NADIA NO SE CANSA NUNCA
Quiero hacerles llegar una historia de una amiga, que tengo
hace varios a�os, con la cual compartimos experiencias de Sado y dominaci�n. Su
nombre es Nadia, y en realidad no vivimos juntos, pero no perdemos oportunidad
de pasar fines de semana o feriados el uno con el otro. Nadia es completamente
sumisa y muy viciosa, y yo soy todo lo contrario, por lo que puestas las cartas
sobre la mesa, en nuestros encuentros, damos rienda suelta a la imaginaci�n, y
generalmente es ella la que termina con la peor parte, aunque pareciera no
importarle porque siempre vuelve.
A veces confieso que me causa temor el hecho de que mi
hermosa amiga Nadia, rubia, que tiene 32 a�os, no encuentre su l�mite en los
castigos que le aplico. Siempre me pide m�s, parece tener una resistencia
ilimitada. Cierto fin de semana, me llam� dici�ndome que quer�a pasarlo sola
conmigo en su casa de campo, aprovechando que no habr�a nadie, y arreglamos para
salir el viernes de noche, y pasar s�bado y domingo juntos.
Cuando tengo esta oportunidad, confieso que junto fuerzas
toda la semana, ya que le encanta follar como a nadie, y si a eso le agregamos
nuestros mutuos gustos, la verdad es que pasamos de novela, pero quedo
completamente agotado.
Ese fin de semana llegamos sobre las nueve de la noche a su
casa, bastante apartada de la ciudad y por cierto un lugar ideal para pasar con
una mujer a solas. Ni bien fue llegar ella me manifest� que estaba desesperada
por ser castigada. Me dijo que se hab�a portado muy mal y que deseaba
fervientemente unos azotes en cualquier parte de su cuerpo. Apenas pude clamarla
para que podamos cenar juntos. Le dije que estaba hambriento y nos pusimos a
preparar algo de comer. Luego de esto nos quedamos conversando un rato , nos
tomamos un buen caf� y sobre las once de la noche me pidi� que no le diera m�s
largas al asunto, que estaba desesperada. Saqu� entonces un par de esposas de mi
bolso, y unas cuerdas para atarle los pies, y a los pocos minutos ya estaba de
rodillas, con las manos inmovilizadas hacia atr�s y los pies atados. Era
verdaderamente hermoso ver ese cuerpo totalmente desnudo y expuesto para mi.
Debo decir que me consider� un hombre muy afortunado. Entonces la bes�
largamente, y le dije que iba a recibir inmediatamente su castigo por los males
que hab�a hecho (vaya a saber cuales son) me dije a mi mismo. Tom� una fusta de
cuero, de unos 60 cm. De largo, bastante flexible, y le comenc� a aplicar unos
golpes sobre sus senos.
Con el primer golpe peg� un grito desgarrador, como si la
estuviera torturando duramente, lo que me hizo vacilar, pero inmediatamente me
pidi� que no parara, que continuara. Segu� entonces con otro, y con otro, pienso
que pas� los veinte. Sus senos se comenzaron a poner rojos, y ella se retorc�a
de dolor, pero no se mov�a de su posici�n original, sino que agitaba su torso y
su cabeza, como para aguantar mejor. En determinado momento lleg� a un gran
orgasmo, lo pude notar con claridad, y me pidi� que le masajeara su concha y su
cl�toris, ya que ella ten�a las manos atadas, cosa que hice con premura. Ya a
esa altura yo estaba muy excitado. Entonces pens� que ya era demasiado, la tom�
en mis brazos , la llev� a la cama y comenc� a besarla por todo el cuerpo,
especialmente sus senos que estaban bastante amoratados. Sin desatarle los pies
le separ� las piernas y la penetr� con vehemencia. Estaba ya muy caliente como
para tener miramientos. Me hab�a llevado a una condici�n casi animal, ni bien
llegamos ya me pidi� que la castigara. No tuvimos ni siquiera un cambio de
palabras. Cuando yo estaba con Nadia me transformaba completamente y pienso que
ella tambi�n, como queriendo aprovechar esos momentos al m�ximo.
Esa noche la dej� atada con los brazos hacia atr�s, pero como
ya eran casi las doce de la noche me dorm� a su lado. Previamente me pidi� que
le pusiera algo dentro de su vagina. Para que no pasara necesidades le puse un
consolador en su co�o, lo que recibi� con mucha satisfacci�n. Era de unos 25 cm.
De largo y 5 cm. De di�metro. Lo recibi� todo, y con cara de satisfacci�n se
durmi� a mi lado.
A la ma�ana nos levantamos mas repuestos, le solt� las
esposas y los pies y juntos tomamos el desayuno en la cocina. Me dijo que esto
no hac�a m�s que comenzar y que esperaba que yo est� a la altura, como siempre.
Nadia siempre estaba pensando en algo para su propio castigo. Era realmente
masoquista, y eso me gustaba mucho. Fue mientras desayun�bamos que me manifest�
que ese d�a quer�a buscar su propio l�mite. Dijo que quer�a que la azotara en
todo el cuerpo, por delante y por detr�s, y que tambi�n quer�a ver alfileres
clavadas en sus senos y en sus labios vaginales. Que ya no resiste m�s esa
fantas�a. Yo le pregunt� si estaba segura y ella me dijo que eso no era nada del
otro mundo. As� , en poco tiempo ya estaba atada en cruz sobre la cama,
agit�ndose fren�ticamente y pidi�ndome que la castigara sin piedad, que eso era
lo que m�s deseaba en su vida.
No puedo contar todo lo que pas� ese fin de semana, solo les
digo que me qued� corto de alfileres, perd� la cuenta de sus orgasmos y nos
prometimos repetirlo nuevamente.
No hay mujer como Nadia. Tiene todas las condiciones para
enloquecer a un hombre y sin embargo se entrega totalmente. El domingo de noche
volvimos a la ciudad. Yo totalmente agotado. Ella con gran cantidad de marcas de
azotes y pinchazos. Pero ambos felices y seguros de volver a repetirlo.