Relato: Locura (2)



Relato: Locura (2)


Locura (2)



Autor: Incestuosa





POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO




Cap. II



-�Estas seguro, muchacho? �le dijo Toro a Marcos con una
sonrisa burlona-


-Si. �contest� el ojete de Marcos, quien realmente nos hab�a
sorprendido a todos con su audacia-



Linka me miraba con insistencia, sonriendo maliciosamente .
V� que Marcos, no obstante su inesperado arrojo, ten�a el rostro p�lido y la
mirada perdida. Volv� la cabeza para observar las reacciones de nuestras dos
amiguitas. Mina la culona aparec�a con los ojos abiertos, y a Claudia la bonita
se le escurr�a la baba. No pod�an creer que hubiese sido Marcos el primero en
animarse. Ni yo tampoco.


Toro se dirigi� a nosotros, dici�ndonos:



-�Y ustedes?....Vamos, dec�danse de una vez.



Linka me mir� de nuevo. Su sonrisa era enigm�tica. �Condenada
puta! �C�mo me gustaba su sonrisa! Era una suerte de dualidad indescifrable. Una
mezcla encantadora y al mismo tiempo mal�vola. Una personalidad indefinida.



-No s� qu� decir �dije yo-


-Vamos Pollo�an�mate hombre �me insisti� Linka con los ojos
brillantes-



Me qued� callado por unos instantes. Volte� a mirar a Marcos.
El ojete ten�a la vista clavada en el suelo. Despu�s de pens�rmelo un poco, le
dije a mis amigas:



-�No creen ustedes que ser�a mejor probar en grupo?



Nadie me contest�. S�lo se concretaban a mirarme indecisos.
Volv� a intervenir diciendo:



-Si vamos en grupo, cada quien podr� escoger lo que quiera
conforme a su gusto.



Mina la culona dijo:



-Si, creo que Pollo tiene raz�n; vayamos mejor en grupo.



Toro, sin dejar de lanzarle miradas lascivas a Claudia la
bonita, dijo de pronto:



-Bien j�venes, por lo que veo escoger�n el servicio de
zoofilia en grupo �No es as�?


-Si �le contest� parco- Iremos en grupo.


-Muy bien. El pago es por adelantado.



Linka dio un paso al frente y sac� su cartera. Le dio un fajo
de billetes a Toro y �ste se los guard� en el escritorio. Por lo visto, la tal
Linka era una mujer pudiente, con mucho dinero a la mano. Toro cogi� un mazo de
llaves y se encamin� hacia una puerta ubicada en la parte trasera de la
improvisada oficina. Abri� y nos hizo se�as. Todos nos fuimos tras �l.



Recorrimos un largo pasillo, en cuyos lados se hallaban
construidos en hileras varios cuartos de madera. Toro nos ingres� en la barraca
m�s amplia, y nos dijo:



-Esperen aqu�.



Minutos despu�s regres� acompa�ado de un hombre que tra�a
jalando de unas correas a un enorme pastor alem�n, sedoso y moteado de pelambre,
y de ojos vivos. Al parecer, aquellos tipos preparaban de antemano a los
mastines para el fest�n sexual, pues �ste macho, de brilloso pelaje y cadenciosa
agilidad, mostraba ya una puntilla colorada sobresaliendo de la funda peluda de
su bajo vientre. Entraron ambos en la habitaci�n y soltaron al animal dentro,
despu�s de cerrar la puerta. Acto seguido, el mozo lo despoj� del collar y sali�
del cuarto. Toro se le qued� mirando a Linka y le dijo:



-Bien, Linka�es todo suyo. Les recomiendo que cierren por
dentro la puerta. Y recuerden que no hay l�mites de tiempo para esto, je je je.


-Si, Toro �respondi� la rubia te�ida- Lo s� muy bien. Ahora
l�rgate.



El encargado sali� y dej� al grupo solo con el enorme perro,
que permanec�a en el centro de la habitaci�n como esperando el inicio de las
acciones. �ste era sin duda un animal entrenado para esas lides, tal y como Toro
lo hab�a asegurado. Fue la experimentada Linka quien dijo sonriente y con la
mirada llena de lascivia:



-Bien, Pollo�ahora podemos hacer todo lo que queramos con
�ste lindo perrito.


-Si, qu� mierda�ya lo veo �contest�-


-Ay s�, mierda �dijo Claudia la Bonita-



Mina la culona, Claudia la bonita, y el ojete de Marcos
permanec�an callados, observando con lascivia el hermoso ejemplar de penetrante
e inteligente mirada. Pero m�s que admirar la fina estampa del animal, advert�
que los ojos de mis amigos no se apartaban ni un momento de la entrepierna del
can. Volte� a ver qu� tanto miraban y descubr� que el estilete colorado estaba
en estado creciente, mostr�ndose ahora como si fuese un largo puro cubano,
grueso y jugoso, que se mov�a nervioso hacia los lados.



Los minutos pasaban sin que nadie se atreviera a decir una
palabra, y mucho menos a iniciar alg�n tipo de contacto con el perro, que ahora
comenzaba a dar muestras de inquietud ante la pasividad de nosotros. Era l�gico
que Linka, quien ten�a ya experiencia en esa clase de pr�cticas, rompiera al fin
el silencio diciendo:



-Bien, Marcos�.t� fuiste quien primero pidi� el servicio�de
modo que me parece que tendr�s que ser el primero en entrar en acci�n.



Los ojos de Marcos brillaron extra�amente, pero nada dijo. Yo
segu�a con atenci�n el desarrollo de los acontecimientos, deseando ser, m�s que
otra cosa, un simple espectador de lo que estaba a punto de ocurrir en aquel
lejano y oculto sitio donde nos hall�bamos encerrados.



-Vamos, Marcos�.�Qu� pasa contigo? �le espet� la rubia con
una sonrisa burlona-


-Pues�.es que�nunca he hecho nada de esto�no s� como empezar�
-dijo �ste-


-No os preocup�is. Yo os dir� c�mo. Vamos, quitaos toda la
ropa.



Marcos dud� unos instantes; m�s vi�ndose acorralado por sus
propias palabras, no tuvo m�s remedio que comenzar a desnudarse. Cuando se hubo
quitado las vestimentas, todos re�mos con ganas al descubrir el peque�o pito que
se levantaba enhiesto en medio de sus piernas flacas y llenas de pelos. Era en
realidad un pene tan peque�o y delgado que mov�a a risa. Pens� que un ni�o de
ocho a�os acaso pudiera tenerlo m�s grande. Marcos, en un acto reflejo, se
cubri� r�pidamente sus partes pudendas con las dos manos, evidentemente
avergonzado por la auscultaci�n a la que se hallaba sometido. Pero Linka, siendo
una experta rompedora de hielos, dijo:



-Vamos, amigo�no tengas pena, que para esto vinimos aqu�.


-Si�si, Linka�.gracias. �dijo est�pidamente-



Tan presta como si fuese una directora de orquesta, la
hermosa rubia le se�al� la cama que estaba situada a un lado de una de las
paredes de cuartucho, y le inst�:



-Vamos, amigo�.ponte en cuatro sobre el borde. Yo te acercar�
a nuestro amiguito.



Titubeante, el ojete de Marcos se encamin� hacia el lecho.
R�pidamente se acomod� de panza, doblando su cintura, para quedar con las
rodillas en el suelo, y el tronco de su cuerpo sobre el colch�n, con las peludas
nalgas expuestas. �Linda pose! �pens� yo divertido-.



Linka inici� una serie de se�ales dirigidas al perro, que de
inmediato nos demostr� lo entendido y diligente que era para esas cosas. Linka
lo fue llamando hacia la cama, hasta que el listo can qued� detr�s de las nalgas
de Marcos, quien permanec�a con los ojos cerrados en espera del ataque. La linda
rubia de ojos azules se agach� y empez� a prodigarle delicadas caricias al pene
del animal, hasta que poco a poco el regio estilete de carne apareci� en casi
toda su longitud. Era una verga extra�amente gruesa y larga la que mostraba
animoso, y que se mov�a inquieta de un lado a otro. Sin duda era un animal
cuidadosamente seleccionado para cumplir el tipo de tareas que los clientes
requer�an, y que est�bamos a punto de admirar por primera vez.




La rubia le orden� a Claudia la bonita que buscara el pote de
aceite de oliva que hab�a sobre el peque�o bur� de la estancia. La hermosa y
cachonda joven cumpli� sol�cita la orden, y le dio a Linka un frasco de vidrio
verde. �sta, conocedora perfecta de los artilugios que se necesitan para
cohabitar con un perro, volte� el recipiente y descarg� una generosa raci�n del
fino aceite sobre sus manos. Habiendo considerado que el pastor alem�n estaba
listo, chasque� los dedos varias veces indic�ndole con claros ademanes la
expuesta retaguardia de Marcos.



El inteligente animal acerc� su hocico al culo de �ste, y se
dio a olisquear, como suelen hacerlo previamente, el oloroso conducto. Pronto,
la lengua del pastor alem�n surgi� de la trompa abierta y comenz� a deslizarse
dentro del canalillo secreto de las nalgas de su receptor. Nosotros tres,
mientras tanto, nos hab�amos acercado al escenario de las acciones para no
perdernos de nada. Claudia la bonita repeg� su sinuoso cuerpo sobre mi costado y
sent� un extra�o cosquilleo bajo mi pubis. Mi pito se estaba endureciendo
r�pidamente ante los sucesos que ve�a, y sobre todo, ante la cercana presencia
de la hermosa morena, de quien pod�a inhalar el exquisito olor a sudor
proveniente de sus atrayentes y singulares axilas. Me di cuenta que Mina la
culona, sinti�ndose quiz�s un poco ajena, colg� su brazo del cuello de Claudia y
la abraz� con fuerza.



El can, para entonces, continuaba dedicado a su labor de
leng�eteo sobre la raja trasera de Marcos, quien ya emit�a algunos gemidos que
por lo visto intentaba reprimir sin lograrlo. Pronto comprend� lo dif�cil que
ser�a mantenerse ajeno a las caricias linguales del perro. Su amaestrada y
papilosa lengua se mov�a con una velocidad incre�ble, demostr�ndonos con ello
que aqu�l era un arte que dominaba a la perfecci�n, y en el que hab�a sido
pacientemente entrenado. Pero lo que m�s asombro me caus� fue ver que el pene
del animal hab�a alcanzado, en pocos minutos, una longitud fuera de serie. Jam�s
imagin� que un perro, fuese de la raza que fuera, pudiera ser portador de
semejante pito, tan enorme y brav�o como el que ahora ve�a. De pronto escuchamos
la voz de Linka que nos dec�a:



-Vamos�que alguien me eche una mano.



Los tres nos miramos sorprendidos. Pero la linda rubia,
llevando la voz cantante en aquel encuentro zoof�lico, nos volvi� a urgir:



-Necesito que alguien le talle el pito al perro�.ese es un
detalle importante antes de que entre en acci�n.



Mina la culona, atra�da sin duda por la largura de aquel
regio y portentoso pene, se adelant� animosa y fue a colocarse junto a Linka.
�sta le orden�:



-Vamos, Mina�ponte primero bastante aceite en las manos.



Mina tom� el bote de l�quido aceitoso y lo unt�
abundantemente sobre sus manos. La rubia volvi� a ordenarle:



-Ahora, ag�rraselo con las dos manos�.y comienza a tallarlo
suave y lentamente�.muy lento, Mina�. no quiero que lo lastimes y se sienta
agredido.



Mina la culona, con el rostro encendido ya por el deseo,
llev� sus manos hacia el pedazo de carne moreteada y lo tom� con cuidado. El
basti�n colorado se debat�a furioso e inquieto entre las palmas de nuestra
amiga. Ella comenz� a frotar el aceite sobre el enorme ariete, moviendo las dos
manos desde la base de la funda hasta la punta achatada, una y otra vez. El
perro acus� de inmediato el efecto de las caricias de la cachonda Mina, pues su
pito adquiri� esta vez la tremenda dureza que suelen mostrar cuando est�n en el
punto m�s �lgido de la brama. Por dos o tres minutos estuvo Mina acariciando
aquel hermoso estilete, sin apartar para nada sus manos del regio tesoro, que se
mostraba ahora listo para la batalla. Vi que Mina la culona sudaba copiosamente,
respirando ansiosa a causa del placer que experimentaba, al sentir el pito
caliente entre sus extremidades. D�ndose cuenta que el pastor alem�n estaba a
punto, Linka le dijo.



-Su�ltalo ya, Mina�.vamos...ap�rtate de �l.



Mina la culona, haciendo una clara mueca de disgusto, se vio
obligada a obedecer la orden de la rubia, y abandon� su complaciente labor con
las manos brillantes de aceite. Pero lo que vi que tambi�n le brillaban eran sus
verdes ojos a causa de la lujuria. Linka llev� presta sus manos hasta el hoyo
trasero de Marcos, y embadurn� con maestr�a y suavidad la entrada de la
hendidura de su culo. Cuando termin� su labor preparatoria, le dijo directamente
a Claudia la bonita:



-Vamos, Claudia�busca en el caj�n de all� y saca dos
calcetas.



La chica fue y sac� el par de calcetas y se las acerc� a
Linka. Pero �sta le orden�:



-No me las des a m�, amiguita�anda ponlas t� misma en las
patas delanteras del perro.



Siguiendo las instrucciones, la linda Claudia se inclin�,
levant� una pata del pastor alem�n y comenz� a acomodarle la calceta. Luego
repiti� la operaci�n con la otra, hasta que el can qued� perfectamente cubierto
y protegido de sus dos extremidades delanteras. Cuando acab� fue a juntarse
conmigo, volviendo a repegar sus caderas contra mi cuerpo. El exquisito aroma de
su sudor volvi� a herir mis fosas nasales, y no pude evitar aspirar
profundamente su rico y penetrante aroma axilar. Pero hab�a que estar atento a
las maniobras de Linka.



�sta, demostrando lo experta que era para todas esas cosas,
volvi� a chasquear los dedos frente a la cara del perro, se�al�ndole nuevamente
las nalgas de nuestro amigo. El enorme can apart� inmediatamente su lengua del
culo de Marcos y mir� fijamente a la rubia, como buscando entender lo que �sta
deseaba ordenarle. Linka repiti� los tronidos de sus dedos varias veces y el
perro, comprendiendo al fin la orden, dio unos pasos hacia el frente coloc�ndose
justo detr�s de la grupa de Marcos. Un par de nuevos chasquidos se escucharon de
repente, y el animal, hall�ndose en las coordenadas correctas, brinc� con
agilidad sorprendente sobre el cuerpo del hombre, quien continuaba en el estado
aletargado que antecede a una ansiosa y larga espera, con las nalgas untadas y
brillantes de l�quido aceitoso.



M�s veloz que el rayo, el vigoroso pastor alem�n se mont�
sobre la grupa expuesta de Marcos, quien se estremeci� al sentir las dos patas
cubiertas de tela sobre sus costados. El basti�n parado del perro se mov�a
ansiosamente, buscando la oquedad donde habr�a de hallar cobijo. La rubia lo
dej� hacer observando con cuidado las desesperadas maniobras del animal, pero al
darse cuenta de que �ste batallaba para encontrar el conducto anal del hombre,
de inmediato se aplic� en su ayuda. Ubic�ndose detr�s de la grupa de Marcos, se
inclin� para coger con una de sus manos el estilete enhiesto del can,
coloc�ndolo justo en la abertura sonrosada del otro. El perro, sabedor de que la
punta de su fierro se encontraba en el punto preciso, movi� sus patas traseras
hacia delante, y arremeti� contra el esf�nter de su receptor.



El grito que se escuch� en la estancia fue desgarrador.
Claudia la bonita apret� m�s su cuerpo contra el m�o y pude sentir que estaba
temblando. Pero Mina la culona, sin duda extasiada ante semejante espect�culo,
se separ� de nosotros para acercarse m�s a la escena, con la intenci�n de
admirar de cerca el salvaje acoplamiento perro-hombre. Dirig� mi mirada hacia el
rostro de Marcos y le o� aullar de dolor. El pobre hombre hacia desesperados
intentos por zafarse del abrazo canino, sin lograr su objetivo. El perro
continuaba movi�ndose con furioso frenes� penetrando el hoyo trasero de nuestro
amigo. Vi que su grandioso tolete entraba y sal�a ya del culo de Marcos, sin que
�ste pudiera evitar las acometidas salvajes del pastor alem�n.



Sent� que Claudia la bonita se abraz� de pronto a m�, en un
gesto que no supe explicarme si obedec�a a alg�n tipo de impulso provocado por
el espanto o por la excitaci�n. Aprovech�ndome de la ocasi�n, la apret� con
fuerza contra m�, experimentando unas placenteras sensaciones que hicieron que
mi pene se disparara al instante. Frot� mi cuerpo contra el suyo con la
intenci�n de que la hermosa morena sintiera mi bulto endurecido entre sus
piernas. Pero mi sorpresa fue may�scula al sentir la fina mano de Claudia
frot�ndose sobre mi pantal�n, por lo cual levant� su cabeza por la barbilla y le
plant� un beso en la boca que ella correspondi� con ardorosa fogosidad. Aquella
reacci�n fue la respuesta a mis propias conjeturas, deduciendo que Claudia la
bonita estaba caliente por todo lo que sus ojos ve�an.



Fundidos en un largo e intenso beso franc�s, nuestros cuerpos
se remov�an uno sobre el otro al tiempo que nuestra fogosidad aumentaba de tono.
Pero por lo visto, Claudia la bonita no quer�a perderse tampoco del at�pico
ayuntamiento entre el animal y Marcos, por lo cual, separ�ndose de m� me dijo
sudorosa y anhelante:



-Ay Pollo�d�jame ver como va aquello.


-Mierda �dije yo, un poco molesto por su petici�n-


-Ay s�, mierda. �dijo Claudia la bonita-



Yo sonre� ante su precioso gesto. De modo que aflojando mis
brazos la solt�, acerc�ndonos los dos al escenario de la batalla. Vi que Linka y
Mina la culona estaban trenzadas en un tierno abrazo mirando con ojos lascivos
el accionar del pastor alem�n dentro del culo del ojete de Marcos. �ste acusaba
los efectos dolorosos de la tremenda penetraci�n, pues el grandioso pito del
perro hab�a entrado hasta el fondo, a juzgar por la forma como desaparec�a una y
otra vez dentro de su canalillo trasero. El enardecido animal bombeaba furioso
la cavidad anal de Marcos con su largo pene, que ahora se mostraba plenamente
enhiesto, emulando a una bayoneta calada.



Claudia la bonita, al descubrir la bola que se hab�a formado
en la base del pito del perro, lanz� un grito de deseo y me pregunt�:



-Pollo��Qu� es esa pelotota morada que tiene el perro all�
atr�s?


-Es el alv�olo donde se almacena el semen antes de salir�le
contest�-


-Oh�pero es de un grosor incre�ble. Debes evitar que se lo
meta, o lo matar�.


-Si, seguro que lo matar�pero de placer �le contest�-


-Ay mierda �dijo ella asombrada- Pero el hoyo de su ano es
demasiado peque�o. No veo c�mo pueda albergar tan tremenda pelota.


-Pues lo har�.ya ver�s c�mo se acostumbrar�.


-Mmmm�no quisiera que lo lastimara. �volvi� a decirme ella-


-No te preocupes�deja que las cosas pasen por s� mismas. �le
dije en tono tranquilizador-



El animal continuaba arremetiendo sobre la grupa de Marcos,
en tanto �ste lloraba desconsolado, seguramente dolido por el desvirgamiento de
que estaba siendo objeto. Linka, sin embargo, intentando darle �nimos a nuestro
amigo, se hab�a sentado en la cama y le daba suaves palmaditas en la cabeza,
como para transmitirle de esa forma la solidaridad que sent�a. Me le qued�
mirando a Mina. �Qu� buen culo ten�a la cabrona! Era un culo regio, fenomenal,
que siempre se me hab�a antojado. Aunque a decir verdad, tambi�n me quer�a
follar a Claudia la bonita. Y qu� decir de la rubia Linka, tan enigm�tica y
atractiva. De pronto me daba cuenta que pod�a tenerlas a las tres. S�. La
situaci�n que viv�amos ahora sin duda me facilitaba las cosas. Ya ver�a c�mo le
har�a.



El momento culminante lleg� cuando escuchamos el intenso y
desgarrador grito de Marcos. Claudia la bonita me apret� del brazo y me dijo:



-Oh, Pollo, ya se la meti�ya se la meti�.


Me inclin� hacia la pareja culeadora, y vi que en efecto, el
pastor alem�n hab�a logrado finalmente su prop�sito. La bola de carne se hallaba
perdida dentro del culo abierto de Marcos, quien aullaba a causa del dolor. Para
nuestra sorpresa, el animal se baj� de sus lomos quedando con la trompa viendo
hacia el lado opuesto, lo cual oblig� irremediablemente a nuestro amigo a
bajarse con torpeza de la cama, para ir a dar al suelo, completamente enlazado a
los genitales del perro.



Vi que Linka sonre�a con satisfacci�n, en tanto Mina la
culona ten�a el rostro enrojecido por la brama. Claudia la bonita no se quedaba
atr�s, pues el deseo se reflejaba en su linda cara, mientras me miraba a los
ojos y volteaba a ver a la pareja encadenada por el destino.



CONTINUAR�...



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