CON MAMA Y MIS HERMANITAS
(Pero esto reci�n comienza)
Original de ANALBO
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Como producto de una incestuosa tarde de siesta de dos
hermanos- mis padres- prorrump� en este mundo lujurioso. En este mundo
incontinente, voluptuoso y desenfrenado, con una enorme carga sical�ptica,
vicioso desvergonzado, capaz de "pelar" los 300 mil�metros y presentar lucha
ante el menor atisbo de ataque, eso s�, en defensa propia.
Soy un ardiente s�tiro, un libertino irreductible, un
faldero, mujeriego, un maravilloso y excitable imp�dico insolente. Todo eso a mi
edad. �Se imaginan en mi juventud?
Soy un consuetudinario libidinoso, de eyaculaci�n tard�a y de
gran digitaci�n - en mis buenas �pocas he sido un excelente pianista, admirado
por el largo de mis dedos y las deliciosas ejecuciones de las variaciones
musicales del tango "La Comparsita" y "El Vuelo del Moscard�n". Adem�s,
desentra�ando a las mil maravillas, cada nota de la partitura del bello tango de
Clinton:"En el sal�n Oval" - que �l, ejecuta en saxof�n. De m�s, est�
decir que es admirada mi experta dicci�n, por saber colocar muy bien mi lengua,
cuando digo poemas y canto � eso lo hago permanentemente � gracias a las
lecciones recibidas, cuando joven, de una excelente maestra que me adiestr� en
mis primeros pasos... en un taller literario... � brillante profesional!
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Pienso, y as� a de ser, que ustedes quieren saber qu� tanta
experiencia hay en un experto que muestra sus armas, pero, �Y?, pensaran... ��la
historia!!... �d�nde est� la historia?
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Siempre fui un malcriado, un mimado por todas las mujeres de
mi casa, comenzando por mis hermanas, nacidas del primer matrimonio de mam�, no
incestuoso. Por ser el �ltimo de los tres hijos, y var�n para m�s, mi mami era
muy condescendiente y permisible al m�ximo, conmigo.
Desde mi nacimiento, mi madre, loca de alegr�a, hizo docencia
conmigo, mostr�ndoles a mis hermanitas, primitas y vecinitas- y tambi�n se
prend�a mi t�a, un poquito mayor que mis hermanitas- la diferencia que exist�a
entre un var�n y una mujercita.
Cada vez que me ba�aba en el viejo font�n enlozado, mam� les
permit�a mirarme. Era toda una ceremonia. Yo tambi�n me divert�a. Doce brazos,
doce manos jugaban conmigo, toqueteando mi cuerpo y todas se re�an excitadamente
cuando mi organito, endurecido vaya a saber por qu�, largaba fuertes chorritos
de pis.
Luego ven�a el secado. Con la calentita "toallota", las doce
manos me frotaban, seis agujeros con dos labios, me besaban por todos lados. Mi
pil�n estaba en su gloria, iba de boca en boca y mis test�culos vomitaba or�n,
siempre alguien recib�a el regalito. Era una fiesta.
Pasaban los d�as, los meses y los a�os, siempre el ba�o, e
invariablemente acariciado.
A los seis meses, al a�o.... a los dos y a los tres.... las
cosas iban mejorando. Los jueguitos eras m�s lindos, m�s agradables. Y m�s
grande el organito. Ya a los siete a�os, todav�a jugando, jugando todas segu�an
llenando sus bocas, con mis casi ocho cent�metros, entonces, comenc� a entender
para qu� serv�a mi pil�n, que ya estaba pas�ndose de organito.
Hasta los seis a�os, siete, mi madre por las noches, me daba
el pecho, siempre cre� que lo hac�a, porque le era m�s c�modo que levantarse
para hacerme la mamadera, ya que me acostumbr� de esa forma, y yo con mis
afilados dientes, mord�a sus pezones.
Primero la o�a quejarse y darme unos chirlos en la cola, m�s
luego se calmaba... ya no pegaba, ni gritaba, la notaba agitada y apretaba mi
cabeza con fuerzas contra sus tetas, que parec�an almohadones, donde yo
c�modamente me recostaba y era tanta la leche que chupaba y tragaba r�pidamente
para no atragantarme, que notaba como ella se contorsionaba, dej�ndome por
momentos debajo de su cuerpo y por momentos sobre sus pechos, pero yo, siempre
chupando.
Con una mano apretando mi cabeza siempre contra sus senos y
la otra la sent�a perdida entre las s�banas. Por momentos frot�ndome el
organito, para luego revolcase y meterla entre sus piernas gimiendo como una
loca.
Por fin, me arrancaba de la teta, ya casi asfixiado, y me
tiraba a su lado en la cama, donde me dorm�a hasta que llegaba pap� del trabajo,
entonces �l, amorosamente, me levantaba, mientras mam� roncaba y con mucho amor
me llevaba a la otra habitaci�n y me met�a en la cama de mi hermana mayor..
Ella ten�a 14 a�os y antes de volver a la habitaci�n con
mam�, ve�a como, pap� se recostaba junto a Rosal�a y a m� me separa con la
almohada, peg�ndome contra la pared.
Comenzaba a acariciarla y a besarla por todo el cuerpo, �l
tambi�n chupaba las peque�as tetitas de mi hermana, como lo hac�a yo con mama.
Rosal�a, al igual que mam�, se revolcaba en la cama con
peque�os gritos ahogados, hasta que pap�, se arrodillaba frente a ella,
enloquecido por los gemidos gozosos de mi hermana, y se desbraguetaba, y
aparec�a su organito, �Dios! �Veinte veces m�s grande y grueso que el m�o!
Su mano derecha sub�a y bajaba desde la punta de su organito
hac�a sus test�culos , cada vez con mayor rapidez, hasta que le tomaba la cabeza
rubia de Rosal�a, y hac�a lo mismo que mam� conmigo, le met�a semejante cosa en
la boca, como mam� a m� su teta, hasta gemir como si lo estuvieran degollando y
quedar rendido sobre ella, tratando de calmar su llanto casi ahogada por tener
la boca llena de leche. Lo mismo que me hac�a mi mam�.
Luego, se bajaba de la cama, me quitaba la almohada que me
aplastaba contra la pared, nos tapaba bien, y amorosamente nos daba un beso a
cada uno, se cruzaba a la otra cama, algo mas chica que la nuestra, donde mi
otra hermana Julieta, un a�o menos que Rosal�a, se hac�a la dormida.
La acariciaba un rato, sus manos se mov�an fren�ticamente
debajo de las s�banas y por fin parado, de pie junto a ella, volv�a a
desbraguetarse, sacaba el enorme pilin, se lo ensartaba en la boca de Juli, que
se atragantaba con tanta cosa en su garganta, que la ten�a que retirar para no
asfixiarla. Luego, nuevamente su gemidos ahogados, m�s de pap� que de ella y la
cabeza de mi hermana, que se perd�a entre las manotas de mi padre y su ombligo.
Cuatro suspiros profundos de pap�, como relinchos de caballo,
luego retiraba la cabeza enrulada de mi hermana de entre sus piernas y le
frotaba la cabezota del organito en la cara de ella, hasta dejarlo limpio.
Lo guardaba, abrochaba la bragueta, se acomodaba la ropa y la
cubr�a a Juli, para que no sintiera fr�o, la besaba, pap� era muy cari�oso y se
iba hacia su habitaci�n, cerrando la puerta al salir...
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Cuando o�amos cerrarse la puerta de su dormitorio, luego el
ruido de la cama al acostarse, Juli ven�a corriendo a nuestra cama y nos
junt�bamos abrazados los tres, como para defendernos de algo.
Escuch�bamos los rezongos de mam� pidi�ndole algo que pap�,
no le daba. Entonces, comenzaba la gran discusi�n que terminaba con un fuerte
ronquido de �l y un llanto cargado de maldiciones de nuestra madre hasta
quedarse dormida.
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Las chicas me colocaban en medio de las dos, se abrazaban a
m�, mientras sus manos iban recorriendo y acariciando cada parte de mi cuerpo,
hasta que en silencio se disputaban mi endurecido organito, para meterlo en sus
respectivas bocas, succionando como queriendo sacar algo por �l.
Juli y Rosal�a, tomaban cada una de mis manos y las llevaban
a sus entre piernas, haciendo frotar mis dedos en un pil�n m�s chiquito que el
m�o, cada vez con mayor rapidez, hasta que mordi�ndome el organito me chupaban
de tal manera que me daban lindas sensaciones.
Y entre sus gemidos contenidos y mi ansiedad por "eso" que
sent�a, se hac�a la ma�ana, deb�an levantarse para ir a la escuela, pero se
quejaban de que les dol�a la cabeza y mi madre, les llevaba el desayuno a la
cama, mientras yo dorm�a.
�CONTINUARA?