Antes de empezar: Este relato es la segunda parte de Noche de
Confesiones, he decidido no incluir un resumen de su primer cap�tulo para evitar
alargar la lectura y para acortar el tiempo que tardare en escribir este segundo
relato. Me gustar�a perder el anonimato en esta segunda experiencia como autor y
justificar las razones por las que no revel� mi nombre en la primera entrega:
1. El ordenador no es m�o sino compartido y preferir�a evitar
registros en p�ginas web por el asunto de la seguridad del sistema (esto no es,
en absoluto, una ofensa a .com. en ning�n caso sospecho que irrumpan
de alguna forma en los ordenadores de los miembros registrados; es s�lo una
muestra de precauci�n debido a que el equipo no es m�o).
2. Prefer� no publicar un relato de este tipo con mi nombre
pues es posible que gente que me conozca sea capaz de identificar mi forma de
escribir y darse cuenta de que el nombre del autor no coincide con el m�o por
una casualidad.
La principal raz�n por la que cambi� de opini�n al escribir
este segundo relato es una conversaci�n que tuve con otra persona y en la cual
me dijo que no deb�a avergonzarme por escribir sobre un tema tan implicado
moralmente sino que deber�a continuar con ello con la cabeza alta y
enorgulleci�ndome de que escribo con cierto talento.
As� pues aqu� esta mi relato, a todas estas, mi nombre es
Leandro y decid� no registrarme con este otro escrito por la primera raz�n que
expuse. Que disfruten el relato.
Fuegos en el bosque.
Dos bocas jadeaban en las sombras del bosque kokiri. Una
pareja desnuda y abrazada terminaba otra noche pasional entre el bullicioso
ruido de los grillos mientras la hierba acariciaba sus cuerpos ardientes.
Link se separ� de Sheik rod�ndose ligeramente, vio con mirada
tierna como ella lanzaba los �ltimos suspiros de placer y no pudo menos que
sonrojarse y hacer un gui�o de complicidad cuando su amante descubri� su mirada
y le devolvi� una sonrisa p�cara.
Sheik habl� con una voz tomada por el fr�o y la excitaci�n:
-Link, �Desde cu�ndo me llamas �ngel?
El joven se ruboriz� a�n m�s, era cierto que le hab�a dicho
eso en esta noche, algo que nunca antes hab�a llamado a la guerrera. Sin embargo
la respuesta estaba en su mente por la simple raz�n de que, una vez que Sheik se
deshac�a de su capucha, su pelo largo y ondulado formaba dos extensas alas
doradas a ambos lados de su cuerpo si se acostaba.
Link se lo dijo y ella se ri� con una peque�a risilla
hist�rica.
-Creo que he empezado a volverte loco.
-Me volv�as loco desde el momento en el que me demostraste
que a�n ten�a una misi�n en este mundo.
-Vamos, Link,-Replic� ella en tono acusador- Si comienzas a
darme nombres de seres celestiales acabar�s respet�ndome tanto que no te
atrever�s a tocar mi piel desnuda.
-�Quieres apostar?
-Hum. Creo que si apuesto contigo, ganar�a en cualquier caso
�Me equivoco?
-Eso es lo que le dar�a m�s diversi�n al juego- Dijo �l tras
una risa.
Antes de que pudiera decir nada m�s. Sheik se arrastr� a lo
largo del medio metro que los separaba y lo bes�, en un �nico movimiento fluido.
El beso fue, al principio una forma cari�osa de acabar con la conversaci�n pero,
a medida que sus lenguas exploraban las bocas del otro, Sheik se fue colocando
sobre Link, dejando sensaciones en la piel del guerrero que promet�an cosas
deliciosas.
Sin embargo, justo en ese momento apareci� el Sol sobre la
Monta�a de la Muerte, acabando con la magia de la noche. Sheik se retir� de
encima de Link al ver esto y comenz� a vestirse tras una sonrisa y un
encogimiento de hombros como disculpa.
-Maldici�n.�Siempre has de irte justo al amanecer?- Se quej�
el guerrero al darse cuenta de lo que pasaba
-Lo siento, as� son las cosas.
Link barri� el claro del bosque con un vistazo en busca de
sus ropas ,entonces, su amada se acerc� con una nueva cara de determinaci�n.
Link conoc�a ese rostro, cuando Sheik pon�a ese gesto, Link comenzaba a temer
por la moralidad de los actos siguientes. Ella se peg� a su cuerpo y dej� sentir
su torso sobre el pecho desnudo del hombre (a�n no se hab�a puesto la parte
superior de su ce�ida t�nica azul y sus pechos rozaron la piel de Link). Lo bes�
de nuevo, y tom� con la mano la notable erecci�n que a�n presentaba su
compa�ero. Tras un masaje firme que hizo surgir una cara de asombro al guerrero,
se arrodill� frente a �l y engull� su miembro introduci�ndoselo en la boca y
succion�ndolo con impulsos bruscos y r�pidos.
Link estaba anonadado, nunca hab�an practicado ese tipo de
sexo salvo cuando Sheik permiti�, en su primer encuentro, que �l explorase su
peque�o templo con su lengua. La impresi�n fue lo suficientemente intensa como
para que alcanzara un orgasmo r�pido y estremecedor a los pocos segundos,
lanzando abundantes espasmos blanquecinos que Sheik esquiv� al notar que Link
acababa.
Sin una sola palabra, y con su amante a�n recuper�ndose de su
�ltima relaci�n sexual, Sheik se visti� y desapareci� con su caracter�stico y
cegador destello de luz amarillenta.
A los pocos minutos de aquello, Link ya se hab�a vestido y
reflexionaba sobre lo ocurrido; no sobre su �ltima experiencia, pues Sheik
siempre le sorprend�a cada noche; sino sobre el hecho de que la hubiera llamado
"�ngel" casi inconscientemente.
Estaba sumido en sus pensamientos cuando el olor del humo se
abri� paso en su confundida mente. Una luz anaranjada, producida sin duda por
alguna hoguera se contrastaba claramente sobre el fondo verde oscuro del bosque.
Link se acerc� a investigar, y al poco de ver lo que produc�a las llamas sac� su
arco con precipitaci�n t se coloc� en posici�n de tiro...
Continuar�