Relato: Mi hermana (2)



Relato: Mi hermana (2)


D�A 1.


Cuando vi a la amiga de mi prima esperando con la maleta en
la puerta de su casa se me cay� la baba. Era una preciosa rubia de 16 a�os con
unas curvas que quitaban la respiraci�n. No es que mi hermana y mi prima no
estuvieran buenas, pues como ya he dicho estaban para mojar pan, pero no ten�a
la menor esperanza de que la amiga de mi prima estuviese al nivel de las otras
dos. Tres de tres era demasiada suerte. All� estaba yo, con doce a�os reci�n
cumplidos, a punto de pasar un mes a solas con tres t�as de revista.


Durante el largo viaje en coche mi hermana y mi prima se
turnaron al volante. Ambas con 18 a�os, ten�an el permiso de conducir reci�n
estrenado. Yo iba atr�s con Marta, la amiga de mi prima, que a las dos horas de
salir dijo que ten�a sue�o y que iba a dormir un rato. Se recost� en el asiento
con la cabeza hacia la puerta y el culo hacia mi lado y como llevaba minifalda,
me regal� con el espect�culo de sus bragas. Aquello fue m�s una tortura que otra
cosa. Durante varias horas no pude dejar de mirar de reojo aquel trasero ni
aliviar mi erecci�n de ninguna manera. Por fin llegamos a la casa, que est� a
m�s de media hora en coche del pueblo m�s cercano (debido no a la distancia,
sino al mal estado del camino). Nada m�s ir a dejar las maletas mi prima cay� en
algo que mis t�os hab�an olvidado.


La casa s�lo ten�a dos habitaciones. Una con una cama de
matrimonio y con ba�o (el �nico de la casa) y la otra con una cama de matrimonio
y una peque�a cama plegable. Pues bien, el error fue olvidar que dicha cama
plegable ya no estaba all�. Se hab�a roto el a�o anterior y se la hab�an
llevado. Mi hermana propuso que yo durmiera en el sof� del sal�n. Me negu�
diciendo que no iba a pasar un mes durmiendo en un sof�. Mi prima sugiri� que la
mejor soluci�n era que ella y su amiga durmieran en la cama de una habitaci�n y
mi hermana y yo en la de la otra. Tras mucho protestar mi hermana finalmente
accedi�. Echamos a suertes la habitaci�n con ba�o y les toc� a ellas. Mientras
se dedicaban a deshacer sus maletas, yo me fui a explorar la casa y sus
alrededores. Ya hab�a estado una vez all� el verano anterior (el d�a que
comienzo mi narraci�n), pero no hab�a tenido tiempo de fijarme con detalle. En
el sal�n-comedor hab�a un sof�, dos sillones, una mesa con varias sillas, un
televisor y un v�deo. Una peque�a cocina completaba la casa. Comprob� que
ninguna ventana ten�a persiana y la del cuarto de ba�o era transl�cida, pero
ten�a un roto de varios cent�metros junto al marco. A unos diez metros de la
casa hab�a una peque�a piscina con unas cuantas tumbonas cerca. La rodeaba un
seto espeso de unos dos metros de altura, con una apertura en un lado para dar
acceso.


Como a�n era pronto, mi hermana y mi prima decidieron ir al
pueblo a comprar comida. Al poco de irse ellas, Marta dijo que iba a darse una
ducha. En cuanto o� cerrarse la puerta del cuarto de ba�o sal� corriendo de la
casa y me acerqu� lentamente a la ventana del ba�o. Mir� por el agujero y
�premio!. All� estaba ella empezando a desnudarse. Sabore� cada uno de sus
movimientos, sobre todo cuando se quit� el sujetador y las bragas. Me la saqu� y
empec� a casc�rmela. Ella era muy rubia y ten�a los pezones y los labios del
chocho de color rosa p�lido. Ver resbalar sus manos jabonosas sobre aquellas
magn�ficas tetas fue demasiado para m� y estuve a punto de correrme. Pero decid�
aguantar y aprovechar aquello hasta el �ltimo minuto. Cuando finalmente ella
cerr� el grifo y empez� a secarse con la toalla di rienda suelta a mis
esf�nteres (siempre he sabido controlar mi orgasmo) y poco despu�s empec� a
lanzar chorros de leche contra el alf�izar de la ventana. Un par de horas
despu�s, mirando en los cajones de la mesilla de noche de mis t�os, encontr� un
par de revistas porno y varias cajas de condones. Escond� el hallazgo en mi
maleta y me met� en el ba�o con una de las revistas para hacerme otra paja (ya
he dicho que por aquel entonces me hac�a tres diarias). Despu�s de cenar me
sent� bastante cansado por el viaje y me acost� antes que mi hermana.



D�A 2.


A la ma�ana siguiente ella se levant� antes que yo, as� que
ni me enter� de que hab�a dormido acompa�ado.


A media ma�ana decidimos estrenar la piscina. Fue mi
oportunidad de verlas en bikini. Mi hermana que como ya he dicho era bastante
reprimida s�lo usaba un ba�ador de cuerpo entero. Estuvimos en la piscina toda
la ma�ana.


Despu�s de comer todos fuimos a dormir la siesta y como mi
hermana todav�a ten�a el ba�ador mojado fue al ba�o a quit�rselo. Pero como
dejaba la ropa en nuestro cuarto, cuando volvi� s�lo llevaba puesta una toalla
grande. Tumbado en la cama, admir� su manera de cambiarse como un portento de
estrategia. De espaldas a m�, primero se pon�a sobre la toalla una larga
camiseta que le llegaba hasta medio muslo y usaba como camis�n. Luego se pon�a
unas bragas y por �ltimo se quitaba la toalla. Entonces se tumb� en la cama boca
abajo y se dispuso a dormir la siesta. Debido al tremendo calor hab�amos
desterrado de las camas hasta la s�bana de arriba. Esper� pacientemente unos
veinte minutos hasta que se qued� dormida. Entonces con mucho cuidado me puse de
rodillas en la cama y levant� despacio su camiseta hasta la cintura. Ante m�
apareci� su precioso y redondeado culo cubierto por unas ingenuas bragas blancas
de algod�n. Sin pensarlo dos veces saque mi polla del ba�ador poniendo cuidado
de no mover la cama, y me hice una paja silenciosamente.


Cuando nos levantamos de la siesta, mi prima y mi amiga
todav�a llevaban el bikini puesto. Tras ba�arnos de nuevo, mi hermana temiendo
que ellas fueran a pasar el verano en cueros, sugiri� que no era sano llevar
todo el d�a el ba�ador mojado. Dijo esto esperando que despu�s del ba�o tomasen
la costumbre de volver a vestirse, pero el resultado fue el contrario. Mi prima,
tras reconocer que mi hermana ten�a raz�n fue a su habitaci�n y al rato apareci�
en el sal�n vestida �nicamente con unas bragas y un sujetador. Casi se me sale
el coraz�n del pecho y otra cosa de la bragueta. Mi hermana le pregunt� c�mo se
le ocurr�a salir as� estando yo delante. Ella respondi� que s�lo ten�a un bikini
y que al fin y al cabo no hab�a diferencia entre ir en bikini e ir como ella
iba. Mentalmente di la raz�n a mi hermana. �Que no hab�a diferencia!. Marta,
para no parecer t�mida delante de su amiga decidi� imitarla, pude notar el rubor
en sus mejillas cuando sali� de su habitaci�n. A partir de ese d�a la casa se
convirti� en una pasarela de lencer�a. �Y qu� modelitos!. A cual m�s
transparente y provocativo. Cada dos por tres ten�a que ir al ba�o a aliviarme
con la mano.



D�A 3.


Me levant� tarde. Fui a la piscina y vi que Marta y mi
hermana ya estaban all�. Al rato lleg� mi prima con una camiseta puesta. Al
quit�rsela vi que no llevaba bikini, sino braga y sujetador. Se tir� al agua,
nad� un rato y sali�. Si su ropa interior ya era de por s� bastante
transparente, mojada lo era del todo. Se le ve�a perfectamente la raja del culo,
los pezones y la negra pelambrera del chocho. Las tres se pusieron a tomar el
sol. No les quitaba el ojo de encima. Mi prima dijo que tomando el sol as�
acabar�an teniendo el culo y las tetas blancas y que mejor tomar el sol
completamente desnudas. Mi hermana, siguiendo la firme decisi�n de mi prima, me
dijo que entrara en la casa. Le pregunt� por qu� y me respondi� diciendo que era
indecente que me quedara all� y que adem�s era muy peque�o para ver ciertas
cosas. Yo fing� que me iba a casa, pero lo que hice fue rodear el seto y buscar
alguna peque�a abertura entre las ramas por donde mirar. Ellas, incluida mi
hermana, se lo quitaron todo y se untaron crema por todo el cuerpo dej�ndolos
brillantes al sol. No tard� ni cinco minutos en regar el seto dejando blancos
goterones colgando de las ramas.


Como Marte y mi prima iban siempre en ropa interior me cre�
en el derecho de hacer lo mismo. As� que aunque ten�a varios ba�adores, los
enterr� todos en el fondo de mi maleta. Andaba por la casa, me ba�aba y dorm�a
con unos calzoncillos blancos de slip como �nica prenda. Lo hac�a sencillamente
porque me parec�a m�s indecente.


Cuando mi prima y mi hermana fueron a dormir la siesta yo me
qued� en el sal�n con Marta viendo la tele. Yo estaba sentado en un sill�n y
ella tumbada en el sof�. Al rato se qued� dormida. Esta vez no me iba a torturar
como durante el viaje en coche. Me la saqu� y me hice una paja mirando su
precioso cuerpo casi desnudo.


Por la noche, despu�s de cenar, mientras ve�an la tele, Marta
dijo que iba a ir al ba�o a depilarse las piernas. Yo me adelant� y fingiendo
que iba a mear, fui a coger una de las revistas que hab�a guardado y meti�ndome
en el ba�o la introduje en un caj�n del mueble del lavabo, dej�ndolo
entreabierto. Sal� del ba�o y dije que me iba a tomar el aire. Al salir de la
casa, fui a la ventana del cuarto de ba�o. Al momento se encendi� la luz y entr�
Marta. En seguida vio el caj�n entreabierto y al ir a cerrarlo vio lo que hab�a
dentro. Sac� la revista y al ver cu�l era su contenido, cerr� la puerta y se
puso a hojearla. Un minuto despu�s se sent� en la taza del b�ter, se baj� las
bragas hasta los tobillos y mientras sujetaba la revista con una mano se puso a
masturbarse con la otra. Yo, desde luego, hice otro tanto.



D�A 4.


Otra vez me levant� tarde. Fui al sal�n y vi que no hab�a
nadie. Entonces entr� mi prima por la puerta con una toalla alrededor del
cuerpo. Fue hacia la nevera y dijo:


-�Ah! �Necesito un refresco! -Al agacharse frente a la nevera
le vi todo el culo. Aquello era un aut�ntico reclamo. Mientras volv�a a salir
por la puerta se volvi� y me dijo:

-No vengas ahora a la piscina que estamos tomando el sol desnudas.


Sal� casi detr�s de ella y me puse a mirar detr�s de mi
escondite tras el seto. Estaban efectivamente las tres desnudas. Mi hermana
tomando el sol y las otras dos jugando ruidosamente en el agua. Verlas salir con
sus cuerpos desnudos cubiertos de gotitas de agua era un delicioso tormento. Se
turnaron junto a mi hermana y entonces pude o�r su conversaci�n. Estaban
hablando de m�. Mi prima dec�a que yo deb�a estar disfrutando de lo lindo con la
estimulante compa��a de ellas. Mi hermana dijo que yo era un mocoso salido y les
revel� que en nuestra casa m�s de una vez me hab�a pillado masturb�ndome. Mi
prima contest� que era normal que los cr�os se hicieran pajas a mi edad. Y
a�adi�: "Adem�s... �os hab�is fijado en el tama�o de su paquete?". A Marta se le
escap�: "�S�! �Es incre�ble!" y al momento se tap� la boca avergonzada. Mi prima
ri�ndola, le dio una palmada en el hombro y le dijo: "�Guau!" y se echaron a
re�r.


Por las confidencias que se hicieron supe que tanto mi
hermana como Marta eran v�rgenes. Marta ni siquiera hab�a visto una polla y mi
hermana s�lo fugazmente la m�a. Por el contrario mi prima dijo que ella hab�a
hecho de todo ese invierto con un compa�ero de clase. Hab�an follado , la hab�a
chupado e incluso se la hab�a metido por el culo. Las otras dos la escuchaban
con la boca abierta. Esa conversaci�n me revel� los datos suficientes para
planear la actitud que deb�a adoptar ante cada una de ellas para iniciar un
juego sexual. Con mi prima deb�a mostrarme ingenuo y t�mido y con Marta
indecente y atrevido. Mi hermana iba a ser un hueso duro de roer. Para empezar
cambi� de actitud hacia mis constantes erecciones. Llevaba cuatro d�as haciendo
todo lo posible por ocultarlas (sent�ndome y cruzando las piernas, d�ndome la
vuelta o i�ndome a mi cuarto cada dos por tres). Aquello se acab�. Si ellas se
hab�an fijado en mi paquete ahora iban a tener raci�n triple. En lugar de
intentar ocultar mis erecciones, ahora las exhib�a constantemente. Incluso iba
un momento al cuarto de ba�o a colocar mi polla de tal manera que la tienda de
campa�a que montaba en mis calzoncillos quedara lo m�s abultada y tensa posible.
No me pasaron inadvertidas las miradas de reojo que recib�a mi paquete por parte
de las tres. Pero las de Marta eran casi constantes.


Durante la siesta me levant� de la cama, sal� de la casa y me
acerqu� a la ventana de la otra habitaci�n. Las ventanas y las cortinas estaban
abiertas de par en par. La cabecera de la cama estaba debajo de la ventana, pero
ellas hab�an decidido poner las almohadas al pie de la cama y dormir en el otro
sentido. All� estaban las dos dormidas. Marta con bragas y sujetador estaba
irresistible pero mi prima, ante mi sorpresa, estaba boca arriba completamente
desnuda. Disfrut� esa visi�n un rato y luego se me ocurri� algo mejor. Volv� a
entrar en la casa, fui a la puerta de su habitaci�n y la abr� con mucho cuidado.


Entr� y me acerqu� a la cama. Pens� que si me descubr�an
all�, siempre pod�a alegar que hab�a tenido que entrar para ir al ba�o. Pero
all� de pie, al lado de la cama, viendo las tetas y el co�o de mi prima, no pude
resistir la tentaci�n de sacarme la polla y empezar a mene�rmela. Pensar que
bastaba con que cualquiera de las dos podr�a abrir los ojos en cualquier momento
y pillarme all� de pie con la polla en la mano me excitaba much�simo. Pero al
cabo de unos minutos lo pens� mejor y decid� que era un riesgo demasiado grande
y que ten�a todo el mes por delante. As� que sal� despacio de su habitaci�n y
volv� a entrar en la m�a. La tentaci�n me esperaba en todas partes. Mi hermana,
dormida boca abajo, ten�a la camiseta subida hasta la cadera. As� que me
arrodill� en la cama a su lado y continu� pel�ndomela. Pero despu�s del
espect�culo de mi prima aquello me sab�a a poco y actu� en consecuencia. Nunca
he tenido m�s cuidado en aquel momento. Con el �ndice y el pulgar de ambas manos
cog� el el�stico de sus bragas y lentamente tir� de �l hacia abajo hasta dejar
su culo al aire. Si mi coraz�n sobrevivi� las aceleraciones de aquel verano,
podr� resistirlo todo. Con una mano zumb�ndomela me agach� y bes� aquellas
preciosas nalgas. Luego queriendo coronar aquella paja con algo especial puse mi
mano izquierda muy lentamente sobre una de sus nalgas y con la otra zumb�ndome
la polla envuelta en un trapo para no dejar manchas sospechosas, me corr� con la
imaginaci�n ya puesta en atrevimientos mayores.



D�A 5.


Por la ma�ana mi hermana coment� la necesidad de ir a comprar
m�s comida al pueblo. Pregunt� si quer�amos ir todos, pero yo dije que no quer�a
ir. Entonces ella dijo que no pod�a quedarme solo y que una de las tres ten�a
que quedarse conmigo. Le toc� a Marta. Las otras dos se fueron y yo estim� que
ten�a tres horas por delante a solas con Marta. Hab�a llegado a la conclusi�n de
que Marta a pesar de sus 16 a�os, era psicol�gicamente bastante cr�a y por lo
tanto pod�a y me conven�a colocarla a mi altura. Al rato de irse las otras dos y
viendo que la tele era un rollo, le propuse un juego. Uno deb�a tumbarse boca
abajo y el otro deb�a dibujarle una letra en la espalda con el dedo. Luego deb�a
pasar la palma de la mano como para borrarla, escribir otra letra y as�
sucesivamente hasta completar una frase. El que estaba tumbado deb�a decir qu�
frase hab�a escrito el otro. Le propuse tumbarnos en la cama de mi cuarto para
jugar a este juego. As� que fuimos a mi cuarto, me tumb� en la cama boca abajo y
ella se sent� a mi lado. Yo le dije que mejor se sentara a horcajadas sobre mis
piernas y ella lo hizo. Luego, letra a letra escribi� con el dedo una frase
sobre mi espalda. Aquellas caricias ya eran de por s� bastante placenteras. Yo
adivin� la frase y le dije que me tocaba a m�. Ella se me quit� de encima, se
tumb� en la cama boca abajo y yo me sent� a horcajadas sobre sus muslos.


Tuve que resistir la tentaci�n de poner las manos sobre su
culo. Le dije que para poder dibujar las letras sobre su espalda, ten�a que
desabrocharle el el�stico del sujetador. LO hice y luego, cada vez que borraba
una letra, lo hac�a con una larga caricia desde la nuca hasta el mismo borde de
sus bragas. Ella, a medida que adivinaba una palabra completa, la dec�a en voz
alta. Cambiamos el turno varias veces, y cada vez que yo terminaba de escribirle
una frase le daba un azote en el culo y le dec�a: "Me toca". Ella s�lo se
quejaba con un d�bil "�Ay!". Al cabo de un rato, aprovechando mi turno decid�
subir el tono de mi frase y ella iba diciendo las palabras a medida que yo las
escrib�a: "Tu-culo-me-la-pone-dura... �Eh, no vale escribir cochinadas!". Al
incorporarse ten�a la cara colorada. Cuando me volvi� a tocar el turno, nada m�s
sentarme sobre sus muslos le baj� las bragas dej�ndole el culo al aire. Ella se
quej� diciendo: "�Ay, guarro!" pero no intent� descabalgarme ni darse la vuelta
y se limit� a ponerse bien las bragas. Al poco de seguir jugando volv� a bajarle
las bragas.


Esta vez, en lugar de sub�rselas ella, meneando el culo dijo:
"Ponme bien las bragas o no juego". En lugar de hacerlo le met� una mano entre
las piernas notando en mis dedos la humedad de su chocho. Ella se meneaba y
dec�a: "�Ay, quita!". Entonces, no deseando forzar la nota y echarlo todo a
perder me levant� de la cama y dije: "Pues ahora soy yo el que no juega". Me fui
a la habitaci�n de ellas y cerr� la puerta. Luego entr� en el ba�o y dej� la
puerta entornada. Entonces cog� un espejito y lo coloqu� estrat�gicamente para
que estando yo sentado en la taza del b�ter pudiera ver si alguien se asomaba a
la puerta sin tener que mirar yo en direcci�n a la misma. Entonces me sent� en
la taza y me puse a hacerme una paja. Poco despu�s o� abrirse la puerta de la
habitaci�n y yo me puse a jadear sonoramente para atraer su atenci�n. Un minuto
despu�s, a trav�s del espejito pude ver c�mo Marta se asomaba por la abertura de
la puerta. Yo continu� con mi espect�culo para mi secreta espectadora. Despu�s,
volviendo a mirar el espejo (no quer�a mirarlo constantemente por si ella lo
descubr�a por la direcci�n de mi mirada), vi por la abertura de la puerta que
ella hab�a introducido una mano bajo sus bragas y las mov�a lentamente. Esper� a
ver el orgasmos dibujado en su cara para desencadenar el m�o.


Cuando las otras dos volvieron, dijeron que en el pueblo
hab�a un videoclub y que se les hab�a ocurrido que era una buena idea ir al
pueblo a diario para comprar el pan y la prensa, alquilar alguna pel�cula y dar
un paseo. Yo dije, adivinando la decisi�n que tomaron a continuaci�n, que yo no
quer�a ir al pueblo. Entonces ellas decidieron hacer turnos para quedarse
conmigo.


Por la tarde, mi hermana estaba durmiendo la siesta boca
arriba y se le hab�a vuelto a subir la camiseta hasta la cadera. Entonces yo le
levant� la camiseta por encima de los pechos. Con el mismo cuidado que el d�a
anterior bes� e incluso chup� sus pezones y me corr� con una mano sobre una de
sus tetas.



D�A 6.


Le toc� quedarse a mi hermana. En cuanto se fueron las otras
dos cogi� sus libros y se puso a estudiar en la mesa del sal�n. Yo me fui a
nadar a la piscina. Cuando volv� al cabo de una hora ella segu�a estudiando. Me
dijo: "Anda, coge tus libros y ven a estudiar, que todav�a no has dado ni palo
desde que llegamos". As� que cog� mis libros y los puse sobre la mesa. Me sent�
frente a ella y me puse a estudiar. Entonces empec� a pensar en los cuerpos
desnudos de ellas tres tomando el sol y me puse cachondo. Con mi hermana hab�a
llegado al punto en que lo que me excitaba m�s era la sensaci�n de prohibido y
el riesgo de que me pillara en mis manejos con ella. As� que por la simple
excitaci�n que me produc�a el riesgo de ser descubierto por ella, met� mi mano
bajo la mesa, me saqu� la polla y me masturb� sigilosamente. Cuando me iba a
correr, la mir� a la cara. Ella levant� la vista del libro y mir�ndome me
pregunt�: "�Por qu� me miras as�! �Te pasa algo!". Y en el momento que el
esperma empezaba a manar a chorros de mi polla tuve que juntar aliento para
contestar: "No, nada, nada".


Ese d�a al echar la siesta se me ocurri� una idea
maquiav�lica. Me tumb� de lado y saqu� mi polla tiesa por un lado del
calzoncillo como si se hubiese salido accidentalmente. Entonces me ech� un brazo
sobre la cara, pero dejando un resquicio por donde mirar. Luego le di a ella un
rodillazo "accidental" para que se despertara y me hice el dormido. Ella
despert�, se incorpor� lentamente y al volverse hacia m� se qued� paralizada.
Evidentemente hab�a visto lo que asomaba por mi calzoncillo. Me toc� en el
hombro para cerciorarse de que estaba dormido y se tumb� hacia mi lado mirando
mi polla un buena rato. Lentamente acerc� una mano y alargando un dedo roz� la
punta del aparato. Yo, contrayendo los m�sculos, hice que este pegase un bote.
Ella se sobresalt� y se dio la vuelta. Notando lo acelerado de su respiraci�n no
pude reprimir una sonrisa.



D�A 7.


Mi hermana y Marta se fueron al pueblo. Mi prima me sugiri�
que nos pusi�ramos a limpiar la casa. Lo hicimos con ganas y una hora despu�s ya
hab�amos acabado. Nos tomamos un refresco y ella dijo: "Estoy toda sudada, voy a
darme una ducha". Yo sal� de la casa como las otras veces y fui a la ventana del
ba�o a disfrutar del espect�culo. Ella se duch� a conciencia y tras cerrar el
grifo mir� directamente hacia el roto de la ventana y llam�ndome en voz alta
a�adi�: "�Me traes una toalla!". Yo completamente turbado volv� corriendo a
entrar en la casa, y cogiendo una toalla de un armario, fui a la puerta del
ba�o. Llam� con los nudillos. Ella dijo: "Pasa". Yo abr� la puerta un palmo y
met� un brazo con la toalla. Ella dijo: "Tr�emela por favor, estoy en la ba�era
y no quiero mojar el suelo". Abr� la puerta del todo y all� estaba ella, de pie
en la ba�era, completamente desnuda. Me qued� clavado al suelo en el umbral de
la puerta.


Ella sonriendo me dijo: "Pasa, no seas vergonzoso. A m� no me
importa que me veas desnuda. Adem�s, ya me has visto otras veces �o es que crees
que no s� que nos esp�as cuando tomamos el sol?". Me acerqu� a ella como un
zombi y le ofrec�a la toalla, pero ella, d�ndose la vuelta, dijo: "S�came la
espalda". As� pues, con el coraz�n en la garganta me puse a secarle la espalda.
Mientras lo hac�a me dijo: "�Qu� es lo que haces detr�s del seto mientras nos
miras?". Le contest� que no sab�a de qu� estaba hablando. "S�, ya, ya... Est�
bien, cambiemos de tema �Te gusta mi culo?" dijo ella mene�ndolo. "Si quieres,
puedes sec�rmelo". Tras un momento de duda, lo hice, sintiendo en mi mano la
redondez de sus nalgas a trav�s de la toalla. Entonces ella se inclin� un poco y
separ�ndose las nalgas con las manos dijo con una premeditada voz jadeante:
"S�came bien por ah�". Cuando ya ten�a la mano con la toalla metida entre sus
piernas, se dio la vuelta y cogiendo la toalla acab� de secarse ella misma.
Luego saliendo de la ba�era, se envolvi� en la toalla y mir�ndome el paquete
dijo sonriendo: "Vaya, vaya... Creo que s� de alguien que en cuanto yo salga se
va a poner a tocar la zambomba". No se equivoc�.


Durante la siesta ocurri� algo crucial. Mi hermana estaba
dormida boca arriba. Entonces yo le sub� la camiseta por encima de su cintura y
ante la irresistible tentaci�n que ofrec�an los pelillos del chocho que
sobresal�an por los lados de las bragas decid� ver aquel tesoro. Con sumo
cuidado estirando un poco el el�stico apart� la braga a un lado dejando el
chocho al aire. Ella se movi� un poco y r�pido como un rayo me tumb� en la cama
poni�ndome la almohada sobre la cabeza y me hice el dormido. Pero no cerr� los
ojos porque entre la almohada y el colch�n dej� un resquicio por donde ver lo
que ella hac�a. Despu�s de desperanzarse, se incorpor� e inmediatamente
descubri� la extra�a posici�n de sus bragas. Se las coloc� tap�ndose el co�o y
llegando a la evidente conclusi�n de que aquello no era casual me escrut� con la
mirada. Algo estaba ocurriendo mientras dorm�a y decidi� averiguarlo. Se volvi�
a tumbar boca arriba y ella misma volvi� a apartar sus bragas a un lado dejando
su co�o al aire. Me incorpor� lentamente y por su distinta respiraci�n comprend�
que ella fing�a dormir.


Decid� seguirla el juego. Me puse de nuevo a su lado de
rodillas y lentamente apoy� mi mano sobre su chocho desnudo. Su cuerpo sufri� un
ligero espasmo. Pero no se movi�. Entonces empec� a acariciar suavemente su
monte de Venus. Ella no pudo evitar cerrar los pu�os. Todo era evidente. Ya sin
miramientos me puse a explorar por primera vez lo que tan subrepticiamente se me
ofrec�a. Separ� los labios vaginales, los acarici�, me chup� un dedo y poco a
poco se lo met� entero, sac�ndolo y meti�ndolo una y otra vez. Despu�s localic�
el cl�toris y me puse a frotarlo hasta que vi que encog�a los dedos de los pies.
Ella se iba a correr. Luego me toc� el turno a m�. Le levant� la camiseta y me
puse a sobarle las tetas con una mano mientras me hac�a una paja con la otra.
Esta vez ya no me preocup� de no mover la cama o de que mi polla no hiciese el
ruido de chasquidos propio de la masturbaci�n.



D�A 8.


Nos quedamos en casa Marta y yo. Ella estaba tumbada en el
sof� viendo la tele y yo sentado en un sill�n leyendo un tebeo. Durante una
pausa publicitaria ella se levant� para ir al ba�o y yo le quit� el sitio
tumb�ndome en el sof�. Cuando ella volvi�, al verme se quej�: "�Eh, que ah�
estaba yo!". Yo, riendo, le contest�: "Quien se fue a Sevilla perdi� su silla".
Ella, tambi�n sonriendo, dijo: "Ah, s�... pues ahora ver�s". Y se sent� sobre mi
est�mago. Yo empuj�ndole, le dije: "�Quita!" y ella contest�: "No me pienso
quitar hasta que te levantes de mi sitio". Pero con el empuj�n que le hab�a
dado, ocurri� algo inesperado. Pas� de estar sentada sobre mi est�mago a estarlo
directamente sobre mi paquete. Aquel fue el final de mi lucha. Le dije: "Bueno,
pues no te quites. A ver qui�n de los dos tiene m�s paciencia".


Para agravar la situaci�n ella se puso a restregar el culo y
a dar saltitos diciendo: "�A que fastidia, eh?". Ocurri� lo inevitable. Mi picha
creci� y creci� bajo la presi�n de su caliente trasero. Notaba mi erecci�n
embutida justo en la raja de su culo. Ella poco a poco se puso seria.
Evidentemente hab�a notado aquel bulto duro y adivinado su naturaleza. A pesar
de ello no dej� de moverse. Fingiendo inter�s por la televisi�n su cara comenz�
a ponerse colorada. Entonces hubo otro intermedio y ella se levant�. Yo me fui a
mi habitaci�n a planear algo. Pero no hizo falta. Poco despu�s ella llam� a la
puerta y entrando, se sent� en mi cama con las piernas cruzadas. Dijo: "Me
aburro... �Contamos chistes?". Le dije que s�. Y nos pusimos a hacerlo por
turnos. Pero viendo su cara angelical no pude resistir la tentaci�n de ponerla
en un peque�o aprieto y al llegar a mi turno me qued� callado. Ella dijo:
"Vamos, te toca". Y yo le dije: "Me acuerdo de uno, pero es un chiste verde".
Ella dud� un momento y dijo: "Bueno, vale, cu�ntamelo". Se lo cont� y luego le
dije: "Ahora te toca a ti contar uno verde". Y as� continuamos un rato. Sus
chistes eran bastante inocentes y los m�os cada vez m�s subidos de tono.
Entonces, cuando ella acababa de contar un chiste yo me tumb� en la cama boca
arriba y dije: "�J� con los chistes verdes! �Mira c�mo se me ha puesto!". Y en
un santiam�n me baj� los calzoncillos hasta las rodillas dejando mi polla tiesa
al aire como el m�stil de un barco. Ella reaccion� tap�ndose la boca en un gesto
de sorpresa y luego dijo: "�Qu� guarro!", pero no le quitaba ojo de encima.
Entonces yo le dije: "�Me haces un favor?". "Depende", dijo ella.


Entonces junt� valor y le dije: "Hazme una paja".


Ella se ruboriz� y dijo: "No, eso no quiero". Yo le supliqu�:
"Venga... No seas tonta... Adem�s, si la tengo as� es por tu culpa. �Crees que
no me afecta verte todo el d�a en bragas y sujetador con lo buena que est�s?".
Este cumplido acert� en su objetivo. Ella dijo: "Es que... no lo he hecho
nunca". Yo le contest�: "No importa. Tambi�n es la primera vez que me lo hace
una chica". As� que Marta acerc� a mi polla su mano temblorosa y cogi�ndola,
empez� a moverla arriba y abajo. Yo estaba literalmente en el cielo.


Para el colmo, ella, de vez en cuando, con la cara seria de
excitaci�n, hac�a preguntas como "�Lo estoy haciendo bien?" o "�Te da gusto?".
No era s�lo el placer que me produc�a el sube y baja de su mano en mi polla. Era
igualmente excitante el simple hecho de verla all�, arrodillada en la cama a mi
lado, haci�ndome una paja. Era mi sue�o dorado hecho realidad. Al cabo de un
rato empec� a gemir y ella me pregunt�: "�Ya te sube la leche?". Yo asist� con
la cabeza y ella fij� su atenci�n con los ojos muy abiertos en la rajita de mi
capullo al tiempo que aceleraba su mano. La leche empez� a salir a borbotones
chorreando por su mano hasta la mu�eca. Me incorpor�, le di un beso en los
labios y le dije: "Gracias". Entonces ella, saliendo de una especie de trance
producido por la excitaci�n, dijo: "Yo... esto no est� bien. S�lo eres un cr�o",
y avergonzada sali� corriendo de la habitaci�n. Decid� dejarla en paz de
momento. Desde luego sus palabras no me afectaron en absoluto. Puede que s�lo
tuviera doce a�os, pero mi entrepierna no entend�a de cronolog�as.


De nuevo durante la siesta con mi hermana llegu� a�n m�s
lejos que el d�a anterior. En lugar de apartar sus bragas a un lado, tir� de
ellas hacia abajo hasta quit�rselas. Entonces cogi�ndola por los tobillos le
separ� bien las piernas y acercando mi cara a su chocho me puse a besarlo y
luego a lamerlo separando los labios vaginales y centr�ndome en el cl�toris.
Pero antes de que se corriera me tumb� a su lado y frot�ndole el cl�toris con
una mano yo me la meneaba con la otra. Mientras hac�a esto acerqu� mi boca a su
o�do y emit� peque�os jadeos y gemidos sencillamente para provocarla, pero como
si nada. Despu�s de notar que ella se hab�a corrido, me incorpor� un poco y
mientras me la meneaba la bes� en la boca, cog� las bragas que le hab�a quitado
y envolvi�ndolas en el capullo me corr� empap�ndolas de lefa al tiempo que
intentaba meter mi lengua entre sus labios cerrados. Despu�s puse las bragas
sobre su almohada al lado de su cara. Entonces me dorm� satisfecho pensando c�mo
se las arreglar�a ahora para fingir que no hab�a pasado nada. Pero no se rindi�
cuando me despert� ella ya se hab�a levantado y durante todo el d�a me trat�
como si no se hubiese dado cuenta de nada.



D�A 9.


Marta y mi hermana se fueron al pueblo. Mi prima me propuso
ir a ba�arnos a la piscina. Nos estuvimos ba�ando un rato y luego nos tumbamos
juntos a tomar el sol. Al rato ella me pregunt�: "�Te importa si me quito el
sujetador y las bragas? Es que no quiero que se me queden las tetas y el culo
blancos". Tragando saliva le dije que no. Ella se qued� en pelota viva y se
tumb� boca abajo. Ofreci�ndome el bote de crema me pidi�: "�Me pones crema en la
espalda?". YO me puse de rodillas a su lado y echando un chorro de crema en su
espalda me puse a extenderla con la mano. No pod�a dejar de mirar su culo y en
las largas pasadas de mi mano sobre su espalda, llegaba con la punta de mis
dedos casi hasta la rabadilla. Ella, ladeando la cabeza, me mir� el paquete y
dijo maliciosamente: "�Seguro que no prefieres ir a hacerte cositas detr�s del
seto?". Como me qued� callado me dijo: "Ponme crema en el culo. De lo contrario,
si no lo abrasa el sol, lo har�n tus miradas". As� que me puse a untarle crema
por el culo. Al principio solo por las nalgas y luego metiendo mis dedos por el
surco entre las nalgas hasta el mismo ojete en un magreo sensacional. Ella me
dec�a: "�Qu�! �Te lo pasas bien?". Entonces, aprovechando que ella ten�a las
piernas un poco separadas, en una caricia que empez� entre sus nalgas, fui
metiendo la mano entre sus piernas hasta plantar mis dedos en su chocho.
Entonces ella cerr� r�pidamente sus piernas aprision�ndome la mano y diciendo:
"�Eh, cochinote! �Qu� eso no es el culo!". Entonces se puso boca arriba y
sonri�ndome cogi� el bote de crema y me dijo: "Gracias, ya sigo yo". Cuando se
puso a untarse las tetas no aguant� mas y me tir� a las piscina como un hierro
al rojo.


Durante la siesta al levantarle la camiseta a mi hermana cu�l
fue mi sorpresa al descubrir que no se hab�a puesto bragas. Entonces cambi� de
estrategia. Repetir lo mismo ya no ten�a tanto morbo. Decid� calentarla de tal
manera que yo controlara el punto de ebullici�n. Todos los d�as la masturbaba
hasta que notaba que encog�a los dedos de los pies. Entonces paraba, dej�ndola
siempre al borde del orgasmo. Yo me acostaba y me divert�a viendo c�mo ella
esperaba unos minutos por si yo continuaba y luego fingiendo despertar se
levantaba y se iba al ba�o. Yo entonces iba fuera a la ventana del ba�o a
contemplar mi triunfo. Siempre la encontraba masturb�ndose. En una ocasi�n la
descubr� meti�ndose un calabac�n, lo cual me convenci� de que hab�a perdido el
himen (probablemente durante alguna masturbaci�n similar).



D�A 10.


Me qued� solo con mi hermana. Est�bamos viendo las noticias,
cuando mi hermana dijo:


-El presentador se ha equivocado, la capital de Canad� es
Montreal, no Ottawa.

-No se ha equivocado, es Ottawa -dije yo.

-�T� qu� sabr�s! Estoy completamente seguro de que es Montreal.

-�Hacemos una apuesta? -suger�.

-De acuerdo. Pero una apuesta de verdad. Te vas a enterar. Si yo tengo raz�n te
corto el pelo al cero... y te bebes un vaso de aceite.


Entonces decid� jugar todas mis cartas. Cog� un papel,
escrib� una cosa en �l y se lo di diciendo:


-Si yo gano, haces eso.


Ella cogi� el papel y ley� en silencio mis condiciones ("Te
desnudas completamente, me dejas que te unte crema por todas parte todo el
tiempo que yo quiera y luego me haces una paja"). Cuando lo hubo le�do me mir�
ofendida y me dio una bofetada. Inmutable le dije: "Bueno... si no quieres
apostar...". Ella respondi� enfadada: "No, no... Acepto la apuesta. Estoy
convencida de que tengo raz�n y voy a disfrutar dej�ndote calvo y vi�ndote beber
aceite". Yo le dije: "Est� bien. Pero primero prom�teme que si pierdes cumplir�s
lo acordado". Ella dijo: "Lo prometo. Hazlo t� tambi�n". Yo lo hice y fui a por
un diccionario enciclop�dico que hab�a en la estanter�a del sal�n. Lo pusimos
encima de la mesa y buscamos en la C. Lo encontramos: "Canad�: capital Ottawa".
"Has perdido" le dije. Ella se fue a la habitaci�n y cerr� la puerta dando un
portazo. Cuando entr� ella estaba tumbada en la cama leyendo una revista como si
nunca hubiese hecho una apuesta. Le dije acusadoramente: "Prometiste cumplir tu
parte". Ella me mir� con cara de cabreo. Se levant�, sali� de la habitaci�n y al
momento entr� con un bote de crema en la mano. Lo tir� sobre la cama, se desnud�
tirando la ropa contra la pared y ya completamente desnuda se tumb� en la cama
boca abajo. "�Eres un guarro! �Proponerle algo as� a tu propia hermana!". Ella,
lo que en realidad odiaba no era lo que iba a pasar, sino tener que admitir
luego que hab�a pasado. No poder fingir luego que no hab�a pasado nada era
demasiado para su orgullo. Yo disfrutaba de mi victoria.


Cog� crema y me fui directo a su culo. Lo sob� con ganas. Con
las dos manos. Ella volvi� a decir: "�Guarro!". Le agarraba las nalgas y las
separaba para ver bien su ojete. Le met�a los dedos por la raja del culo y bien
untado en crema le masajeaba el ojete con la yema del dedo �ndice. Entonces sin
previo aviso le met� el dedo en el culo. Ella se quej�: "�Eh, pero qu� haces!".
Yo le dije: "La apuesta inclu�a untarte crema por todas partes". Ella se call� y
yo me puse a meterle y sacarle el dedo del culo. Ella mord�a la almohada. Le
dije: "Date la vuelta". Ella se dio la vuelta tap�ndose las tetas con un brazo y
el chocho con la otra mano. Le dije: "Quita las manos. Quiero sobarte las
tetas". Ella contest�: "�Marrano!", pero se puso las manos detr�s de la cabeza.
Mir�ndola directamente a los ojos, me puse a sobarle sus preciosas tetas con una
mano. Con la otra me baj� los calzoncillos y le dije: "Mira. La tengo
completamente tiesa".


Ella, tras mirarla un momento, volvi� la cabeza hacia el lado
contrario diciendo: "�Qu� asqueroso!". Me dediqu� un rato a sus tetas y luego,
lentamente, fui bajando por su est�mago hasta su chocho. Me puse a hacerle una
paja en toda regla. pero como la �ltima vez esper� a que encogiera los dedos de
los pies y par� en seco. Su cara era un poema. Ella sab�a que yo la hab�a dejado
al borde del orgasmo a prop�sito, pero no pod�a decirme nada sin reconocer que
aquello le gustaba. Me tumb� boca arriba en la cama y le dije: "�Ya sabes lo que
toca ahora no?". Ella se puso de rodillas en la cama a mi lado y dijo: "S�lo un
mocoso salido puede querer que su propia hermana le masturbe" pero antes de
acabar la frase ya ten�a mi polla en la mano. Esta vez no apart� la vista. La
miraba con ansia mientras la meneaba. Aprovech� para meter mi mano por detr�s
entre sus piernas y acariciarle otra vez el chocho. Ella al sentirlo, abri� un
momento la boca, pero no dijo nada. Yo esper� a correrme a que ella estuviese a
punto de hacerlo. Le met� un dedo hasta el fondo para notar las contracciones de
su vagina y empec� a soltar chorros de lefa al tiempo que le dec�a: "�Qui�n es
la guarra ahora?".



D�A 11.


Nuevamente me qued� a solas con mi prima. Sorprendentemente,
a pesar de estar en Agosto, hizo un d�a oto�al, fr�o y nublado. Mi prima estaba
leyendo en su habitaci�n y a m� me apeteci� una ducha caliente. Llam� a la
puerta de su habitaci�n y entr�. Le dije que quer�a pasar al ba�o a darme una
ducha. Pas� al ba�o y cerr� la puerta.


Llevaba ya un rato bajo la ducha cuando mi prima llam� a la
puerta con los nudillos y antes de que yo pudiese contestar abri� la puerta y
pas� dentro diciendo: "Perdona, pero es que me estoy haciendo pis". Y en un
santiam�n se baj� las bragas hasta los tobillos y se sent� en la taza del b�ter.
Yo, al principio at�nito por su desparpajo, no ca� en la cuenta de mi propia
situaci�n: All� de pie en la ba�era frente a ella, completamente en bolas. En
cuanto ella se baj� las bragas, mi polla, en cuesti�n de cinco segundos, pas� de
su m�nima y colgante expresi�n a una indecente y tiesa horizontalidad. Al notar
mi estado, me di la vuelta inmediatamente. Luego ella tir� de la cadena, se
subi� las bragas y cogi� la toalla. Yo gir� la cabeza y al verla con la toalla
en la mano le dije: "�Me la das?".


Ella respondi�: "Deja, yo te seco. El otro d�a me secaste t�
a m�". Y se puso a secarme la espalda. Me sec� el culo, las piernas y la cabeza.
Luego, cogi�ndome por la cadera dijo: "Date la vuelta". Lo hice. Nada m�s ver mi
tiesa polla dijo sonriendo: "Vaya, vaya... Mira lo que tenemos aqu�". Trat� de
taparme con las manos. Ella apartando mis manos dijo: "Vamos... No tienes por
qu� avergonzarte de tu erecci�n. Es muy normal. Adem�s, tienes un pene muy
grande para tu edad y eso a las nenas nos encanta". Se puso a secarme el pecho y
luego fue bajando por el est�mago hasta la ingle. Entonces, mir�ndome a los
ojos, puso la lengua en el labio superior en una mueca provocativa y se puso a
secarme suavemente el pene y los huevos con la toalla. Entonces, acercando su
boca a mi oreja dijo en un susurro: "Se te ha puesto tiesa cuando me he bajado
las bragas �verdad?". Entonces me dio la toalla y sali� del cuarto de ba�o
cerrando la puerta tras ella.


All� me qued� yo, de pie en bolas en la ba�era, con una
toalla en la mano y la polla como una estufa. Me encantaba el juego de hacerme
el inocente con ella pero hab�a llegado la hora de dar un peque�o paso adelante.
Dej� la toalla en el toallero y sal� del ba�o completamente desnudo. Ella estaba
leyendo tumbada en la cama. Se me qued� mirando extra�ada. Yo me tumb� a su lado
en la cama boca arriba. Ella me pregunt�: "�Qu� haces?". Yo, sin contestar, cog�
su mano por la mu�eca y la puse sobre mis genitales.


Ella, acariciando mis test�culos dijo sonriendo: "�Menudo
sinverg�enza! �Me est�s insinuando que te masturbe?". Yo no dije nada pero ella
se puso a hacerme una paja. Al cabo de un minuto se par� y acercando su boca a
mi o�do dijo en voz baja: "�No prefieres que te haga una mamada?". Y antes mi
cara de sorpresa se agach� y se puso a darle besitos a mi capullo. Luego se puso
a pasarme la punta de la lengua por la rajita del glande y por �ltimo se la
meti� en la boca haci�ndome una mamada sensacional. Quince minutos despu�s, sin
previo aviso, empec� a eyacular en su boca. Ella me mir� a los ojos, la lefa se
escurr�a por la comisura de sus labios. Luego se la sac� de la boca y despu�s de
escupir la lefa en un pa�uelo de papel me dijo: "Debes avisar cuando notes que
te vas a correr. A m� no me importa, pero a otras chicas puede darles ascos que
les eches la lefa dentro de la boca".


Por la tarde est�bamos viendo la tele cuando mi prima abri�
el �ltimo caj�n de un mueble encontrando otro par de cajas de condones. Nos lo
ense�� y los dej� encima de la mesa.



D�A 13.


De nuevo me qued� a solas con mi hermana. Est�bamos
estudiando cuando le dije que me aburr�a. Le propuse repetir la apuesta del otro
d�a, pero simplemente a cara y cruz. Ella acept� inmediatamente. Yo sab�a que a
ella le atra�a tanto la posibilidad de ganar como la de perder. Ella disfrutaba
tanto como yo con mis estrategias para hacerla participar en aquellas pr�cticas
sexuales, pero su orgullo no pod�a admitirlo. Hacerlo como pago de una apuesta
era la v�a de escape para su dignidad. Yo, aprovechando al m�ximo la situaci�n,
le dije que mis condiciones hab�an cambiado. Si yo ganaba ella no me ten�a que
hacer una paja. Me ten�a que dejar que le restregara la polla entre las nalgas.
Tan excitada la hab�a puesto aquella propuesta que ni siquiera se le ocurri�
disimular aumentando sus condiciones. Acept� de inmediato. Se lanz� la moneda al
aire y para mi alivio volv� a ganar. Le cost� fingir cara de disgusto. Fuimos a
la habitaci�n y repet� todas las fases del magreo como la otra vez. Llevaba un
rato toc�ndole el cl�toris cuando le dije que quer�a restregar mi polla entre
sus nalgas. Entonces fui a por un cond�n y me lo puse delante de ella. Me
pregunt�: "�Qu� haces? �Por qu� te pones eso?". YO le dije: "Es por si acaso..."
y dej� el resto en el aire.


Ella simplemente se alz� de hombros. Le dije que se tumbara
boca abajo con las almohadas bajo las cadenas. Su culo en pompa era una
maravilla. Me puse detr�s de ella y colocando mi polla entre sus nalgas, comenc�
a restregarla movi�ndome r�tmicamente hacia adelante y hacia atr�s. Al cabo de
unos minutos par� un momento y cogiendo mi polla con la mano me puse a pasarle
el capullo a lo largo de la raja del culo. Entonces, aprovechando que ella ten�a
las piernas un poco abiertas, alargaba mis pasadas hasta la misma entrada del
chocho. As� en una de las pasadas, en lugar de volver a la raja del culo, dej�
la punta de mi pene apoyada en la h�meda entrada de su chocho. Entonces,
apretando lentamente hacia dentro, mi glande comenz� a ser engullido por sus
labios vaginales. Mi hermana contuvo la respiraci�n, pero no dijo nada para
protestar. Yo pens�: "Quien calla otorga". Y segu� apretando con mis cadenas
hacia delante mientras mi polla se hund�a cent�metro a cent�metro en el interior
de su caliente y h�medo chocho. Cuando la tuve entera dentro me detuve un
momento a saborear aquella nueva sensaci�n tan esperada.


Luego comenc� un mete-saca en toda regla. Alargu� mis brazos
hacia delante y me puse a sobarle las tetas. Ten�a los pezones duros como la
piedra. Al rato de darle por detr�s, se la saqu� y le di la vuelta. Ten�a las
mejillas coloradas y me miraba con cara de sorpresa. Entonces me tumb� encima de
ella y se la volv� a meter foll�ndola con toda mi ansia acumulada. Entonces ella
cruz� las piernas sobre mi trasero y me puso las manos en la espalda. La bes� en
la boca y esta vez ella abri� los labios receptiva, respondiendo con su lengua a
las caricias de la m�a. Aquello era mi victoria definitiva. Ella se puso a gemir
con la llegada de su orgasmo y yo me abandon� entonces al m�o. Me quit� de
encima suyo y me tumb� a descansar. Ninguno de los dos dijo nada. No hac�a
ninguna falta.




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Relato: Mi hermana (2)
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