De Esposa Ejemplar a Ramera Empedernida II
Pareja de Perros Viejos
Desnuda frente al espejo del ba�o, no daba cr�dito a lo que
acababa de pasar. Me hab�an violado, me citaron a una trampa y ca� como una
est�pida y me violaron. Pero lo que era peor, me gust�, �lo disfrut� como una
loca! �Me sent�a la mujer m�s sucia y traicionera de este mundo!
El semen de Esteban aun escurr�a entre mis piernas, su olor
segu�a impregnado en mi cuerpo, mezclado con mi sudor, y en mi vientre
continuaba la dulce sensaci�n de esos poderosos orgasmos que sent� junto a el.
Con Arturo no los ten�a, y no es que fuera mal amante, simplemente no lograba
tener orgasmos, y cuando los consegu�a, era solo uno y no muy intenso.
No lo pod�a creer no lo pod�a creer. Ese cuerpo que ve�a
frente a mi, lo hab�a entregado �nicamente a mi esposo, y estaba dispuesta a que
el fuera el �nico, el primero y el �ltimo. Lo ve�a como un templo al que solo un
sacerdote pod�a entrar� y acababa de ser profanado de la forma m�s vil.
No soy alta, apenas mido 1.65, y soy muy delgada, con senos
peque�os, pero bien formados, mirando al frente. Eso si, cintura de avispa y
caderas anchas, coronadas con un impresionante par de nalgas, duras, grandes y
paraditas. Piernas torneadas y piel morena, con ojos caf�s y cabello lacio hasta
media espalda. A mis 30 a�os segu�a siendo muy hermosa. Pero eso no justificaba
el placer que hab�a sentido, ese placer malsano que me estaba matando.
Me lav� y me acost�, despu�s de darles las buenas noches a mi
nenes, Lucy y Arturito, suerte que mi suegra no me vio al llegar. Me tap� con
las s�banas y me puse a llorar hasta que perd� el conocimiento y ca� en un
profundo y pesado sue�o.
�Mami, mami! � los estruendosos gritos de mis nenes me
despiertan sobresaltada.
�Qu�?� ��Qu� pas�?!
�Hoy viene papa? � me pregunta Lucy.
�Hoy?� �Si, si hoy viene papa!
Mis nenes empiezan a celebrar, hac�a m�s o menos un mes que
no lo ve�an. Salen del cuarto corriendo, mi suegra lo espera en la puerta.
Luc�a, se qued� dormida�
Si� si Carmela�
Ap�rese que ya viene Arturo� d�game, �c�mo le fue en la
entrevista?
�La entrevista? � le dije yo tratando de inventar una
excusa cre�ble.
Si, en la entrevista�
Pues, la verdad� no quise� era� muy matado y no pagaban
bien�
Mmmm� l�stima, pero bueno, mejor as�, usted tiene 2 nenes
que cuidar y no puede estarse dando el lujo de no atenderlos como se merecen.
Adem�s, Arturo es bueno, muy trabajador, yo s� que va a conseguir algo.
"Ojal�" me dije, ojal�
Mientras me ba�aba para recibirlo pensaba en c�mo lo
recibir�a, me sent�a sucia, traidora, malvada, no merec�a que el me viniera a
ver. Era muy dif�cil, �c�mo hacer para aparentar que no hab�a pasado nada, que
su pura e inmaculada esposa segu�a si�ndolo, pura e inmaculada?
El lleg� como a eso de las 11, los ni�os salieron corriendo a
recibirlo, el los abraz� y los bes�, estaban felices los 3. luego me vino a
abrazar a mi, yo trat� de parecer lo m�s normal que pod�a, pero mis ojos me
traicionaban. Arturo me abraz� y me bes� con ternura, me sent� tan segura
envuelta en sus brazos fuertes y entre su pecho duro y musculoso. El se dio
cuenta, y cuando nos hallamos solos me pregunt� si ten�a algo.
No amor, nada� es imaginaci�n tuya�
Pero es que te miro triste�
Es que te extra�o mucho�
Yo tambi�n te extra�o� pero te prometo que esta separaci�n
va a ser solo moment�nea�
Ojal� ojal�
No era mentira que lo extra�aba a rabiar, pero el verdadero
motivo de querer regresar era la verg�enza que sent�a, �qu� har�a si Esteban se
volviese a aparecer?
La noche lleg�, y con ella la intimidad junto a mi esposo. Se
sent� en la cama y me tom� de la cintura llev�ndome hacia su cuerpo. Yo, como
siempre, me dej� llevar. Se puso a acariciarme la espalda, rozando mis nalgas,
acariciando mis piernas, Arturo nunca tocaba mis partes pudorosas sin una previa
autorizaci�n de mi parte.
Bes� mi vientre, luego fue subiendo hasta llegar a mi cuello
y luego a mi boca. Y yo manten�a los ojos cerrados para evitar que viera que
estaba a punto de llorar, me sent�a indigna de esas caricias.
As� y todo nos metimos debajo de las s�banas, con las luces
ya apagadas. Nos desnudamos all�, como siempre hac�amos, y seguimos bes�ndonos.
No s� si estaba excitada, me hallaba en un estado de confusi�n muy grande. Por
un lado estaba la verg�enza y los tremendos remordimientos por lo que me hab�a
pasado. Es cierto, s� fui violada, pero ese placer malsano que sent� no debi�
ocurrir nunca. Por el otro, mi cuerpo vibraba ante las caricias de mi esposo
como si tuviese voluntad propia. Para cuando me di cuenta, el largo y hermoso
miembro de Arturo estaba entrando y saliendo de una m�s que mojada vulva.
�C�mo era eso posible! ��Qu� me estaba pasando?! Sent�a una
gran verg�enza y unos y terribles remordimientos, pero tambi�n un placer sexual
como nunca hab�a sentido junto a mi esposo. El se dio cuenta y aceler� los
embates de su poderoso miembro en mi interior. �Qu� sensaci�n!, ese d�a Arturo
parec�a estar m�s caliente y excitado que de costumbre, mucho m�s potente y
menos delicado y sensible. Su duro pene me penetraba sin compasi�n, estirando al
m�ximo los l�mites de mi corta y estrecha vagina a cada golpe de sus caderas. Me
sent� como una perra montada por un gran macho por un momento, y eso fue lo que
me hizo volver en mi misma�
�Arturo! � exclam� en un grito ahogado y lo empuj� con
fuerza por lo hombros.
Mi esposo reaccion� y se levant� con brusquedad sorprendido
(creo que hasta asustado), sali�ndose de mi interior y cayendo en el suelo,
junto a la cama. Nos vimos a los ojos asustados, no sab�amos ninguno por qu�. El
nunca me hab�a tomado con tanta brusquedad y yo nunca hab�a actuado as� para el,
algo estaba mal all�, algo ya no funcionaba entre los dos. Y, naturalmente, yo
sent�a que era por mi culpa.
Tan solo nos pudimos ver as las caras, con ojos avergonzados
y tristes, preocupados. Me habr�a gustado decirle algo, pero �qu�? El solo me
dijo casi murmurando "perd�n", se acost� a mi lado y se durmi�.
Al d�a siguiente las cosas no se ve�an normales, tanto el
como yo rehu�amos a nuestra compa��a. Mi raz�n ya la saben, pero la de el no, ni
yo la sab�a. Tem�a que hubiese pensado algo malo de mi por lo de anoche, era una
idea que me atormentaba y que hac�a que le huyera. Si ustedes piensan que soy
una rid�cula, quiz� est�n en lo correcto, pero entonces es muestra de lo poco
que saben sobre la psicolog�a de una mujer, de una mujer conservadora y
acostumbrada a ser sumisa.
Por la tarde mi marido se fue de regreso a la capital, tan
solo nos despedimos con un corto y fr�o beso, a diferencia de mis ni�os que lo
llenaron de besos y caricias. De reojo me di cuenta que mi suegra, do�a Carmela,
nos ve�a seria.
Luc�a, �puedo hacerle una pregunta?
Si claro Carmela.
�Usted y Arturo est�n enojados?
No� � tragu� saliva, mi suegra ten�a un sexto sentido muy
desarrollado - �por qu� lo dice?
Es que conozco a mi hijo y lo vi un poco fr�o y distante
con usted� y usted estaba igual�
Es que� tuvimos una discusi�n en la noche� � ment�.
�Por qu� nena? �La separaci�n? � me pregunt�, ella me dec�a
nena y me trataba con mucha ternura.
Si, si� es por eso� � volv� a mentir, eso fue suficiente
para tranquilizar a la se�ora, que me dio un amistoso serm�n sobre los
sacrificios que los 2 deb�amos hacer por el bien nuestro y de los ni�os; la
se�ora estaba tan equivocada�
El resto del domingo la pas� muy triste, pero pensar en mis
hijos me ponerme de pi� y salir con ellos, los llev� a caminar por el pueblo,
les compr� un helado y los llev� de regreso a la casa, para todo eso ya eran
como las 6:30 de la tarde. Nos encontramos con una vecina, que ten�a 2 hijos de
las misma edad que Arturito.
Luc�a, hola, �c�mo est�?
Bien, bien� all�, pas�ndola�
�Qu� bueno!� Fernandito quer�a invitar a sus ni�os a dormir
a mi casa, es que le compramos una carpa de acampar y est�n empatinados con
ella, fig�rese que el nen�n de mi esposo se las puso en el jard�n y ahora
mismo est�n jugando a los expedicionarios.
�Siiiiiii!� porfa mama� � me rogaron Arturito y Lucy al
un�sono, no pude negarme, si yo estaba amargada no hab�a raz�n para que ellos
estuvieran igual, adem�s, esos vecinos eran personas confiables y muy
bondadosas.
Mis ni�os ni siquiera esperaron a ir por ropa y sus piyamas a
la casa, salieron corriendo detr�s de Fernandito y se metieron a su casa, yo me
re� junto con la se�ora, me hac�a falta. Pues bien, ella me invit� a una taza de
caf�, y yo le dije que aceptar�a, pero antes deb�a ir por la ropa de mis beb�s.
Entr� a la casa, enfil� hacia la habitaci�n de ellos, y en el
camino escuch� algunos ruidos peculiares salir de la habitaci�n de mis suegros.
Qued� muy intrigada, as� que me apresur� a pasar y tomar las cosas por las que
iba. Al salir, decid� declinar la invitaci�n de la vecina, yo ten�a que
averiguar de qu� se trataban esos ruidos, y es que si algo tenemos las Ovalle,
es que somos muy curiosas.
Regres� r�pidamente, sub� al segundo piso buscando a mis
suegros pero nada, nada. Se habr�n ido, me dije, pero entonces vi que estaba
abierta la puerta que daba hacia una secci�n apartada de la casa. Ver�n, mis
suegros eran propietarios de una casa antigua, muy grande, que hab�an convertido
en una posada de tipo bohemia, r�stica y con un restaurante de platos t�picos.
La familia viv�a al fondo, en una casita separada, pero unida a la posada por un
corredor, y a esa secci�n apartada por otro m�s.
Siempre me dijeron que ese anexo era una bodega vieja, llena
de cachivaches que deber�an haber tirado desde hac�a mucho. Pero ahora, por
alguna extra�a raz�n lo dudaba. Y como vi la puerta abierta decid� entrar. Me di
cuenta que a lo lejos que hab�a una luz prendida, por lo que empec� a avanzar
despacio, sin hacer ruido. Me coloqu� detr�s de unas cortinas, de cuclillas,
como estas ca�an hasta el suelo, no pod�a ser vista.
Escuch� pasos detr�s de mi, yo cerr� los ojos pensando que ya
hab�a sido pescada. Pero no fue as�, los pasos se detuvieron justo delante de mi
y pude ver que se trataba de don Norberto, mi suegro.
�Qu� bien te mir�s mujer!� �Siempre has sido una perra de
lo m�s rica! � me sorprend� much�simo, a don Norberto jam�s lo hab�a o�do
decir una sola mala palabra, pero lo que m�s me intrigaba era saber con qui�n
hablaba.
Lo soy para ti amor� - �era do�a Carmela!, ��c�mo era eso
posible?!
Don Norberto avanz� unos metros, desapareciendo de mi campo
de visi�n. Regres� luego jalando de una cadena, a la cual ven�a pegada su
esposa, del cuello y con un collar de perra. Qued� fr�a y estupefacta, �qu�
clase de gente era esa y a qu� estaban jugando?
�te acordaste de qu� fecha es hoy! � le dijo Carmela
emocionada cuando el le entreg� un regalo.
�Y c�mo olvidarlo?
Es que, como sos tan despistado�
Si� pero no tanto�
Carmela abri� el paquete, sacando de all� un hermoso collar
dorado, con cuentas de colores y un bello broche, muy hermoso. La madura se�ora
se enterneci� y se arrodill� para besar a su marido, que se agach� para tal
efecto. Estaba celebrando algo, pero no dec�an qu�.
�Gracias Nor, gracias! �Sos un amor, no sab�s cu�nto te
amo!
Y yo a ti Carmelita�
Guardaron silencio un momento, los ojos enternecidos de
Carmela dejaron paso a unos m�s lujuriosos, llenos de calor y de deseo. Los de
Norberto no los pod�a ver bien, pues estaba de costado hacia mi, d�ndome la
espalda, pero adivinaba el mismo brillo.
D�mela� � le pidi� Carmela.
Suplic� por ella�
Por favor amor� te lo suplico� d�mela�
Eso no es suficiente�
La necesito de verdad� te lo suplico, te lo ruego� �dame tu
verga! - �a la gran puta!, jam�s imagin� ver a mi suegra, la respetable
Carmela, rogar por una verga como una vulgar y necesitada ramera.
�Qu� har�as por ella?
Lo que sea, lo que me pidieras� soy tuya, mi cuerpo es tuyo
y pod�s hacer con el lo que se te de la gana� total, yo no dejo de ser tan
solo una perra�
�Mi perra!
�tu perra�
Norberto la tom� de los cabellos con ternura, pero c}a la vez
con firmeza, y la acerc� hasta su miembro, el que la mujer tom� entre sus
labios. Yo no pod�a ver bien esa mamada por la posici�n en que estaban.
Mmmmm� Carmela, sos una maravilla de perra� �Haaaaaaa!� �No
par�s!
�-� (chomp, chomp, chomp)
Ven�, ven�
Norberto tom� a su esposa de la cadena y la lev� como una
perrita hasta otro sitio. Pod�a apreciar perfectamente un hermoso y muy generoso
par de tetas bambole�ndose a cada paso de la vieja, que avanzaba en 4 como una
verdadera perra. No sab�a por qu�, pero me estaba calentando, y mucho. Mi raja
palpitaba ardi�ndome y enrojecida, ten�a una terrible necesidad de tocarla, algo
que jam�s hab�a hecho antes.
Como los perd� de vista, me sal� de la cortina y busqu� otro
lugar para esconderme. Encontr� otro lugar y me ocult� all�, detr�s de unas
cajas met�licas, pod�a ver perfectamente a trav�s de unos agujeros. �Me volv� a
quedar helada!, all� estaban mis 2 suegros, desnudos y mir�ndose mutuamente.
Do�a Carmela, una mujer de 56 a�os, morena clara y, 1.75, entrada en carnes,
pero de constituci�n firme y dura, cabello negro crespo hasta media espalda, sin
canas pues se lo pintaba, un rostro gatuno, de rasgos muy hermosos, se hallaba
parada frente a su esposo, en espera de �rdenes. En su figura esbelta y
estilizada destacaba un enorme par de tetas, que afuera de su ropa se ve�an aun
mayores de lo que yo cre�. Redondos, el paso de los a�os los hab�an vuelto un
poco m�s ca�dos, pero aun se conservaban soberbios. Sus pezones oscuros exhib�an
sendas argollas plateadas, gruesas. Su obligo ten�a otra m�s, m�s delgada, y con
el collar de perra y la cadena, mi suegra se ve�a como una gran diosa-esclava.
Por su parte, don Norberto no dejaba de sorprenderme menos,
el, siempre un hombre tan serio y respetado, siempre tan correcto, un aut�ntico
caballero, ahora lo ve�a parado, desnudo frente a su se�ora, con ojos
desencajados de lobo hambriento. Era un hombre de 63 a�os, de piel blanca y ojos
azules, cabello gris, elegantemente recortado y barba igualmente gris, en forma
de candado. Era alto y de porte imponente, 1.80 de estatura con una musculatura
aun definida a pesar de los golpes de la edad. Pecho velludo (no tanto como mi
Arturo) y amplio, tambi�n exhib�a argollas en sus pezones. Debajo de su vientre,
que ya dibujaba una panza, aparec�a un soberbio falo, tan largo como el de mi
marido (18 cm) pero circuncidado y bastante m�s grueso, con algo plateado
brill�ndole en la punta. �Era una arete, un piercing! Entraba justo debajo del
frenillo y sal�a por el meato, jam�s en mi vida vi algo igual. �Mis suegros eran
un par de pervertidos!
Nor� Norberto� lo necesito� de verdad�
�Qu� cosa?
Que me coj�s�
Suplicame�
Te lo suplico amor� por favor� soy tu puta, hago lo que tu
querr�s� siempre� por favor Nor, te lo suplico, te lo rugo, haceme tu perra
esta noche, �quiero ser tu perra sucia!
Gritalo�
Sab�s que no puedo� Luc�a nos puede o�r� o los ni�os� �por
favor mi amor, por favor!�
Norberto dibuj� una sonrisa sucia en la cara y le orden� "de
rodillas". "Gracias" le o� contestar a ella, era algo sumamente pat�tico.
Nuevamente, Carmela tom� el pene de su marido entre sus
labios y se puso a chuparlo, casi no lo pod�a mamar por el grosor, pero si lo
lam�a con una gran maestr�a mientras masajeaba sus huevotes. Norberto respiraba
profundo y casi gem�a del placer. De repente, le quit� sorpresivamente el falo a
su mujer, que protest�.
�Pero amor!� yo quer�a tu semen�
�y lo tendr�s� pero todav�a no. � los 2 sonrieron p�caros y
c�mplices.
Norberto se arrodill� al lado de su mujer y se comenzaron a
besar con fuerza, sus manos comenzaban a subir desde su est�mago plano hacia
arriba, tocando y acariciando sus hermosos senos antes de estrujarlos
suavemente. Carmela cerraba los ojos y sonre�a, estaba sintiendo mucho placer y
quer�a m�s. Y m�s todav�a cuando Nor se puso a jalonearle y retorcerle con
suavidad las argollas de sus pezones. La boca y lengua de mi suegro iban desde
las tetas a su cuello, los hombros y todo lo que tenia a su alcance. Carmela
levant� un poco la cabeza y le susurraba cosas que no pod�a escuchar, pero sab�a
que eran palabras de amor.
Sus manos la recorrieron completa, la atrajo hacia si y la
coloc� sobre sus rodillas, le acariciaba la espalda y la nalgas, al tiempo que
con sus labios succionaba sus pezones oscuros y tiraba de sus adornos de plata,
haci�ndola jadear suavemente. Y ella segu�a con los ojos cerrados y con cara de
placer, no pod�a creer lo que estaba viendo, no pod�a creerlo de ellos.
La comenz� a besar con fuerza, con profundidad, abraz�ndola y
agarr�ndole las nalgas, ella restregaba su sexo sobre la paloma de su se�or,
pero no se atrev�a a penetrarse, aparentemente ese era un placer exclusivo de
el. Norberto la par�, le dio la vuelta y la volvi� a sentar en sus piernas,
lami�ndole la espalda y jugando con sus senos y pezones. Meti� una mano entre
sus piernas para restregarle el sexo, meti�ndole varios dedos y jugando con su
cl�toris, �que tambi�n ten�a una argolla!
Carmela se puso a gemir, abriendo la boca, jadeando, ojos
cerrados y rictus de inmenso placer. Despacio, ella se dio la vuelta, quedando
nuevamente de frente a su esposo, que volvi� de lleno contra sus inmensos senos.
Norberto le estaba metiendo dedos por el culo y vagina, haciendo c�rculos con
ellos y sac�ndole largos gemidos de gozos. Yo estaba petrificada y, para mi
sorpresa, mojad�sima.
���OOOHHH!!!� ���OOOHHH!!!� ���OOOHHH!!!� � gem�a ella �
���NOR� TE AMO!!!�
Goz� perra, gozame que hoy te voy a devorar entera �
���OOOHHH!!! ���OOOHHH!!! ���OOOHHH!!!�
����OOOAAAAAGGGGGHHH!!!� � la mujer comenz� a gritar, como si la estuviese
lastimando, pero la expresi�n de supremo placer me dec�a la verdad -
���MEMUEROOOOOO!!!� ���AH!!! ���AH!!! ���AH!!! ���AH!!!�
����AAAAAAAHHHHHHHH!!!!
Mi suegra se revolv�a como una puta asquerosa sobre las
piernas de su esposo, teniendo un orgasmo fuert�simo que casi le sacaba los
ojos. Ella le sonre�a, lo besaba susurr�ndole cosas que no escuchaba, pero que
por la intimidad y ternura del movimientos de sus labios, supe que eran cosas de
amor, otra vez.
Mi perra preciosa, ahora te voy a montar�
Norberto la dej� en el suelo, e levant� y abri� un ba�l. De
all� sac� 2 pared de esposas que coloc� una en cada mano de la se�ora, luego las
pas� por debajo del collar de perra, colocando el extremo de que faltaba en sus
mu�ecas junto al otro extremo. As�, Carmela qued� con los brazos pegados a su
cuello, sin posibilidad de poder moverlos.
Acto seguido, Nor le puso un candado en cada argolla de sus
pezones para que el peso le jaloneara esas sensibles partes. La mujer gimi� y
empez� a respirar mucho m�s r�pidamente, aquellos artilugios la hab�an excitado
como una brasa.
Norberto se acost� en el suelo y la jal�, poni�ndola de
rodillas sobre su pene, parado cual m�stil. Ella se dej� caer sobre este y entro
de un tir�n. Comenz� a subir y bajar, apretando duro con las caderas para
met�rsela hasta el fondo. Ella no dejaba besarlo, de verlo a los ojos, de
lamerle la cara y de gemir fuertemente.
��AAHH!!� ��AHHHHH!!� ��MMMMM!!� ��OHHHHHH!!� ��AHHHHHH!!�
�Te gusta amor?, �te gusta?� � le dec�a el suspirando.
��AHHH!!� ���SIII!!!� ��AHHHH!!� ��ME ENCANTA NOR, ME
ENCANTA!!� ��AHHH!! � le contest�.
Continuaron cogiendo, cada vez aceleraban un poco m�s el
ritmo y ninguno paraba de decirle vulgaridades al otro. No los reconoc�a, no
eran los mismos abuelos de mis hijos, estos eran una pareja de perros calientes,
los desconoc�a por completo
Norberto la hizo incorporarse, quedando sentada sobre su
tranca. As�, con vigorosos movimientos de caderas, la comenz� a penetrar con
furia, sus gigantescos senos se estremec�an, rebotando como pelotas, con los
pezones siendo permanentemente jaloneados por los candados. Ella ten�a un gesto
desfigurado, no parec�a una persona humana, sino un animal enloquecido,
enloquecido de placer.
���AAHHH!!!� ���MAS!!!� ���MAS DUROOOO NOOOORRRRRI!!!�
���MAS DUROOOOOO!!!�
��SENTILO PERRA, SENTILO!! ��AHHH��� ��MMMM��� ���PUTA
MADRE, QU� RICO!!
���AHHHH!!!� ���AHHHH!!!� ���AHHHH!!!� ���AHHHH!!!� �TE
GUSTA�? �TE GUSTA AMOR?
���SIIIIIIIII!!!� ����ME ENCANTA!!!!�
����NOOOOOORRRRRRR!!!!� ����NOOOOOORRRRRRR!!!!�
����AAAHHH!!!! ����AAAHHH!!!! ����NOOOOOORRRRRRRBEEEEEEERRRRRRTOOOOOOO!!!! �
����AAAAAGGGGGHHHHHH!!!!� � con semejante cogida, Carmela marta alcanz� el
orgasmo nuevamente, ya llevaba 2.
����DALE CARMELA, DALE!!!!� ����GOZ� AMOR M�O, GOZAAAAA!!!!
����OOOOOOOOOOOUUUUUUUUAAAAAAAGGGGGGGHHHHHHHHH!!!!�
����AH!!!!� ����AAAAHHHHH!!!!� ����AAAAHHHHH!!!!�
����AAAAHHHHH!!!!�
Norberto comenz� a jadear con fuerza, estaba a punto de
terminar. Su esposa salt� de su pene y cay� pesadamente al suelo, el se
arrodill� sobre su cabeza, abri� su boca y le dispar� adentro largos chorros de
semen blanco, que la mujer trag� y sabore� como un verdadero manjar.
Los dos pararon sin fuerza, el se derrumb� sobre el cuerpo
sudado de su mujer, ambos jadeaban satisfechos. Se quedaron en el suelo, el
abraz�ndola a ella, que segu�a relami�ndose el semen. Yo no quer�a ser
descubierta, as� que me sal� de mi escondite y camin� despacio hasta la puerta.
Fui violada apenas 2 d�as antes, y ahora ve�a a mis suegros
coger como animales degenerados. Hab�an muchas que no alcanzaba a comprender,
muchas cosas. Y por desgracia, estas terminar�an alcanz�ndome al final del
camino�
Continuar�
Garganta de Cuero
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