MEMORIAS DE LA JOVEN CANDY
TERCERA PARTE (FINAL)
POR SILVIA
Cuando el autom�vil se puso en movimiento con �l al volante y
yo a su lado, me atrev� a preguntar d�nde ir�amos, contest�ndome mi pareja con
una enigm�tica sonrisa que no me preocupara, que me llevar�a a un lugar bonito y
discreto. Pens� un poco en sus palabras, recordando que entre bromas mis amigas
del colegio se refer�an a esos lugares con reservados para parejas llamados
Moteles, decidiendo que est�bamos en camino de uno de ellos. La verdad, es que
ese detalle no me importaba, pues, en ese instante estaba mucho mas preocupada
por lo que ocurrir�a all�, ya que mi aceptaci�n a la propuesta recibida podr�a
implicar muchas cosas, pero de una estaba segura: dentro de unos momentos
perder�a mi virginidad realizando mi primer acto de amor con un hombre, y eso me
pon�a nerviosa, aunque no dejaba de sentir cierta excitaci�n ante la idea de
hacerlo con el apuesto y agradable caballero que result� ser el se�or de la
casa, convertido ya en mi pareja y pronto a ser mi amante.
Cuando llegamos al lugar donde fui llevada e ingresamos al
aposento escogido por �l, qued� deslumbrada por su elegancia. Estaba bellamente
decorado y con muy buen gusto. Los muebles eran modernos y funcionales aunque se
reduc�an a lo que juzgu� como una min�scula sala de estar, donde la principal
pieza era un grande y c�modo sof�. En la mesita central, baja y amplia, v� una
fina cristaler�a puesta para dos personas y a un costado aparec�a un mini bar
muy bien equipado con bebidas que desconoc�a. En el ambiente suavemente
perfumado, se o�a una suave melod�a que a pesar de la poca atenci�n que le
prest�, me ayud� a relajar un poco mi tenso cuerpo. Observando detr�s de aquella
peque�a sala de estar, observ� un ambiente provisto de una inmensa cama que
igual que todo lo dem�s, ten�a una elegante apariencia combinando perfectamente
con el tono sensual de todo el conjunto.
Mi observaci�n fue distra�da por la voz de mi acompa�ante que
me preguntaba si deseaba beber algo. Le ped� un refresco, y la verdad es que lo
necesitaba, pues, sent�a la garganta y los labios resecos. El me sirvi�
atentamente lo solicitado y luego, me invit� a sentarme en el sof�, viniendo
inmediatamente a mi lado para sentarse junto a m�, pasando un brazo por encima
de mi cabeza para tomarme por un hombro, produci�ndome su contacto una sensaci�n
de temor, pues, en ese momento estaba totalmente consciente de que en unos
minutos m�s ser�a pose�da para dejar de ser una joven inocente y convertirme en
una mujer, y la verdad es que el pensar en ello hacia que me estremezca de
temor.
El entendi� mi estado de �nimo, y se port� maravillosamente,
pues, con mucha paciencia, pasando un brazo encima de mis hombros, comenz� a
acariciarme, tom�ndome de una mano despu�s, mientras musitaba dulces palabras
que ten�an por fin tranquilizarme. Luego comenz� a alabar mi figura, dici�ndome
que le atra�a la bella expresi�n de mi rostro, que le deslumbraba mi joven
cuerpo y estaba encantado con el color moreno de mi piel. La verdad es que lo
escuchaba confundida, pues, nunca nadie me dijo cosas de ese estilo, ya que en
el colegio, los muchachos se limitaban a lanzarme ocasionalmente tontos piropos
que cuanto mas subidos de tono pretend�an ser, m�s est�pidos resultaban.
De esa manera es que poco a poco fui perdiendo el temor y
timidez que sent�a por tener tan cerca de m� a ese apuesto y distinguido
caballero. Fui ganando mas confianza, hasta que me anim� a responder a sus
caricias, tom�ndole de la mano y girando luego mi rostro hacia �l para mirarlo
en forma directa a sus ojos. Creo que sonre�, y �l interpret� ese gesto como una
invitaci�n a besarme y as� lo hizo, suave, muy suavemente, repitiendo esta
caricia dos o tres veces hasta que termin� por cerrar los ojos procurando
disfrutar de ella y corresponderle de la misma manera. Nunca antes hab�a besado
a un hombre, pero aprend� muy pronto a hacerlo, pues, ciertamente no me cost�
ning�n esfuerzo corresponder a sus besos acercando mis labios a los suyos cada
vez con mayor osad�a e intensidad que antes, pues, estaba dej�ndome llevar por
la grata sensaci�n de sus c�lidos besos. De pronto sent� su lengua juguetear con
la m�a, pues, se hab�a introducido dentro de mi boca. Al mismo tiempo sent� que
sus manos dejaban mis hombros para acomodarse una en mi nuca, mientras la otra
acariciaba mi rostro y luego descend�a por mi cuello hacia uno de mis senos. Eso
me hizo despertar a la realidad, sab�a c�mo terminar�a lo que hab�a sido
iniciado, pero no sab�a como hacerlo. Era mi primera vez, y se lo dije de esta
manera:
No s� c�mo hacerlo, y temo no gustarte �
No te preocupes � me contest� � yo te ense�ar�.
Entonces me atrev� a continuar de la siguiente manera,
sac�ndome de esa manera una preocupaci�n que ten�a:
Quiero ser tuya porque me agradas y te portaste bien
conmigo. Llegar� hasta donde t� desees, siempre que seas amable y gentil,
pues, me aterra la violencia, por lo que si me tratas bien, sin maltratarme
nunca, har� lo que desees y me entregar� a ti sin reservas. Lo que no s�, lo
aprender� porque adivino que ser�s un buen maestro en el arte de amar. Dices
que te gusta mi cuerpo, por lo que sabiendo que no soy ninguna modelo ni tengo
nada de especial, ser� tuyo y lo conservar� y arreglar� para ti. D�me qu�
deseas de m� y c�mo hacerlo y yo lo har�. A cambio de eso solo te pido tu
ayuda hasta terminar mis estudios � conclu�.
No debes preocuparte � me dijo �l, continuando despu�s: -
te hice una promesa y la cumplir�. Te deseo mucho y no quiero perderte, as�
que ten la seguiridad de ser tratada siempre con delicadeza.
Algo m�s � le dije � Pongo una condici�n, la mas importante
de todas, y es que deseo que me lleves donde un doctor, pues no solo quiero
conservar mi cuerpo siempre sano para ti, sino que sobre todo no quiero ser
pre�ada, no deseo embarazarme � conclu� con un tono terminante, temiendo su
reacci�n, pero �l sonriendo, solo contest�:
De acuerdo, as� lo har� �
Dicho eso, ya sin conversar m�s, sus manos comenzaron a
recorrer mi cuerpo acarici�ndolo sin parar. Se detuvieron en forma especial en
mis senos, que aunque peque�os, entonces los ten�a firmes y coronados por
obscuros y sobre-salientes pezones que a�n encima de la ropa el los tom� entre
sus dedos una y otra vez. Luego inici� su exploraci�n de mi espalda,
descendiendo una mano hasta mi cintura y bajando de ah� hasta tocar mis nalgas,
de donde la movi� hacia delante, hacia mis muslos, intentando en su recorrido
levantar mi falda para acariciar mi piel desnuda. Entre tanto su otra mano hab�a
logrado soltar los botones superiores de la blusa que llevaba, dejando mi sost�n
al descubierto y haciendo que uno de mis senos quede desnudo expuesto a la
vista. Est�bamos de pi� y entonces �l me condujo de la mano hacia la enorme cama
a cuyo lado exist�a un espejo en el que contempl� azorada mi semidesnuda figura,
por lo que instintivamente dije a mi pareja:
Mira lo que me has hecho!!!! �
El solo sonri� y me dijo:
As� te ves mas hermosa y deseable �
Dicho eso, termin� de desnudar mi moreno cuerpo que no dejaba
de acariciar y besar, en tanto que yo, simplemente me dejaba hacer. Mentir�a si
digo que sent�a algo, pues, la verdad es que a pesar de la delicadeza de sus
gestos, mi cuerpo no reaccionaba de ninguna manera, ya sea por mi estado de
nervios o tal vez porque hasta entonces no conoc�a del goce sexual mas que
aquellas solitarias sesiones en que me acariciaba sola hasta llegar al �xtasis
originado en el movimiento de mis propios dedos encima del centro de mi
intimidad. Casi ni me d� cuenta del instante en que �l me pos� desnuda en la
cama y apareci� tambi�n desnudo a mi lado, recorriendo con su mirada todo mi
cuerpo para terminar fijando su vista en mis ojos a los que yo procuraba
transmitir una sonrisa para darle a entender que estaba disfrutando el momento,
o por lo menos que lo aceptaba con agrado. Me estremec� ligeramente cuando not�
que sus dedos llegaban hasta mi sexo, palpaban mis labios genitales y los
separaban para abrir mi intimidad. No estaba nada lubricada como suelo ponerme
ahora cuando hago el amor. Tal vez ni siquiera estaba suficientemente preparada,
pero �l estaba impaciente por poseerme, y lo hizo, abri�ndose paso dentro m�o
con su duro miembro y penetr�ndome con fuerza, hasta que sent� un fuerte aunque
pasajero dolor y not� algo tibio entre las piernas. Es mi himen que fue roto, me
dije a m� misma, y en efecto, casi sin percibirlo, hab�a sido desflorada.
Mi primer hombre, comenz� entonces a moverse r�tmicamente, de
adelante hacia atr�s, en tanto que yo estaba casi paralizada, no tanto por el
dolor que sent�, sino por la impresi�n de lo sucedido que me ten�a est�tica
..... cu�nta diferencia de esa mi primera vez al actual modo que tengo de hacer
el amor, pues, con el tiempo aprend� a ser yo qui�n se mueva ondulantemente
hasta lograr que mi pareja llegue al orgasmo, y ahora yo disfruto con ello, pues
encontr� la manera de lograr mi propio orgasmo, mediante la forma correcta de
estimular mi cl�toris con el movimiento apropiado de mis nalgas y piernas.
Pero entonces, en esa mi primera vez, sin sentir ning�n goce
sexual, not� que �l se ven�a, pues, empez� a jadear mas fuerte hasta que
finalmente se vaci� dentro m�o con una abundante eyaculaci�n que me hizo sentir
llena de �l. Cuando al cabo de un momento retir� su miembro de mi vagina, not�
que hab�a perdido su rigidez, y estaba untado de una mezcla de su semen con mi
sangre. En ese instante sent� un ardor punzante que procur� simular sonriendole
t�midamente al ver que se recostaba a mi lado para descansar. Solo al cabo de
unos minutos me pregunt� con voz amable:
Est�s bien? � Prosiguiendo despues de una pausa: - te
duele?
Sus preguntas me parecieron un rasgo de amabilidad y
preocupaci�n por mi persona y me dieron bastante confianza, por lo que sin dudar
le respond� dici�ndole:
No te preocupes, estoy bien, me duele un poco, pero solo un
poco � le dije.
V� a lavarte con agua tibia � me contest� �l � te aliviar�.
As� lo hice, y ten�a raz�n, dej� de sentir esa aguda mezcla
de dolor y ardor de momentos antes, por lo que retornando a su lado me encontr�
con �nimo de decirle:
S� que no lo hice bien, pero debes entender que es mi
primera vez, aunque estoy dispuesta a aprender de ti �
Entiendo � me dijo �l � Y vuelvo a decirte que no te
aflijas, solo te pido que me permitas moldearte, te ense�ar� muchas cosas,
porque quiero disfrutar de ti y quiero que tambi�n t� aprendas a gozar. Te
convertir� en una excelente amante .....
Y vaya si lo hizo ....... han pasado algunos a�os, y ahora me
considero toda una mujer. Mi cuerpo cambi� probablemente debido a mis continuas
sesiones de sexo. Soy usada por �l de diferentes formas, y a mi vez aprend� a
gozar de su miembro de distintas maneras. Desde ese d�a me convert� en su joven
amante, y no puedo negar que disfrut� de ese estado, m�s a�n cuando deb�
enfrentar la realidad de tener por c�mplice a su esposa. Con ambos vengu� mi
amor propio, herido por el despecho de sentirme rechazada por el hijo de aquella
singular pareja. Tal vez alg�n d�a cuente c�mo, sin propon�rmelo, logr� eso.