Nos encontr�bamos mi mujer y yo de vacaciones, por esas
maravillosas tierras valencianas, en pleno mes de noviembre. Somos una pareja
que siempre procuramos encontrar alguna playa nudista, pero cercana al pueblo no
hab�a. Despu�s de recorrer unos kil�metros de costa encontramos una acogedora
cala, que no era muy grande pero lo suficientemente extensa como para no tener a
otros ba�istas al lado. Adem�s era de agradecer que a esas alturas de a�o la
cala no disfrutaba de mucha concurrencia, con lo que pod�amos practicar el
nudismo sin pudor.

Colocamos nuestras toallas en una zona de la cala muy
solitaria. En apenas unos minutos me encontraba yo tomando el sol tal y como mi
madre me trajo al mundo. Mi mujer por su parte prefer�a lucir por el momento un
bonito bikini de hilo dental de color rojo que realmente resaltaba su voluptuoso
cuerpo. El tanga que se sujetaba en sus caderas se perd�a entre sus firmes
nalgas, resaltando sus largas y preciosas piernas. Por su parte el sujetador,
formado por dos min�sculos tri�ngulos que dejaban poco a la imaginaci�n y a
duras penas conten�a sus pechos, que todo y no ser enormes, en algunos
movimientos se le sal�a uno u otro.

Al poco de estar acomodados llegaron al lugar dos hombres que
se situaron a cierta distancia de nosotros pero lo suficientemente cerca para
vernos con claridad. El mayor tendr�a unos 35 a�os y el joven no m�s de 20.
Extendieron sus toallas en la arena y quit�ndose toda la ropa se estiraron a
tomar el sol totalmente desnudos, no sin dejar de mirar hacia nosotros y hablar
entre ellos. Mi mujer y yo por nuestra parte no les dimos importancia a su
presencia pero en las que estaba yo unt�ndola de bronceador pudimos ver
claramente como el m�s joven ser tocaba el miembro con descaro mientras no le
quitaba ojo a mi mujer. Decidimos seguir como si nada cuando ante nuestro
estupor el otro t�o se medio incorpora hasta quedar su cara a escasos
cent�metros de la polla de su amigo, que en esos momentos ya luc�a en todo su
esplendor y despu�s de mirarnos, se la introdujo por completo en la boca
propin�ndole una mamada de �rdago. Mi mujer decidi� ir a darse un ba�o para
relajarse cuando se dio cuenta que a ella no era la �nica que se hab�a excitado,
dado que el tama�o de mi pene me delataba.

Distra�do andaba contemplando a mi mujer disfrutando del agua
cuando not� una presencia a mi lado. Era el tipo m�s mayor que muy educadamente
se present� y me pidi� fuego ofreci�ndome un cigarrillo. Mientras fum�bamos se
disculp� por la escena vivida y me cont� que �l y su sobrino suelen ir a calas
nudistas a tomar el sol y como un instinto irrefrenable sol�an masturbarse, bien
fuese a uno mismo o al otro, incluso sexo oral. Tambi�n me dijo que la situaci�n
era nueva para ellos, ya que nunca lo hab�an hecho delante de gente, pero que al
ver a mi mujer luciendo semejante tipazo les hab�a puesto muy calientes y por lo
que el hombre hab�a podido ver� a m� tambi�n. Por mi parte me pareci� muy
sincero y agradable, y no s� si por el morbo que me dio el hecho de que mi mujer
hubiera despertado en ellos tal calentura que le dije que no se preocupar�n y
que por nosotros no se cortaran. Al salir mi mujer del agua el tipo se present�
y, disculp�ndose por lo ocurrido hac�a poco, se retir� ha su toalla volviendo a
acariciar la polla que le ofrec�a su sobrino. Le cont� a mi mujer la
conversaci�n con el hombre y le dije que pod�amos tomar el sol sin tapujos y que
no hab�a ning�n problema. Instant�neamente mi mujer, tal y como se encontraba de
pie, se despoj� del bikini, dejando ver sus senos y su bien rasurado monte de
Venus. Nuestra pareja de vecinos alucinaban y no pod�an dejar de mirar a mi
mujer, a la cual la situaci�n la estaba excitando.

Pasado un rato decidimos dar un paseo por la playa. Al pasar
por delante de nuestros "amigos" mi mujer no pudo resistir el mirar de reojo lo
que se tra�an entre manos ya que se estaban masturbando sin dejar de observarla,
era la llama que los encend�a. En nuestro regreso, mi mujer y yo, nos acercamos
a donde estaban ellos para pedirle un cigarrillo. Se encontraba el t�o
masturbando a su sobrino con cara de alucine mientras nos acerc�bamos. Era la
primera vez que pod�an contemplar a mi mujer a menos de 2 metros y sus caras
hablaban por si solas. A�n as� ni pudieron evitar hacer alg�n comentario:

-Uf, que tipazo.- dijo el joven.

-Est� muy buena.- le secund� su t�o.

-Muy buena� est� buen�sima, en mi vida he visto una mujer
as�.

-T� tampoco est�s nada mal.- dijo mi mujer, ante la sorpresa
de todos, con un brillo en los ojos.

-�Te atrae el chico?- le pregunt� a la vez que le atrapaba un
pecho por detr�s.

No esper� respuesta. No se que me pas� en ese momento por la
cabeza que lo �nico que hice fue empujarla hacia el chico, que se encontraba
tumbado con su polla mirando al cielo sujetada por su t�o para que pudiera ser
admirada en todo su esplendor. Ella, con dos pasos al frente, qued� ha
horcajadas sobre el chico, se lami� los labios mir�ndole a los ojos y empez� ha
descender su culo hacia la polla del chico. El joven al notar el calor del sexo
femenino solt� un suspiro. Mi mujer, al notar el contacto del cipote que
sujetaba el t�o con su chochete, se detuvo un instante como para saborear mejor
el momento y se dejo caer introduci�ndose de golpe ese ariete ardiente
volvi�ndose a detener. Sin duda quer�a disfrutarlo y sentirlo adentro. Empez� a
moverse lentamente, de arriba abajo. El chico ve�a delante de �l los hermosos
pechos de mi mujer moverse libremente al ritmo de la cabalgada, uno de los
cuales no tard� en ser atrapado por el t�o. El otro fue para m�. As� estaba mi
mujer, cabalgando sobre el jovencillo y sus pechos siendo devorados por los
otros dos presentes. El chaval alarg� su mano hasta llegar a m� polla, que en
esos momentos ya estaba enorme, y empez� a masturbarme. Mi mujer al verme se dio
cuenta de que yo estaba tambi�n disfrutando y que podr�a hacer lo que quisiera.
Y no tard� en tomar las riendas. Se levant� de la joven polla y d�ndose media
vuelta pasando una pierna por encima de viejo le puso el co�o en la cara, el
cual se dej� tumbar en la arena acabando mi mujer en estirarse encina quedando
en un perfecto 69. Por su parte el joven al quedar libre se incorpor� y se meti�
mi polla en su boca, d�ndome una mamada como pocas me han dado. La polla del
viejo ya estaba en plena forma y mi mujer, dej�ndola bien mojada con su saliva,
no tard� en darse media vuelta y empezar una nueva cabalgada. No pude resistir
la tentaci�n y tal como estaba mi mujer, me situ� detr�s de ella y despu�s de
aplicarle primero un dedo y luego otro en su culito, apoy� la punta de mi polla
en esa entrada que tantas veces se me hab�a denegado. Ella al darse cuenta de
mis menesteres intent� evadirse de la maniobra, pero el viejo la sujeto fuerte y
me anim�:

-Vamos, dale dur�, que esta puta lo disfrutar�.

Sus palabras parecieron hipnotizarme e hice caso omiso a las
suplicas de mi amada esposa, las que me pudo hacer, porque el chaval las acall�
meti�ndole la polla en su boca. Por mi parte empec� a presionar ese orificio que
se intentaba cerrar el paso de mi pene, y se la met� toda de un solo golpe. As�
est�bamos, esos dos tipos que eran unos desconocidos y yo, se puede decir que
pr�cticamente violando a mi esposa. Sus gritos callados por la polla juvenil
iban dejando lugar a gemidos de placer, y el ritmo de la doble penetraci�n lo
empez� a llevar ella a su antojo. No recuerdo las veces que se corri�, que no
fueron pocas, pero estuvimos all� follando los cuatro algo m�s de dos horas. No
hubo polla que no probara ninguno de sus agujeros y ella qued� repleta de semen
por todas partes.

Con nuestros amigos intercambiamos tel�fonos y quedamos para
encontrarnos otro d�a, pero con sus respectivas esposas. Pero eso ya es otra
historia.