Encuentro furtivo en una
librer�a
����� Hab�a llegado esos d�as a
la ciudad y estaba curioseando por las tiendas del centro. Hac�a calor esa tarde
y mi cuerpo ard�a. A medida que caminaba, mi cuerpo entero parec�a necesitar de
una caricia. Mis pantalones me ce��an las piernas y mi bulto amenazaba por
salirse, ya que hac�a muchos d�as que no me corr�a. Ten�a una necesidad
imperiosa de hacer el amor.
���� A medida que caminaba, iba
viendo pasar los hombres que m�s me gustaban. Un hombre moreno pas� por mi lado,
sin mirarme siquiera, pero advert� que llevaba la camisa abierta y pude ver su
pecho velludo. Eso me excit� tremendamente. Ten�a deseos de besar a un hombre y
de sentirme acariciado. Un poco m�s all�, pas� un chapero fuerte que me atrajo
enormemente. Era rubio y muy fuerte. Como hac�a mucho calor, iba sin camisa,
solo con sus vaqueros. Ten�a un cuerpo blanco que me excit� tremendamente. �l se
supo atractivo y se llev� una mano al bulto, disimuladamente.
���� M�s all�, sent� otra mirada
penetrante. A pesar de tener 54 a�os, me gustan los hombres maduros. Y
efectivamente, aquel hombre ten�a m�s edad que yo, quiz�s unos 60 a�os. Era
alto, fornido y canoso. Quiz�s era un empresario pues ce��a un traje negro
impecable. Iba vestido con chaleco y llevaba una corbata de seda. Ten�a un
rostro varonil que me atrajo enseguida. Imagin� su cuerpo atl�tico bajo la
camisa, pues aunque demostraba tener cierta edad, su cuerpo se ve�a atl�tico y
muy fuerte. Era un hombre saludable, con un rostro amable que inspiraba una gran
confianza.
���� Por hacer que viniese hacia
mi, entr� a una librer�a que hab�a por all� cerca. Era una manera de tenerlo en
la intimidad. Adem�s, aquella librer�a estaba pr�cticamente vac�a. El hombre se
acerc� y comenz� a mirar los libros sobre el mes�n, mir�ndome disimuladamente.
Yo lo observ� con cuidado, de arriba a abajo, advirtiendo que se le abultaba el
miembro debajo del pantal�n. V� sus manos velludas y fuertes. Des�e tomarlas y
que me acariciaran. Adivin� su torso desnudo debajo de la camisa. Se le
insinuaban unos pezones grandes que pugnaban por salir de la camisa. �l se abri�
la chaqueta con disimulo y se toc� los pezones. Luego, se llev� disimuladamente
una mano a su miembro que estallaba tambi�n en su pantal�n. Lo mir� directamente
a los ojos y �l se me acerc�. Sent� su aliento. Me sonri�. Est�bamos tan cerca
en ese recodo de la librer�a que habr�amos podido darnos un beso.
���� Pero en ese preciso
instante en que �bamos a hablar, not� con sorpresa que al otro lado del mes�n un
joven mucho menor que nosotros, estaba mirando absorto al hombre maduro que me
iba a hablar. Era un hombre joven y guapo, m�s bien delgado, de ojos verdes,
vestido con traje de verano y corbata. Parec�a un vendedor de libros a juzgar
por el aspecto. Hab�a movido unos libros, atrayendo la atenci�n del hombre
maduro que advirti� otra presencia en aquel sector en penumbras de la librer�a.
El hombre maduro mir� al vendedor de libros a su vez y ambos se comieron con la
mirada. Parec�a que yo quedaba fuera del juego.
���� El hombre joven se acerc�
sonri�ndole y el hombre maduro comenz� a hablarle, comentando algo del clima.
Luego, como si yo no existiera, V� como se fueron detr�s de una estanter�a. La
librer�a era inmesa y no hab�a nadie en ese sector.� Yo me qued� mir�ndolos y v�
como se pusieron detr�s de un mueble, frente a frente, comi�ndose con los ojos.
El hombre joven estaba prendado de ese hombre maduro, fuerte, varonil, cuya
barriga se tensaba bajo la camisa. Como hac�a calor, la camisa se le hab�a
salido un poco del pantal�n y dejaba ver un fragmento de barriga con el ombligo
al aire. El hombre joven estaba excitad�simo, pues su miembro amenazaba con
salirse del pantalpon.
���� Los dos hombres miraron con
nerviosismo a todos lados. Luego, el hombre maduro se acerc� al joven, la agarr�
el culo con las dos manazas y lo atrajo contra s�. El hombre joven no cesaba de
mirarle los labios carnosos. Luego, como atra�dos por una fuerza superior,
comenzaron a besarse desesperadamente con sus lenguas que se entrelazaban con
furia.
���� Fue entonces que el hombre
joven le tom� el paquete que pugnaba por salir del pantal�n. En ese preciso
instante, el hombre maduro volvi� a reparar en mi y mientras el vendedor de
libros exploraba su bragueta con desesperaci�n, me hizo una se�a para que me
acercara. Yo fui al lado de ambos y a medida que me acercaba, el hombre maduro
se desaboton� la camisa con gran nerviosismo para ense�arme sus tetas que eran
muy grandes. Se desbordaban de la camisa. Su barriga era enorme y comenc� a
acarici�rsela.
���� El hombre joven ya le hab�a
abierto la bragueta y estaba hincado con sus manos sac�ndole la polla al hombre
maduro. Yo me acerqu� y el hombre maduro me atrajo hacia s� y comenz� a besarme
desesperadamente en la boca. Yo le hab�a gustado tambi�n. El vendedor de libros
extrajo totalmente la verga del hombre maduro. Era grande y muy gruesa. Se
asomaba entre una mata de pelos blancos. De inmediato el vendedor de libros
comenz� a mamarla con desesperaci�n mientras nosotros nos bes�bamos.
���� El hombre maduro comenz� a
tocar mi culo. Yo me calent� terriblemente porque dese� ser pose�do. Mientras el
vendedor de libros se la mamaba al hombre maduro y le chupaba la tripa, yo me
baj� los pantalones mientras no dejaba de besarle la boca al hombre maduro. Mis
pantalones cayeron al suelo. El hombre maduro meti� su manaza bajo mi
calzoncillo y comenz� a trabajarme el culo con sus dedos. Fue el momento en el
que el vendedor de libros se levant� y comenz� a besar en la boca al hombre
maduro, quien comenz� a besarlo tambi�n, mientras comenz� a desabotonarle la
camisa al vendedor de libros.
���� Luego, el vendedor de
libros, a medida que se besaba con el tipo, empez� con una mano a menearme la
polla. El hombre maduro le quit� toda la camisa y le baj� los pantalones,
mientras el joven vendedor se puso hincado en el suelo y se puso a com�rmela con
todo placer, como si nunca hubiese chupado una polla tan rica. Daba gusto verlo
all� a los pies de nosotros, alternando su placer, llev�ndose una polla a la
boca y luego la otra.
���� El hombre maduro se hab�a
quitado toda la ropa sin ning�n pudor y se tir� a un sof� viejo que hab�a ah�,
ense��ndonos el culo. Era un culo enorme y muy blanco, muy empinado. El vendedor
comenz� a comerle el culo con gran placer, meti�ndole los dedos al hombre maduro
que estaba enteramente desnudo, pero conservaba los zapatos puestos. Fue el
instante en que el vendedor comenz� a foll�rselo mientras yo besaba al vendedor
en la boca. �l estaba en el delirio. Me com�a las tetas con la boca y a la vez,
le met�a la polla al hombre maduro. Al parecer no quer�a correrse porque la
retir� y comenz� a besarme en la boca y a abrazarme con pasi�n.
���� Fue el instante en que el
hombre maduro se levant� y tomando al vendedor de libros por la espalda, lo
arroj� al sof� que estaba all�. El joven vendedor no opuso resistencia y le
empin� el culo, de modo que el hombre maduro le puso la punta de la verga en su
culo. El vendedor estaba de bruces, gimiendo que se la metiera entera. El hombre
maduro se la meti� y empez� a foll�rselo por detr�s. Fue tal mi calentura que
con mi lengua comenc� a explorar el culo del hombre maduro, hincado en el suelo,
mientras �l se follaba al vendedor de libros. Fue entonces que me puse detr�s y
con todas mis fuerzas, le empec� a meter mi polla dura sin que pusiese
resistencia alguna.
���� Luego, tomamos balance y
ritmo y empezamos entre los dos a follarnos al vendedor de libros que gem�a y se
relam�a los labios de placer y dolor. Yo ten�a una doble sensaci�n, de follarme
al hombre maduro y follarme al hombre joven a la vez. Y el hombre joven ten�a la
sensaci�n de que era penetrado por los dos.
���� Fue entonces que cambiamos
la figura, porque el hombre maduro quer�a penetrarme a mi tambi�n, as� que se
puso detr�s de m�. Yo tambi�n quer�a ser penetrado, as� que no opuse
resistencia. Mientras el hombre maduro me follaba intensamente, yo me follaba al
vendedor de libros patas al hombro para as� mirarle la cara. �l a su vez, nos
ve�a a los dos. Sent�a mi polla dentro de su culo y ve�a c�mo me follaban a mi.
���� Era tal el deseo que me
empec� a cargar encima de mi hombre joven que ya era m�o. Con frenes� le com� la
boca a besos con lengua, mientras sent�a por detr�s que el hombre maduro me
com�a el cuello, me lo mord�a, gimoteando de placer. �No puedo m�s� me dijo. Fue
el instante preciso en que le dije al vendedor de libros: �Toma mi leche
caliente en tu culo�. �l estaba con los brazos atr�s, sintiendo que los dos
hombres maduros se lo estaban follando. Y en el preciso momento en que sent� que
el hombre maduro se corr�a en mi culo, yo me cargu� con todas mis fuerzas en el
cuerpo del vendedor de libros que recibi� la descarga de los dos hombres
calientes. Yo me corr� dentro de su culo con todas mis fuerzas. Fue un chorro de
semen. �l se corri� de puro placer. Su verga estaba hinchada y de pronto sent�
que expulsaba un chorro de semen mientras lo besaba en la boca y le terminaba de
inundar su culo.
���� Nos quedamos un buen rato
los tres as�. Luego, el hombre maduro retir� su polla de mi culo y yo retir� mi
polla del culo del hombre joven. Nos abrazamos los tres y comenzamos a besarnos.
El joven quer�a besar en la boca al viejo. El viejo me quer�a besar a mi. Y yo
quer�a besar al joven. Comenzamos a besarnos los tres. Luego, el joven me mir� a
los ojos y me bes� en la boca con pasi�n y deseo. De una manera muy especial.
Mientras nos vest�amos, tuve la sensaci�n de que nos volver�amos a ver...
�
P.D.- Esto es una fantasia que
tengo yo continuamente y que si algun maduro como los del relato quisiera, pues
seri un placer...