Con un cliente.
Como hace calor decido quedarme s�lo en enaguas cortas que
muestran mis piernas depiladas enfundadas en medias de seda transparentes
sujetas por portaligas de encaje negro.
El cuidadoso maquillaje que destaca mis ojos est� enmarcado
por la peluca casta�a de pelo natural que deja ver los largos aretes dorados que
cuelgan de mis orejas, al cuello un delgado y corto collar de perlas, y unas
pulseras doradas que tintinean cada vez que muevo las manos.
Me coloco sandalias de tacos altos que dejan a la vista mis
dedos con las u�as cuidadosamente esmaltadas de rojo intenso antes de mirarme en
el gran espejo en que veo un travesti delgado de buen cuerpo y con ropa de buena
clase, con un cierto aire de prostituto, que es justamente lo que quiero parecer
y ser esta tarde en casa de Michelle.
Ensayo algunas actitudes levantando los brazos y decido
afeitarme las axilas para no tener esos pelos que no corresponden al aspecto de
mujer que quiero proyectar, y despu�s de hacerlo me perfumo el entrepiernas,
detr�s de las orejas y los pechos postizos que por ser de esponja guardan m�s
tiempo los aromas.
Salgo del dormitorio a la sala y me reciben los asilados de
Michelle con piropos y bromas de grueso calibre referidas a mis caracter�sticas
y gustos sexuales, que casi todos conocen en forma m�s o menos �ntima, y
respecto a los posibles clientes que paguen por mis servicios, y entre todos
corrigen peque�os detalles del maquillaje y peinado para que mi aspecto femenino
sea perfecto. Lo hacen con buena voluntad consider�ndome uno m�s de ellos, sin
sentir molestias por incorporarme al grupo.
Despu�s de unos momentos me siento muy c�modo de estar
vestido de mujer entre personas que lo aceptan como algo natural y r�o con ellos
las an�cdotas c�micas y lamento las desgracias de alg�n conocido.
Decido vestirme del todo y voy al dormitorio donde escojo una
falda negra a la rodilla con un largo tajo central, y una blusa de seda roja
ajustada y de profundo escote m�s un ancho cintur�n de cuero que destaca mi
cintura y caderas.
Al volver se repiten los piropos y las bromas, que recibo
girando coquetamente para que me admiren por todos lados, lo que nos hace re�r
como buenos amigos. Me siento en calma, sin culpabilidad por estar compartiendo
amistosamente con travestis homosexuales y pensando en la posibilidad de que un
cliente se interese por m�.
Llegan un par de clientes fijos que se incorporan a la
conversaci�n por algunos momentos y luego se retiran a un dormitorio a disfrutar
del muchacho que los atrae, lo que me excita al imaginar lo que est� ocurriendo
detr�s de las puertas y desear�a participar, sobretodo cuando pasan para el ba�o
en ropa interior dejando una estela de olores mezcla de perfume, sexo,
excremento y transpiraci�n y que cuando vuelven a la sala traen leves se�ales de
lo ocurrido: maquillaje descolorido, labios hinchados y un �cido olor sexual m�s
un cansancio notorio, que me produce envidia.
Como es temprano y d�a laboral, aceptan que no llegar�n
clientes hasta la noche, por lo que deciden salir a visitar amigos o de compras
y quedamos solos con Michelle conversando de diferentes temas hasta que llega un
amigo de �l que nos saluda con un beso a cada uno, incorpor�ndose con soltura a
nuestra conversaci�n.
Es un hombre maduro, elegante, de muy buen aspecto, varonil,
de fuerte personalidad que al hablar mueve sus brazos y ocasionalmente me toca
las piernas para enfatizar alg�n detalle. Yo me las cubro porque no deseo que
Michelle piense que estoy tratando de conquistarlo ya que es evidente que es
cliente de �l.
Tras un rato, necesito orinar por lo que voy al ba�o
aprovechando de retocar el maquillaje y peinado, y hacerme un lavado rectal por
si aparece un cliente, ya que no me gusta que cuando me lo meten, lo saquen
sucio y hediondo.
Al volver a la sala encuentro solo a Michelle que me dice:
"Quiere ocuparse contigo"
"Pero..."
"Nada de peros Juanita, ya me pag� m�s de lo que vales y te
espera en ese dormitorio, anda tranquila porque es��. un cliente estupendo.....
y lleva esa bandeja con tragos"
Siento cosquillas en todo mi cuerpo al pensar si lo tiene
grande o chico, duro o blando, si es hediondo o... �Tantas cosas pasan por mi
mente!. Tomo la bandeja equilibr�ndola en una mano, golpeo suavemente la puerta
y entro sin esperar respuesta, girando para cerrarla y dejar afuera el mundo
real, para quedar en mi mundo de fantas�a en que soy una mujer dispuesta a
satisfacer los deseos sexuales de un desconocido que ha pagado por el uso de mi
cuerpo.
Est� desnudo sobre la cama con su pene semi erecto y las
piernas abiertas enfundadas en medias de malla negras, lo que me da una idea de
sus gustos.
Dejo la bandeja en la mesilla lateral de la gran cama y
sent�ndome a su lado le paso uno de los vasos mientras le tomo el pene que
reacciona endureci�ndose y creciendo agradablemente dentro de mi mano.
"�C�mo te llamas?"
"Luis"
"Yo soy Juanita, �Qu� te gusta hacer?"
"De todo"
"�Que bueno, a m� tambi�n!", digo mientras me levanto y
empiezo a sacarme la ropa muy lentamente para exhibirme en plenitud, quedando
s�lo en enaguas y medias.
Me subo a la cama y me tiendo a su lado iniciando suaves
caricias a su pene, que crece a�n m�s, lo que me impulsa a besarlo e
introducirlo en mi boca. Tiene un fuerte pero agradable olor �cido que me excita
y me hace lamerlo con agrado y mientras con una mano le acaricio los test�culos,
con la otra le pellizco suavemente las tetillas que est�n en erecci�n.
Empieza a gemir suavemente y a mover sus caderas para
introducirse m�s profundamente en mi boca sujetando mi cabeza con sus manos lo
que hace que casi me ahogue, pero no desisto de chuparlo y acariciarlo con la
lengua.
Pasados unos minutos pide que le meta mi pene en la boca y
as� quedamos por largo rato chup�ndonos mutuamente tanto los penes como los
test�culos. Los suyos est�n cubiertos de una leve transpiraci�n grasa de fuerte
sabor y penetrante olor que me agrada y excita al punto que le introduzco un par
de dedos por el ano despu�s de mojarlos con saliva, lo que lo hace gemir de
placer, aumentando a�n m�s el tama�o y dureza de su pene en mi boca.
Nos detenemos para descansar y beber whisky mientras nos
acariciamos suavemente y pienso que ten�a raz�n Michelle, �es un cliente
estupendamente agradable!.
Empiezo a acariciarlo y se gira para ofrecerme sus nalgas que
yo abro para introducirle mi pene por el ano que he lubricado con saliva espesa.
Se pone de bruces y se lo introduzco hasta el tope sin sentir resistencia.
�Tiene el ano mucho m�s grande que mi pene! Empiezo a meterlo y sacarlo hasta
que Luis se sale, se baja de la cama y abriendo su portadocumentos extrae el
consolador m�s grande que yo he visto en mi vida, y me pide que lo use con �l.
Es un consolador muy largo y grueso, que tiene cabeza en los
dos extremos y es muy rugoso.
Lo introduzco en su ano y entra sin problemas hasta el tope
central, e inicio un movimiento en�rgico de meterlo y sacarlo mientras me chupa
el pene. Yo tambi�n se lo chupo con �nimo mientras le muevo el consolador en su
recto, hasta que se le producen espasmos que anuncian un orgasmo y empieza a
gemir y tiritar con fuerza y entra en un incre�ble orgasmo pero sin eyacular.
Queda tendido sin fuerzas casi ahogado, pero con su pene
completamente erecto a punto de reventar.
Al recuperar el aliento me ordena ponerme en cuatro patas y
me introduce en forma violenta su pene que est� incre�blemente grande y duro,
sin hacer caso de mis quejas de dolor, y moviendo sus gruesas caderas con
energ�a empieza a meterlo y sacarlo mientras me tiene sujeto de la cintura.
Me hace acostar de espaldas poniendo varias almohadas bajo
mis caderas para levantar mis nalgas y dejar a su alcance mi ano, en el que se
introduce con violencia, pero ahora no me duele tanto y empiezo a sentir placer.
Aplastado por su peso estoy inmovilizado y casi ahogado
mientras mete y saca su duro miembro. De pronto siento que coloca algo en mis
mu�ecas y al tratar de reaccionar me lo impide con fuerza. Cuando me suelta los
brazos me encuentro esposado al cabezal de la cama con los brazos abiertos y sin
poder moverme.
�Ahora s� que me lo mete con fuerza!. Pero adem�s, levantando
mis piernas al m�ximo me las amarra a la cama con unas cuerdas suaves que saca
del malet�n dej�ndome totalmente inmovilizado y a su merced.
"�Su�ltame desgraciado!"
Me da un par de fuertes bofetadas en las nalgas diciendo:
"No me digas desgraciado o te pego m�s fuerte. Soy tu due�o y
hago contigo lo que me d� la gana. Te voy a ense�ar quien manda aqu�. Yo mando y
t� aguantas callado"
Conecta el televisor y coloca un video porno de homosexuales.
Sentado en la cama mira la pantalla, y mientras me manosea
groseramente bebiendo su whisky de un trago, se masturba con fuerza d�ndome de
bofetadas, quej�ndose pero sin poder eyacular. Toma el consolador y empieza a
introduc�rmelo con fuerza en el ano lo que me hace gritar con la esperanza de
que Michelle escuche y venga a ayudarme, pero el infeliz aumenta el volumen del
sonido para cubrir mis gritos de dolor. Logra meterlo hasta el fondo y lo
empieza a mover con fuerza mientras me pega bofetadas en todo el cuerpo haciendo
que me retuerza de dolor, lo que parece que le provoca placer, porque sacando el
consolador se introduce en mi recto tratando de obtener el m�ximo placer
posible.
No logra eyacular y vuelve a meterme el consolador hasta el
fondo, pero ahora se las ingenia para ensartarse por el culo con la otra cabeza
del consolador, iniciando movimientos agitados mientras me obliga a masturbarlo
con fuerza, abofete�ndome con ira pidiendo que le diga que me gusta que me
pegue.
De pronto como un chispazo en mi mente me doy cuenta que me
gusta lo que est� ocurriendo y que me agrada ser maltratado y sometido mientras
estoy amarrado a merced de un hombre tan fuerte y violento como Luis, por lo que
sin mentir digo:
"�Me gusta!, �M�temelo con m�s fuerza!, �Mijito rico,
p�game!, �Soy tuyo para lo que quieras!. �Hazme sufrir!"
Parece que es lo que necesita, porque con una sonrisa saca el
consolador que tanto me gust�, para meter su pene con fuerza en mi ano,
empezando a poseerme con pasi�n y sin violencia, hasta que en medio de espasmos
logra eyacular dentro de m�, al mismo tiempo que yo, haci�ndome sentir feliz por
haber logrado darle ese placer a un macho tan bruto y dominante.
Queda tendido sobre m� largo rato, aplast�ndome con su peso y
sintiendo como las gotas de su transpiraci�n corren por mi piel, con su pene
embutido en mi ano hasta que disminuye de tama�o dejando salir su semen desde mi
recto.
Finalmente se endereza y empieza a lamer mi ano y beber su
propio semen mientras me acaricia suavemente haci�ndome desear abrazarlo y
acariciarlo yo tambi�n. Se lo digo y me suelta las amarras y las esposas, lo que
me permite abrazarme a �l con fuerza diciendo:
"Me gusta como me tratas. Nunca me hab�a sentido tan bien con
ning�n hombre"
Me lo agradece chupando apasionadamente mi pene y le
correspondo chupando el suyo y permanecemos acarici�ndonos largo rato hasta que
decide ba�arse antes de partir.
Nos ba�amos juntos todav�a disfrutando de lo ocurrido,
mientras se entretiene orinando en mi cuerpo, y de vuelta en el dormitorio ayuda
a vestirme y me observa mientras me maquillo y visto nuevamente, conversando y
jugueteando como viejos amigos hasta que se excita nuevamente y me posee, sin
desnudarme, pero ahora con fuerza pero sin violencia, gozando con calma de mi
cuerpo mientras yo, esclavo sumiso, siento que me faltan los golpes para gozar
plenamente.
Se lo digo y me golpea con fuerza, mientras me penetra con
violencia, excit�ndome de manera extrema, lo que me permite eyacular nuevamente
y al mismo tiempo que �l.
Despu�s le chupo el pene mientras disminuye de tama�o
goz�ndolo hasta la �ltima gota de semen.
Antes de partir me entrega una cantidad de dinero extra, como
propina por mi buen servicio, prometiendo volver en dos d�as para que lo atienda
nuevamente y se despide con un apasionado beso delante de Michelle y los colitas
que ya volvieron, que nos miran con asombro, y que cuando quedamos solos me
preguntan:
"�Qu� pas�? Nadie quiere atender a Luis por lo bruto que es.
Siempre se va furioso por no conseguir lo que quiere. Yo te lo pas� como una
broma pesada. �Qu� le hiciste para que se fuera tan feliz?"
Yo sabiendo que debo estar lleno de moretones les digo,
mientras me contoneo p�caramente:
"�Bruto? Luis es el hombre m�s dulce que he conocido. Es
amoroso y gentil, y volver� en dos d�as m�s para juntarse conmigo porque le
gust�"
Michelle me mira y me dice:
"Despu�s me vas a contar la verdad puta calentona. Luis no
cambia de la noche a la ma�ana. Se nota que te dio duro y al hueso"
Me sonr�o enigm�ticamente y me siento en un sill�n, como una
se�orita recatada a gozar de la admiraci�n provocada y estir�ndome como una gata
maltratada pero satisfecha.
Suena el timbre y aparece...