Relato: Cuando la realidad supera lo deseado





Relato: Cuando la realidad supera lo deseado


Cuando la realidad supera lo deseado.



Soy un tipo afortunado, la vida generalmente me sonr�e a lo
grande. Mis dones caracter�sticos provienen de mi aspecto f�sico, y de conocer
la mentalidad humana y sus necesidades. As� me he abierto camino en la vida.


Mi primer amante fue la due�a de la tienda donde hac�a mis
primeras armas llevando pedidos. Ten�a 15 a�os y ella 40, muy fuerte y muy
calentona. La follaba todas las tardes luego de cerrar, llegu� a echarle 4
polvos de corrido, y de hacer mandados y llevar pedidos pase a ser una suerte de
encargado, con buena paga y sin responsabilidades. Dur� un a�o en el trabajo,
hasta que me sorprendi� con la limpiadora. Luego me dediqu� a lavar autos en una
gasolinera, al cabo de un mes la suerte me toc� nuevamente, empec� a ser una
suerte de gigol�, atend�a a tres damas que llevaban a lavar sus autos, me
dejaban buenas propinas. Una de ellas era notaria, un d�a me propuso que
trabajara como telefonista en su estudio, creo que era ninf�mana, cuando no
hab�a clientes viv�a sentada en mi polla, la paga era muy buena.


Ya con 18 a�os la ten�a muy clara, vi mi oportunidad con una
corredora de bolsa y me mud� a vivir con ella. No me faltaba nada, ropa cara,
buenos restaurantes, reuniones sociales con gente importante, dinero en el
bolsillo, etc. Estuvimos dos a�os juntos hasta que me li� con la esposa de un
gerente de una telef�nica, era una treinta�era viciosa, me enloquec�a con sus
ideas, ah� empec� a incursionar en las org�as, y me hice muy popular. Luego ya
no hab�a techo para m�, me foll� cuantas mujeres quise e hice mucho dinero y
relaciones.


Tambi�n incursion� con los hombres, solo dejando que me
hicieran mamadas, de lo otro nada, no soy gay ni me interesa, pero si te pagan
mucho dinero por mam�rtela y aparte disfrutas, bueno, eso es otra cosa.


Les dir� lo que falta, soy muy alto, 1,85, rubio, ojos
celestes, f�sico atl�tico, y soy irresistible para las damas, adem�s estoy bien
dotado, 18 x 5, y soy un excelente amante, al menos es lo que ellas me han dicho
siempre.


A los 26 a�os conoc� a mi futura esposa en una reuni�n, ella
ten�a 20 a�os, viv�a en la capital, un aspecto angelical, delgada pero con
curvas exquisitas, ojos muy azules y un cabello dorado como el sol. No demor� ni
20 minutos en tenerla en mi mano. Su padre es un poderoso empresario de la
construcci�n, y posee varias empresas. Me saqu� la loter�a, era virgen hasta que
cedi� a mis encantos, y al cabo de 6 meses est�bamos casados. De regalos de
bodas recibimos una estupenda casa con piscina y una parquecito de 10 hect�reas.
Mi generoso suegro me emple� como subgerente de relaciones p�blicas, con un
sueldo astron�mico.


Como ven, me result� todo muy f�cil. Con 27 a�os manejaba un
Mercedes �ltimo modelo, ten�a una hermosa esposa, un excelente trabajo y tiempo
para divertirme.


Ana era lo bastante tonta como para estar locamente enamorada
de m� y aceptar todas mis excusas. Mi trabajo implicaba muchas reuniones y
viajes, as� que cada una significaba una aventura diferente con una nueva chica.
Andrea se enter� de algunas de mis infidelidades, pero siempre me perdon�,
siempre en la cama y despu�s de hacer el amor, ah� era toda m�a, se hubiera
suicidado si se lo hubiera pedido. Al cabo de 4 a�os la situaci�n segu�a igual y
solo me preocupaba de engordar mi cuenta personal y debitar la familiar, no
quer�a tener una sorpresa desagradable.


Me hice muy amigo del gerente de ventas, con el que
compart�amos algunos gustos, las mujeres por ejemplo. Ernesto era uno de los
empleados de confianza en la empresa, al igual que yo, por lo que goz�bamos de
ciertos privilegios, y los ejercit�bamos a pleno. Creo que no hubo empleada que
se resistiera a nuestros embates. Mi carrera en la empresa iba muy bien, y
pronto fui gerente de RR PP.


Ernesto frecuentaba mucho mi casa con sus ocasionales
compa�eras, mi esposa lo rega�aba cari�osamente debido a que no sentaba cabeza,
y cuando alguna de las chicas le empezaba a caer bien a Ana �l la cambiaba por
otra.


Un d�a Ernesto apareci� con una morocha espectacular, algo de
otro mundo, alta, elegante, un cuerpo de modelo, piernas largas y torneadas,
tetas grandes y firmes, sin ser exageradas, pelo negro, lacio y sedoso, ojos
verdes, labios carnosos, una boca amplia y generosa, dientes blancos y
perfectos, una cara para tapa de revista. Se llamaba Andrea, ten�a un andar
felino, era sexy por donde la miraran, y ten�a una voz levemente ronca y muy
sensual. Me qued� sobre excitado desde el momento que la vi, solo pensaba en
como har�a para tir�rmela sin que Ernesto se diera cuenta. Me costaba horrores
disimular mi inter�s, y creo que ella lo not�, pero nunca lo mencion�, ni me dio
oportunidad.


Ernesto nos sorprendi� a Ana y a m�, cuando nos cont� que
estaba enamorado de Andrea y que se hab�a mudad a una casita a dos calles de
nuestra casa, por lo que en los pr�ximos meses nos visit� muchas veces con la
fabulosa morocha. Me desesperaba no poder hacer nada, mi amigo estaba enamorado,
mi esposa contenta de contar con una amiga estable y yo caliente por foll�rmela.


En eso estaba cuando un d�a encontr� un libro muy interesante
en la casa de Ernesto, era una historia singular, se lo ped� prestado, me dijo
que reci�n lo hab�a comprado y que aun no lo hab�a le�do, igual accedi� a mi
pedido.


Si bien leo poco, aquel libro me interes�. Era la historia de
un tipo que codiciaba a la esposa de un vecino, y lo convenc�a de hacer un
intercambio de esposas, ten�an fisonom�a similar, y sus vergas casi del mismo
tama�o. Luego de estudiar todos los detalles, practicar rutinas y movimientos a
oscuras en las casas, hacen una reuni�n y beben bastante, se retiran cada pareja
a su casa, ellos fingen cortarse un dedo frente a sus mujeres y se ponen una
venda, de esa forma sus esposas lo identificar�a en la noche a oscuras cuando
las despertasen para hacer el amor, lo �nico que ellas no sabr�an que eran
v�ctimas de un intercambio. El final era desafortunado para el ide�logo, cuando
a la ma�ana siguiente, luego de haber tenido �xito en su plan y hacer el
intercambio, su esposa le confiesa de que la noche anterior fue la primera vez
que �l le hab�a ocasionado un orgasmo. El orgasmo se lo hab�a brindado su amigo.


La idea me encant�, y nadie vio mi sonrisa cuando decid� que
esa era la forma en que yo me follar�a a Andrea con el consentimiento de mi
amigo.


En esa �poca andaba muy derechito, es que quedaba vacante un
cargo en la Vice Presidencia y lo quer�a para m�, no quer�a que mi mujer o su
padre me agarraran en algo que me perjudicara en mis aspiraciones. Adem�s era el
candidato natural, el hijo que el viejo nunca tuvo, el que un d�a le dar�a
nietos, pero eso yo lo guardaba para m�s adelante, era una carta a jugar cuando
el juego estuviera en su punto culminante..


Pas� dos meses cont�ndole a Ernesto lo bien que follaba mi
mujer, las cosas que hac�a y lo bien que luc�a desnuda, cada vez d�ndole m�s
detalles. Casi todo era cierto, pero la finalidad era despertar en mi amigo el
inter�s por mi esposa, era la �nica forma de follarme a Andrea. Dem�s est� decir
que el libro nunca m�s se lo devolv�, no quer�a alertarlo de mi plan.


Entre charla y charla �l me confes� que Andrea era lo m�s
fabuloso que hab�a conocido en la cama, era inagotable, siempre le gustaba
llevar la iniciativa, y le gustaba incursionar en nuevas t�cnicas sexuales, por
lo que no hab�a tab�es en su relaci�n. Tambi�n me cont� que la nueva pr�ctica
era el uso de las esposas, por lo que ella lo esposaba y luego se dedicaba a
complacerlo hasta los l�mites m�s impensados, primero caricias, luego besos,
luego lamidas y succiones, cent�metro a cent�metro, por todo su cuerpo, para
luego terminar follando. Me dio tantos detalles que no pude evitar tener una
erecci�n dif�cil de ocultar. Ernesto lo not� y me mir� serio.



Resulta que se te para la verga pensando en mi novia. Me
increp�.


Es que me das tantos detalles... Me disculp�.


Est� todo bien, a mi me pasa lo mismo cuando me cuentas
lo tuyo con Ana. Respondi� sonriente.



Ese era el momento y no pod�a dejarlo pasar, all� est�bamos
hablando de lo que yo quer�a.



Es que nuestras mujeres son muy hermosas, y muy putas.
Dije ri�ndome.


La verdad que s�. Est�n buen�simas. Respondi�.


�T� piensas que mi mujer es deseable? � Piensas que ser�a
una buena follada? Pregunt� insidiosamente, pero en un tono de voz que lo
alentara.


Bueno, no est� bien que lo diga, pero s�, la t�a est�
para com�rsela. Dijo un poco temeroso de mi reacci�n, y agreg�.


No te ofendas, t� lo preguntaste.


Para nada, Ernesto. Es m�s, me gusta la idea de que te
caliente mi mujer, pues lo c�mico es que me pasa lo mismo con la tuya. Dije
como con resignaci�n.


Te entiendo, y me quedo m�s tranquilo. Respondi�.


Bueno ser�a que nos la pudi�ramos tirar sin que ellas se
dieran cuenta. �no ser�a genial?


No me lo digas dos veces... Me amenaz� sonriente.


Te lo dir� una, si est�s de acuerdo creo que lo podr�amos
lograr. Sentenci�.


�Pero c�mo? No creo que lo acepten... Dud� Ernesto.


D�jame ocuparme de los detalles, ya se me ocurrir� algo.
Dije, antes de dejar su casa. No pod�a decirle que ya ten�a un plan, no le
hubiera gustado.



Me dediqu� a planificar todos los detalles, le�a y rele�a
el libro, no quer�a fallar, quer�a follar, a esa espectacular morocha.


Seguimos manteniendo nuestras charlas con Ernesto, hasta
que un d�a le plante� mi plan. Era el mismo que estaba en el libro, con
peque�as modificaciones. Ambos fingir�amos cortarnos un dedo, pero con un par
de d�as de anticipaci�n, para que se acostumbraran al dedo vendado, por lo
menos deb�amos despertar a nuestras mujeres un par de veces en la semana, en
el medio de la noche y fornicarlas, para que no les llamar la atenci�n la
noche elegida, deb�amos insistir en no encender la luz, con la excusa de que
al no poder ver los otros sentidos se magnificaban m�s. No nos juntar�amos esa
noche, por el contrario, nos acostar�amos temprano, no har�amos el amor con la
excusa de una buena jaqueca, pero luego nos sentir�amos bien en medio de la
noche. Insist� en un detalle, cuando practic�ramos el sexo a oscuras, le
dir�amos a ellas que para darle otro atractivo, no se deb�a hablar. Ernesto
qued� encantado. Miramos el almanaque y seleccionamos el d�a para la semana
siguiente.


En la oficina, todos los d�as coment�bamos los detalles de
lo que �bamos haciendo y la respuesta que �bamos obteniendo de las damas, todo
iba viento en popa. Ernesto me coment� que a Andrea le gustaba la nueva
modalidad, lo mismo pasaba con Ana le cont�. Se me hab�a olvidad un detalle,
por lo que luego de ponernos de acuerdo, desabrochamos nuestros pantalones y
sacamos nuestros miembros para compararlos, eran de dimensiones similares, la
m�a un poquito m�s larga, y la de �l m�s venosa, las comparamos unos cuantos
minutos y concluimos que pod�a pasar inadvertido, era un riesgo que se pod�a
asumir, pero coincidimos que para asegurarnos deb�amos declarar una veda
sexual de una semana, para que las damas estuviesen m�s deseosas y en su
calentura no entraran en detalles.


Nos compramos piyamas iguales por si acaso, incluso nos
cortamos el pelo lo m�s parecido que pudimos, si alguno hubiera sido pelado
esto hubiera resultado imposible. Hasta ten�amos una excusa en caso de que nos
descubrieran, dir�amos que era una apuesta, donde solo dormir�amos al lado de
la esposa del otro, pura diversi�n. Fue lo �nico que se nos ocurri�, si no
funcionaba, mala suerte, ya ver�amos que hacer.


Empezamos la fase 2, aprovechando la ausencia de mi mujer,
yo mand� a las dos empleadas a hacer diversos mandados que las ocupar�an casi
toda la tarde. Con los ojos vendados Ernesto tuvo que recorrer la casa hasta
mi dormitorio, luego insist� en que se moviera dentro del mismo. Al principio
actuaba con torpeza, pero mejor� bastante luego de varios intentos. Luego
fuimos a la de �l, Andrea estaba en su trabajo. Nunca hab�a estado y me llam�
la atenci�n lo sencilla que era, dado que el ganaba buena pasta. Hab�an pocos
muebles pero de estilo, ten�a dos dormitorios, en uno hab�a solo un PC con su
escritorio, en el otro una buena cama, una roper�a, una coquetona y dos mesas
de noche. No hab�a espejo. Ten�a un ba�o en suite bastante sencillo. No quise
hacer preguntas que fueran inoportunas y lo hicieran sentir mal, no todos
ten�an una casa y una vida como la m�a. Fue muy f�cil recorrer las pocas
estancias con los ojos vendados, al cabo de media hora terminamos.


Practicamos dos veces m�s, en la �ltima no cometimos
errores, al otro d�a ser�a el gran d�a.


En la ma�ana me levant� feliz, hasta cantaba, cosa rara en
m�, una canci�n de moda. Cuando sal� para mi trabajo, al besar a Ana me quej�
lo que me dol�a a�n el dedo luego de cort�rmelo con el cuchillo del pan. Ella
me compadeci�, prometi�ndome que se ocupar�a de mi "dedo" esa noche. La bes� y
sal� para la oficina, era parte del plan.


Con Ernesto repasamos todos los detalles, la hora iba a ser
las 2 de la ma�ana, ya hab�amos controlado a que hora estaban bien dormidas.
Deb�amos abandonar nuestras casas, correr las dos calles que nos separaban y
ocuparnos de nuestras damas. A las cinco, luego de haber terminado, y de que
ellas retomaran un buen sue�o, volver�amos a nuestros sitios.


El d�a transcurri� exasperadamente lento, pero por fin
lleg� la noche. Fing� no sentirme bien y luego de ducharme sin cenar, me
acost� a eso de las 10. Me levant� con excusa de tomar analg�sicos a eso de
las 12 y media, no pod�a dormirme.


Cuando sent� que Ana respiraba lenta y serenamente, empec�
a chequear el reloj. Luego de una eternidad, lleg� la hora. Me levant� con
sumo cuidado, esto lo hab�amos ensayado tambi�n, Ana ni se movi�. Baj�
�gilmente, abr� la puerta y corr�, en la esquina me encontr� con Ernesto, nos
deseamos suerte y seguimos viaje. Me hizo gracia pensar si alg�n vecino me
ve�a corriendo en pijama.


Entr� con sumo cuidado, me mov� sin problemas, pens� si
Ernesto lo lograr�a, pero me olvid� de todo al llegar al dormitorio. La
oscuridad era total, as� estaba planeado, cerr� con cuidad lo puerta, se
supon�a que las luces de las port�tiles estaban desconectadas, as� que no
deb�a temer. Me deslic� con cuidado en la cama. Esper� a recuperar la
temperatura adecuada a alguien que estaba dentro de una cama. Estaba tan
excitado que me costaba no moverme. Al cabo de unos minutos me sent� m�s
confiado, sent�a el calor de su cuerpo y o�a su cadenciosa respiraci�n.


Record� la instrucciones, Andrea al contrario que Ana, no
le gustaba despertarse con una mano hurg�ndole la entre pierna, es m�s, no le
gustaba que le tocaran all� hasta que ella lo deseaba realmente, eran sus
nalgas, piernas y senos donde se despertaba sus deseo, luego s� habr�a v�a
libre para el resto.


Siguiendo las instrucciones, me saqu� el pantal�n del
pijama y el boxer, luego arrim� mi cuerpo al de ella, recostando mi miembro
contra sus nalgas, para empezar a acariciar aquel maravilloso cuerpo. El olor
de su perfume me embriag� y la suavidad y tersura de su piel me extasi�.


Sent� como su cuerpo se relajaba a mis caricias, bes� uno
de sus hombros, siempre dentro de las instrucciones, y segu� hacia su cuello.
Cuando sent� que su c�lida mano tomaba mi miembro erecto, descubr� que estaba
despierta y dispuesta para complacer mi sue�o. Gir� para luego besarme
profundamente, su beso fue suave y excitante, sus manos recorr�an mi cuerpo,
nos fundimos en un abrazo y luchamos para desnudarnos, sent� sus senos firmes
y generosos sobre mi pecho, mi erecci�n estaba a full, not� que ella hab�a
conservado sus bragas, pero no me pareci� relevante, cuando lo estimara
necesario se las sacar�a..


Era como una tigra en celo, me besaba y mord�a con una
pasi�n desmedida, yo la correspond�a, aquello era fuego puro y yo me derret�a.
Al cabo de unos minutos de acariciarnos y besarnos se separ� de m�. Busc� algo
en su mesa de noche y me hizo poner boca arriba, luego me hizo subir los
brazos y sent� como el fr�o metal de las esposas ce cerraba sobre mis mu�ecas.
Sent� cierto temor, ese era el punto d�bil de nuestro plan, que mientras yo
estuviera esposado ella decidiera ir al ba�o y encendiera alguna luz. Me
concentre en lo que deb�a hacer olvidando lo que podr�a pasar.


Sent� como sus manos recorr�an mi cuerpo, sus senos se
refregaban contra mi erecci�n, luego contra mi pecho. Sus manos me acariciaban
las bolas, la polla, y luego introduc�a uno o dos dedos en mi boca. Luego
sent� con un indescriptible placer como su boca besaba mi cuello y mi pecho,
para succionar mis pezones entre suaves mordiscos. A veces me besaba en la
boca, en su itinerante ir y venir por mi cuerpo. De a poco, se fue
concentrando m�s en mi vientre, para seguir de largo por mis piernas. Cuando
lleg� a mis pies comenz� a succionar mis dedos y me enloqueci� de placer. De a
ratos su lengua jugueteaba entre mis dedos o lam�a la planta. Era un
tratamiento fenomenal.


Cuando se saci� de mis pies, subi� lentamente por mis
piernas hasta llegar a mis bolas. Las lami� con suavidad, casi con dulzura,
para luego seguir con la base de mi polla, y desde all� brindarme un intenso
placer, recorriendo con su lengua toda la longitud de mi miembro.


Me desesperaba estar esposado y no poder corresponderla, el
placer era tan intenso que me retorc�a, y las esposas lastimaban mis mu�ecas,
ni as� yo desist�a de revolverme en la cama. Andrea sab�a como satisfacer a un
hombre, parec�a leer mi mente, y antes que yo pensara en algo ella ya lo
estaba haciendo. Su boca se apoder� de mi miembro y lo succion� con desenfado,
lentamente, engull�ndolo un poco m�s en cada chupada. No pod�a creer lo que
estaba viviendo, era un placer may�sculo, un sue�o hecho realidad.


Su lengua baj� lentamente por el tallo de mi miembro hasta
encontrar mis test�culos, juguete� con ellos, era un placer sentir aquella
lengua h�meda, tibia y transgresora, de a ratos me succionaba uno u otro
test�culo con su boca, era una experta. Con sus manos me ayud� a girar un poco
mi cadera, para luego hacerme flexionar una pierna y tener mejor acceso a mi
entre pierna. Pronto sent� como sus h�medos embates bajaban hacia atr�s de mis
test�culos, el placer no me permit�a razonar correctamente, y me revolv�a de
placer.


Me sobresalt� cuando la punta de su lengua hizo nido en mi
culo, la tibieza h�meda y el suave movimiento de presi�n en mi ano me hicieron
gemir de placer. El gemido pareci� motivarla, pues sent� como su lengua
empujaba audazmente en la puerta de mis intestinos, instintivamente me
resist�, pero el placer hizo que me entregara, as� me relaj� y sent� como su
lengua penetraba apenas en mi virgen orificio.


Nunca hab�a experimentado algo as�, mi verga no daba m�s de
excitaci�n, estaba dura como el acero. Con paciencia fue consiguiendo terreno
y me asombr� sentir como penetraba con cierta facilidad y se remov�a de una
forma impensada. Gem� varias veces en el �nterin, luego su lengua me abandon�
y volvi� a chuparme la verga con suavidad, pero para mi sorpresa sent� como su
dedo ocupaba la posici�n abandonada por su lengua, me resist� ahogando un
grito que hubiera echado todo a perder, pero la lubricaci�n previa con sus
saliva y la presi�n ejercida fueron suficientes para romper mi defensa.


Al principio el intruso no se movi� m�s, mientras su boca
segu�a con su devastadora obra de chuparme el miembro sin compasi�n. Atin� a
pensar que as� era como le gustaba a Ernesto, su dedo se mov�a lentamente en
un mete-saca y no pude evitar sentir placer, tampoco me cost� relajarme
nuevamente y entregarme una vez m�s a su capricho.


Me llam� la atenci�n como se mov�a con tanta facilidad, lo
que me hizo sospechar que de alguna forma ten�a lubricaci�n extra. Mi cuerpo
sen tens� de placer cuando su dedo encontr� lo que descubr� era mi pr�stata,
hab�a o�do hablar de ello, pero nunca lo hab�a experimentado, pens� en lo hijo
de puta que era Ernesto al haberme ocultado estos detalles. Mi cuerpo herv�a
de placer, su dedo combinado a su boca hac�a estragos en m�, sent� como se
formaba mi primer orgasmo, mis caderas se mov�an sin mi consentimiento,
acompa�ando tan fabulosos est�mulos.


Sent� como mi semen inundaba mis conductos y se proyectaba
con una fuerza inusitada hacia el exterior, fue lo m�s fant�stico que
experiment� en mi vida. Entre gemidos le entregu� mi leche a borbotones, me
estremec�a de placer, creo que all� fue donde empec� a estropear mis mu�ecas
con las esposas, pero no importaba, el placer que me embargaba hac�a que no
sintiera dolor.


Andrea ni se inmut� con la tremenda acabada que le proyect�
en su boca, sigui� como si nada, dejando mi verga totalmente limpia. Luego
sent� como se deslizaba suavemente sobre mi cuerpo hasta quedar encima de m�.
Nuestras bocas se encontraron y nos fusionamos en un beso. Mi sorpresa fue
may�scula cuando sent� que mi boca se llenaba de algo viscoso amargo, tal vez
salobre. La hija de puta me devolv�a hasta la �ltima gota de mi semen. No
sab�a que hacer, f�jense que estaba esposado a la cama de la compa�era de mi
amigo, disfrutando de sus favores sexuales sin su consentimiento, creo que si
ella me descubr�a no iba a ser f�cil mi situaci�n, tem� incluso por mi
integridad f�sica. En medio de mis vertiginosos razonamientos me tragu�
involuntariamente algo de mi mismo, mientras ella no dejaba de invadirme con
su lengua.


Cuando rompimos el beso yo ten�a al menos la mitad del
semen en mi boca, no me anim� a escupirlo, ella notar�a la mancha en la
ma�ana. Me desesperaba, los nervios me traicionaban y si bien respiraba por la
nariz, me parec�a que el aire que entraba en mis pulmones era insuficiente.


Andrea recorr� mi cuerpo en sentido inverso y volvi� a
ocuparse de mi miembro que estaba totalmente fl�cido. Como no obtuvo ninguna
respuesta, su dedo volvi� a invadir mi guarida posterior. Trabaj� con
paciencia, yo no pod�a dejar de sentir temor, ignoraba como segu�a en juego,
era obvio que ella necesitaba mi erecci�n, as� que cerr� los ojos y trat� de
calmarme.


Sus caricias, su boca succionando mi miembro y su dedo
explorando mi recto, resultaron una combinaci�n �ptima, dado que sent� como mi
hombr�a se recompon�a frente a tan placenteros est�mulos.


Su dedo no dejaba en paz a mi pr�stata, y mi cuerpo se lo
agradec�a acompa�ando su ir y venir, por lo que me sorprendi� su segundo dedo,
pero sin duda la excitaci�n hac�a milagros distendiendo mi esf�nter. Logr�
pon�rmela dura como una estaca, sus dedos me induc�a a un estado de placentero
letargo, no se me ocurri� que estaban debidamente lubricados hasta que sent�
como un tercer dedo se sumaba a la faena. Jam�s hubiera pensado que esto era
posible, pero el placer que obten�a era tan gratificante que no se me ocurri�
cuestion�rmelo m�s, adem�s �qui�n no ha cagado alguna vez alg�n sorete grueso
y rebelde? Sin que por ello debiera ir a un m�dico...


Esa noche mi cadera acompa�aba todo, acompasando sus
movimientos al est�mulo que me dispensaba Andrea en la profundidad de mi ser.
De repente todo ces�, lo que me sorprendi� y me puso nervioso. Acto seguido
sent� como ella se posicionaba de forma que colocaba sus antebrazos detr�s de
mis rodillas, y con insospechada fuerza me levantaba las piernas, para con un
solo movimiento dejarlas sobre sus hombros, No atin� a hacer nada, y creo que
lo lamentar� toda mi vida.


Con otro h�bil movimiento, lo que luego estim� lo hab�a
hecho m�s veces de lo que me pod�a imaginar, se ubic� m�s cerca de mi cuerpo.
En ese instante tendr�a que haberme dado cuenta, pues nada de eso era ajeno a
mi experiencia, yo lo hab�a hecho incontables veces tambi�n. Pero entiendan mi
posici�n, no deb�a hablar, no deb�a resistirme, as� me lo hab�a dicho mi
"amigo" Ernesto, as� le gustaba a ella, siempre ten�a la iniciativa, y era una
m�quina de sexo. Nada era mentira...


Cuando sent� una fuerte presi�n en mi ano, primero imagin�
que volv�a a jugar con sus dedos, pero el dolor fue terrible, lo que empujaba
en mi puerta trasera no era un dedo, su di�metro era descomunal. La sorpresa
fue tal que me termin� de tragar el resto de mi semen, luego grit� de dolor,
mientras sent�a que algo descomunal se abr�a paso en mis entra�as. Apenas tuve
lucidez para pensar que sus dedos formaban parte de sus manos que, a medida
que aquel bulto me desvirgaba, me sosten�an las piernas firmemente para que no
las bajara inoportunamente.


No se cuanto duro el tormento, cuando tom� nuevamente
conciencia de la situaci�n, el t�nel de mis intestinos estaba totalmente lleno
con algo duro como una barra de acero, tibio y palpitante.


El dolor que sent�a me paralizaba, me aterrorizaba pensar
que si me mov�a me doler�a aun m�s, aquello no se mov�a, sent�a como mis
piernas eran f�rreamente retenidas en su posici�n, hasta sent� como Andrea
respiraba pesadamente.


Luego todo fue un suplicio, m�s bien un calvario, la barra
entr� a moverse lenta y firmemente, pude percibir como mi ano, tensado al
m�ximo luchaba por no reventar con cada entrada y salida. Me ard�a
horriblemente, a pesar de que corr�a con facilidad. Mis intestinos abrazaban
aquel monstruo que no parec�a conforme con la profundidad a la que llegaba.


Cuando sent�a el cuerpo de Andrea golpear suavemente contra
mis sentaderas tom� conciencia de que era un hombre y me estaba culeando,
imag�nense mi sorpresa y mi horror.


Recuerdo como sent�a dolor al entrar y volv�a a sentir el
mismo dolor al salir. Estaba shockeado, intent� bajar mis piernas y sent� como
se abrazaba ferreamente a �stas, volcando todo el peso de su cuerpo para
abortar mis intentos. De las esposas ni hablamos, en cada forcejeo dejaba m�s
trozos de piel. Cuando aflojaba la tensi�n de mi cuerpo, en medio de mi
desesperaci�n, ella aprovechaba para bombear nuevamente. Era muy fuerte, y su
posici�n era dominante, no parec�a ser la primera vez que hac�a algo
semejante, pues conoc�a todos los trucos.


De a poco fue menguando mi voluntad por resistirme, y as�
lo comprendi� Andrea, dado que se dedic� a juguetear con su rabo en mi ano,
entraba a fondo, luego se deten�a, para retirarse con mucha suavidad, luego
entraba lento, para luego hacer unos r�pidos y cortos mete-saca, que
terminaron por relajarme totalmente, al ver que el dolor ced�a dejando lugar a
un extra�o placer.


Luego vino un suave y constante ir y venir, aquel miembro
se deslizaba con extremada facilidad, al comprender que no hab�a resistencia y
que era aceptado con aparentada indiferencia, que no era otra cosa que agrado.


Me sorprendi� que aquello me diera placer, aun que me
resistiera a aceptarlo mi verga recobraba su erecci�n para mi desagrado. Los
movimientos se hicieron firmes y profundos, mi pr�stata pareci� despertar en
medio de tanto est�mulo, yo estimo que med�a m�s de 25 cm, con un di�metro de
m�s de 5 cm, luego me enterar�a que mi culo evaluaba casi sin margen de error,
pues eran 27 x 5,5 cm las dimensiones de lo que horadaba mi culo.


Andrea not� que yo disfrutaba de sus virtudes y me dej� m�s
libertad de movimiento, sin pensarlo acompa�� como pude los movimientos de
ella, o �l, con mi cuerpo. Reci�n ah� descubr� que exist�an m�s placeres de
los que yo conoc�a, y pocos se le parec�an.


Empuj� mis piernas hacia mi cuerpo, yo no opuse
resistencia, hasta que �stas descansaron casi al costado de mi cuerpo, lo que
dejaba mis piernas totalmente abiertas y mi culo totalmente a su disposici�n.
Se inclin� sobre m�, sin dejar de culearme, hasta que lleg� a besarme en la
boca.


Yo respond� ese beso con insospechada pasi�n. Su cuerpo
ten�a una flexibilidad incre�ble, se manten�a apoyada en sus rodillas y en mis
piernas, mientras no dejaba de culearme y besarme al mismo tiempo. Sus
hermosas tetas golpeaban sobre mi pecho mientras embest�a con fuerza,
sac�ndome gemidos de placer que se ahogaban con sus besos. Creo que me enamor�
de ella en aquel instante, trat� de corresponderla como me lo permit�a mi
posici�n, devolvi�ndole los besos y abriendo m�s mis piernas, deliraba de
placer, aquello era lo m�ximo.


S�bitamente todo cambi�, Andrea comenz� a embestir m�s y
m�s fuerte, su cuerpo estaba en total tensi�n, era como un animal en celo,
algo impactante, hermoso, salvaje en extremo, me fornicaba como si le fuera la
vida en ello. Todos mis sentidos estaban magnificados por la excitaci�n de la
cual era presa, los est�mulos hasta hoy desconocidos para m� me llevaban a la
frontera de lo racional, su respiraci�n agitada, el roce de sus senos, sus
fuertes manos presionando hac�a atr�s mis piernas, su entre pierna golpeando
mis nalgas, su verga entrando y saliendo por mi esf�nter furiosamente, el
morbo de saberme culeado por una mujer hermosa con una polla tremenda, todo
era m�s que unos sue�os l�bricos y l�quidos, era el umbral del �xtasis.


Mi cuerpo se paraliz� y me asaltaron unas impresionantes
oleadas de placer, sent� como se formaba un tremendo orgasmo en mi interior, y
mi verga explot� empezando a bombear leche a borbotones, como si un dique de
contenci�n se hubiera roto liberando aguas furiosas y turbulentas. Sent� como
mi pr�stata era el epicentro de un terremoto de placer, que me produjo unas
contracciones que me sacaron l�grimas de placer, a la vez que mis entra�as se
inundaban con un l�quido caliente. Solo alguien que haya experimentado algo
as�, puede imaginar lo que yo sent�a en ese momento.


Las estocadas de su verga se fueron espaciando, como si
perdiera fuerza, sus manos liberaron la presi�n que reten�a mis piernas, solo
atin� a trabarlas detr�s de su espalda, no quer�a que se me escapara. Nos
besamos suavemente, como si fu�ramos viejos amantes. Sent� una ternura
infinita, algo totalmente nuevo, no quer�a separarme de ella, la quer�a dentro
de m� a pesar de que mi culo empezaba a arderme como un demonio.


Cuando retir� su polla de mi culo, sent� un decepcionante
vac�o, baj� mis piernas que apenas sent�a. Luego ella gir� separ�ndose de mi,
y percib� que buscaba algo en la mesa de noche, luego sent� como me liberaba
de las esposas. Con gran agilidad se arrodill� cerca de mi cara, y se subi�
sobre mi pecho, luego arrim� su polla a mi cara, la que acept� en mi boca sin
dudarlo. La chup� con ganas, su semen no me pareci� tan amargo. Su miembro
hab�a perdido algo de su poder, pero aun estaba firme, eso me facilit�
introduc�rmelo en la boca, apenas la cabeza y algo m�s.


Nunca hab�a hecho una mamada, era algo nuevo y placentero.
Mis labios trataban de cerrarse sobre eses tremendo tallo, y mi lengua lo
masajeaba con pasi�n, debo confesar que me encant�, creo que si estuviese
completamente erecto no lo hubiera podido contener en mi boca. Me encant� la
suavidad de su piel, la tibia firmeza, creo que a los que lo hemos hecho nos
trae recuerdos de nuestra primera infancia donde succion�bamos para
alimentarnos, succionar un buen pez�n es algo exquisito, pero no se compara
con una buena verga, sin duda que es m�s higi�nico que chupar una vulva oscura
y h�meda.


En eso estaba cuando ella encendi� la l�mpara de noche. Mi
sorpresa fue tal que me qued� congelado con su polla en la boca. Ernesto hab�a
olvidado desconectarla.



Anda, vamos que lo haces mejor que nadie. Me dijo, y
agreg�. � Sab�a que eras t�, hace tiempo que esperaba la ocasi�n de tenerte
en mi cama y someterte a mis deseos, eres una putita divina, lo supe desde
el principio. Creo que conozco muy bien a las personas, algo que t� no
tienes ni idea. Ya vi como disfrutaste, dudo que puedas vivir sin mi verga,
quiz�s alg�n d�a te preste mi culo, si es que haces m�ritos suficientes.
Sigue con lo tuyo, ahora me perteneces, y vamos a hacer todo lo que yo te
diga. �Est� claro?



Asent� sin dejar de mamarle la verga, que para mi sorpresa
se pon�a peligrosamente tiesa. Me dej� respirar, retirando su polla de mi
boca, para indicarme que me diera vuelta. No sal�a de mi asombro, no pude
articular palabra alguna. Me separ� las piernas mientras colocaba una almohada
debajo de mi vientre. Sent� como sus dedos revolv�an mi esf�nter con un
l�quido fresco, que en parte aliviaba mi dolorido ano. Luego la presi�n
nuevamente, menor pero dolorosa. Me empezaba a culear nuevamente, esta vez no
me resist�, me relaj� y me dediqu� a disfrutar al m�ximo.



Gira tu cabeza a la derecha y sonr�e. Me orden�.



As� lo hice, era hermosa la sensaci�n de sentir el peso de
su cuerpo sobre m� sus tetas frotando mi espalda, ensartado en su magn�fica
verga.



Mira con atenci�n. Me dijo en el o�do, casi susurrando.
�Ves la c�mara? �Entiendes por que no es correcto codiciar a la mujer del
pr�jimo? �Sabes que Ernesto va a ocupar el cargo vacante de la vice
presidencia? �Supongo que no querr�s que tu conservador suegro reciba esta
filmaci�n? �Sabes que tu esposa no quiere que la toques m�s? �Sabes que se
aburri� de tus infidelidades? Sabes que hace m�s de dos a�os que no tiene un
orgasmo contigo?



El terror me paralizaba una vez m�s, apenas pude reaccionar
y trat� de sac�rmela de encima, mi vida se ven�a abajo como un castillo de
naipes, era una trampa, mi desesperaci�n no ten�a l�mites. Andrea me tom� por
el cuello con su brazo mientras que el otro trababa mi nuca, en lo que parec�a
una llave de lucha libre, forceje� en vano, me romper�a el cuello yo solo si
persist�a en mi intento.



Amor, rel�jate, no quiero lastimarte, me pagan por
hacerte disfrutar. Dijo burlonamente. Mis honorarios cubre un a�o a partir
de esta noche, y una buena bonificaci�n si t� no te quejas.



Andrea bombeaba en mi culo con suavidad, yo lloraba en
silencio.



Me encanta follarme t�o lindos y putos como t�, en este
a�o sacar� suficiente como para no tener que trabajar m�s, adem�s el
contrato es por follarte una vez al d�a como m�nimo, como ves esta es por
puro vicio, por que me gustas. Ya me hac�a la idea cuando le�amos el libro
con Ernesto, pues lo eligi� �l con este prop�sito, sab�a que t� morder�as el
anzuelo con ganas. Nos re�mos mucho pensando en la sorpresa que te
llevar�as. Eres tan previsible. Las c�mara son infla rojas, tienen una
pel�cula super sensible que permite grabar en la oscuridad. Me olvid� de
decirte que son tres. Esa detr�s del jarr�n, otra encima de la roper�a, y
otra en la coquetona. Ma�ana cuando vengas, antes de entregarme tu culito,
nos excitaremos un poco viendo las filmaciones.



Su verga entraba y sal�a de mi culo mientras ella me
hablaba.



A la ma�ana siguiente Ana se despert�, gir� sobre s� misma
y se abraz� con Ernesto, le encantaba sentir su cuerpo desnudo. �l la
correspondi� estrech�ndola en sus brazos, la luz entraba por los costados de
las cortinas.



- �Habr� salido todo bien? �Qu� crees? Pregunt� ella.


- Si algo hubiera salido mal, hace horas que tu marido
hubiera regresado. Respondi� �l.


- �Le habr� roto el culo como le ped�? Pregunt� ella.


- Ni lo dudes, tiene una polla tremenda, a estas horas
debe de estar en alguna emergencia cosi�ndoselo. Dijo, y ambos rieron con
ganas.


- Sr. Vice- Presidente �Ud. me ama?



- Por supuesto Sra. La invit� a que cabalgue sobre mi
gara��n, los ejercicios matutinos conservan la salud. Dijo Ernesto,
invit�ndola a que montara sobre su verga erecta.



Hace 6 meses que todo pas�. Duermo pocas veces en casa, por
lo general Andrea se ocupa de m� por las noches. En las ma�anas ando con
sue�o, igual a nadie le importa si voy o falto al trabajo, me pagan
religiosamente, qued� claro que un trato es un trato. Mi culo se ha
acostumbrado a la polla de ella, y yo no me quejo, debo confesar que me gusta,
algunas veces soy yo el que le pido alg�n servicio extra. Aun no me ha dejado
entrar en su culo, siempre me dice que ya me va a tocar, as� lo espero.


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Relato: Cuando la realidad supera lo deseado
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