Me llamo Susana y ahora me toca a m� contar mi experiencia.
Tengo 51 a�os y la gente que me conoce me compara con la
actriz Angie Dickinson, cuando por supuesto ella ten�a mi edad. Creo que cuando
hac�a la serie de "La mujer polic�a" o en esa pel�cula tan buena llamada
"Vestida para matar". Es decir que estoy muy buena.
Soy viuda. Mi marido muri� har� unos diez a�os por un
accidente. Tengo un hijo: Es alto, atractivo, musculoso. Los dos estamos muy
bien. Esto se debe a que pasamos una parte del d�a en el gimnasio.
En una vez que coincidimos los dos, en la sala hab�a bastante
gente, como por ejemplo mi monitora. Est�bamos haciendo abdominales. Mi hijo me
sujetaba las piernas y yo sub�a y bajaba. Luego cambiamos. Fue cuando me di
cuenta de una situaci�n muy embarazosa. Del ch�ndal de mi chico sobresal�a un
bulto que era imposible de disimular. Se me ocurri� que ten�a que impedir a toda
costa que la gente se percatase de esta situaci�n, especialmente la monitora.
Quer�a impedir que viese que el pene de mi hijo, estaba en erecci�n. No se me
ocurri� otra cosa que tumbarme cuan larga era sobre �l. �Que tonta!, luego
pens�. �Qu� bobada acababa de hacer!. Encima ahora pensar�an que nos est�bamos
dando el lote.
- Date la vuelta- le dije a mi hijo susurr�ndole al o�do.
As� lo hizo afortunadamente. Dej�ndole yo claro. Pero en un
instante fueron nuestras miradas las que nos delataron que a partir de ah� nos
pod�a suceder lo peor.
Luego en casa, sucedi�, porque cuando las cosas tienen que
ocurrir se presentan desde el primer momento. Mi hijo me vio pase�ndome en
combinaci�n por mi habitaci�n y �l solo llevaba un pantal�n de deporte sin nada
debajo. Se lo baj� y me ense�� sus partes que estaban igual que en el gimnasio,
o m�s quiz�. Su �rgano sexual se encontraba preparado para la reproducci�n. Lo
compar� con el de mi marido. Mejor este.
Se tir� a por m�.
- Cuidado muchacho, ten respeto, cuidado, respeta, respeta-
le dije.
Me tumb� en la cama y me baj� las bragas. No me quit� el
sost�n.
Me introdujo un dedo en mi sexo y con la otra mano me
acariciaba las zonas er�genas, incluidos mis pechos porque �l si que me quit� el
sujetador.
As� est�bamos, sintiendo yo calor, excit�ndome pero sin
llegar a uno de esos estados lamentables en el que una mujer pierde su auto
respeto y se convierte en esclava del hombre. Cerraba los ojos y me acordaba de
mi marido, de esa lucha permanente que estaba volviendo a vivir precisamente
ahora.
Hay cosas que son de ahora y que ya estas obligada a
consentirlas. Mi hijo me introdujo un dedo en el ano. El dedo coraz�n al mismo
tiempo que el pulgar lo ten�a en la vagina. Entonces pareci� como si yo botase
sobre la cama. Yo acababa de tener un orgasmo. Luego sonre�. Pero hay que tener
cuidado con el mundo de los hombres y ya no estaba dispuesta a llegar m�s all�,
as� que r�pidamente me adue�� de su falo con mi boca. Eso tambi�n se lo hac�a a
mi marido. Siempre se han hecho. Pero yo lo hac�a de una forma especial, pasando
la lengua de forma casi vertiginosa por todas sus zonas nerviosas � de su cosa
me refiero- llegando al prepucio .
Mi hijo tard� bastante m�s en eyacular que cuando lo hac�a mi
marido. Le pregunt� porque.
- Porque estoy acostumbrado a hacer el amor- me contesto.
Y no s�lo por eso . Mi hijo era un macho. Mas que mi marido y
m�s que muchos hombres juntos. Pensaba esto cuando me estaba poniendo las bragas
y tuve otro orgasmo acompa�ado de un espasmo. �l se dio cuenta.
- Pareces una mu�eca- me dijo.
Yo no contest�. Hablar sobre sexo es cosa de los hombres.
En aquel momento no sab�a si convertirme en su amante, hasta
que tuviera una esposa.