A L A H O R A D E L A L M U E R Z O
Me pas� hace un par de a�os atr�s. Hab�a cobrado mi sueldo el
viernes anterior y a la ma�ana del s�bado siguiente, a eso de las once, hab�a
ido a comprarme un par de sandalias de terciopelo negro y un taco aguja alt�simo
(bien de puta) como a mi me gusta. Al volver caminando, decid� darme otro gusto
m�s. Me fui hasta un local de lencer�a de la calle Cucha Cucha y Rivadavia,
donde encontr� en vidriera un hermoso portaligas negro que ven�a acompa�ado por
las medias y la tanga, muy sexy.
Not� una extra�a sensaci�n como de que alguien me miraba,
particularmente las tetas.
Entr� al negocio y al dirigirme al �nico vendedor en la sala,
le ped� que me mostrara las prendas mencionadas anteriormente. Se qued�
mir�ndome muy fijo antes de acceder a mi pedido. Mientras yo examinaba la ropa y
le hac�a preguntas referentes a la compra y dem�s, �l no me sacaba los ojos de
encima, respondi�ndome vagamente. Volv� a sentirme igual que en la vereda.
Cuando repentinamente levanto la vista para hacerle otra pregunta, pude ver su
cara y lo que escond�an sus intenciones, y al verse descubierto se ruboriz� un
poco y cambi� la vista hacia la calle.
Aprovech� para mirarlo un poco yo tambi�n. Un poco m�s alto
que yo, ten�a pelo casta�o corto, parec�a de unos veintiocho a�os y ten�a un
cuerpo bastante trabajado. Sus ojos marrones segu�an mirando en la direcci�n
equivocada. Le pregunt� su nombre; se llamaba Leandro. Ocultando una sonrisa
decid� sacar el m�ximo provecho de la situaci�n. Le dije que me diera un corpi�o
de mis medidas que adem�s sea adecuado para ese conjunto y que me lo llevaba
todo, pero que antes quer�a pasar al probador, con la excusa de no estar segura
de los talles. Me hizo un gesto aprobatorio y disculp�ndose por la hora (ya
cerca de la una de la tarde) cerr� la tienda. Me imagin� que algo as� pod�a
suceder.
Una vez dentro del probador me desvest� completamente para
ponerme toda mi ropa nueva, que mediante varias miradas en el espejo de cuerpo
entero comprob� que me quedaba a la perfecci�n. Y para darle el toque final,
saqu� mis sandalias de la caja y me las puse, llamando al muchacho un segundo
antes de terminar.
Cuando lleg� junto a la cortina, yo termin� de abrirla del
todo mientras terminaba de arreglarme el corpi�o debajo de mis enormes pechos, y
�l no pudo contener el aliento al verme vestida as�.
Yo: -�Y Leo, c�mo me queda?
El: -Eehh... yo... Bien, est�s muy bien.
Yo: -Me doy una vueltita y me dec�s c�mo est� de atr�s �s�?
El: -Bueno... �Ay Dios santo, que buen culo!
Yo: -�Queee? �Qu� dijiste?
El: -Que sos un infierno.
Yo: -�Te gusto?
El: -Me vas a hacer explotar...
Yo: -A ver...
Esto fue lo �ltimo que le dije mientras le agarraba una mano
y le hac�a acariciarme la cola, a la que despu�s �l termino d�ndole un apret�n.
Mir� hacia la puerta para asegurarse de que estaba cerrada y enseguida me meti�
de vuelta al probador. Se agach� detr�s de m� y empez� a recorrer mi cuerpo con
sus labios desde los pies hasta el cuello al tiempo que sus manos me acariciaban
las piernas, la cola y por �ltimo se detuvieron ambas en mis grandes tetas,
agarr�ndolas con toda la palma y apret�ndolas un poco. Mientras �l me besaba el
cuello sin sacar sus manos de mis gomas, yo rodeaba su cabeza con una mano, y
con la otra agarraba su miembro y lo estimulaba lentamente a trav�s del
pantal�n.
Unos segundos despu�s, ya bastante calientes los dos, me tom�
de la mano y me condujo por una puerta situada a los fondos del local, y bajando
una escalera nos encontramos en un dep�sito semivac�o. All�, entre el polvo y
algunas cajas vac�as dispuso una colchoneta medio rota sobre la cual nos paramos
y la cosa no se hizo esperar. Me saqu� el corpi�o dejando caer mis gordas
pechugas, las que dejaban ver unos grandes y rosados pezones que mostraban toda
mi excitaci�n, para luego arrodillarme y empezar a bajarle el cierre. Descubr�
con asombro el enorme bulto de su miembro, tan abundante que hac�a peso en su
slip venciendo el el�stico, hasta que lo saqu�. Una larga, gruesa y bien formada
berga se ergu�a delante de mi cara acompa�ada por dos gordos y colorados huevos
que, entre todos, me prometieron una enculada de novela. La sola vista de toda
esa carne a mi disposici�n me hizo arder de deseo, ya que todo su �rgano en
conjunto era una tentaci�n.
No pude aguantarme m�s y tras agarrarlo con una mano me lo
met� todo en la boca hasta la garganta, sabore�ndolo con la lengua y
acarici�ndolo con los labios desde la cabeza hasta base. Lo chupaba como si
fuera la �ltima vez, lami�ndolo en todos lados y volviendo a comerlo para seguir
chupando y chupando sin parar. O�a constantes gemidos y exclamaciones por una de
las mejores mamadas que haya dado a alguien en mi vida. Segu� trag�ndolo y
chup�ndolo hasta que se me cay� la baba y su gran pijota se endureci� como una
piedra. Par�, ansiosa por sentir como ese enorme falo me abrir�a el culo en un
momento. Empec� a desabrocharme las ligas para sacarme la bombacha, luego me
abroch� de vuelta las ligas en las medias y seg�n sus deseos me puse de costado
sobre la colchoneta, levantando una pierna. El se acost� detr�s de m� y lubric�
un poco mi agujero, que al contacto con sus dedos comenz� a abrirse de a poco
hasta mostrar su negro fondo.
Sujet� mi pierna levantada con una mano y enseguida sent�
como mi esf�nter era forzado por el paso de una enorme cabeza a la vez que mi
colita no paraba de tragarse lentamente el resto de esa larga morcilla que
parec�a no dejar de entrar nunca, hasta que al fin sus huevos tocaron mi ano,
sinti�ndola toda entera dentro de m�. La estrechez de mi ano cedi� entre gemidos
de dolor. Estaba tan dura y me la meti� tan adentro que presionaba el fondo,
d�ndome la impresi�n de que no le quedar�a lugar para bombearme, y as� fue.
Ten�a el coraz�n acelerad�simo y me faltaba el aliento por la
ansiedad, esperando que empiece, y en ese momento arranc�. Al principio fue
despacio y luego se fue haciendo m�s y m�s r�pido y constante, pero nunca dejaba
de meterla toda hasta el l�mite. Poco a poco mis dolores desaparec�an dando paso
a un placer que iba en aumento a cada entrada y salida de ese gran chorizo. Yo
segu�a gimiendo y disfrutando a medida que Leandro me iba cogiendo m�s y m�s,
incansablemente, abri�ndome el culo con su gran cipote y soltando mi pierna para
apretarme las tetas. Estuvimos as� hasta que �l decidi� cambiar de posici�n. Se
recost� boca arriba, de modo que yo me sent� sobre su gran pijota de frente a �l
hasta que la cubr� por completo. Empec� a moverme despacio disfrutando las
sensaciones que me llegaban desde lo profundo del culo, que ya excitada al
m�ximo no sent�a m�s que un enorme placer. Estaba ardiendo de calentura y mis
movimientos se volvieron m�s r�pidos y fuertes haciendo que su pito se clave en
mi culo de la misma manera. Sus gritos sonaban en todo el dep�sito y sin parar
de disfrutar de mi cuerpo asi� sus manos a mi cintura para marcar todav�a m�s
las tremendas entradas que su berga hac�a en mi dilatado culo. Yo, que ya no
pod�a m�s de lo caliente, agarr� sus manos y las llev� sobre mis grandes tetas,
que no paraban de subir y bajar al ritmo de mis caderas, y despu�s de que las
toc� a su gusto y gana me inclin� un poco hacia adelante para que me las chupe.
Con la suavidad del cuidado pero la vehemencia de la calentura mam� de mis
enormes pechos hasta que los pezones me quedaron duros y colorados de tanto
succionar. Mientras continuaba con mis fren�ticos movimientos sent�a c�mo su
boca los apretaba y estiraba, calent�ndome a�n m�s, deseando que me los
arrancara. Supongo que habr�amos pasado ya un buen rato de esa manera, cuando
pens� en adoptar otra posici�n. Esper� a que dejara mis tetas para parar yo
tambi�n, poni�ndome en cuatro patas para disfrutar a pleno de su tremenda
poronga hasta lo �ltimo. Leo tambi�n pens� que de sea forma pod�a terminar de
cogerme bien y acabar a placer, el broche de oro de tan espl�ndida enculada.
Apenas tuve el culo abierto de nuevo Leandro me volvi� a
entrar por tercera vez, con m�s energ�a y gozando como nunca, mientras delante
de �l yo disfrutaba y gem�a por un inmenso placer. Sus gritos y los constantes
empujones de su berga dentro de mi culo terminaron de enloquecerme, a tal punto
que le ped�a por m�s y m�s fuerte. Agarrando con las dos manos mis enormes
pechugas me dio el gusto y nos mantuvimos as� durante un largo cuarto de hora,
en el cual mis sensaciones fueron mayores y mis gritos m�s altos, tapando los de
�l. Pronto empec� a sentir el resultado de tan tremenda cogida y unos minutos
despu�s mi colita revent� en un intenso orgasmo anal que se fue extendiendo por
todo mi cuerpo, haci�ndome gozar a pleno cada cent�metro de mi culo ocupado por
esa gigantesca pija.
Fueron cerca de dos minutos de no parar de gemir y gritar,
disfrut�ndolo como una puerca hasta que al final, agotada, ca� rendida sobre la
colchoneta con una gran sonrisa de gusto.
Mientras tanto, Leo me agarr� de la cintura bombe�ndome de
una manera tan brutal que pens� que me iba a desfondar. Trataba de incorporarme
como pod�a cuando escuch� un grito que me dej� con la boca abierta y los ojos
abiertos de par en par. Hab�a aumentado ligeramente su ritmo por unos segundos
para despu�s darme una estocada final hasta lo m�s profundo de mi culo, que
presion� marcadamente el fondo. En ese instante un abundante y espeso chorro de
leche muy caliente me inund� hasta las tripas, seguido de tres empujones m�s que
escupieron algunas gotitas, haciendo ruiditos en mi interior mientras �l no
paraba de bombearme.
Mi coraz�n se aceler� y me hab�a quedado sin aliento; no
pod�a creer que habi�ndome acabado as� todav�a tuviera ganas de seguir. Me sac�
la pija de adentro y me pidi� que se la chupe un poco. Temblando, la agarr� con
la mano y la chup� unos minutos hasta que se puso todav�a m�s roja y dura que
antes. Inmediatamente me penetr� por cuarta vez, deslizando hacia adentro y
hacia afuera su terrible cipote una y otra vez. Me la estuvo dando por el culo
sin parar durante unos largos minutos hasta que al final, repentinamente, la
volvi� a sacar ubic�ndose delante de m� mientras se masturbaba. Instintivamente
me puse de rodillas. Una gorda y muy colorada cabeza me apuntaba directamente, a
punto de estallarme en la cara. Entre gritos y gemidos se masturb� hasta que
grandes gotas de leche cayeron en mi cara y sobre mis pechos. Con los ojos
cerrados y la boca abierta busqu� a tientas esa enorme masa de carne dura y Leo
la meti� del todo hasta mi garganta, dejando que me tragara el resto. Con toda
la cara y el culo llenos de semen segu�a chup�ndosela sin dejar de mirar c�mo se
sonre�a.
Me dio la mano para ayudarme a pararme, y mientras �l se
vest�a yo volv�a a desabrocharme las ligas para ponerme la bombacha, la que
manch� con todo lo que ca�a de mi abierto y enrojecido culo. Una vez abrochadas
de nuevo, me limpi� la cara y las tetas, me puse el corpi�o y lo segu� hasta el
negocio para buscar mi ropa. Nuestra peque�a aventura consumi� una hora m�s que
la prevista por su trabajo para el almuerzo, as� que cre� lo m�s conveniente
irme cuanto antes. Leandro, con una gran sonrisa de placer convino conmigo en
que bien vali� la pena, acordando vernos el s�bado siguiente, a la misma hora.
Arreglado lo m�s importante me obsequi� toda la ropa interior que llevaba
puesta. Me acompa�� hasta la puerta y d�ndole un beso en la boca de despedida me
alej� en direcci�n a un taxi.