Era un d�a como cualquier otro, a decir verdad era un t�pico
d�a de febrero, lluvioso, nublado, fr�o, gris, pero eso no impedir�a que en la
noche hici�ramos aquella fiesta que tanto hab�amos planeado para despedir a mi
mejor amiga que se iba a estudiar al extranjero.
Sal� de la universidad, como de costumbre a las 2 de la tarde
y me dirig� hacia casa de Marta, mi mejor amiga, que ya me estaba esperando, ya
que la fiesta de despedida empezaba a las 4. Su novio y yo hab�amos reservado un
antro para la fiesta, as� que durar�a toda la noche y ser�a solo para nosotros,
y los amigos, obvio.
En fin, el caso es que salimos hac�a el lugar destinado para
el evento, ten�amos que llegar temprano ya que �ramos los organizadores del
evento. Al llegar al lugar al parecer no hab�a llegado nadie a�n, as� que
tuvimos que esperar a que abrieran el establecimiento, mientras nos sentamos en
una banqueta a esperar. Conforme fue pasando el tiempo la gente empezaba a
llegar, sobre todo nuestros amigos m�s cercanos que eran los que nos ayudar�an a
organizar el reven. Como a eso de las 4:30 un carro blanco lleg� al lugar, era
un modelo muy antiguo y bien madreado, se ve que le hab�an dado uso rudo, de el
bajaron 2 hombres y 2 mujeres que realmente pasaron desapercibidos por mi. Mi
amiga y yo nos dirigimos a la tienda de al lado a comprar cigarros y cuando
regresamos nos presentaron a los del carro, que eran unos tipos comunes y
corrientes, menos el que ven�a manejando, un ni�o alto, como 1.80, fornido,
delgado, cabello rizado negro, ojos caf�s, labios delgados y un perfil
mediterr�neo que lo hac�a irresistible. Nos presentaron, se llamaba Jean e
inmediatamente nuestras miradas lo dijeron todo, atracci�n instant�nea.
Por cierto, no me he presentado, me llamo Dominique, tengo 21
a�os, soy bajita, mido 1.56, blanca, cabello rubio rojizo largo hasta la cintura
y rizado, ojos verdes color aceituna, pecas de sol en la cara, las suficientes
para que se noten, pero no como para parecer que me salpicaron, delgada, pechos
peque�os pero firmes, trasero firme y alzado y buena pierna. En fin,
continuemos.
Abrieron el lugar y entramos para empezar con la fiesta que
inminentemente se iba a poner s�per bien. La m�sica empez� y el alcohol empez� a
circular por el antro, Martha y yo nos dispusimos a bailar con la Roja, otra
amiga nuestra. Nosotras �ramos conocidas por nuestros bailes cachondos y medio
l�sbicos, pero nada que ver, a la Roja y a m� siempre nos han gustado los
hombres, y sobre todo, los bien dotados.
Regresamos a nuestro lugar y yo la neta estaba medio
ahuevada, la escuela, la tarea, casi no hab�a gente en el lugar puesto que era
muy temprano, as� que regrese a mi mesa y recargu� mi cabeza en el respaldo del
sill�n. Sent� como una mano recorr�a mi cabello y bajaba hasta mi cuello,
inmediatamente volte� y vi a Jean detr�s mi� que me acariciaba la cara mientras
recargaba su cabeza en la m�a. A decir verdad me sorprend�, puesto que no lo
conoc�a y apenas y hab�a cruzado palabra con el, pero me gustaba el acercamiento
con el, algo dentro de mi me dec�a que era el principio de una larga noche.
Me hice la que no se dio cuenta de lo que pas� y me pare a
seguir bailando con mis amigas. Yo tra�a un pantal�n negro de vestir, muy pegado
que me dispon�a a cambiar por una mini negra que siempre usaba en las fiestas
especiales, botas altas hasta las rodillas de mezclilla y una blusa negra pegada
de cuello de tortuga. Me dirig� al ba�o a cambiarme el pantal�n y al regresar
Jean me llam�:
Dominique, �Bailamos?- me grito el desde la pista de baile-
ven a bailar.
No, como crees- le conteste yo haci�ndome la dif�cil- se va a
enojar tu novia.
Yo no tengo novia- contesto Jean- ella es una amiga m�a.
Obvio plan con ma�a para sacarle la sopa sobre su "estado
civil". Acced� a bailar, bailamos como media hora o 45 minutos, yo estaba un
poco cansada porque result� ser un buen bailar�n, dif�cil de seguirle el ritmo.
Voy al ba�o- le dije- ahorita nos vemos.
Yo tambi�n- dec�a Jean, mientras me tomaba de la cintura- te
acompa�o.
Caminamos hacia los ba�os que estaban juntos pero al
dirigirme yo hac�a el de mujeres Jean me tomo del brazo y me jal� hacia el ba�o
de hombres, al entrar el cerr� la puerta y apag� la luz. Todo estaba en completa
oscuridad, no alcanzaba ni siquiera a verlo a el, s�lo sent� como su mano me
tocaba la cintura y bajaba por mi espalda hasta llegar a mis nalgas, mientras su
otra mano me tomaba del cuello al mismo tiempo que su aliento se acercaba al
m�o. Sent� como su lengua h�meda y caliente penetr� mi boca y empez� a jugar con
la m�a. No opuse resistencia, desde que lo vi ese pensamiento no hab�a
abandonado mi cabeza.
Su cuerpo se fue acercando m�s al m�o que ya se sent�a
caliente y agitado, sus manos recorr�an mis piernas y una de ellas sub�a por mi
muslo hasta llegar a mi tanga que ya se encontraba h�meda. Sent�a como su pene
estaba totalmente erecto, lo sent�a rozar en mi cadera y me gustaba esa
sensaci�n.
Sin darnos cuenta alguien abri� la puerta del ba�o, nos
sobresaltamos, era el mesero, nos dijo que pod�a conseguirnos un lugar m�s
privado, Acced� inmediatamente, no pod�a quedarme as�, h�meda, caliente,
excitada, necesitaba terminar aquello que hab�amos empezado, as� que nos
dirigimos hac�a un cuartito apartado. Entramos y nos dispon�amos a seguir con lo
que hab�amos empezado.
�Cu�ntos a�os tienes?- me pregunt� Jean con cara de duda
18 �Por qu�?- me extra�� que me preguntar� eso- �cu�ntos a�os
tienes t�?
20, pero creo que est�s muy chiquita
Comentario que me molesto, porque yo de chiquita no ten�a
nada, acto seguido lo empuj� a la pared y le baj� el zipper, el con lo brazos
arriba de su cabeza observaba lo que yo me dispon�a a hacer. Abr� su boxers y le
saqu� la verga, la ten�a grande, rosita, su glande brillaba y por el escurr�an
unas gotas transparentes que yo estaba lista para probar. Acerqu� mi boca a su
verga y la abr�, dejando entrar as� su miembro que estaba totalmente erecto. Mi
boca recorr�a su verga de arriba abajo mientras mi mano le estimulaba los
test�culos. No pod�a evitarlo ni detenerme, me la quer�a comer toda, daba
leng�etazos desesperados en busca de m�s de sus jugos, mi boca apretaba su
miembro y lo succionaba de una forma agresiva pero totalmente placentera. El
s�lo cerraba los ojos y se retorc�a de vez en cuando de placer. Me gustaba
provocarle placer, me excitaba ver como gozaba con mi mamada y sab�a muy bien
como hacerlo. Pero no iba a permitir que se viniera tan pronto, as� que me
detuve.
�Qu� pas�?- me pregunt� Jean entre extra�ado y excitado- �por
qu� te detienes?
�As� que estoy muy chiquita?- le pregunt�- �parezco chiquita?
No puedo pensar- dijo el excitado y con la voz entrecortada-
sigue por favor.
Claro que quer�a seguir, volv� a bajar mi cabeza dirigi�ndome
hacia su verga que imploraba mi lengua. Mientras se la mamaba, Jean me quit� la
blusa y el brassiere, dejando en total libertad mis pechos, que el acariciaba
con inmensa lujuria. Mi lengua bajo hasta sus huevos y los lam� de principio a
fin, mientras mi mano no dejaba de manipular su pene que estaba al m�ximo,
pidiendo a gritos que me lo acabara, me introduje uno de sus huevos en la boca y
mi lengua jugueteaba con el, lo solt� y sub� mi lengua h�meda hasta el glande,
lo que le provoc� un enorme placer y lo dej� notar con un gemido super cachondo.
No pod�a estar m�s as�, necesitaba que estuviera dentro de
m�, mi cuerpo lo ped�a a gritos, estaba empapada hasta los muslos y pensaba
ponerle fin a ese martirio sexual.
Una voz extra�a nos interrumpi�, era de nuevo ese pinche
mesero, quer�a que nos cambi�ramos de lugar otra vez, porque los de seguridad
estaban revisando todo el lugar. Decidimos mejor esperar un momento para
evitarnos problemas con los de seguridad, as� que regresamos donde nuestros
amigos y seguimos la fiesta como si nada, nos dedicamos a chupar con ellos y el
alcohol empez� a hacer efecto. Pasada como media hora me pidi� ir a buscar a su
amiga que se encontraba en la parte de abajo del antro, bajamos y encontramos a
su amiga que ya hab�a encontrado con quien pasar el rato. Jean se perdi� como
media hora porque se puso a jugar con unas bolas de luz negra, mientras yo
platicaba con un amigo.
Nos encontramos de nuevo, nos besamos y decidimos subir de
nuevo para conseguir unas cervezas, en el camino se detuvo en una mesa y se
sent�.
�Alguna vez has cogido en un antro?- me pregunt� con la voz
llena de deseo
No, jam�s- me mataban las ganas de hacerlo, lo deseaba.
Ven, ac�rcate a mi pero de espalda, pero no hagas ninguna
cara, nos podr�a delatar.
Me volte� y le di la espalda, el recargado sobre la mesa se
dispuso a levantar mi falda, aunque no hab�a mucho que levantar. Su verga ya
estaba de fuera, dura y parada, esperando por m�. S�lo sent� cuando me penetr� y
sent� un ardor irreal entre mis labios, que ya estaban totalmente dilatados,
h�medos y calientes, esperando con ansia ser penetrados.