A la mañana siguiente al
despertarme, encontré una nota donde me ordenaba estar listo a las
9:00 AM para que lo acompañara a sus diligencias. Me levanté
y me duché, con una sensación de que lo hacía todo
por inercia. Bajé y desayuné, y me apresuré para estar
en la habitación a la hora indicada. Nos fuimos a visitar varios
clientes. Durante el día apenas me cruzó palabra y más
bien me trató fríamente, haciéndome sentir más
culpable de lo que ya me sentía. Visitando al último cliente,
este nos invitó a su casa a tomarnos unas cervezas.
José era un poco más
joven (48 años) que mi padrastro, pero más fuerte, grueso
y tosco, pesaría unos 95 Kg y mediría como 1,85, con un aspecto
algo descuidado. Durante la reunión no hacía sino mirarme,
lo que me puso muy incomodo. Carlos se percató de las miradas que
me hacía José y me pidió que buscase unas cervezas
en la tienda de abajo, al regresar, estaban firmando el contrato. José
se levantó y se fue a su habitación quedándome solo
con mi padrastro. Se acercó a mí, me tomó por el brazo
y me dijo: " El trato se cerró y eres parte de él, pasa
al cuarto y complácelo como lo hiciste anoche conmigo, y es mejor
que lo hagas correctamente si no, te arrepentirás."
Temblando y con los ojos llenos
de lagrimas por la humillación, entré al cuarto. José
ya estaba desnudo sobre la cama y me ordenó que hiciera lo mismo.
Comenzó a besarme y me obligó a mamarle el guevo, el que
iba creciendo hasta los 22 cm. , pronto sentí que me ahogaba cuando
empezó a cojerme con fuerza la boca, no había pasado mucho
tiempo cuando sentí toneladas de leche en mi garganta y su voz ordenándome
no dejar caer ni una sola gota. Me agarró por el cabello y me acostó
a su lado y fue cuando sentí su mal olor y lo sucio que estaba.
Enseguida me ordenó que le acabara en el pecho y que lo limpiara
con mi lengua. De repente me acordé de la orden de mi padrastro
de no acabar hasta que él me lo permitiera y así se lo informé,
su respuesta fue una cachetada, me tiró al lado, se levantó
y se abalanzó sobre mí, gritándome: "Entonces
ábrete para mí, puta", sentí como rompía
el empaque del condón y se lo ponía, luego un dedo lubricado
entró en mi culo, enseguida sentí el segundo y luego el tercero.
Yo tenia miedo de quejarme y de repente sacó sus dedos y me penetró
de un solo empujón, lo que me hizo gritar y no dejar de hacerlo
mientras duró toda la cogida, me obligó a sentarme sobre
él, cabalgándolo hasta que acabó después de
media hora de lagrimas y dolor, pero a la vez seguía sintiendo un
placer casi incomprensible. Al sacar su guevo solo me dijo "Puedes
irte puta, nos vemos otro día y espero te portes mejor". Me
vestí lo más rápido que pude temiendo otra reacción
violenta y salí del cuarto.
Al verme, Carlos me ordenó
que me lavara y me apresurara para irnos. No había terminado de
entrar al baño cuando me haló y me tiro sobre el sofá
y me dijo: " Ahora me toca a mí, no te resistas" Enseguida
comenzó a quitarme la ropa y me volteé para mi dueño,
este me penetró sin ningún tipo de consideración y
solo me decía que gritara como lo había hecho con José.
Gritando de dolor y de placer sentí como mi cuerpo se entregaba
completamente, y sin poderlo evitar estaba súper excitado sintiendo
su arremetida. El hecho de haber sido utilizado por otro parecía
haberlo vuelto loco. El ritmo de su cogida era tan intenso que sus bolas
pegaban fuertemente contra mí. Sentía que me venía
sin tocarme. Le pedí por favor que necesitaba acabar y solo me dijo
" Yo te digo cuando" no habían pasado ni dos minutos cuando
me besó y me dijo al oído "Acaba, que yo también
me vengo".
Exploté como nunca, solamente
sintiendo como acababa dentro de mí. Se recostó sobre mí
sudoroso y satisfecho de saber que yo ya era suyo.
Desde ese viaje se convirtió
en el dueño absoluto de mi cuerpo y siempre que desea estoy a su
disposición. Por supuesto que nuestra relación en familia
ha mejorado del todo.
Towers