Relato: En el Servicio militar





Relato: En el Servicio militar

Lo que voy a contar sucedi� cuando estaba haciendo el
servicio militar. Ya eran los �ltimos meses, eramos pocos los que a�n
quedabamos, y aquella noche solo estabamos en la barraca Mart�n y yo. El resto
de nuestros camaradas, o bien estaban de guardia, o bien hab�an salido de
franco.


Unos d�as antes yo hab�a ingresado una botella de whisky
oculta entre mis ropas, para alguna noche en que debiera quedarme. Como esa
noche.


Conseguimos hielo en la cantina, con la excusa de un golpe
que mi compa�ero fingi� en su pierna y nos encerramos en el dep�sito de ropa a
conversar mientras beb�amos y escuch�bamos algo de m�sica.


En el a�o transcurrido desde nuestra incorporaci�n, yo hab�a
apreciado en silencio el f�sico de Mart�n. Si bien no era una persona
corpulenta, sus m�sculos estaban muy desarrollados, como resultado de su trabajo
en la finca de su familia. No era demasiado alto, carec�a practicamente de
vello, tanto en su pecho como en sus piernas. Su piel era morena, su rostro,
delgado y rudo, y su cabello, si bien estaba rapado al estilo militar, era de
color casta�o claro.


Mientras beb�amos, hablamos sobre la vida en el cuartel,
recordamos el d�a en que hablamos por vez primera, mientras aguardabamos para
recibir la raci�n de almuerzo, la dura instrucci�n, y el d�a en que ambos fuimos
seleccionados para el destino interno dentro del dep�sito. Sin decirlo, yo
pensaba tambi�n en aquella primera vez en que nos cruzamos en las duchas. Si
bien el agua helada hab�a provocado en su miembro un efecto devastador, al igual
que en m�, se pod�a adivinar que en otras circunstancias, su pija deb�a ser m�s
que interesante. Sus nalgas eran firmes y bien torneadas.


Mientras transcurr�a el tiempo, nuestra charla fue virando
hacia la cuesti�n sexual. Algo embiragado a esa altura, le cont� en confidencia
que mi relaci�n con la chica con la que estaba saliendo estaba pasando por una
impasse. Me sorprendi� escucharlo decir que nunca hab�a tenido una relaci�n en
serio con ninguna chica. Viv�a bastante lejos del pueblo y no sal�a demasiado.


La conversaci�n fue derivando hacia las experiencias sexuales
que hab�amos tenido, y grande fue mi sorpresa cuando me solt� que su primera
experiencia hab�a sido con un primo suyo, a los 13 a�os. Me relat� como su
primo, una noche, hab�a buscado en su bragueta, hab�a sacado su pija, y se la
hab�a chupado hasta casi hacerlo acabar. Como le hab�a puesto boca abajo, lamido
su culo, como le meti� lentamente una pija enorme y lo hab�a cogido hasta
llenarle el culo de leche. Como, tras vaciarse dentro de �l, lo invit� a hacerle
lo mismo. Me cont� que cuando acab� crey� que su coraz�n iba a reventar. Se
tendi� junto a su primo, y descubri� que su hermano mayor, miraba desde la
puerta entreabierta. A cambio de su silencio su hermano lo hac�a chuparle la
pija casi a diario, y matuvieron durante mucho tiempo una relaci�n incestuosa de
ida y vuelta, que se convirti� m�s de una vez en tr�o, al sumarse su primo ,o
alg�n amigo de su hermano.


Hizo un silencio al terminar su relato, como d�ndome paso
para que yo le contara mi propia experiencia. Me serv� m�s whisky, le agregu�
hielo, sorb� un trago, intentando disimular la tremenda excitaci�n que me hab�a
causado su relato. Como yo prolongaba el inicio, me solt� : � Acaso te
sorprendi� lo que te cont� ? �Me vas a decir que jam�s hiciste nada con otro
chico ? �Nunca te tocaste con alg�n amigo ?.


Incitado por sus preguntas, y algo relajado por el alcohol,
me largu� a contarle mis primeras experiencias, ocurridas entre los 11 y los 14
a�os, con varios amigos de mi barrio. Si bien yo intentaba ser bastante gen�rico
en el relato, �l me exig�a cordialmente que le diera m�s detalles. A medida que
avanzaba en mi historia, percib�a como bajo su slip, su miembro iba creciendo en
tama�o. Estabamos sentados sobre unas mantas en el suelo, solo vestidos con
nuestros calzoncillos, y ambos sudabamos a causa del whisky. Nuestros cuerpos
estaban brillantes, sobre todo el suyo, y su erecci�n creciente se hac�a cada
vez m�s notoria bajo su slip blanco con el�stico negro.


Por mi cabeza fueron desfilando im�genes que se fueron
convirtiendo en relato. Le cont� como espiaba a la novia de mi primo mientras se
ba�aba. Como los vi cogiendo una noche, como me calent� al ver a mi primo hundir
su pija enorme en su novia, mientras ella jadeaba de goce.


Finalmente comenc� a contarle sobre un vecino con quien
pasaba muchas horas en el verano en que cumpl� mis 11 a�os. Mi amigo era dos
a�os mayor que yo, y era bastante reservado. Era hermano de un compa�ero de
colegio m�o, y nos conocimos un d�a en que fui a estudiar a su casa. En pocos
d�as eramos amigos, nos gustaban las mismas cosas, y comenzamos a pasar cada vez
m�s tiempo juntos.


Una tarde fui a su casa, y me invit� a pasar. Me cont� que su
hermano y su madre acababan de salir para el m�dico y que reci�n volver�an al
anochecer. Eran poco m�s de las dos de la tarde, y hac�a mucho calor. Me invit�
a pasar al cuarto que compart�a con su hermano y me convido con algo fresco, que
fue a buscar a la cocina. Al entrar vi sobre su cama una revista porno. La tom�
y comenc� a hojearla. Entre mis piernas comenc� a sentir una sensaci�n
totalmente nueva para m�.


Regres� tan repentinamente que no me di� tiempo a devolver la
revista a su siti�. Se sonri� al verme y me dijo : �est� buena ?. Yo balbuce�
que s�, avergonzado, y el me respondi� : �quer�s llevarla para pajearte?. Mi
cara debi� mostrar claramente la sorpresa y el aturdimiento de quien no tiene ni
idea de lo que le est�n diciendo.


�l se di� cuenta enseguida. Me dijo : No sab�s lo que es
hacerse la paja �no?. Yo asent� con mi cabeza. �Quer�s que te ense�e ?


Pero antes de que pudiera responder se sent� a mi lado, se
baj� los pantalones y descubri� un miembro que comparado con el m�o se ve�a
monstruosamente grande y peludo. Yo ni siquiera ten�a vello !.


Yo miraba petrificado como el comenzaba a mover su mano por
su pija, rode�ndola, desliz�ndose arriba y abajo mientras esa cosa segu�a
creciendo y su cabeja se pon�a m�s y m�s roja. Bajo mis pantalones empec� a
sentir como mi propia pija comenzaba a latir.


�Dale, animata ! me dec�a, pero yo estaba demasiado
avergonzado siquiera, como para bajarme los pantalones, y dejar al descubierto
mi peque�ao miembro, que con seguridad le provocar�a carcajadas solo de
compararlo con el suyo.


Yo te vo a ayudar, me dijo y hundi� su mano en mi pantal�n en
busca de mi pija. Me sorprend�o cuando al sacarla a la vista dijo : no est� nada
mal !


SE arroldill� delante de mi y con sus dos manos comenz� a
pajearme. Yo estaba enloquecido viendo como recorr�a con sus manos todo mi
miembro. Con una mano separ� mis piernas, dici�ndome que me relajara, y lueg�,
sin dejar de masturbarme, comenz� a acariciar mis huevos. Jam�s hab�a sentido
algo parecido, y el placer que sent�a me hac�a ignorar que sab�a que lo que
estabamos haciendo era considerado inmoral. Lo hab�a oido muchas veces, pero
jam�s hab�a sabido a que se refer�an cuando lo dec�an. Fue un pensamiento fugaz,
que dur� solo un instante y se interrumpi� cuando vi que acercaba su boca a mi
pija y comenzaba a chparla. Empec� a jadear cuando con su lengua recorr�a desde
la cabeza de mi miembro hasta mi culo, se deten�a en �l, lo rodeaba con su
lengua, y presionaba con ella abriendose paso a mis entra�as. Se moj� un dedo
con saliva y comenz� a pasarlo por mi culo, hundi�ndolo muy lentamente, a medida
que sent�a que mi cuerpo se acostumbraba a su presencia y le flanqueaba el
acceso.


Me vaci� en su boca, al mismo tiempo que el hund�a la
totalidad de su dedo mayor en mi culo. Ese primer orgasmo de mi vida jam�s lo
olvidar�. Fue algo sorpresivo, in�dito para m� y inmensamente placentero.


Se puso de pie cuando sinti� que me hab�a vaciado por
completo, y colocando su pija a la altura de mi rostro me dijo : �a ver si
aprendiste ? .En mi inocencia, me pareci� totalmente l�gico, y en realidad,
vi�ndolo objetivamente lo era.


Puse literalmente manos a la obra. Su pija se sent�a suave en
mis manos se delizaba provoc�ndome una sensaci�n placentera, deshinibido de todo
pudor, con la inocencia de mis once a�os, y la curiosidad de descubrir un
universo totalmente nuevo. Cuando la llev� a mi boca la sent� amarga, pero con
un sabor especial, er�ticamente atractivo. Tal como lo hab�a visto harc�rmelo,
recorr� con mi lengua toda su longitud. Deteni�ndome para rodear su cabeza con
mis labios, succionando lentamente y abriendo luego mi boca para recibirla por
completo, hasta sentirla chocar contra el fondo de mi garganta. Cuando acab�,
sent� el sabor de su esperma y me pareci� que sab�a algo picante. Cuando se
retir�, me dijo : Otro d�a te voy a ense�ar a coger.


Yo estaba extasiado pero algo m�s fr�o pod�a percibir que
hab�amos hecho algo incorrecto. Dudaba si decir algo, cuando el me dijo : Esto
que hicimos queda entre vos y yo. Nadie debe saberlo. Sent� alivio al oirle
decir eso.


Apenas hab�an pasado algo m�s de cuarenta minutos desde mi
arribo. Mientras tom�bamos algo fresco, sac� de detr�s de unas ropas una pila de
revistas. Eran 7 u 8. En algunas se ve�an mujeres desnudas, en otras parejas en
posiciones que me parec�an imposibles de lograr, y en dos de ellas hab�a solo
hombres. Viendo que yo miraba con m�s atenci�n �stas �ltimas, tom� una de ellas
y la abr�o. Tipos con pijas enormes poblaban las p�ginas. Hab�a fotos de hombres
chupando a otros hombres, algunos colocados sobre el otro invertidamente,
trag�ndose las pijas simultaneamente. En la siguiente foto, se pod�a ver como
uno de los tipos hund�a su lengua en el culo del otro, mientras �ste parec�a
gritar con expresi�n de placer. En la siguiente pod�a verse como uno de ellos le
met�a la pija dentro del culo al otro, que estaba en cuatro patas sobre un
sill�n. Era como lo hab�a visto hacerlo a los perros en varias
oportunidades.Parec�a que era algo que daba mucho placer, aunque me costaba
imaginar que algo como la pija de mi amigo entrara en mi culo. -Eso es
imposible- dije, - debe ser alguna clase de trruco.


�Cre�s que no es posible !. �Quer�s que te muestre que se
puede ? me dijo, sabi�ndo que no me negar�a, sobre todo despu�s de lo que
hab�amos hecho un rato antes.


Bueno le dije, pero si siento que me duele, paramos.


De acuerdo, dijo y me tom� por sorpresa al estamparme un beso
en la boca. Sent� como su lengua se abr�a paso en mi boca, mientras yo lo
dejaba, como buscaba la m�a, como la mov�a dentro de mi boca, jugueteando con
ella hasta que yo mismo comenc� a seguir su juego. Cuando se separ� de m�, me
pidi� que me pusiera de pi�, que me reclinara hacia adelante separando mis
piernas, y se coloc� detr�s m�o arr�dill�ndos y separando mis nalgas con sus
manos. Hundi� su lengua en mi culo, provoc�ndome un estremecimiento, y tomando
con su mano mi pija, la llev� hacia atr�s, apuntando mi cabeza a su boca, al
tiempo que en una sola lamida abarcaba mi culo y mi miembro.


Yo apoy� mi pecho y mi cabeza en la pared, liberando mis
manos que se ocuparon de separar mis nalgas, lo que le permiti� utilizar sus
manos libremente. Como la primera vez, comenz� a hundir un dedo en mi culo, que
ahora ofreci� menos resistencia y se dej� penetrar. Cuando un segundo dedo
comenz� a entrar pens� que no iba a soportarlo, pero entre la excitaci�n y el
movimiento circular que realizaba con el primer dedo, el dolor fue �nfimo
comparado con el placer que experimentaba por primera vez.. Jugaba con sus dedos
rot�ndolos a mediada que los introduci� y los retiraba de mi culo, al tiempo que
los iba separando entre s�, casi imperceptiblemente. Jug� as� por un rato,
hurgando con sus dedos mientras su lengua recorr�a mis huevos, mi pija, y
lubricaba mi culo.


Lentamente sac� los dedos de mi. Sent� el vac�o, y la
desesperaci�n que me provocaba su falta. Me volt� el chup� su pija, como lo
hab�a hecho antes, con una especie de desesperaci�n por saber qu� segu� luego de
eso. Me hizo colocar en cuatro patas sobre la alfombra, con mi pecho apoyado en
la cama y los brazos separando mis nalgas. Con su pija a�n humeda con mi saliva,
se coloc� detr�s de m�, y gui� la cabeza de su pija hasta mi culo. Yo sent�a que
estaba algo desviado de su rumbo, y con una mano lo gui�, como si fuera un
experto. Recib� aquella cosa enorme con increible facilidad. Me sorprendi�
sentir que entraba en m� lentamente, hasta chocar su pubis velludo en mi culo,
algo que cre�a que era imposible. Sent� un dolor agudo cuando comenz� a moverse,
y le ped� que no saliera tanto, porque si lo hac�a me dol�a. Sus movimientos
eran cada vez m�s r�pidos. Se detuvo varias veces y yo supe que era para evitar
acabar.


Sin alcanzar el orgasmo sali� de m�, y me pidi� que me
acostara boca arriba sobre la cama, separando las piernas. Busc� un almohad�n y
lo desliz� debajo de m� a la altura de m� cintura, de modo de poner mi culo a
una altura m�s accesible. Se inclin� sobre m�, mientras guiaba su pija hacia mi
culo, que le falnqueaba nuevamente el paso, totalmente dilatado y deseoso de
recibirlo. Mientras me cog�a me bes� en la boca, su lengua jugaba con la m�a
apasionadamente.


Se incorpor� sin salirse de m� y comenz� a hacerme la paja al
mismo ritmo que me penetraba, y yo sent� como mi pija, que hasta entonces estaba
placidamente relajada, para facilitar su cogida, comenzaba a crecer, y el la
apret� con fuerza en el mismo momento en que cerrando sus ojos, lanz� un suspir�
y eyacul� dentro de m�. Se estremec�a y vibraba mientras todo su semen llenaba
mi culo virgen.


As�, a mis once a�os, perd� mi virginidad, con un chico algo
mayor que yo, y con quien repetimos esas experiencias hasta que a los 14 a�os
debi� mudarse. En ese lapso, con la libertad que da la ingenuidad que uno tiene
a esa edad, lo hicimos de todas las formas imaginables, en un plano de igualdad,
donde no importaba quien ocupaba cada rol. Con el tiempo, y con mucha delicadeza
fuimos incorporando a otros a nuestros juegos. Primero su hermano, quien
sospechaba que hab�a algo entre los dos hasta que un d�a nos lo plante�
directamente. Cuando le confirmamos sus sospechas haci�ndole prometer que
mantendr�a silencio, pidi� que le permitieramos participar, y a quien inici�
personalmente bajo la mirada de su hermano.


M�s tarde, se sum� un amigo que ten�amos en com�n, quien para
mi sorpresa ten�a la pija m�s grande que he visto en mi vida, y que hac�a las
delicias de todos.


Recordando aquellos d�as fu� describi�ndole a mi camarada de
armas mis experiencias del pasado, solo interrumpiendo mi relato para sorber el
whisky que me iba sirviendo sin dejar de prestar atenci�n a mi relato.


Le cont� sobre mi relaci�n con un compa�ero de secundaria, en
segundo a�o, de las mamadas que nos dabamos en el ba�o del colegio, Iba
desgranando historias, con la vista fija en un punto imaginario en la pared,
olvidando su presencia, sintiendo nuevamente aquellas emociones vividas. Mi
primera relaci�n con una mujer, cierta fiesta en la que terminamos un amigo y yo
con una prostituta, a la que yo cog�a mientras mi amigo me cog�a a m�.


En cierto momento volv� a la realidad, algo avergonzado por
haber desnudado tantos secretos, borracho, y relajado.Mi camarada estaba de pie,
apoyado contra una pared, y al ver que yo volv�a a poner los pies sobre la
tierra, intent� cubrir con sus manos la erecci�n que hab�a producido mi relato.
Pens� que estaba avergonzado, pero me sorprendi� al decir � Se me par� la pija
escuch�ndote, no pude evitarlo.. en realidad, ni intent�


Sin decir palabra me acerqu� a �l y estir� mi mano,
acariciando su pija que asomaba parada debajo de su slip.Instintivamente di� un
paso atr�s pero estaba la pared. Su espalda choc� contra ella. Se dio cuenta de
la situaci�n . No ten�a sentido luchar contra lo que ambos sent�amos como
inevitable.


Baj� su slip y su pija se dispar� como impulsada por un
resorte. La tom� con mis manos y la llev� a mi boca. Cuando toda su extensi�n
estuvo dentro de mi boca, pude sentir que sus piernas temblaban. Alc� la vista y
vi que en su rostro solo hab�a placer. Sus jadeos, no hac�an m�s que impulsarme
a seguir chupando.


Se recost� sobre el suelo y yo me coloqu� sobre �l, mir�ndolo
a sus ojos al tiempo que con mi mano guiaba su pija entre mis nalgas, jugueteaba
con su cabeza frot�ndola lentamente alrededor de mi culo, para finalmente
dejarme llenar por toda su extensi�n. Comenc� a moverme lentamente, sinti�ndo
como su pija se abr�a paso dentro m�o, sintiendo el vac�o cuando me retiraba,
sosteniendo ese momento por un instante, hasta que se hac�a insoportable y
volv�a a dejarme penetrar hasta colmar mi culo. Con su mano intent� masturbarme,
pero yo no lo dej�. Quer�a estar totalmente relajado para disfrutar lo que ten�a
dentro.


Lo sent� venir y me separ� justo a tiempo. El primer chorro
de esperma me dio en la cara, el segundo dentro de mi boca, que alcanz� a
abrirse a tiempo para evitar que se derramara por completo fuera de m�.


Completamente exausto se separ� de m�. Pero yo estaba tan
caliente que no iba a dejar que las cosas quedaran ah�. Le dije- ahora me toca a
m�.


Hizo un intento de excusarse, pero, lo interrump� empujando
mi pija hacia su boca. Despu�s de la atenci�n que le hab�a dispensado, no pod�a
negarse, y lo cierto es que daba la impresi�n que su actitud era solo una
aparente firaldad que escond�a su deseo de que yo tomara la iniciativa.


Cuando empez� a chuparme la pija, qued� en evidencia que su
experiencia era bastante amplia. Al parecer, all� en el campo, entre su primo y
su hermano, hab�a practicado durante bastante tiempo. Yo estaba tendido en el
suel con las piernas abiertas, mientras �l en cuatro patas me chupaba con
delicadeza y suavidad.


De repente se abri� la puerta del dep�sito, que yo hab�a
creido trabada y nuestro superior apareci� ante ella. Yo cre� que me mor�a.
Intent� ponerme de pie, pero estaba tan borracho que solo logr� caer al suelo
nuevamente. Mi compa�ero, sorprendido en plena faena, intentaba cubrir su
desnudez, logrando entre los dos, que la situaci�n, adem�s de comprometida,
resultara bastante rid�cula.


Avanzando hacia nosotros, el encargado del dep�sito franque�
la puerta cerr�ndola tras de s�.


�Alguien puede explicarme qu� significa �sto ? dijo. Solo
logr� sacarnos algunos balbuceos, pues era evidente lo que estabamos haciendo.


Desde el suelo, donde est�bamos, el metro ochenta cinco de
altura del Cabo primero, parec�a alcanzar el techo. Era nuestro superior
inmediato. Ten�a apenas 23 a�os. Yo ya hab�a cumplido los 20. Durante los meses
en que hab�amos estado a sus �rdenes hab�a demostrado ser un tipo bastante
accesible, algo r�gido en sus ideas, pero que en m�s de una oportunidad hab�a
salido en defensa de sus subordinados, incluso cubriendo algunas faltas graves.


�Est�n al tanto que lo que estaban haciendo es considerado
una falta grave, y que pueden ser castigados con prisi�n por ello ? dijo, y no
espero nuestra respuesta. Dijo : adem�s han ingresado clandestinamente whisky al
regimiento, y se han emborrachado !.


Y sin detenerse agreg�- y encima casi han terminado la
botella, y este whisky, es mi favorito !.Y sonri�. �Es la �nica botella,
pregunt� ? y yo, poni�ndome en pie, despabilado por el temor, busque en mi
taquilla y saqu� una segunda botella.


Sirvame un vaso, me dijo, y mirando a mi compa�ero le dijo :
y usted, contin�e con lo que estaba haciendo. Mi compa�ero abri� los ojos
creyendo no haber comprendido la orden, pero enseguida se dio cuenta que hab�a
escuchado bien cuando, el cabo primero comenz� a desabrocharse el pantal�n.


Tras servirle el whisky volv� a tenderme en el suelo, y mi
compa�ero, a�n incr�dulo, volvi� a reclinarse sobre m� retomando la faena. El
cabo priemero se puso detras de �l y baj�ndose los calzoncillos descubri� su
pija, que era bastante gruesa aunque no demasiado larga. Moj� con su saliva la
cabeza y arremeti� contra mi compa�ero hundiendole toda su pija de una sola
embestida. Tomado por sorpresa, �ste quizo gritar pero ten�a toda mi pija en su
boca y solo emiti� un sonido ahogado y ronco. Marcando el ritmo con sus embates,
nuestro superior le indicaba el ritmo en que mi compa�ero se tragaba mi pija
hasta que mis huevos chocaban con su ment�n. Durante un rato nos mantuvimos en
esa posici�n. Cuando el cabo primero se separ�, saliendo de su culo, ambos
supimos lo que deb�amos hacer a continuaci�n. Sentado en una silla, con sus
piernas separadas, entre ambos le chupamos la pija, recorrimos con nuestras
lenguas sus test�culos, exploramos su culo, entrelazamos nuestras lenguas,
mientras los masturbabamos con nuestras manos, al un�sono, y compartimos la
explosi�n de su esperma cuando alcanz� el orgasmo.


Pero yo no hab�a acabado a�n y ya no pod�a aguantar mucho
m�s. Dej� que mi compa�ero continuara lami�ndo respetuosamente a su superior, y
me coloqu� tras �l. Comenc� a cogerlo furiosamente, mientras ve�a a nuestro
superior estremecerse de placer con la mamada que le estaban dando , excit�ndose
nuevamente con la visi�n de mi pija hundi�ndose en el culo de mi camarada. No
demor� demasiado en acabar, Fue un orgasmo largo, casi interminable, sint�ndo
que toda mi leche inundaba las entra�as de mi amante.


Me separ� y me tend� exausto sobre unas mantas. Cuando abr�
los ojos, vi a mi superior incorpor�ndose para dirigirse hacia mi. Tomo mis
piernas con sus brazos. Las separo�y alz�, y coloc�ndose entre ellas, con su
pija nuevamente dura, busc� guiarla hasta mi culo y la hundi� con facilidad,
sabiendo que no era el primero que aquella noche hurgaba dentro m�o. Llam� a mi
compa�ero y le orden� ponerse a mi lado para que yo chupara su pija, y �l
pudiera ver como lo hac�a. En sus ojos pod�a verse la excitaci�n que la visi�n
de mi pija trag�ndose la verga de mi compa�ero le provocaba. Le dio la orden de
colocarse sobre m�, con las piernas rodeando mi cuello y su pija hundida en mi
boca, y sin dejar de cogerme hundi� dos de sus dedos en el culo de mi camarada.
�ste recibi� sus dedos con placer, emitiendo un gemido de gozo, y tras unos
instantes esatall� en mi boca. Casi al mismo tiempo sent� como se llenaba mi
culo con la esperma ds mi superior.


Nos separamos, y yo pens� que all� concluia todo. Sent�a que
estaba al borde de mis fuezas. Pero nuestro superior ten�a otros planes. Comenz�
a bbuscar en su armario hasta que extrajo de �l un consolador enorme, que med�a
no menos de 23 cms de largo. Me hizo colocar frente a �l y sent�ndose sobre
aquella monstuosidad, a la que hab�a lubricado con una crema previamente,
comenz� a chuparme con delicadeza. Con un gesto indi�co a mi compa�ero que se
ubicara a mis espaldas y comenzara a lamerme el culo.


Yo me lo ve�a venir y no me tom� por sorpresa cuando se quit�
el consolador de su culo, y le orden� a mi compa�ero colocarse en cuatro patas
para cogerlo con ese aparato. Luego me toc� el turno a m�. Pensaba que era
imposible que esa cosa entrara en mi culo, pero dilatado tras tanta cogida, fue
entrando en m� con facilidad, provoc�ndome espasmos de placer, y haci�ndome
gemir.


No podr�a contar las veces que me chuparon la pija esa noche,
las veces que mi pija estuvo en la boca o el culo de alguno de los dos, o las
veces en que mi culo se llen� de leche.


Antes del toque de diana, el cabo primero se retir� a su
cuarto, mi compa�ero se desliz� en su cucheta, y yo me qued� en el dep�sito
ordenando el lugar para que nadie notara lo que hab�a sucedido aquella noche.


Desde aquel d�a hasta el d�a en que nos fuimos de baja, dos
meses despu�s, era frecuente que alrededor de la hora de la siesta, colgaramos
un cartel en la puerta del dep�sito, que dec�a cerrado hasta las 16 Hs, y nos
encerraramos a gozar entre nosotros, y a jugar a que nuestro superior nos
ordenaba que con sumisi�n cumplieramos todas sus directivas.


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Relato: En el Servicio militar
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