Relato: Viol� a mi padre Esta historia, cuyo final a�n no ha llegado, pretendo
rememorarla para asegurarme que, en mi memoria, a�n permanecen inalterables
aquellos acontecimientos pues, con el paso del tiempo, �stos tienden a
transformarse y cambiar la realidad tal y como se produjo. Aquellos
acontecimientos desembocaron en la situaci�n actual, acontecimientos que
supusieron una aut�ntica convulsi�n emocional y afectiva que me hizo variar, de
por vida, mi escala de valores �ticos.
La historia comienza hace ahora 12 a�os, cuando yo a�n ten�a
16. Mi madre, por desgracia, falleci� entonces de una enfermedad incurable y mi
padre y yo, hija �nica, quedamos del todo desconsolados. Ella contaba con tan
solo 35 a�os y mi padre 38.
En casa cambi� mi vida por completo; ahora ya no ten�a a mi
madre que me hac�a todo y yo me ocupaba, hasta donde sab�a y pod�a, de atender
un poco la casa, comprar, mas que hacer, la comida, as� como del cuidado de la
ropa m�a y de mi padre pues, aunque �l tambien ayudaba, su trabajo y, sobre
todo, su depresi�n por los acontecimientos, no le permit�an hacer mucho mas de
lo que hac�a.
Ci��ndome al suceso que pretendo relatar, comenzar� indicando
que mi padre era, y sigue siendo, un hombre atractivo, de complexi�n atl�tica y
deportista y muy educado, lo que le convert�a en el modelo de hombre al que yo
aspiraba, no encontrando en mi entorno social nada parecido, especialmente
despu�s de haber tenido una experiencia afectiva con un chico del colegio, que
me llen� de animadversi�n hacia todos los chicos, por su estupidez y
perversidad. La verdad es que yo comenc� a hacerme ilusiones con �l y me
defraud� completamente cuando comenz� a salir con otra chica, mi gran amiga, sin
darme siquiera una explicaci�n ninguno de ellos. En fin, experiencias de
colegiales, como hoy lo veo, pero que en aquel momento de mi vida, rectific� mi
conducta con el resto de chicos y chicas de mi edad, a los que evit� desde aquel
momento, pues se me meti� en la cabeza la sospecha de que se hab�a urdido un
complot contra m� y que el rid�culo que hab�a sufrido era causa de burla por mi
grupo de amigos. Supongo que nada de aquello fue cierto, pero as� fue como
sucedi�. Cuando acab� aquel curso y con mis estudios secundarios terminados,
dej� de acudir al instituto y ce�� mi vida a mi casa, en donde me encontraba muy
c�moda conviviendo tan solo con mi padre. El, carente de empuje por el trauma
sufrido, no me insisti� demasiado cuando le dije que dejaba los estudios, con la
excusa de dedicarme a nuestra casa. Supongo que �l tambi�n deseaba un poco de
orden en su vida. Tambi�n �l dej� casi totalmente abandonada su activa vida
social que compart�a con mi madre. Ahora se sentaba largos ratos en su sill�n
del sal�n de casa a leer y pasaba horas sin abrir la boca. Eso s�, continuaba
haciendo deporte, especialmente con su motocicleta que usaba todos los d�as para
desplazarse a cualquier sitio.
As� transcurr�a nuestra vida, cuando mi sexualidad estaba
despertando a los sentidos y con mis 17 o 18 a�os, comenc� a aficionarme a las
pel�culas er�ticas o incluso pornogr�ficas que pon�an en televisi�n y siempre a
escondidas de mi padre, claro, actividad que me resultaba muy excitante, pero no
pod�a evitar el involucrar a mi padre en mis fantas�as er�ticas, algo que mi
moral rechazaba por pecaminoso, pero mis pensamientos parec�an aut�nomos y, en
ocasiones, me masturbaba con aquellas fantas�as y ayudada por las im�genes de
una revista o de la televisi�n.
Con estos preludios cuya evoluci�n era progresiva y
empeorando, yo comenc�, inconsciente o conscientemente, a crear situaciones de
cierta provocaci�n, intentando atraer la atenci�n de mi padre hacia m�, algo que
distaba mucho de conseguir. As�, me sol�a poner ropa que dejase ver parte de mi
anatom�a, tales como escotes mas que provocativos, ropa ancha para que en
determinadas posturas se viese mi interior, ropa semitransparante que mostrase
la ropa interior que, a su vez, era del todo provocativa, batas que dejaba
abiertas hasta pr�cticamente la braga, �etc. Pues bien, nada de esto parec�a
atraer la atenci�n de mi padre quien, en ocasiones, me llamaba la atenci�n, de
forma indiferente, indic�ndome que me abrochase los botones o que me subiese
alguna cremallera intencionadamente dejada abierta para mostrar su interior. En
una ocasi�n, incluso, me fui al ba�o a ducharme y dej� abierto el pestillo de la
puerta, para esperar a que mi padre tuviese necesidad de acudir al ba�o y, al
abrir la puerta, se encontrase de frente con mi cuerpo desnudo bajo la ducha,
algo que efectivamente sucedi� y puso de manifiesto el desinter�s que mi padre
ten�a en mi f�sico, al pedir perd�n y salir dejando la puerta cerrada tras �l.
No hizo alusi�n alguna a mi descuido en cerrar la puerta.
En otra ocasi�n, incluso, le solicit� ayuda para que me diese
su opini�n acerca de un supuesto dolor que ten�a en la parte inferior de mi
abdomen, rog�ndole que me palpase la zona para comprobar si notaba algo anormal.
Innecesario es a�adir que me hab�a quitado previamente la braga y al subir mi
camis�n, dej� al descubierto mi vagina h�meda de deseo, aunque mi pudor
consigui� enrojecerme al mostrarme as� ante mi padre. Tampoco dio el resultado
previsto, mostrando �l su parte mas tierna y comprensiva al tranquilizarme
dici�ndome que no deb�a avergonzarme ante mi padre. Pues bien, tras palpar
cuidadosamente la zona, incluido mi pubis a requerimiento m�o, me dio su
dictamen asegur�ndome que no ve�a anormalidad alguna, por lo que ser�a
aconsejable llamar al m�dico. Yo, claro, le dije que no, pues ya me encontraba
mucho mejor despu�s de su "masaje", esperando se ofreciese a continuarlo, pero
no fue as�.
Estos episodios, narrados en dos p�rrafos, se distanciaron a
lo lardo de casi un mes, un d�a con una cosa y otro con otra, pero, ya digo, los
resultados, nulos.
Transcurr�a un d�a normal, cuando la hora en que regresaba mi
padre habitualmente, se hab�a pasado notablemente, hasta el punto de llegar a
preocuparme y llamar a la oficina tratando de averiguar su paradero. De all�
solo pudieron decirme que hab�a salido a su hora normal, es decir, a las 1800h.
Eran ya las 2200h cuando son� el tel�fono y yo, nerviosa, me
apresur� a atender la llamada, pues me imaginaba que ser�a mi padre dici�ndome
que se hab�a retrasado por alg�n motivo, como efectivamente as� fue, pero la
raz�n del retraso me caus� preocupaci�n, pues me dec�a mi padre que hab�a tenido
un peque�o accidente con la moto y le hab�an tenido que escayolar pues ten�a un
par de huesos rotos en ambos brazos, aunque me insist�a en que el asunto carec�a
de gravedad. Me dijo que cogiese un taxi y me acercase a recogerle al hospital,
pues no pod�a valerse por s� solo, aunque segu�a insistiendo, que estaba
perfectamente y as� me lo pareci� por su tono de voz, completamente normal.
Me apresur� a vestirme para salir a buscarle y cuando le vi
me asust� un poco, pues ten�a ambos antebrazos escayolados hasta la mano pues,
seg�n me cont� despu�s, el peso de su cuerpo cay� sobre sus manos que se
apoyaron en el suelo para protegerse de la ca�da. Al no tener guantes, las manos
hab�an sufrido, adem�s de la rotura de algunos huesos, diversas contusiones y
quemaduras, as� como su cara que, en el p�mulo derecho ten�a un cardenal que le
llegaba al ojo y en la cadera derecha tambien hab�a sufrido un fuerte golpe.
Nos fuimos ya tarde a casa y en el taxi, de camino, mi padre
me pidi� disculpas por no haberme llamado antes y por el trabajo adicional que
me dar�a su accidente, as� como los cuidados que durante los d�as de escayola,
tendr�a que dispensarle, tales como su aseo personal y ayudarle en sus
necesidades fisiol�gicas. Yo no pude evitar un pensamiento malvado y considerar
que el demonio hab�a puesto a mi alcance aquella oportunidad que me ofrecer�a la
posibilidad de aprovecharme y hacer realidad mis mas oscuros y perversos
pensamientos. Realmente me ve�a, en aquel viaje inolvidable, como una aut�ntica
pervertida, pero incapaz de dominar racionalmente mis instintos mas bajos. Se me
ocurrieron mil ideas y a cual mas perversa.
Llegados a casa, mi padre me pidi� que le acostase lo antes
posible, pues ten�a todo el cuerpo dolorido. No quiso comer ni ir al lavabo
�algo que lament�-, as� es que tras quitarle los pantalones y la camisa y
chaqueta que hab�an quedado destrozadas con el golpe, le puse su pijama y con un
analg�sico y un antinflamatorio, se durmi� sin m�s. Yo aprovech� para husmear en
sus interioridades y conocer que ropa interior utilizaba, siendo sus
calzoncillos de estilo de slips-pantal�n corto y que, como estaban relativamente
bien, no quiso cambiarse, igual que de camiseta. Yo no pude pegar ojo en toda la
noche esperando su llamada y cabilando sobre la forma de acceder a mis deseos
aprovechando su incapacidad f�sica. Imagin� muchas formas de lograr mi objetivo,
pero todas pasaban por una parte de abuso violento, pues mi padre hab�a dado
muestras sobradas de estar completamente alejado de mis deseos, no vi�ndome para
nada como la mujer que ya era a mis diez y ocho a�os aproximadamente.
El primer d�a de convalecencia de mi padre en casa fue el mas
apasionante para m�, pues era de esperar que sus necesidades acudiesen a �l
desde primera hora de la ma�ana, siendo del todo necesaria mi colaboraci�n para
ayudarle, as� es que me levant� temprano y esper� que se despertase, lo que
sucedi� aproximadamente a las 0800h de la ma�ana. Sent� que mi padre me llam� y
tras indicarme que se encontraba totalmente dolorido y sin capacidad para
moverse, me pidi� que le incorporase y le llevase al aseo, ayud�ndole yo de
inmediato. Hab�a llegado el momento ansiado, as� es que me pidi� que le
despojase de su ropa inferior y le ayudase a situarse sobre el inodoro, algo que
no tard� en realizar con toda diligencia, evitando que notase mi "inter�s" por
verle en aquella violenta situaci�n. La camisa del pijama evit� parcialmente que
tuviese una visi�n completa de su sexo, pero lo que alcanc� a ver me llen� de
excitaci�n y deseo de asaltarle all� mismo, pero mi conciencia control� mi
pasi�n y valor� la necesidad de esperar a que hubiese otra ocasi�n mas asequible
y, sobre todo, esperar a que su dolorido cuerpo comenzase a recuperarse; podr�an
ser dos o tres d�as, supuse y luego ya ver�amos. Durante ese tiempo deb�a
ganarme su total confianza mostrando un control propio de un adulto responsable
y que mi padre se mostrase sin reparos ante m�. As�, con la guardia baja, le
tendr�a mas a mi alcance.
Tras pedirme pudorosamente, que saliese del ba�o mientras
evacuaba, me requiri� nuevamente para ayudarle a limpiarse, lo que hice con gran
esp�ritu de colaboraci�n y que fuese evidente para �l que podr�a contar conmigo
con total confianza. Despu�s de esto, se dio la vuelta y me solicit� ayuda para
desnudarse, pues deseaba ducharse; le quit� la camisa de su pijama y le ayud� a
acomodarse en la ba�era, aunque siempre de espaldas. Yo lament� su pudor y trat�
de asearle sin ponerle en aprietos, aunque sintiendo sobre mi mano sus genitales
en dos o tres ocasiones cuando le pasaba la esponja por esa zona y procurando
recrearme en ella. Me sent�a roja de pasi�n y me preocupaba que mi padre lo
notase, pero su honestidad personal no le hubiera permitido entender lo que a m�
me suced�a.
Ese primer d�a transcurri� entre los medicamentos y alguna
que otra queja de mi padre sobre su mala suerte. Pronto llegar�a el segundo y
los siguientes, a los cuales me referir� a continuaci�n.
Con el transcurso de los tres o cuatro d�as siguientes, mi
padre fue perdiendo ese pudor inicial y mostr�ndose mas confiado en mis
cuidados, permiti�ndome que le limpiase todo su cuerpo sin reparar en si yo le
miraba mas o menos. Yo, lejos de acomodarme a la situaci�n, cada d�a sent�a mas
necesidad de gozar del sexo con �l, esperando la ocasi�n de hacerlo; supon�a que
en alg�n momento y tras mi frotaci�n de sus genitales, su pene deb�a entrar en
erecci�n y ese ser�a un buen momento para poder crear el ambiente propicio. Por
mi parte, me iba aligerando de ropa cada d�a en el momento de su ba�o, y con la
excusa de no mojarme excesivamente, pues la ducha me salpicaba y pon�a el suelo
perdido de agua, al tener que mantener la cortina del ba�o abierta mientras le
lavaba.
Por fin, aquel domingo que pens�bamos salir a pasear, se
levant� mi padre un poco pronto, requiri�ndome para su ducha diaria, algo que me
apresur� a cumplir. Me sorprendi� que en aquella ocasi�n me diese de nuevo la
espalda, pero no quise hacer ning�n comentario al respecto, simplemente
aprovech� para quit�ndome el pijama, meterme en la ducha con �l, con la
consabida excusa de no mojarme yo ni el ba�o con las salpicaduras de agua,
aunque apenas pude articular palabra debido a mi excesiva excitaci�n. El
habitual flujo vaginal me manch� enseguida mi braguita blanca, aunque con el
agua de la ducha se disimulaba sin problemas.
Su repentino pudor me brind� la ocasi�n, pues simplemente con
la braga-tanga que me ven�a poniendo ya habitualmente y esperando este momento,
me col� en la ducha a pesar de sus muestras de disconformidad.
Comenc� a frotarle la espalda y r�pidamente y a pesar de sus
quejas por mi iniciativa, le ped� que se girase hacia m� para frotarle por
delante, pero se neg�; me pidi� que lo hiciese as�, por lo que casi en un abrazo
y con ambas manos, le comenc� a frotar su pecho... vientre y, por fin, su pene,
esta vez completamente erecto y de unas dimensiones desconocidas para m�;
r�pidamente pens� en salirme de la ducha, pues mi nerviosismo me imped�a
mantener un control de movimientos coherente y, por otra parte, reconozco que me
asust� de las consecuencias de la penetraci�n con las dimensiones de aquel
miembro erecto. Mi padre, sorprendentemente, me pidi� disculpas por esta
situaci�n que no pod�a evitar, tratando de explicarme que eso era normal en
ocasiones en los hombres, vi�ndome yo en la necesidad de explicarle tambi�n y
tranquiliz�ndole, que yo ya era una mujer adulta y que estaba perfectamente
informada de la sexualidad de los hombres y, siendo su hija, no deb�a tener
verg�enza alguna de mostrarse en su estado natural, as� es que pod�a darse la
vuelta. El, agradeciendo mis palabras, me pregunt� evidentemente violento con la
situaci�n, si yo estaba desnuda, respondi�ndole enseguida que por supuesto que
no y tratando de tranquilizarle, as� es que con los ojos bajos se gir�
mostr�ndome su parte delantera y, con sus brazos escayolados, trataba de
cubrirse sus genitales, algo que por supuesto no consegu�a, pero que era
irrelevante en relaci�n con la sorpresa que se llev� al verme casi totalmente
desnuda, con mis pechos descubiertos y mi tanga blanco y mojado, dejando ver al
trasluz mi vello p�bico apenas cubierto por su escaso material.
Mi padre, sin casi poder articular palabra, me reprendi� por
mi iniciativa indic�ndome lo inadecuado de la situaci�n, lo violento que le
hab�a puesto con esta idea m�a y por mi desnudez, impropia de una mujercita que
ya era su hija. Yo trat� de tranquilizarle, sin poder contener mi propia
intranquilidad al ver y sentir el pene de mi padre a escasos cent�metros de mi
vagina y con un deseo irreprimible de apretarle contra m�, pero mantuve un
control m�nimo y le ped� que procurase verme como yo a �l, como mi padre y sin
ruborizarme por ello. Era evidente que ni yo misma me lo cre�a, pero mi padre
trat� de mantener su compostura y, ahora s� pude apreciarlo claramente, sin
poder evitar llevar sus ojos a mis pechos y mi entrepierna, se dej� llevar por
mi iniciativa y comenc� a frotarle su pecho, cuello, vientre, ... su pene
erecto, sus test�culos endurecidos por la larga abstinencia, sus piernas... etc.
.. en fin, cuando recuerdo esta escena a�n siento escalofr�os. Era mi primera
experiencia.
Yo procuraba aparentar normalidad y autocontrol, incluso
indiferencia, sin manosear excesivamente sus genitales y mi padre, en ocasiones,
cerraba los ojos, supongo que escondiendo su verg�enza.
No pas� de aqu� la cosa, aunque para m� hab�a sido algo
estremecedor. No fui capaz de llegar mas adelante, pero esta experiencia habr�a
de ser el preludio de la espl�ndida relaci�n que a�n hoy y espero que por muchos
a�os, mantengo con mi padre.
Despu�s de aquello, efectivamente dimos un paseo por el
parque cercano. Era el primer d�a que mi padre sal�a de casa despu�s del
accidente y ambos nos encontr�bamos felices de sus progresos. Al menos ya no
ten�a dolores, aunque la escayola habr�a de durar a�n alg�n tiempo... por
suerte!.
Durante este paseo me pregunt� mi padre si me hab�a resultado
muy violento verle desnudo y en "esas condiciones" y yo, haciendo un alarde de
madurez, le dije que en absoluto, todo lo contrario, pues empezaba a ver que mi
padre me mostraba la confianza que se merece una hija sol�cita que le atiende
gustosa en una necesidad de su vida, algo que �l habr�a hecho conmigo
igualmente, pues para eso est� la familia. Lo que lamentaba era haberle
violentado yo a �l, al meterme en la ba�era para poder lavarle mejor,
explic�ndome �l que lo que ocurr�a era que cre�a que estaba desnuda y no le
parec�a bien esa especie de exhibici�n ante �l, que era mi padre. No pas� de ah�
la conversaci�n y me alegr� de comprobar que mi padre estaba totalmente
convencido de mis "buenas intenciones", por lo que las siguientes duchas habr�an
de ser parecidas y, en cuanto me fuese posible, mejores a�n.
Despu�s de una bonita ma�ana y tras el paseo, nos fuimos al
bar de la esquina de nuestra manzana, a tomar el aperitivo, algo que hac�a antes
con mi madre. All� tomamos dos o tres riojas �yo tambi�n, a solicitud de mi
padre, quien me dijo que ya era una mujer hecha y derecha-, y los pinchos
habituales, alcanzando por mi parte un nivel de euforia desconocido pues, a
decir verdad, era la primera vez que beb�a y no quer�a quedar mal ante mi padre.
Tambien a �l se le ve�a contento y saludando a sus amigos a quienes hac�a tiempo
no ve�a.
Presum�a ante sus amigos de su hija y enfermera que tan bien
le atend�a y dec�a que cada d�a le recordaba mas a mi madre. Yo estaba
francamente mareada y me pon�a nerviosa perder un control que hasta ahora me
hab�a llevado a tan buenos resultados.
El d�a transcurri� sin novedad.
A la ma�ana siguiente, nuevamente mi padre me pide que le
duche y nuevamente yo me dispongo a la labor, preparando todo. Este d�a ya no
aprecio reparo alguno en su disposici�n para seguir mis instrucciones, dej�ndose
desnudar por completo y subiendo a la ducha �l mismo. Me decepcion� al comprobar
que su pene mostraba un aspecto triste y de mirada "baja". Llegu� a pensar ayer
que yo era el motivo de su animaci�n, pero hoy no parec�a lo mismo. En fin,
decidida a seguir con mi plan, yo tambien me quit� mi camis�n y, tan solo con un
tanga negro que llevaba debajo, me met� con mi padre en la ba�era, y le ped� que
se sentase, para ba�arnos en lugar de darnos la ducha de siempre, pues es mas
relajante y no ten�amos prisa ninguna. Yo esperaba conseguir mejores posturas
para "acercar posiciones", de modo que me situ� de rodillas sobre �l, que qued�
debajo de m� y comenc� a pasarle la esponja por todo su cuerpo y cuando llegu� a
sus genitales, dej� la esponja y con la mano, comenc� a manosearle suavemente,
notando como poco a poco aumentaba de tama�o, algo que me tranquiliz�, al
comprobar que todo iba seg�n lo previsto. Con cierto nerviosismo me dijo que ya
estaba bien y que deseaba salir de la ba�era, rog�ndole yo que esperase un
momento, pues yo iba tambien a aprovechar para asearme. Casi en la misma
horizontal su pene semierecto y mi vagina, y sin darle tiempo a reaccionar, met�
mi mano a�n caliente de sus test�culos, bajo mi braga y comenc� a frotarme y
descubri�ndome en parte ante su mirada asombrada. Tratando de evitar una alarma
innecesaria, segu� frot�ndome el resto de mi cuerpo y haciendo especialmente
paradas en mis pechos y mi sexo. Mi padre segu�a sin reaccionar, aunque su pene
s� lo hab�a hecho.
Yo, decidida a terminar con aquel sufrimiento m�o, me quit�
el tanga tratando de aparentar normalidad y evitar actuaciones anormales y de
tensi�n y puesta a horcajadas sobre �l, esta vez desnuda, comenc� a lavarme la
cabeza, dejando caer el jab�n sobre mis ojos, lo que me permiti� ausentarme de
aquella tensa situaci�n y permitiendo a mi padre que disfrutase libremente de
sus miradas y de sus actos, si es que se decid�a. Yo hab�a puesto todo lo
necesario para que �l, casi con un leve esfuerzo, y hasta casi sin �l dadas las
dimensiones de su pene, pudiese ponerlo en contacto con mi vagina, y era lo que
yo esperaba, tanto si era decisi�n suya como si la madre naturaleza ayudaba un
poco alargando lo necesario el pene de mi padre.
Tras un par de minutos de espera, sin que mi padre dijese ni
una palabra ni yo tampoco y viendo que el suceso no acontec�a, comenc� a
agacharme suavemente buscando el encuentro deseado, algo que se produjo al
instante, aunque sin mucha precisi�n, ya que no consegu� que la punta de su pene
tocase al menos, las puertas abiertas de par en par de mi vagina h�meda. No
mostr� ninguna alarma por el "peque�o accidente" y, sin reacci�n alguna de mi
padre, me propuse otro intento, esta vez mas acertado, pues pude notar, con toda
mi sensibilidad a flor de piel, ese ansiado contacto, ese pene erecto y tan
deseado, tocando a las puertas de mi pasi�n. Ya no me era posible mantener la
normalidad, pues comenzaba a fluir el jugo lubricante de mi interior a raudales,
cayendo sobre el pene de mi padre que, esta vez s� lo notaba, iba penetrando
lentamente dentro de m� y por su propia iniciativa, o la de mi padre, pues yo no
miraba ni quer�a estropear el momento.
Con un temblor descontrolado y escalofr�os por todo mi
cuerpo, dej� caer mi peso sobre el firme pilar que mi padre hab�a puesto entre
mis piernas, pues �stas ya no me sosten�an. Solt� las manos de mi cabellera y
las apoy� sobre el pecho de mi padre, dej�ndome caer sobre �l y sintiendo una
peque�a resistencia en mi interior que no lleg� a suponer dolor alguno, pero
sent� mi cuerpo lleno del miembro de mi padre, a quien o�a jadear y notaba un
suave movimiento de sus caderas subiendo y bajando r�tmicamente y
proporcion�ndome un placer muy intenso. Para m� era la primera vez, de modo es
que apenas sab�a lo que ten�a que hacer, pero la madre naturaleza nos dot� de un
instinto b�sico y no tuve problema alguno para adaptarme al ritmo que marcaba mi
padre.
En unos segundos, o al menos as� me lo pareci� a m�, note que
mi padre daba un gran empuj�n hacia arriba y tuve que abrir mis ojos para ver
que ocurr�a, vi�ndole con el rostro desencajado y sus dientes apretados,
suspirando agitadamente y not� en mi interior, con una fuerza inesperada, una
gran eyaculaci�n y unos espasmos que acompa�aban cada chorro ardiente que ca�a
dentro de m�. Yo me asust� al ver a mi padre as�, pensando si eso era o no
normal, pero lo cierto es que en unos segundos volvi� a la normalidad y me pidi�
que me levantase y le sacase de la ba�era. Me resist� inicialmente y continu� yo
el movimiento, pero el miembro de mi padre perdi� todo su vigor y cay�
pesadamente sobre su pierna izquierda saliendo por completo de mi cueva
palpitante a�n y dejando salir una gran cantidad de semen que tambien cay� sobre
los genitales de mi padre. Le protest� levemente recrimin�ndole que se retirase
sin dejarme disfrutar a m� tambien, pero no quise llevar muy lejos una discusi�n
de ese tipo. No me es posible contar lo que no sucedi�, tal y como he visto en
otro relatos que me suenan a algo realmente anormal por la duraci�n, repetici�n
de orgasmos, dimensiones de los genitales, � en fin, creo que la realidad no es
as�, al menos la m�a no lo fue y se qued� en lo que acabo de contar; eso s�, fue
el inicio de unas experiencias mucho mejores y mas intensas, pero no tan
espectaculares como las de los relatos que leo en ocasiones en las p�ginas de
Internet que a�n sigo visitando. Me gustar�a contar una de esas historias en las
que ambos disfrutan enloquecidamente durante horas, pero no fue as�.
Yo me hab�a quedado sin disfrutar del todo y fue una especie
de decepci�n inicial, pero estaba muy satisfecha con el resultado de mi
iniciativa y, sobre todo, el haber conseguido romper los prejuicios de nuestro
parentesco, lo que me permit�a suponer que la situaci�n se prolongar�a en el
futuro.
Le saqu� de la ba�era y me pidi� perd�n con l�grimas en los
ojos, algo que me provoc� un trauma interior al comprender mi entera
responsabilidad y hasta donde hab�a forzado y doblegado la voluntad de mi padre,
el cual se consideraba responsable del suceso.
Me pidi� que le perdonase, que no volver�a a ocurrir y que �l
era el �nico responsable por no haber previsto esta posibilidad. Que contratar�a
a una enfermera a partir de ahora y no volver�a a suceder otra vez lo mismo. Me
pidi� que le llevase a un amigo suyo m�dico a solicitarle una receta para
comprar en la farmacia una p�ldora anticonceptiva que deb�a tomar antes de 24
horas y as� lo hicimos. Me sorprendi� su control de la situaci�n a pesar de la
traum�tica experiencia, pues yo no hab�a pensado en un posible embarazo y me
tranquiliz� comprobar que mi padre segu�a pendiente de todo.
No hubo problema y, en cuanto a la posibilidad de un embarazo
no deseado, todo estaba resuelto, pero el problema de conciencia no ser�a f�cil
de superar� para �l.
Solo a�adir, en �ste punto, que mi padre trat� de exculparme
a m� del suceso y achacarse por completo la responsabilidad, insistiendo durante
los 2 o 3 d�as siguientes casi de una manera enfermiza.
La verdad es que hubo de pasar alg�n tiempo hasta conseguir
que mi padre volviese a dejarse seducir por m�, pero era del todo inevitable
ante la situaci�n de imposibilidad de contratar a nadie para ayudarle, pues el
costo era muy elevado y su estado de necesidad de ayuda externa para valerse, le
hac�a totalmente dependiente de m�, as� es que supe esperar, eso s�,
masturb�ndome cada noche con el recuerdo de aquella, mi primera experiencia,
algo insatisfactoria. A pesar de ello, yo ya ve�a a mi padre como un amante, y
�l, aunque se resistiese, el haber probado el fruto prohibido habr�a de
condicionarle necesariamente.
Para ahorrar este lapso de tiempo muerto, de 20 o 30 d�as,
entre la primera y la segunda ocasi�n que se me present�, solo decir que mi
padre me prohibi� que me desnudase cuando le fuese a duchar, as� es que tuve que
dise�ar una estrategia de provocaci�n diferente. Decid� ponerme unos camisones
que usaba para dormir, de tejidos y telas muy finas, sin ropa interior debajo,
de tal modo que cuando se mojaba, se me adher�a al cuerpo y se hac�a
semitransparente, mostrando mi anatom�a al completo.
A mi padre ya no le era posible ignorar mi cuerpo como antes,
sobre todo despu�s de haberlo probado, de tal forma que yo ve�a reaccionar su
pene ante mis provocaciones. No obstante cuidaba los momentos de su ducha
evitando las ma�anas y, adem�s, distanci� la frecuencia de su ducha diaria, de
tal modo que ahora las hac�a coincidir en ocasiones con la noche. Adem�s,
raramente me mostraba su frente desnudo, procurando que le asease vuelto de
espaldas, aunque yo siempre le palpaba sus genitales y comprobaba su estado, a
pesar de sus reticencias. Esto me excitaba lo indecible. Me estaba haciendo
sufrir lo inimaginable.
Finalmente la situaci�n se present�, o mas bien tengo que
decir que la provoqu�, un d�a en el que mi padre me inform� que ten�a que ir a
la cl�nica para ver si ya le quitaban las escayolas que llevaba y, en todo caso,
para una revisi�n que ten�a programada. Aquello me alarm� de tal forma que pens�
que si llegaba a valerse por s� solo, perder�a toda ocasi�n de repetir la
experiencia, pues he de decir que mi padre ten�a un control, para m�
incomprensible, de modo es que ten�a que actuar con rapidez, pues si lograba que
me hiciese el amor de nuevo, ser�a definitivo, lo present�a. Aquel d�a me pidi�
que le duchase por la noche, y me decid� a no demorarlo mas, as� es que, a pesar
de su cuidado en controlar la situaci�n yo, descaradamente, le manoseaba los
genitales, frotando su pene y apret�ndome contra �l por su espalda. A pesar de
que amenazaba con salirse de la ba�era, no pod�a defenderse, pues sus manos a�n
estaban anuladas. He de decir que a pesar de su resistencia heroica, consegu�
que su pene alcanzase una erecci�n total y ya le notaba algo menos resistente,
as� es que con mucha suavidad comenc� a masturbarle, hasta sentir, con mi cabeza
apoyada en su espalda, como su coraz�n se aceleraba notablemente. No me
interesaba esta rapidez, as� es que forc� su voluntad y le gir� hacia m� y yo,
agach�ndome, me met� su pene en mi boca ante su sorpresa y a pesar de que hizo
un intento de retirarse, yo no le dej� y comenc� a succionar, chupar y lamer,
manoseando sus test�culos a la vez.
Le o�a repetir, "por favor�", "Dios m�o, no puedo.." En fin,
exclamaciones mas de �xtasis que de reproche, as� es que continu� suavemente
frotando con mi boca y mi lengua su pene que ard�a, hasta que sent� que sus
frases se convert�an en sonidos quejumbrosos y respiraci�n agitada, por lo que
par� de esta actividad y me levant�, quit�ndome el camis�n que llevaba y
pidi�ndole que se sentase en la ba�era, a lo que accedi� sin poner reparo
alguno. Yo, como era de esperar, ten�a mi sexo ardiendo y deseando clavarme la
estaca de mi padre hasta el fondo de mis entra�as, as� es que me sent�
nuevamente sobre �l y coloqu� su pene en la puerta de mi sexo, introduci�ndolo
lentamente, sintiendo cada mil�metro de su piel rozando las paredes interiores
de mi vagina, volvi�ndolo a sacar para introducirlo otra vez lentamente� mi
padre se dejaba llevar sin oponer resistencia alguna y yo disfrutaba cada
segundo controlando como una experta la situaci�n y aprovech�ndome a tope del
momento. Poco a poco y con intensidad creciente, comenc� a hacer flexiones
r�tmicas sobre mi padre, con todo su pene en mi interior, pero tratando de
evitar que alcanzase el orgasmo antes que yo, aunque me pareci� observar que
ahora mi padre tambi�n colaboraba en este empe�o, as� es que cuando yo iba
alcanzando una velocidad "de crucero", mi padre reaccion� y me pidi� que parase
un momento; cre� que quer�a parar, pero pronto comprend� que quer�a tomarse un
respiro para conseguir que yo alcanzase esta vez el mejor y mayor orgasmo de mi
vida.
Me levant� de mi posici�n sintiendo un tremendo vac�o en mi
interior y segu� impulsiva e inconscientemente frotando mi cl�toris con mi mano,
pero mi padre me pidi� un momento para colocarse y se tumb� sobre el fondo de la
ba�era, pidi�ndome que me pusiese en cuclillas sobre su boca... �aquello era de
locura!, �me lo ped�a �l!.
Pronto acerqu� mi sexo a su boca y comenz� a pasarme su
lengua por toda la zona mas sensible de mi cuerpo hasta centrarse en mi
cl�toris, que localiz� sin dificultad, pues he de decir que en mi caso es
bastante grande. Yo alucinaba y me parec�a imposible lo que estaba viviendo,
pero no quer�a pensar en nada y solo disfrutar de lo bien que sab�a hac�rmelo mi
padre. Durante un rato, creo que bastante, yo gozaba sin parar, pero sin
alcanzar el orgasmo pleno; creo que me lo imped�a la situaci�n tan at�pica que
viv�a. Reconozco que sent�a cierta preocupaci�n por lo que pasar�a a partir de
entonces, pues conoc�a a mi padre y me parec�a imposible que estuviese
colaborando activamente en aquello. Llegu� a pensar que era otro de mis sue�os
er�ticos.
De mi vagina manaba un flujo incesante que ped�a la
penetraci�n profunda que hab�a sentido antes, pero mi padre no me soltaba y yo
no ten�a fuerzas para reclamar nada, pensando que podr�a arrepentirse, as� que
me mantuve en esa posici�n retorci�ndome literalmente cuando sent�a que el
�xtasis se aproximaba. Recuero que en aquellos instantes me preocupaba si mi
padre podr�a sentir repugnancia por lo que le ca�a sobre la boca, pero no
parec�a importarle.
En unos minutos, no muy cortos a decir verdad, supongo que 10
o m�ximo 15, alcanc� el mayor placer que hab�a sentido hasta entonces en mi vida
y, sin poder contener un grito alargado y tenso, disfrut� de los espasmos mas
convulsos que se puedan imaginar.
Dej� pasar un rato despu�s de correrme en la misma posici�n y
mi padre prosegu�a una succi�n suave y placentera sobre todo mi sexo que a�n
sufr�a unas contracciones intensas, esperando que yo disfrutase de ese
post-orgasmo intenso que estaba teniendo. El lo sab�a y no me apresur� a
terminar. Solo me dijo al levantarme :"Qu� tal hija? �Lo has disfrutado hoy?"
Creo que la expresi�n sonriente de mi rostro le dio la respuesta y entonces
pens� que �l a�n no hab�a terminado. De hecho, mir� hacia atr�s y vi su enorme
verga a�n erecta con una dureza extraordinaria. Comprend� que a�n �l esperaba
algo, as� es que me gir� y me agach� sobre su pene comenzando a chuparle yo a
�l, con toda la delicadeza y cuidado de era capaz, pero me pidi� que me sentase
sobre su pene otra vez, pues lo que no quiso antes es correrse dentro de m�,
para evitar embarazos indeseados, pero que ahora, durante unos minutos, podr�a
controlar la situaci�n, as� es que podr�a penetrarme con cierta tranquilidad y
ma�ana, comprar�a definitivamente p�ldoras anticonceptivas y podr�amos disfrutar
sin temor alguno.
Yo me alegr� sobremanera comprendiendo que mi objetivo lo
hab�a logrado: por fin mi padre se hab�a convertido en mi amante y tendr�amos
todo el tiempo del mundo para disfrutar de ese placer y del amor, s�, amor real
que, yo al menos, sent�a por �l.
Me dispuse a darle un poco mas de actividad a mi sensible
vagina y esta vez, ya mas tranquila con mi pasi�n satisfecha, me centr� en
devolverle a mi padre todo el placer que �l me hab�a dado a m� minutos antes,
as� es que suavemente comenc� a introducir su pene en mi vagina y a subir y
bajar con lentitud. Pronto comprend� que podr�a volver a alcanzar otro orgasmo
sin dificultad, si mi padre ten�a un poco de aguante y parec�a que hoy iba la
cosa muy bien. Al cabo de unos minutos y ya ambos sincronizados en un movimiento
r�tmico y sensual, yo me acoplaba totalmente sobre mi padre, viendo desaparecer
totalmente dentro de m�, su magn�fico ejemplar, tan dentro que sent�a casi dolor
interno cuando me dejaba caer por completo sobre su miembro, pero era un dolor
que me hac�a sentir la conciencia del tremendo placer y desconocido para m�, que
estaba sintiendo. Aquello era mucho mejor que todo lo que hab�a visto en las
pel�culas y en revistas� aquello era real!!
En esta ocasi�n fue distinto, pues efectivamente �l
controlaba la situaci�n. Mi l�vido iba subiendo nuevamente estimulada por tan
placentera actividad y ya no pensaba sino en alcanzar otro orgasmo lo antes
posible, sin preocuparme de las consecuencias; todo me daba igual. Ard�a
nuevamente de pasi�n y no quer�a, por nada del mundo, estropear el momento, pero
mi padre ten�a otras intenciones. Me pidi� parar un momento y colocarnos de
forma que pudi�semos acabar con la boca. La verdad es que me estrope� un poco la
fiesta, pues no me ha gustado demasiado esas variantes, pero acced� en mi �nimo
de no contrariarle y facilitarle cuanto desease, as� es que nos situamos en
posici�n adecuada y comenzamos cada uno con nuestra labor.
La penetraci�n, para m�, es incomparable, pero he de
reconocer que mi padre sab�a hacer disfrutar a una mujer con el sexo oral, mejor
que nadie, as� es que nuevamente mi pasi�n me hac�a arder y no creo que pudiese
aguantar mucho mas. La verdad es que era incapaz de controlar lo que le hac�a a
mi padre, pues mi cuerpo sufr�a de convulsiones y espasmos y carec�a de control
alguno sobre mis movimientos.
Os puedo asegurar que nuevamente tuve un orgasmo tremendo,
quiz� con mas intensidad que el anterior, hasta el punto de que recuerdo que
brotaron l�grimas de mis ojos. Al cabo de unos segundos reaccion� y trat� de
continuar la labor que a m� me correspond�a, pues mi padre segu�a armado y a la
espera de su parte, aunque �l segu�a lamiendo mi sexo incandescente y
enrojecido, mas por el placer sentido que por la frotaci�n f�sica.
Cuando a�n sent�a las contracciones de mi orgasmo, largo e
intenso, sent� un borbot�n de semen en mi boca que me sobresalt� y me hizo
retirarme por un segundo, pero r�pidamente reanud� mi actividad y procur�
hacerle a �l algo parecido a lo que �l me hab�a hecho a m�, as� es que me
aguant� ese punto de repugnancia que confieso sent� en aquel momento y le
procur� todo el placer que pude. Tambien �l ahora se retorc�a debajo de m� y su
lengua ya no controlaba los restregones que a�n me daba por mi zona sensible.
Le ped� que nos fu�semos a la cama a hacer el amor
tradicional, pero �l, con buen criterio, me asegur� que no podr�a ponerse sobre
m� pues no pod�a aguantar el peso de su cuerpo con sus brazos, y que, adem�s,
quer�a comprar p�ldoras anticonceptivas al d�a siguiente para poder hacerlo con
toda tranquilidad. A pesar de eso, aquella primera noche que dorm� con mi padre,
fue algo inigualable; le abrac� tiernamente y le ped� que me tomase como su
amante para siempre, pues yo siempre le hab�a deseado y no quer�a entregarme a
ning�n otro hombre. En fin, creo que sentamos las bases de una s�lida relaci�n
de futuro y, por ahora, todo permanece dentro de una estabilidad absoluta. Ambos
estamos completamente satisfechos y practicamos el sexo casi a diario� he de
a�adir que casi siempre a requerimiento m�o, pues mi pasi�n contin�a siendo como
en aquellas primeras experiencias.
A pesar de lo relatado, os puedo asegurar que los d�a
siguientes fueron tremendos: las sesiones de sexo eran a diario y aunque sin
demasiadas repeticiones, al menos una o dos veces cada d�a disfrut�bamos de
nuestro amor.
Ambos aprendimos a satisfacer a nuestra pareja y ese era
nuestro objetivo.
Especialmente los dos o tres d�as siguientes a la utilizaci�n
de la p�ldora, fueron extraordinarios, algo que pienso relatar en otra ocasi�n
para, al menos, mi propia satisfacci�n y la de aquellos a los que gusten de
estas experiencias, sobre todo si son tal aut�nticas como la m�a.
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Relato: Viol� a mi padre
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