Me presentar�, me llamo Carlos, 30 a�os, casado desde hace cuatro; llevo
trabajando en la misma empresa ocho a�os, desde hace dos tengo de jefa a una
desgraciada llamada Dolores.
Esta "se�ora", procura dirigirnos la palabra lo menos posible y cuando lo
hace es para ordenar algo o humillarnos. Todos la odi�bamos pero nadie se
atrev�a a reprocharle su comportamiento por temor a ser despedidos o rebajados
del cargo. Nos limit�bamos a criticarla durante los desayunos, solterona de
mierda, engre�da, ...
Hasta ese momento yo me hab�a librado de su ira; aquel d�a empezamos a
trabajar con la misma monoton�a de siempre, pero a media ma�ana baj� el director
con cara de pocos amigos y entr� en el despacho de Do�a Dolores, se comenzaron a
escuchar gritos y golpes en la mesa, ella abri� la puerta y me llam� - Carlos,
venga inmediatamente -, yo no sab�a de que pod�a ir aquello.
Cuando entr� "la se�ora" comenz� a acusarme de no haberle entregado un
informe, yo le dije que estaba seguro de hab�rselo entregado hac�a m�s de dos
semanas, ella me llam� incompetente y me ech� de su despacho.
El director tard� media hora en salir de su despacho, ella sali� tras �l con
cara sonriente y me llam� de nuevo. No tuve oportunidad de defenderme, me
trasladaron a un puesto inferior y me rebajaron el sueldo. En ese momento jur�
que me las pagar�a.
Empec� a vigilarla, no fue dif�cil, todos los d�as hac�a lo mismo e iba a los
mismos sitios. Viv�a en un chalet a las afueras de la ciudad, apartado del resto
de casas de la urbanizaci�n; su indiferencia hacia el resto del mundo la iba a
pagar cara.
Los jueves no trabajaba por las tardes y se marchaba a su casa; ese d�a la
segu�. Despu�s de comer sol�a quedarse dormida en el sof� mientras ve�a la tele.
Esper� a ese momento, me puse un pasamonta�as y unos guantes de l�tex y salt� el
seto de la casa. Rode� la misma y me dirig� hacia la puerta trasera que daba a
la cocina (sab�a que la dejaba abierta siempre), entr� sigilosamente y la
encontr� como esperaba.
Me acerqu� sin hacer ruido y le tap� la boca, ella se despert� sobresaltada.
-Puta vieja, no grites y no te pasar� nada- ella empez� a forcejear, la
levant� bruscamente y le di una bofetada que la hizo caer de nuevo al sof�.
Gimoteando comenz� a pedir que no le hiciera nada (ya no parec�a tan fuerte como
en la oficina). -�Calla puta!-, la agarr� del pelo y la llev� junto a una silla
de hierro forjado que hab�a en el sal�n, ella segu�a pidiendo clemencia, saqu�
un rollo de cinta adhesiva y la at� a la silla.
Hab�a estudiado como hacerlo, la puse pegada al respaldo, atando cada tobillo
a una de las patas traseras de la silla, despu�s la obligu� a doblar el tronco
apoyando su barriga en el respaldo de la misma y at� sus manos a las patas
delanteras, quedando con el culo en pompas.
- Por favor, tengo dinero, puedo darte mucho dinero -, me dec�a con voz
temblorosa.
- No pienso repetirlo m�s, como vuelvas a abrir la boca sin que yo te lo
diga, te arrepentir�s -, me puse delante de ella, su cara estaba a la altura de
mi bulto, que ya hab�a aumentado con la excitaci�n del proceso de atado. Baj� mi
cremallera y saque mi polla - bien, parece que te gusta abrir la boca, pues
hazlo -
-No por favor -, volvi� a suplicar ella. Di un paso atr�s y de nuevo la
abofete�. - Mira vieja, me est�s hartando, o me obedeces o esto se va a poner
muy mal para ti -, me acerqu� de nuevo, agarr� su cara y le met� la polla en la
boca, - ya puedes empezar a chup�rmela, y procura que me guste -.
Comenz� a succionar mi verga torpemente, que gusto, pens�, no s�lo por la
mamadita sino tambi�n por verla tan humillada y obediente.
-�Con m�s ganas, vieja!-, aument� su cadencia de succi�n, mi polla ten�a ya
su m�ximo tama�o, -�para!, no quiero correrme tan pronto -, saque mi polla llena
de su baba y me dirig� hacia su parte trasera. Arranqu� su blusa de un tir�n y
le quit� el sujetador, sus viejos y algo colgones pechitos salieron a la luz,
comenc� a sobarlos y a pellizcar sus pezones - vaya, vaya, que sorpresa si a�n
se te ponen duritos -.
-�Qu� me vas a hacer?, pregunt� temorosa y avergonzada. - No tengas prisa por
saber viejita y calla -.
Baj� su falda y sus bragas; ante mi apareci� su culito -�vaya, que tenemos
aqu�?- ironic� yo. Cog� mi dura y a�n mojada polla y la puse junto a la entrada
de su co�o. Ella debi� sentir el calor y la humedad de mi nabo a punto de
atravesarla, porque empez� a acelerar sus respiraciones, creo que en el fondo
deseaba que me la follara, incluso not� como retrocedi� un poco su culo para
sentir mi polla m�s cerca.
-No, no, parece que esto te empieza a gustar-, cambie la direcci�n de mi
polla unos cent�metros m�s arriba y la coloqu� en la puerta de su ano, -�y por
aqu�, que te parecer�a? Sin esperar a su respuesta empuj� fuertemente mi polla y
la atraves� -�NOOOO...! grit� ella. Aquel culo no hab�a sido atravesado nunca,
notaba la sequedad de sus paredes, el dolor en mi polla tambi�n era
considerable. Comenc� a bombear fuertemente, al minuto mi dolor se hab�a
convertido en excitaci�n total y sus gritos de dolor hab�an dejado paso a un
leve y entrecortado gemido. - Parece que esto tambi�n te gusta puta-.
Cog� sus pechos de nuevo y los apret� con fuerza, -AH, AH, AAH-, de nuevo
surgieron sus gritos de dolor - As� me gusta, grita que me pone m�s cachondo
guarra-.
Notaba como mi polla se hinchaba m�s y m�s, la saqu� y me fui hacia su boca
- Abre la boca zorra -, ella obediente separ� sus labios y le met� mi polla a
punto de reventar, bombe� un par de veces m�s y un inmenso chorro de semen
desemboc� en su garganta -traga guarra traga, Uhhhhh, uhhh, uh -.
Me separ� de ella, mi viscoso l�quido chorreaba por sus labios, - No
desperdicies mi oro, relamel� - orden�, despu�s acerqu� de nuevo mi polla a su
boca - limpia mi polla con tu lengua - ella la lami� obedientemente.
Ya me hab�a vengado pero me quedaba la sensaci�n de que ella al final no lo
hab�a pasado tan mal. Deb�a idear algo para humillarla a�n m�s. Tap� su boca con
cinta adhesiva y me sent� a pensar. �Idea!, record� algo que me llam� mucho la
atenci�n en una web porno. Me dirig� hacia la nevera y abr� el caj�n de las
verduras, all� encontr� lo que buscaba, una berenjena y un calabac�n de
considerable tama�o.
-Bien zorrita, te voy a dejar un recuerdo -. Cog� la berenjena e intent�
met�rsela por el culo (ella forcejeaba e intentaba gritar, una pena estar tan
lejos de las dem�s casas), no entraba. -No te preocupes, tengo la soluci�n -, me
dirig� de nuevo a la cocina y cog� una botella de aceite, lubriqu� un poco la
enorme verdura y lo intent� de nuevo. Esta vez, aunque con mucho esfuerzo, lo
consegu�, un peque�o hilo de sangr� "aderez� un poco la ensalada". - Ahora
rematemos la receta-, cog� el calabac�n y de un solo empuj�n lo introduje casi
entero en su co�o. Ella intentaba zafarse. Cog� una tira de cinta adhesiva y
asegur� las dos verduritas.
Abr� una cerveza y me sent� a contemplar mi obra, - bien, ahora la salsa -,
saque mi polla ya fl�cida y me me� encima de ella, por su culo, su espalda, su
cabeza y su cara.
Hab�a observado que encima del mueble hab�a una c�mara instant�nea. Saqu�
unas diez o doce fotos, me qued� con un par de ellas y el resto las dej� ante
ella. - �stas para que te acuerdes -, di media vuelta y me largu�.
Al d�a siguiente, apareci� en la oficina m�s tarde que nunca, cabizbaja y con
unas grandes gafas de sol; cruzo el pasillo y el patio r�pidamente y se encerr�
en su despacho.
Hasta hoy, que yo sepa, no ha denunciado nada, contaba con ello, este tipo de
personas siempre piensan m�s en el que dir�n que en ellos mimos.
Ya no humilla a nadie.