Me despert� mil veces mientras dorm�a y a la ma�ana, cuando
me levant�, me mir� al espejo y sonre� pensando que pod�a ser un buen d�a. No
estaba dispuesta a regresar a Europa con un fracaso. Adem�s, las im�genes que
ten�a de lo sucedido en la tranquera con mi abuelo, en vez de atenuar mis
fantas�as y la ebullici�n de mi sangre, mis deseos se hab�an agrandado y todo mi
cuerpo me solicitaba concluir bien lo que hab�a all� comenzado. Era un
cosquilleo permanente entre mis piernas lo que estaba sintiendo y por eso le
dije a mi madre que antes de retornar a Espa�a me gustar�a saludar de nuevo al
abuelo y a los t�os.

Cuando �bamos en el auto con mi madre, yo sent�a mi vagina
caliente y me daba cuenta que mis pensamientos danzaban enloquecidos de
excitaci�n. Lo que pod�a pasar con mi abuelo era la idea que me pon�a en ese
estado. Yo deseaba que todo transcurriera bien, pero estaba un poco nerviosa, la
idea de la familia en la casa esta vez me daba miedo, porque si se enteraban, el
esc�ndalo que se armar�a ser�a monumental. Sin embargo, era esa sensaci�n con el
peligro, de temor y de estar transgrediendo las reglas sociales aumentaban mi
adrenalina y mis deseos sexuales casi como una obsesi�n.

Mi abuelo no era muy discreto y varias veces tuve que hacerle
se�as de que hablara m�s bajo, porque desde que me vio llegar comenz� a
excitarse con mi presencia, daba vueltas por toda la casa, me miraba todo el
tiempo y me hablaba de �l, de todo estos d�as que hab�a pensado en m�, en lo que
hab�a pasado y, hasta me dijo en la cocina: "Me acuerdo de ese chup�n que me
diste" y aprovech� para decirle que deb�a buscarse una novia. El mov�a sus manos
nervioso, me tocaba la cabeza y los brazos, y de a ratos se perd�a en la casa,
en las habitaciones o por el jard�n, como si no soportara mi presencia en el
campo o eso lo alterara demasiado.

As� pas� toda la ma�ana, yo aprovech� para charlar con la
familia y tomar mates con facturas. A las 12 horas ya estabamos comiendo un
asado y yo me ocupaba de servir la comida, como lo hab�a hecho siempre desde
chica, tambi�n me ocupaba de servirles el postre a todos. Pero cuando le serv�a
a mi abuelo, yo lo miraba y le hac�a una sonrisa y �l se inquietaba. El estaba
sentado frente m�o y yo disfrutaba con eso, casi me divert�a de verlo cuando lo
rozaba con mi mano expresamente.

Cuando terminamos de comer ayud� a levantar la mesa, sab�a
que mi abuelo vendr�a detr�s m�o como lo hab�a hecho toda la ma�ana y as� fue.
Entramos a la casa hablando de un pullover que ten�a puesto y que yo le hab�a
dicho que le quedaba lindo. El aire era raro entre nosotros, los dos ya sab�amos
que nos esperaba algo m�s ese d�a, y cuando volvimos al comedor, le pregunt� si
se ir�a a dormir la siesta. El me respondi� que si, que se acostar�a un ratito,
entonces aprovech� para decirle que tra�a algo para �l y met� la mano en el
bolsillo de mi pantal�n sacando una pastilla azul de viagra. El me mir�
sorprendido y dijo: "Esa es la pastilla que dicen..." entonces le dije, "Si
�queres tomarla? �Te dar� energ�as!" y el asinti� r�pido con la cabeza. Pero
antes hab�amos estado hablando de los medicamentos que tomaba habitualmente
porque yo quer�a asegurarme que no tuviera problemas de coraz�n. El me habl� de
su presi�n arterial y que estaba muy bien desde siempre. Mi abuelo se tom� la
pastilla con una botella de agua fr�a que sac� de la heladera, se lo ve�a
entusiasmado y hasta me hizo re�r porque la daba vueltas en la boca, la mord�a y
no la tragaba, y tuve que decirle : "�Pero tr�gala de una vez o te har� efecto
en la lengua!" y as� la trag�. Yo estaba tentada de la risa.

El calor era muy fuerte y todos se fueron hacer la siesta,
salvo yo que me sent� debajo de la parra para leer un relato sobre incesto que
me agradaba mucho, humedeciendo siempre mi vagina, pero no tuve que esperar
demasiado mi abuelo hab�a ya terminado su siesta y venia caminado en mi
direcci�n. Estaba bien peinado y con una camisa a cuadros, parec�a que se iba a
una fiesta; entonces le dije : "�Y abuelo, vamos a caminar o no?"

Ibamos caminando cuando me dijo preocupado que estaba
nervioso porque la pastilla no le hab�a hecho efecto; entonces le expliqu� que
se quedara tranquilo, que la pastilla actuaba en el momento en que �l lo
necesitara y cuando estuviera bien excitado ver�a sus efectos. Eso lo calm�. El
me llevaba tomada del brazo y me pregunt� si no ten�a alg�n pretendiente en el
pueblo y le dije bromeando : "�Noo para qu� si dentro de tres d�as me voy y lo
tengo que dejar!" Y nos re�mos por eso. Luego dimos media vuelta y volvimos
sobre nuestros pasos cuando le dije: "Abuelo, en el medio del camino no podremos
probar tu pastilla!" y �l dijo que estaba buscando el lugar, y yo le suger� que
fu�ramos al galp�n donde guardaban ellos los tractores y las herramientas.

Entramos al galp�n, cerramos el port�n y nos dirigimos
directamente al fondo hasta atr�s de �ltimo tractor. All� mi abuelo se par�
frente m�o y me quit� la campera que colgamos sobre una herramientas contra la
pared. Me tom� la cara con sus manos, sonri� y me dio un beso en la mejilla
izquierda y despu�s en la derecha, yo lo �nico que no quer�a era que me besara
en la boca y no lo intent�. El me abraz� contra su cuerpo y yo le respond� con
mi brazo derecho por la espalda, mientras comenzaba a sentir su sexo duro sobre
mi vientre cuando me apretaba. Enseguida comenz� a tocarme el cuerpo, levant� mi
pullover y me acariciaba desordenadamente, como lo hab�a hecho la primera vez.
Yo le ped� que se calmara, que de esa manera podr�amos disfrutar m�s de ese
momento. Tuve que repetirle varias veces que lo tomara con calma porque estaba
muy nervioso desde la ma�ana. De todas maneras se mostr� cuidadoso con lo que yo
iba dici�ndole, como un chico obediente. Le expliqu� que ten�amos tiempo, que
todos dorm�an la siesta y que no saldr�an hasta que el sol no aflojara.

Intent� meter la mano por mi pantal�n, pero como no pod�a
hacerlo yo misma me lo desprend� y �l me lo baj� hasta las rodillas. Despu�s de
acariciar un poco mis nalgas con movimientos circulatorios y tocar mi vagina
sobre la bombacha me la termin� bajando totalmente, dej�ndome desnuda. Yo sent�a
el ambiente caliente del galp�n en mis nalgas, en mi vulva y sobre todo mi
cuerpo que ya sudaba, eso me excit� bastante. Enseguida �l desprendi� su
pantal�n y un bulto enorme sobresali� de su calzoncillo azul y exclam�: "�Uy,
creo que funciona!". Mi abuelo sac� su sexo afuera y yo lo mir� asombrada del
tama�o que ten�a, no hab�a pensado que hubiera sido tan grande. Su glande
parec�a una flor abierta y su pene era extremadamente largo, grueso, duro, y
rosado, descomunal, casi como el sexo de un caballo. Era una verga tentadora que
pens� r�pidamente en llev�rmelo a la boca para saborearla entera, pero solo le
toqu� sus test�culos, que estaban redondos y duros y despu�s tom� el sexo entre
mis dedos y le dije: "Si, claro que hizo efecto, mira como estas".

Yo le propuse que si quer�a pod�a tocar mis senos; entonces
mi abuelo meti� de nuevo su manaza debajo de mi pullover y yo me levant� la
remera que llevaba y dej� mis tetas al aire, porque no ten�a corpi�o. El las
acarici� y chup� mi seno izquierdo con su boca mientras apoyaba su sexo sobre mi
vulva. Yo estaba radiante de gozo y sent�a el primer espasmo de tanta
excitaci�n, estaba contenta y feliz de ese placer que invad�a todo mi cuerpo. Le
pregunt� si quer�a que lo chupara y cuando me dijo que si, me agach� enfrente de
su sexo y me lo met� entero en la boca. Su glande era tan grande que cuando
tocaba mi garganta me daba arcadas, pero yo segu�a chup�ndolo de afuera hacia
adentro, succionando con fuerza para aumentar su placer mientras mi abuelo gem�a
con una respiraci�n agitada. El hac�a movimientos suaves como si me penetrara
por la boca. Yo estaba agachada y sent�a mi cola desnuda casi rozar el piso de
tierra lo que aumentaba mi sensaci�n exquisita de placer. Estar con el cuerpo
desnudo en aquel galp�n caluroso por el sol de enero, escondidos para que no nos
descubran, chup�ndole el sexo a mi abuelo de 75 a�os que estaba por eyacular en
cualquier momento, sin remordimientos ni culpas y dispuesta a disfrutar al
m�ximo de ese encuentro, era algo tan intenso y emocionante, que solamente las
mujeres que han vivido algo parecido pueden comprenderlo. Ning�n novio podr�a
ofrecerme ese estado de excitaci�n.

Mi abuelo me tom� de la cabeza y me levant� hacia arriba,
entonces yo me di vueltas para que el metiera su pene en la raya de mi cola, que
tanto me gustaba que lo hiciera. Yo no iba a parar hasta tener mi orgasmo y esta
vez yo sab�a que iba a lograrlo. El quiso penetrarme en esa posici�n y me
acomod� frente a la rueda grande del tractor, abriendo en comp�s bien mis
piernas, mostr�ndole la cola a mi abuelo. El abri� m�s mis nalgas y apoy� ah� su
sexo, y despu�s de tocar apenas mi vulva con sus dedos, meti� su enorme sexo
duro en mi vagina totalmente mojada por el flujo que me emanaba desde el
interior y comenz� a bombear. Yo sent�a esa verga grande que entraba y sal�a
potente en mi vagina, yo sent�a como me iba perforando cada vez con mayor
violencia y, en esa posici�n, era como si me estuviera haciendo una penetraci�n
anal porque repercut�a a cada movimiento en el fondo de mi vientre. Su sexo
llegaba hasta el fondo de mi hueco que era chico para el tama�o de su pene. Yo
sent�a como ese trozo de carne me entraba apasionadamente mientras miraba de
reojo su cuerpo presionando contra el m�o. Siempre me gust� mirar cuando me
penetran, eso aumenta mi excitaci�n.

Yo estaba apoyada con mi cabeza sobre el hierro de la rueda
para sostenerme y aunque los golpes de mi abuelo me hac�an mal, no me importaba
y sent�a como su pene atravesaba mi cuerpo abandonado al placer, taladr�ndome
las paredes internas de mi vagina. Mientras tanto, yo me acariciaba con fuerzas
el cl�toris y con la mano izquierda pellizcaba mis pezones humedeci�ndome los
dedos. El no hac�a un simple movimiento interno de bombeo, sacaba el sexo hasta
casi salir su glande, como tomando impulso, y luego lo empujaba con todo su
cuerpo fuertemente. Fue hasta que a mi abuelo se le escap� su sexo afuera, y yo
aprovech� para decirle que si quer�a meterlo en mi cola pod�a hacerlo y �l me
dijo que s� Yo escuch� como se chup� su dedo que apenas roz� mi ano y enseguida
apoy� su sexo sin encontrar el orificio de mi recto; entonces yo misma, tomando
su pija con mi mano derecha, lo gui� hasta la entrada de mi cola. Le expliqu�
que fuera meti�ndola lentamente porque su cabeza era demasiada grande, pero �l
no me escuch� y, bruto como era, me la meti� de un solo golpe. Yo sent� los
tejidos de mi ano romperse, sent� algunas l�grimas que saltaron de mis ojos y mi
cabeza que dio de golpe contra la rueda del tractor. Luego sent� como su palo de
carne empujaba hacia adentro mis excrementos, como me ven�a una repentina ganas
de hacer caca y, de golpe, el dolor se fue transformando en placer, una enorme
sensaci�n agradable y de delicia parec�a nacer desde el fondo de mi �tero
reventado. Mi abuelo me culeaba con fuerza, sosteni�ndome con sus dos manos por
las caderas y tir�ndome hacia atr�s al mismo tiempo que �l empujaba con todo
hacia adentro m�o para que su sexo entrara m�s profundamente. A cada golpe que
me daba en el culo, yo sent�a que me repercut�a en lo mas profundo de mi recto,
hasta el duodeno parec�a recibirlo. Y al mismo instante, sent�a sobre cada
cent�metro de mi piel el gozo que me invad�a. Mi abuelo no me culeaba como un
ser humano, �l me copulaba como los animales, desesperado por sus deseos de
tantos a�os contenido y de pronto mi cuerpo se qued� tenso, mis piernas
temblaron ante una especie de descarga el�ctrica se desliz� por todo mi cuerpo,
como si fueran golpes epil�pticos que sub�an desde mis pies hasta la cabeza,
desde mi ano hasta mis senos, desde mis tripas hasta mis sienes y mi orgasmo
revent� con tanta fuerza que cre� desvanecerme. La mezcla de miedo y de
prohibido me hab�a vuelto loca y yo quer�a que mi abuelo continuara porque mis
orgasmos no se deten�an, iban reventando unos tras otros. Por primera vez yo
ten�a orgasmos m�ltiples que saturaban de placer hasta en mis sienes. Fue reci�n
cuando se cans� de perforar mi culo que mi abuelo se detuvo sacando su sexo de
adentro y se apoy� fatigado sobre mi espalda. En ese momento, sentir el peso de
mi abuelo apoyado sobre mi espalda y su sexo, a�n duro porque todav�a no hab�a
eyaculado, pegado por el sudor y los flujos sobre la raya de mi cola era una
sensaci�n divina donde yo hubiera querido detener el tiempo.

Yo pens� que all� abandonar�a, pero volvi� a penetrarme por
la vagina, siempre con m�s fuerza, como si le hubiera dado rabia no haber
eyaculado en mi cola. All� yo experiment� de nuevo su sexo y sus manos que
hurgaban entre mis nalgas para abrirlas m�s y meter m�s profunda su pija que ya
no encontraba lugar en mi vagina llena de su carne. Mi abuelo segu�a tom�ndome
de las caderas y me penetraba fuerte; entonces yo me corr� para apoyar la cabeza
sobre la goma de la rueda y poder soportar los golpes contra mi cuerpo, hasta
que explot� en otro orgasmo que sent� venir desde el interior de mi est�mago. No
tenia necesidad de tocarme el cl�toris ni de pellizcarme mis pezones. Hubiera
querido gritar ese orgasmo del incesto que ya no me asustaba y me estaba dando
tanta satisfacci�n que el cuerpo m�o me parec�a chico para tanto deleite, pero
tuve miedo de que me escucharan desde afuera y gem� con una respiraci�n fuerte y
ahogada que mi abuelo tambi�n sinti� y respondi� con un bombeo mayor y con su
propio gemido de placer, hasta que sac� su sexo medio muerto de mi vagina.

Yo me par� y volv� a chupar su sexo sucio de su esperma, de
mi flujo y de mis propios excrementos, limpi�ndolo con mi lengua, mientras que
�l continuaba haciendo movimientos de penetraci�n en mi boca y me dec�a que
cre�a que ya hab�a "escupido". Lo chup� mucho, por todos lados, hasta que qued�
bien limpio, y mi abuelo sac� su sexo de mi boca para ponerse el calzoncillo y
terminar de vestirse. El volvi� a acariciar mi vagina toda mojada, que comenz� a
hacer ruidos extra�os, eructando llena de aire, producto de ese sexo que ven�a
de abandonarla, como si se quejara por eso...

El se sent� sobre una bolsa de soja y se puso a armar un
cigarrillo. Yo lo hice en el piso, apoy�ndome en el tractor porque estaba casi
desvanecida, todo mi cuerpo temblaba a�n de dolor y de placer y sent�a la sangre
que lat�a por todas mis venas. Nunca en mi vida hab�a tenido un polvo con esa
intensidad; entonces yo tambi�n me vest� y los dos nos re�mos cuando cada uno
sac� de su bolsillo una toallita blanca para limpiarnos las manos. Despu�s
salimos del galp�n y caminamos hasta la tranquera charlando de todo y de nada, y
volvimos a la casa.

Recuerdo que las marcas de esos orgasmos me quedaron pegado a
la piel durante muchos d�as y mientras regresaba en el avi�n, cuando todos
dorm�an, yo pensaba en mi abuelo, en el campo y en el galp�n y, debajo de la
manta que nos hab�an dado para cubrirnos, yo me acariciaba tiernamente la vagina
por encima del pantal�n. Esas vacaciones hab�an sido inmemorables para m�, tenia
la sensaci�n de un viaje perfectamente terminado. Yo retornaba contenta y feliz.

Any ( POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO )