|Mi hermanita y yo.
Cuando yo ten�a aproximadamente unos 17 a�os ocurri� este
evento que quiero contar. En aquellos a�os, yo era una persona muy irresponsable
con mi cuerpo y nada me importaba. Con el tiempo he madurado un poco, pero mi
problema siempre ha sido tener un car�cter impulsivo, lo que me ha tra�do
innumerables conflictos.
Bueno, pues como dec�a, en aquellos a�os yo estaba en plena
adolescencia y andaba muy mal en la escuela. Estudiaba en el Colegio de Ciencias
y Humanidades, de la Universidad de M�xico. Viv�a con mi familia y no sab�an
c�mo iba de mal en la escuela. Con un poco de esfuerzo, me aficion� a la droga.
En aquellos a�os, la marihuana era la droga de moda y me encantaba mezclarla con
el alcohol porque me daba unos pasones incre�bles.
Yo viv�a, se supon�a, para la escuela y nada m�s. Pod�a
pretextar dejar de hacer muchas cosas por culpa de la escuela. De esta forma,
justificaba mis llegadas tarde y no tener ninguna obligaci�n en la casa. Mis
hermanos mayores ya se encontraban estudiando sus respectivas carreras y no se
interesaban mucho en m� ni yo en ellos.
Debido a todo esto, yo andaba muy desali�ado, sucio, con unos
pantalones rotos y no me preocupaba en lo m�s m�nimo. Algunas de las compa�eras
ni siquiera se acercaban a m� porque me consideraban un naco. En ese tiempo
estaba muy de moda el marxismo. Yo encontr� muchas justificaciones con esto.
Dec�a que era resultado de los medios de producci�n, del capitalismo corrupto
que degradaba a los trabajadores. Yo era una v�ctima m�s de la sociedad
hip�crita que solo se dedicaba a explotar a los trabajadores. Es por todo esto
que consideraba que no hab�a cosas malas ni buenas. Solo hab�a cosas y todo lo
que uno hace, es la est�pida sociedad quien los califica. En este sentido,
pensaba que yo, con mi inteligencia superior, pod�a hacer lo que se me pegara la
gana sin considerar que era un pecado o que estaba moralmente mal.
Y ten�a una hermana de 14 a�os. La llamar� Esperanza. Ustedes
tendr�n que comprender que no dar� ning�n detalle real debido que deseo ocultar
la personalidad de los protagonistas. Bueno, pues esa hermanita estaba entrando
tambi�n en plena pubertad. Antes me parec�a ins�pida y est�pida, ni siquiera me
fijaba en ella. Pero de un tiempo para ac� me fij� que sus caracter�sticas
sexuales secundarias comenzaban a desarrollarse. Me comenc� a darme cuenta de
sus senos, de sus bellas nalgas y unas interminables piernas largas exquisitas.
Entonces comenc� a reflexionar sobre todos estos hechos. Si
no existen cosas buenas ni malas, sino que todo es una construcci�n social,
entonces no tendr� nada de malo que yo abuse de mi hermana, tan buena que se
est� poniendo. Esto ser� muy bueno para m� y seguramente ella podr� superar las
cosas si es lista.
Y diciendo y haciendo, me puse a idear un plan para abusar de
mi hermanita. Como su hermano, ten�a acceso a todos sus horarios, sus rutinas.
Los viernes llegaba tarde de la escuela y muchas veces se quedaba a alguna
fiesta, por lo que no ser�a extra�o que llegara m�s tarde de lo acostumbrado.
Estuve practicando mi voz, necesitaba que no sonara a m�, que
no me reconociera. Compr� un pasamonta�as que tapaba lo suficiente con el mismo
fin. Luego anduve buscando ropa entre mis compa�eros, ropa usada e incluso
ra�da, que me quedara grande. Despu�s estuve meditando el lugar de los hechos.
Aunque me asegurar�a que no gritara ni hablara, ten�a que ser un lugar
solitario. �D�nde, d�nde? Estuve pensando por muchos d�as. Lo m�s importante, no
precipitarse, no hacer las cosas en forma atropellada y mal. Me fij� como
objetivo que todos los detalles tendr�an que estar completamente preparados para
que todo saliera como yo quer�a. Encontr� que hab�a una casa que estaban
vendiendo en ese momento, por lo que se encontraba temporalmente vac�a. Estaba
casi a una cuadra de mi casa, perfecto. Fui con el due�o, padre de uno de mis
amigos y le dije que quer�a hacer una fiesta, que me prestara la casa. Me puso
algunas objeciones, pero le promet� entreg�rsela limpia y sin ninguna huella de
la fiesta. Como yo no ten�a fama de fiestero ni reventado, no tard� en
convencerlo. Ped� prestadas unas cobijas, las puse en el suelo de uno de los
cuartos de atr�s, unas velas, unas sogas colgadas del techo y ya estaba todo
para mi plan.
�ste consist�a en agarrar a mi hermana por la noche, los
viernes cuando regresaba, yo ya hab�a dicho que iba a una fiesta y que no
regresar�a hasta el siguiente d�a. Me apost� en una esquina solitaria y la
esper�. Ya eran las diez de la noche y no aparec�a. Nada m�s faltaba que
realmente se hubiera ido a una fiesta de verdad y a mi me aguara la m�a. Pero
luego de esperar m�s de media hora y ver pasar a algunas personas, la vi a la
distancia. Ven�a con una falda corta, un top de tirantes y un su�ter, cargando
sus cosas de la escuela.
Caminaba en forma descuidada cuando la abord� por detr�s.
Fingiendo la voz, le puse una navaja en el cuello y le dije, hasta aqu�
llegaste, chiquita. Ella se puso p�lida y no atin� a decir ninguna palabra, solo
abri� mucho los ojos. Con rapidez, le puse una mascada en los ojos y los brazos
por detr�s para dominarla en caso de que se pusiera loca, cosa que ocurri�
cuando se dio cuenta que camin�bamos. Entonces tuve que darle dos cachetadas y
le volv� a poner la navaja en el cuello cort�ndola un poco. Le dije, si te pones
de sabrosa, no pasas de esta noche. Esto la hizo reaccionar y dej� de dar lata.
Ya ten�a la puerta de la casa abierta, la met� hasta el
fondo, en el cuarto que ten�a preparado. La amarr� con los brazos hacia arriba
de los lazos preparados. Le dije que no se moviera o la mataba. Ah� la dej� unos
diez minutos en lo que me retiraba un poco para observarla. Los brazos los ten�a
muy tirantes hacia arriba, casi ten�a que levantar los pies. Observ� su su�ter,
su top, su falda levantada, lo que permit�a verle m�s los deliciosos muslos que
ten�a. Sollozaba quedo, sin decir nada, estaba realmente espantada.
Entonces me acerqu� por detr�s tom�ndole las tetas. A mi
contacto resping� y comenz� a luchar, pidi�ndome que la soltara, que no dir�a
nada a nadie. Le dije, pues si llegas a decir algo, est�s muerta. Yo conozco a
toda tu familia, s� donde viven a qu� se dedican. Y le enumer� a los miembros de
toda su familia, d�ndole detalles que por supuesto, nadie sab�a. Se qued�
pensativa ante tales argumentos. Le dije que si no cooperaba, la iba a matar a
ella y a toda su familia. Comenz� a llorar y a decir que no le hiciera nada a su
familia. Pero ten�a que ablandarla un poco para que cooperara. La desat�, le
baj� los brazos y le puse la navaja en el cuello. Si no haces lo que diga, aqu�
te mueres. Le quit� el su�ter y el top. Todo esto con los ojos cubiertos. La
volv� a amarrar.
Al verse tan desprotegida, comenz� a llorar m�s fuerte y
ahora si qu� se defend�a. Me tiraba de patadas, me insultaba. Entonces tom� mi
cintur�n y le di unos cuantos golpes en la espalda. Ella lloraba suplicando que
la dejara en paz. Le pegu� m�s fuerte hasta que me jur� que cooperar�a. Si no
estaba lo suficientemente espantada, en cualquier momento se me iba a salir de
control.
Para probar su cooperaci�n, la desat� y le ped� que se
desnudara completamente. Dud� por un momento, pero un golpe de cintur�n le
record� su condici�n. Ya desnuda le amarr� los brazos por detr�s y la tir� a la
cobija que ten�a preparada. Le bes� las tetas con delicia, toqu� y acarici� cada
cent�metro de su piel. Ella lloraba, pero no hac�a ruido. Tuve que acomodarle
nuevamente la mascada que ten�a en los ojos, la apret� fuerte. Hmmm, qu� delicia
era pasar mis manos por sus portentosos muslos, tocaba su vello p�bico, se lo
jalaba un poco. Le acarici� los pies, unos pies blancos, cuidados, preciosos. Y
sus tetas se hac�an hacia los lados, los pezones los ten�a parados, no s� si del
miedo o ten�a algo de excitaci�n.
Despu�s le ped� que abriera las piernas. Ya se encontraba m�s
o menos resignada y sab�a lo que le iba a pasar. Las abri� y met� mi dedo en su
vagina. Incre�blemente no estaba seca, mis caricias estaban haci�ndole alg�n
efecto, o tal vez era el miedo. Me desnud�, sin quitarme el pasamonta�as y tall�
mi cuerpo con el suyo. Ella hac�a gestos de asco ante lo que hac�a. Le di un par
de bofetones para que siguiera cooperando. Protest� diciendo que no estaba
haciendo nada. Le di otro bofet�n dici�ndole que se callara y que siguiera
cooperando. Le desat� las manos y levant� sus piernas hacia mis hombros y desde
ah�, le met� poco a poco la verga. Era virgen, por lo que, a pesar de su
lubricaci�n, me cost� trabajo met�rsela hasta el fondo. Llor� y suplic� que no
se la metiera, pero esto me excit� m�s, dej�ndosela ir hasta el fondo. Qu� rico
era esto, me verga se llen� de sangre vaginal. Comenc� a bombearla, primero
despacio y luego con m�s rapidez. Ella se quejaba y lloraba. As� estuve
bombe�ndola hasta que eyacul� deliciosamente dentro de ella. Descans� un rato
antes de seguir. Ella parec�a m�s tranquila, supon�a que hab�a pasado todo.
Precavidamente hab�a comprado condones y lubricante. La
volte� y la puse en cuatro patas. Comenc� a acariciarle el culo y se lo comenc�
a llenar de lubricante. Ella mov�a la cola tratando de evitar mis manos. Tuve
que darle tres cinturonazos para que se quedara quieta. Le met� un dedo en el
culo y comenz� a llorar diciendo que le dol�a. Si esto le dol�a, qu� tanto le va
a doler cuando se la meta, pens�. Pero no me import� nada, le met� dos dedos y
luego tres, haciendo c�rculos para que se dilatara el esf�nter.
Una vez hecho esto, proced� a penetr�rsela. Cuando entr� la
punta de mi verga, resping� e intent� quit�rsela, pero dos nalgadas fuertes la
hicieron entender. Sus nalgas las ten�a coloradas y marcadas por el cintur�n y
mis manos. Su ano comenz� a sangrar un poco, ella lloraba y yo disfrutaba. Le
met� toda la verga hasta el fondo. Qu� delicioso era sentir el anillo de su
esf�nter apretando mi verga, estaba en la gloria. En ese momento pens� que hab�a
valido la pena todo lo que hice para llegar a esto. La bombe� ricamente hasta
que volv� a eyacular. Ahora ven�a la prueba del a�ejo.
Se la saqu� y le ped� que me la limpiara con la boca. Ella
dijo que no, pero no muy convencida, sab�a a lo que se arriesgaba y por supuesto
le cumpl�. Le di dos cinturonazos en la espalda. Dos que la dejaron marcada.
Chill� y pidi� clemencia. Le acerqu� mi verga hasta su boca porque ella estaba
tapada y la abri�. Le ped� que la lamiera alrededor para quitarle los restos de
semen. Ya me hab�a quitado el cond�n, por lo que lo �nico que prob� fue mi
semen. Pens� que hubiera sido bueno no ponerme el cond�n para que me limpiara la
caca que es l�gico que salga en una penetraci�n anal. Pero por miedo a las
bacterias anales, que se metieran en mi verga, no lo hice. Bueno, la
satisfacci�n era igual. Le met�a y le sacaba la verga de su boca hasta que se
volvi� a parar. Le ped� que se metiera la verga hasta el fondo con una nalgada.
Resping� y obedeci�, hizo todos los intentos por lograr meterla hasta el fondo.
Es cosa de aprendizaje. Fui meti�ndosela poco a poco hasta que casi vomita, pero
lo logr�.
Imag�nense la escena. Ella en cuatro patas, con la verga en
la boca y los ojos vendados. Yo delante de ella, d�ndole verga por la boca, con
el pasamonta�as, tom�ndola de la cabeza para dirigir las mamadas. Lo malo fue
que no traje una c�mara fotogr�fica para tomar esta escena tan linda y cachonda.
Despu�s de unos quince minutos en que dec�a que ya le dol�an las quijadas, pude
eyacular en su boca. Por supuesto que le ped� que se tragara el semen, so pena
de golpearla nuevamente. Accedi� gustosa y se trag� todo. A la tercera
eyaculaci�n, la cantidad de semen ya no era tanta, pero el goce si lo fue.
Me hice a un lado para descansar, ella ya no lloraba, solo
ten�a la cara de desolaci�n. Me pidi� que la dejara ir, pero pens� que era buena
idea espantarla un poco. Le puse la navaja en el cuello, que ya ten�a una
peque�a cortada. Le dije que la iba a matar para que nadie supiera nada. Le
dije, imag�nate tu cad�ver tirado en cualquier calle. Ahorita te meto en la
cajuela del coche (�Cu�l coche? Pens� yo, pero el caso era asustarla) y te tiro
en cualquier calle para que te reconozcan una semana despu�s de haber estado en
el forense. Imag�nate tu cad�ver en los cajones del forense, en el refrigerador,
con tus facciones deshechas por la putrefacci�n. Yo creo que esto si la espant�
mucho porque nuevamente comenz� a llorar y me pidi� que la dejara ir, que no iba
a decir nada.
Qu� buen fingimiento de voz hice. Tal vez fue mi pr�ctica
para cambiarla o tal vez fue el susto que ten�a ella, pero nunca me reconoci�.
Le dije que se vistiera porque no quer�a matarla desnuda. Ella lo hizo en medio
del llanto y las s�plicas para que no la matara. Ya vestida, furtivamente la
saqu� de la casa. Para entonces eran m�s de las tres de la ma�ana y no hab�a
nadie. A una cuadra de la casa, le quit� la mascada de los ojos y la empuj�.
Imposible que me reconociera, ten�a el pasamonta�as puesto y seguramente no
podr�a ver nada despu�s de m�s de cinco horas con los ojos vendados. Me ech� a
correr y ella se qued� parada, reconociendo el lugar donde la hab�a dejado.
Al otro d�a, regres� a la casa temprano. Fue una friega
dormir en la casa solitaria, pero no hab�a de otra. Aparentemente mi madre la
hab�a rega�ado mucho por llegar tan tarde, pero ella no dijo nada. No ten�a ni
la ropa destrozada ni ninguna huella visible, fuera de la peque�a cortada en el
cuello, que seguramente se cubri� con el su�ter.
Con el paso de los d�as, la vi triste y meditabunda. Yo me le
acerqu� para preguntarle lo que pasaba, pero nunca me tuvo confianza. Con el
tiempo, m�s o menos volvi� a ser la misma, pero esos ojos tristes que adquiri�
desde esa ocasi�n, nunca se le quitaron.
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