Cuando una nueva chica viene, todo el mundo no puede evitar recordar a Jen Ling, una heroina para algunos, una loca para otros. Forzada por su padre a ser del emperador, Jen Ling encontro la libertad a su manera. Aunque para ello tuviera que hacer cosas que nunca hubiera hecho.
Las pasiones de Kacena, nuestra hermosa Princesa guerrera, son f�ciles de desatar. En esta ocasi�n, m�s a�n, ya que Roma act�a en ella como un poderoso estimulante. Fiereza y sensualidad llegan a las puertas de la capital del Imperio.
Pasaron varios d�as en los que no sucedi� nada especial. Yo me limitaba a echar miradas disimuladas a las chicas y a hacerme pajas a escondidas. Necesitaba tiempo para asimilarlo todo y pensar estrategias. Pero no hac�a ning�n progreso en lo que a sexo se refiere, por lo que andaba un poco desilusionado. Todo era bastante mon�tono, hasta que�
Es la historia de un muchacho que se da cuenta que sus sue�os a pesar de ser realizados, nunca ser�n completos y caera en la mas atormentada mucha de sufrimiento.
Me abraz� fuertemente y su boca se fundi� con la m�a en un beso salvaje y lleno de deseo. Nuestras lenguas se cruzaron, como hac�a mucho que lo hac�an y sent� el roce de su verga en mi vientre. Me agache y tome su polla en mi boca como sab�a que le gustaba, el glande encajado entre mis labios y la punta de la lengua jugueteando con �l. Una ligera presi�n de sus caderas y se desliz� suavemente entre la lengua y el paladar. Yo permanec�a quieta, �l puso sus manos sobre mi cabeza y empez� a moverse como si me follara.
Tengo un don. No hay mujer en el mundo capaz de resist�rseme. Es cierto, no miento ni exagero, he logrado follarme a todas las mujeres con las que me lo he propuesto. No se trata de un poder m�gico o mental...
Sentados en corro, empezamos a hablar y a beber bromeando sobre nuestro futuro. Alguien sac� �mar�a� y empez� a liar unos canutos. El ambiente fue aumentando de temperatura, real y mentalmente, y entre risas fuimos despoj�ndonos de la ropa hasta quedar totalmente desnudos.
Con su mete y saca doloroso comenc� a mojarme, estaba tan llena, me sent�a put�sima, ten�a al fin lo que quer�a. Me estaba cogiendo aunque al inicio no lo quiso hacer; ahora lo estaba recibiendo en mi concha, mi concha lo estaba apretando, le estaba dando placer.
Frase cierta en donde las haya, cambio de opini�n dos veces, nunca digas nunca jam�s, nunca jam�s podr�s hacerlo. Peque�o relato de mi pensamiento.