Relato: PERIODISTA ENCARCELADA



Relato: PERIODISTA ENCARCELADA

Aquel a�o decidimos ir a investigar y hacer un articulo de la droga en latinoamerica soy SANDRA es de profesi�n de periodista investigaci�n que la llevado a diversos lugares del mundo. No quiero exagerar pero ha visitado m�s de veinte pa�ses, desde grandes con Estados Unidos o China hasta peque�os como GILBRALTAR , llevaba en aquel pa�s ex�tico tres meses como periodista y que aunque los asuntos pol�ticos estaban revueltos, no cesaba de comentarnos a trav�s de sus correos, lo maravilloso que resultaba vivir all�.

�bamos a estar un mes,adem�s, nos has hablado maravillas de este pa�s. llegamos a su casa rudal. Viv�a en una zona residencial de la ciudad, bien cuidada y con fuertes medidas de seguridad en la que la mayor parte de la que lo habitaban eran extranjeros.

Ten�a una mujer interna era PAZ ,casa que se encargaba de las labores dom�sticas. Celebramos el encuentro, saliendo a cenar a un lujoso restaurante de la ciudad, y nos acostamos tarde.

Quedamos al d�a siguiente en acudir a la oficina con RAUL que estaba situada en un barrio de la capital. Nos dijo que cogi�semos un taxi y que despu�s ir�amos a un restaurante junto a una playa preciosa, donde pasar�amos el resto del d�a.

Normalmente trabajaba solo, mandando la informaci�n de lo que suced�a en el lugar al resto del mundo .Nos presentamos, tal como hab�amos hablado en su despacho. Nuestro amigo nos estuvo explicando la represi�n que exist�a, con focos revolucionarios que se saldaban frecuentemente con heridos en sus enfrentamientos con las fuerzas de seguridad del pa�s.

Estuvimos investigado y captamos con la camara varias fotos de la policia pegando un tiro a un traficante y quedanse la droga ellos.Normalmente trabajaba solo,mi novio y yo nos fuimos rapido y escondimos la targeta de la camara ,pero alguien nos vio como marchamos y nos fuimos a la casa rudal , muy nervioso RAUL y eso que esun tio alto corpulento y con barba y melena larga parece un guitarrita de rock....

Estuvimos charlando distendidamente, cuando de repente, son� el timbre de la puerta. Not� como RAUL mostr� cara de asombro al o�r las voces. Me asust� mucho.

Abran, polic�a. Se oy� al otro lado de la puerta.

En ese momento, mi coraz�n comenz� a latir fuertemente. RAUL les abri�, y varios hombres uniformados entraron de forma violenta en el peque�o habit�culo que nos encontr�bamos

El que parec�a el jefe, un militar de no m�s de 35 a�os, dio orden de registrarlo todo, algo que hicieron de forma bastante violenta. Yo me encontraba aterrada, y s�lo acertaba a decirle que �ramos extranjeros, a lo que se limit� a responder gritando que nos call�semos, si quer�amos salir de all� con vida.

Los polic�as entregaron varios documentos al hombre que estaba al mando, que adem�s se apropi� del ordenador port�til de RAUL .

Bien, llev�roslos a todos de aqu�. Dijo el capit�n.

Nos bajaron de malas maneras por las escaleras, en la que hab�an m�s hombres uniformados para introducirnos en una furgoneta, nos taparon los ojos y nos ataron las manos en la espalda con unas esposas.

Cuando llegamos, nos introdujeron en una habitaci�n grande y nos quitaron las vendas de los ojos. Era una sala di�fana, que deb�a haber sido un antiguo gimnasio, puesto que a�n conservaba las espalderas colgadas en la pared, en las que fuimos esposados..

A los pocos minutos entraron tres hombres. Uno de ellos era el capitan que nos hab�a arrestado, acompa�ado de otros dos mandos militares.

Vaya, tenemos aqu� a unos subversivos que quieren derrocar a nuestro presidente.
Para nada, capit�n, yo soy periodista, estos mis amigos que s�lo est�n pasando unas vacaciones aqu�, dije yo
No me repliques, hablar�s cuando yo diga que puedes hablar, hasta ese momento quiero que te calles.

Los tres militares fueron caminando entre nosotros, hasta que llegaron a mi.

Y t�, zorra, qu� co�o has perdido en este pa�s?

El tono me asust�. Comenc� a temblar. Mi novio salio en mi defensa, pero con unos fuertes gritos le amenazaron.

El capit�n, hizo entrar a dos soldados rasos, armados con pistolas, situ�ndolos en cada una de las esquinas de la sala.

El tono del militar, tal como nos hablaba, a�n me hizo temblar m�s. Qu� se propon�an? No �ramos ciudadanos de este pa�s, pero nos estaban tratando como aut�ntica basura.

Tu amiga es muy guapa, dijo sonriendo, dirigi�ndose a RAUL
Dejadnos en paz. Adem�s, ellos no tienen nada que ver con mi labor como periodista, s�lo han venido de vacaciones.

Iba vestida con unos pantalones vaqueros cortos, tipo ce�idicimos , camisa azul, sin mangas, puesto que hac�a calor, as� como unas botas altasen los pies. El capit�n se acerc� a mi y comenz� a acariciarme la cara y el pelo.

Una mujer rubia, eres una preciosidad. No estamos acostumbrados a tener visitas tan distinguidas por aqu�. Dijo riendo.
Qu� quiere de nosotros, somos ciudadanos extranjeros. No tenemos nada que ver con este pa�s, le dije indignada.
No te enciendas, preciosa, guarda tus fuerzas.

Con su dedo �ndice, recorri� mi frente, baj� por mi nariz y boca, pasando entre los pechos, recorriendo los botones de mi camisa, hasta llegar a mi ombligo.

Una se�al suya fue suficiente para que de inmediato, uno de los soldados soltase mis esposas. Con ayuda del otro soldado, me llevaron en volandas hasta una habitaci�n de unos veinte metros cuadrados. Tan s�lo ten�a una peque�a mesa, unas sillas y un peque�o mueble a uno de los lados.. Las paredes estaban desnudas, con tan solo unas poleas en el techo
Volvieron a colocarme las esposas, esta vez por delante, y los dos soldados salieron de la sala, para a continuaci�n entrar de nuevo el capit�n y otros dos mando bien vestidos, que luego supe que eran comandante y coronel de aquel corrupto ej�rcito.

Vaya, capit�n, ten�a usted raz�n. Es madura pero se conserva muy bien.

El capit�n deb�a ser algo m�s joven que yo, mientras que los otros dos mandos superiores rondaban los 50 a�os. Entre los tres me agarraron y situaron mis manos esposadas colgadas de una polea.

A ver, putita, vas a decirnos que co�o haces en este pa�s?
Estoy de vacaciones. He venido con mi novio a ver a un amigo. S�lo somos turistas.
Turistas de sol y playa?, dijo el coronel riendo
�bamos a ir a la playa hoy. A comer a un restaurante junto a ella, y a pasar el d�a all�, hasta que ustedes nos han arruinado la jornada.
Veamos si es verdad que ibas a ir a la playa. Dijo el coronel.

Los otros dos hombres me agarraron y comenz� a desabrochar mi camisa, quedando abierta y a su vista mi sujetador.

As� que no llevas puesto el bikini, y pretendes que nos creamos que ibais a ir a la playa? Por cierto, hab�is visto que tetas tiene la zorra?
Lo llevaba en la bolsa que se ha quedado en la oficina de nuestro amigo, por favor, cr�anme.

Empezaba a estar muy asustada, por lo que decid� cambiar mi estrategia. Les ment� para que me dejaran en paz, o al menos ese era mi objetivo.

Si, soy periodista y he venido a escribir un reportaje sobre lo que est� sucediendo aqu�, as� que su�ltenme inmediatamente.
Vaya��� As� que contar�s lo mal que se porta el ej�rcito, verdad?

Se acercaron a mi cara, me besaron en las mejillas, mientras el dedo del coronel baj� por mi escote, entre mis pechos, hasta llegar al bot�n de mis pantalones.

Mis manos estaban colgadas de la polea, intent� echarme para atr�s para evitar que me lo desabrochara pero mi culo, tropez� con las manos del capit�n.

Bonito culo, muy prieto, como a mi me gustan, dijo

Acarici� mi trasero y lo empuj� hacia adelante, lo que aprovech� el coronel para desabrocarme el pantal�n, y tirar de la cremallera hacia abajo. El capit�n hizo el resto del trabajo, deslizando el pantal�n por mis caderas, con cuidado de no bajar a la vez el tanga. Mientras comenc� a gritar, a insultarlos en voz alta, pero no sirvi� de nada.

Puedes gritar todo lo que quieras. Te aseguro que en esta sala ha gritado gente mucho m�s de lo que puedas hacerlo t� y con la insonorizaci�n, no se oye nada fuera.


Ahora si estaba realmente asustada. Aquellos delincuentes me hab�an dejado en ropa interior. Nunca pens� que se hubieran atrevido a tanto.

Me encontraba con un peque�o tanga y el sujetador, ambos de color blanco, mi camisa totalmente abierta y delante de tres hombres en un lugar, en los que mis derechos no val�an nada. Gritaba y pataleaba, pero s�lo consegu�a incrementar sus risas.

Empezaron a acariciarme las nalgas, Yo intentaba moverme, pero al estar atada al techo, s�lo consegu�a dar peque�os pasos cortos, en c�rculo, imitando un esperp�ntico baile.

Not� como uno de los hombres agarraba mi cintura y me acerc� a �l. Comenz� a besarme por el cuello y los hombros. Sent� otra boca al otro lado de mi cara, mientras que unas manos, paseaban libremente por encima de mis pechos.

Se separaron de mi, no sin antes recibir un fuerte cachete en el culo. Mis ojos estaban cerrados, y cuando los abr� vi al comandante con un enorme cuchillo en frente de mi.

Comenc� a gritar y a suplicar que no me hicieran da�o. Les volv� a decir la verdad y a contarles que era una turista y hab�a venido con mi marido a pasar las vacaciones.

Ahora cambias la versi�n de nuevo? Dijo el capit�n.Donde esta la tarjeta SD de la camara o sino de mato a tu y perro de tu novio
Por favor, cr�anme, no soy nadie que perjudique .
Quiero ver esas tetazas que se cubren con ese estiloso sujetador, expuso el comandante acercando el cuchillo a ellas.
No, no, por favor, no, supliqu� llorando y chillando.

Sent�a la afilada punta del machete en mi estern�n. Respiraba de forma agitada, tem�a que en cualquier momento me lo pudiera clavar, pero eran otras sus intenciones.

Agarr� mi sujetador por el punto en el que se un�an las dos partes que cubr�an mis pechos. Estos quedaron tapados por las copas. Despu�s, cort� cada una de las gomas que lo sujetaban por encima de mis hombros.

Mis tetas eran muy grandes, as� que la prenda no se cay� por si s�la, quedaron las copas agarradas a mis pezones, que fruto del nerviosismo, estaban de punta. Con la punta del cuchillo fue desplazando poco a poco la tela que los tapaba, primero de una y luego de la otra, hasta dejar mis pezones a la vista de mis tres verdugos.

Sigui� jugando con el cuchillo, hasta que metiendo la mano por la espalda, debajo de mi camisa, consigui� hacer caer el sujetador al suelo.

Jocosamente, los comentarios sobre mi cuerpo, mis pechos y mi culo me sonrojaban. Empezaba a darme cuenta que iba a ser violada.

No sab�a que hacer. Estaba indefensa. Nadie iba a venir a ayudarme. Los hombres me besaban. Sacaban sus lenguas y las pasaban por mi cara. Me tocaban los pechos sin ning�n reparo.

Por favor, , d�jenme marchar.
Las mujeres europeas, vais muy bien depiladas, verdad? Aqu� son m�s decentes, llevan pelo en sus partes �ntimas, como nosotros. T� vas depilada?

No contest�. Lloraba y s�lo les ped�a que me soltasen.

Ahora te soltaremos..................las bragas. Diciendo esto el comandante riendo.

Rompi� por un lado mi peque�o tanga. La tela cay� ligeramente, pero a�n cubr�a mi sexo aunque supongo que para ellos la situaci�n era de lo m�s er�tica. Hizo lo mismo por el otro lado y ahora si, mi rajita qued� al descubierto.

Cerraba las piernas para evitar que cayese mi tanga al suelo aunque ya no me tapaba nada. Los hombres giraban a mi alrededor y me observaban. De repente not� un tir�n fuerte, por detr�s, por la de mi braguita, quedando totalmente desnuda, con tan s�lo una camisa abierta ante la mirada de excitaci�n de los militares.

Nunca hab�a visto un co�o tan perfecto. Sin pelo se ven mejor las rajas. Lo tiene bonito, s�lo una peque�a l�nea de vello por encima.

Volv� a suplicar que me soltaran y me dejaran ir. s�lo estaba de vacaciones. Entonces, el coronel les orden�.Cuando termin� de leer los cargos del arresto ,era solamente la primera parte.

S�, seguramente luego tendr� que pasar a alguna otra sala. Generalmente de aqu� van a la de violaci�n y luego a la de electricidad.

Una vez atada, qui�n iba a castigarla tom� el l�tigo en sus manos. Era realmente un instrumento de temer.

El primer azote fue dirigido al culo, en su parte media, pero debido a la longitud del l�tigo, la cola rode� el cuerpo de la joven, golpeando las bolitas de acero en el bajo vientre.

A pesar de lo riguroso del azote, SANDRAo no emiti� quejido alguno. En la posici�n en que estaba, le era completamente imposible defenderse. Todo su cuerpo quedaba a merced de su torturador. Se fueron sucediendo los azotes junto con la aparici�n de marcas muy notables sobre la piel blanca , de la muchacha.

Cuando hab�a recibido alrededor de treinta azotes comenz� a emitir algunos gemidos. A estas alturas su culo estaba completamente cubierto de marcas y todav�a faltaban setenta. Algunos m�s fueron dirigidos al culo y luego los restantes a la espalda. Justamente los azotes que castigaban la espalda tambi�n lo hac�an en las tetas con las bolitas de acero.

Los primeros azotes fueron dirigidos apenas por encima de la entrepierna, otros a la altura del ombligo y algunos m�s a los muslos. SANDRA estaba exhausta y casi no se quejaba mientras su cuerpo se cubr�a de m�s y m�s marcas. Al finalizar los 60 azotes, su cara, ba�ada de l�grimas, estaba inclinada sobre un costado. Todav�a le faltaban algunos castigos�

Luego de unos minutos, el hombre encargado del castigo tom� la vara de 120 cent�metros y se dispuso a azotarla en las tetas. Yo no pod�a siquiera imaginar el dolor que le causar�a y menos pod�a imaginar que ella se prestara sumisamente a semejante tratamiento e incluso que haya sido ella misma la que prefiri� ser entrenada as�.

Su verdugo levant� la vara y la impuls� con fuerza directamente a sus tetas. El impacto fue terrible, dejando de inmediato la marca sobre los pezones. Nuevamente la joven se contuvo para no gemir, aunque en su estado hasta quejarse, gritar o sollozar le implicaba un esfuerzo por encima de lo que pod�a.

Sin detenerse cogio los pezones y ato a un fino hilo despues de chupar y succionar los pezones y ver�n que se encuentran firmes y que no se deterioran por los castigos. Los ataron a una polea del techo y ver� qu� el�stico son. No se arruinan con los castigos. Note que mi pechos estaban duros .-

- es mi intenci�n provocarte dolor apret�ndote los pezones.-

-Salvajes no soy ,esclava ,me duele salvajes,ellos apretaban mas la polea los pechos subia ,mas y mas los pezones casi sagraban .

-Creo que tengo m�s preguntas por ahora. Me parece que esta conversaci�n te ha puesto algo cachonda. Veo los labios brillantes.-

-Es cierto. �No sabe lo que me gustar�a que me violaran!, pero terminada la entrevista me van a torturar. Eso ya me lo anunciaron.-

As� terminaba la entrevista. Creo que estaba m�s confundido que cuando llegu�.
on los azotes en las maltrechas tetas hasta completar el n�mero de 60. El estado en que quedaron las mismas era indescriptible. Cubierto de marcas rojas y moradas, parec�an muy diferentes a las redondas y turgentes que hab�amos visto una hora antes.


Soltadla. Dijo con voz seria al capit�n y al comandante.

Pens� que todo hab�a terminado, pero nada m�s lejos de la realidad. Lo que hicieron fue soltarme las esposas y descolgarme. Me obligaron a sentarme en una banqueta, mientras los tres militares se sentaron a mi lado en otras tantas sillas

Estaba aterrorizada. Comenzaron a tocarme. Yo intentaba desplazar sus manos como pod�a, pero eran seis y yo poco pod�a hacer. Volv� a suplicarles, diciendo que era una mujer , mientras intentaba que me acariciasen lo menos posible.

Sabemos que no eres casada. Tu movio est� en la otra sala. Seguro que con �l eres m�s cari�osa. No se est� quieta la puta, atadla de nuevo. dijo el coronel.

De nuevo me colocaron las esposas, esta vez en la espalda, por lo que tuvieron v�a libre sobre mi cuerpo y comenzaron de nuevo a pasar sus asquerosas manos sombre mi piel.

Les escup�a, insultaba, pero ellos hac�an caso omiso. S�lo pasaban sus manos por mi cuerpo centr�ndose en mis pechos y mi sexo. Me sent�a sucia. S�lo intentaba tener mis piernas cerradas lo m�ximo posible para evitar que me metiesen los dedos.

Coloqu�mosla encima de la mesa, estaremos m�s c�modos.

Me cogieron entre los tres y en volandas, me situaron encima de la mesa. S�lo llevaba mi camisa, ya desabrochada, mientras que ve�a en el suelo mi ropa interior, hecha gui�apos.

Por favor, por favor, por favor, d�jenme, dec�a en voz baja mientras ten�a mis ojos cerrados.
Si eres buena, te marchar�s pronto

Estaba tumbada en la mesa. Me separaron las piernas. Ahora ten�an v�a libre para tocarme y verme todo lo que quer�an. No quer�a mirar, s�lo me limitaba a decir basta, y que era una mujer .

Me separaron las piernas, y not� como varios dedos empezaron a acariciar mi co�o. Not� dos bocas en mis pechos, succion�ndolos y lamiendo mis pezones.

Sent� dos manos que agarrando mis tobillos hicieron que abriese m�s las piernas.

Dado mi mayor rango, ser� yo quien le haga un examen exhaustivo. Dijo el coronel.

Despu�s de hacer un simulacro de registro, en el que sus manos se pasearon a su antojo por mis pechos y mi vagina, se dirigi� directamente a mi co�o y meti� el dedo hasta el fondo. Comenc� a gritar y a moverme, pero con mis manos a la espalda y sujeta por los tobillos, poco m�s pod�a hacer a parte de moverme y gritar. Levantaba mi culo de la mesa, lo que hac�a que ellos hicieran comentarios obscenos y a�n les excitase m�s.

Notaba su dedo dentro de mi vagina. No pod�a soportarlo. Quer�a morirme en aquellos momentos.Encontraron la tarjeta de la camara SD que habia escondido en mi interior ,ya estaban contetos los cabrones ...... mientras retuerce mis pezones o me abofetea, ya no me deja tener orgasmos sino es con dolor. Dice que asi no se olvidar� quien manda siempre.

Comandante, puede usted seguir con el dedo? Pretendo que me haga una mamada a la vez que usted la excita.
No, por favor, volv� a suplicar

Sab�a que aunque me quejara, no ten�a nada que hacer ya que mis palabras no obten�an ninguna respuesta.

Dej� de hablar cuando la polla del coronel se introdujo en mi boca. Casi no pod�a respirar porque mis llantos hab�an taponado la nariz, O�a a los hombres hablar aunque no sab�a lo que dec�an.

Voy a comerle el co�o, o� a lo lejos, aunque no sab�a si era el capit�n o el comandante.

Not� como una lengua se introduc�a entre mis labios vaginales, mientras dos fuertes brazos me obligaban a mantener las piernas abiertas. No pod�a pensar, el olor acre del miembro del coronel en mi boca y la lengua del otro oficial en mi sexo me volv�a loca de verg�enza, humillaci�n y asco.

Despu�s de varios bamboleos, el l�quido del hombre inund� mi boca. El sigui� agit�ndome, por lo que no tuve la oportunidad de escupirlo y todo ello pas� a mi garganta.

D�mosle la vuelta, dijo el comandante. De nuevo, entre los tres, como si fuera un fardo, me giraron, quedando de espaldas a ellos. Comenzaron a manosear mi culo, lo separaron y uno de ellos introdujo un dedo dentro de mi ano.

Est� bien prieto, dijo riendo. Creo que lo voy a desvirgar.
No, por detr�s no, lloraba y gritaba desesperadamente.

El comandante me separ� las piernas y se coloc� entre mis piernas. Intentaba apretar mi culo lo m�ximo posible, aunque sab�a que eso s�lo me producir�a un mayor da�o.

De un primer golpe, bati� toda mi resistencia, mientras yo daba un grito desgarrador. Mis manos atadas a la espalda y los otros dos hombres sujet�ndome por los hombros y por la cabeza.

Mis ojos estaban nublados y mis o�dos conmocionados, por lo que s�lo pod�a atisbar los insultos y comentarios que hac�an sobre mi.penetraci�n de mi culo se consum� completa,Me pusieron mantequilla y una porra negra de un palmo me laintrodujeron salvajemete , que a su vez estaba ligeramente dentro de m�, invadiendo solamente con porra mi culo, detr�s de m�, tomado de mis caderas. Cerr� los ojos, estremecedora que jam�s haya sentido.SANDRA grit�, y otra vez sent� el poder de su vagina contraerse, como queriendo orde�arme.



El capit�n, que hab�a visto toda la escena mientras me sujetaba decidi� que era su turno. Sin moverme, fue �l quien me separ� las piernas y su pene quien penetr� en mi ano sin ninguna piedad.

No pod�a soportarlo, ahora ya no era tanto el da�o f�sico como el moral. Si a mi me hab�an hecho esto, como estar�a mi marido?

De nuevo not� el l�quido caliente dentro de mi culo y pens� que al menos, aquello habr�a terminado.

Estoy recuperado, dijo el coronel. No voy a desperdiciar la ocasi�n de probar un co�o tan bien cuidado, depilado y que me est� pidiendo que se la meta hasta dentro.
Sus deseos son �rdenes, dijo el capit�n, mientras entre los tres, me dieron la vuelta y me situaron sobre la mesa, mirando al techo.

El comandante se situ� detr�s, abri� mi camisa completamente para poder tocar mis pechos. Mientras, el coronel se coloc� entre mis piernas e hizo suya mi vagina.

Aguant� considerablemente, disfrutando de cada momento. El coronel aprovechaba a besarme y con ayuda del capit�n, mis pechos eran su feudo, sin parar de magrearlos.

Un mayor esfuerzo del coronel hizo que me diera cuenta que iba a correrse. Lo hizo fuera de mi co�o, resfregando su miembro con el escaso pelo que cubr�a mi co�o.

Estaba llorando. El capit�n me acerc� un rollo de papel para que me limpiara.

En breve ver�s a tu movio..

Me dio los pantalones y las botas, mientras que se qued� con lo que quedaba de la ropa interior.

Me vest� lo mejor que pude, sobre todo intentando que no se moviesen mis pechos, Una vez me hab�a recompuesto, el capit�n me llev� a otra sala, donde se encontraban mi novio.

Est�s bien? Me pregunt�
Si, si. Estoy bien. V�monos por favor.
Mi marido cogi� un peque�o paquete y lo abri� en ese momento. Eran mi sujetador y mi tanga hecho a�icos.

RAULintent� avalanzarse sobre �l, pero dos soldados se lo impidieron.

Salimos del cuartel donde hab�amos sido retenidos cogimos el siguiente avi�n con destino a Espa�a.





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