"UNA HISTORIA ZOOFY" (IV)
El jardinero segu�a detr�s, casi pegado a m�, haciendo como
que miraba tambi�n a los perros a trav�s de la ventana. Yo, present�a su
excitaci�n a mis espaldas, pues se hab�a quedado sin habla y su respiraci�n se
notaba alterada. A continuaci�n, hizo un movimiento de aproximaci�n, buscando
mejor posici�n junto a m�. Empec� a sentir la presi�n de un bulto duro y
caliente entre mis nalgas; pod�a distinguir la forma de palo del objeto que
estaba barrenando mi trasero como si fuera a traspasar la tela del pantal�n del
hombre. Inopinadamente, sus brazos rodearon mi talle tirando de mi hacia atr�s,
apret�ndome a su entrepierna, luego sus dos manos se extendieron por mi cuerpo,
una fue subiendo para atenazar mis pechos, y estrujar con ansia los pezones
palpitantes que denunciaban con su dureza mi grado de excitaci�n; la otra
exploraba mis muslos con una caricia que llegaba hasta el borde de mi braguita.
Pense que hab�a sonado la hora del ataque; sin remisi�n y a punto de venirme
abajo, todav�a me revolv�, sorprendida, fingi�ndome enojada, y protest�
teatralmente.
-Pero . . .�esto qu� es? �inquir�.
-Bah! �� No te hagas la tonta �! �Quieres que te lo explique?
-contest� �l secamente, con el rostro alterado.
Sin esperar respuesta, prosigui� justific�ndose de forma
acalorada dici�ndome que desde el s�bado pasado no hab�a podido pegar ojo, por
culpa de la escenita que vi� foll�ndome a "Yosu". Me pidi� que me pusiera en su
lugar, ya que debido a ello, se hab�a pasado todo este tiempo muy alterado,
alivi�ndose �l mismo a diario para no volverse loco, alegando que bastante hab�a
hecho con aguantarse en aquel momento, puesto que su deseo hubiera sido derribar
la puerta y ocupar el puesto del chucho. Me jur� que no ten�a intenci�n de
forzarme, ni de estropear mi intimidad, ni mi vida familiar, cont�ndoles a mis
padres mis andanzas con el perro. Sin embargo, era necesario que yo le ayudara
para dejar "el problema" resuelto, dej�ndome claro que la soluci�n quedaba en
mis manos. . . . Adem�s, me confes� que su segunda intenci�n al traerme a su
casa no ten�a nada de inocente, quer�a revivir aquello, recrearse en el buen
trabajo que hac�a yo con mi mascota, e intentar conseguir calentarme y que
tomara parte en una fiesta, con "Yosu" y con �l.
-Ahora, Roc�o, como ya conoces bien la situaci�n, te ruego
que no intentes hacerte la estrecha!!. No se si me entiendes. . . . o te parece
esto una locura, �pero mira como me has puesto! �dijo �l, mirando de forma
ostensible hac�a sus genitales.
Yo me hab�a quedado quieta frente a �l, sin saber que decir
ni a donde mirar. Los dos perros, afuera, estaban totalmente ensartados pero ya
no exist�an para ninguno de nosotros dos. Instintivamente, baj� la vista hasta
su entrepierna y no pude evitar ver el desarrollado tama�o de su polla dentro
del pantal�n.
El hombre al ver mi mirada sostenida sobre su abultado
paquete, entendi� la se�al, dio un paso adelante me agarr� por las nalgas con
sus dos manazas y me atrajo hac�a si con fuerza, besando mi cuello y lamiendo
los l�bulos de mis orejas, enrojecidos por el ardor. El contacto de su miembro,
prisionero, con mi monte de venus, en un movimiento de frote circular me tent� a
elevar la pelvis para que la refregara directamente contra los labios
entreabiertos de mi sexo caliente. En el momento que intent� besarme en la boca,
hice un r�pido amago, me zaf� de su acoso e intent� ganar la puerta a la calle,
�l me persigui� como el felino que no va a perder la presa de ning�n modo, me
alcanz� a medio camino y tom�ndome por las mu�ecas me atrajo hac�a dentro,
derrib�ndome sobre el sof�, donde me sujet� con fuerza, inmoviliz�ndome.
En ese instante, mi mente giraba confusa como un calidoscopio
de mil im�genes. �ltimamente, ya estaba deseando volver a encontrarme con
hombres, y degustar el sexo humano con m�s pasi�n que antes, pero en un primer
encuentro idealizado, y no de esta forma. Porque caer en "el aqu� te pillo aqu�
te mato" con un hombre casi desconocido era algo inaudito para m� y ten�a que
resistirme lo que pudiera. Ten�a que decidir en segundos si aquello iba a ser
una violaci�n en toda regla o por el contrario, pod�a considerarlo por el lado
bueno, optar por seguir la llamada del deseo que me embargaba y disfrutar de
aquel semental que ten�a delante, para sobrevivir a este incidente y salir del
atolladero, lo cual podr�a ser el puente de enlace de dos etapas de mi vida
entre las que hab�a habido un espacio dif�cil de salvar.
-�No, Emilio, no! Esto no puede ser, por favor. . .!
�supliqu� derrotada.
Se abalanz� encima de mi, que yac�a tumbada en el sof�, me
bes� en los labios y al fin, yo me di por entregada, le di mi boca para que en
ella nuestras lenguas calientes se fajaran en un desesperado cuerpo a cuerpo.
Luego al comprobar que me ten�a a su merced, se puso en pie y bruscamente jal�
de la cremallera dejando ante mis pasmados ojos una polla portentosa, r�gida,
l�vida y a punto de reventar. Parec�a un �rgano de dise�o, desusadamente gruesa,
sin ser demasiado larga, bien formada, ideal para el placer vaginal. Me mir� con
gesto suplicante, apuntando su miembro muy cerca de mi cara.
-�Que hacemos con esto? Dijo se�alando su tremenda pija.
A la vista de la esplendorosa dotaci�n del hombre,
interiormente, no pude evitar una procaz exclamaci�n: -�Oh, Dios!, �Qu� macho
m�s aprovechable! �al tiempo sent� la provocaci�n instintiva de mi libido,
impulsada por un ansia animal muy intensa. Sin saber el alcance de mis actos, me
puse sentada, le atraje hac�a m� y tomando su verga con la mano la introduje en
mi boca, succion�ndole el glande, como si fuera un delicioso helado y trag�ndola
hasta la curva de mi garganta con un movimiento de mete y saca que le enloquec�a
de placer.
-�Uuuuuuff . . . ., uuuuuff!! -rug�a �l.
Dominada por un lascivo desenfreno, jugaba con su capullo, se
lo tanteaba con mis dientes, como si fuera a comerlo, pero aquello era una
antorcha viva que resist�a mucho y a�n as� Emilio pudo controlarse, sostener mi
cabeza y dando un tir�n hac�a atr�s sacar su falo de mi boca.
-No, Roc�o, esto no va ser as�. �Quiero algo m�s! - ataj� con
autoridad.
Me tom� en sus poderosos brazos para llevarme al interior de
una habitaci�n, que comunicaba con el sal�n, amueblada como dormitorio y
alumbrada por una amplia ventana que llegaba al suelo y que daba al patio
interior de la casa.
Pens� que en mi azarosa vida galante nunca me hab�a entregado
con tanta facilidad y trat� de justificarme a mi misma con la idea de que as�
convert�a en un gran momento de goce, lo que pod�a ser una violenta situaci�n de
esc�ndalo, estresante y desagradable para todos.
Al depositarme sobre la cama, o� su voz ronca de emoci�n.
-�Nena, te toca cambiar de macho. Me voy a ocupar yo de ti!.
Te voy a dar una gran fiesta, pues doy por supuesto que me vas a conceder una
oportunidad. No voy a ser menos que tu perrito, no?. ��Vas a salir ganando con
el cambio, seguro!!.
Yo me hab�a quedado sin habla, ansiosa por entregarme y hacer
disfrutar al hombre que me hab�a seducido de forma tan ins�lita. Solo acert� a
contestarle, cabizbaja :
-Haz conmigo lo que quieras. Yo tambi�n necesito follar
ahora, pero por favor sin historias . . .!! Despu�s de hoy esto no habr� pasado
entre nosotros y punto.
Emilio enmudeci� asintiendo. Pos� sus manos sobre mis pechos,
amas�ndolos con vehementes caricias y nada m�s sentir la tensi�n de mis pezones,
me despoj� de la camiseta y del sost�n, acerc� su cara y comenz� a besarme y
lamerme los senos por todo el contorno, alternado con tiernos mordisqueos en los
pezones que tiritaban de gusto. Luego, me quit� la falda y las braguitas en un
abrir y cerrar de ojos. Una vez desnuda por completo se qued� mir�ndome
complacido admirando mi cuerpo, con azoramiento se despoj� de su ropa y se qued�
desnudo, dej�ndome ver su poderosa fisonom�a, un poco simioide por sus brazos
largos y su cuerpo velludo. Su miembro segu�a erecto, adornado con dos
voluminosos huevos que colgaban uno de ellos casi debajo del otro, dentro de una
excesiva bolsa rosada. Recuerdo que era un hombre muy bien dotado, si sab�a como
usar sus dones con destreza, podr�a ser de lo bueno que hab�a pasado por mi vida
sexual.
Su forma de tratarme era h�bil y concienzuda. Me pon�a
cachonda y me daba un respiro para alentar mi deseo y as� manten�a su dominio y
marcaba el ritmo. Me tom� con sus manos abarcando mis nalgas, para voltearme y
dejarme boca abajo, abrirme las piernas y dejar libre acceso a mi sexo. Con
ambas manos me separaba las nalgas para abrir los labios de mi gruta y puntear
con su lengua febril y certera la protuberancia de mi cl�toris creciente.
Insisti�, hasta que me arranc� los primeros gemidos y comprob� mi orgasmo por la
tensi�n y encogimiento de mis piernas. Despu�s me agarr� por la cintura y me
puso a cuatro, graduando la elevaci�n de mi trasero de forma que ofrec�a un
blanco perfecto para ensartarme por atr�s. Aunque yo estaba m�s que lubricada,
me dio unas lamidas en la parte exterior de la vulva y sin m�s pre�mbulos me
empal� con su enorme pija. Sent� su inserci�n suave y experta, su pene p�treo y
caliente se abri� paso tensando las paredes de mi vagina. Me hizo sentir en la
glor�a, no pude contenerme y empec� a balancear el culo para potenciar el
movimiento de bombeo que �l me estaba realizando. Con su polla aprisionada
dentro de mi, sosten�a mis pechos con sus manos, que bailaban al comp�s de sus
embestidas. Despu�s de unos minutos, Emilio perdi� el control e inici� su
carrera hac�a el climax, con respiraci�n ronca y anhelosa hasta estallar en el
espasmo de una violenta eyaculaci�n. A continuaci�n, permaneci� un tiempo dentro
de mi, echado sobre mi espalda, luego sac� su pene pringado de espeso semen y se
acost� a mi lado, quedando unos minutos tumbados mirando el techo, los dos en
silencio.
-Eres una mujer de bandera, una hembra como debe ser!!
-afirm� agradecido.
-Cuando me vaya de esta casa, te pedir� que olvides esto que
ha pasado. �insist� con firmeza �yo tambi�n lo har�, aunque no ser� f�cil.
Le cont� la causa que me hab�a llevado a la pr�ctica de sexo
con mi mascota, en una crisis de alejamiento de los hombres, pero confes�ndole
que hab�a sido una experiencia muy especial, maravillosa.
-Pues por lo que veo te estoy curando de tu rareza. �Bien que
te gusta! Tienes una respuesta sexual muy r�pida y fogosa. En la cama, eres la
mujer m�s completa que he conocido �afirm� .
Despu�s de este di�logo, me sent� reconfortada y segura
asumiendo la situaci�n como algo natural entre hombre y mujer. Me tuvo abrazada
por debajo del cuello durante un buen rato, acarici�ndome los pechos y bes�ndome
apasionado. Pronto me di cuenta de que era un amante experto, que me estaba
sacando mucho partido. Alargu� la mano y agarr� tiernamente sus test�culos
acarici�ndolos como si fueran las cuentas de un rosario. Todav�a estaban
calientes y un poco hinchados. El sobarlos me pon�a a mil, m�s cuando empec� a
notar los efectos de mi tocamiento. La polla se le estaba inflando como si fuera
un neum�tico, y los dos sent�amos otra vez lo inaplazable del deseo, aquella
carne de terciopelo duro y candente me pertenec�a en ese instante. Emilio
desliz� su lengua por mis pechos, hasta el cuello, busc� mi boca entreabierta
para recibir su lengua, nos besamos con ansia y con rabia, mordi�ndonos los
labios casi hasta sangrar. �l me succion� el cuello, aspirando mi piel,
dej�ndome una marca enrojecida que me durar�a varios d�as. Entonces, con
delicadeza las yemas de dos de sus dedos tocaban por entre los labios de mi
vagina, comprobando que estaba muy mojada. Al movimiento de su cuerpo para
colocarse encima, abr� bien mis piernas y feliz y gozosa me dej� montar,
acogiendo su r�gida estaca que entr� ajustada ocupando casi toda mi vagina. Su
excitaci�n parec�a m�s estable, la potencia de sus embestidas fue creciendo
durante un prolongado meneo que electriz� mis entra�as, comprimiendo su pene y
sincronizando su orgasmo con el m�o.
El sigui� unos momentos todav�a acoplado dentro de mi, en el
intento de volver a empalmarse a tope y continuar otro coito, pues su polla no
hab�a remitido; estaba a punto de conseguirlo cuando o�mos un golpe en la
ventana. Giramos la cabeza al un�sono y vimos algo que nos dej� pasmados: se
trataba de "Yosu" que probablemente hab�a estado observando a trav�s de los
cristales el festival de sexo que est�bamos celebrando el jardinero y yo. El
pobre animal nos miraba con ojos desorbitados, aullando tristemente, lo que me
hizo imaginar la figura penosa del despecho y los celos. No hab�a ninguna duda
de que el animal se hallaba en un fuerte estado de excitaci�n por la visi�n de
su hembra apare�ndose con otro macho humano.
El sobresalto nos hab�a hecho el efecto de un cortocircuito.
Emilio hab�a perdido su erecci�n, arque� un poco el cuerpo, sali� de m� e hizo
adem�n de levantarse para ahuyentar al perro. Yo interrump� sus intenciones,
pensando que ello ser�a contraproducente. En cambio, me levant� desnuda como
estaba, me acerqu� a la ventana y me puse junto al cristal dej�ndole ver toda mi
desnudez. La respuesta, fue la esperada, mi macho no se consolaba, pateaba
desesperado contra la ventana, con claros signos de excitaci�n. El hecho de
verme tan de cerca exalt� su calentur�n y finalmente vi emerger la punta de su
cachiporra, roja como una zanahoria. Despu�s, se qued� plantado, mir�ndome con
unos ojos que reclamaban mi cuerpo, su boca entreabierta y moviendo el rabo
inquieto. No pude soportar la escena por mas tiempo y cerr� la contraventana
para que "Yosu" no me viera.
Volv� a la cama, junto al hombre que me esperaba relajado.
Seguramente �l hab�a aprovechado este entreacto para recuperarse, pues no tuve
que buscar mucho para encontrarme su miembro en la mano, en estado de reposo. Al
tenerme tumbada junto a �l, dominado por un impulso de emoci�n y deseo se ocup�
de besarme el rostro con ternura, durante unos momentos. Este gesto, que otra
vez contrastaba con su rudeza anterior, encendi� mi sensibilidad, me hizo sentir
total compenetraci�n y aviv� mis ganas de entregarme a �l. As� estuvimos
conectados placenteramente un rato.
Sus besos acabaron esparci�ndose por todo mi cuerpo,
explorando mis partes m�s sensibles, mientras yo le correspond�a acariciando su
espalda. Me incorpor� ligeramente y palp� su polla que estaba algo amorcillada,
succionando y recorri�ndole la cabeza con la punta de la lengua y en unos
segundos le provoqu� una asombrosa erecci�n. Intent� introducirme sus test�culos
en la boca pero eran tan gordos y estaban tan congestionados que no me cab�an y
tuve que conformarme con lam�rselos a placer, hasta que agarr�ndole la tiesa
verga, abr� las piernas, me mont� encima de �l y me la introduje en la vagina en
una penetraci�n de dos tiempos, primero sostuve la cabeza del pene conectada al
cl�toris efectuando un movimiento circular por el portal de mi vagina, cuyo
contacto me volv�a loca de excitaci�n, hasta que perdido el control, dej� caer
mi cuerpo y me envain� toda la polla, hasta los topes. Esta postura era una de
mis favoritas y la aprovech� para lucirme ya que ocasiones de un macho como �ste
no se presentaban con frecuencia. Empec� a cabalgar ensartada en su polla, con
m�s libertad de movimientos para buscar el mejor �ngulo de roce que excitara mis
puntos m�s sensibles. Fue un polvo largo y sostenido, su eyaculaci�n se demoraba
y para provocar su final fui imprimiendo a mi galopada un movimiento cada vez
m�s intenso y violento para apurar la �ltima gozada. El �xtasis terminal fue
incre�ble.
Encend� la luz y pude ver que eran casi las ocho de la tarde,
nos incorporamos y fuimos a ver como estaban los perros. Durante las casi dos
horas que sus due�os hab�amos estado follando les sobr� tiempo para
desengancharse y despu�s de reposar tranquilamente de su org�a, "Yosu" todav�a
encelado con su ama, se dedic� a buscarme ajeno al buen entendimiento y al
banquete que me estaba dando con el jardinero. Su hallazgo no result� muy
dichoso para mi can, a juzgar por el sorprendente n�mero que nos hab�a montado
detr�s de la ventana. Despu�s de todo, iron�as de la vida, el apareamiento hab�a
sido por partida doble.
Decid� que era hora de marcharme y al dec�rselo a Emilio �ste
me propuso que dejara a "Yosu" toda la noche y parte del d�a siguiente con su
perra para asegurar completamente la inseminaci�n, ya que nos hab�amos distra�do
en nuestras cosas sin comprobar bien la eficacia del apareamiento. Me invit� a
quedarme con �l toda la noche o si lo prefer�a volver a la tarde siguiente. Por
una parte, estaba cansada y dolorida de tanto ajetreo, pero al d�a siguiente
ten�a que ir por el hospital a recoger a mis padres, si se confirmaba la fecha
de salida. Por ello, rechac� su proposici�n e insist� en marcharme y dar por
finalizado nuestro encuentro. Tanto insisti� Emilio, que llam� por tel�fono a mi
madre para asegurarme del plan para el d�a siguiente. Casualmente, se hab�a
pospuesto el alta un d�a m�s, porque faltaban unas pruebas m�dicas que se ten�an
que repetir al d�a siguiente, precisamente. En fin, me librar�a de la tabarra
que me estaba dando el hombre, concedi�ndole una segunda parte para el d�a
siguiente, pues una vez perdidas mis reservas y mi recato ten�a que reconocer
que Emilio ya no era un desconocido para m� y la dosis no era lo m�s importante.
-Bien, ma�ana a primera hora de la tarde, vendr� a por "Yosu"
�le avis� sin m�s comentarios.
-Bueno, pues hasta ma�ana Roc�o �contest� �l aliviado,
abraz�ndome para despedirme con un beso corto en los labios.
Me met� en el coche y sal� en direcci�n a ni casa de la
ciudad, dejando a mis dos amantes abandonados a su suerte.
El viernes, despu�s de comer repos� un rato por lo que
pudiera pasar m�s tarde y luego tom� el coche y me dirig� a la casita para
enfrentarme a mis dos machos. Ser�an las seis de la tarde, cuando llegu� a la
puerta de la casita. Hab�a decidido volver porque deseaba continuar
refocil�ndome con su cuerpo, desactivar su pasi�n y llevarlo hasta la
extenuaci�n, caus�ndole una especie de humillaci�n cuando llegara al l�mite de
su potencia, que indudablemente lo tendr�a. Era mi dulce y secreta vendetta.
Llam� a la puerta y me abri� �l, sigiloso, envuelto en una toalla.
-Hola, entra que me estaba duchando en este momento �se
excus�.
Nada m�s cerrar la puerta, me apretuj� c�lidamente contra �l
y pude otear de reojo que debajo de la toalla algo estaba creciendo de tama�o.
Convencida de que ya estaba a punto, alargu� la mano, le agarr� la polla y
empec� a estruj�rsela por encima de la ropa. �l, me condujo hasta un peque�o
cuarto de ba�o, me desnud� y nos metimos bajo la ducha, donde nos dedicamos a
jugar debajo del agua, enjabonarnos mutuamente y acariciarnos bajo el efecto
sedoso y suave de la espuma. Sus dedos parec�an de terciopelo rastreando las
mejores �reas de mi cuerpo, poni�ndome de tal forma que le respond� dedic�ndome
a jugar con su polla tiesa y amoratada; �l, no pudiendo resistir m�s se sent� en
un taburete, me agarr� por las nalgas y me sent� encima a horcajadas,
insert�ndome su verga hasta los mismos test�culos. Yo, abrazada a su cuello
empec� a cabalgarle en un movimiento de mete y saca, que me resultaba muy rico
por el resbaladizo contacto de nuestra piel enjabonada. Tuve que cabalgar un
ratito, para provocarle un orgasmo estremecedor; en el momento que not� la
cabeza de su capullo vibraba dentro de mi vagina, sent� los estertores del
climax. Luego nos dimos un placentero y reconfortante enjuague con agua y Emilio
me pregunt� si me apetec�a tomar algo y hacer una peque�a pausa. Yo le ped� un
jugo de naranja y �l para cargar la pluma -me dijo- se tom� un abundante vaso de
leche. Se tumb� en la cama y yo permanec� todav�a desnuda, sentada en el sof�,
sumida en mis pensamientos, durante alg�n tiempo.
Nuestra relaci�n an�mica, a pesar de haber estado toda la
tarde anterior de c�pula, no hab�a sido muy rica que digamos. Realmente ten�amos
poco que comunicarnos aparte de un ansia bestial de desahogarnos; en lo que
concern�a a la consumaci�n de nuestros impulsos lascivos, hab�amos cumplido a la
perfecci�n. Solo dese�bamos agotar plenamente este proceso de lujuria, de hambre
irracional, de cumplir con el reto que se nos hab�a puesto delante. Nuestro
lenguaje se hab�a limitado a frases muy cortas, con preguntas y respuestas
lac�nicas y el resto todo hab�a sido un intercambio de risas, chasquidos,
palmadas, pellizcos, mordiscos, gru�idos, suspiros, quejidos, gritos apagados y
respirar bronco por los estados de ardor, excitaci�n y desafuero que �bamos
viviendo.
Despu�s de un buen rato de levitaci�n, Emilio me pidi� que
intentara reconciliarme con "Yosu" y que recompusiera la situaci�n, firmando la
pipa de la paz, los tres juntos. Me pareci� una buena idea y acced� a ello,
saliendo al patio a buscarle. Con alivio por mi parte, observ� que ahora el
perro estaba muy tranquilo, y no mostraba signos de despecho ni agresividad. Le
aconsej� a Emilio que, en principio, permaneciera oculto para evitar cualquier
conflicto de competencia masculina, introduje al perro en la casa y una vez
dentro, "Yosu" se tir� sobre mi con inusitada fogosidad y levantando una pata
delantera agarr� mi tanguita y me la desprendi� hasta las rodillas, aup�ndose
sobre mi grupa con un entusiasmo especial, como si intuyera que estaba ante la
�ltima oportunidad de poseerme como hembra. Yo lo entend� as�, y quise darle esa
satisfacci�n. Sin mas forcejeos, me arrodill� en el suelo, me termin� de
desnudar y no necesit� mas mi amante canino para montarme y hacer uso del mejor
acoplamiento a mi cuerpo, que tan bien conoc�a. Su aguij�n encontr� mi gruta a
los primeros tanteos, levant� el trasero hacia atr�s, ayudando a una penetraci�n
exitosa. Mientras "Yosu" iniciaba un bombeo vertiginoso, rodeando mis caderas
con sus poderosas patas delanteras, muy bien montado sobre mis nalgas, el
jardinero contemplaba la escena desde un rinc�n de la habitaci�n, masturb�ndose,
sacudiendo su polla con furor, sin importarle la reacci�n del animal. Su grado
de excitaci�n parec�a desorbitado, a medida que "Yosu" iba completando su
perforaci�n, se acerc� a nosotros para ver con m�s detalle mis reacciones. En
esto, "Yosu" empuj� con rudeza y casi me hizo caer de bruces; era la inserci�n
del bulbo que hab�a entrado en mi vagina, ocupando la parte m�s sensible de mi
sexo, al tiempo que su pija crec�a hasta hacerme reventar.
-��Aaaaaay!! ��Aaaaaugh!! �gem�a yo -��Me matas de gustooo. .
.!!
Al verme llorando de placer, con la boca abierta, casi a
punto de desmayarme, Emilio se acerc� con su pene erguido en la mano y me lo
puso dentro de la boca. Esto fue el acab�se, le hice una mamada tan salvaje que
en seguida estall� dentro de mi boca llen�ndomela de semen amargo y caliente.
"Yosu", tampoco se hizo esperar y a los pocos segundos eyacul� dentro de mi todo
su caudal de esperma. El perro se qued� pegado a mi durante unos minutos y para
acelerar la salida de su verga, nos arrastramos hasta el ba�o, le ped� a Emilio
que abriera la ducha y al ponernos debajo del agua el pene de "Yosu" decreci�
por la impresi�n de fr�o y me permiti� soltarme y darme una merecida ducha.
Despu�s, abr� la puerta y dej� que "Yosu" saliera al patio y entr� en la casa de
nuevo para vestirme y preparar nuestra marcha. Me estaba lavando la zona genital
interna y los muslos para eliminar todos los flujos que hab�a recibido de mi dos
machos, cuando o� la voz de Emilio.
-Rociiitoo. . . .! �Ven aqu�, tesoro! �llam� impaciente.
Emilio me estaba reclamando tumbado en la cama. Sin
inmutarme, me acerqu�, me apret� contra �l y le estuve restregando los pechos,
recorriendo la parte delantera de su cuerpo, hasta llegar a sus genitales, donde
me recre� un tiempo para estimular su fl�cida verga.
-Uuuff! �suspir� en voz alta �aqu� parece que ya no queda
mecha.
-�Si queda, si, pero tienes que saber encenderla! -desafi�
Le agarr� el miembro con las dos manos, se lo estruj� entre
mis dedos y tan pronto como not� que iba adquiriendo consistencia, situ� mi
cuerpo en posici�n de 69, le obsequi� con una virtuosa felaci�n, llena de
matices sensoriales, desplegando mi mejor habilidad, con los labios, la lengua y
la garganta, sin concesiones. La cabeza de su polla, no pudo sustraerse a los
efectos de mi trabajo y en menos de un minuto empez� a hincharse y a palpitar de
gusto, adquiriendo la rigidez y el tama�o deseado. �l me correspondi�, poniendo
su lengua en funcionamiento, recorriendo mi empapada vulva, terminando por
posarse sobre el cl�toris, en un tintineo vibratorio que me hizo perder el
control. A partir de ah�, perd� el manejo de mi juego y empec� a meter y sacar
su pene fren�ticamente como si estuviera follando por mi boca, alternando con
impetuosos mordisqueos y boqueando sus huevos con efecto absorbente,
desesperadamente excitada. Sintiendo que su apoteosis final estaba cerca, hizo
un esfuerzo de contenci�n, asi�ndome por las piernas, me levant� y sali� de
debajo de mi cuerpo, retir� cort�smente mi cabeza de sus genitales, cambi� de
postura, me dej� boca abajo, abri� mis piernas y procedi� a introducirme su
crecido pene por mi cola. Como yo esta v�a de penetraci�n apenas la practicaba,
mi capacidad de dilataci�n anal es m�s bien estrecha, casi impracticable para el
grosor de la imponente estaca de Emilio. Por eso, cuando sent� los primeros
empujones de su capullo contra mi esf�nter, me di cuenta del riesgo que corr�a.
-�Auuuugh!! �No, no!. Eso tan gordo no va entrar! Me vas a
destrozar! �Por favor pen�trame por delante! �musit�.
-�Espera un poco y ver�s!
Se levant�, sali� como buscando algo por la casa y volvi� muy
pronto con un tubo de vaselina en la mano. Su verga con el ir y venir en busca
del lubricante se hab�a marchitado visiblemente. Me la puso en la boca, para que
se la chupara de nuevo y as� ponerla a tope; para mi horror, a poco de tenerla
entre mis labios y sentir mis primeras lamidas, se endureci� como su fuera una
barra de acero; entonces sac� una buena porci�n de lubricante, se embadurno el
capullo e intent� otra vez meterme su estoque en la improvisada funda rectal.
Previamente, ensay� con los dedos untados de vaselina, para ir abriendo el
camino, luego la inserci�n de la gorda cabeza del pene fue posible despu�s de
cuidadosos intentos. Fue m�s bien penoso, la sensaci�n de que me habr�a las
carnes resultaba muy desagradable, pero poco a poco fui relaj�ndome, y con las
caricias de su mano, que a la vez me estimulaba el cl�toris con destreza, agarr�
un calent�n que transform� mi dolor en ardor y luego en placer. Un empuj�n m�s y
note claramente que ya estaba todo el glande dentro de mi orificio anal. Despu�s
ya entr� el resto con menos esfuerzo, �l me embest�a delicadamente, mientras
manten�a su mano en mi concha, hasta que yo excitad�sima comenc� a hacerle el
juego acompa�ando sus movimientos con el balanceo de mi colita. Lo que parec�a
imposible hab�a tenido un final feliz, su verga tiesa y candente estaba
enchufada a mi ano en unos dos tercios de su largo, sus embestidas r�tmicas me
sab�an a gloria, notaba como sus poderosos test�culos golpeaban sobre mis
nalgas, produci�ndome un duplex de gusto que me hizo venirme abruptamente,
gimiendo de gusto, dej�ndome sumida en un delirio de placer. �l, como ocurre
algunas veces en orgasmos tan intensos, me acompa�� y acab� al mismo tiempo,
corri�ndose como un toro dentro de mi tubo rectal.
Despu�s nos abandonamos un rato yaciendo en la cama, sin
palabras, m�s que relajados, extenuados y agotada toda nuestra capacidad
er�tica. Por mi parte me sent� satisfecha por haber recobrado la ilusi�n por
hacer el amor en pareja con un hombre. Para el d�a siguiente ya estaba planeando
contactar con mis amigos y volver a alternar con gente, esperando encontrar
pronto un hombre de verdad que fuera el ser que colmara todos mis deseos y
esperanzas. Por el hombre que yac�a en la cama cerca de m�, no sent�a nada, ni
afecto ni odio, de ninguna forma iba a formar parte de mi futuro, a pesar de que
era un hombre muy sano, m�s que v�lido en la cama y nada complicado.
Reflexionando sobre la posible reacci�n del jardinero, pens� que con haber
desfogado la tensi�n y el desmedido apetito hacia mi persona, provocado por la
visi�n puntual de mi lance canino, supon�a que se dar�a por satisfecho y no me
molestar�a m�s. Yo hab�a gozado de lo lindo y pensaba apurar al m�ximo la
capacidad er�tica de este macho para desarmarlo y dejarlo bien saciado,
asegur�ndome que se quedaba tranquilo y me olvidaba.
Le anunci� que eran sobre las nueve de la noche. Con la
mirada nos dijimos que todo lo que hubo que hacer ya estaba hecho. Salt� de la
cama, me vest� r�pidamente y ya en la puerta al despedirme de Emilio, pude
comprobar que todav�a no se hab�a rendido. Tuve que evitar su maniobra para
darme un beso en la boca, pues ello casi seguro que nos hubiera devuelto a la
cama, por lo que decid� terminar de una vez, permiti�ndole solamente que me
besara afectuosamente los ojos.
-Bien, Roc�o, eres una mujer estupenda. Si me necesitas ya
sabes donde estoy. Te ser� f�cil comunicarte conmigo. Si no me llamas, te
confieso que he pasado dos tardes maravillosas contigo. �Ha sido como hacer
realidad un sue�o imposible, del que guardar� un gran recuerdo!.
-No! Ahora ya est� todo hecho. Esto no va a tener terceras
partes. Adi�s Emilio!! �le dije secamente.
-Bueno, por lo menos dime que aceptar�s un cachorro de la
futura cr�a de "Maya" y te lo quedas para ti como mascota personal. Al fin y al
cabo ser� el fruto de lo que hemos hecho hoy. Ah!, pero me has de prometer que
no lo vas a querer de la misma forma que a su padre, eh?!!
Me met� en el coche y arranqu�, regal�ndole una triste
sonrisa, mientras interiormente le agradec�a los grandes momentos que me hab�a
hecho pasar y el haberme devuelto la ilusi�n por los hombres.
Cuando llegu� a mi casa lo primero que hice fue darme un buen
ba�o. Ten�a impregnaciones de esperma de mi �ltimo macho por todo el cuerpo y
deseaba hacer borr�n y cuenta nueva y eliminar todo vestigio de la �ltima
aventura. Ten�a ganas de irme a dormir pronto, estaba cansada despu�s de tanta
tensi�n y con los genitales escocidos por el fragor y la intensidad de lo vivido
esa tarde. Una vez acostada, intent� transponerme, con la mente en blanco y
pronto ca� en profundo sue�o. Horas m�s tarde, despert� con sobresalto, alarmada
por un extra�o suceso que estaba viviendo en un sue�o sobre hechos de la �ltima
realidad acaecida, pero con vivencias de fantas�a inquietantes. Fue as� el
componente de mi sue�o:
"Hab�a ido a visitar a mis padres para estar presente a la
salida del hospital y les acompa�� hasta el chalet. Una vez en la puerta, no
tuve valor para enfrentarme a "Yosu" y pretextando que ten�a prisa me fui sin
entrar en la vivienda. Una vez dentro del coche sent� una fuerte ansiedad y sin
pensarlo dos veces me dirig� a la casita del jardinero, sin un prop�sito
definido, pero impulsada por un sentimiento latente de culpabilidad, cre� que
estaba en deuda con este hombre y le visitaba para que entendiera que me
entregaba voluntariamente a �l, sin coacciones ni excusas que condicionaran
nuestro encuentro. Necesitaba revivir la extraordinaria sensualidad que me llev�
al l�mite las tardes que estuve con �l.
En unos minutos llegu� a su casa, par� el coche y con mucha
decisi�n llam� a su puerta. �l me abri�, y se qued� mir�ndome sorprendido y
feliz.
-��Hola Rocio!! ��No te esperaba!! Es estupendo que hayas
vuelto. �Ven adentro! �exclam� Emilio euf�rico.
-Buenas noches Emilio, he venido porque necesito esclarecer
ciertas sensaciones �ntimas que he sentido despu�s de mi conducta del otro d�a.
�le dije.
�l cerro la puerta tras de mi, me abraz� por la cintura y me
condujo hasta la habitaci�n. Le cont� que quer�a esclarecer y conocer su opini�n
sobre si lo que pas� entre los dos fue fruto del deseo o de la coacci�n. Despu�s
de todo, hac�a tiempo que no hab�a tenido sexo con hombres y con el perro a
partir de ahora, al estar mis padres, no podr�a hacerlo. Puesto que no daba la
impresi�n de crearme problemas ni incordios de ninguna clase, consider� que
Emilio era como un "Yosu", que me daba placer sin l�mites, ni condiciones y sin
pedir nada a cambio. Deseaba establecer un contraste entre ellos dos, pues ten�a
dudas sobre cual de los dos era mi macho mas deseado.
El jardinero, con una sonrisita sarc�stica me record� que ya
me prometi� que con el cambio iba a salir ganando. Me tom� en sus brazos y me
llev� a la cama directamente. Me quit� la ropa parsimoniosamente y al terminar
se sent� junto a mi y se desnud� tambi�n por completo. La habitaci�n estaba
iluminada por una lamparita de sobremesa de luz tenue, casi estaba en penumbra.
No tard� en voltear mi cuerpo sobre la cama y se ech� sobre mi, colocando sus
genitales entre mis dos tetas y una con cada mano las agarr� con ganas y
aprisionando la polla entre ellos, se hizo un pajeo entusiasmado. Le atenac� sus
huevos colgantes que se estaban empezando a hinchar, inclin� la cabeza hacia su
verga y asi�ndola por la base con ambas manos, me met� la punta en la boca. Not�
que su miembro ten�a un sabor muy fuerte, algo �cido. Como estaba casi preparado
para hacer su trabajo, le di unas breves chupadas, me tom� en sus brazos y me
coloc� a cuatro encima de la cama.
A continuaci�n, sin m�s pre�mbulos se
abalanz� sobre m� y me mont� al estilo doggy.
-�Vamos a ver como se porta hoy mi perrita! �coment� jocoso.
Apunt� certero y sent� su enorme pija deslizarse por entre
mis labios vulvares vagina adentro, penetr�ndome con firmeza, llenando mi cueva
de placer y de carne ardiente. Sin embargo, �l insist�a con un movimiento de
vaiv�n, empujando su miembro con fuerza todav�a m�s y m�s y not� como si
intentara introducirme tambi�n sus test�culos, hasta que sent� un relleno
especial y convulso dentro de m�; se qued� parado unos segundos y luego me
descarg� un caudaloso chorro de semen y se qued� quieto dentro de m�. Hab�a
tenido las mismas sensaciones que cuando me follaba "Yosu" y ello se confirm� en
el momento que Emilio intent� sacar su polla y se qued� atorada en mi vagina y
cada vez que tiraba hacia afuera me hac�a ver las estrellas de dolor. Por fin
jal� bruscamente y al tiempo que me arrancaba un grito de dolor, "�schtsslag!"
son� como un chasquido l�quido del semen que sal�a con profusi�n al ser liberaba
la entrada de mi vagina. Estir� el brazo hasta el interruptor, encend� la luz
del techo y vi con asombro que Emilio me hab�a estado follando con la pija y el
bulbo de "Yosu" que yo tan bien conoc�a y disfrutaba."
En lo profundo de mi sue�o, me estremec� de p�nico y me
despert� sobresaltada. Me qued� aturdida, y en vigilia durante varias
horas. Al d�a siguiente, anduve con un intenso dolor de cabeza, d�ndole vueltas
a mi imaginaci�n de cual ser�a el significado de tan extra�o sue�o. �Qu� era lo
real, el perro o el hombre?.
Analizando el suceso de mi sue�o, llegu� a la
conclusi�n de que mi noci�n ideal del sexo era una combinaci�n del macho humano
con sus mejores habilidades para el tocamiento y el mejor ajuste natural a la
mujer, pero dotado con los atributos genitales de un buen perro y con su
comportamiento en el acto de la c�pula. Por t�rmino medio un coito completo
canino podr�a equivaler a dos con macho humano. Por esta raz�n, en el futuro,
tengo que aclararme sobre dedicar mi atenci�n al hombre en exclusiva o si sobre
la marcha ver si me apetece y resulta compatible alternarlo con alguna aventura
canina de garant�a. El tiempo lo dir�, si me procuro un buen perro como mascota
muy personal y qui�n sabe si algo mas . . . .
As� acab� esta historia de mi experiencia sexual con "Yosu",
el bravo semental que a estas horas estar� desconcertado y loco de a�oranza,
pregunt�ndose cuando volver� su apasionada hembra humana.