Miguel estaba tirado en el suelo del lavabo, le acababan de
dar un paliz�n, le hab�an robado todo lo que llevaba encima y su ropa estaba
destrozada. Ten�a alguna costilla rota y ni podr�a retorcerse de dolor, lleno de
moratones todo el cuerpo y ba�ado en sangre, en el suelo estaba incluso dibujada
su silueta. No sab�a quienes hab�an sido los t�os que le hab�an atacado, pero
hab�a dos cosas claras: que eran unos cobardes ya que atacaron por la espalda y
que eran unos putos porreros sin dinero que ten�an que robar al chico que iba
honestamente a comprar su hierba.
No ten�a ni idea de cuantos hab�an sido, s�lo recordaba
recibir un par de golpes en la cabeza y la espalda y aparecer tirado en el suelo
de su cuarto de ba�o, quiz�s sali� de la ducha y se resbalo con el jab�n aunque
eso no explica el por que iba vestido ni las m�ltiples heridas. Miguel se sent�a
como un cachorro abandonado o un perro apaleado, ten�a miedo incluso de estar en
su casa y eso que sus atacantes no quisieron violarlo, ni lo vejaron. Intentaba
ponerse de pie amarr�ndose a cualquier mueble, un peque�o armario se tambaleo
cuando Miguel intentaba esquivar el radiador con la cabeza, cosa que no pudo
hacer, y de lo m�s alto ca�a un bote lleno de colonia que iba a darle un nuevo
golpe a la ya de por si malograda cabeza. Mas una mano apareci�, le dio tiempo a
coger la colonia y la dejo en el suelo.
Sus enormes ojos eran azules, su pelo rubio, un p�lido tono
ocre cubr�a sus labios, ten�a el cuerpo tatuado con lo que parec�an ser hojas de
�rboles y un vestido oro muy brillante.
-Cualquiera dir�a que eres mi �ngel de la guarda �dijo Miguel
directamente a la chica.
-No me seas gilipollas, los �ngeles no tienen sexo y son unas
criaturas de lo m�s frustradas, creo que yo si tengo sexo �no te parece? �su voz
era suave, dulce, cari�osa, una caricia aun cuando dominaba la ira, el sarcasmo
o el dolor. Se quito el vestido y quedo completamente desnuda, llevaba unos
peque�os tacones marrones y se sent� justo encima de la entrepierna de Miguel.
�ste ten�a la boca abierta, los ojos en los redondos y voluminosos pechos de la
chica y el cerebro, en los bajos, con la punta apunto de sobresalir de sus
pantalones y destrozarlos a�n m�s por el terrible calent�n.
-No, si un polvo si que tienes.
-�Que rom�ntico!
-�Eh! Si entras al lavabo de un t�o y te sientas encima de �l
completamente desnudo no s� que es lo que esperas.
-Un beso.
-�Un beso?
-Llevo 45 segundos aqu� encima y todav�a no me has dado ni un
beso, es m�s, presiento que ni siquiera te vas a abalanzar sobre sino te lo
sugiero.
Miguel movi� los brazos con dificultad y abrazo a la chica,
junto primero sus labios y los rozaron suavemente para despu�s penetrar sus
lenguas con violencia pasional y entrelazarse fuera de sus bocas.
-Por favor, sigue sugiriendo.
-Pon tus manos sobre mis pechos... si, ahora apri�talos.
-D�jame lamerlos.
-L�melos cuanto quieras �la voz de la chica segu�a siendo
suave y arm�nica, melodiosa. Miguel mojo sus pezones para despu�s meterselos en
su boca mientras con sus manos palpaba el resto de sus pechos. Los pechos eran
tan grandes que aunque Miguel intentara abarcarlos no podr�a hacerlo, meti� su
cara en el canalillo y se dejo llevar por esos pechos.
Los agarraba, los soltaba, los lam�a, los mord�a, se
encontraba en el para�so y todas sus dolencias parec�an desaparecer. Cuando dejo
los pechos de la chica y comenz� a lamerle el cuello, ella le echo la cabeza
hac�a atr�s hasta la pared. Le gui�o un ojo y le quito la camiseta.
-Menudos pectorales �le dijo riendo.
-No te burles por que no sea un musculitos.
-Sino me burlo, me gustan tus pezoncillos, tan peque�itos,
tan duros, tu pelo me hace cosquillas... y estas muy nervioso... me gusta �con
sus pechos acariciaba el pecho de Miguel, con sus pezones los de �l.
Le bajo la cremallera y su miembro apareci� erecto, duro y
largo, pegajoso y bello como s�lo una polla puede serlo. La chica se coloco en
cuchillas y con su vagina acariciaba la punta de su polla, los dos se volv�an
locos con este movimiento hac�a arriba y abajo, hacia los lados y en c�rculos,
no se decid�a a la penetraci�n y ambos sonre�an nerviosos e impacientes.
De pronto la hundi� toda en su co�o, desde la punta a la
base, sent�a como sus huevos la tocaban mientras le cabalgaba con fuerza, con
esa lujuria que los hac�a gritar sin contemplaciones, sudar a borbotones, cerrar
y abrir los ojos sin ning�n control. La sacaba por completo y la volv�a a
introducir casi sin que Miguel se percatara. El co�o de la chica parec�a poseer
algo que ninguna otra chica ten�a, de su interior emanaba un perfume suave e
intenso como a canela, era tremendamente duro pero totalmente maleable, hac�a
que el miembro de Miguel pudiera permanecer erecto por interminables horas sin
que este se corriera, cuando lo normal en �l es que no durara m�s de un cuarto
de hora, y el contacto imperecedero hac�a perder a Miguel cuatro de sus sentidos
y todos sus nervios se concentraban en un �nico punto. Ning�n otro hombre estuvo
m�s despierto durante una relaci�n sexual jam�s. Se corri� dentro de ella pero
no fue una corrida normal como tantas otras sino que en esta ocasi�n su leche no
se disparo sino que broto lentamente como si fuera oro liquido, la fuerza que
necesito para eyacular le hizo ba�arse en un sudor espero que le ca�a por todas
partes, marearse, perder el sentido y resucitar con nuevas fuerzas provenientes
de la nada, sus venas se tornaron verdes, azuladas y marcaron todo su cuerpo, le
rodearon como si fueran hiedra escalando en la pared de un edificio, sin que la
chica dejara un instante de follarselo. Las sensaciones vivas, el placer, las
emociones, la felicidad, el mismo nirvana no se alcanzo durante un instante, ni
siquiera en un segundo, duro largas horas en las que la chica no le dejo, se
mov�a incesante, mostraba sus pechos y su lengua se mov�a como la de una
serpiente. Por esta vez, el placer no estuvo acompa�ado de dolor, ni una
punzada, s�lo tremendo placer.
-Eres demasiado t�a �le dijo cuando ella se levanto y se
quedo mir�ndose en el espejo.
-Cuando quieras repetimos.
-No s� yo si esto se me va a volver a levantar, me has dejado
muerto.
-Ese es el problema de los t�os. Yo en cambio estoy fresca
como una flor, me atrever�a a decir que estoy incluso insatisfecha.
-�C�mo? Si no hemos parado.
-Bueno... tal vez otro d�a te dejo seco de verdad.
-Pero si te he inundado, tienes encima todo lo que llevaba.
La chica se arrodillo y le dijo al o�do:
-No he hecho m�s que empezar, cuando acabe contigo estar�s
m�s seco que un cad�ver, te dejare ciego, sordo y mudo, s�lo podr�s sentirme
cuando este encima de ti, me oler�s a distancia y te excitar�s deseando que me
abalance sobre ti. Dentro de tu ceguera ver�s luces de colores tan llamativos
que creer�s estar en el mismo sol, en tu sordera oir�s melod�as tan embaucadoras
que las seguir�s hasta el fin del mundo, chillaras sin emitir un solo sonido.
Voy a follarte d�as y noches hasta que me satisfagas o mueras, lo primero que
ocurra y debes saber que soy insaciable.