Giro su cuerpo para acostarse sobre el est�mago. El sol del
verano caliente estaba pegando muy fuerte en su piel desnuda, d�ndole un ligero
picor pero de sensaciones dulces. La tierra bajo la toalla apretaba inflexible
sus tetas. Giro tambi�n su cabeza para admirar la belleza joven que estaba a su
lado. Ella tambi�n estaba desnuda. Los rizos rubios brillaban al beso de la luz
del sol. Sus rasgos juveniles eran perfectos y puros. Sus ojos estaban cerrados.
Sonr�o entonces a su hija y contin�o explorando el cuerpo joven.

Silvia pasaba las vacaciones de la universidad durante el
verano, en su casa, ellas ya hab�an pasado muchos veranos as�, simplemente as�,
recostadas juntas al sol, desnudas en el patio trasero. Ellas se sent�an muy
c�modas con sus cuerpos. La madre se permiti� seguir la curva de la delgada y
lisa garganta. Demoro cuando sus ojos aterrizaron en los pechos atrevidos. No
eran grandes, pero se ve�an atrevidos, con los pezones rosas parados que sub�an
y bajaban al son de la respiraci�n apaciblemente de la hija.

Los ojos de la madre siguieron el viaje por encima del
estomago plano y firme, la piel bronceada y brillante por el aceite que la
proteg�a del sol. Tomo una respiraci�n profunda cuando mir� fijamente ahora el
monte de venus con ricitos rubios. Perfectos, sus muslos entonaban con el resto
del cuerpo, piernas largas que parec�an seguir para siempre, bien formadas

Algo la hizo llevar los ojos hacia la cara de su hija, ella estaba despierta,
mir�ndola. La madre sonr�o y ella le dijo.

"Mam�, quer�s por favor pasarme el aceite por la espalda"
giro su cuerpo delgado para darle una vista encantadora de su espalda.

Se acerco m�s al lado de ella. Las personas siempre hab�an
comentado lo diferente que madre e hija se ve�an. Hecho raudales de aceite en su
palma, y la froto a la otra, extendiendo las mano acariciando desde los hombros.
Sonr�o, al ver c�mo la piel se erizo al primer roce. Silvia gimi�.

Apoyo en ella sus pechos maduros apret�ndolos en la espalda
resbalosa de su hija, y los pezones alcanzaron el m�ximo tama�o. Sus cabellos
oscuros cayeron encima de los hombros lisos. Era obvio que era m�s vieja que la
hija, pero su cuerpo se hab�a guardado en forma a pesar del paso de los a�os y
todav�a cuando caminaba por la calle algunos hombres le dec�an cosas y piropos

Sus manos resbalaron hacia la parte baja de la espalda. Con
los dedos extendidos acaricio extensamente hasta que las puntas llegaron al culo
atrevido. Pronto los dedos se encontraron en cada globo del culo, amasando y
apretando. No era consciente de cu�nto placer le estaba dando hasta que Silvia
gimi�.

"Mam� me lastimas " Ri�ndose retiro sus manos del apetitoso
culo y sigui� camino hacia las piernas, humect�ndolas muy bien con el aceite.
Con los ojos exploro furtivamente la conchita rosa entre los muslos.



Forz�ndose en demas�a se acost� sobre la manta al lado de su hija, al tiempo que
sus tetas se alzaron m�s, para saludar los rayos consoladores de sol. Separo
ligeramente los muslos en un esfuerzo d�bil por aliviar el dolor en su concha.
La respiraci�n se le agito muy r�pidamente. Ya hab�a hecho esto con su hija
durante muchos a�os y nunca le pareci� tan excitante como le era hoy. �Qu�
estaba pasando con ella? despu�s de todo el cuerpo joven a su lado era el de su
hija. �Agito la cabeza en un vano intento por liberarse de esos pensamientos
pecaminosos! Cerr� los ojos fuertemente para evitar la imagen de sus dedos
explorando su concha rubia, buscando placer entre los labios mojados.



As�, cuando estaba a punto de ir hacia la casa, Silvia le dijo.

"Mam�, mientras yo estaba en la escuela me hice una amiga
nueva." Ella quedo quieta y escuch�. Siempre hab�an tenido una relaci�n muy
abierta, y compart�an casi todo. Supo de inmediato que Silvia necesitaba hablar,
reconoci� el tono de voz de cuando Silvia era mas chica, la voz de Silvia era
baja y suave, y ella empez� a hablar.

"Es una chica diferente, su nombre es Tamara, nosotras nos
entendimos muy bien desde el principio. Tenemos las mismas clases y no paso
mucho en que con ella empezamos a compartir el cuarto" la madre solo extendi� la
mano para acariciar los dorados cabellos en un esfuerzo por aliviarla. Silvia se
alz� m�s sobre sus brazos y se volvi� para mirarla.

"Mam�, nosotras dormimos en la misma cama, juntas, desnudas"
la madre vio sus mejillas sonrojadas por algo de verg�enza y se esforz� por
comprender lo que estaba oyendo.

Se aflojo y dio a Silvia un abrazo caluroso, las tetas se
tocando, se acariciaron.

Silvia estaba llorando, mascullando algo sobre lo que hab�a hecho, estaba
avergonzada de ella misma. Tiernamente le alzo la cara para mirarla
directamente.

"Mira, yo soy tu mam�, te amo, no importa lo que hiciste, vos
estas contenta?"

Entre l�grimas Silvia puso su cabeza sobre los muslos
desnudos de la madre cuando esta se sent� sobre las piernas separadas cruzando
los tobillos, quedando su concha expuesta ante ella.

"Mam�, me gustan los hombres. Necesito a los hombres en mi
vida, pero amo cuando Tamara y yo nos tocamos. Es diferente pero tambi�n es tan
excitante"



Acaricio la mejilla de su hija amorosamente.

"Entonces eso es todo lo que tiene que interesarte. Que est�s
a gusto y contenta con ella" Permanecieron juntas por un largo rato. Silvia con
la cabeza en el regazo de su madre y esta acarici�ndole la mejilla, el sol
segu�a calentando los cuerpos desnudos.

Las mentes de ambas mujeres giraban, llenas de propios
pensamientos. La madre contin�o acariciando la mejilla dulce. Solo se sobresalto
cuando sinti� algo contra su pelvis. Miro hacia abajo y se asusto al ver un dedo
delgado jugando ligeramente con la mata de pelos que cubr�a su concha.
Inmediatamente busco con la mirada la cara de Silvia. Sus ojos estaban abiertos
pero con una mirada diferente. �Era anhelo o lujuria lo que ella adivinaba en
sus rasgos?

No la detuvo sino que abri� aun m�s extensamente los muslos.
Supo que su hija pod�a oler su excitaci�n y se abri�, sinti� que los labios de
su concha se hinchaban y separaban, cuando la punta de un dedo resbalo
f�cilmente entre ellos. Se sent�a bien. Supo que deb�a detenerla que todo esto
estaba mal. En vez de eso se pregunto por cu�nto tiempo hab�a tenido sue�os
calientes con su hija. No le importaba ahora. Estaba a punto de hacerlos
realidad, de hacerlos vivir en lugar de so�arlos

Gimi� cuando el dedo largo y delicado se resbal� dentro de
sus paredes firmes y mojadas. Se dejo caer de espaldas. Se oy� gemir y de
repente ya estaba �vida de degustar sus besos. La hija tiene rasgos que hered�
de su padre, era mucho mas intr�pida que lo que seria ella en toda su vida. Noto
esto cuando ella la empujo sobre la toalla. Su cabeza se meti� entre los muslos
buscando la tibieza agradable de su gruta de amor. Estaba viendo por primera vez
una nueva cara de su hija. �Realmente podr�a ser esto verdad? �Esto realmente
estaba pasando?

Pens�, al sentir la respiraci�n de Silvia hacerle cosquillas entre la mata de
pelos oscuros. "Dios yo quise esto" repet�a en pensamientos.

Alzo las caderas y tembl� sinti�ndose de repente hablar con
voz agitada.

Era el cielo puro. El placer la recorri� r�pidamente a trav�s
de todo el cuerpo y pronto descubri� que quien estaba metida entre sus piernas,
era nada m�s que su beb�, a quien ella aliment� con su leche de mam�.

Se retorci� y empujo su concha contra la cara de Silvia mas
all� de los l�mites, Gritando y empujando, cayo rendida entre convulsiones
org�smicas. Lanzado chorrito de dulce flujo en la dulce boca de Silvia, su hija.

Cuando pudo, jadeando, controlar la respiraci�n, se dio
cuenta que Silvia esta resbalando sobre su cuerpo desnudo, buscando su boca y
pronto sus labios estuvieron juntos. Bebi� su propio n�ctar de la lengua de
Silvia, busco mas y le chupo los labios y lami� la cara. Las lenguas se
enredaron hambrientamente. Madre e hija pon�an todo all�, desnudas,
lujuriosamente abrazadas en el patio trasero de la casa, saboreando el deseo
lujurioso del incesto.

Abriendo los ojos descubri� que el sol estaba cayendo, y ese era el fin de la
tarde. Solo ten�a el tiempo suficiente para explorar un poco m�s a su sexy hija.
La busco a su lado y la record� como cuando era ni�a, y enfoco todos sus deseos
hacia quien los hab�a despertado. Suavemente rod� encima de ella, sus tetas se
apretaron a las de la joven, los pezones se besaron. Se miraron fijamente
contemplando la creaci�n perfecta. La vos de la madre rompi� el silencio

"Mam� va a acariciarte como cuando eras beb�" extendi� la
mano temblorosa, y encontr� los firmes pechos diminutos que encajaban perfecto
en su palma. Su carne era suave y tibia. La otra mano fue a dar contra una de
sus tetas m�s grandes, buscando un punto de comparaci�n. Cada mano imitaba a la
otra, los dedos apretaron los pezones, uno rosa y suave, el otro oscuro y duro.
Silvia se arque� y le ofreci� sus tetas.

"Mam� que bien se siente" dijo con su voz jadeante. La madre
sonr�o complacida, se apoyo en un codo y busco con su boca hambrienta
amamantarse del otro pez�n. Se pregunto si los hombres sentir�an de esta misma
manera cuando ellos chupan de una teta.

El tibio brote rosa estaba palpitando en su boca. Sus labios
se abrieron y alojaron el pez�n entero dentro de la boca, succion�
aliment�ndose. Ya sent�a tensarse su vagina a punto de explotar en un nuevo
orgasmo. Separo los labios, y un hilo de saliva la dej� conectada al pez�n
brillante, rompiendo ese hilo despacio con la punta de la lengua, dio unas
lamidas m�s. El calor de verano fund�a sus cuerpos cuando cambio de posici�n y
se movi� entre los muslos firmes. El cuerpo de su hija era perfecto. Con las
yemas de los dedos acaricio a lo largo de la carne caliente y prieta. Se esforz�
para no apresurarse. Silvia abri� m�s extensamente sus piernas.



Las manos resbalaron por los muslos y empujaron las piernas para abrirla m�s. La
madre miro absorta la conchita rosa suave de Silvia

"�tu concha es hermosa hija, seguro que coge muy lindo,
queres que mam� te toque ah�?" paso los dedos por los labios abiertos y mojados,
mojando la carne suave como la seda.

Silvia clam�.

"S� Mam�, cogeme por favor. Lo necesito " La contestaci�n de
su cuerpo y sus gemidos era todo lo que necesito para soltar su animal interno y
empujo salvajemente un dedo dentro de la concha necesitada de Silvia, luego con
la punta del dedo chorreante sonde� entre sus labios buscando el cl�toris, dio
unos golpecitos r�pidamente encima de �l, hasta que Silvia intento cerrar las
piernas loca de placer. Sus gemidos y lamentos eran m�sica para los o�dos de la
madre. Resbalo su dedo muy despacio entre los pliegues de los labios y busco su
cueva, la encontr� mojada y firme, cuan ella era, sinti� los m�sculos de las
paredes de la vagina que apret� la punta de su dedo. Silvia Meneo la cadera en
busca de una mayor penetraci�n, y descubri� que amaba ser cogida por un par de
dedos. Lujuriosamente entre jadeos, la madre empez� a meter y sacar el dedo de
su agujero jugoso, empujando en lo profundo para luego arrancarlo de tan
caliente cueva. Sus caderas se encontraban con cada uno de las embestidas de la
mano.

"Mam�, oh mam�, s�, cogeme mam� s�. ohhhhhhhhhhh" fuera de
si, Silvia llor�.

La madre quiso mirar como su hija acababa en su mano. Era
importante para ella hacerla venir. Resbalo otro dedo mas en su arrebatamiento
por darle placer, retorci� y empujo con fuerza dentro y fuera de la concha de
Silvia.

Los movimientos de la hija se hicieron salvajes en su deseo,
con las contracciones de las paredes aterciopeladas ella acabo.

Estando Silvia en pleno �xtasis la madre zambullo su cabeza
entre las piernas de ella y abriendo los labios de la concha mojada, encontr� el
cl�toris duro, lo pellizco delicadamente con los dientes mientras hund�a los
dedos muy exigidos dentro de la dulce vagina.

Se sinti� estremecer y tensarse cuando empez� a degustar el
n�ctar dulce de Silvia, sus propios fluidos escaparon cuando saboreo por primera
vez los flujos de otra mujer, pero no s�lo de otra mujer, eran los flujos de su
hija. Se alimento �vidamente en su enloquecido deseo hasta que se sinti�
derrumbar.



A duras penas pudo apartar la boca y lami� a lo largo el estomago plano. Se
abrazo a su hija Arrull�ndose suavemente,

"Beb�, sos la nena caliente de mam�, tenes una concha
riqu�sima... Mam� te va a coger cuantas veces quieras como hoy" era todo cuanto
hab�a so�ado. Empujo los muslos de Silvia separ�ndolo m�s Y zambull� de nuevo la
cabeza entre ellos, buscando beber m�s del n�ctar prohibido. Silvia se esforz�
para decir

"Mam�, por favor, Mi concha est� llena de vos�" oy� decir
esto y un chorro tibio se escurri� del interior de la vagina de Silvia, y se
apresuro a beberlo.



"Que rica la lechita que le das a mami" dijo la madre y empujo dos dedos una vez
m�s en sus profundidades mojadas y Silvia se retorci� de gusto.



"Mam�, se siente maravilloso, como me coges, no pares, segu�" la madre esboz�
una sonrisa pecadora y lentamente continuo explorando con los dedos en su
interior, separando con la mano libre los labios hinchados y abiertos para que
sus ojos pudieran regocijarse en su conchita rosa p�lido. Saboreo del cl�toris
perfecto, un bot�n firme de sexo palpitante. Extendi� la mano para retirar la
piel que lo cubr�a y puso un dedo encima de �l. Sabia c�mo reaccionar�a y no se
defraud� en lo m�s m�nimo cuando Silvia empujo sus caderas hacia ella. Tambi�n
como a ella, a la hija le gustaba que le acaricien el cl�toris.

Empez� a resbalar los dedos mojados empujando firme hasta el
arrugado y aun virgen ano, empap�ndolo con sus propios l�quidos. Simplemente
mirarlo hizo latir muy fuerte la concha de la madre. Arrugado, tan cerradito, se
pregunt� si la habr�an tocado alguna vez ah�.

Ella movi� el dedo como barriendo por encima del agujero
peque�o, que con cada paso del dedo se entend�a, y la anim� a continuar. Tomo a
Silvia por la cadera e hizo que ella rodara para quedar acostada boca abajo. Sus
manos se encontraron de nuevo con las mejillas del culo y la empujo m�s hasta
que ella estuviera de rodillas. Silvia enterr� la cara en la toalla.

"�Te gusta como tu hija te muestra el culito? eh?"

"Si mucho, y a mami le gusta tocarte el culito" no termino la
frase completa cuando ya estaba unt�ndolo con abundante aceite solar. Cuando fue
bastante empez� a empujar contra el anillo apretado, Silvia grit� y ella alivio
la presi�n, sabiendo bien c�mo se siente, entendiendo que el dolor que sent�a su
hija era porque aun ese culito era virgen e instintivamente se resist�a a ser
perforado, ella maliciosamente le dijo a su hija

"Silvia, beb�. Decile a Mami, jugaste alguna vez con tu
culito? "Ella gimi� ruidosamente...

"Nunca Mami, nunca" la �nica respuesta de la madre fue un
gemido al saberse ella la primero en usar su culito, y eso fue muy importante
para ella. Bajo para morder delicadamente cada nalga, mientras empujo los dedos
en su concha y murmuro por lo bajo.



"�Mi amor, sabes le gustar�a a mami?, quiero ser la primera en romper tu
culito?, va a ver que bien se siente. Mami ama cuando la cogen a ella por el
culo. �Vas a dejarme hacerlo?"

Simplemente le dio una nalgada

Silvia grit�...

"Cogeme, s�, cogeme, cogeme como te cogen a vos por el culo".




"Shhhhhhhhhh mi amor, tranquila." susurro, acarici�ndole el culo

"Para eso necesitamos estar en casa, en mi cama. No solo
quiero cogerte el culo con mis dedos, y con mi boca, si no tambi�n quiero
cogerte con mi juguete y quiero cogerte muy profundo"

Tomadas de la mano ellas fueron del patio a la casa. Las
piernas le temblaban cuando sub�an los escalones hacia el cuarto de la madre y
cuando ellas entraron se besaron apasionadamente, los labios se mezclaron y
apretaron, aliment�ndose, explor�ndose. Sus manos se cruzaban pellizc�ndose los
pezones. Apret�ndose las tetas

Silvia se puso en la misma posici�n en que esta afuera sobre
la cama, la madre hizo una pausa para acariciar el arrugado ano de nuevo,
haci�ndolo mojar. Su dedo empuj� lentamente y la oy� clamar. No la pod�a ayudar
a encontrar un poco de satisfacci�n en el dolor, que fue intensificado por la
creciente presi�n del dedo dentro del culo. La madre contin�o empujando hasta
que culo se trago por completo la punta del dedo me�ique. Quiso empujarlo
profundo y violar su ano cerrado, pero se detuvo. Ella necesitaba ser abierta
despacio. No quiso da�arla. Su mano libre busco entre la pliegues de la concha
el cl�toris y empez� acariciando muy despacio. Ambas manos trabajan en un
movimiento alterno

Silvia se meci� y se estremeci�, sus lamentos eran roncos y
apagados. Su agujero virgen se relaj� un poco y se rindi�, permitiendo el acceso
al dedo violador en sus profundidades.

Ya casi era tiempo, la madre la cogi� por unos minutos con el
dedo me�ique mientras le acariciaba el cl�toris, y decidi� que era tiempo de ir
por m�s

Se dejo caer de la cama y busco en un caj�n a su juguetito.
Era una nueva experiencia para las dos. La madre nunca lo hab�a usado antes en
ninguna otra persona pero ahora, ahora estar�a cogiendo a su hija por el culo.

Junto al pensamiento lujurioso le llego un espasmo que
recorri� la concha y sinti� como otro chorro de flujos bajaba desde el interior
de su vagina por los muslos y apret� las piernas hasta descargarse por completo.
Despu�s de volver al control de su cuerpo se ajusto las correas del juguete a
las caderas y se miro en el gran espejo del armario como le quedaba la verga de
hule, y se aseguro que estuviera bien firme. No podr�a esperar para mirarlo
penetrar el culo de su hija.

Subi� a la cama y se acomodo detr�s del culo de Silvia. Su
culito peque�o era perfecto y cuando abri� con las manos las nalgas lo vio
palpitar esperando ser cogido.

Silvia le habl� a la madre

"�Mam�? �Qu� est�s haciendo? nunca me sent� as�, quiero que
me cojas , quiero sentir que me rompes el culo salvajemente", ansiosa la madre
le beso la espalda y una vez m�s hundi� sus dedos en la concha mojada, jugo en
ella meti�ndolos y sac�ndolos para extraer todo los flujos posibles y entonces
los esparci� por la punta del juguete de caucho.



"Mam� va cogerte ahora, sabes beb�. Vos rel�jate. Primero, voy resbalar esta
verga en tu conchita, as�, ves". Apret� despacio la falsa verga en los labios de
su concha y empez� a empujar. Asombrada miro como la concha de Silvia se
devoraba por completo la verga.

La saco y empujo de nuevo. Silvia gimi� y jade�. La madre
tambi�n jade�. Para ella era muy lindo ver como el hule desaparec�a dentro de la
concha mojada de su hija. Cuando lo vio muy brillante por los jugos de Silvia,
apoyo la cabeza bulbosa en el oscuro agujero del culo.

"MMMMm que gust�, como te lo coges, ahora despacito te voy a
coger el culito, sabes? As� de despacito... ahora... voy a cogerte por el culo�
quer�s que te coja? "

Silvia estaba perdido entre lujurias y pasiones y s�lo pudo
gemir y asentir con la cabeza enterrada en las sabanas de seda de la cama. Con
una mano sostuvo la verga y muy despacio empujo hacia adelante para no herirla.
Miro como se estiraba la piel y como se abr�a camino muy despacio dentro del
culo de Silvia, tom� todo el cuidado posible para no empujar profundamente. Los
lamentos de Silvia eran claramente de dolor ahora y por un momento tuvo miedo de
no poder continuar. No quer�a herirla. La arrullo suavemente, mientras le
aseguraba que pronto el dolor se convertir�a en el m�s intenso placer que ella
alguna vez experimentar�a.

"Respira lenta y profundamente mi amor, s�ntilo, rel�jate y
deja que entre, mam� te va coger muy profundo y vas a enloquecer de placer" se
movi� despacio y espero a que Silvia estuviera relajada. El placer estaba
empezando a reemplazar el dolor ahora. La cabeza de la verga de hule empuj�
ahora despacio dentro de su culo, la estaba abriendo por primera vez. Le meti�
dos dedos en la concha para mojarlos en sus flujos y luego los paso por el borde
de su ano estirado, acarici�ndolo para mojarlo aun m�s, lubric�ndolo muy bien.
Se Mordi� los labios y empujo un poco m�s, y estremeci�ndose Silvia tomo una
boqueada de aire y empujo su culo hacia atr�s, en un solo movimiento su culo
trag� muy profundamente la falsa verga de hule.



Ella clam� y solloz� y la madre con algo de temor le pregunto si ella quer�a
detener esto. "ayyyy , no, s�, ayyy, me duele, pero no te detengas", la madre se
afirmo tom�ndola por las caderas y entonces despacio, muy despacio empez� a
sacar la verga del interior del culo de Silvia. Sabiendo c�mo ella estaba
sinti�ndose manejo muy inteligentemente la situaci�n, simplemente, mov�a el hule
muy despacio dentro Silvia para que su culo se acostumbrara a ser penetrado,
cuando los quejidos de Silvia fueron gemidos de gozo. Empez� a aumentar de a
poco el ritmo de la cogida, y logro que la verga entrara y saliera del culo sin
ninguna dificultad. En la habitaci�n se escuchaba el ruido de los muslos
golpeando contra las nalgas, gemidos, sollozos, suspiros y aies. Silvia gritaba
y sollozaba extremamente. La madre mir� como su recto se apretaba alrededor del
juguete y quiso cogerla muy duro.

Fue demasiado. Silvia no tolero tanto placer y en un orgasmo
infinito quedo casi inconsciente sobre la cama, con el culo a�n mirando a su
madre. La Madre al borde del delirio se meti� una mano entre las piernas y
acarici�ndose r�pidamente acabo en chorros como si se estuviera orinando.
Agotada, retiro el juguete muy lentamente del culo ahora abierto de su hija, se
derrumbaron juntas una al lado de la otra, quietas, sin movimiento alguno mas
que el de sus pechos respirando, gozosas por lo que hab�an vivido.

La respiraci�n despacio tomo un ritmo calmo, los cuerpos
sudorosos se hab�an relajado, y el sue�o gano terreno. Se contuvieron mutuamente
en un abrazo. Una nueva atadura se form� entre madre e hija. La madre fue quien
despert� primero del sue�o lesbico y mir� con infinita ternura a Silvia, dormida
aun en sus brazos. Pens� en lo que hab�a pasado. Y no sinti� ning�n pesar, ni
culpa alguna, s�lo un hambre insaciable de continuar explorando los placeres con
su hija. Dese� que ella sintiera lo mismo y que pudieran compartir los mismos
sentimientos. Cerrando los ojos se abrazo mas a Silvia y record� que en la
pr�xima semana vendr�a Andr�s, su otro hijo, tambi�n a pasar las vacaciones en
la casa, con una sonrisa pecaminosa volvi� a dormir.