Siempre hab�a tenido mis convicciones religiosas bien claras.
Por ello no me parec�a bien tener relaciones sexuales antes del matrimonio.
Una de mis novias incluso me dej� por lo mismo. Si le permit�
ense�arselo al cabo de algunas semanas, incluso que me lo mamara pero me
rehusaba a penetrarla por estas convicciones de las que hablo. La otra novia
toleraba mejor estos principios religiosos e incluso se mostraba hasta contenta
porque dec�a que a diferencia de su novio anterior que deseaba penetrarla luego,
luego, yo me dedicaba m�s a ella, bes�ndole de arriba a bajo todo su cuerpo e
incluso pasandome largos minutos con mi boca y lengua en su sexo.
Cuando ella me quer�a complacer la dejaba sin peso de
conciencia pues ning�n embarazo se ha producido vez alguna por venirse en la
boca o cara de la novia. En la Iglesia , a la cual mis padres pertenec�an y yo
ayudaba al t�rmino de los servicios religiosos, gozaba de gran popularidad. El
Padre M. dec�a incluso que j�venes cristianos como yo eran hoy en d�a muy
dif�ciles de encontrar. Debo reconocer, sin embargo, que tentaciones no faltaban
sobre todo entre las propias hijas de los parroquianos, pero no era enteramente
mi culpa.
Muy aficionado a todos los deportes, siempre me he conservado
en muy buen estado f�sico. Por otro lado, mi aspecto algo gabacho, alto de
estatura y de pelo rubio-casta�o, a pesar que mis padres son y se ven bien
latinos, siempre destaca aqu� en San Antonio donde el promedio es mas bien bajo
y medio mestizo. En resumen a pesar que oportunidades no me faltaban, siempre me
deten�a al llegar a aquel punto para evitar quebrar el principio mencionado.
Sucedio que un t�o me consigui� un trabajo de desmalezar un jard�n en una
residencia bastante lujosa en la ciudad vecina de Santo Domingo. Se trataba en
realidad de una casona ubicada cerca de la playa y cuya due�a era una viuda, ya
entrada en los cuarenta. Me explic� que su marido, un corredor de propiedades,
hab�a muerto de manera repentina y que era �l realmente el dedicado a supervisar
el mantenimiento de la yarda .
Que el nuevo jardinero se har�a cargo una vez desmalezado el
cesped. Durante el d�a mientras trabajaba bajo un sol ardiente de verano
pensando como emplear�a el dinero ganado, me percat� varias veces que la viuda
me obserbaba desde una especie de altillo. Por considerarla algo mayor y reci�n
enviudada me imagin� que s�lo estaba supervisando mi trabajo. Al terminar la
faena y mientras me ba�aba en el jard�n con una manguera se acerc� para decirme
que quedar�a mas asiado tomando una ducha adentro, pero al querer entrar a la
casa me indic� que me sacara los shorts ya que estaban muy llenos de tierra. No
me pareci� raro porque adem�s estaban goteando y yo se como se resiente la
madera
con el agua. Me indic� que el ba�o estaba en el piso superior
a la derecha y que s� pod�a usar sus toallas una vez sin tierra. Al notar mi
vacilaci�n, me dijo que a pesar que conoc�a de anatom�a masculina por haber
estado alg�n tiempo casada, se voltear�a para que yo me sintiera mas c�modo. Al
recorrer el pasillo ya sin nada encima y llegar a las escaleras observ� que no
s�lo hab�a pasado ya un ba�o en la planta baja sino que la viuda
se hab�a vuelto de frente y me miraba toda risue�a mientras
yo sub�a las gradas. Al salir de la ducha record� que s�lo hab�a tra�do esos
shorts tierrosos dejados cerca de la entrada, pero al parecer la viuda ya hab�a
adivinado mi pensamiento porque a trav�s de la puerta que yo hab�a cerrado con
pestillo, me indic� que me pod�a regalar fina ropa interior y uno de los ternos
de su finado marido de alta confecci�n italiana . Sal� s�lo con una toalla en la
cintura y el traje que me ense�� si era de buena calidad incluso con colleras
doradas en las mangas.
Como soy muy honesto le suger� que me lo diera a cambio del
dinero del d�a, ya que tambi�n inclu�an uno par de zapatos de mocas�n , casi de
mi n�mero y muy bien lustrados. Ella me contest� que el dinero lo ten�a bien
ganado, que no me preocupara pero que si la pod�a complacer, si no me sent�a muy
inc�modo, haciendo algunas flexiones para ella ya apreciaba muchachos con buen
f�sico. Me pareci� una contradicci�n despu�s de haber tomado reci�n una ducha y
sin haber comido comenzar a sudar otra vez haciendo flexiones boca abajo y
desnudo en su terraza. Mas a�n cuando me pidi� que hiciera otras diez, esta vez
separando bien las piernas y sin verguenza porque como ya me haia dicho, conoc�a
bien de anatom�a masculina. Las acab� bien r�pido cont�ndolas pero al ponerme de
pi�, me rog� que antes de vestirme si pod�a saltar cerrando brazos y piernas al
mismo tiempo y al sonido de sus manos. Le dij� que ser�a la �ltima serie de
ejercicios
que har�a para ella ya que estaba realmente cansado por el
trabajo del d�a y me quer�a retirar. Mientras saltaba , cerrando y abriendo
brazos y piernas al ritmo de sus palmas, mi �rgano obviamente todo suelto
bailaba tambi�n al compaz de mis subidas y bajadas lo que a la viuda le causaba
mucha gracia. Ya sienti�dome bastante humillado y molesto por su risa me atrev�
a decirle que si le parec�a todo esto tan gracioso que cambiaramos los papeles y
que esta vez fuera yo el expectador. Para mi sorpresa comenz� a desnudarse en el
acto, sacandose rapidamente la blusa para mostrar dos melocotones que aunque no
tan duros como los de mi novia, si eran de mayor tama�o que los de ella. La
falda y unos calzones rosados bien sexy se los saco de espalda.
Sus nalgas, aunque bien blancas por no estar bronzeadas como
el resto, si estaban muy bien formadas e incluso por comparaci�n hasta
superiores a las de Ch . Ri�ndose me dijo que ahora estabamos en igualdad y
acerc�ndose bien hacia mi, todav�a de espalda y sin volterase se agach�
separando sus piernas al punto de no dejar ning�n secreto en esa deliciosa �rea
que yo no pudiera admirar.. Al verle por detras esos exquisitos labios
semiabiertos cubiertos con pelo casta�o como el de su cabeza, y todav�a
agregando que har�a lo que yo quisiera para complacerme, sent� que me recobraba
y el cosquilleo de un principio de erecci�n. Como ten�a hambre, sent�ndome en la
terraza, le ped� un par de sandwiches y mientras me los com�a me hizo una danza
tan er�tica que acabe dejando sin comer parte del segundo pan. Ella notando mi
erecci�n escondida bajo el plato, me lo comenz� a mamar con tanta pasi�n que no
se detuvo all� y empuj�ndome hacia el borde de la silla sigui� bajando su cabeza
hasta alcanzar los test�culos .
Todo con tanto entusiasmo que sin poder resistir mas me vine
con tanta leche sobre ella que al pararse le corr�a cara abajo hasta la cintura
y los muslos. Not� que ella tambi�n deseaba ser complacida, pero eso si le ped�
que se duchara primero ya que a pesar que cualquier flujo de cuerpo de mujer me
exicita me disgusta el contacto o olor de semen aunque sea propio. Me invit�
entonces a esperarla en su dormitorio, y todav�a humeda proced� a besarla en la
forma que acostumbro con mi novia, pero all llegar a su sexo me pidi� que nos
procuraramos placer mutuamente ya que la excitaba aun mas el tener, al mismo
tiempo, mi �rgano en su boca .
Mientras yo le introduc�a mi lengua en su sexo estimulando su
clitoris con r�pidas pasadas como lo hago con mi novia, note que no s�lo me
besaba y lam�a el �rgano y su saco, sino que en su pasi�n segu�a mas alla,
recorriendo con su lengua toda mi partidura, ahondandola incluso en los
territorios mas privados. Co tanto placer estaba a punto de venirme nuevamente
con todo cuando la viuda notando �sto me pidi� que lo hiciera en su interior
pero con bastante follaje primero. Intent� explicarle entonces mis principios
religiosos, pero me contest� que aunque los respetaba, en el caso de ella , el
penetrarla deb�a yo considerarlo mas bien como un apostolado ya que su finado
marido la hab�a dejado siempre insatisfecha y se sent�a bastante frustrada. Con
sus piernas ya abiertas y sintiendo mi verga como acero, decid� entonces hacer
una excepci�n al principio y complacerla.
Al principio mas bien suave por lo desconocido, pero luego
aceler� el ritmo y comenc� a pedido de ella, a clavarla cada vez con mas fuerza
y llegando m�s y mas adentro. A pesar que apenas pod�a con tanta excitaci�n de
esta nueva experiencia y que mi verga quer�a como un volcan explotar con cada
penetrada, me mantuve inflexible entrando y saliendo por casi quince minutos,
hasta que sus gritillos llegaron a ser verdaderos alaridos de placer y not�ndola
ya con multiples orgasmos, decid� venirme con todo.
Al hacerlo ssent� un placer tan grande sobre todo en el �rea
de los sacos que endurec� bien el trasero y la segu� follando por un rato,
sintiendo ese misma sensacui�n deliciosa con la derramada de cada penetrada. La
viuda me tom� mucha estimaci�n , contrat�ndome como su jardinero privado. A
pesar que mis padres no se explicaban como los Sabados me iba sin tener siquiera
herramientas de jardiner�a, yo sab�a que no requer�a mas que las propias para
complacerla. Mientras tanto, yo con mi novia mantuve mis principios religiosos
de no brincarmela, a pesar que me era muy dificil mantener estos votos despu�s
de haber probado el verdadero placer.
La viudad sorpresivamente se fue a vivir a Europa dej�ndome
pagado los estudios de contabilidad aqui en V. Todav�a sostengo que es muy
meritorio para un hombre el poder llegar al altar sin haber nunca tenido
relaciones sexuales con su novia o alguna otra muchacha , pero reconozco que la
tentaci�n es muy grande una vez que se ha hecho la excepci�n, aunque haya sido
por razones mas bien altruistas y desinterezadas como fu� mi primera vez.