Este relato es fruto de la experiencia que vivi� un amigo,
quien fue llevando los juegos er�ticos de su pareja, de la fantas�a a la
realidad. Pero cuando llega el momento no siempre se puede tener el control de
la situaci�n...
Desde hace tiempo mi esposa y yo ten�amos fantas�as de
realizar un intercambio sexual con otra pareja. La idea nos calentaba
tremendamente cuando manten�amos relaciones sexuales; jug�bamos a que yo le
hac�a el amor a otra mujer y mi esposa hac�a lo propio con su pareja. Nada nos
excitaba m�s que compartir el sexo con otro matrimonio, aunque nos am�bamos
profundamente.
Despu�s de buscar alternativas por internet, encontramos una
pareja con ideas afines a las nuestras y gustos coincidentes. Nosotros rondamos
los 35 a�os y ellos 40, tienen algo de experiencia en intercambios soft, es
decir sin llegar a concretar sexualmente. Al principio solo acordamos
intercambiar ideas por mail relatando que har�amos cada uno con el otro. As� nos
fuimos conociendo y debo decir que nos calentaba mucho las cosas que nos
promet�an nuestros amigos.
Hab�amos intercambiado fotos en ropa interior, por lo que
ten�amos una buena impresi�n de la apariencia de nuestra pareja amiga. Fernando
era alto y delgado ten�a pelo casta�o y el gimnasio lo manten�a en envidiable
estado. Vero, su mujer, era mas bien baja, de senos redondos y firmes y un
trasero exquisito.
Supongo que nosotros les ca�mos bien por los comentarios que
nos enviaron. Fernando hab�a quedado impresionado con el cuerpo de mi esposa y
sobre todo con su estatura ya que ambos somos bastante altos.
Sandra, mi mujer, se excitaba cuando recib�amos noticias de
ellos, los relatos eran sumamente er�ticos y mientras yo le�a ella se masturbaba
imaginando la situaci�n en la que �ramos protagonistas virtuales. Luego sol�amos
hacer el amor y reconstru�amos escenas que hab�amos le�do de nuestros amigos
para aumentar el calor de la relaci�n.
Hab�an pasado varios meses en los que la comunicaci�n era
casi diaria, sent�amos que est�bamos en condiciones de dar un paso m�s y despu�s
de tratar el tema varias veces, quedamos en encontrarnos con ellos en un bar de
la zona.
Est�bamos algo nerviosos y mi mujer amag� un par de veces con
arrepentirse, una cosa era intercambiar fotos y otra distinta encontrarse cara a
cara, pero yo estaba decidido a seguir adelante y la alent� para que continuara.
El d�a lleg� y llegamos al bar un rato antes de la hora. Despu�s de unos minutos
vimos ingresar a Fernando y Vero, tomados de la mano se dirigieron a nosotros
con una sonrisa.
Dos horas m�s tarde est�bamos hablando animadamente como
viejos amigos. Ellos eran muy simp�ticos, ten�an algo de experiencia en
intercambio y nos comentaron que siempre lo hab�an disfrutado. Ahora hac�a
tiempo que no encontraban una pareja con "feeling" hasta que nos conocieron a
nosotros.
Fernando de a poco comenz� a dedicar su atenci�n a mi esposa
y yo hice lo propio con Vero. Casi como si hubiese un acuerdo impl�cito cada uno
se concentr� en la pareja del otro. Vero me resultaba muy atractiva, ten�a un
vestido ce�ido al cuerpo con un escote que dejaba adivinar los hermosos senos
que yo conoc�a a trav�s de sus fotos. En medio de la conversaci�n se acerc� a mi
o�do para susurrarme que yo le gustaba y desde que nos conoc�amos por mail no
dejaba de so�ar en hacerme el amor. No puedo explicar la sensaci�n excitante que
tuve en aquel momento.
Por otra parte Fernando estaba pegado a mi mujer y le
acariciaba el cabello mientras hablaba con ella. En ese momento, �l nos propuso
continuar la velada en su casa; mi esposa me mir� como si dudara, por lo que les
ped� que nos disculparan un momento para hablar con ella. Nos levantamos de la
mesa y fuimos a un reservado del lugar.
- Qu� te parece? � Le pregunt� con signos de entusiasmo. � No
s�, pues me caen bien pero...- Dec�a ella dubitativa.
-Decime la verdad, te gusta Fernando?- S�, me parece
interesante y es atractivo... �
-Bueno vamos con ellos y vemos como sigue la cosa, si luego
te arrepent�s, nos marchamos. � Est� bien - Dijo finalmente, aunque no muy
convencida.
Despu�s de una media hora nos encontramos en el departamento
en el que viv�an. Fernando sirvi� unos tragos y se sent� en un sill�n al lado de
mi esposa. Vero me pidi� que la acompa�ara a la cocina para preparar alguna cosa
para comer; mientras estaba sacando algo de unos estantes, observ� como al
estirar su cuerpo quebraba la cintura estrecha y se manifestaba su culo parado
dentro de aquel vestido. En ese momento perd� el control, la tom� por detr�s y
le apoy� mi pene en su trasero. Ella gir� el rostro y busc� mi boca de
inmediato. Nos besamos ardientemente mientras mis manos fueron voraces a las
tetas de Vero. Qu� placer! Eran m�s grandes que las de mi esposa y pude sentir
de inmediato la respuesta de sus pezones alzados. Ella baj� ambas manos sobre mi
bragueta y dedic� un buen rato a acariciar mi trozo duro en extremo.
Nos detuvimos para poder ir a la sala; un instante m�s y le
hubiese quitado la ropa all� mismo. Por un momento me sent� culpable de haber
actuado as� a espaldas de Sandra, pero no fue poca mi sorpresa cuando al llegar
a la sala la vi bes�ndose con Fernando, quien no dejaba de acariciar sus pechos.
Al verme se sonroj�, aunque pude observar su mirada de
excitaci�n que tan bien conoc�a. �Est� todo bien, disfrutemos lo que nos de
placer � Le dije para sellar el acuerdo.
Entre los cuatro coincidimos en que quer�amos continuar pero
si alguien se arrepiente todo se termina; adem�s, de llegar a tener sexo, solo
lo har�amos con protector.
Para mi sorpresa, mi esposa dispuso otra condici�n o deber�a
decir regla para nuestro encuentro; quer�a que llegado el momento estuvi�semos
en habitaciones separadas. Dijo que le resultar�a m�s morboso y er�tico si
pretend�amos tener sexo con el otro sin que la pareja pudiese observar lo que
hac�a. La idea no me agrad�, pero el resto estuvo de acuerdo y me vi obligado a
aceptar.
Pasamos un buen rato entre caricias y besos con nuestras
mujeres quienes quedaron en ropa interior para nuestro regocijo. Vero tomaba la
iniciativa y acariciaba suave y lentamente los pechos de mi mujer, quien se
dejaba llevar algo nerviosa, pero cada momento m�s excitada y sensual.
Las bocas de ellas se unieron en un ardiente beso, lami�ndose
entre s�, calientes y morbosas mientras las manos de ambas buscaban las tetas y
los gl�teos de la otra con verdadera pasi�n y frenes�. Sandra, ya distendida
disfrutaba de la situaci�n y sus dedos se posaron en la vulva de Vero, sintiendo
por primera vez la cavidad jugosa de otra mujer.
Fernando y yo est�bamos extasiados con las escenas que
nuestras mujeres hab�an desarrollado entre s�. Ambos ten�amos una abultada
erecci�n que no dej�bamos de masajear por encima del pantal�n, esperando
ansiosamente dar inicio a nuestra participaci�n.
Fernando se aproxim� a ellas, las bes� y acarici�
alternativamente mientras no dejaban de apretarle el bulto de su entrepierna. Mi
esposa estaba tan caliente que hab�a perdido totalmente su inhibici�n y
entregaba sus caricias sin reparos. Cuando �l quiso sacar el suti�n de Sandra
ella lo mir� y le pidi� que la llevara a la cama, quer�a estar a solas con �l.
Este juego de mi esposa me hac�a vacilar, se supon�a que
ten�amos que compartir la experiencia y disfrutar juntos . Adem�s, confieso que
ten�a curiosidad por ver desnudo a Fernando; le notaba una tremenda erecci�n (a
todos los hombres nos gusta comparar y m�s si se va a acostar con la propia
esposa) pero la jugada planteada por Sandra me imped�a observar algo m�s. Pens�
que se olvidar�a de su condici�n y en verdad me molestaba.
Vero se dio cuenta de mi indecisi�n y me tom� de la mano para
llevarme al cuarto. As� cada pareja se separ� y la �ltima visi�n de mi mujer fue
cuando Fernando la llevaba, acariciando su trasero y cerraba la puerta tras de
s�. Era demasiado tarde para arrepentimientos.
Yo trat� de concentrarme en Vero, la tom� por la cintura y
entramos a la habitaci�n, un vez all� nos besamos ardientemente, mis manos se
fueron encima de su hermoso culo, acarici�ndolo sobre la peque�a tela que lo
cubr�a. Ella no esper� para meter mano sobre mi bragueta y comprob� lo bien
armado que estaba para entonces.
Cuando acarici� sus pechos me puse muy caliente al notar una
vez m�s, lo duros y redondos que eran. Le quit� la ropa interior y comenc� a
chupar aquellos pezones hasta que se alzaron de manera increible. Era delicioso
pasar mi lengua sobre esos mont�culos rosados y enhiestos, tan diferentes a los
de mi esposa. Para mejor, hay que ver como gem�a esa mujer!!, evidentemente era
muy sensible a sus pezones porque mi boca trabajando sobre ellos le hizo soltar
con una calentura descomunal. Se arrodill� delante y desesperadamente extrajo mi
verga poderosa para comenzar una succi�n de maravilla, chupando el l�quido
caliente que comenzaba a salir de la cabeza henchida. Yo la tomaba de los pelos
y ella no sacaba ni un instante el palo de su boca.
Luego me desnud� por completo, su pecho sub�a y bajaba y me
miraba con ojos hambrientos, moj�ndose los labios, pensando como iba a disfrutar
de mi pija.
La recost� en la cama, ella abri� inmediatamente las piernas
y llev� sus manos a los barrotes de la cabecera, sujet�ndose con firmeza. Mi
lengua comenz� a trabajar en su vulva, lamiendo el cl�toris y haciendo peque�as
penetraciones. Qu� placer era recibir los jugos de aquella vagina!! C�mo me
agrad� beber aquel n�ctar !! Entretanto ella se mord�a los labios, retorc�a el
cuerpo y ronroneaba como una gata en celo. As�...as� mi amor!!...Repet�a
extasiada.
Despu�s la hice girar y le lam� el orificio anal como un
esclavo, ella separaba las nalgas con ambas manos y balbuceaba obscenidades con
la cara pegada a las s�banas. Vamos!! As�, haceme sentir como una puta!! chupame
el culo...m�s...m�s!!...
Al mismo tiempo yo pensaba lo que le estar�a haciendo
Fernando a mi mujer y si ella estar�a respondiendo de la misma manera; eso me
daba celos y me calentaba a la vez.
Luego gir� en la cama y abri� las piernas todo lo que pudo.
Por favor d�mela ya!! Me suplic� en medio de gemidos fogosos. Me puse el
protector y as�, de una sola embestida le hund� mi poderoso miembro hasta los
test�culos. El interior caliente y lubricado de su vulva hizo que la estocada
fuese a fondo de manera inmediata y ni bien la tuvo toda adentro, comenz� a
sacudir sus caderas y levantar la pelvis. Potro!! Qu� pedazo!! C�mo me gusta lo
que me haces!!...Soy tu hembra!!...
Ella estaba presa de una calentura infernal y me hac�a poner
a mil. Durante largo tiempo nos dedicamos a trenzar nuestros cuerpos en
diferentes posiciones.
Finalmente, coloqu� sus piernas levantadas sobre mis hombros
para ir a tope con mi pene, se lo enterr� una y otra vez sin parar, cada vez m�s
r�pido mientras ella se entregaba a pleno, gozando sin reservas.
En ese momento escuchamos el grito inconfundible de mi
esposa, producto del orgasmo que acababa de tener con Fernando. All� no
aguantamos m�s, le llen� la vulva con mi leche y ella acab� en medio de alaridos
de placer...
Quedamos tendidos, transpirados y exhaustos como dos
guerreros despu�s del combate.
De pronto reaccion� con un sentimiento de celos por la
relaci�n que mi esposa hab�a tenido con Fernando; su grito org�smico retumbaba
en mi mente, pocas veces la hab�a sentido terminar de esa manera. Comenc� a
sentir desesperaci�n por saber los detalles de lo ocurrido.
Al cabo de un rato encontr� a mi mujer que sal�a de la ducha
cubierta con una toalla; me bes� con una sonrisa. � Espero que lo hayas pasado
tan bien como yo � Dijo, sensual y morbosa como nunca.
Apenas pod�a ocultar mi desesperaci�n por estar a solas con
mi esposa y poder hablar con ella. Abrevi� los saludos de despedida casi sin
hacer comentarios y nos marchamos a nuestra casa.
El relato detallado que la esposa le cont� a mi amigo y las
consecuencias que esa noche trajo para la pareja, quedar� para una pr�xima
ocasi�n...
FEDDOR 15-10-02
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