Relato: Los cuatro mosqueteros (06: Toni y Any de pesca)



Relato: Los cuatro mosqueteros (06: Toni y Any de pesca)

Advertencia previa: esto va de intercambio de parejas. Pero
me resulta muy dif�cil condensar una historia en cuatro hojas, porque me gusta
explicar c�mo se inician las cosas, y por qu� sucede lo que sucede, de modo que
me han salido nada m�s y nada menos que 10 cap�tulos. Puede que los aficionados
al g�nero se impacienten un poquito. Paciencia, y seguid la serie, que no
quedar�is defraudados, palabra.


(En este cap�tulo ha colaborado mi amiga Any, autora tambi�n
de relatos er�ticos, a qui�n agradezco desde aqu� haberse prestado a este
incitante juego).



La versi�n de Alex:



Aunque salimos de casa poco despu�s de las 8 am, eran m�s de
las nueve cuando por fin la lancha neum�tica de Toni y Asun se separ� de la
orilla. Cab�amos con holgura los cuatro, adem�s de una nevera port�til, una
bolsa impermeable que inclu�a pan reci�n hecho y la comida comprada la noche
anterior. Otro bols�n conten�a dos grandes toallas, y estaba tambi�n la funda de
mis elementos de fotograf�a, donde a duras penas conseguimos introducir la
videoc�mara de Toni.


Cuando abandonamos la protecci�n del espig�n del muelle, la
proa de la zodiac comenz� a rebotar al tomar las crestas de las peque�as olas.
Pero no era un movimiento demasiado pronunciado. Una vez que Toni movi� la barra
para tomar un rumbo paralelo a la costa, solo qued� un leve movimiento de
vaiv�n, que aparentemente no incomodaba a ninguno de nosotros.


Era la primera vez en mi vida que navegaba en algo tan
peque�o, y la sensaci�n era para m� incre�ble. La peque�a embarcaci�n parec�a
parada en un mar intensamente azul, a suficiente distancia de la costa como para
que no se distinguieran los detalles. Solo el petardeo del motor fuera borda, y
las peque�as salpicaduras de espuma, indicaban que est�bamos en movimiento.


Poco despu�s de abandonar el puerto, cuando no hubo a nuestro
alrededor otras embarcaciones, todos nos descalzamos y prescindimos de
pantalones cortos y camisas. Esta vez, ninguna de las dos chicas se hab�a
molestado en ponerse sujetador. Me detuve a admirar sin ning�n reparo los
peque�os senos descarados color cacao de Asun, sus largas piernas, y la
min�scula braguita de su ba�ador. A su lado, en un sensual contraste, los pechos
llenos de Any, su piel que a�n conservaba un leve tostado de las �ltimas
vacaciones, pero que parec�a p�lida al lado de la otra piel oscura, y sus
incitantes muslos, descuidadamente separados, ya que solo yo me encontraba ante
ellas. La voz risue�a de Toni me sac� de la especie de trance en que me hab�a
sumido la contemplaci�n de los dos cuerpos femeninos:


- Vas a tener que llevar t� un rato el tim�n, Alex. Desde
aqu�, s�lo veo las espaldas de las chicas, y no vas a ser t� el �nico que se
recree la vista� No es justo.


Una desconocida Any se dio la vuelta en la madera en la que
estaba sentada, poni�ndose de cara a Toni. Pero observ� que sus muslos se
manten�an muy juntos.


- �Qu�?. �Est�s satisfecho? -pregunt� al otro hombre-.


- �Vaya!, esto est� mucho, pero que mucho mejor -respondi�
este-.


Y me di cuenta de que sus ojos no se apartaban del cuerpo de
Any. Pero, curiosamente, no me sent� mal en absoluto.



La traves�a dur� alrededor de una hora. En un momento
determinado, Toni enfil� la proa hacia una mancha amarilla apenas distinguible
entre las rocas oscuras que jalonaban la costa. Al acercarnos, supe por qu� era
inaccesible salvo por mar: parec�a como si una inmensa cuchara hubiera rebanado
un pedazo de la roca, y la estrecha franja de arena estaba rodeada en tres lados
por una cortada de veinte o veinticinco metros de altura.


Toni y yo, con el agua a la cintura, arrastramos la lancha
hasta dejarla alejada unos metros del agua. Y luego pusimos en una franja de
sombra la nevera, clavamos la sombrilla y tendimos las toallas.


- M�s vale que te extiendas protector solar por los pechos,
Any, o te quemar�s -advirti� Asun, que ya estaba haciendo lo propio-. Durante
unos instantes, las dos chicas masajearon sus propios pechos con las manos
embadurnadas de crema, en un espect�culo de lo m�s incitante. Me puse en pie y
me dirig� a la orilla, de espaldas a los dem�s, para ocultar el bulto que hab�a
crecido en la entrepierna de mi slip. Un momento despu�s, se uni� a m� Toni. No
quise mirar descaradamente, pero de reojo me pareci� ver que a �l le hab�an
llevado hasta all� los mismos motivos.


Nos mantuvimos en silencio, mirando al mar intensamente azul,
cada uno de nosotros concentrado en nuestros pensamientos, y dando un trago de
vez en cuando a las latas de cerveza que hab�amos abierto unos momentos antes. A
nuestra espalda, o�amos apagadas las voces de las dos chicas, pero no pod�amos
entender lo que dec�an. Poco a poco, mi erecci�n fue disminuyendo.


Entonces, sentimos a nuestra espalda la voz alegre de Asun:


- �Qu� hac�is a�n vestidos?. Las chicas ya nos hemos
desnudado�


Nos volvimos, ambos con la misma cara de asombro. Sobre la
toalla, una Any con la cara arrebolada, completamente desnuda, pero ocultando su
sexo entre sus muslos muy juntos, nos miraba avergonzada. A su lado, Asun
mostraba su cuerpo escultural con la tranquilidad que le daba la costumbre de
hacer nudismo, aunque ella tambi�n hab�a adoptado una postura que hurtaba su
entrepierna a nuestras miradas.


Nos quedamos paralizados. Finalmente, ambos nos quitamos los
ba�adores de cara a las chicas. Y nosotros no ten�amos ning�n medio de ocultar
nuestros penes pr�cticamente horizontales. Nos dirigimos a las toallas, y nos
sentamos a un lado.


- �Y c�mo has convencido a Any de que se desnude? -pregunt�
Toni-.


- A m� no me mires, que yo no la he obligado, -respondi�
Asun-. Yo solo le he dicho que echaba de menos el andar sin ropa, y Asun se ha
quitado las braguitas.


- Me est�s avergonzando m�s de lo que ya estoy -intervino
Any-. Pero tiene raz�n. Llevaba dudando desde que nos quedamos en ba�ador, en la
lancha, y al final he pensado que, bueno, que no hay nadie m�s, y me apetec�a
probar la sensaci�n de estar desnuda al aire libre. Pero si me mir�is, me
arrepiento y me visto.


- �Bah!, no seas boba -reproch� Asun-. Ya ver�s como dentro
de un rato se te pasa el sofoco, y entonces no te importar� que esos dos te
miren.


- Pero, �os hab�is dado cuenta de c�mo vais? -continu� con
cara risue�a, mirando fijamente las dos erecciones-. Es un esc�ndalo. Anda.
Vamos todos a ba�arnos, a ver si el agua fr�a os baja la temperatura.



Durante un rato, todos jugamos como cr�os en el mar,
salpic�ndonos y disfrutando de la temperatura del agua, c�lida para las fechas
en las que nos encontr�bamos. Yo fui el primero en salir, y secarme someramente.
Hab�a tenido una idea.


Cuando salieron del agua los otros tres, no tuve por menos
que admirar de nuevo los dos preciosos cuerpos femeninos que se mostraban en su
inocente desnudez. Any fue la primera en advertir que yo ten�a la c�mara
fotogr�fica en la mano.


- �No pensar�s fotografiarme desnuda? -chill�-.


- Mujer, deb�an ser Toni y Asun los que no quisieran. Total,
sabes que las im�genes van directas de la c�mara al pc, y nadie m�s las ve. Por
cierto, que no os he preguntado: �os importa a vosotros?.


- No, -respondi� Toni-. Pero tendr�s que hacernos unas copias
en CD.


Y para demostrar que no le importaba, se puso entre las dos
chicas, pasando una mano en torno a la cintura de cada una de ellas. Asun pos�
con absoluta tranquilidad, pero Any no quitaba una mano de su pubis. Finalmente
Toni, con cara juguetona, le cogi� la mu�eca y le sujet� el brazo detr�s,
mientras yo tomaba la foto.


Tom� im�genes de Toni y Asun muy juntos cara a cara. Any
sentada en la arena con las piernas recogidas a un lado del cuerpo y los muslos
muy apretados. Asun en cuclillas, pero vuelta ligeramente de costado al
objetivo. Los tres tumbados en las toallas, desde el lado izquierdo. Y por fin,
Toni abrazado a la cintura de Asun, frente a �l, y Any agachada con la espalda
apoyada en las piernas de la otra mujer. Me re� interiormente. Ya ver�amos qu�
dec�a mi chica cuando le mostrara la imagen: su sexo era perfectamente visible
entre los muslos entreabiertos.


Luego Toni se empe�� en hacer de fot�grafo. Hay una foto en
la que yo estoy agachado con una de las chicas de pi� a cada lado, y mi pene
semierecto perfectamente distinguible, abrazado a los muslos de las dos. Otra,
muestra a Any delante de m�, que estoy muy pegado a ella, con un brazo en torno
a su cintura, y el otro justo bajo sus pechos. Any y yo sentados en una toalla,
con los muslos de ella pasados sobre los m�os.


Luego hubimos de posar los dos chicos, uno al lado del otro
"para que podamos comparar, seg�n dijo Asun". La comparaci�n es favorable a m�,
porque Asun tom� la foto en cuclillas, y al hacerlo, no qued� ninguna parte de
su sexo oculta a mi mirada.


Tom� de nuevo la c�mara. Any y Asun de frente al objetivo,
con un brazo de cada una en torno a la otra cintura. Y Toni hab�a puesto en
funcionamiento la videoc�mara, y filmaba toda la escena.


Para despu�s de comer, hasta la recatada Any no se cuidaba ya
en absoluto de mostrar el sexo. Asun hab�a dejado de cuidar sus posturas
much�simo antes, y las dos ofrec�an sobre las toallas una imagen de lo m�s
excitante, con las dos vulvas casi completamente a la vista. Y, despu�s de todo,
no era tan cierto aquello de que "nadie se fija en nadie" que nos hab�a dicho
Toni refiri�ndose a las playas nudistas: �l ten�a casi de continuo la mirada
entre las piernas de Any, del mismo modo que yo no me perd�a ninguna oportunidad
de contemplar la vulva depilada de Asun. Pero no �ramos nosotros solos. Las
chicas tampoco intentaban disimular sus miradas a nuestros penes, en estado de
semierecci�n casi de continuo.


Finalmente, recogimos todo. Asun se tumb� en una toalla de
costado. Toni estaba revolviendo en el cofre que hab�a al fondo de la zodiac,
Any sentada en el borde del mar con las piernas ba�adas de vez en cuando por las
perezosas olas. Y yo sentado en otra toalla, cruzado de piernas.


- �A alguien le apetece pescar? -grit� Toni desde la zodiac-.


Hab�a atornillado las diferentes partes de una ca�a. Busc�
con la vista, y luego tom� un trozo de carne sobrante, de la bolsa donde estaban
los restos de comida. Yo no entend�a mucho de pesca, pero me pregunt� si la
carne ser�a un buen cebo.


- A m� no, -respondi� Asun con los ojos cerrados-.


Any se levant�.


- Yo no lo he hecho nunca, y me apetece. �Vienes t�, Alex?.


Me daba un poco de reparo dejar all� sola a Asun.


- No, id vosotros. Yo dormir� tambi�n la siesta un rato.


- �A ver que hac�is mientras est�is solos! -nos reconvino
Toni en tono humor�stico-.


- �Y t� no te pases con mi chica! -respond�, en el mismo tono
de broma-.


La lancha se fue despegando de la orilla. En el banco m�s
cercano al motor, Any sentada de cara a Toni, con las rodillas a la altura de la
barbilla y los muslos descuidadamente separados, charlaba animadamente. Y la
idea de los dos solos en la lancha, completamente desnudos, y de la vulva de Any
expuesta a las miradas de �l, me produjo �nicamente una sensaci�n de excitaci�n.


Asun se estir� como una gata sobre la toalla. Luego golpe�
con la mano junto a ella.


- �Ven, anda!, t�mbate a mi lado. No cre� que fueras tan
t�mido.


- Mujer, estoy violento. Es una situaci�n desacostumbrada
para m�, estar contigo a solas, los dos completamente desnudos.


- No te voy a comer� Adem�s, no hacemos nada malo,
simplemente charlamos.


Me mir� fijamente:


- �Qu� diferencia hay con estar vestidos?.


La hab�a. Y mi pene daba fe de ello. Asun se incorpor�.


- �Has visto c�mo tienes los hombros?. Deja que te ponga un
poco de crema�


Gate� hasta la bolsa, sin recatarse en mostrarme su peque�o
ano y su vulva desde atr�s. No lo hab�a cre�do posible, pero mi pene creci� a�n
m�s.


Se sent� detr�s de m�, con las piernas abiertas, y los muslos
en contacto con mis nalgas. Sus manos acariciaron mis hombros y mi espalda, en
movimientos circulares. Yo estaba enormemente excitado. Por una parte, deseaba
que el contacto de sus dedos en mi piel continuara por mucho tiempo. Pero estaba
empezando a temer no poder controlarme.


De repente, not� sus pechos apretados contra mi espalda,
mientras sus manos se deslizaban ahora por mis pectorales, llegando hasta el
inicio de mi vientre, pero sin pasar de ah�.


Tras unos instantes, me dio un cachete en un muslo.


- Ti�ndete boca abajo. Hay otra parte de tu cuerpo muy roja,
porque nunca ha conocido el sol.


(�No ir�a a�?).


Me empuj� ligeramente, y not� sus manos en mis caderas,
desliz�ndose por ellas como una leve caricia, y luego en las nalgas. Y mi
excitaci�n subi� varios grados. Ces� el roce.


- Ya.


Se sent� a uno de mis costados, mirando hacia el mar. A una
distancia de unos doscientos metros de la orilla, se distingu�a la popa de la
lancha, y una mancha borrosa de color claro, que supuse los cuerpos de Toni y
Any.


Asun tom� unos prism�ticos de la bolsa. Mir� unos instantes
en direcci�n a la distante embarcaci�n. Silb� bajito, y luego me los entreg�.


Cuando consegu� al fin enfocar las lentes, pude ver la imagen
de Any, sentada a horcajadas en una de las tablas que hac�an de asiento. Toni
estaba detr�s de ella, completamente arrimado a su cuerpo, con las manos pasadas
por debajo de sus axilas, y los antebrazos en contacto con sus pechos; parec�a
ense�arle c�mo manejar la ca�a, pero al paso le estaba metiendo mano, discreta
pero decididamente. Imagin� su pene alojado entre las nalgas de Any, pero ello
no me produjo la sensaci�n de celos que habr�a imaginado si me lo hubieran
preguntado en fr�o.


Le pas� los binoculares de nuevo a Asun. La chica estuvo
mirando unos minutos, y luego volvi� a silbar�


- �Quieres que te lo retransmita?. Toni tendr� que comprar
una ca�a de pescar nueva, porque no la veo. Est� pescando otra cosa para la que
no se precisa ca�a.


- �Qu� dices?.


- Tiene las manos sobre los pechos de Any, y los est� dando
un buen masaje.


- Est�s de broma�


- Toma, mira t� mismo.


Cuando consegu� localizar de nuevo la embarcaci�n, Any ten�a
la cabeza echada hacia atr�s, y las manos de Toni acariciaban sus pechos. El
parec�a estar mordi�ndole el cuello. Faltaba el sonido, pero imagin� los
suspiros excitados de Any. Una mano de �l se desliz� sobre uno de los muslos
femeninos, y desapareci� entre las piernas. Dej� los prism�ticos sobre la
toalla. Asun, incorporada sobre un codo, me miraba fijamente:


- �Qu� sientes?. De verdad, Alex.


Lo pens� unos instantes. De nuevo, me sorprend� a m� mismo
reconociendo en mi interior que no sent�a celos ante la escena que acababa de
presenciar. S�lo�


- �Quieres que te diga la verdad?. Siento un terrible deseo
de ti.


Mis manos tomaron los pechos de Asun, temi�ndome un rechazo
que no se produjo. Acarici� lentamente su vientre, hasta el mismo borde de su
abertura.


- �Lo haces por despecho? -pregunt�-.


- Lo hago, porque estoy deseando estrecharte en mis brazos y
hacerte el amor. Pero, t� no me has dicho cuales son tus sentimientos�


Ella expres� en alta voz lo que yo solo hab�a pensado, sin
exteriorizarlo:


- �Sabes?. Si alguna vez hubiera llegado a imaginarme a Toni
haciendo el amor con otra mujer, habr�a sentido unos celos insoportables. Pero
ahora, con toda sinceridad, lo he visto con mis propios ojos, y solo estoy muy
excitada. Y yo tambi�n quiero tenerte en mis brazos.


Nos tendimos cara a cara, estrechamente abrazados. Mi boca
encontr� la suya entreabierta, y prob� el sabor de su lengua en la m�a. Una mano
de Asun pas� entre nuestros cuerpos, y acarici� suavemente mi pene.


Y entonces, el motor fuera borda se puso en marcha.


Asun me mir� con los ojos muy abiertos.


- No han tenido tiempo de�


- �Y si te digo que lamento que vuelvan, a pesar de todo?.


- Espera, tengo una idea. No te separes de m�, hag�monos los
dormidos, y que imaginen lo que quieran.


Unos minutos m�s tarde, Any y Toni, parados junto a las
toallas, miraban nuestros dos cuerpos desnudos, abrazados en nuestro sue�o
fingido. Asun segu�a aferrando mi pene, y yo ten�a una mano en su vulva, entre
los muslos apretados de la chica.



La versi�n de Any:



Siempre me hab�a llamado la atenci�n pescar, y recordaba la
ocasi�n en que mi padre me llevo a pescar, pero de eso hace mucho tiempo, era
una ni�a en aquel entonces. As� que no lo pens� ni dos veces cuando Toni
pregunto si quer�a ir a pescar.


Me puse nerviosa al escuchar a Alex decir que no quer�a
acompa�arnos, y el cuerpo desnudo de Toni me pon�a mas nerviosa a�n, no pod�a
evitar ver su pene pero trataba que no se dieran cuenta de mi nerviosismo, as�
que act�e como si nada pasara.


Nos subimos a la lancha, y al sentarme no cuide mi posici�n,
los nervios me provocan no pensar, al poco rato yo actuaba con naturalidad, pero
el cuerpo desnudo de Toni me provocaba pensamientos perturbadores y el hecho de
saber que Alex se encontraba a solas con Asun me provocaba cierta malicia por
saber lo que hacia Alex.


Toni pregunto que si sabia pescar a lo que conteste que no, -
Quieres que te ense�e?, dijo �l. � Claro respondi.





- Ven ac�rcate dijo:





Se coloco detr�s de mi y me ense�o la forma de tomar entre
mis manos la ca�a de pescar, sent� el cuerpo de Toni rozar mi espalda y se
acercaba cada vez m�s hasta que sent� su pene erecto en mi espalda que me
provoco un escalofr�o y en ese momento Alex desapareci� de mi cabeza. Toni
coloco sus manos bajo mis axilas para facilitar los movimientos de la ca�a de
pescar, pero al hacer esto sus manos rozaron mis senos que me hizo suspirar,
Toni acerco su cabeza a mi cuello habl�ndome al o�do para darme indicaciones que
segu�a cuidadosamente, al estar en esa posici�n, parec�a que nuestros cuerpo se
empezaban a salir de control y el pene que rozaba mi espalada lo sent�a mas duro
a�n, tanto que me dieron ganas de voltearme y mirarlo, en ese momento fue cuando
Toni me dijo al o�do que lo pon�a nervioso y comenc� a re�r, lo que trajo
consigo una serie de bromas.





- �Qu� crees que est�n haciendo Alex y Asun?, pregunt�.


- No lo s�, pero no estoy pensando en eso, contest�.


- �Y en que piensas Any?.


- Si te digo me voy a sonrojar y no voy a poder mirarte
a los ojos.





La risa se propag�, lo que causo un movimiento brusco en la
lancha, que me hizo perder la ca�a de pescar, Toni al querer sostenerme me tomo
de la cintura y una de sus mano toc� uno de mis senos, nos quedamos quietos sin
decir nada por el hecho, la cabeza de Toni en mi cuello, entonces Toni susurro
algo a mi o�do, me encanta tu aroma y tu piel, su otra mano subi� hasta tocar mi
otro seno y as� sus manos comenzaron a masajear mis senos, y yo solo mord�a los
labios tratando de evitar salir alg�n suspiro pero era in�til tal situaci�n, una
de sus manos baj� lentamente por mi abdomen y mi vientre hasta tocar mi vulva.




- Toni tenemos que parar, dije.



- Est� bien, creo que es hora de regresar.





Y as� volvimos con Alex y Asun, que se encontraban dormidos,
muy juntos, esa imagen provoc� algo extra�o en mi, Toni y yo nos miramos y
re�mos, pero ninguno de los dos dijo nada.




A.V. y Any. Octubre de 2003.


�Te ha gustado?. �Qu� opinas sobre el intercambio de
parejas?. �Lo has practicado alguna vez?. �Y sobre el sexo en grupo?. �Fantaseas
sobre ello, sola/o o con tu pareja?. Nos gustar�a recibir vuestros comentarios
al respecto. �Ah!, y no dejes de leer la continuaci�n.



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Relato: Los cuatro mosqueteros (06: Toni y Any de pesca)
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