Relato: El Arte del Sexo Oral
El Arte del Sexo Oral
Tamara era una chica muy ex�tica y la gen�tica de su padre anglosaj�n y su madre oriental, marcaban exquisitamente su belleza �nica. Con su porte de 5 pies y 5 pulgadas, manipulaba un peso atl�tico de unas 130 libras. Ten�a una sonrisa f�cil y por tal raz�n cuando la conoc�, pareci� que conectamos instintivamente. Tamara me gustaba y mucho; jugaba al futbol y al tenis, as� que ten�a unas piernas bien torneadas, aunque creo que no podr�a trascender en aquellos deportes pues, a sus 19 a�os de edad su sost�n deber�a de ser de una talla 34D. Su trasero era excepcional; realmente no se mucho de medidas, pero no pasaba desapercibido especialmente al usar pantalones de mezclilla.
Su padre me reclut� para que jugara en el equipo de f�tbol que ellos ten�an, pues Tamara tambi�n ten�a un hermano que rondaba mi misma edad de 16 a�os y es de esta manera como la conoc�. Ella estaba haciendo su primer a�o en la universidad y yo apenas comenzaba mi primer a�o de preparatoria y, aunque exist�a ese abismo de diferencia de edades, pues en esa etapa de la juventud: 16 y 19 marcan una gran etapa de maduraci�n, pero yo tambi�n era el chico ex�tico, pues estaba en el proceso de aprender ingl�s y adaptarme a la cultura norteamericana.
Gracias al f�tbol, convivimos muchos momentos y siempre esperaba los d�as de fin de semana, pues despu�s del juego nos �bamos para su casa a refrescarnos en la piscina, pero lo que realmente me llevaba y me atra�a, era ver a Tamara en su espectacular traje de ba�o de dos piezas. Algunas veces me pidi� que le echara bronceador sobre su espalda y pod�a ver esos gl�teos y pechos m�s de cerca y me excitaban.
Todo iba de los m�s normal, hasta el d�a que me pidi� que le ayudara en su clase de espa�ol. Las primeras sesiones las conllevamos de los m�s normal y con la seriedad correspondiente. Llegaba a su casa y me hac�a pasar a su cuarto (normal en la cultura anglosajona), y le ayudaba m�s que todo en la fon�tica. Algunas veces hab�a pasado a su ba�o y en cierta ocasi�n encontr� sus prendas interiores, las cuales extend�a para olerlas y ver si encontraba alg�n vello p�bico.
Las cosas cambiaron cuando un d�a puso una canci�n en espa�ol ritmo salsa, la que deber�a de aprender. Recuerdo nos pusimos a bailarla y aquel d�a pod�a sentir su perfume y la ten�a abrazada con el ritmo de la m�sica, cuando de repente se me dio por robarle un beso. Le hab�a rozado los labios y apenas pude chuparlos. Pens� que se enojar�a, pero sonri� diciendo: -Mira, as� se besa. Sus labios cubrieron los m�os, mientras sent�a que los succionaba y en aquel proceso sent� que su lengua pretend�a jugar con la m�a. Aquella sensaci�n hizo que mi verga se parara y creo que ella la sinti�, pero no dijo nada. Continuamos as� por media hora, ensayando un beso tras de otro y de esa manera me fui bien mojado para mi casa.
Pasaron varias sesiones de clases de espa�ol de lo m�s normal, al punto que me hab�a decepcionado, hasta el d�a que me pregunt�: �quieres m�s clases de besos?
Aquel d�a me dio una clase de besos, que realmente creo que fue muy importante en mi vida sexual. Ella hab�a tomado la iniciativa, comenzando con besos normales para luego literalmente darme un masaje con su lengua por toda la cara. Sent�a su caliente lengua alrededor de mis orejas, me besaba los ojos, el cuello y sutilmente me hab�a subido la camisa y me hab�a besado y mamado las tetillas. Yo deber�a de repetir la misma faena y ella me dirig�a si deb�a de hacer m�s fuerza con la lengua, apretarla con los dientes, si me demoraba m�s en cierta zona, o prolongara aquel beso en cierto lugar. Dude un poco si besarle los pechos a ella, pues ella me los hab�a mamado a m�. Comenc� en la parte superior hasta donde su blusa me permiti�, y en aquel proceso instintivamente le quit� el sost�n: Ah� estaban esos hermosos melones que algunas veces imagin� mamar. Estaban solamente para m� y comenc� a mamarlos. Ya no me dirig�a, ahora Tamara solamente gem�a.
No s� cu�nto tiempo pas�, pero ella tom� la iniciativa de bajarme a medias el pantal�n y se hab�a lanzado a darme el primer oral de mi vida. Realmente no sab�a que aquella acci�n eran parte del proceso sexual, al principio no sab�a que se propon�a, pero aun en esa incertidumbre, esa sensaci�n de inseguridad no dej� de ser placentera. No creo que hayan pasado dos minutos cuando estaba eyaculando en su boca. Pude ver como esa carita llevaba mi esperma en sus labios y se fue hacia el ba�o a limpiar. Sali� e instintivamente me fui hacia ella. Yo quer�a hacer lo que ella hab�a hecho conmigo. Llevaba una falda que le llegaba hasta las rodillas, y cuando la sub� para alcanzar su concha, ella ya no llevaba su prenda interior. Sabore� sus jugos y pude sentir ese olor que a todos los hombres nos vuelve locos. Un sabor nuevo, raro, pero delicioso. Era la primera vez que le besaba el sexo a una mujer. Estaba rasurada y su cl�toris era pronunciado y lo lam� por cinco minutos pues lleg� la explosi�n de su orgasmo. Debo decir que esta era mi primera experiencia con el sexo oral, pero tambi�n era mi primera experiencia provocando un orgasmo a una mujer. Fue una experiencia muy especial y adictiva.
Tamara me ense�� a no ser un eyaculador precoz, ella me hab�a recriminado el hecho que no hab�a aguantado m�s de dos minutos. Desde aquel d�a adem�s de clases en espa�ol, practic�bamos con m�s tiempo el sexo oral. Cuando yo daba se�ales que me quer�a venir, ella me mordiscaba la punta del pene, me apretaba m�s los huevos, o simplemente me ara�aba la espalda o los pectorales para sacarme de la deliciosa sensaci�n. Un d�a creo que midi� el tiempo de media hora mamando sin yo eyacular, fue el d�a que me dijo que hab�a pasado el examen.
La pas�bamos rico con Tamara, hasta el d�a que su querida madre nos sorprendi� cuando yo disfrutaba de mamarle las tetas a Tamara. Aquella tarde se abri� la puerta del cuarto y la madre de Tamara nos dio esa mirada seria sin decir nada.