Relato: Experiencia en Paris





Relato: Experiencia en Paris

LA HISTORIA DE SUZIE...



Suzie por fin lo hab�a logrado. Hac�a 10 meses que hab�a llegado a Par�s desde
su hogar en una peque�a villa en el interior de Francia y por fin, despu�s de
pasar hambres, sufrimientos y rechazos, hab�a llamado la atenci�n de un agente
de modelos y hab�a, no solo conseguido su primer trabajo de cierto nivel, sino
que hab�a sido un trabajo de pasarela para una firma importante y sobre todo muy
bien pagado, a lo que sigui� un lucrativo contrato exclusivo.





Mientras paseaba orgullosa por las calles de Par�s recordaba como desde su
llegada a la adolescencia las amigas de su madre comentaban su rara belleza y le
recomendaban inscribirla en alguna escuela de modelaje pues supuestamente las
modelos ganan muy bien y muy f�cilmente.



Ella sab�a, ya por experiencia, que eso no era as�, que primero pasar�a por
muchas penurias, que inclu�an el hambre, el rechazo, maltratos de patrones en
trabajos baratos y acoso sexual, lo que irremediablemente la hac�an llevar una
vida muy solitaria, sobre todo en lo que a hombres se refer�a pues el acoso de
estos la hizo desconfiada respecto a ellos.



Pero eso quedaba en el pasado, hoy, satisfecha y segura de si misma paseaba por
los barrios y parques de Par�s, casi ensimismada imagin�ndose como gastar�a el
dinero que le hab�an depositado en una nueva y abultada cuenta bancaria a su
nombre. Se pavoneaba orgullosa sin tomar en cuenta a los hombres que se la
com�an con los ojos pues realmente se ve�a hermosa, espigada, de un metro 78
cent�metros de estatura pero delgada y delicada, con rostro de perversa, corte
de pelo a lo garcon, cuello largo y delicado, su hermoso cuerpo ce�ido en el
conjunto C#anel que le hab�an dado a escoger para qued�rselo, que era formado
por una minifalda negra de corte cl�sico y botones al frente, una ligera
blusa-camiseta blanca con l�neas negras horizontales en la parte superior con el
conocido logo de la marca con la doble C, un cintur�n met�lico y un ligero
blazer negro, guantes de cuero negro, bolso coordinado, zapatos negros tipo pump
de los que los americanos llaman "fuck me pumps". Aretes largos y cascabeleros,
y llevaba las piernas desnudas, sin medias, pues as� se sent�a mas libre.



Por fin se sent�a alguien, pero a�n as� se sent�a incompleta, pero dado que los
hombres en Par�s la hab�an tratado mal, no se permit�a admitirse a si misma que
lo que le hac�a falta era un var�n.



El sonido met�lico de sus aretes al caminar, la tibia brisa y la profundidad de
sus pensamientos hicieron que, sin darse cuenta, se alejara de la ruta planeada
de su paseo y de pronto se vio en un barrio pobre y desconocido para ella, pero
esto no la inquiet� pues segu�a sumida en sus pensamientos, al pasar por un bar
oy� las voces de los hombres vociferar en alguna pol�mica y la piel se le eriz�
al imaginarse hombres rudos y sucios, con fuertes brazos por el trabajo mal
pagado y que seguramente se matar�an entre s� por obtener sus favores.



Esta imagen de poder femenino le dio inmenso placer y casi inadvertidamente
comenz� a excitarse. Pero a sabiendas de que ella nunca se entregar�a a un
hombre, por lo menos en esos momentos de desilusi�n, y menos a unos sucios
cargadores.



Poco a poco, conforme caminaba, se fue encontrando con casas mas pobres y calles
m�s solitarias, lo que le hac�a recordar sus momentos de necesidad en sus
primeros meses en la ciudad y los maltratos de los que fue v�ctima. Suzie
comenz� a sentir l�stima por si misma.



La joven modelo se detuvo de pronto e instintivamente junto a la verja maltrecha
de una casa pobr�sima y pudo ver en el peque�o patio un par de perros flacos, de
raza indefinida y pelambre maltratado. Instant�neamente Suzie se identific� a si
misma en ellos. Algo en su mirada triste y vidriosa le recordaba el como se
hab�a sentido �ltimamente y que fue precisamente por lo que fue contratada,
aunque su nuevo "patr�n" dec�a que su mirada le recordaba una triste sexualidad
lo que a ella le molest�.



Pero al seguir observando enternecida al par de perros se dar�a cuenta de la
realidad. Su mirada se desviaba l�nguidamente de uno a otro y por sus
dimensiones y caras pudo distinguir a uno como hembra y al otro como macho,
envidiando ella a la perra por tener compa��a masculina de su propia especie.
Justo cuando ca�a en cuenta de lo que significaba la mirada vac�a y extra�a en
los animales su mirada se focaliz� entre las patas traseras del macho.



Suzie no se dio cuenta cuando comenz� a respirar por la boca abierta, pues
estaba totalmente concentrada en la rojiza protuberancia que comenzaba a surgir,
t�midamente, entre las patas traseras del animal.



Su mente viaj�, en cuesti�n de segundos, a�os y kil�metros, hasta su villa,
cuando ella vio por primera vez la erecci�n de su mascota, entonces no sab�a
porque pero le inquietaba y hasta molestaba tal visi�n, a tal grado de por las
noches no poder dormir y sin saber que exactamente le molestaba de su perro.
Ahora estaba ensimismada como anteriormente al ver el miembro viril del animal,
que, aunque mas peque�o, a�n ten�a un extra�o magnetismo y misterio para ella.




Con la diferencia de que ahora sab�a para que serv�a esa protuberancia y como se
usaba. Con asombro Suzie vio como la perra acercaba su trasero al hocico del
perro y ella misma dio un peque�o brinco cuando el animal salt� sobre la perra,
mont�ndola por detr�s y la joven pudo ver como instant�neamente al comenzar a
moverse el perro su pene creci� a�n mas tratando de penetrar a su hembra.



Suzie cay� en un m�s profundo estupor al ver los r�pidos movimientos de
penetraci�n que el animal practicaba sobre su hembra. Sin darse cuenta ella
misma se balanceaba un poco con cada empuj�n de las caderas del animal, sus ojos
fijos en esa regi�n esperando ver un poco de ese h�medo y brillante pene.



Casi como por inercia Suzie comenz� a imaginarse como una hembra animal, para
poder imaginarse en las condiciones en que se encontraba la perra que tenia
enfrente, siendo penetrada furiosamente por ese perro insaciable, teniendo en
mente a�n a su mascota de a�os atr�s.



Poco a poco Suzie pudo desprenderse de tal escena y pudo, con paso inseguro,
seguir su camino. Pero de la mente, por m�s que trat�, no pudo arrancarse tales
morbosas y pasionales im�genes.



Mientras se alejaba de aquella calle Suzie segu�a imagin�ndose en el lugar de
aquella perra, racionalizando esto de forma que no estar�a entreg�ndose a un
hombre sino a un macho, y un animal, por mas macho o masculino que fuera, nunca
le hab�a hecho ning�n da�o. Claro que todo esto en el nivel de la fantas�a,
pensando en usar esas im�genes para desahogarse ella misma en sus momentos de
frustraci�n e insatisfacci�n. Im�genes que ten�an, empero, un poderoso efecto
sobre sus sensaciones.



Al poco tiempo decidi� apurar el paso, salir de aquellos rec�nditos barrios,
para llegar mas pronto a su departamento y poner en pr�ctica el uso de esas
nuevas im�genes para su satisfacci�n personal en la seguridad y confort de su
recamara. Pero pronto se dio cuenta que estaba perdida, no reconoc�a nada de lo
que la rodeaba. Ni siquiera hab�a una sola persona alrededor a quien preguntarle
direcciones.



Al doblar una esquina se encontr� en un barrio mas oscuro y solitario a�n que
los anteriores. Se detuvo indecisa por unos segundos hasta que pudo ver una
sombra moverse a media calle, en la penumbra de la media tarde bajo la oscuridad
que generaban los edificios. Apresurando el paso se dirigi� hacia la persona que
cre�a haber visto pero a unos metros se dio cuenta de que la persona era en
realidad un gran dan�s que, obviamente perdido, buscaba su alimento parado sobre
un gran bote de basura.



Suzie se estremeci� al ver su gran tama�o y m�s a�n cuando el animal volte�
hacia ella y la observ� por unos segundos con sus grandes ojos indiferentes
antes de bajar sus patas del bote y encaminarse alej�ndose de la mujer. Todo
pas� por unos segundos pero fueron suficientes para que Suzie recorriera con sus
ojos el impresionante cuerpo del animal y reparar, aunque por una fracci�n de
segundos, en la gran capucha que guardaba el pene en reposo del enorme perro.
Suzie qued� congelada por unos segundos que a ella le parecieron una eternidad
mientras el animal se alejaba de ella. Por su mente pasaron todas las
posibilidades mientras, impotente, ve�a alejarse una posibilidad irrepetible.
Saliendo de su pasmo Suzie pudo comenzar a moverse y, con paso tembloroso y sin
darse cuenta en que momento tom� la decisi�n se encamin� hacia el animal en
movimiento.



A la distancia la joven vio como el gran dan�s se introduc�a a un callej�n y
apresurando el paso se dirigi� tras �l.



Al llegar al callej�n, casi sin aliento, pudo ver al enorme animal tratar de
hurgar entre la basura de un contenedor. Conteniendo el aliento, y sin pensarlo
mucho, Suzie se encamin� hacia el animal, el cual al o�r sus pasos y el tintineo
de sus aretes se puso en alerta mirando en direcci�n de la mujer. La joven
temblaba al darse cuenta del peligro en el que se encontraba pero era m�s la
fuerza de su decisi�n y sobre todo de su deseo.



La joven y bella modelo sent�a como su peque�a tanga se iba humedeciendo por el
grado de su excitaci�n. La joven ced�a ante las sensaciones que invad�an su
cuerpo a tal grado que sus rodillas apenas si la pod�an mantener en pie.



Al ver que el animal aun segu�a en guardia y para contrarrestar el peligro Suzie
se dio cuenta que ten�a que demostrarle que ella no presentaba ning�n peligro
para �l, tratando de recordar el comportamiento de la perra que hab�a visto una
hora antes con su macho, su mente se pobl� de im�genes con una tremenda carga
er�tica y su cuerpo decidi� por ella, pues por la excitaci�n, a pocos metros del
animal, sus piernas cedieron y cayendo sobre rodillas y manos adopt� sin
quererlo la postura que tomar�a una perra.



El animal al notar esto, intrigado, se acerc� a ella con sumo cuidado. Dos veces
la rode� tratando de captar su esencia con su olfato a distancia, lo que provoc�
varios escalofr�os de placer a la joven mujer.



Al tercer giro un olor capt� su atenci�n y el imponente perro se detuvo junto al
trasero de la joven modelo. A unos cent�metros pero tratando de no acercarse
demasiado aspir� el lugar donde el olor era m�s fuerte y su inter�s creci� al
notar que el extra�o animal que ten�a enfrente era una hembra.



El animal se entusiasm� al ver una perra caliente y ofreci�ndosele dispuesta a
aparearse con el. Desde que hab�a dejado la casa de su amo, unos meses antes, no
hab�a tenido contacto con una hembra que se adecuara a sus necesidades, de
acuerdo a su tama�o y sobre todo que estuviera dispuesta a satisfacer sus
necesidades sin salir espantada.



Suzie no sab�a nada de esto, no se daba cuenta de las actitudes del animal y
mucho menos de sus necesidades, a ella solo le interesaban las propias y rogaba
por que el animal estuviera dispuesto a satisfacerlas.



La joven modelo record� su tanga ya empapada en los jugos de su excitaci�n y
separando una mano del suelo la baj� hasta sus rodillas desde donde, con cierto
trabajo, logr� sacarla y arrojarla un par de metros lejos de s�.



El animal, sorprendido, sigui� la trayectoria del extra�o objeto del que se
hab�a desprendido la hembra. El perro se dirigi� hacia la prenda que, hecha un
montoncito de trapo h�medo, hab�a ca�do cerca de �l y hundi� su nariz en ella,
aspirando con fuerza su aroma. Luego sacando la lengua prob� el liquido que la
cubr�a y levantando la cabeza, con la lengua de fuera y escurriendo grandes
cantidades de saliva dirigi� su vista vidriosa y lujuriosa hacia la joven y
bella modelo que al darse cuenta de su reacci�n se estremec�a de pies a cabeza.




El tremendo animal, con una erecci�n en crecimiento que llamaba poderosamente la
atenci�n de la joven, comenz� a acercarse lentamente a ella como un le�n,
caz�ndola, asegur�ndola para s�.



Suzie no pod�a dejar de temblar, presa de una mezcla de placer y miedo que se
apoderaba de su cuerpo y la manten�a firme en la misma posici�n en la que hab�a
quedado desde que el animal se hab�a acercado a ella.



Al acercarse el animal, Suzie ten�a ojos solo para su creciente verga, y al
perderlo de vista cuando este la rode� una vez mas trat� de mantener esa imagen
en su mente regode�ndose en ella por lo que la bella joven dio un respingo
cuando sinti� una fr�a humedad posarse en la parte interior de sus muslos,
recorri�ndolos hacia arriba llegando hasta su desnudo trasero, bajo la peque�a
falda.



Suzie sinti� el fresco en su entrepierna cuando el animal aspir� con fuerza
justo sobre sus genitales. Inmediatamente la joven sinti� como algo h�medo y
suave y rasposo a la vez recorr�a su vulva de arriba a abajo y casi colapsa su
cuerpo al suelo pero se mantuvo firme.



El contacto hizo que la joven modelo se excitara a�n m�s, provocando esto que su
lubricaci�n aumentara y, al tener el gran dan�s mas l�quido sexual a su
disposici�n, el animal se dispuso a disfrutar hasta la �ltima gota de tan
exquisito n�ctar leng�eteando con fruici�n la vulva de la bella modelo.



La bella y delicada joven se estremec�a con cada roce de la poderosa y �spera
lengua de la tremenda bestia. Como si sintiera el placer sexual por primera vez
Suzie se dejaba llevar por cada nueva sensaci�n que la hac�a viajar al para�so y
de vuelta a la tierra una y otra vez.



El animal hurgaba cada rinc�n de la vulva de la joven tratando de acabar con
cada gota de sus jugos pero estos se duplicaban con cada burda caricia de su
lengua sobre la intimidad de la joven hembra. Y en su intento hurgaba cada vez
mas profundamente hasta llegar a penetrar poco a poco la estrecha vagina de su
reci�n encontrada amante.



La joven, olvid�ndose de pasadas penas y sinti�ndose arrasada por las
sensaciones, se sent�a mujer por primera vez despu�s de mucho tiempo, se sent�a
parte de algo, se sent�a apreciada. Con pasi�n la joven empujaba su trasero
hacia atr�s, buscando que el animal la penetrara con su lengua a�n mas
profundamente llegando r�pidamente a un primer y explosivo orgasmo.



Por incontables minutos el animal con arrebatada y burda pasi�n le arranc� a la
joven varios orgasmos de diferentes graduaciones e intensidades que la llevaron
al borde de la locura sexual, hasta que de repente se detuvo. Suzie lo tom� como
un respiro de parte de su "amante" y trat� ella misma de recuperar su aliento,
cesando como �l por la boca abierta, con la cabeza colgando y sus cabellos,
cubiertos en sudor, enmara�ados sobre su frente y parte de su rostro.



Y, de pronto, todo cambi�, lo que eran atenciones para Suzie, y que ella misma
consideraba as�, se convirti� en recompensa para el animal. El enorme perro, sin
que la joven lo notara, comenz� a posicionarse sobre ella, colocando lentamente
sus patas delanteras casi junto a los brazos de ella que la sosten�an, apenas,
sobre el suelo. Por su gran tama�o el perro apenas si rozaba el pelambre de su
pecho sobre la espalda de la joven, pero �sta, concentrada en si misma, no lo
not�, hasta que la enorme bestia comenz� a tratar de posicionar su erect�sima
verga contra el trasero de la que consideraba ya su hembra.



Suzie comenz� a sentir un golpeteo contra sus nalgas y de pronto se dio cuenta
de la presi�n sobre su espalda, el tacto del pelambre del perro sobre su
delicada y sensible espalda la hizo estremecerse antes de darse cuenta que el
golpeteo contra su trasero era con el pene de su amante.



La joven se sinti� morir de placer y gusto, arqueando la espalda por instinto
casi animal, levant� el trasero exponiendo su vulva al macho que trataba de
poseerla sin contemplaciones de ninguna clase. Al sentir la suavidad de los
labios vaginales de la bella joven, el animal aumento la fuerza de sus empujes
doblando su espalda sobre el cuerpo de ella, pero sin despegar las cuatro patas
del suelo, como si supiera que su peso ser�a demasiado para la joven en tales
circunstancias, y tratara de evitar que se asustara y huyera como las otras
hembras que hab�a tratado de montar en los meses posteriores en que hab�a dejado
su hogar.



Pronto, la verga del perro encontr� un orificio suave que, aunque peque�o, le
pareci� que era lo que estaba buscando y enfoc� sus ataques en �l, acerc�ndose
aun m�s a la hembra para poseerla como era su deseo y hacerla suya con el poder
que tiene el macho sobre cualquier hembra que reclama como su perra para
aparearse.



Al sentir la tremenda verga en la entrada de su vagina, Suzie se espant�, de
pronto se dio cuenta de lo que estaba haciendo, pero no le preocupaba con QUIEN
lo estaba haciendo sino su tama�o y las consecuencias que esto tendr�a sobre su
delgado y delicado cuerpo, sobre todo su delicada y estrecha intimidad.



Pero la joven no tuvo mucho tiempo para ponderar sus acciones y pas� de la
preocupaci�n al doloroso goce cuando de un solo golpe su bestial amante meti� la
mitad de su pene en su estrecha pero bien lubricada vagina.



El ardor y la sensaci�n la estaban volviendo loca en m�s de una manera y Suzie
sent�a como su cuerpo se mec�a con cada golpe del pene y las caderas del animal
contra su trasero. Ahora Suzie se sent�a como una perra, usada para el placer
bestial e inclemente de un animal, y esto le encantaba.



Con cada empuje bestial sus aretes se mec�an haciendo un r�pido tintineo
met�lico que acompa�aba sus jadeos y la respiraci�n agitada del animal que
babeaba sobre el cuidadoso y est�tico corte de pelo de la joven, hechura del
mejor y mas caro estilista de la ciudad. La saliva caliente chorre� hacia la
mejilla de la bella modelo y �sta sinti�ndola recorrer su rostro hacia sus
labios disfrut� a�n m�s.



El animal recordaba ahora, al poseer a la joven hembra, su hogar y los lujos y
comodidades que dej�, pues su amo lo estimaba mas que a nada, era su mas
preciada posesi�n, lo hab�a acostumbrado a tener todo lo que quisiera y el
animal cre�a que al aceptar todas estas atenciones y mimos se congraciaba con
�l. Hasta que un mal d�a cometi� un error y sin una explicaci�n termin� en la
calle, solo y sin amor ni alimento.



Recordando burdamente esos d�as mejores, y la hembra que su amo le hab�a
proporcionado entonces, el perro se excit� m�s y comenz� a bombear mas fuerte y
profundamente en la receptiva y estrecha hembra joven que hab�a encontrado. La
bella joven apenas pod�a sostenerse sobre sus brazos al arreciar el ataque del
animal y tuvo que doblarlos para sostenerse sobre sus codos y acunar su rostro
en sus brazos sobre el suelo. Suzie sent�a su vagina llena a capacidad y
estirada para acomodar el exceso de tama�o de la verga de su bestial amante,
pero la profundidad de su pasi�n estaba por aumentar. El perro al sentir el
acomodo de la joven hembra para su mayor comodidad pudo entonces abrazarla por
el pecho con sus patas delanteras sujet�ndola con fuerza apoyando su peso sobre
ella y dejando que la hembra soportara el peso de ambos sobre sus codos.



Suzie soport� con aplomo el peso del animal y disfrut� enormemente el que sus
poderosas patas delanteras, "sus peludos brazos", la abrazaran por el pecho
rozando sus senos y pezones erectos con su �spero y delicioso pelambre. Pero el
orgasmo explosivo y delirante lo logr� la mayor profundidad que obtuvo el animal
con su pene en la vagina de la bella modelo haci�ndola estremecerse
incontrolablemente.



En ese peque�o pero extasiante mundo, Suzie, pudo olvidar por instantes las
maldades y perversidades del mundo del modelaje profesional y se promet�a no
dejarse influenciar negativamente por eso, nunca m�s; sabiendo lo que ahora
sab�a no hab�a algo en el mundo que la hiciera sentirse mal de ahora en
adelante, se dec�a.



El animal sent�a como la joven hembra sujetaba su verga con su vagina y lo
masajeaba como la mejor de las perras, era mas ardiente incluso que la perra que
su amo le hab�a proporcionado y que �l pensaba era la mejor perra del mundo.
Ahora ve�a que se equivocaba. El enorme perro recordaba en su bestial manera las
tardes en que �l y aquella perra se quedaban solos y las aprovechaban al m�ximo
en sesiones de apareo que �l disfrutaba al m�ximo por la clase de caliente
hembra que su amo le hab�a proporcionado y adem�s porque sab�a que obedeciendo a
su amo lo complac�a y sab�a que si su amo le dejaba esa sensacional hembra era
para montarla y desahogarse.



Cada nuevo orgasmo que explotaba y se expand�a por su cuerpo reforzaba las
decisiones que Suzie iba tomando respecto al futuro de su vida. La bella joven
hab�a decidido no dejarse intimidar por ning�n hombre ya, por m�s poder que
tuvieran; tomar las riendas de su propia vida; arreglar su peque�a casa para que
no la deprimiera ya m�s.... y acondicionar el patio para poder comprar un Pastor
Alem�n...



La chica no pod�a comprenderlo pero sent�a que el pene del animal se ensanchaba
a�n m�s, nunca hab�a sentido eso con ning�n hombre y la sorprendi�, pero lo
racionaliz� pensando que tampoco alg�n hombre le hab�a dado jam�s tanto placer.




El animal sent�a como se iba preparando su cuerpo para impregnar a la joven
hembra con sus cr�as y apret� el ritmo y cada uno de sus m�sculos, prepar�ndose
para la ola de sensaciones que dentro de poco se apoderar�a de su cuerpo y de su
mente.



Suzie, a pesar de estar en pleno �xtasis, not� como el animal aument� el ritmo y
poder de sus penetraciones, y apret� los labios y cerr� con fuerza sus pu�os
para soportar el embate de su bestial amante, pero ella no se quejaba, el
castigo era lo mas delicioso que hab�a sentido en la vida, sin culpa, ni
remordimientos estaba gozando como una perra.



La mente del animal se comenz� a poblar de im�genes a medida que el rictus del
placer se iba apoderando de su cuerpo; no pod�a evitar el pensar en su vida de
placer cuando viv�a con su amo en una amplia casa con todas las comodidades
posibles para �l. La hembra que le apretaba con fuerza el pene con su orificio
poco a poco se fue metamorfoseando en otra cosa que �l no pod�a definir en ese
instante confuso. El perro vio el rostro de su amo y record� el amor con que lo
cuidaba, record� la casa y cada uno de sus rincones donde disfrutaba su vida de
ocio y todo esto le llev� a recordar la perra que un buen d�a su amo llev� a la
casa y que finalmente se convertir�a en su perdici�n. El amo la trataba con el
mismo amor y atenciones con las que lo trataba a �l y por esto supo el perro que
la hembra era como �l y que deb�a tratarla con respeto para no incomodar a su
amo.



Los primeros d�as el perro se mantuvo a distancia de la hembra a pesar de que
sus olores lo estaban volviendo loco. Casi desde el momento en que la hembra
entr� en la casa, despu�s de que sus miradas se cruzaron el animal supo que la
perra estaba en brama pues minuto a minuto que estaba en su presencia los olores
de llamado sexual de su cuerpo iban aumentando.



Pasaban los d�as y el animal dif�cilmente se pod�a contener, pero lo hac�a por
respeto a su amo, s� �l no se lo ordenaba no se atrev�a a hacer algo que lo
contrariara. Adem�s de que la perra siempre mantuvo su distancia de �l, como si
le temiera, llegando inclusive a refugiarse en la recamara de su amo por las
tardes, cuando �l no estaba, para salir solo por la noche cuando el amo llegaba.




Esto hasta el d�a que ella pareci� ceder a sus instintos animales y dio el
primer paso. Una tarde tibia en la que el olor de la hembra era especialmente
fuerte y �l se volv�a loco por ella, el perro la encontr� recostada sobre el
c�sped del patio cuando el amo ya se hab�a ido. Su olor no era solo mas fuerte
esa vez sino m�s n�tido y puro. Cuando vio al perro la hembra, con la mirada
perdida, se puso de pie y camin� hacia �l pero algo no cuadraba, el animal macho
todav�a no sab�a que hacer pues no era evidente que ella se le estuviera
ofreciendo a pesar de su evidente excitaci�n. Y luego, como por arte de magia,
todo cambi�, la hembra le presentaba su trasero para que �l la montase y
entonces el animal se dio cuenta de que en todo esto deb�a estar la mano de su
amo quien para mantenerlo contento le hab�a proporcionado una hembra en brama.




No tuvo que pensarlo m�s, el animal ya se engolosinaba con la vulva de la hembra
que gem�a de manera curiosa. De alguna forma el animal se daba cuenta del
peculiar sabor de los jugos de la perra pero no le molestaba en el estado de
extrema excitaci�n en que se encontraba, es mas le gustaba mas que el sabor de
las otras hembras que hab�a tenido.



Una vez probado las mieles de la hembra, el animal se dispuso a reclamarla como
suya y de un fuerte empuj�n de sus patas delanteras salt� sobre su lomo para
penetrarla.



La hembra apenas pudo sostenerse con el otro animal sobre su cuerpo pero se
mantuvo en pie, urgida de macho y de placer gem�a a�n antes de ser penetrada.
Con inusual dificultad el perro pudo encontrar el orificio de la hembra, pero
una vez que lo ubic� se dedic� a atacarlo con furia inaudita, no era tan
apretada como otras perras que hab�a tenido pero de alguna manera se sent�a
mejor que cualquier otra. La hembra se mov�a de una manera que sensibilizaba a�n
mas su verga y lo estaba volviendo loco de placer, tanto que, contrario a su
costumbre, en solo 10 minutos eyacul� en ella y qued� exhausto. Pero pasados
otros 5 minutos, en los que la perra le lami� la verga limpi�ndola, volvi� a
tener otra erecci�n que esta vez pudo mantener por mas tiempo.



A partir de esa tarde, todos los d�as, en cuanto su amo cruzaba el umbral de la
puerta para ir a su trabajo, la hembra se aparec�a en el patio de la casa para
ofrecerse una vez m�s a su compa�ero de todas las tardes y el perro encantado la
complac�a, se complac�a en ella y as�, en su mente manten�a a su amo contento
tambi�n, haciendo lo que el quer�a.



La perra parec�a mas caliente cada d�a y nada parec�a satisfacerla pero al perro
esto no lo incomodaba pues su virilidad era suficiente para mantener contento
todo un har�n de perras lujuriosas. Lo que si lo extra�aba era como, en cuanto
aparec�a el amo, la perra cambiaba su actitud y toda su atenci�n, sin
excepciones, era para el amo, y todo parec�a volver al comienzo cuando ella le
tem�a y le hu�a refugi�ndose en la compa��a de su amo. Pasaba inclusive las
noches en la recamara con el amo, y al perro se la imaginaba durmiendo a los
pies del amo mientras el dorm�a en su casa de perro, c�moda y acondicionada,
pero solo.



No era que el quisiera dormir tambi�n en la recamara con su amo, pero, sin darse
cuenta, comenzaba a sentirse celoso del tiempo que su perra pasaba con el amo,
macho tambi�n al fin.



Pero por las tardes la perra lo compensaba por todo, entreg�ndose a �l sumisa y
complaciente, sus extra�os gemidos y aullidos llenaban los o�dos del perro
elevando su placer hasta que llegaba la hora en la que ella se separaba de �l en
espera del amo y fing�a como si �l no existiera en cuanto el amo aparec�a.
Pronto el perro se acostumbr� al extra�o comportamiento de su hembra, ya ni
siquiera le preocupaban los extra�os gemidos y gru�idos con los que trataba de
llamar la atenci�n del amo y como �ste le prodigaba a veces mas cari�os a ella
que a �l.



Pero esa rutina de placer se ten�a que romper alg�n d�a y eso pas� una tarde en
la que el perro montaba a su hembra y esta le gem�a y hacia ruidos como lo hac�a
esta con el amo, de una manera que el animal no pod�a entender. De pronto el amo
sali� al patio, hab�a regresado temprano del trabajo y ahora con una extra�a
mueca en su rostro los miraba cogiendo como los animales que eran.



El perro vio a su amo con esa extra�a expresi�n que nunca antes le hab�a visto,
y vio como abri� la boca para lanzar un extra�o aullido que hizo que el animal
se crispara y asustara, desmontando a la hembra inmediatamente. Desde cierta
distancia, desde donde pod�a ver a ambos, su amo y la perra, el animal vio como
la hembra volte� la cabeza para ver al amo y con una expresi�n tambi�n extra�a
pero diferente a la del hombre se puso de pie y camin� hacia �l.



El animal vio como el amo tomaba a la hembra por la melena negra que cubr�a su
cabeza y la arrastraba separ�ndola de �l. La hembra gem�a y aullaba por lo que
el amo la solt� y despu�s de gru�irle en un tono mas bajo pero no menos
violento, la hembra se levanto y se introdujo en la casa sollozando, el animal
no la volver�a a ver nunca m�s.



Antes de entrar en la casa el amo vio hacia donde estaba el animal con una furia
en los ojos que el perro nunca olvidar�a. Durante la siguiente hora el animal
oy� a�n mas gru�idos y aullidos en el interior de la casa y durante intervalos
pas� por su mente que quiz�s hab�a tomado a la hembra de su amo, pero desech�
esa idea pues pensaba que aunque la hembra tenia cierto parecido a la clase de
criatura que era su amo y hac�a los mismos ruidos con su boca que �l, ella nunca
se le hubiera ofrecido como lo hizo de ser as�. En su mundo el animal no pod�a
distinguir una hembra humana de una perra.



Cuando los gritos cesaron el amo sali� al patio y sin verlo siquiera tom� al
perro por el collar y, arrastr�ndolo, lo sac� a la calle y cerr� la puerta,
dej�ndolo confundido, dolido y solo, para buscarse el alimento por si mismo.
Pero eso ya no importaba ahora, hab�a encontrado una nueva hembra tan parecida a
aquella, e inclusive mejor dentro de su tipo, que ya todos los sufrimientos
pasados se borraron de su mente. El perro esperaba, seguro de si mismo, que esta
hembra quedara tan encantada con su verga como la otra y se quedara como su
perra. La hembra gimi� y apret� con sus m�sculos vaginales la verga del animal
que cre�a haber encontrado su para�so sexual.



Suzie apenas si pod�a concentrarse en sus planes futuros. Todo se iba reduciendo
en su mente a su vagina y la verga de su amante y las inundantes sensaciones que
proven�an de estos centros de su atenci�n. Pero a�n as� segu�a dando forma a sus
resoluciones. Una de ellas se iba volviendo mas importante y urgente que las
otras, y esta era la de la compra de una mascota para "acompa�arla" en sus
momentos de necesidad. Hab�a decidido comprarse un fino Pastor Alem�n, por la
belleza de estos animales pero, sobre todo, por su tama�o, m�s accesible para
ella por su figura delgada y fr�gil. Pero todo esto, en el calor de la pasi�n, y
al ir aumentando �sta, tambi�n fue cambiando su decisi�n.



Aprovechando las sensaciones que invad�an su cuerpo al ser penetrada por su
amante, Suzie, trat� de imaginarse montada por su presunto nuevo perro Pastor
Alem�n. Se lo imagina hermoso, fuerte y del tama�o normal al que puede llegar
uno de estos nobles animales. Pero al ir recorriendo su cuerpo y llegar a la
verga que, supuestamente, horadar� con pasi�n su vagina, se da cuenta que �sta
perder�a en comparaci�n con la verga que en ese mismo instante la estaba
llevando a los umbrales de la gloria sensual.



"Puta madre" se dice casi riendo y llorando y decide que el patio de su casita
es lo suficientemente grande para albergar al Gran Dan�s que la hab�a seducido y
convertido en su amante.



-"Si la suerte me puso en el camino al mejor amante que he tenido en mi vida, no
creo que deba dejarlo ir as� nada m�s"- se dijo y se propuso consentirlo y
convertirlo en su amante de planta, nadie sospechar�a jam�s de una mascota as�.




-"Adem�s lo que el cuerpo pide de ahora en adelante no se lo voy a negar"- se
dijo mientras sent�a el caliente esperma de su amante dispararse y llenar su
vagina como si saliera de una potente manguera.



Terminado su largo interludio "amoroso", Suzie se recompuso como pudo para
volver a encontrar el camino a casa. Ya era de noche y las calles, solitarias
a�n, estaban en penumbras, pero a Suzie nada la asustaba ni importaba ahora,
estaba en tal estado de lasitud y satisfacci�n sensual que solo pensaba en
llegar a casa con su nuevo amante, al que hab�a decidido llamar Rocko, darse un
ba�o y echarse a dormir sin vestirse siquiera.



La joven modelo pens� primero caminar hacia la entrada del callej�n para
cerciorarse que no hab�a nadie y luego volver por el animal para guiarlo por el
collar, pero esto fue innecesario, el animal caminaba detr�s de ella a cada paso
que daba como si supiera las intenciones de la joven mujer. Al ver esto Suzie
sonri� ampliamente, como no lo hab�a hecho en muchos meses, sab�a que de ese
momento en adelante dejar�a de estar muerta en vida, que todo ser�a mejor y,
sobre todo, mas placentero para ella.


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Relato: Experiencia en Paris
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