Relato: MI INICIO EN LA PROSTITUCION A los 15 a�os hay muchas cosas que no entiendo bien. Por ejemplo, la insistencia de mis t�as en criticar la ropa que usaba. Que si la falda era muy corta; que si la blusa era demasiado transparente; que si iba a terminar de puta�etc�tera, etc�tera.
Por m�s esfuerzos que hac�a para complacerlas o al menos para evitar sus comentarios muchas veces ofensivos, todo parec�a in�til. Cada vez se empe�aban m�s y m�s en hacerme sentir lo peor de lo peor.
Estaba harta, quer�a decirles que si, que quer�a terminar acost�ndome con el que me lo pidiera o mejor aun, que iba a ir a una esquina y cobrar por que me cogieran. La verdad es que no me atrev�a a decirles algo as� pero ya me ten�an el h�gado lleno de bilis.
Con todos esos comentarios terminaron por sembrar una semilla de curiosidad en mi mente.
Hu�rfana desde los ocho a�os y sin hermanos a quienes recurrir para depositar mi confianza, me arm� de valor para platicar de esas cosas con mi amigo Mariano, ocho a�os mayor que yo.
-�Mariano, crees que me visto muy vulgar?
-Claro que no, te vistes como cualquier chica de tu edad.
- �Porqu� mis t�as insisten en que me visto muy provocativa?
-Tus t�as son unas solteronas empedernidas, me extra�a que no usen h�bito.
Finalmente me arm� de valor para hacerle la pregunta que m�s me interesaba.
-�Tu crees que voy a terminar como una puta?
Mariano me mir� desconcertado, por unos momentos no supo qu� responder. Finalmente habl� pero not� un temblor en sus palabras.
-No les hagas caso, claro, como ellas nunca se acostaron con un hombre. Adem�s esa es una decisi�n que solo tu puedes tomar, no dejes te hagan la vida de cuadritos.
Despu�s de esa charla nuestra amistad se hizo mucho mas estrecha, sol�a recurrir a �l para quejarme de las groser�as de mis t�as. Sus palabras me hab�an dado mucha confianza sin imaginar que eso dar�a un giro a mi vida.
Con la amistad, fue creciendo mi curiosidad Cada vez le preguntaba cosas m�s �ntimas. La realidad de las cosas es que me calentaba con solo preguntarle cosas.
-Mariano, dime �qu� es sexo oral?
-Mira, eso es cuando la mujer o el hombre hacen caricias en el pene o en la vagina pero con la boca.
-�Tu crees que alguien me quisiera hacer eso alg�n d�a?
-Estoy seguro que si, seguramente habr� m�s de uno que quiera hac�rtelo.
Me gustaban sus respuestas claras y tambi�n me gustaba que cuando me escuchaba no pod�a reprimir su excitaci�n. Mi curiosidad hab�a aumentado tanto que termin� rentando pel�culas xxx y viendo revista pornogr�ficas como una adicta.
Un d�a de tantos, despu�s del colegio Mariano me invit� a tomar un helado.
-hay algo que quiero decirte pero por favor no te ofendas, �esta bien?
-Claro, dime.
-Mira�mmmm��como decirte?....
Sus tartamudeos me provocaron una ternura inmensa, parec�a estar perdido en medio de un desierto. Sonre� y le ped� que me dijera lo que fuese con toda la confianza del mundo.
-Es que no s� c�mo lo vas a tomar.
-Solo dilo y si es algo malo, simplemente lo olvidamos ok?
-Ok, ver�s, comet� la indiscreci�n de platicar con alguien de ti.
-�A qu� te refieres?
-Bueno, es solo que le coment� a un amigo que me haces preguntas muy indiscretas y�este�
En ese punto me sent� de veras enojada con Mariano.
-Dime Mariano, que diablos le has dicho a tu amigo.
-No te enojes, solo le dije que eras una chica con muchas dudas y�
-�Y que? -Mi enojo era muy evidente as� que se apresur� a terminar de declarar su fechor�a.
-Bueno, me dijo que si t� quisieras, �l podr�a aclararte tus dudas en la cama, �claro que pagar�a!
Sus �ltimas palabras fueron como una cubetaza de agua helada. Simplemente me levant� y me dirig� furiosa hacia la puerta. Cuando estaba a punto de cruzarla escuch� algo m�s.
-�Por favor, pi�nsalo!
Llegu� a la casa con ganas de romper todo y ese estado de �nimo me dur� toda la semana. Sin embargo, al llegar el fin de semana algo muy extra�o me sucedi�.
So�� que estaba en una esquina vestida con una minifalda s�per corta, Medias caladas, zapatillas muy altas y un top. Ten�a una gargantilla barata y estaba demasiado maquillada. Un auto se deten�a a mi lado y por la ventanilla se asomaba Mariano y me dec�a:
-�C�mo va la noche Reina?
-Mal mi amor.
-No te preocupes cielo, te acabo de conseguir tres clientes que pagan bien solo que vas a tener que hacerlo con los tres al mismo tiempo y durante toda la noche.
-Lo que t� ordenes papacito.
Me despert� totalmente confundida y excitada, nunca pens� que la idea de ganar dinero vendiendo mi cuerpo estuviera tan metida en mi cabeza. Ese fin de semana sent� tuve pensamientos contradictorios. Por un lado me consideraba una chica decente y pero por otro, sent�a que dentro de mi hab�a una puta dispuesta a todo con tal de satisfacer su necesidad de placer.
El lunes siguiente encontr� a Mariano. �l no me miraba a los ojos desde nuestra charla en la cafeter�a. Me acerqu� a su o�do y simplemente le dije una palabra:
-ACEPTO
No dijo nada, una sonrisa se dibuj� en su rostro despu�s de salir de la sorpresa.
Dos d�as despu�s, me dio un paquete y un papelito que simplemente ten�a una direcci�n y una hora: las siete de la tarde. Al final estaba escrita una frase que me tranquiliz� un poco "Yo voy a estar en la puerta"
Llegu� a mi casa con el coraz�n desbocado y ansiosa de saber qu� conten�a el paquete. Lo abr� y fui poniendo sobre la cama su contenido:
Una tanga de hilo dental color rojo, Un brassiere con hoyos a la altura de los pezones, rojo tambi�n, Una minifalda que apenas llegaba al nacimiento de las nalgas, Unas medias caladas muy parecidas a las de mi sue�o, unas zapatillas de taco muy alto y finalmente, una blusita negra muy corta y estrecha. Me vest� en menos de cinco minutos y me mir� al espejo. No pod�a creer lo que ve�a. Estaba convertida en una puta de verdad. Camin� frente al espejo mir�ndome por todos los �ngulos adoptando posturas que me hac�an sentir muy cachonda.
Esa tarde ped� permiso a mis t�as poniendo como pretexto que ir�a a hacer la tarea a casa de una amiga.
Me ba�� muy bien, me vest� con la ropa que me hab�a dado Mariano y encima me puse otra ropa, una falda muy larga que llegaba a mis tobillos, un su�ter negro de cuello alto y tenis.
Al salir, mis t�as que tej�an en la sala me miraron con un gesto de aprobaci�n y mi t�a Consuelo me dijo:
-Vaya, hasta que te vistes como una muchacha decente.
Sonre� para mis adentros y apret� contra mi pecho la mochila en donde llevaba mis zapatillas.
Abord� un taxi y al llegar a mi destino el coraz�n me volvi� al pecho al ver a Mariano sentado en la escalera de unos apartamentos muy alejados de la zona donde yo viv�a.
Cuando se fue el taxi me dijo con una sonrisa de oreja a oreja:
-�Pareces una monja!
Re�mos de su chiste. Con todo descaro (aunque a decir verdad no hab�a nadie en la calle) me dijo que me quitara esa ropa que llevaba encima. A plena acera me quit� la faldota y el su�ter, me deshice de los tenis; me puse las zapatillas y qued� convertida en mi nueva personalidad. Mariano me mir� e hizo un gesto de aprobaci�n.
-�Estas nerviosa?
-Mucho.
-No te preocupes, piensa que es una venganza contra tus t�as. Quer�an una sobrina puta y eso van a tener.
Entramos al edificio y nos acercamos a un de las muchas puertas. Mariano toc� y mientras abr�a un hombre de edad media, sent� que quer�a correr y largarme de ah� pero el brazo de Mariano me ten�a bien sujeta.
-Pasen, dijo el hombre muy emocionado.
Una vez dentro, ellos se alejaron un poco. Vi que charlaban y el hombre le extendi� unos billetes. Mariano se acerc� a m� y dijo con una sonrisa.
-No tengas miedo, yo voy a estar afuera, si algo no te gusta, gritas ok?
Asent� con la cabeza y el hombre y yo nos quedamos solos.
-Vaya, de manera que t� eres Lolita.
Mariano nunca me hab�a dicho que ten�a que cambiar mi nombre pero entend� que era una medida de protecci�n.
- S� Si se�or.
-Mmmmm, pues est�s mejor de lo que me imaginaba. �Puedes darte una vueltecita?
Muerta de la verg�enza, camin� unos pasos y gir� mientras �l ve�a con lujuria mi cuerpo.
-Me gusta tu atuendo, pareces una profesional pero tienes la inocencia de un �ngel.
-Gracias.
-Vas a hacer buena carrera, yo te voy a recomendar muy bien con algunos amigos que tengo, tienen mucho dinero y podr�as ahorrar mucho antes de retirarte. Creo que Mariano ha hecho un buen trabajo.
Lo mir� extra�ada, present� que Mariano no me hab�a dicho la verdad todo al menos no me hab�a toda la verdad.
- Disculpe, �Qu� le dijo Mariano exactamente?
- -�l me dijo que quer�as convertirte en prostituta de categor�a. �Me minti�?
Imagino que mi cara se puso roja del coraje una vez m�s. Mariano era un verdadero hijo de puta. Sin embargo, ya no pod�a (�o no quer�a?) echarme para atr�s.
-N� no, es cierto.
-Ok, olv�date de tu amigo y ac�rcate.
-Si.
- D�jame ver�.mmmm. Tienes buenas tetas. Mientras dec�a esto puso sus manos encima de mis pechos. Acarici� mis pezones por encima de la tela y no pude evitar un estremecimiento.
- �Usted cree?
- Claro, est�s muy desarrollada. Ahora por favor, camina un poco y levanta la mini, quiero ver qu� culo me voy a comer.
Sus palabras surt�an un efecto explosivo en m�. Camine dos o tres pasos y volte� al mismo tiempo que levantaba un poco la minifalda.
-�Muy bien, ese culo pide a gritos una verga!
Se levant� y me pidi� que me quitara la blusa.
Su expresi�n fue de verdadera sorpresa al ver el sost�n con los huecos que dejaban ver mis pezones. Inmediatamente vino hacia m� y comenz� a chuparlos con verdadero deleite provoc�ndome una oleada de placer. Sus manos agarraban mis nalgas con fuerza y empez� a morder mis pezones sin piedad. Empec� a gemir por esa mezcla exquisita de dolor y placer.
-Ahhhh�despacio por favor. Mi s�plica fue ignorada.
-Lo hago por tu bien preciosa, tienes que acostumbrarte a esto si quieres ser una buena puta.
-Mmmmm, es que me duele
-No te voy a lastimar mamita, solo rel�jate.
Coloc� una mano entre mis piernas y otra entre mis nalgas Sus dedos luchaban por entrar en mi vagina que para entonces estaba empapada, separ� las piernas y empez� a meter primero uno, luego dos y finalmente tres dedos Mis manos empezaron a buscar su bulto, lo acarici� y empec� a desabrochar su pantal�n. Unos momentos despu�s, un enorme animal brot� y empec� a acariciarlo. Era grande. Me gustaba tenerlo entre mis manos. Mov� mis manos hacia arriba y hacia abajo, quer�a hacerlo bien. Me susurr� al o�do:
-Eso es�.sabes hacerlo muy bien preciosa� �Se te antoja? �Quieres meterlo en tu boca y mamarlo preciosa? Dime, �quieres tener esta verga para ti solita?
Mis palabras brotaron sin pensarlo dos veces.
-Si, quiero.
-Muy bien nena, en este negocio hay que saber hablar sin inhibiciones. Vamos, p�deme la verga.
No sab�a c�mo dar ese tremendo paso, una cosa era desearla y otra pedirla tan expl�citamente.
-Vamos, que no te de pena.
-Por favor, �me dejar�a chup�rsela?
Estall� en una carcajada.
-Ja ja ja parece que est�s pidiendo un libro en la biblioteca nena� Vamos, puedes hacerlo mejor.
Cerr� los ojos y me arm� de valor.
-�Quiero mamarte la verga!
�l me mir� con sorpresa y sonri�. En ese momento sent� que mis palabras me liberaban por completo. Era como si el solo haberlas dicho me diera un poder que no conoc�a hasta entonces. Lo mir� a los ojos y me alej� un poco. Empec� a moverme lascivamente acariciando mis pechos y mis nalgas, arqueando la espalda para resaltar la redondez de mi culo. Me volv� de espaldas y le ofrec� mis nalgas.
-�Quieres que sea tu puta no?
Me recargu� en una mesa y separ� las piernas mientras mov�a el culo r�tmicamente. Me inclin� y separ� mis nalgas con las manos, la tela de mi tanga se incrust� estimulando mi concha y mi ano. Estaba fuera de m�. Con la mano derecha separ� la tanga quedando al descubierto mi panocha empapada de deseo y mi culito nunca antes mancillado. En esos momentos sab�a que hab�a nacido para ser la m�s putona de las mujeres. Para ofrecerme a los hombres sin reservas.
Me puse a gatas y me acerqu� a �l.
-Vamos, d�jame mamar tu palo.
Se deshizo de sus pantalones en menos de un segundo y de inmediato lo atrap� con los labios. Nunca imagin� que en mi boca cupiera tanto. Sus manos en mi cabeza hac�an que su enorme pene entrara y saliera a placer.
-Eres una puta nena, Desde que entraste por esa puerta supe que lo tra�as en la sangre, �te gusta la verga verdad?
-Si, me encanta.
-Tr�gatela toda.
-Ahhh
Unos minutos despu�s me levant� y me quit� la minifalda. De espaldas a �l pod�a sentir su tranca entre mis nalgas mientras me apretaba las tetas.
Se inclin� recorriendo cada mil�metro de mi espalda, lleg� a mis nalgas y las bes� mientras sus dedos exploraban entre ellas. Puse mis manos en las rodillas para facilitar sus caricias, Su lengua recorri� cada cent�metro y mientras una mano separaba mis nalgas la otra apartaba la tela de la tanga. Lam�a mi panocha como un experto. Me mord� los labios pues el calor que ascend�a por mis piernas era inmenso. Despu�s su atenci�n se fij� en mi culito, sent� c�mo lo abr�a asegur�ndose de que nunca hab�a sido pose�do. Me quit� las zapatillas.
-Vamos putota, mueve ese culo, dijo mientras comenzaba a juguetear con mis orificios metiendo y sacando lengua y dedos.
Las piernas se me doblaban de puro placer. Hab�a perdido la noci�n del tiempo. En ese momento solo quer�a tener en mi vagina algo grande y duro.
-Por favor, m�temela. Mis palabras sonaron como una s�plica
-�Rep�telo!
-No me hagas sufrir�.�c�geme!
-No lo har� hasta que me lo pidas como lo que eres, una zorra caliente.
-Mmmmmmm, �no puedo mas. Por favor, dame esa verga. Quiero que alimentes mi sexo!
Me tend� sobre el piso y abr� las piernas. Me deshice de la tanga quedando solo en el brassiere y las medias y comenc� a acariciarme la vagina. �l me orden�:
-Levanta las piernas. As� lo hice llevando las rodillas hacia los hombros. Se acerc� lentamente y comenz� a chuparme. Levant� los pies hacia el techo disfrutando de su magistral mamada. Cuando parec�a el orgasmo se separ� y se dispuso a penetrarme.
Muchas veces me hab�a masturbado con pl�tanos o zanahorias pero definitivamente, no hay nada como una buena verga. Mis gemidos aumentaban su excitaci�n. Empez� a bombear lentamente y poco a poco subi� la velocidad provocando mi primer orgasmo.
- Ahora volt�ate.
Me puse en cuatro patas y �l me tom� por las caderas. Sent� su tranca buscando mi panocha y cuando hall� la entrada la meti� de un tir�n provoc�ndome un dolor exquisito.
-Ahhh, as�mmmm m�s�.
-�As� puta? �Te gusta? �Eh? Vamos, dilo nena.
-Si�me gusta�quiero que me cojas como una verdadera puta.
Sigui� bombeando y de pronto sent� un dedo h�medo acariciando mi culito. La caricia me excit� much�simo y me prepar� para el paso siguiente. Empez� a penetrarme el culo con el dedo y se sali� de mi vagina.
-Ahora te voy a dar por el culo puta.
Acerc� la cabeza a mis nalgas, pude sentir su aliento. Empez� a lamer y chupar mi culo con tanto �mpetu que cuando se dispuso a penetrarlo yo estaba sin control. Puse los codos en el piso y abr� el culo lo m�s posible.
El dolor fue inmenso cuando me comenz� a penetrar, quise gritar, me mord� el pu�o casi hasta sangrarlo. Despu�s de unos instantes se detuvo y me recuper� un poco. Llev� la mano a mi cl�toris y mientras �l volv�a a la carga empec� a masturbarme.
-Mmmmm, me vengo. Sus movimientos se detuvieron y se sali� de mi culo. En el momento en que llegaba mi segundo orgasmo, sent� un chorro tibio de esperma en mi espalda.
Durante una hora m�s me hizo la mujer m�s feliz del mundo y finalmente nos despedimos.
-Gracias. Mi agradecimiento fue aut�ntico.
-Por nada preciosa. Cuida ese cuerpo nena, con �l puedes hacer buenos ahorros.
Afuera estaba el c�nico de Mariano, me sonri� y no dijo nada. Pens� en reclamarle por todas sus jugarretas pero finalmente creo que solo hab�a le�do mis pensamientos. Caminamos calle abajo buscando un taxi.
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Relato: MI INICIO EN LA PROSTITUCION
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