Relato: Lucero y Toby



Relato: Lucero y Toby

La soledad siempre ha sido mala consejera, eso lo supo Lucero
mucho despu�s. Luego de su divorcio se fue a vivir sola y en noches solitarias
volvi� a descubrir aquellas prohibidas caricias que le prodigaban sus dedos,
cuando las ganas de hombre le apremiaban, as� hab�a sido desde hac�a casi dos
a�os hasta que un d�a recibi� la sorpresiva visita de su hermana.


Como no se visitaban seguido platicaron un largo rato, as�
supo que su pariente se iba de vacaciones a EU a visitar a un tipo que hab�a
conocido hac�a poco tiempo en una playa de Acapulco, todo iba bien hasta que la
hermana le descubri� el verdadero motivo de su visita:


--"Bueno manita, pues ya sabes qu� voy a hacer, a ver c�mo me
va, adem�s me da pena, pero tengo que pedirte un gran favor, mira tengo un perro
desde hace varios a�os, un hermoso gran dan�s y no s� que hacer con �l ahora que
me voy por alg�n tiempo, quiero que por favor te quedes con �l y me lo cuides...


--"�Qu�?, �est�s loca?, �qu� voy a hacer yo con un perro?,
nunca he tenido animales en mi casa, �ay no, ni lo pienses!, reg�laselo a
alguien conocido, son muy sucios, no sabr�a como cuidarlo, no, ya te dije...!


--"Andale manita, no seas as�, mira Toby es un perro educado,
nunca hace sus necesidades dentro de la casa, es muy limpio, con que le dejes un
lugarcito por aqu�..., en el patiecito del lavadero, ah� est� bien. Adem�s te
voy a dejar dinero para su comida y para que una vez a la semana lo lleves a
ba�ar a la veterinaria de la colonia, ah� ya lo conocen y es bien mansito,
obedece a todo lo que le pide uno..., como t� vives sola va a ser buena compa��a
para ti y te va a cuidar, �ndale acepta, por favor, mira d�jame traerlo, est� en
mi carro, siquiera para que lo conozcas...


La mujer trajo al animal y s�lo verlo caus� temor en Lucero:


--"Ay nanita, �est� enorme!, �y si me muerde?...


--"No, �c�mo crees?, te digo que es bien mansito, anda,
�s�?...


--"�Ya ni chingas Raquel!, siempre tengo que salir bailando
con tus cogederas, �siempre!, igual que siempre..., pero..., ya sabes, yo
trabajo y ya regreso de noche, el perro se va a quedar solo todo el d�a...


--"Ay ya mujer, no hagas tanto tango, Toby es bien calmado,
ver�s que se van a llevar bien, adem�s recuerda que est� bien educado, hace todo
lo que le pides sin chistar, yo lo tengo entrenado y ha sido mi fiel compa�ero
por m�s de dos a�os..., no tienes idea de lo �til que puede ser, bueno manita,
ya vi que si vas a aceptar...


--"No se c�mo me dejo engatusar por ti!.., bueno d�jalo, pero
a la primera cochinada que haga, lo dejo en la veterinaria hasta que regreses y
ah� t� pagas, ya sabes...


--"No �c�mo crees?, vas a ver que no, bueno manita, aqu� te
dejo dinero para gastos y la comida del perro, s�lo dale una vez al d�a de
comer, le dejas agua antes de irte a trabajar y eso es todo..., gracias manita
del alma, ya me voy...



Primeros descubrimientos



Al paso de los d�as se fue encari�ando con el animal y como
el perrote era mansito y limpio ya lo dejaba entrar a la casa cuando regresaba
del trabajo. Por fin una noche lo dej� quedarse con ella en su rec�mara. Ah�
empezaron los problemas.


Aquella noche Lucero lleg� muy inquieta, caliente. Mirar c�mo
aquella pareja de novios se besaban en el Metro la inquiet� sobremanera, sent�a
ganas, muchas ganas, por eso en cuanto lleg� se fue a su cuarto, seguida del
perro, que obediente se acost� en el tapete del piso.


Presurosa Lucero se desnud� y sin quitar las s�banas de la
cama se acost� para empezar a masturbarse. Encontr� su sexo mojad�simo y muy
caliente, como siempre que dejaba varios d�as sin tocarse, pero ahora ya no
aguantaba m�s, los dedos de ambas manos le parec�an insuficientes para darse
placer, recorr�a con ellos su raja abierta y olorosa, su sexo ol�a much�simo
cuando estaba ardiendo, como esa noche, ya iba por su primer orgasmo y sus dedos
danzaban furiosos sobre la abierta raja cuando de repente abri� los ojos y
descubri� a Toby junto a ella.


Ah� junto a la cama la enorme cabezota del can, Toby lam�a
uno de sus pies. Aquello le dio miedo, retir� su pie de inmediato y le orden� al
perro que se echara, Toby mansamente obedeci�, Lucero sigui� con sus juegos, con
las manos ya empapadas de los jugos de su pucha sigui� tocandose m�s y m�s hasta
que de repente se vino en un tumultuoso orgasmo que la hizo gritar de placer.
Cuando el placer fue amainando Lucero cerr� sus ojos para recrear las �ltimas
sensaciones placenteras, pero algo llam� su atenci�n, de nuevo ah� estaba el
perro, pero ahora lam�a una de sus manos, el contacto de aquella rasposa lengua
sobre la mano pringosa de l�quidos de su pucha la sobresalt�. Sinti� raro y
retir� la mano diciendo al perro "no Toby, no seas cochino, qu�tate, vete a tu
camita, anda", pero no, el can sigui� ah�, tratando de alcanzar de nuevo la
mano.


Entonces lo hizo, nunca supo por qu�, pero acerc� la mano
apestosa a sexo al hocico del animal. Maravillada vio como el perro lam�a
gustoso sus jugos, lo dej� terminar, y con sorpresa descubri� que aquella
caricia no le era repulsiva.


Por fin retir� la mano del hocico del animal y cuando se
levant� de la cama para irse a ba�ar vio algo que la dej� asombrada, �Toby luc�a
una tremenda erecci�n!, la enorme verga del animal estaba fuera de su funda,
nunca antes Lucero hab�a visto nada igual, se dirigi� al ba�o pensando "ay pobre
Toby, debe haberse calentado, pero..., �por qu�?, �por el olor de mi vagina?,
�ser� posible?".


Ya bajo la regadera record� algo de lo dicho por su hermana:
"no sabes lo �til que puede ser..., ha sido mi fiel compa�ero..., �ser�a posible
que aquella ca...nija?, dijo que lo ten�a bien entrenado..., pero..., �no!, no
era posible, aunque pens�ndolo bien, quien sabe..., pero..., �con un perro?...".
Con aquellos pensamientos se fue a la cama y le cost� trabajo conciliar el
sue�o.


La idea ya no la abandon�. Ya hab�a visto fotos en internet
en algunas p�ginas porno, y al d�a siguiente se dio a la tarea de investigar m�s
a fondo. Encontr� sitios dedicados a eso y m�s.., hasta recomendaciones y
consejos de mujeres aficionadas al sexo con animales. As� supo que los perros
suelen ser muy limpios y sobre todo grandes amantes, "no se cansan nunca, s�lo
procura ba�arte luego de tus ejercicios, la lengua del perro puede llevar alguna
bacteria de tu ano hasta tu vagina y generar una infecci�n, cosa que pasa muy
raramente", dec�a una mujer; "la lengua del perro puede generar grandes
orgasmos, como es rasposa la sensaci�n es diferente y sobre todo muy excitante,
tan s�lo con el olor de tu pucha tu amiguito se animar� a lamerte, pero si falla
puedes huntar un poco de jalea, miel o az�car en tu sexo, eso le gustar al
perrito y empezar a lamerte de una forma que nunca m�s querr�s que te la
mame un hombre, te lo aseguro!", dec�a otra; "la conformaci�n del miembro del
perro es diferente y sobre todo muy sensible, cuando penetra puede llevarte a
una gran cantidad de orgasmos", otra m�s; "no temas quedarte pegada, si no lo
deseas no permitas que meta su bulbo dentro de ti, pero tambi�n eso es muy
placentero, no pasa nada, si te penetra todo no intentes quitarte, lo puedes
lastimar, sentir�s de pronto como crece dentro de ti el bulbo, dejalo que
termine, es cosa de minutos, ver�s la cantidad de leche que puede dar, y as� una
y otra vez", otro consejo; "s�lo necesitas tener a mano varias toallas para
limpiar la gran cantidad de leche que echan y para evitar los rasgu�os sobre tu
espalda o piernas ponle en las patitas delanteras un par de tobilleras y eso es
todo".


Vio posiciones y m�s recomendaciones. Hasta se atrevi� a ver
una pel�cula de una aficionada al sexo con perros, desde los preliminares,
cuando el perrito la dio tremenda lamida a la mujer, hasta que la mont� y empez�
ese excitante metisaca, terriblemente veloz. Y cuando termin� de ver todo
aquello en lugar de asqueada se sinti� tremendamente excitada.


Cuando lleg� a su casa y vio a su amiguito Toby la asalt� un
tremendo estado de excitaci�n o nerviosismo, se sent�a inquieta y algo all�
abajo, en su sexo, palpitaba. Pero no se atrev�a, le faltaba valor, en su mente
se hac�a m�ltiples preguntas: �y si me lastima?, �y si me quedo pegada a �l?, �y
si me provoca alguna infecci�n?, �c�mo voy a hacerlo con un animal?, si puedo
conseguirme un buen amante, nom�s que me decida..., �y si ya estando haciendo
aquello Toby me muerde? Parte de la tarde y noche sigui� haciendose las mismas
preguntas, y contra su voluntad sigui� sintiendo aquella extra�a excitaci�n.


Ya estaba en la sala, tratando de concentrarse en la
televisi�n, Toby con ella, echado en el tapete, dormitando tranquilo. Se ve�a
tan manso e inofensivo el animal que Lucero se baj� del sof� y se sent� junto a
�l. Pas� su mano sobre el lomo de Toby y �ste abri� los ojos volteando a mirarla
con aquella tranquila y mansa expresi�n. Le gust� la suave sensaci�n de la piel
del perro, sigui� recorriendo el lomo de Toby que ahora se hab�a estirado cuan
largo era para que la mujer siguiera con sus inocentes caricias.


Entonces Lucero, sintiendo que la emoci�n embargaba todo su
cuerpo, baj� un poco su mano para sobar la pancita de Toby, �l al momento alz�
un poco la patita. Ah� estaba la funda que guardaba el instrumento del animal,
Lucero se contuvo unos minutos mirando con atenci�n aquella parte del perro y
poco a poco fue posando su manita sobre la funda del perro y lo que descubri�
casi la hizo gritar de felicidad, ah� escondido hab�a algo durito, firme,
grande, "�y si lo frotaba m�s?", se pregunt� y puso manos a la obra.


Su mano empez� a recorrer aquella piel que escond�a la verga
animal y para su sorpresa �sta empez� a salir de su escondite, la curiosa punta
rosada y brillosa.


La sorprendi� ver aquello, era tan diferente a las vergas de
los hombres, �sumamente grande y gruesa!, sonrosada, con venitas azules a todo
lo largo y muy viscosa. La verga de Toby terminaba como en punta y por m�s que
se acerc� no logr� descubrir por d�nde expulsaba su semen. Haciendo acopio de
decisi�n por fin puso la mano sobre la mojada verga animal y al momento Toby se
sobresalt�, si, era cierto, los perros son muy sensibles, pese a ello agarr� el
largo y grueso garrote con toda su mano y sus dedos rodearon toda la verga y se
la empez� a frotar, delicadamente, de arriba a abajo y ya cuando con mirada
expectante descubri� que todo el miembro de Toby estaba de fuera --con aquella
extra�a bola basal--, de pronto el enorme animal se levant�..., ella se qued� de
una pieza..., esperando lo peor. Pero Toby s�lo se arrim� a una de sus piernas y
atenazandola con sus cuartos delanteros empez� a realizar aquellos movimientos
copulares, como si su pierna fuera la perra.


Lucero, con los ojos muy abiertos, ve�a como aquel inmenso
miembro brincaba con cada arremetida sin encontrar donde penetrar. No sab�a qu�
hacer. Dej� que el animal siguiera con aquellos impetuosos movimientos hasta que
por fin se decidi�, mientras Toby realizaba sus infructuosos movimientos sobre
su pierna ella se fue bajando el pantal�n y su pantaleta. Con movimientos torpes
sac� ambas prendas por sus piernas y aquello fue la se�al que esperaba el perro.
De inmediato Toby dej� de tallarse sobre su pantorrilla y se dirigi� al sexo de
Lucero, algo lo atrajo, �era el olor de la pucha de la mujer!, y mientras ella
trataba infructuosamente de cerrar las piernas confirm� sus sospechas: "si, era
cierto, el perro estaba entrenado para eso, su hermana lo hab�a ense�ado!".


Ante la insistencia de Toby fue abriendo las piernas y el
hocico del animal encontr� su pelambre y los labios vaginales ya expuestos,
calientes, mojados y sumamente olorosos. La lengua del perro encontr� el lugar
preciso y ella se dej� hacer, suspir� hondo, profundo y abri� plenamente las
piernas. Se descubri� expuesta, plena, ansiando la caricia, deseando aquella
rugosa carne y la ansiosa respiraci�n del perro que urgaba cada resquicio de su
raja. Pronto se sinti� desfallecer, su respiraci�n entrecortada anunciaba el
deseado orgasmo... y el perro ah�, empe�ado en seguir lamiendo incansable sus
jugos, cada pliegue de su carne, de su pucha abierta al m�ximo, como nunca antes
se lo hiciera hombre alguno, "era cierto, �era tan diferente!, tan placentero",
sinti� su cl�toris erecto, soportando la rugosa sensaci�n, la lengua en el
nacimiento de la vagina y luego m�s abajo, en el ano, entonces incapaz de seguir
pensando fue presa del m�s incre�ble orgasmo de su vida, como nunca antes se
hab�a venido.


Le lleg� inesperado, de pronto, sintiendo las lamidas de Toby
por todo el cuerpo en algo que la llen� por completo y mientras todo su cuerpo
brincaba sobre el tapete ah� segu�a Toby, obediente, lamiendo, metiendo a veces
su hocico en la entrada del canal, haciendo sabrosas cosquillas con los pelos de
su bocota.


Ya hab�a terminado cuando a�n el perro segu�a con su tarea.
"�Qu� hacer", pens�. Lo dej� seguir, relajandose, aflojando todo el cuerpo,
alzando por momentos su grupa sosteniendose en las plantas de los pies. Y ah� el
animal, presuroso, blandiendo esa curiosa y enorme tranca, hu�rfana, brincando
sin refugio alguno y escurriendo mucosidades. "Pobre toby", pens� y mientras el
animal segu�a en su interminable traj�n alcanz� con su mano el enorme y colgante
m�stil y rodeando con su mano el miembro dej� que el perro hiciera el resto.


Y en cuanto Toby sinti� el hueco formado por los dedos y la
palma de la mano de Lucero en su verga aceler� sus arremetidas. Maravilla la
mujer vio la tranca crecer a�n m�s y el bulbo, la crecida bola basal de animal
buscando donde alojarse, cuando un nuevo orgasmo le llegaba inesperado e
impetuoso. En ese preciso momento el perro empez� a eyacular, como sincronizando
su venida con la suya, fue algo incre�ble, inesperado y sumamente placentero.


Los chorros, potentes y continuos de leche, manchando el
sof�, el tapete y escurriendo por su cuerpo la sorprendieron doblemente, pues a
la vez que se ven�a sigui� frotando la verga animal, como si se tratara de la
inexperta novia que presurosa recibe la primera eyaculaci�n de su amante.


Ya su placer hab�a amainado, las sensaciones deven�an en
suaves ondas lentas, embargando todo su ser, llev�ndola a ese a�orado estado de
plenitud y satisfacci�n. Y ah� Toby, con su incansable lengua y ese interminable
chorro de mocos. Era incre�ble!, record� entonces los consejos por internet "ten
a mano varias toallas", si, era verdad! Lo dej� terminar, sintiendo a�n sobre
sus pechos los chisguetes de semen perruno, "�toallas?, al diablo las toallas!",
se dijo a si misma cuando se sinti� adormilada todav�a sintiendo en su
entrepierna la lengua incansable del can.


Cuando por fin abri� los ojos, luego de algunos minutos de
placentero reposo, se percat� de aquel olor penetrante a can y sobre todo el
reguero de semen perruno, "ahora tendr� que lavar todo este chiquero", dijo para
si, se levant� cansada y luego de darse un r�pido ba�o se dedic� a cambiar el
tapete y con trapos h�medos limpi� el sof�, mirando de vez en cuando al perrote
echado sobre el piso que a�n luc�a el colgante miembro, "ay �Toby mira todo el
desorden que causaste?, ni�o travieso!", le dijo a su amiguito con gestos
amorosos, pero agreg� "pero eres riqu�simo perrito, �ahora que vamos a hacer?,
se ve que todav�a tienes ganitas cochin�n!".


Pensando en todo aquello se dej� caer en el sill�n: "toallas,
tobilleras en las patitas, de a perrito se ve m�s excitante, �por la puchis o
por el chiquito?, �lo podr� controlar?, �y si me quedo pegada?". Decidida por
fin prepar� todo, coloc� una gran toalla sobre el tapete de la sala, y a un lado
varias toallas limpias. Y mientras le colocaba al perro las tobilleras en las
patas delanteras comprob� que Toby si estaba entrenado para aquello pues el can
obediente dej� que le pusiera esa especie de fundas y antes de quitarse la bata
de ba�o pas� su manita en su entrepierna, descubriendo que su pucha estaba
caliente y sumamente mojada, repas� a lo largo de su raja abierta su mano varias
veces pensando "bueno chiquita, luego de dos a�os de abstinencia vas a volver a
sentir el poder de la verga, aunque sea de perro, ni modo, veremos que se
siente".


Lucero decidida se acerc� a gatas a su fiel amigo y
acariciando la cabezota del animal lo anim�: "anda chiquito hazme feliz", acto
seguido se puso a gatas junto a �l. Toby de inmediato reaccion�, las pesadas
patas delanteras del perro cayeron sobre su espalda cuando la mont� y en sus
nalgas sinti� el piquet�o intermitente del miembro animal buscando d�nde
penetrar, al momento trat� de escapar de aquello, pero soportando aquel deseo se
contuvo, hizo algo m�s, pas� entre sus piernas una de sus manos hasta alcanzar
el grueso ariete y dirigirlo a su abierta panocha. Casi grit� cuando de repente
se sinti� invadida por algo fuera de lo normal, su vagina por completo llena de
aquel tronco inhumano!, la punta chocaba una y otra vez hasta el fondo de su
vagina, el dolor y la sorpresa de pronto desaparecieron, la funda de su vagina
se ajustaba perfectamente a ese enorme miembro que en un rapid�simo traj�n la
llenaba por completo.


Soportando sobre su espalda el peso de Toby, Lucero hizo lo
que cualquier mujer con su macho, ofrecerse al m�ximo, parar bien el culo para
que el miembro penetrara de lleno, plenamente hasta los confines de su vagina
que ya distendida recib�a de manera intermitente, furiosa y violenta aquello tan
grueso y tan largo, como ninguna verga antes conocida por ella la hab�a llenado.
Si, era cierto, ninguna verga humana, inclu�do su esposo, sus anteriores novios
y uno que otro mal amante la hab�a llenado tanto y de esa forma tan... animal!,
se dijo para si misma, cuando el primer orgasmo le lleg� de pronto.


Mordiendose los labios aguant� las embestidas de Toby
mientras los exquisitos espasmos del orgasmo se confund�an con las arremetidas
furiosas de la pinga ardiente del perro. Grit�, grit� de placer, en un
"aaaahhhhh!" interminable que debi� escucharse hasta la calle, mientras su
vagina de manera involuntaria y espasm�dica apretaba la verga del animal --era
algo que siempre hab�a sorprendido a sus anteriores amantes, inclu�do al
est�pido de su ex marido. Y as�, mientras su amiguito cumpl�a plenamente con su
tarea, se sinti� desfallecer de nueva cuenta removiendo sus nalgas como para ir
al encuentro del perro, haciendo c�rculos con su cuerpo, acompa�ando a Toby en
su incansable tarea y al mirar por debajo entre sus piernas descubri� que sus
jugos escurr�an por sus piernas y el perro sin terminar!, se dijo. Lleg� otro
orgasmo, m�s intenso y violento que el anterior, se descubri� a si misma
gritando "m�s, quiero m�s, dame m�s...!, ayyyy, por todos los cielos quiero
m�s!".


Pero ese orgasmo se prolong� tanto que apenas tuvo conciencia
para intuir que algo extra�o, m�s grueso a�n, la penetraba, se dej� ir,
empujando sus nalgas a los embates de Toby, sintiendo como todas las paredes de
su carne se abr�an dolorosa y placenteramente para dar paso a algo m�s grueso,
m�s voluminoso, el animal la estaba abotonando, "no importa, me vale madre!,
quiero m�s", se dijo. Toby amain� las arremetidas cuando por fin el bulbo animal
qued� alojado en su vagina, Lucero se sinti� por fin llena, por completo su
distendida vagina resent�a los efectos de la cogida animal, el perro y ella
unidos, plenamente juntos.


El perro cambi� de posici�n, ahora estaban encontrados, cada
uno en un sentido distinto pero con los sexos pegados, aquello la sorprendi� y
cuando intent� moverse los lastimeros quejidos de Toby la hicieron desistir de
intentar separarse de su perruno amante. M�s a�n, al intentar separarse la
gruesa bola basal completamente tragada por su vagina le provoc� un doloroso
quejido. Estar�an unidos, pegados, hasta que terminara el acto animal.


Pero a�n as� Lucero sigui� sintiendo rico, algo all� abajo la
impel�a a moverse, aunque sea poquito, removiendo sus piernas, sus nalgas,
teniendo todo aquello tan lleno..., tan satisfecho y a�n as� querer seguir
cogiendo... Se movi�, el perro firme, bien pegado a ella, la colita de Toby
haciendole cosquillas en las nalgas, lo intent� de nuevo, huuuy, la reacci�n fue
intensa, lo hizo de nuevo, aaaayyyy, hummm, que rico!, se dijo. Y el perro ah�,
unido a ella, volvi� a remover sus caderas y de nueva cuenta un intenso orgasmo
le llen� el cuerpo. En ese momento lo sinti� venir, aquella gruesa tranca
palpit�..., y su vagina reaccion�..., cada parte de su cuerpo sinti� el primer y
enorme chisguete, oleadas de leche de perro le estaban llenando la vagina, eran
torrentes de semen!, que a cada venida la estaban llevando de nueva cuenta a un
orgasmo m�s.


Las cont�, tres, cuatro, cinco, seis, siete chorros intensos
fueron inyectados en las profundidades de su sexo y perdi� la cuenta cuando le
lleg� otra venida. Cansada y ah�ta qued� de bruces, su cara pegada al piso, sus
manos trat�ndose de quitar a Toby de encima, mientras los chorros segu�an
inundando su vagina. Y cuando estaba por perder la conciencia su dolorida pucha
resinti� algo, aquello que estaba adentro se aflojaba, el bulbo la abandonaba y
el tronco animal sal�a de ella.


Suspir� aliviada cuando se sinti� libre, mir� a Toby
acostarse sobre la toalla y lamerse el maltrecho miembro, todo hab�a terminado,
con las piernas y la espalda adoloridas se fue recostando sobre la empapada
toalla y cuando qued� de bruces no sab�a que le dol�a m�s si su espalda y
piernas por soportar tanto tiempo el peso del enorme animal, o la distendida
vagina cuyas palpitaciones dolorosas y ardientes le indicaban que hab�a llegado
a l�mites nunca antes experimentados por ella, no obstante se sinti�
completamente satisfecha.


En su mente busc� recuerdos de alguna experiencia similar, y
cay� en cuenta que haber cogido con Toby hab�a sido como su noche de bodas,
cuando su exmarido le hab�a dejado el co�o escocido y ardiendo de dolor, sin
embargo ella no hab�a sentido ning�n placer. Ahora hab�a sido diferente, si, era
cierto, le dol�a tremendamente la pucha, pero se sent�a feliz y satisfecha,
llena a plenitud, con aquella sensaci�n placentera de saberse una mujer bien
cogida, suspir� hondo y profundo y mientras el sue�o se apoderaba de su cuerpo
sonri� para si sintiendo que ten�a junto a ella al mejor de los amantes, su fiel
Toby.



Nuevas experiencias



A la ma�ana siguiente, cuando bajo la regadera rememoraba la
tremenda experiencia vivida con el perrito y pese a que su adolorida panocha le
recomendaba prudencia empez� a hacer planes. Ya hab�a comprobado la clase de
trabajitos que Toby era capaz de hacer y ten�a que sacar provecho de esa
maravillosa tranca. Si evitara quedarse pegada al animal tal vez su pucha no le
doliera tanto, entonces hab�a que impedir con la mano que el bulbo entrara. De
esa forma hasta podr�a atreverse a dejar que se la cogiera por el culito, �ser�a
maravilloso!, pens�.


Otro problema era el pesado cuerpo del animal, imagin�
soluciones. Una podr�a ser que el perro apoyara sus patas delanteras sobre una
mesita y no sobre su espalda. Una m�s podr�a ser ponerse abajo de �l pero de
espaldas al piso, de forma que la penetrara de frente a ella. Otra, acostar al
perrito y ser ella quien lo montara. Podr�a ser, se dijo Lucero sonriendo picara
frente al espejo.


Al paso de los d�as se sorprendi� al descubrir que su apagada
sexualidad hab�a renacido. Largas se le hac�an las horas para llegar a su casa y
empalarse en la tranca de su fiel Toby. Ya se hab�a vuelto experta en cogerse al
animal. Practic� diversas posiciones, pero prefer�a ponerse a cuatro patas
mientras Toby descansaba su pesado cuerpo en la mesita de la sala.


De esa forma experimentaba largas sesiones de sexo, primero
dejaba que el perro la penetrara por la pucha, y se ven�a cuatro o cinco veces,
entonces se sacaba la ardiente tranca y apuntandola sobre su ano dejaba que el
enorme ariete le taladrara los intestinos y lo mejor, le inyectara aquellas
tremendas cantidades de mocos. Eran largas horas de amor animal. A veces la
madrugada la sorprend�a pegada, abotonada, a su fiel amante, ah�ta de sexo. Ya
hasta se hab�a olvidado que su hermana estaba por regresar de su viaje.


As�, una ma�ana recibi� la llamada de Raquel anunciandole que
pasar�a por la tarde para llevarse a Toby. Resignada Lucero le dijo que podr�a
llevarse a su animal, pero que la verdad ya se hab�a encari�ado con �l. Trat� de
esquivar la p�cara mirada de su pariente cuando le dijo: "�c�mo?, si t� ni
quer�as quedarte con �l, �a poco ya descubriste lo que el perrito sabe hacer?,
�verdad que es fascinante?".


Lucero se puso roja de la pena. "No te preocupes manita, te
comprendo, �de veras!, mira si quieres te acompa�o a la veterinaria donde compre
a Toby, una amiga que ah� tengo nos puede vender un perrito para ti".




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Relato: Lucero y Toby
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