Relato: Vencido por mi prima





Relato: Vencido por mi prima

Me encontraba de visita en la casa de mi t�a ya que hac�a un
mes que no la ve�a y quise pasar a saludar aquella ma�ana. All� se encontraba
tambi�n mi peque�a prima Carolina que tiene unos 15 a�os de edad. Ten�a en
cabello suelto y estaba vistiendo todav�a un camis�n de dormir que le llegaba
por las rodillas. El camis�n dibujaba la forma de sus hermosas nalgas. Debo
admitir que es muy bella, es blanca, tiene el cabello casta�o y ojos caf�. Tiene
una estatura regular acorde a una chica de 15 a�os y piernas hermosas, muy
firmes y torneadas. Adem�s era una chica sumamente inteligente.



Luego de platicar un tanto con mi t�a, me dijo que ella
estaba a punto de salir cuando yo llegu�, ya que ten�a muchos compromisos que
cumplir a lo largo del d�a pero que me pod�a quedar en su casa si as� lo
deseaba. Yo le dije que estaba bien. Siempre me he llevado bien con mi prima as�
que me quedar�a un rato charlando con ella.



Mi t�a se fue y mi prima y yo nos quedamos en la habitaci�n,
sentados en la cama viendo televisi�n y platicando un poco. Yo me he
caracterizado tambi�n por tener un coeficiente intelectual elevado, raz�n por la
cual siempre me he sentido muy orgulloso. As� que entre una charla y otra
llegamos al asunto de la inteligencia y quedamos en una peque�a disputa sobre
qui�n era m�s inteligente. Decidimos entonces hacernos una sencilla prueba de
multiplicaci�n: deb�amos responder bien, en menos de 5 segundos las
multiplicaciones de cifras de dos d�gitos que el otro propusiera tales como
34X23, 31X45, etc. Claro que todo deb�a ser resuelto mentalmente. As� que
empezamos, yo me sent�a muy confiado de m� y adem�s ella era varios a�os menor
que yo as� que no pens� que hubiera problema. Ella respondi� bien la primera,
luego yo tambi�n la m�a, ella volvi� a contestar bien la suya pero yo fall� en
la m�a, me tom� m�s de los 5 segundos.



Luego cuando me volvi� a tocar contest� bien pero a la
siguiente me demor� nuevamente. Ella se re�a. Mi orgullo comenz� a emerger y le
dije:


- Te aseguro que no vuelvo a fallar, si fallo en esta soy
capaz hasta de besarte los pies.


- �Seguro? (dijo ella)


- Palabra de hombre (contest�)


De todas formas no pensaba que volver�a a fallar. Le pregunt�
a ella cu�nto es 45X62 y ella respondi� casi autom�tico 2790. Luego ella a m�: -
�Cu�nto es 67X86?, y yo contest� en tres segundos: 5742.



Ves! (le dije), te dije que no fallar�a.


Pues contestaste r�pido, pero resulta que 67X86 es 5762 y
no 5742 como t� dijiste.




Un fr�o me recorri� por el cuerpo. Ella prosigui�, con una
expresi�n visiblemente de alegr�a: "as� que ahora b�same los pies". Mientras lo
dec�a se gir� hacia a m� y levant� uno de sus pies casi a la altura de mi cara.
Su camis�n se corri� hacia atr�s dejando ver sus firmes muslos, pero no pude ver
m�s all� de eso. "No lo voy a hacer" �le dije-, y ella contest�, diste tu
palabra de hombre, o es que adem�s de bruto no eres hombre? Me dijo esto con una
gran sonrisa.



No me qued� de otra, tome su tobillo y me fui acercando a la
planta de su pie. Qu� decir que todo en ella era lindo, pero mi orgullo estaba
levemente herido. Me fui acercando, ya mi nariz tocaba la planta de su pie y
pude sentir el t�pico olor, no un mal olor, sencillamente el olor com�n de la
planta de un pie, pero era el de ella, el de la chica que me estaba ganando en
inteligencia. Luego acerqu� mis labios y los mismos tocaron la planta de su pie.
Lo bes�.



Ella inmediatamente solt� una risa de satisfacci�n al tiempo
que baj� ese pie y levanto el otro poni�ndolo tambi�n cerca de mi cara. Volv� a
tomar su tobillo y proced� a acercarme. Nuevamente el olor caracter�stico. Mis
labios hicieron contacto con la planta de su otro pie. Se lo bes� tambi�n. Ella
volvi� a re�r.



"Esto no va a volver a pasar", le dije, "adem�s s�lo me vas
ganando por 3 puntos, eso no es nada. Prosigamos" Y ella me respondi�: "�Pero es
que acaso ahora no te atreves a apostar m�s nada? Se ve que ya no estas tan
confiado, claro, sabes que te voy ganar".



Eso no es cierto (le respond�), para demostr�rtelo, si t�
no fallas ninguna de tus siguientes 3 operaciones, y yo fallo en tan siquiera
una de las pr�ximas 3 operaciones, te dejo escoger la penitencia que t�
quieras ponerme.


Me parece bien (respondi� ella).



De esta forma continuamos. Ella respondi� bien la suya, yo
contest� bien la m�a, luego ella tambi�n, y yo tambi�n. En el fondo yo estaba
sorprendido, desde que empezamos el juego ella a�n no hab�a fallado ninguna. Y
adem�s, volvi� a responder bien la que sigui�. �Podr�a ser que realmente esta
muchachita fuera m�s inteligente que yo?


Cuando toc� mi tercera vez me sucedi� lo mismo que antes:
respond� r�pido, pero la respuesta fue equivocada.



Nuevamente el fr�o me invadi�. Ella me mir� y sonri�. Me
dijo: "bueno, me voy a sentar en el borde de la cama y quiero que te arrodilles
en el piso, en frente m�o".


Pero le dije: "esta vez no voy a hacerlo". Ella me dijo:
"claro, lo supon�a. Bueno, termin� la competencia, qued� claramente demostrado
qui�n era superior".


Mi problema era el orgullo, no pod�a permitir que ella
terminara victoriosa.



De acuerdo (le dije).



Ella sonri� y se sent� en el borde de la cama. Yo me levant�,
y me postr� de rodillas frente a ella. Ella me dijo: "ahora quiero que me beses
los pies 100 veces cada uno, pero antes quiero que digas que yo soy tu reina y
que te arrastras a mis pies".


Me estaba humillando, pero mi orgullo era mayor. Me estaba
ganando algunas batallas, pero no pod�a permitir que me ganara la guerra.



Estando yo de rodillas frente a mi prima, ella levant� una de
sus piernas y la puso sobre mi hombro y luego la otra, que pos� sobre mi otro
hombro, sus pies se encontraban entonces a ambos lados de mi cabeza. Al tener
las piernas tan firmes y fuertes, se sent�an algo pesadas, hac�an cierta presi�n
sobre mis hombros. No pude evitar dar una r�pida mirada entre sus piernas, pero
se ve�a un poco oscuro, no se apreciaba nada.


Ella me dijo entonces: "Bueno, empieza". As� que me toc�
empezar con mi humillaci�n. Ella me miraba fijamente, expectante, con un brillo
en los ojos y con una sonrisa en los labios.


Yo dije:




Carolina, t� eres mi Reina, y me arrastro a tus pies.




Su sonrisa se hizo mayor dejando ver sus blancos dientes y
dejando escapar una risa de satisfacci�n. Seguidamente quit� uno de sus pies de
mis hombros y me lo puso nuevamente muy cerca de mi cara. Tom� su tobillo y ella
repos� entonces el peso de su pierna en mis manos. Ya me eran familiares sus
pies. Aproxim� muy lentamente mi cara a su pie y otra vez el olor. Se lo bes�
una vez. Ella me dijo entonces: "Recuerda que son 100 veces cada uno, y por toda
la planta del pie: tal�n, arco, dedos, todo".



Yo no dije nada, y prosegu� con mi penitencia. Le besaba el
pie una y otra vez llevando la cuenta en mi mente. Le besaba el tal�n, donde la
piel se sent�a un poco m�s �spera, le besaba el arco donde la piel es muy suave,
le besaba los dedos, a veces dos al mismo tiempo, otras veces uno a uno, desde
el primero hasta el m�s chiquito. Ella tranquila observaba la televisi�n
mientras yo cumpl�a con mi labor. Eventualmente me miraba y sonre�a como
jact�ndose de su merecido premio debido a su inteligencia superior. Continuaba
yo all� besando cada espacio de su pie.



Al tiempo pensaba tambi�n en la situaci�n en que me
encontraba y no lo ve�a posible. Arrodillado ante una ni�a bastante menor que yo
y teniendo que besarle los pies gracias a su ventaja intelectual. Me parec�a
inaudito pero era cierto. Era muy humillante y ella lo sab�a, y disfrutaba de mi
desventura.



Acab� con uno de sus pies y ella lo pos� nuevamente sobre mi
hombro. Entonces me dijo: "di lo mismo que dijiste al principio de la
penitencia". Tuve que hacerlo:



- Carolina, eres mi Reina y me arrastro a tus pies.



Ella entonces quit� de mi hombro la otra pierna y me fue
acercando su pie a mi cara, al tiempo hizo un movimiento con la cabeza como para
echarse el cabello hacia atr�s mientras me miraba con aire de superioridad. Esta
vez ella misma llev� su pie hasta mi cara y lo plant� en ella completamente. Su
tal�n y principio del arco estaban en mi ment�n y labios, mi nariz era
presionada por el arco de su pie, mientras que la almohadilla que est� antes de
los dedos estaba un poco m�s arriba de mis ojos y no me dejaba abrirlos, y sus
dedos estaban en mi frente.



No me qued� m�s que tomarla por el tobillo y empezar
nuevamente. Cien besos m�s a los pies de esta chiquilla que me estaba
pr�cticamente subordinando.


Yo prosegu�a con mi labor, ya me conoc�a muy bien sus pies,
pod�a ver con detalle milim�trico cada l�nea, cada contorno, cada peque�o
detalle de su pie. Y segu�a poniendo mis labios y besando cada uno de esos
espacios de sus pies.



Por fin termin�, y ella volvi� a colocar la pierna sobre mi
hombro. La escena era humillante. Ella estaba sentada al borde de la cama con
sus dos piernas trepadas sobre cada uno de mis hombros ya que yo me encontraba
de rodillas frente a ella. Me qued� all� esperando qu� iba a decir Carolina.
Ella inclin� su cabeza hacia atr�s y pude ver que sonre�a mientras miraba hacia
el techo. Seguro pensaba y se jactaba en c�mo hab�a conseguido tenerme postrado
a sus pies gracias a su inteligencia.



Luego dijo al tiempo que quitaba sus piernas sobre m�: "bueno
brutito, �te rindes o quieres que te siga humillando?" y prosigui�: "creo que te
vas a rendir porque sabes que aunque soy menor que t�, soy mucho m�s
inteligente".



De ninguna manera (le dije), creo que has tenido suerte!


Bueno si t� lo dices.., pero eres t� el que ha quedado a
mis pies. Si quieres podemos seguir sin apostar nada, me imagino que ya
tendr�s miedo de que te vuelva a humillar, aunque como ya te he ganado tanto
no me siento animada a seguir compitiendo con un rival tan poca cosa.


Claro que no tengo miedo de que me vuelvas a humillar,
porque s� que te voy a vencer.




En realidad si ten�a ese miedo, mi dignidad estaba lacerada.
Luego continu�:




Es m�s, t� deber�as ofrecer algo si yo te gano.


Mmm.., t�pico de los perdedores (me contest� ella). Ya
estas casi derrotado y para animarte t� mismo crees que poni�ndome una
penitencia a m� te vas a sentir mejor. El que ha estado perdiendo eres t�. T�
eres el interesado en demostrar que eres m�s inteligente, as� que ofr�ceme una
penitencia que t� har�as si yo te gano. Si me gusta tal vez me anime a darte
una oportunidad de que me ganes.




Me estaba acorralando inteligentemente, como un cazador a su
presa. Hab�a logrado hacer que me humillara y le besara los pies cien veces cada
uno, pero yo en el momento no me daba cuenta de lo que suced�a. Mi orgullo me
cegaba, muy astutamente se hab�a dado cuenta por d�nde atacarme.




Ofr�ceme algo para ver si me animo a darte una �ltima
oportunidad (me dijo Carolina).



Ten�a que ofrecerle algo lo suficientemente tentador para que
se dignara en darme una oportunidad m�s. No pod�a dejarla salir vencedora. As�
que le dije:



En esta �ltima ronda de tres, si no te equivocas en ninguna
y yo fallo en una sola, puedes tomarme como tu silla durante todo el d�a.
Puedes utilizar cualquier parte de mi cuerpo para sentarte sobre mi, como si
fuera una silla cualquiera. Es m�s (le dije), adem�s de eso te obedezco en lo
que quieras.


Ella sonri� y dijo: "bueno, me parece bastante bien.
Acepto".




De esta forma proseguimos con el desaf�o. Le hice una
pregunta y acert�. Luego ella a m� y tambi�n acert�. Le hice otra y la contest�
inmediatamente. Posteriormente yo tambi�n contest� la m�a. Tocaba entonces la
�ltima de ella y la contest� tranquilamente. Mi coraz�n me lat�a a mil, estaba
muy nervioso, no pod�a ya pensar con claridad. Ella me hizo la �ltima pregunta:
�Cu�nto es 93 X 58?


Yo estaba demasiado nervioso. Contest�: "cinco mil....
eeeh... cinco mil trescientos...eeeh..."



Tiempo! (interrumpi� ella). Ya pasaron los 5 segundos.



Yo trat� de continuar: "cinco mil trescientos... eeeh...
esteee..." Ella s�lo sonri� y se mantuvo se�alando con la punta de su dedo
�ndice hacia la cama. Quer�a que me acostara completamente. Me dijo:



Bueno brutito, a cumplir. Te toca servirme como silla.
Acu�state con tu cabeza pegada del respaldar de la cama.



Yo lo hice y le pregunt�: "�d�nde te vas a sentar?"



En tu cara (me contest�), tu cara me va a servir como
silla. Ya que tu cabeza no sirve para nada m�s, vamos a ver si por lo menos
sirve como reposadero para mis nalgas.




Esto era indigno. Deb�a ahora permitir que una ni�a de 15
a�os utilizara mi cara para sentarse como premio por su superioridad. Dejar que
sentara sus nalgas sobre mi cara. Es decir, adem�s de tener la ventaja de ser
m�s inteligente que yo, deb�a permitir, para que satisficiera su ego, que se me
sentara encima. �Me merecer�a yo esto?


Ya era muy tarde para pregunt�rmelo. La cazadora ya estaba
lista para terminar de comerse la dignidad de su presa.



Ella se par� sobre la cama y camin� hacia mi cabeza, me mir�
sonriente, levant� una pierna y coloc� lentamente su pie sobre mi cara en se�al
de victoria. Lo hizo lentamente como para disfrutar de mi expresi�n mientras me
ve�a humillado.



Luego lo quit�, se coloc� de espaldas al respaldar y pas� un
pie al otro lado de mi cabeza. En esta posici�n obviamente s� pude ver
claramente entre sus piernas. Pude ver a lo largo de sus firmes piernas hasta el
final. Ten�a puestas unas bragas blancas. Pod�a apreciar claramente sus nalgas.
Ella aprision� mi cabeza entre sus tobillos, estando as� tom� una liga que ten�a
en la mu�eca para amarrarse el cabello y la coloc� entre sus labios. Inclin� la
cabeza hacia atr�s y se acomod� el cabello para hacerse una cola, tom� la liga
de entre sus labios y se amarr� la cola en el cabello.



No pod�a creerlo, esta chiquilla me hab�a vencido y me iba a
humillar completamente, iba a terminar de arrancarme lo poco de dignidad humana
que me quedaba. Y lo hizo. Se fue agachando lentamente, lo �nico que pod�a ver a
estas alturas eran sus piernas acomod�ndose en posici�n para sentarse y sus
nalgas y entrepierna acerc�ndose cada vez m�s.



Estando ella m�s cerca pude distinguir que las bragas eran de
algod�n. Pude ver los poros en las partes de las nalgas que las bragas no
alcanzaban a cubrir.



Y se segu�a acercando. Pude apreciar en sus bragas el bulto
de su parte �ntima y la sombra de la l�nea de divisi�n entre las dos nalgas. Y
de pronto, ya no vi nada. Sus bragas hicieron contacto con mi cara, comenc� a
sentir una ligera presi�n sobre mi cara y el peso fue aumentando cada vez m�s
hasta hacerse casi insoportable. Ya estaba completamente sentada sobre mi cara.
Entonces empez� a acomodarse un poco surr�ndose en algunas direcciones sobre mi
cara, ten�a mi nariz apachurrada que tambi�n se mov�a hacia donde ella mov�a sus
nalgas. Luego se qued� quieta, mi nariz qued� apachurrada entre sus dos nalgas,
mis ojos tambi�n soportaban sus nalgas y su peso. Mis labios ten�an sobre s�
parte de sus nalgas y de su vulva.



Sent� entonces que se surr� un poco hacia delante, esto era
que se hab�a recostado al respaldar de la cama. Estaba mi prima c�modamente
sentada sobre mi cara, al parecer viendo tranquilamente la televisi�n.



All� me encontraba yo, en la nada, no ve�a nada pero sent�a
una tremenda presi�n sobre mi rostro. La respiraci�n se me dificultaba, pod�a
respirar por la boca, abri�ndola un poco para poder aspirar a trav�s de sus
bragas el aire que se encontraba en el �rea de su vulva. Estaba en cero, no ve�a
nada porque mi oponente utilizaba mi rostro como trono por su victoria. No pod�a
haber ya una humillaci�n peor que esta. El tiempo pasaba y escuchaba el sonido
de la televisi�n. Eventualmente sent�a que se acomodaba un poco o que cambiaba
de posici�n al tiempo que se estiraba o comprim�a la piel de mi cara con sus
movimientos.



Durante ese tiempo fui recapacitando sobre c�mo hab�a logrado
tenerme de esta forma. Me di cuenta que realmente hab�a sido est�pido, me hab�a
manipulado psicol�gicamente para llegar a tenerme en ese estado, siempre fui yo
el que termin� ofreci�ndose a hacer penitencias, y aunque despu�s me negara a
querer cumplirlas, ella astutamente ideaba razones de peso para hacerme
cumplirlas. Realmente merec�a que mi joven vencedora me tuviera as�.



De pronto sent� como que movi� sus piernas y coloc� un pie en
cada una de mis manos. Entonces escuch� que dijo: "acar�ciame los pies,
brutito". Acced�. Hab�a prometido obedecerla en todo. Se los comenc� a masajear
y acariciar. Algunas partes se sent�an un poquito �speras, otras no. Mi
vencedora me ten�a en lo m�s profundo de la humillaci�n.


Luego se corri� un poco m�s hacia delante y sobre mi boca
qued� lo que creo era la parte que correspond�a a su ano. La escuch� decir:
"B�same!"



Yo no entend� a qu� se refer�a, as� que a duras penas y medio
balbuceando ya que ten�a su peso sobre mi boca le dije: "�c�mo quieres que te
bese?" Mi voz no se escuchaba bien, pero ella entendi� y me contest�: "Ay, de
verdad que eres est�pido sillita, quiero que me beses el lugar donde est�n tus
labios, y quiero que lo hagas durante el tiempo que yo quiera. Empieza!" me
orden�.



De esta forma tuve que empezar a besarle la parte de su
entrepierna donde estaba su ano. De all� mismo tambi�n ten�a que intentar
extraer mi aire vital. La presi�n sobre mi rostro era agobiante. Adem�s deb�a
seguir acarici�ndole los pies a mi vencedora.


Esa era la escena, mi rostro sirvi�ndole de silla a una chica
de tan solo 15 a�os, la cual me hab�a vencido abrumadoramente en inteligencia,
acariciando sus pies y besando su ano. No hab�a nada peor.



Tuve que continuar as� durante todo el d�a. Se levant� una o
dos veces para buscar algo de comer en la refrigeradora, lo tra�a hasta la
habitaci�n y se volv�a a instalar sobre m� descansando sus nalgas y su peso
completamente sobre mi rostro, y sus pies en mis manos para seguir observando la
televisi�n mientras com�a de lo m�s tranquila.


Hab�a sido subordinado y totalmente humillado por esta
chiquilla tan joven, por mi prima. Debido a su inteligencia hab�a conseguido
tenerme a su merced.





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