En el instituto solo se fijaban en las que tenian tetas
grandes, pero encontre a ese hombre

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Cuando esto me ocurrio, yo tenia unos 13 a�os. Vivia en una
zona costera de espa�a e iba al instituto. Una vida normal, en una ni�a normal.

No voy a decir mi nombre, porque creo que no es algo que haga
falta.

Mi aspecto era delgado, yo no me gustaba nada, morena, con la
melena larga, nada que sobresaliera de lo normal. Yo me veia bastante fea, ya
que los chicos solo se interesaban por las chicas que tuvieran grandes tetas y
desde luego, las mias, no lo eran en absoluto.

Cada d�a, durante el recreo, me sal�a del instituto para
tomarme el bocadillo en unos jardines que hab�an enfrente. All� un buen dia
conoci a Santiago, un hombre de unos 60 a�os, de aspecto bonach�n, con bastante
barriga, bastante gordo, con manos toscas de dedos muy gordos tambien.

Con �l yo pod�a hablar de cosas de las que normalmente no
hablaba porque me daba verguenza, en cambio con �l no me daba, al contrario, me
daba confianza. Charl�bamos de los padres, de los estudios, de chicos... en ese
momento, Santiago no trabajaba y casi que nos tiramos el curso hablando durante
los recreos llegando a hacernos grandes amigos y c�mplices.

Cuando casi llegaba el verano, �l encontr� un trabajo como
conserje en un edificio de apartamentos, de esos que se alquilan durante la
temporada veraniega en la costa. A veces, yo me iba hasta all�, aprovechando que
ya no ten�a clases y que los d�as eran mas largos, nos tir�bamos horas hablan-
do y riendo, realmente, s�, lo pasaba muy bien con �l, mejor que con mis amigas,
casi odiaba que tuviera d�as de descanso, porque ya no le ve�a.

Un d�a, me pregunt� si quer�a subir para ver como eran los
apartamentos por dentro, yo, claro, acced�.

Subimos y yo me sent� en una de las camas, Santi, enfrente de
m� en una butaca que hab�a. Sac� de una nevera una botella de martini rojo y lo
bebi- mos, nada, apenas un poco, no sea que en casa me lo notaran.

Las visitas se suced�an y Santi continuaba llev�ndome al
apartamento a tomar martini. A veces nos sent�bamos juntos en la butaca, el me
tomaba en brazos y con gestos normales, con naturalidad, me tocaba un hombro
durante la conversaci�n o, a veces, sin querer, me rozaba un pecho, a ve- ces si
me estaba comentando algo, dejaba all� la mano. Yo no lo apartaba, total, hab�a
confianza. A veces, me acariciaba las piernas, mis muslos, un d�a entre risas,
me toco con su mano por encima de mis bragas y la dej� ah� como si nada, porque
no s� , todo en �l era natural, aunque a m� no acababa de gustarme aquella
caricia.

Un d�a que estaba deprimida porque un chico no me hac�a caso,
me puso en la butaca, sobre �l, como a caballito. Al subirme, se me subi�
tambi�n la falda y sobre mis braguitas not� aquel bulto que le sobresal�a desde
dentro del pantal�n, que al ser vernano, era de una tela bastante fina. Me
acurriqu� sobre �l y con el vaiv�n de la butaca, notaba que aquello que se
frotaba contra m� , no dejaba de moverse, m�s bien, parec�a como si estu�- viera
provocado. Me dol�a un poquito la entrepierna, porque como Santi estaba bastante
gordo, para estar a caballito, ten�a que abrir mucho mis piernas, pero el roce
se me hac�a tan agradable que no me mov�.

Pero un d�a no s� si porque me sent� mal o beb� m�s de la
cuenta, me sen- t� un poco mareada. Santi me tumb� en la cama acarici�ndome para
hacer- me sentir mejor y se tumb� al lado mio. Not� como apartaba las braguitas
con los dedos y me tocaba en la rajita. Yo , medio ida, sent� un leve dolor
porque me estaba tocando algo bruscamente, me pregunt�: "te duele, mi
peque�a?"(siempre me llamaba mi peque�a) "un poquito, Santi, eso me ha dolido un
poquito" yo le notaba muy nervioso, curiosamente, yo no es- taba tan tranquila y
serena como otras veces que me tocaba, sent�a cierta turbaci�n. "mi peque�a(me
dijo) quieres que te toque de una forma mucho m�s dulce y placentera? con algo
que no solo no te va a doler si no que sentir�s unas ganas tremendas que te
achuche?" Le mir� con extra�eza, le pregunt� que a qu� se refer�a. Cogi� mi mano
y la llev� hacia su polla, que, no recuerdo en qu� momento se la sac� pero ya la
ten�a fuera. Pens� que esa picha era muy grande, tremenda, yo nunca hab�a visto
nada igual.

El guiaba mi mano, arriba... abajo... despacio.. se coloc�
enfrente a m�, de rodillas en la cama, como la barriga le imped�a tenerme
acceso, logr� po- nerme parte de su est�mago encima de m�, de modo que su polla
y mi ra- jita quedaban frente a frente. Con una mano me frotaba por encima de
las bragas que a�n conservaba puestas, aunque la falda al acostarme, eviden-
temente, se me hab�a subido hasta la cintura, con la otra mano, me desa-
brochaba la blusa, dejando al aire mis peque�as tetas, aun sin sujetador, que no
les hacia ninguna falta. Santi, no dejaba de murmurar, que rico, que rico... yo
estaba nerviosa... �l me pellizcaba las tetas sin dejar de frotarme muy nervioso
para lo que aquello a mi me parec�a que era.

Sus grandes muslos , hac�an que mis piernas estuvieran
completamente abiertas, de esa manera, se me ve�a ofrecida, entregada... aunque
todo aquello me parecia algo distinto o que no se deb�a hacer. Yo estaba quiete-
cita, dej�ndome acariciar y deseando que acabara, ya que nunca hab�a visto a mi
amigo con esa cara tan extra�a, pero de pronto, not� que uno de sus dedos,
apartaba un poco mi braguita hacia un lado, de modo que notaba el gordo capullo
frot�ndose contra mi co�ito inexperto, porque a pesar de tener 18 a�os, todo eso
era nuevo para m�. Aquella caricia, la recib� de una manera extra�a, como si
cometiera un pecado pe- ro como todos los pecados, era algo excitante,
inenarrable, no se puede explicar lo que sent�a, porque a la vez, eran nauseas y
a la vez sent�a que me mojaba toda. A esta edad yo jamas me hab�a masturbado,
as� que no sab�a que era sentir placer en aquella magnitud y todo eso me
superaba.

Cuando �l not� mi co�ito tan pr�ximo a su polla, se puso m�s
nervioso a�n "mi peque�a, mi peque�a...mira el calorcito que te doy.... siente
bien al tio Santi el gustito que te da, verdad mi peque�a?" diciendo esto, se le
cay� un hilillo de baba sobre mi cara, lo cual me dio bastante asco, por cierto,
pero mi co�o no respond�a con asco precisamente, al contrario, se mojaba por
momentos. Yo pretend�a cerrarme de piernas, pero no pod�a, el tio Santi (como se
bautiz� en ese momento) me lo imped�a con las suyas propias, as� que no pudiendo
m�s llor� con una mezcla de rabia, placer, m�s rabia a�n y sin poderlo remediar,
me hice pis encima pero �l segu�a frot�ndome y sosteniendo mis bragas a un lado.

Estuvimos as� mucho rato, al menos, el reloj para m� se par�
hasta que �l descarg� sobre mi rajita toda su leche caliente la cual dejo bien
extendida debido a que segu�a frot�ndome con su polla hasta dejarla bien
repartida.

Yo no paraba de llorar de la verguenza y el asco. Se levant�
de sobre m� y fu� al ba�o a por papel higi�nico, para que me limpiara. Mis manos
aun temblorosas no atinaban, as� que �l mismo, retir� de nuevo mis bragas, hi-
ce un adem�n, para defenderme, cre� que lo repetir�a, pero me dijo "tran- quila,
mi ni�a, el tio Santi, solo va a limpiarte, bonita mia" Salimos de all�, no sin
antes decirme: "mi ni�a, si cuentas esto a alguien, no podremos volver a
hacerlo, entiendes?" yo pens�, pero quien quiere repe- tirlo? Sal� del edificio,
tratando de no pensar en nada. queriendo olvidarlo.

Pasaron 2 semanas y una noche, en mi cama, me sorprend� a m�
misma toc�ndome, un poco , buscando aquella sensaci�n del d�a que lo prob�.

Senti tanto asco de mi misma y de aquello que me dorm�
llorando, sin em- bargo, al otro d�a, me encamin� al edificio a ver al tio
Santi.

Me recibi� con una sonrisa. "te esperaba, mi ni�a" me dijo,
"subimos a to- mar el martini?" murmure.. "si" Aquella tarde, no tomamos
martini, fuimos derechos a la cama. Me tumb� me baj� las bragas del todo y me
las quit�. Yo murmuraba, "no... no.. deja- me... no.. no quiero..."pero mis
piernas se abr�an obedientes, que me pasa- ba?quer�a descubrir que era aquello
que tanto me gust� dos semanas antes. Santi, se quit� el pantal�n y los
calzoncillos, dejando fuera, ante mis ojos su gruesa polla, con aquel capullo
sonrojado que tanto gusto me di� tardes pasadas. Se sent� en la cama con las
piernas abiertas y me hizo sentarme igual pero frente a �l. "vamos a jugar" me
dijo, me llev� con mis manos a su polla, me gui� hasta cogi�ndome por la cabeza
para que me la metiera en la boca, pero me daban nauseas ya que me llenaba la
boca entera. Mi boca era muy peque�a as� que me costaba cierta dificultad.El
mov�a el culo y la polla entraba y sal�a de mi boca y empezo a palpi- tarme. Me
sent�a un poco decepcionada, yo quer�a que me frotara como aquella tarde.
Pareci� leerme el pensamiento. Se me tumb� encima, notan- do como casi me
asfixiaba, pero Santi supo acoplarse bastante bien y en un pis pas sent� su
polla quieta sobre mi raja. Como la otra tarde, la cogi� con una mano y comenz�
a frotarme y yo a llorar de rabia, de asco.... me sent�a tan sucia por desear
aquello tan infernal....!!

... continuar�