Abr� los ojos y no reconoc� nada.
�Cuantas horas estuve dormido?
Me encontraba totalmente desnudo de espalda a la pared,
de pie abierto de piernas y esposado de tobillos y mu�ecas contra el muro.
- �Como llegu� aqu�? Me pregunt�, atontado a�n por efecto de
alg�n somn�fero y con un fuerte dolor de cabeza.
Entonces la vi.
Sentada al frente se encontraba una mujer de unos 22 a�os vistiendo una falda
corta y blusa de botones.
La observ� con m�s detenimiento.
Su ropa era simple, pero era una diosa con cara de �ngel y cuerpo tentador:
Delgada, senos grandes, hermosas caderas... Pero su cara.... esa cara reflejaba
una extra�a inocencia.
Se acerc� a mi lentamente, me mir� y pas� sus dedos por mis
mejillas y cuello.
- �Quien eres?, �Que hago aqui?
No contest�. Se limit� a sonreir y me cautiv�.
Por la forma en que me encontraba encadenado, no pod�a
tocarla. Me limitaba a mirarla, confundido a�n pues no ten�a idea de c�mo hab�a
llegado a ese sitio y peor a�n, a esa situaci�n.
Mis brazos estaban fijos a la pared y mis piernas abiertas
dejaban mis test�culos libres entre ellas y mi pene, que comenzaba a
cosquillearme mientras me pasaba las yemas de sus dedos por mis mejillas,
cuello, pecho, abdomen�.
Continu� bajando hasta que tom� mis test�culos con su mano y
los palp� con suavidad.
Me mir� a los ojos, con esa mirada de inocencia que me ten�a
intrigado y sonri� levemente.
Cerr� sus dedos lentamente, envolviendo mis huevos y apretando cada vez m�s.
La oleada inicial de placer pas� a un delicioso dolor que se
estaba haciendo insoportable.
En movimiento reflejo trat� de cerrar las piernas, pero estaba totalmente
inm�vil.
Mi erecci�n se hizo m�s fuerte y mi pene palpitaba de placer.
La presi�n de sus dedos en mis test�culos se hizo dif�cil de soportar.
Pas� su lengua por mi oido suavemente y su aliento me eriz�
la piel.
Dej� escapar un quejido de placer y de repente se detuvo.
Mi erecci�n era brutal y totalmente deliciosa.
Camin� hacia el otro lado de la habitaci�n, tom� un banco que
hab�a en una esquina, lo coloc� frente a mi, se quit� la falda y las bragas,
quedando solamente con su blusa y sus zapatos.
Se sent� en el banco, estir� las piernas y recarg� los pies
en la pared, a ambos lados de mi cuerpo, quedando su sexo a escasos cent�metros
de la punta de mi pene, que se encontraba a�n firme suplicando placer.
Sus labios vaginales comenzaron a rozar la punta de mi pene,
que luchaba por llegar a esa cueva de placer.
Se acerc� lentamente una y otra vez. Mi pene logr� entrar tan
solo unos mil�metros, pero no m�s.
No dejaba de mirarme fijamente a los ojos y sin embargo controlaba el movimiento
de sus caderas de tal forma que mi pene solo rozaba su sexo.
Duramos as� m�s de 20 minutos. Su sexo totalmente empapado y
solo la punta de mi pene estaba mojado de sus jugos.
Era terrible. La visi�n de esta chica con sus piernas
totalmente abiertas ante mi, su pubis totalmente rasurado (lo que le daba un
aspecto a�n m�s inocente) y el roce de su sexo contra el m�o durante tanto
tiempo me provoc� un dolor en los huevos, que me ped�an ser descargados antes de
estallar.
Se detuvo en el momento en que una gota de semen apareci� en
la punta de mi pene como prepar�ndose para una descarga. Se baj� del banco, se
sent� sobre sus rodillas, puso su cara frente a mi sexo, abri� la boca y con la
punta de su lengua lami� esa solitaria gota.
Eso fue demasiado. Un fuerte gemido sali� de mis pulmones.
�Ya no soportaba m�s! �Mis test�culos me iban a estallar de un momento a otro!
Con su boca totalmente abierta comenz� a tragarse mi pene
pero sin tocarlo. Solo sent�a su c�lido aliento. Mi pene, que palpitaba con
fuerza rozaba alguna vez sus labios, pero nada m�s.
Pas� entonces a mis huevos. Comenz� a jugar con ellos con su
boca, sin morderlos. La presi�n que hac�a y los movimientos suaves me provocaron
m�s dolor. Estaba comenzando a protestar cuando de repente se detuvo y comenz� a
re�r. Su risa era juguetona pero intrigante.
Se ech� hacia atr�s y poniendo sus manos entre mis piernas
comenz� a aplaudir, pero con mis huevos entre sus manos! Cada vez palmeaba m�s
r�pido y fuerte.
La sensaci�n que comenc� a sentir era genial. A cada palmada
mi pene recib�a una descarga de placer que nunca antes hab�a sentido.
Sin aviso, como ya me estaba acostumbrando, se ech� hacia
atr�s, se puso de pie y se qued� mir�ndome fijamente. Yo estaba totalmente
agotado, mis huevos igual, pero con dolor y placer. Con el dolor m�s placentero
que haya tenido en mi vida.
De repente, con un movimiento felino, me lanz� una patada
directa a mis huevos. Su pie se estrell� con una fuerza brutal contra mis
test�culos.
El dolor de la excitaci�n junto con este nuevo hicieron que lanzara un grito
ag�nico. Mis pulmones lanzaron todo el aire que me quedaba.
No pod�a cerrar las piernas por las esposas que me atrapaban
los tobillos, de modo que mis piernas continuaban totalmente abiertas y mis
huevos indefensos colgaban, esperando el siguiente impacto. No tard� en llegar.
Un poderoso rodillazo se incrust� en mi entrepierna.
El dolor y la excitaci�n hac�an una ag�nica mezcla salvaje.
Muy dolorosa.
Se acerc� de nuevo a mi y con un r�pido movimiento de su mano
liber� uno de mis brazos.
Dio unos pasos hacia atr�s y se sent�. Ella ya sab�a lo que
yo iba a hacer a continuaci�n, as� que abri� sus piernas y comenz� a tocarse.
Met�a su dedo medio en su sexo, totalmente mojado, mientras
con la otra mano apretaba sus senos y gem�a de placer.
Mi mano se fue directa a mi pene, que ped�a ser masturbado lo
antes posible y con movimientos r�pidos comenz� su labor liberadora.
Mi vista no pod�a apartarse de su sexo, sus senos, sus cadera
y su cara que solo irradiaba placer. Sus dedos jugueteaban con sus labios
vaginales, tocaban su cl�toris, su dedo entraba y sal�a a placer y de cuando en
cuando se frotaba con violencia. Se mojaba sus dedos y luego los lam�a como gata
juguetona.
No tard� en venirme con una fuerza que nunca hab�a
experimentado. Fue el mayor y m�s fuerte orgasmo que hab�a sentido hasta
entonces.
Mi semen vol� hasta sus piernas. El placer que sent� fue
incontrolable.
Eyacul� durante un tiempo que me pareci� eterno.
Se puso de pie, se visti� lentamente y luego me acerc� un
pa�uelo a mi nariz y un olor fuerte me provoc� un mareo adormecedor.
Al momento puso una llave plateada en mi mano, con la que,
con esfuerzo, logr� abrir los grilletes que me ten�an apresado.
La habitaci�n me daba vueltas, sin embargo, logr� dar unos
pasos hacia la puerta del fondo.
Dos pasos m�s y me desplom� sin sentido.
Abr� los ojos y me encontraba en mi cama. Estaba totalmente
desnudo. �Estar�a so�ando? Seguramente eso fue.
Me puse de pie y sent� un leve dolor en mis test�culos.
Me llev� una mano a ellos.
Y de repente me di cuenta que a�n ten�a la llave plateada en
mi mano.