Las puertas del vag�n se abrieron con un ruido tan fuerte que
pens� que el tren se partir�a por la mitad cuando tuviera que volver a mi
asiento y abrir aquellas puertas de nuevo. Por las cristaleras se ve�an campos
verdes y marrones pasar como una exhalaci�n, y a lo lejos las monta�as, o m�s
bien las mesetas peque�as, parec�an inm�viles y a la espera. Suspir� acord�ndome
de aquel verano que acababa lentamente, gota a gota... Teresa y su piso a
orillas de la playa hab�a sido una de esas gotas, Sonia y su piel suave como la
superficie del mar otra y mi hermana Bel�n, como siempre, una ola que nos
arrastraba a todas. Luego estaba Irene. Nuestra Irene hab�a pasado las mejores
tres semanas de su vida junto con nosotras y hab�a aprendido much�simo de todo,
y de todas. Me rasqu� la pierna desnuda a la altura de la rodilla e intent�
alisarme unas arrugas que se me hab�an formado en la falda blanca y corta al
estar sentada durante una hora con las piernas cruzadas. Una punzada por dentro
me record� que mi hermana, Teresa y Sonia estaban cada vez mas lejos, unos
metros mas cada segundo y por primera vez desde que era Yolanda sent� la
inseguridad de estar sola como mujer en un mundo al que todav�a no me hab�a
enfrentado de verdad.
Saqu� del bolso un cigarrillo y lo encend� en el espacio
min�sculo entre vag�n y vag�n esperando que el carm�n negro que mi hermana me
hab�a puesto por la ma�ana no se corriera demasiado. Ten�a calor, y la camiseta
de licra negra tan ajustada y abierta por ambos lados, con solo unas tiras finas
de tela que un�an la parte delantera de la trasera me estaba haciendo sudar
tanto que las gotas me bajaban hasta convertir mi ombligo destapado en un
peque�o charco y el piercing dorado una bola a la deriva. Mov� la cabeza para
que el poco aire que entraba all� se filtrara entre mi pelo largo, rubio y
rizado, mas largo, rubio y rizado que nunca, y solt� el humo muy poco a poco
hacia abajo entre mis labios perfilados de negro mientras me retocaba las tetas
cada d�a mas pechugonas. Un hombre gordo y de cara desagradable me mir� los
pechos y luego las piernas. Me di la vuelta r�pidamente apoyando los tacones de
las botas negras en el primer escal�n balanceado mi cuerpo de tanto en tanto. Me
puse a mirar por una ventanilla abierta pensado en Daniel.
Iba a la capital. Seg�n bajara en la estaci�n ir�a a casa. Me
presentar�a a mis padres en persona, les dir�a que me mudaba al sur, a casa de
una amiga porque me hab�a salido trabajo, y sin deshacer las maletas me ir�a a
vivir a una casa con amigas de Daniel. Mis padres sabr�an por fin que hab�a
dejado los estudios, que estaba harta de vivir con ellos y por �ltimo que... que
su hijo era Yolanda. El discurso lo hab�a ensayado delante de Sonia y mi hermana
mil veces los �ltimos d�as. Sobre todo me daba un miedo tremendo la reacci�n de
mi padre, porque mi madre estaba ya curada de espanto con todo lo que Bel�n
hab�a hecho los �ltimos a�os. Y adem�s, ella me comprender�a, seguro. Apur� el
cigarrillo, met� el paquete de tabaco en el bolso blanco, mov� mis dedos del pie
dentro de las botas para que no se durmieran y apret� el bot�n rojo para
regresar a mi asiento bajo la atenta mirada de otro t�o, este un poco menos
desagradable, que me com�a el culo con los ojos. Sin poder evitarlo me fui
andando hasta el asiento movi�ndolo bajo la falda apretada de izquierda a
derecha descaradamente, solo para que el t�o aquel se muriera de ganas de venir
a toc�rmelo. Al sentarme una se�ora bien vestida, reci�n llegada en la �ltima
parada, me mir� de arriba a abajo negando con la cabeza. Saqu� la lengua para
que viera el piercing que ten�a en medio de la lengua y ella desvi� la vista
mientras me met�a en la boca un chicle de menta. A ver como le dec�a a mis
padres que su prometedor hijito se hab�a convertido en una t�a que solo pensaba
en echar un buen polvo, vestir como una diosa, hablar con el m�vil y pasarse las
noches de fiesta en fiesta. Porque realmente desde que todas hab�amos pasado
tanto tiempo juntas en la playa, y en especial con la pija de Teresa, no pod�a
parar de pensar en ponerme ca��n, meterme un par de rayas y salir a comernos la
noche. Cerr� los ojos apoyando las botas en el asiento de enfrente mientras me
pon�a el walkman lo m�s alto que pude con la m�sica disco que Dani me hab�a
regalado e intent� relajarme al ritmo del bombo machac�n hasta que lleg�ramos.
La se�ora se levant� y se cambi� de sitio dos canciones despu�s.
La salida de la estaci�n, los piropos del taxista, la subida
en ascensor a mi casa con la maletas... todo hab�a sido como un sue�o nervioso
hasta ese momento. Y all� estaba yo delante de la puerta de casa, con la �nica
luz que sal�a de una rendija del ascensor a punto de morir de nervios. Me sent�
en un escal�n del descansillo con las piernas muy juntas y encend� un cigarro
con las manos temblando. Todo lo que hab�a ensayado antes se me hab�a olvidado
de golpe. Solo me ven�an a la mente im�genes de mi madre cruzando las cejas y mi
padre cruz�ndome la cara. Pero hab�a que hacerlo... porque yo era Yolanda, ser�a
Yolanda y Dani me esperaba al d�a siguiente para empezar una nueva vida. Vamos,
me dije.
Un ruido repentino me hizo mirar a la derecha. La puerta de
la vecina estaba abierta y me miraba la jilipollas de la vieja que viv�a all�.
- Aqu� no puedes estar, y menos fumar �cu�ntas veces os lo he
dicho ya?...
Yo baj� la cabeza de los nervios y vi como una bolsa de
basura llena ca�a cerrada a mis pies a la vez que los cuchicheos de la vieja se
perd�an detr�s de su puerta. Di la �ltima calada al cigarrillo y me levante
empujando la colilla aplastada escaleras abajo. Abr� la puerta del ascensor
pensado en cambiarme, volver a ser el chico que era y esperar de nuevo que
llegara mi hermana. Levant� la vista. En el espejo vi reflejada a quien
realmente era yo, Yolanda, una mujer preciosa. Me arregl� el pelo para que los
rizos cayeran por encima de mis pechos y los aros de mis orejas relucieran, me
retoqu� la cara, los ojos, me baj� un poco la falda, la camiseta, me ajust� las
botas... y me di la vuelta con confianza. Un timbre son� fuerte. Me qued�
helada. Al darme la vuelta para cerrar el ascensor hab�a dado al timbre de mi
casa con el bolso. Joder. No sab�a que hacer. La luz del ascensor se apag� y me
qued� a oscuras temblando. Busqu� las maletas para largarme corriendo de all� y
un rayo de luz sali� de la puerta de mi casa. Lentamente se fue haciendo mas
luminosa hasta que me invadi� por completo. Era mi madre.
- �Si?
Me mir� de arriba a abajo con ese gesto que pon�a ella de no
comprender. Yo estaba callada. Comenc� a jugar con uno de los rizos de mi pelo
que me ca�an por encima de uno de mis pechos. Abr� la boca y de mi garganta
estuvo a punto de escapar un "Hola mam�" con los restos de mi voz masculina.
Antes de que pudiera decir nada ella hablo primero.
- Si buscas a Bel�n est� en la playa con su hermano... no
vuelve hasta el lunes que viene, creo...
Yo segu�a sin moverme, pero asent� levemente y mi madre
empez� a entornar la puerta. Justo antes de que ella la cerrara del todo decid�
que si no lo hac�a en ese momento no podr�a vivir tranquila jam�s, as� que
cogiendo aire, met� mis dedos con unas u�as blancas de porcelana regalo de Irene
y empuj�. Mi madre volvi� a abrir la puerta muy sorprendida.
- �Si?
Me pregunt�.
- Hola.
Dije con un hilillo de voz., aunque lo m�s mujer que pude.
- �C�mo?
- Hola, mam�.
El coraz�n se me iba a salir por la boca y notaba que el
sudor que resbalaba era como un mar en tormenta, porque los goterones se me
formaban en el estern�n y ca�an a trav�s de mis pechos como cataratas,
junt�ndose en el sujetador transparente sobre los rellenos.
- �Perd�n?
- Hola, mam�.
Repet�.
Ella sac� la cabeza al descansillo y mir� las maletas. Me
mir�.
- �Mam�? �Qui�n eres t�?
- Carlos, mam�.
Dije entonces con voz masculina. Ella dio un paso hac�a atr�s
como si le hubieran dado un susto de muerte, me mir� de arriba a abajo otra vez
y pesta�e�.
- �Ca... Carlos?
Asent�.
- �Pe.. pero?
Y por fin entr� en casa. Ese primer paso lo recordar�a el
resto de mi vida. Una mezcla de excitaci�n, miedo, nervios, ilusi�n... todo se
junt� al entrar en casa como Yolanda. Me saqu� un cigarrillo del bolso y lo
encend�. Estaba tan nerviosa que casi me desmayo. Mi madre segu�a sin dar
cr�dito a lo que ve�a. Sonre�.
- �Est� pap�?, tengo que deciros una cosa...
Mi madre, en estado de shock, neg� con la mano.
- Viene esta... esta noche. Esta con Juan viendo el fut...
�Carlos? �Eres tu?
pregunt� toc�ndome la camiseta negra tan ajustada con la otra
mano justo en mis pechos.
- No son de verdad... todav�a no... estoy tomando hormonas,
pero va muy despacio... el mes que viene me ponen unos de verdad �Sabes?
- Unos de... �de verdad?
La cog� de la mano y nos fuimos al sal�n. Tir� la ceniza en
un cenicero de la mesa y comenc� a contarla todo. Desde que de peque�o me vest�a
con la ropa de mi hermana, desde que Bel�n me pill�... hasta lo de Dani en la
playa. No pod�a parar de hablar y contarla todo lo que me hab�a pasado con
orgullo. Que yo era una mujer y que siempre hab�a querido serlo. Mientras se lo
contaba mi excitaci�n me iba poniendo m�s y m�s caliente. Mi madre lo o�a todo
sin hablar, abriendo y cerrando la boca como un pez fuera del agua, y hasta me
cogi� un cigarrillo fum�ndoselo conmigo, pese a haberlo dejado un a�o antes.
Cuando acab� mir� el reloj del m�vil. Era tarde ya y ten�a que ir a la estaci�n.
Mi padre no hab�a llegado a�n, y quiz�s fuera lo mejor.
- Bueno... pues eso es lo que quer�a contaros. Ya sabes como
es pap�, as� que no le digas nada... bueno, d�selo a tu modo. �Vale?... yo me
tengo que ir ya �sabes?. Este es el n�mero de mi m�vil. Bel�n te contar� el
resto cuando vuelva el lunes, �vale, mam�?
Mi madre abri� la boca pero se call�. Me cogi� de las manos
mirando las u�as tan blancas y largas, mas que las de ella y despu�s me toc� los
labios maquillados. Me mir� la entrepierna pasando la palma de su mano por la
falda blanca reluciente.
- �Y... y eso?... quiero decir... la... tu..
- Eso me lo quedo. Me encanta sentir que...
Me call� al ver la cara de mi madre.
- Bueno, ahora me tengo que ir que pierdo el tren.
Me levant� apagando el cigarrillo y recogiendo mis cosas.
Met� el m�vil en el bolso y la di la espalda andando como lo hace una autentica
mujer, con las caderas sueltas y los hombros hac�a atr�s.
- �Te... te vas, hij... hijo?
- Hija, mam�, soy tu hija Yolanda. Bueno, ya volver�, t�
cu�ntaselo a pap�.
La bes� en la mejilla y fu� directa a la puerta. Mi polla
estaba dur�sima y yo s�per caliente.
- Adi�s, mam�... y por cierto... puedes tirar toda mi ropa
del armario... creo que no la voy a necesitar nunca m�s...
Antes de cerrar la puerta vi como ella levantaba la mano para
despedirse con gesto de no haber entendido nada. Mi pelo se me pegaba a la carne
mojada de los nervios, pero por fin, ya estaba hecho. Sonre� y note que mis
piernas flaqueaban. Esperaba que la puerta se abriera de un momento a otro con
mi madre llorando, y por eso ten�a que irme cuanto antes. Llam� al ascensor y
cog� otro taxi.
- Si... al numero 25, por favor.
Era el n�mero de una pensi�n donde iba a pasar la noche antes
de coger el tren para ir a por Dani. Tenia una sonrisa est�pida en la cara que
no pod�a quitar, y solo quer�a llegar a la habitaci�n y darme una ducha
caliente... porque estaba a punto de salir ardiendo. Cuando llegu�, pagu�, cog�
una habitaci�n y me tumb� en la cama cerrando los ojos pensando en la locura que
acaba de hacer.
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El agua ca�a sobre mis hombros... que notaba m�s suaves que
de costumbre. Mi pelo rubio era liso a causa de la humedad y el calor de la
ducha. Los cristales estaban empa�ados y mi cuerpo dejaba resbalar el jab�n
hasta el plato de la ducha. Me pas� la mano por la cara quit�ndome el pelo de la
cara. �Que estar�an haciendo Teresa, mi hermana, Sonia e Irene?... las echaba de
menos mucho mas de lo que me imaginaba al principio. Mi pene estaba
completamente erecto, y los pocos pechos que me hab�an salido por las hormonas
duros como piedras. Me toqu� los bordes del pez�n y despu�s me pellizqu� la
tetilla. Un escalofri� me recorri� la espalda. Continu� tocando mi cuerpo
completamente depilado con la textura que le daba el jab�n, hasta que llegu� a
la entrepierna. Me agarr� la polla con mis manos y dej� que mis u�as largas y
afiladas rozaran mi fres�n. Jade� varias veces apretando las mand�bulas. Mis
piernas se doblaron un poco y me tuve que poner de puntillas ante lo que sent�a.
Lentamente mi otra mano se fue yendo hacia mi culo. Me toqu� con la palma de la
mano la nalga derecha sintiendo lo suave y apretada que la ten�a. Por un
instante record� que antes de que acabara el mes Dani me habr�a pagado la
operaci�n de pechos y solt� un gemido suave y largo.
Sin preocuparme de que el agua se saliera de la ducha y
manchara todo el suelo, abr� la puerta entre la niebla de humedad y busqu� el
tubo transparente de gomina extra fuerte que utilizaba siempre y volv� a cerrar
la puerta de la ducha. Met� dos dedos en mi boca y mi lengua jug� con ellos como
si fuera la polla de Dani. A c�mara lenta fui doblando mis rodillas apoyada en
los azulejos del ba�o y dej� que mi espalda se resbalara hasta ponerme en
cuclillas. Mi dedo empapado se introdujo en el agujero de mi culo y sin
resistencia me lleg� hasta el fondo. Un "siii" largo sali� de mi boca. Sent�a
que el calor del agua se introduc�a hasta el fondo de mis entra�as junto con mi
dedo, sintiendo que ten�a algo dentro, muy dentro de mi. De un golpe me saqu� el
dedo e introduje despacio el bote alargado de la gomina. Con una mano por
delante y la otra por la espalda empuj� el bote hac�a arriba mas fuerte y me
tuve que morder el labio inferior para no gritar.
Las im�genes de Sonia desnuda en la playa, Dani foll�ndome
mientras tiraba de mi pelo por detr�s y mi imagen en casa con mi madre de
aquella ma�ana hicieron que me corriera como nunca lo hab�a hecho. Mi cuerpo
tembl� hasta que me qued� sentada y exhausta con el agua cayendo a mi alrededor.
Era mi primera corrida siendo Yolanda completa por fin.
Respir� varias veces y sal� del cuarto de ba�o despu�s de
ponerme mascarilla para el pelo y atarme la toalla a la cabeza como hac�a
Teresa. Me tir� en la cama desnuda y me encend� un cigarrillo marcando el numero
de mi hermana en el m�vil. Baj� el volumen de la televisi�n.
- ���Yola!!!
- ��Herma!!... ��Lo he hecho!!
Silencio.
- �De verdad has hablado con mam� y pap�?
- Si... bueno, solo con mam�, pap� estaba en el f�tbol...
mi voz sonaba fuerte, mas decidida. Sonre�.
- ��y que ha pasado, t�a!!... cu�ntamelo todo... joder que
fuerte...
Le cont� mas o menos con pelos y se�ales todo lo que hab�a
pasado.
- �Y que haces ahora?
- Estoy en un hostal... ma�ana cojo el tren...
O�a la m�sica disco por detr�s de ella. Estar�a con todas en
alg�n local.
- �Donde est�is?
pregunt�.
- Por ah�.. no lo se... un amigo de Teresa... ya sabes...
- No sabes la envidia que me das, guarra...
La dije sinceramente.
- Oye, Yola, porque no..sadd..r.q.v.af
- �Como?... �Bel�n?...
La llamada se hab�a cortado. Me estaba muriendo de envidia al
o�r a mi hermana de fiesta. Todav�a estaba caliente, y cada vez que recordaba mi
conversaci�n con mi madre me pon�a todav�a m�s. Mir� por la ventana. Estaba en
pleno barrio de salida nocturna, cerca de la estaci�n. �Por que no?, me dije. Si
mi hermana disfrutaba yo no iba a ser menos, Joder. Me di la vuelta. Aquella
noche iba a dar rienda suelta a la Yolanda libre que era. Tras esperar unos
minutos a que la mascarilla hiciera su trabajo dej�ndome el pelo con volumen,
deshice la maleta y la mir� con parsimonia. Eleg� el pantal�n blanco tan
ajustado que mi hermana me dej� hac�a ya mucho tiempo, uno que ten�a un drag�n
negro pintado en la pierna izquierda y que tan bien disimulaba mi entrepierna,
un top blanco tambi�n completamente abierto por la espalda y unas sandalias
negras con much�simo tac�n de corcho oscuro. Me maquill� tan nerviosa como si
fuera la primera vez, y me plant� delante del espejo que estaba colgado en la
puerta de la habitaci�n. Rara vez me sal�a el hombre que era antes, pero en ese
momento me entraron ganas de foll�rme a aquella mujer que el espejo reflejaba.
Saqu� del bolso un poco de coca que mi Teresa me hab�a dado la noche anterior y
segundos despu�s estaba caliente y lista para salir a comerme el mundo, o mejor
dicho, a comerme una buen pedazo de...
Sal� a la calle sola, sin mi hermana, sin Sonia, sin
Teresa... solo yo y mis ganas de desfasar. Las echaba de menos mogoll�n, pens�,
sobre todo porque nunca hab�a salido sola de marcha. Siempre hab�a ido
acompa�ada de alguien o a buscar a alguien, pero sin conocer a nadie, sin saber
a donde ir, nunca. Las calles estaban a reventar de gente. Muchos locales, unos
pegados a otros, y todos llenos de gente se repart�an por la calle estrecha. Las
m�sicas se mezclaban y alg�n que otro coche pasaba pitando calle abajo. De vez
en cuando notaba como alg�n hombre se quedaba mir�ndome o le daba un codazo a un
amigo para que me mirara. Dependiendo de c�mo fueran, sonre�a o volv�a la
cabeza, pero en general andaba exhibiendo mi cuerpo como siempre. Tras mirar
varios locales me decid� a entrar en uno de ellos entre peque�os codazos y
pisotones. Me acerqu� a la barra y me ped� una copa de ron con kiwi. Despu�s del
primer sorbo me fui a encender un cigarro cuando un tipo alto y de cara bastante
aceptable me ofreci� fuego.
- Buenas noches, preciosidad...
Yo le sonre�. Hac�a mucho tiempo que no me pon�a nerviosa
cuando un hombre ven�a a por m�. Cog� su mechero y solt� el humo hacia arriba.
- �Estas sola?
Yo asent� bebiendo de la copa un sorbo peque�o y moviendo mis
pies al ritmo de la m�sica salsa que sonaba. Despu�s de las semanas en la playa
hab�a aprendido a mover las caderas al ritmo salsero de forma bastante
convincente. Me acerqu� a su o�do y sonriendo le dije:
- Cari�o, tengo pene....
El o�rme decir eso me puso caliente, como siempre. Se lo dije
de cara, para que no hubiera malentendidos despu�s... estaba sola y no quer�a
meterme el problemas. Al t�o se le borr� la sonrisa de la cara y sali� del
local. No sab�a lo que se perd�a, me dije. Me acab� el cigarrillo y tras esperar
un rato bebiendo sal� del local. Joder, me dije, con mi hermana todo era m�s
f�cil. Cruce la calle dejando que mis curvas se bambolearan de un lado a otro.
Una mujer negra. alta, preciosa, se acerc� a pedirme un cigarro. Era fant�stica,
y ten�a un cuerpazo de impresi�n. Llevaba una falda roja larga de tubo y un top
peque�o acabado en pico con unas botas negras que brillaban como estrellas. La
cara era fina y sus ojos parec�an comerme. Sonre� d�ndola el paquete de tabaco.
- Gracias...
Me dijo con una voz oscura. Una ola de calor me cogi� por
sorpresa en la entrepierna. Yo hab�a salido de caza a por alg�n hombre que me
hiciera sentir todo lo Yolanda que me sent�a aquella noche, pero aquella mujer
ten�a algo muy especial. Me recordaba a Sonia, la �nica chica que me atra�a
todav�a, porque desde la primera vez que una polla se introdujo dentro de mi
cuerpo me hab�a vuelto adicta a esa barra de calor atraves�ndome entera.
- �Te pasa algo, preciosa?
Me pregunt� devolvi�ndome el paquete de tabaco.
- No... nada, nada... perdona...
Ella me mir� de arriba abajo, como hac�amos todas las
mujeres, y dio un paso hacia a m�.
- �Qu� haces paseando sola?...
- Ma�ana salgo de viaje y quer�a divertirme un rato...
Dije mir�ndola a los ojos. Por mucho que me gustara la mujer
mi cuerpo ped�a a gritos que me follaran por todos lados. Mir� alrededor.
- �Tu est�s sola?
Ella solt� una risa.
- No... mi ni�a, estoy muy bien acompa�ada...
Se acerc� mucho a m� y not� su mano en mi culo. Ten�a fuerza.
Yo lo mov� nerviosa. No estaba mi hermana para defenderme ni siquiera Sonia para
que me aconsejara. Parpade� varias veces del calor que me estaba entrando.
- Mmmm, sabes, me muero de ganas por divertirme contigo,
�sabes?
Yo la mire sonriendo. Quer�a parecer segura de mi misma, como
Bel�n.
- Lo que pasa es que... yo me divierto con otras cosas...
Dije. Era una pena, pero realmente deseaba a un hombre
aquella noche.
- Ahh... ya veo... � dijo - bueno, a lo mejor te apecete
calentar hasta que consigas algo mas...
Las dos nos re�mos. Ella me cogi� de la mano y me llevo hasta
la puerta de una casa a dos manzanas de all�. Yo abr� la boca para decirla que
en serio, quer�a una buena polla dentro de mi, pero ella me tapo la boca con la
mano. Me cogi� la otra mano y se la llev� a su entrepierna. Un bulto caliente
parec�a bombear sangre al resto de su cuerpo. Deb�a ser tremendo el aparato que
ten�a all�. Mis ojos se abrieron much�simo, y me tuve que reprimir para bajarla
aquella falda de tubo all� mismo y comenzar a saborear el pedazo de verga que
ten�a aquella mujer. Ella me solt� la mano y puso la suya en mi entrepierna.
- Veo que tu tambi�n tienes regalito... preciosa...
Yo no pod�a pensar en nada mas que en subir a su habitaci�n y
dejar que me hiciera lo que ella quisiera. No sab�a que me estaba pasando, si
hab�a sido la coca de Teresa o el calor que hac�a, pero estaba perdiendo el
control. Hinchada de lujuria y sin poder evitarlo me lleve la mano a mi polla.
Iba a estallar dentro del pantal�n. Ella debi� comprenderlo, y subimos hasta el
primer piso mientras ella me tocaba el culo. La verdad es que a su lado parec�a
una mu�equita tremendamente excitada.
El apartamento era peque�o, de madera, y una cama roja de
matrimonio estaba en la mitad del �nico cuarto que pod�a ver. Ella cerr� la
puerta y me empujo levemente para que diera un paso adelante. Presa de mis
calores, me di la vuelta y me arrodill� ante ella, baj�ndola la falda y
descubriendo una polla tremenda. Comenc� a chuparla de arriba abajo como una
fulana, sin cerrar los ojos.
- Joder con la chica bonita... quien lo hubiera dicho...
Escuche desde lo alto. Mis labios se abrieron y las manos del
aquella negra me atraparon la cabeza oblig�ndome a llevar un ritmo lento, pese a
la velocidad a la que yo quer�a ir.
- Tranquila... tranquila... que la noche es larga...
Me dijo.
Yo no pod�a responder mas que con gemidos de placer. Ojal�
hubiera estado mi hermana all� para poderme ver en todo mi esplendor, en todo
por lo que Yolanda hab�a salido de mi y en todo por lo que mi hermana me hab�a
ense�ado. Con cada cabezada que daba parec�a que aquel falo me iba a llegar
hasta el es�fago. Sent�a que se introduc�a como nunca antes nada hab�a entrado
ninguna polla en mi boca. Una de las veces tuve que sac�rmela porque una arcada
me surgi� del fondo de mi estomago.
- Si es que eres muy burra...
Me dijo.
Me obligo a levantarme y me dej� cerca de la cama.
- B�jate esos pantalones blancos tan bonitos, guarrilla...
Como hipnotizada, me baj� los pantalones dejando mi polla,
min�scula comparada con la suya, fuera del pantal�n. Me apoy� en la cama dejando
que mi culo quedara delante suyo. Sus manos fuertes me agarraron de las caderas
y ella me mordi� una de las orejas.
- Que agujerito mas usado tienes... eres una sorpresa
deliciosa, �sabes?
Antes de terminar la frase not� como algo pastoso y muy fr�o
resbalaba por la raja de mi entrepierna. Cerr� los dientes justo cuando aquel
pedazo de carne se introdujo en mi.
- �Es con esto con lo que diviertes, putilla?
Me dijo al o�do.
- Siiiii....
Susurr�.
Pens� que mi cuerpo no podr�a resistirlo. Dos o tres veces
sent� que mis piernas flaqueaban y que me iba a desmayar. Nunca, pensaba, nunca
me hab�a sentido tan guarra como en ese momento. Deseaba que aquella mujer
hiciera conmigo cualquier cosa, porque hab�a perdido toda iniciativa. Estaba
disfrutando de aquella polla como jam�s hab�a pensado... y me sent� feliz de ser
Yolanda. La Yolanda libre que era entonces y supe que con Dani ir�a hasta el
final, porque me sent�a como una puta, disfrutando de un sexo salvaje que no
quer�a que parara nunca. Un rizo de mi pelo se me meti� en la boca y solt� un
grito muy agudo cuando ella empujo su cuerpo contra mi culo. Parec�a que iba a
salir por la boca. Una y otra vez el placer mezclado con el dolor se mezclaban
en una fuerte sacudida. Cuando pens� que me desmayar�a, ella par�. Muchos
sentimientos se me cruzaron por la cabeza, pero sobre todo, unas ganas tremendas
de que no parara me hicieron abrir la boca.
- �No pares ahora joder!...
Me sorprendi� escuchar aquello de mi boca. Nunca me hab�a
sentido tan violenta a la vez que excitada.
- Shhh... calla mi ni�a... calla.... Si�ntelo dentro, siente
como palpita...
Despu�s de estar un rato con aquello dentro, sinti�ndome cada
vez m�s y m�s puta, comenz� a encularme a m�s velocidad de lo que yo cre�a que
se pod�a. Grit� fuerte muchas veces hasta que sent� un chorro caliente
invadi�ndome por dentro y otro saliendo de mi polla. Ca� rendida en la cama
escuchando las risas de aquella mujer.
- Vaaaaya... eso ha estado bien...
escuch� desde atr�s.
Yo no pod�a hablar. Estaba boca abajo en la cama, con
calambres recorriendo mis extremidades, y miles de im�genes volando por mi
cabeza. Supe por qu� hab�a sacado fuerzas para dec�rselo a mi familia... y por
que ser�a Yolanda para siempre. Dani me esperaba, mis pechos nuevos me esperaban
y un sin fin de experiencias nuevas estaban a solo un d�a de distancia. Solo una
noche y por fin vivir�a como Yolanda, porque hab�a dado un paso m�s, y todav�a
quedaban algunos por dar.
Bueno, 16� entrega de Yolanda y sus aventuras... espero que
la espera haya merecido la pena y una vez m�s, si quer�is comentarme cualquier
cosa, ya sab�is donde estoy.