Relato: 1990





Relato: 1990


1990




Ten�a 20 a�os cuando lo conoc�. Me hab�a trasladado desde una
ciudad que se me tornaba demasiado aburrida despu�s de explotar todo el
potencial de diversi�n que pudo ofrecerme en dos a�os de estudios
universitarios. La primera vez que lo vi fue aquella ma�ana en que estaba
finiquitando mi traslado. Sorteada la batalla administrativa y burocr�tica que
suele presentarse en todas las instituciones estatales m� humor estaba realmente
fuera de sus cabales. La feroz lucha por hacer que la mayor�a de los cursos
tomados en la universidad del norte me fuesen revalidados para no atrasarme ni
un semestre ten�a al l�mite mi paciencia y amabilidad. Quiz� por eso nuestro
primer encuentro no fue afortunado, retrasando esta historia por casi un a�o
hasta que nos topamos nuevamente en una asignatura y obligados por el destino
tuvimos que trabajar en equipo por seis meses. El no me agradaba�yo le era
indiferente.



Moreno, con una altura promedio, delgado y un rostro com�n
entre la mayor�a de la poblaci�n estudiantil, daba la impresi�n de ser un sujeto
mas del mont�n. Poco tiempo despu�s supe que era un tipo bastante inteligente,
astuto pero con un humor muy vol�til; siempre exaltado en risas, un hurac�n
cuando enfurec�a, la mayor�a de las veces ausente. Era homosexual, se le notaba
en su voz un poco afeminada que tiempo despu�s �cuando ya pod�a nominalizarlo
con el mote de amigo � supe no le agradaba y practicaba mucho tiempo intentando
convertirla en un sonido mas viril de tonos graves, nunca lo logr� y nunca se
dio por vencido en sus intentos. "Es que con mi aspecto la gente siempre se
espera otra voz y cuando abro la boca piensan r�pidamente: este es putito"
dec�a. Respecto a su vida sexual solo exist�an suposiciones, a nadie le constaba
nada, nunca se hab�a metido con alguien de la facultad que pudiese corroborar
con pruebas fidedignas los comentarios por debajo del agua. Si hubiesen sabido
que solo bastaba con acercarse y preguntarle; nunca neg� su forma de ser�no era
�tico seg�n sus ideas.



Mi historia era distinta a la suya. Desde mi llegada a la
ciudad tuve bastante �xito con los hombres y mujeres que no ten�an prejuicios
para disfrutar de otro cuerpo que convirtiese una habitaci�n (o cualquier otro
sitio que fuese buen sustituto) en la fuente de la ola de placer y arrebato que
te dejan jadeando mientras el alma regresa al cuerpo. Mi condici�n bisexual
qued� al descubierto a la segunda semana de estancia en mi nueva residencia, as�
como las exigencias que solicitaba para tomar a una persona como c�mplice de
noches interminables. Sab�a lo que ten�a para ofrecer y no exig�a menos, sin
embargo solo me limitaba a lo f�sico, los sentimientos, pensamientos e ideas
sal�an sobrando en este intercambio. Soy blanco, alto, con un cuerpo bastante
atl�tico debido a la pasi�n por el ejercicio que me fue inculcada desde peque�o,
en ese tiempo usaba mi cabello casta�o con un largo hasta los hombros, mis ojos
son color miel y las facciones de mi rostro combinan la herencia italiana
materna con la polaca paterna. Me sab�a, y a�n me se, atractivo para los dem�s y
por vanidad gustaba de jugar a conquistar o rechazar presas que escog�a
minuciosamente; efectuando una cacer�a donde me conceb�a vencedor desde el
principio.



En sus descansos siempre se acompa�aba de una amiga suya, su
c�mplice, compa�era de juegos en la primaria, confidente durante la secundaria,
alma gemela en la preparatoria y hermana de sangre en la universidad.
Conversaban durante horas o se fugaban a cualquier punto atractivo de la ciudad
cuando su tolerancia se agotaba ante c�tedras sumamente indeseables. Yo tambi�n
lo hac�a con mi grupo de amigos o mi amante en turno, mas en cierta medida hab�a
algo distinto que se respiraba en la relaci�n de esos dos, no se, una carga de
erotismo mezclada con el apoyo solidario y la frustraci�n del deseo por un
objeto imposible. Nunca se los dije, pero estoy seguro que si a �l no le
hubiesen ido m�s los chicos quiz� se habr�a materializado entre los dos una
historia de amor imposible de romper. Una de esas relaciones que se tangibilizan
durante un momento especial en la historia de la humanidad y permanecen an�nimas
hasta que alg�n poeta conecta su sensibilidad a la memoria silenciosa de la
vida, logrando plasmarles en imagen exacta dentro de una obra sin necesidad de
haberles conocido. En uno de esos momentos entre ambos donde fui intruso
accidental se levant� la pared de molestia y desagrado que mostr� hacia �l
durante mucho tiempo.





Ya dime loquito. Alguien te debe de gustar de ac� de la
escuela. �O me vas a negar que no hay tipos realmente buenos y deliciosos?
Por lo menos para un buen revolc�n.


Pues si, cherto- respondi� con ese cambio de palabras que
luego escapaba de su boca a capricho � si no lo estoy negando zorrita. Pero
pues t� ya debes saber. Es vidente y hasta predecible.


Ni idea wey. Ya puto dime.


A ver mi peque�o saltamontes: �Qui�n es el hombre m�s
delicioso de esta facultad y que tiene a medio mundo pendejo?


Mmmm. Entonces es el Tadzio.


As� es, est� exquisito. Mis mejores chaquetas me las he
tirado en su honor. No mames, me he dado unas venidas nada m�s de pensar en
su rostro. Lo que dar�a por masticarle el ese al italianito, jejejeje aunque
no fuera con la boca.


No mames, jajajajajajaja. Que ascooooo. Eres un sucio.





Yo hab�a escuchado todo sin querer, estaba en un extremo
cercano a la banca donde ambos platicaban y no se percataron de mi presencia.
Una oleada de disgusto, de coraje, comenz� a inundarme las sienes. �Qui�n
diablos se cre�a este tipo para pensar que alguien como yo se iba a fijar en un
ser insignificante como �l?, me dije a mi mismo que definitivamente hab�a
personas que no sab�an su lugar en el mundo y este imb�cil era uno de ellos,
recitaba dentro de mi cabeza que ni siquiera debi� contemplar el usarme para sus
fantas�as vulgares el muy est�pido. El coraje inicial me dur� durante todo el
d�a; poco a poco lo fui descargando al llegar la noche, cuando lo transform� en
una pasi�n m�s intensa al penetrar a William, mi amante en turno procedente de
Alabama, Estados Unidos. D�as despu�s solamente me qued� la aversi�n hacia el
chico junto con la necesidad oculta de demostrarle que solamente tipos como
William, Roberto, N�stor u otros duros a matarse pod�an aspirar a probar mi piel
en una sesi�n de locura a puertas cerradas. El ni en sue�os lo lograr�a.



El tiempo pas�, mi fama como seductor se hab�a afianzado en
todo el medio universitario. Alumnos, alumnas, profesores, profesoras,
investigadores, investigadoras y otros personajes notables hab�an ca�do en mis
redes siendo nombrados como afortunados ya que nada, m�s que mi propio capricho
y voluntad, pod�a lograr que se me volviese acompa�ante de alcoba. As� lleg� ese
semestre cuando la doctora Buend�a pronunci�:





Tadzio, te tocar� colaborar con Edson y Anabella. Ellos
aceptaron agregarte a pesar de que llegaste tarde al curso y no has
demostrado nada de compromiso profesional. Veamos si puedes corresponder a
la buena voluntad de tus compa�eros haciendo un papel decente.





No supe que todo fue idea de Anabella a pesar de las
protestas de su compa�ero. Nunca escuch� la discusi�n posterior en la cual le
reclamaba por qu� hab�a propuesto meterme en uno de los trabajos que val�a
porcentaje considerable de calificaci�n cuando yo no era mas que un holgaz�n y
el se iba a bloquear con solo verme, no pudiendo pensar claramente para hacer su
labor con calidad. Anabella sonri�, le dijo que se dejara de mamadas, que mejor
disfrutara de poder verme todo un semestre en vivo, de cerca y a todo color y
que lo del trabajo lo solucionaban ambos, que para eso eran una buena mancuerna.
Nunca me enter� que el acept� pensando que si yo solamente me limitaba a
trabajar o no bloquear lo que ellos hicieran todo saldr�a bien, le seguir�a
siendo indiferente y a veces aparecer�a en sus sue�os como una placentera imagen
que intensifica la presi�n sangu�nea hasta estallar en suspiros. Todo iba a ser
distinto.



Desde el comienzo en este corrillo mostr� mi hostilidad hacia
�l. En mi pensamiento ese ejemplar necesitaba una lecci�n que lo situase en
tiempo, lugar y circunstancia. Los conflictos se intensificaban conforme
avanzaba el trabajo y yo, tajantemente, hac�a notar que no era un tipo guapo con
sesos microsc�picos. Estaba en ese equipo e iba a dar mi opini�n sobre lo que se
hiciera, le gustara al geniesete o no le gustara. Buend�a, una semana despu�s de
haber asignado a los grupos de trabajo, solt� la consigna de que no iba a
aceptar quejas de ninguna clase sobre los compa�eros, ella solo recibir�a y
calificar�a los escritos. De nosotros depend�a solucionar cualquier tipo de
fricci�n�fuera como fuera. El clima se enrareci� mas, si bien en un principio el
no dec�a nada y solo se limitaba a recibir mis ataques velados, su paciencia se
agot� y pronto respondi�. Mis quejas -todas con argumentos s�lidos- cambiaron de
puntos sustanciales a cualquier parte que pudiese tener alg�n defecto o se
prestase para desacuerdos. Anabella siempre quedaba en medio, muda, quiz�
arrepentida de su idea de integrarme a la pr�ctica. Sin embargo el no era hombre
de guerra, no le agradaban los problemas y dio el primer paso para que el
trabajo no costara salud emocional:





Mira Tadzio- dijo una tarde en la cual ambos llegamos
temprano al lugar acordado para elaborar el marco referencial del escrito �
desde hace tiempo he querido hablar contigo porque esto me trae dando
vueltas a la cabeza. No pienses que es ataque, solamente te lo digo porque
es lo que percibo y puedo estarme equivocando. Siento, no se por qu�, que mi
presencia no te agrada y, mas que inconforme con lo que hacemos, estas
inconforme por trabajar conmigo. No se que pase, a mi tu me eras
indiferente, pero si he empezado a sentirme inc�modo cada que venimos a
hacer esto. Si es verdad que no te agrado te pido que pues te contengas y
pienses que este es un trago amargo por el que tienes que pasar para aprobar
el curso. No tenemos por qu� estarnos peleando, podemos trabajar
ignor�ndonos y cada quien por su lado, hacemos nuestra chambita y listo.
Solo es por tener un poco de tranquilidad �no crees?


Claro � alcanc� a contestar sinti�ndome un poco
avergonzado por mi actitud, el chico demostraba ser un tipazo y adem�s no lo
hab�a sorprendido en todo el tiempo que llev�bamos en grupo mir�ndome con
otros ojos que no fueran los de un compa�ero de clase � no pienses que me
caes mal, lo que sucede es soy un poco critic�n y como vez creo que ambos
somos de car�cter medio explosivo � finalic� pensando que se hab�a escuchado
bien esta mentira justificadora que tapaba un poco la verg�enza que me
inundaba por haber tomado revancha con alguien que no me hab�a hecho nada
realmente.





Comenc� a mirarlo con ojos distintos, ya no sarc�sticos, ya
no defensivos. Me di cuenta que nunca hab�a conocido a alguien tan apasionado
por su carrera, que le encontrara un sentido concreto a la vida y que disfrutara
al m�ximo todo lo que le acontec�a. Edson era un pan, como se dice aqu� para
calificar a las personas que tienen una bondad tan desatada que se les escapa
por cada poro del cuerpo. Hac�a una excelente pareja con Anabella, ambos sacaban
lo mejor del otro, estaban rodeados de una luz especial que dulcificaba todo a
su paso. Se complementaban, a la acci�n de �l correspond�a la reacci�n de ella,
al sarcasmo de ella el criticismo de �l, a los chistes de �l las muecas de ella,
las ideas, los planes, las realizaciones, todo volaba cuando est�bamos en grupo.
Todo flu�a tan f�cilmente.



Es dif�cil decir cu�ndo comienza una amistad, no sabes si es
en esa ocasi�n en que uno se deja llevar platicando cosas m�s �ntimas, esa vez
que decides que ser�a bueno que conociera un poco de las diversiones que tu
aprecias o esa vez que notas que est�s mas cercano a �l porque la chica siempre
llega tarde y se al�an para darle una lecci�n. Lo cierto es que a los tres meses
alguien me pregunt� que qu� tal era Edson con intenci�n morbosa de enterarse si
me hab�a tirado los perros, y yo solo atin� a contestar: ese wey es otro pedo. Y
en verdad que s� lo era�tan cercano y a la vez tan distante. Pod�a salir
contigo, pero tambi�n te lo topabas s�lo en el cine o bar. No depend�a de nadie.
Te buscaba para re�r o conversar un rato, pero al d�a siguiente se te negaba y
no lo localizabas hasta que el decid�a hacerse presente. Le�amos nuestras
�ltimas fuentes, sentados en la alfombra de mi habitaci�n cuando levant� la
mirada y le dije:





Edson.


�Qu�? � dijo, acomod�ndose los lentes para enfocarme
bien.


Esta es una pregunta sin intenci�n, solo es por saber. No
te vayas a molestar.


No, claro que no. �Cu�l es?


�Eres homosexual?


Si.


�Sabes que yo soy�?


Lo se � me interrumpi�.


�Por qu� nunca me preguntaste?


No me importa, no me corresponde y supongo que no me
incumbe.





Volvimos a la lectura y no tocamos m�s del asunto por ese
d�a. No me importa, no me corresponde y no me incumbe, tres frases que
expresaban la esencia del respeto a la intimidad. Ah� tuve mi primer destello de
deseo. Lleg� como una revelaci�n. Un bot�n de su camisa de manga corta se separ�
del ojal dejando al descubierto la zona donde se unen el cuello y el pecho,
observ� su piel morena que se notaba suave y surgi� en mi el impulso de
abalanzarme, de besar los labios de ese tipo sin chiste, de sobarlo por encima
del pantal�n, desnudarlo, desnudarme y dejar que probase mi cuerpo de la forma
que el apeteciera, moverme al comp�s que el ordenara. Al llegar la noche me
masturb� pensando en la humedad de sus labios recorriendo mi miembro, estall�
con una intensidad que pocas veces hab�a sentido; jadeando, sudando, empapando
mis s�banas m�s all� de lo com�n para tales sesiones.





As� te debes de venir pensando en m�, Edson. As�,
geniesete � dije al tiempo que me giraba para dormitar un poco.





Del enamoramiento -que es la etapa en la cual solo se
contempla lo bello de las personas- o bien se transita a la decepci�n, o bien se
alcanza otra fase m�s intensa: el amor. Si mi enamoramiento hab�a pasado
desapercibido, me sorprend� admirando, deseando y valorando no solamente su
bondad, su inteligencia, su astucia, su luz; sino tambi�n su sombra, sus
neurosis, su impaciencia, su engreimiento, su egolatr�a, su miedo al cambio, su
pereza, su ausencia�todo de �l. Me pill� observ�ndolo como un lobo cuando llev�
unos vaqueros que eran de su hermano debido a que olvid� recoger la ropa de la
lavander�a. La prenda era una talla menor que la suya y me provoc� encerrarlo en
el ba�o para ponerlo contra la pared. Estaba decidido, el y yo no pod�amos ser
solo amigos. �l era para m�, yo era para �l. La f�rmula estaba hecha, solo
bastaba hacerla reaccionar. Estaba seguro de todo, no pod�a rechazarme, yo era
atractivo � un manjar en palabras de varios -, siempre le hab�a gustado, en
secreto pensaba en m�, �qu� mas pod�a suceder al momento que me acercara y le
dijera mis intenciones? Solo el beso, el sexo y el amor.



Lo prepar� todo. Ese d�a cambiar�a nuestra historia. Me
acical� lo m�s que pude, repitiendo en el espejo la t�ctica paso a paso, palabra
por palabra. El lleg� puntual, dios, se ve�a tan bien de playera y jeans.
Nuevamente inici� su rutina de colocar su mochila encima de mi escritorio, sacar
los libros, sentarse en la alfombra con los cuestionarios y su libreta de
apuntes, esperar a que yo hiciese lo mismo y comenzar a leer. M�s yo no segu�
con mi parte del protocolo, tom� valor y me acerqu� a el, lo abrac�.





�Q-qu� pasa? � pregunt� desorientado.


Gracias � contest� en voz baja.


�Por?


Por ser mi amigo, por conocerte�por esto � y r�pidamente
me dispuse a besarlo en la boca. Sus labios eran deliciosos, pero no puede
probarlos por mucho tiempo.


��Qu� diablos te pasa?! � grit� separ�ndome de el con un
empuj�n. Yo me qued� at�nito.


Ya vez. Me atrev� a decirte lo que siento realmente por
ti, Ed � contest� sin creer a�n lo que hab�a sucedido.


�Sientes?


Si, me gustas mucho, y creo que me estoy enamorando de
ti.


�Qu� clase de broma es esta? � pregunt� molesto, yo
tambi�n me puse molesto, algo no estaba bien y la incertidumbre me sacaba de
control.


No lo niegues, s� que te gusto wey. Pues bien, t� tambi�n
me gustas, no sabes c�mo.


As� que lo sabes. �Te lo dijo Anabella? �Me las va a
pagar!


Anabella no me dijo nada. Y c�mo me haya enterado no
importa. El asunto es otro.


�Qu� quer�as? �comprobarlo? Ya sabes que bastaba con
pregunt�rmelo, no hab�a necesidad de este jueguito.


No, espera no entiendes.


��No entiendo qu�?! Que para demostrar algo que te
dijeron de m� te pusiste a jugar al detective. Y te abalanzas agredi�ndome
al quitarme la opci�n de decidir si me acerco de esa manera o no.


No, eso no es verdad. Enti�ndelo, me gustas, me gustas
mucho, desde hace tiempo siento esto. Hoy me anim� a dec�rtelo.


�A s�? Vaya, vaya. �As� que est�s enamorado de m�!


Si.


Que poca wey, para ser una broma esto ya se pas�. Es
cierto me gustas pero no tienes por qu� burlarte as� de mi. Estoy ubicado
cabr�n y te conozco.


�Me conoces?


Si, por dios, no soy ni de tu tipo. Tu mismo has cantado
a los cuatro vientos que las personas "comunes" ni sue�en con tocarte, que
se ubiquen y que sepan que hasta en perros hay razas. Escoges tipos muy
diferentes a mi, muy pendejos algunos, pero tienes tus gustos bien definidos
y son respetables. Yo no te he acosado, ni te he molestado, ni "importunado"
como dices t�, no te metas conmigo� no tienes motivo.


Espera, no te molestes. Lo que te digo es en serio.


�En serio? No mames, insistes. Esta bien, �qu� es lo que
quieres o�r? �qu� me gustas? Pues si, si me gustas y cada que te veo me
pongo nervioso. Pero es mi bronca, nunca te he molestado, se que te
desagrada que alguien que no entre en tu esquema te tire la onda y por eso
no lo hago. Yo se respetar, as� que te exijo que me respetes y no me uses
para jugar a levantarte el ego.


Me est�s sacando de quicio Edson. Es cierto todo lo que
dices, pero no es broma, te lo juro que no.


Entonces es capricho, la gente no cambia de la noche a la
ma�ana, no inventes. �Qu� paso? �Hoy te levantaste y dijiste: chale como que
ya no me gusta el mismo tipo de chavos que antes y pues le voy a hacer caso
al Edson? No mames Tadzio. Qu�, �se te antojo bajarte del pedestal a ver que
hab�a de bueno entre los mortales? �Est�s bien pendejo!


�Oye ya p�rale, te estas pasando!


�No, p�rale t�! Si lo que quieres es experimentar usa a
alguien m�s, porque soy tu amigo y te he dado confianza que al parecer no
has correspondido. Con la gente no se juega y no todo gira alrededor de ti.
Las cosas no son como frutas que las tomas o las tiras cuando tienes ganas.


�Vete a la chingada!


�Exacto! Es justo lo que voy a hacer, porque veo que no
tienes un pinche l�mite y en realidad no necesito estar escuchando esto. Que
pena, no cre� que fueras as�.





Sin m�s, sali� de mi habitaci�n y se march�. Al verlo
alejarse el coraje baj� inmediatamente y estuve consciente de que me hab�a
dejado llevar. Golpee mi cama con fuerza, mientras me brotaban unas l�grimas y
repet�a "la regu�" varias veces. Esto se hab�a enredado, pero entre la discusi�n
hubo algo rescatable: me hab�a dicho que sent�a lo mismo por mi, que yo amaba y
era correspondido. En recuento, no todo estaba perdido, solo era cosa de
desenredar la madeja, solo era cuesti�n de tiempo. Me hab�a encargado de
manifestar una cosa, de construir una imagen, ahora le demostrar�a que mis
palabras eran sinceras. Seducci�n, un viejo juego con nuevas reglas y nuevas
estrategias; pero a fin de cuentas, un juego que yo sab�a jugar.



Y comenz� la guerra, ataques, resistencias, cero treguas, sin
descansos; infinita lucha entre deseo y realidad. Deb�a ser seductor, denotar
amor, expandirme entre la ecuanimidad y la locura; la meta era tocar su cuerpo,
el objetivo tocar su alma. Nunca luch� tanto por algo, quiz� porque nunca hab�a
apreciado con tal magnitud la actividad del sexto sentido, de esa voz silenciosa
que me gritaba hasta desga�itarse "si lo pierdes te arrepentir�s". As� nos
dieron los meses entre avances y retrocesos.



Arranqu� apelando a lo m�s b�sico, al instrumento que hace a
la generalidad de los seres humanos morder el anzuelo: exacerbar el deseo a
trav�s del cuerpo. Cada d�a lo practicaba frente al espejo, imaginando las
situaciones, los hechos, sus reacciones, esperando que un d�a el final que me
inventaba en sue�os - donde Edson no soportaba m�s y se dejaba llevar hasta lo
m�s profundo de su m�dula- ocurriese en la vida real. Una palabra, una sonrisa
perversa, un roce casual, sentir el aliento cerca de la piel, despu�s alejarse
esperando haber roto el control del otro sobre si mismo. Pero la estrategia
fall�, solo logr� hacer mas grande la distancia que nos separaba. Comenc�
lanzando la caballer�a m�s abundante y de forma intensa, sin embargo surti� el
efecto contrario. Tuve un acceso de descontrol, ten�a m�s que usar, m�s que
ofrecer, pero nunca me hab�a visto en la necesidad mostrarlo. Llegue a dudar de
su permanencia. Pero mi vanidad estaba herida, el orgullo salt� y me dije que no
estaba derrotado; perd� una batalla, no la guerra.



Conclu� que no bastaba una t�ctica tan com�n, casi vulgar al
pretender jugar con sus cartas en sus terrenos. El amor deb�a costarme un
esfuerzo m�s all� de lo que ya sab�a hacer, deb�a hacerme variar, transformarme.
Pero �c�mo? �Qu� hacer para superar la barrera que imped�a fu�semos mas que
simples amigos? �C�mo tocarle el alma? �C�mo hacerle notar que val�a la pena
arriesgarse si frente a nosotros estaba la posibilidad de experimentar algo
�nico? �C�mo acercarme ahora que estaba tan lejos�y tan a la defensiva? Una
noche cre� tener la respuesta, quiz� me hab�a apresurado demasiado ante el
entusiasmo de volver a sentir lo que hac�a mucho no se presentaba, tal vez deb�a
conformarme por el momento con ser solo su amigo, dejar fluir todo hasta que el
tiempo lo fortaleciese. Al menos as� estar�a seguro de poder estar a su lado, de
ser parte de lo que viv�a y ganarme un lugar entre sus afectos. Me dio miedo
pensar que tal vez de todo esto me resultar�a solo una amistad muy profunda, que
permanecer�a quiz� por mucho tiempo dentro de su vida, pero en su coraz�n
estar�a alguien m�s. Odiar�a a ese tipo, eso pod�a anticiparlo�pero a la vez me
sentir�a bien por Edson, ya que ser�a feliz. No deseaba representar ese clich�
novelesco del amigo que ama en secreto, pero tampoco apetec�a tornarme una
molestia. Tal vez lo mejor era hacer transcurrir los d�as conservando lo valioso
que ya pose�a, quiz� llegar�a a convertirse en algo m�s fuerte�o bien morir.
Val�a la pena intentarlo.




Edson. Es necesario que hablemos.


Bien.


Mira, la otra vez nos exaltamos, no importa de quien haya
sido la culpa. Pero a mi no me gustar�a que se perdiera nuestra amistad.


Pero�


D�jame hablar primero, escucha y luego podr�s decirme lo
que quieras. Solo te suplico que no me interrumpas hasta que finalice.


Bien.


No me voy a disculpar por lo sucedido la otra vez, porque
no ocurri� nada de lo que imaginaste. Lo que te declar� es cierto, se
escucha poco cre�ble pero no se c�mo explicarlo para darte un argumento m�s
s�lido. Se que no lo crees, pero bueno, tal vez no deb� dec�rtelo de esa
forma. Lo que no me gusta hayas considerado que te agred� de alguna forma.
No fue as�, si pareci� mi intenci�n no era esa te lo puedo asegurar. Tu
amistad me importa mucho, mas all� de lo que siento ahora por ti yo ya he
empezado a apreciarte desde tiempo atr�s y no me agradar�a perderte. Si te
molesta lo que te dije no tocar� el tema ni una sola vez, con eso no quiero
decir que el sentimiento no est� presente y quiz�s a veces se me escape
alguna actitud de enamorado, no me irritar� que me lo se�ales y pidas
ubicarme. Est�s en tu derecho, ser� algo bueno para ti y para mi; a ti te
evitar� incomodarte, a mi lastimarme suponiendo cosas falsas.


Entiendo.


�Amigos?


Amigos.




Continuar�


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Relato: 1990
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