad antes que mi tía notara algo extraño
entre nosotros, y es que podía volverse demasiado obvio, que luego
de pasar cada día, cada rato conversando o haciendo cosas juntos,
de un día para otro casi no nos mirábamos. En esos dos días
no hice otra cosa más que pensar, recordar muchos años atrás
para entender como podía pasar esto, entre los recuerdos encontré
algunas miradas, pero nada más.
Al día siguiente le di la
noticia a Gracia, le dije que mejor me marchaba porque no sabía
como podía terminar esto. Al principio me miró a los ojos,
luego desvió su mirada hacia el suelo y sin llorar de sus ojos aparecieron
dos lagrimas, me llamó cobarde, dijo que lamentaba estar enamorada
de un cobarde.
Dos días después me
marché de la casa de mis tíos, todos lamentaban mi repentino
regreso.
Desde el momento en que llegué
a San Juan de Pasto sentí que mi vida había cambiado, lamentaba
haber tenido sexo con Gracia pero algo me hacía conformarme y entenderlo.
Un mes después de mi regreso terminé con mi noviazgo, una
relación de dos años terminaba y tampoco sabía por
qué.
En el mes de Abril de este año
recibí un correo electrónico de Gracia, sólo me preguntaba
si había pensado lo suficiente, no lo pensé más y
sin avisar a nadie me dirigí a Medellín, lugar donde ella
vive en época de estudios.
Estuve tres horas esperando afuera
del edificio donde los padres de Gracia tienen un apartamento, y donde
se suponía ella vivía. Cerca de las nueve de la noche la
vi aparecer muy a lo lejos, de inmediato mi corazón comenzó
a latir muy rápido y fuerte. Cuando llegó al edificio me
miró pero no me reconoció, así que siguió caminando
y subiendo las escaleras. Yo estaba allí quieto, no hablaba, no
caminaba, sólo la miraba y sufría por entender que ella tenía
razón. Cuando ella llegó al segundo nivel volvió a
mirarme... ahí si me reconoció, pero tampoco se animaba a
nada.
Después de unos 30 segundos
de mirarnos me comencé a acobardar, y comencé a alejarme
del edificio, pero ella me llamó y al llegar a mi lado me besó,
un beso que mi novia de dos años nunca me dio. Luego de eso subimos
al apartamento y conversamos un rato, le dije que no sabía porque
estaba ahí, y ella dijo que me mostraría porque estaba yo
ahí.
Tuvimos el mejor sexo que nunca
tuve, de todas las posiciones imaginables, fue como un sueño, pero
al otro día me marché.
De esto van ya tres días.
Hoy estoy escribiendo esta historia que no se si califica en el estilo
de las historias que se escriben aquí, pues aún no se si
se trató de incesto o de amor
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